MOVIMIENTO UNITARIO DEL NORTE (MUN) CAPITULO I Tal vez parezca una locura, una “volada”, una idea demasiada revolucionaria, un atentado a la unidad nacional, un desprecio por la solidaridad o incluso un afán de notoriedad. Antes de esbozar mí proyecto, algunos pensamientos que me han inducido a plantear esta idea a quienes quieran escuchar o leer. Soy nacido en Santiago, llegué a Antofagasta en 1964, a Enero de 2009 tengo 64 años, luego de más de 40 años trabajando en el Norte, me pensioné hace dos semanas. Estos pocos antecedentes quizás no dicen mucho pero debieran bastarle, a cualquiera que lleve tanto tiempo como yo en esta tierra, para compartir mis puntos de vista, argumentos y justificaciones para esta idea. No entiendo de política ni mucho menos de partidos políticos, pero veo con mucha pena el desempeño público de nuestros “representantes”, algunos de los cuales ni siquiera son nortinos. Obras son amores... y, reconozcámoslo, no las vemos como quisiéramos. Mucho se ha criticado a las mineras porque no pagan impuestos y su presencia comunitaria es casi nula. A respecto solo déjenme mencionar que estos últimos años, las mineras pagaron miles de millones de dólares en impuestos directos, sin mencionar el IVA ni el impuesto que paga cada uno de sus empleados; empleados que ven disminuidos sus sueldos en forma importante, sin que vean traducido en bienes y servicios razonables con que el estado le debiera retribuir ese inmenso aporte. En cuanto a presencia comunitaria, creo, sin lugar a dudas, que la de las mineras es bastante mayor que la de las AFP, los Bancos o las Compañías de Seguros, cuyas utilidades, más que millonarias por cierto, nadie analiza ni considera. Cuando leemos lo que el norte aporta al país, no puedo dejar de pensar en lo poco que recibimos a cambio. ¿Han visitado los campamentos del sector norte de Antofagasta? Sus condiciones de “vida” no pueden ser peores y sus esperanzas de mejoramiento son prácticamente nulas. ¿Por qué? Porque no hay “pega”, así de simple. ¿Y por qué no hay pega? Porque las obras públicas en la región son mínimas y los costos de los insumos básicos y la lejanía no hace atractivo el Norte para los inversionistas. Arica, Iquique, Calama, Tocopilla, Taltal, Chañaral, Copiapó, Vallenar y sus pueblos aledaños no ofrecen una realidad muy distinta. Estamos mal, tanto o peor que en el pasado y nuestra “democracia” actual no nos va a ayudar. Para nuestros “representantes” es más interesante hacer el loco en algún programa televisivo, preocuparse de cuestiones personales y de andar buscándose “yayas” unos a otros, que buscar soluciones de largo aliento para las sufridas provincias del Norte. Y ésto, por favor, sin desconocer las necesidades también insatisfechas del Sur de Chile, las que merecen tanta atención como las nuestras. Tal vez también por allá debieran empezar a proyectar el Movimiento Unitario del Sur. Hablar de nuestros problemas sectoriales sería un cuento de nunca acabar. En materia de infraestructura educacional y hospitalaria no me atrevo a hacer comparaciones porque desconozco como está el resto del país, pero sea como sea, lo que quiero plantear es mi disconformidad, por llamarlo de alguna manera, con lo que tenemos. ¿Han tenido que acudir para una atención en el hospital? Gracias Dios he gozado de una razonable buena salud, pero me ha tocado visitar a varios pacientes en el Hospital Regional y lo único que puedo expresar es una enorme angustia al ver las condiciones higiénicas, la calidad de atención y la disponibilidad de recursos, que hace que la palabra “paciente” asuma ribetes de grandeza sublime. Más que pacientes debiéramos llamarlos “mártires”. De las instalaciones fiscales de educación, mejor ni hablar. Y no es que encuentre todo malo. Tenemos una bonita plaza y algunos “detallitos” agradables como las partes nuevas del paseo costero. Es cierto, se hacen cosas, se mejoran algunas, pero veo con tristeza que no es suficiente, no es lo que nos merecemos, en síntesis, no es un reflejo de lo que aportamos. Por todo lo que aportamos, nos merecemos por lo menos un hospital a la altura de la maravilla que tenía Chuquicamata en los años 60, con la capacidad y resolución de un “Hospital Regional”, con los medios que le permitan atender en forma humana a los esforzados nortinos, que no tengan que esperar meses y hasta años por una operación, que no deban acudir a otro centro asistencial porque en el hospital “los rayos están malos”. Quisiera que a los pacientes no se les pidieran hasta el algodón y la tela adhesiva, quisiera, en fin, que cuando alguien llegue al Hospital lo haga con la tranquilidad de que será atendido en forma eficiente y oportuna, por profesionales motivados y bien remunerados. Por todo lo que aportamos nos merecemos colegios seguros, confortables y con los recursos humanos y materiales suficientes para recibir una educación completa y actualizada, que les permita enfrentar el futuro con las mejores herramientas disponibles. Y no le echemos la culpa a los docentes, el sólo hecho de tratar de enseñar a 45 o más alumnos al mismo tiempo ya es un atentado a la docencia. ¿Atención personalizada? ¡POR FAVOR! Por todo lo que aportamos nos merecemos calles y aceras sin hoyos, nos merecemos al menos una doble vía con cuatro pistas hacia Tocopilla, Calama y La Negra, nos merecemos calles avenidas y autopistas que nos den seguridad, comodidad y rapidez a desplazarnos por nuestra larga ciudad. Sí, todos estamos de acuerdo que nos merecemos más, pero ¿cómo lo logramos? Creo que los hechos históricos y recientes confirman que con la actual organización política del país, “la cosa no funciona”. En un afán centralista y de distribución aparentemente antojadiza, nos ha tocado siempre el trozo menor. Es bien sabido aquello que “el que parte y reparte, se lleva la mejor parte”. Y, ojo, no estoy diciendo que las autoridades de gobierno, en lo personal, se lleven la mejor parte, aunque no pongo las manos al fuego por nadie, pero si que están distribuyendo en forma desproporcionada y sin considerar los particulares aportes de las regiones. Tampoco critico las autoridades regionales o comunales ya que, conociéndolos, se que son personas que intentan avanzar, a pesar de los problemas que les impone el régimen existente; varios de ellos son verdaderos quijotes que, dejando de lado los convencionalismos y las reglas impuestas por el gobierno central, emprenden aventuras que solo les traen desventuras. No se si el problema radica en que estamos demasiado lejos, que somos muy pocos y, por lo tanto, con muy pocos votos, que somos tan pacíficos que no nos “calentamos” con nada, etc. Honestamente no lo se ni me interesa saberlo, lo concreto es que nunca hemos “dado la pelea”. Siempre hemos “agachado el moño” y nunca hemos reclamado lo que, por derecho natural, nos pertenece. Alguien me dijo que el litio presente en la tierra nuestra nos hacía así. Insisto, no me interesa, porque pienso que no vale la pena desgastarse buscando una explicación a nuestra pasividad, mejor mirémonos hacia adentro, veamos como somos y preguntémonos qué hemos hecho y qué estamos dispuestos a hacer. No nos quedemos con conversaciones de café o de trasnoche, porque eso, aparte de ser una vía de desahogo, no aporta ningún resultado concreto. Alguien saltará por ahí, porque no faltan los ingenuos, y dirá, votemos por tal o cual candidato, ese si que nos sacará de esta postergación histórica. Me da risa y me da risa porque ¿cuál candidato?, ¿el que dispusieron los partidos políticos? Y ¿para qué? ¿Qué han hecho después de la Guerra del Pacífico? Me cuesta aguantarme y no entrar en descalificaciones, así es que mejor no hablemos de los políticos y sus decisiones ¿Le preguntaron a Ud. su opinión respecto a la duración en el cargo de los Presidentes? ¿Le han preguntado respecto a las innumerables decisiones que se toman en el Parlamento en materias laborales, de impuestos, de salud ó de educación? Por casualidad, ¿le pidieron su venia para entregarle más y más plata al Transantiago? Ni siquiera hacen un intento de preguntar a las bases. Por lo menos hagan una encuesta y, aunque sea para la tranquilidad espiritual, hagan un Cabildo o algo parecido. ¿Democracia? Por lo menos etimológicamente hablando (Gobierno del Pueblo), acá en el Norte no la veo en parte alguna. Por todo lo anterior, hace mucho tiempo empecé a pensar qué se podía hacer. Primero me pregunte, ¿y si buscamos candidatos independientes que sean de la zona y que vayan a “pelear” al Parlamento por nuestros intereses y necesidades?, pero altiro me respondí, olvídate, en el Parlamento “se los van a comer con ropa y todo” y, al final, terminaremos igual. Luego pensé ¿y si vamos a la Plaza a protestar en masa y hacemos que las autoridades regionales transmitan al gobierno central nuestros intereses y necesidades? Pero también altiro me respondí, olvídate, a las autoridades regionales las convencerán con aquello del “interés nacional” y otras yerbas y ahí terminará todo. Me puse extremista y me dije “Hagamos una huelga general y seremos escuchados”, pero altiro me respondí, sí seremos escuchados pero no atendidos y las huelgas no pueden ser eternas y, al final, resultado cero. Entonces, ¿qué hacer? ¡BUSQUEMOS LA UNIFICACIÓN DEL NORTE! Horror dirán muchos, sacrilegio dirán otros, pero, calma, por favor escúchenme. No hablo de guerras ni guerrillas, hablo de un movimiento serio, quizás lento al comienzo, pero sostenido y en aumento constante. Al comienzo es solo pensar en la posibilidad de que tengamos un solo NORTE, así, con mayúsculas, que comience en Arica y termine en Vallenar. ¿Por qué Vallenar como límite Sur? Porque de la Cuarta Región al Sur la minería deja de ser la principal fuente de trabajo y de ingresos. Claro, un NORTE con el sistema parlamentario actual, cuya representatividad real en el Senado y la Cámara de Diputados es para la risa, no tiene ningún sentido, las mayúsculas no servirían de nada. La pelea debemos centrarla en obtener una representatividad acorde con lo que aportamos al país, sí, igual que en las sociedades anónimas, donde el que tiene más acciones tiene mayor poder de decisión. Y nosotros tenemos la mayoría de la acciones de esta empresa llamada Chile. No creo exista en nosotros un interés de gobernar el país ni mucho menos, solo creo representar el sentir mayoritario de tener una mayor participación en la distribución de nuestros ingresos; ingresos que están representados mayoritariamente por la minería. ¿Que es una situación temporal, mientras duren los minerales?, es cierto, pero será cierto mientras nos quiten los medios económicos que nos permitirían labrarnos un mejor futuro y prepararnos para seguir siendo exitosos cuando, en ciento cincuenta años más, quizás, se acaben lo minerales. Si disponemos del capital suficiente ahora, para ese tiempo habremos desarrollado la infraestructura necesaria para, no tan solo sobrevivir, sino para contar con las diversas fuentes productivas y energéticas, que reorientarán a este pueblo minero hacia una senda de diversificación productiva enfocada en la energía solar, nuestro rico mar y nuestro enorme desierto que, aplicando las técnicas adecuadas y disponiendo de los capitales suficientes, podría transformarse en un vergel abastecedor interno y externo. Y todo esto sustentado en la infinita capacidad creativa del nortino y su ya más que probado espíritu emprendedor y de sacrificio. En forma concreta, quisiera ver un NORTE que toma sus propias decisiones; que aporta al resto del país, pero que considera aquello que “la caridad empieza por casa”; que no se margina del Chile de hoy, pero que se integra poniendo sus condiciones; que no busca el conflicto, pero que defiende sin transar sus intereses; que busca la integración con los países limítrofes, pero a través de soluciones armónicas de conveniencias mutuas; que no pretende acaparar todas sus riquezas, pero que sí pretende, primero, que su gente reciba lo que merece; que no quiere ir a pedir sino retener lo que le corresponde por derecho natural y, por qué no, Divino; queremos, en fin, asegurar el futuro de las generaciones venideras, cuando los minerales se hayan agotado o cuando los avances tecnológicos los reemplacen. Mientras tanto, los minerales están aquí, la gente que se sacrifica está aquí, entonces ¿por qué el dinero, los recursos, los medios, no se quedan aquí aquí? Tenemos gente capaz, con experiencia, con amor por su tierra, con mucho entusiasmo, entonces ¿por qué no focalizarnos en lo que nos pertenece? O, ¿esperaremos pacientemente una nueva “crisis salitrera”? Lo único que se necesita es decisión y buscar los líderes apropiados. Olvidémonos de credos políticos o religiosos, dejemos de lado las ambiciones personales y pensemos en el NORTE, sí, como dije antes, ese NORTE con mayúsculas que empieza en Arica y termina en Vallenar, pensemos en ese NORTE por siglos postergado, pensemos en este NORTE, nuestro NORTE, el NORTE, en fin, que tanto queremos. Al revisar nuestra historia comprobamos que hemos logrado grandes cosas pero, de un tiempo a esta parte, parece nos anquilosamos, nos sometimos, nos resignamos a tener lo que nos quieren dar. Como se revolverán en su tumba los próceres del 79, que dieron su vida por obtener lo que estamos perdiendo sin siquiera esgrimir una espada literaria. Y, por favor, no estoy criticando a las autoridades de turno, turno que, por cierto, se achicó y ahora, después de tantas críticas a los turnos mineros, el Presidente también estará en un 4x4. No son las autoridades, es el sistema o como diría alguien, no es el cantante, es la canción. Y esta canción, llamada Democracia, está desafinando y desafina porque los cantantes (parlamentarios) han postergado las mejores voces porque son pocas y solo escuchan la bulla que meten las mayorías parlamentarias y hasta se aplauden. Solo como muestra de la gestión “democrática”. “Defendiendo nuestros intereses y derechos” el parlamento aprobó un Royalty para las mineras. El dinero proveniente del Royalty, ¿se usará para mejorar nuestros hospitales, escuelas, caminos o para generar empleos? Por Dios, no sean ingenuos. Ya el parlamento decidió lo que era “mejor” para nosotros y, desde luego como repartirlo. ¡No! No será para solucionar los problemas urgentes de las regiones productoras, será para investigar. ¿Quién investigará? ¿Qué investigará? ¿Dónde lo hará? ¿Quién administrará las platas? Dejo a su criterio y experiencia las respuestas, yo, por decoro, no me atrevo a hacerlo. Lo único que puedo asegurar, conociendo las empresas mineras, es que si se hubiese hecho una buena campaña en ellas, orientada al desarrollo de sus respectivas zonas, los recursos obtenidos habrían sido incluso mayores que este Royalty y sus beneficios los habrían recibido en forma inmediata los que se lo merecen. Pero vamos al meollo de este asunto. Honradamente, no las tengo todas conmigo. Nunca he estado involucrado en gobierno alguno, así es que no se como estructurar este Movimiento ni como encaminarlo al éxito. Pero tenemos gente muy buena, bien intencionada y con una solvencia moral a toda prueba. No daré nombres, ni siquiera el mío porque me encuentro muy viejo para llevar adelante este proyecto, que será de largo aliento, Por supuesto que tenemos excelentes hombres y mujeres, nortinos de corazón, con un regionalismo a toda prueba y dispuestos a darlo todo por nuestro querido NORTE. Y los hay en todas las esferas políticas, de todas las condiciones sociales, sin distinción de sexo o de credo religioso. Debemos buscarlos de Vallenar al Norte, encontrarlos y convencerlos, pero, por sobre todo, apoyarlos. Solos, se perderán y diluirán en las buenas intenciones. El apoyo nuestro les dará la fuerza y la energía necesaria para iniciar este movimiento y generar la inercia siempre creciente que aúne los espíritus y concrete los anhelos largamente postergados por el sistema imperante. Probablemente esos buenos hombres y mujeres han emprendido sus propias luchas y ya están cansados o desilusionados, pero tenemos que encantarlos nuevamente. Ellos y ellas tienen el potencial que este Movimiento requiere. Y, al mismo tiempo, nosotros mismos debemos encantarnos e involucrarnos activamente en este Movimiento. Los invito a intercambiar ideas, a darle forma a este Movimiento, en fin, a darle el vamos al MUN. Sugiero nos pongamos de acuerdo por correo, el mío es rafael.mella@rafaelmellah.cl Espero se estén preguntando, ¿qué pretende este viejo con este Movimiento? No es muy complicado, solo tener lo que nos merecemos. ¿Cómo lograrlo en el actual sistema de gobierno? Sinceramente, no lo se. Tal vez pasa por iniciar cambios en el sistema actual, no se como pero si se que debe hacerse lentamente. Los cambios generan reacciones contrarias, y mientras más violento el cambio, más violenta la resistencia. Así es que vamos por pasos, pero no muy lentos porque si no se nota el avance, perderemos la motivación. Por favor, no pretendo cambiar todas las leyes o ignorar las existentes, ni mucho menos la anarquía total, pero me gustaría sentir, aquí en mi corazón, que tengo una participación directa en las decisiones que afectan a mi NORTE. En otras palabras, a la legislación vigente, le haría las modificaciones pertinentes para entregar al NORTE los recursos necesarios para complementar en forma apropiada el empuje de su gente. La cuestión es ¿como hacer esos cambios legislativos si tenemos tan poca representatividad? No lo se y es por eso que acudo por vuestra ayuda. Lo único que tengo claro es que algo debemos hacer si queremos que nuestros nietos y las siguientes generaciones no reciban un desierto por herencia, sino las oportunidades de desarrollar actividades no mineras, igualmente lucrativas, pero basadas en la utilización de energías y recursos renovables. ¿Un sueño? ¿Una locura? ¿Una extravagancia? NOOOOOOOOOOOOOOOOOO, sólo un afán de justicia con una zona postergada ya por demasiado tiempo y cuyo futuro en el largo plazo se ve negro. Bueno, esto es el comienzo. Vendrá más, porque no quiero que piensen que éste es un tiro al aire porque, créanme, no lo es. Este es el primer grito de un solista que confía ser, en el futuro, parte de un inmenso coro entonando la misma canción y acompañado por una orquesta enorme y con suficientes instrumentos que, sin destacarse, sean el apoyo que le permita a este coro ser escuchado por el mundo entero.