DISCURSO DE LORENZO CONSTANS GORRI AL ASUMIR LA PRESIDENCIA DE LA CPC 7 de diciembre de 2010 • • • • Presidentes de las Ramas de la Confederación de la Producción y del Comercio Ex Presidente de la CPC Consejeros aquí presentes Amigas y amigos: Como pocas veces, este año 2010 puso a prueba el temple y la capacidad de superación de los habitantes de nuestro país. En el transcurso de unos cuantos meses, pasamos del dolor que provocó el quinto terremoto más violento de la historia moderna, a la felicidad de ver rescatados a los 33 mineros. Hechos inolvidables, justamente en el año en que orgullosos celebramos los 200 años de nuestra vida republicana con la mirada puesta en el futuro… Pero no en un futuro lejano e incierto, sino en uno que está a la vuelta de la esquina, que construimos día a día, y al que podemos llegar ya habiendo derrotado la pobreza y siendo -al fin- una nación desarrollada. Este escenario hace aún más motivante el desafío que hoy me ha correspondido asumir, en mi calidad de vigésimo presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio. Un desafío que enfrento consciente de que es, ante todo, una enorme responsabilidad. Agradezco y valoro el respaldo que he recibido de las seis Ramas aquí representadas, lo cual me compromete a hacer mis mayores esfuerzos por el éxito de esta gestión que iniciamos hoy en la CPC. Más todavía cuando la gestión del ahora ex presidente, Rafael Guilisasti, ha prestigiado la labor de representar y aunar las voluntades de los sectores productivos del país, en la búsqueda siempre del bien común. Rafael, mi mayor reconocimiento y nuestra sincera gratitud. Chile está ante la posibilidad cierta de terminar con la situación de pobreza, para lo cual el gobierno se ha dado como plazo el año 2018. Según las cifras oficiales, el 15,1% de los chilenos vive todavía en esta condición. Así y todo, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe estima que somos uno de los tres países de la región con menor tasa de pobreza, ubicándonos muy por debajo de las naciones que figuran a continuación. Nadie duda que se ha avanzado, pero queda un largo camino por delante. Por ello, tenemos el imperativo ético de seguir profundizando un proceso que comenzó hace ya varias décadas y uno de cuyos pilares es la libertad individual de las personas como fundamento de la actividad empresarial, al permitir el despliegue de la creatividad y el espíritu emprendedor, que tanto aportan al crecimiento económico y al empleo. Estos son los empresarios chilenos. Hombres y mujeres -de las más variadas condiciones socioeconómicas- que han dedicado su capacidad, su esfuerzo, su tiempo y su patrimonio a hacer realidad una visión que los motiva a ir más allá, asumiendo el riesgo de intentar construir un nuevo y mejor futuro para el país entero. En este trabajo arduo y perseverante, que tiene como meta alcanzar el pleno desarrollo, ha sido fundamental la virtuosa alianza público-privada, basada en la confianza y la cooperación, la cual continuaremos liderando desde la CPC. Si queremos mejorar sustantivamente las condiciones y la calidad de vida de los chilenos, con tasas de crecimiento muy superiores a las que se han venido 1 registrando en los últimos años, ello se logra renovando y fortaleciendo el vínculo entre lo público y lo privado, así como el diálogo constructivo con los trabajadores con quienes hacemos empresa día a día. Quiero ser igualmente enfático en señalar que el bien común debe ser resguardado por las instituciones que como sociedad nos hemos provisto para ello, razón por la cual la CPC siempre ha estado y seguirá estando dispuesta a participar en todos los esfuerzos que persigan regulaciones que cautelen ese bien común, intentando, por cierto, conciliarlas con las necesidades de flexibilidad, dinamismo, innovación, competitividad y creatividad que nuestra actividad requiere. Ese es el equilibrio al que se debe aspirar, puesto que la falta de regulaciones puede ser tan dañina como la sobrerregulación y el abuso de las facultades fiscalizadoras de los servicios públicos. En este sentido, un elemento esencial es la existencia de reglas claras y estables en el tiempo, que conformen una institucionalidad vigorosa, que dé garantía a los emprendedores e inversionistas de que -una vez que han dado cumplimiento a ciertos requisitos establecidos y conocidos previamentepodrán materializar sus proyectos de inversión. Nuestro país se ha destacado por preservar el principio de la certeza jurídica, por lo que cualquier acción de la autoridad o cambio en las reglas del juego debe ser producto de un análisis con un alto componente técnico y consenso político, alejado de las urgencias que impone el día a día. Asimismo, es necesario que los grupos ciudadanos puedan ejercer sus derechos dentro de un marco que goce de plena legitimidad, de manera que se trate de procesos de participación efectivos, pero acotados en el tiempo. Con ello, las reparticiones públicas pueden cumplir con sus obligaciones, evitándose que las iniciativas se eternicen en su tramitación. Este es el único modo que la aprobación de proyectos imprescindibles para el desarrollo del país dependa del cumplimiento de parámetros objetivos y no de intereses particulares o sectoriales. Esto adquiere especial relevancia en el ámbito de la energía, donde si bien existe la necesidad urgente de aumentar la capacidad de generación, muchas iniciativas tienen un futuro incierto y no precisamente por consideraciones exclusivamente técnicas. Creo interpretar a todos los sectores productivos al señalar que nuestra matriz energética debiera estar integrada por diversas fuentes de generación, incluyendo desde las Energías Renovables No Convencionales hasta la energía nuclear, siempre que cumplan con tres requisitos básicos: que respeten los estándares ambientales, que sean seguras y competitivas. Cualquier análisis objetivo debiera concluir que sólo así será posible conciliar los objetivos de protección al medio ambiente y disminución de los costos de la energía. Este es un debate insoslayable, al que dedicaremos nuestros mayores esfuerzos. Y es también un ejemplo de que la meta de alcanzar el desarrollo requiere que nos volvamos a preguntar cuáles son los mecanismos de regulación y de crecimiento más adecuados para llegar ahí donde aspiramos a estar. En la actualidad, nuestro país demanda bienes y servicios públicos y privados del más alto estándar, y la disponibilidad de éstos requiere de lo mejor de cada sector. De igual modo, la sociedad mundial está hoy mucho más alerta a los efectos globales que provoca la suma de las decisiones locales. Por lo mismo, el desafío de conjugar crecimiento, bienestar, sustentabilidad, equidad y, por qué no decirlo, también felicidad, exige un debate amplio, informado, desprejuiciado y bien 2 intencionado… Los distintos actores sociales pueden contar con los empresarios, con la CPC y con este dirigente en particular. Hace poco más de dos años, el mundo entero fue sacudido por una gran crisis financiera que estalló en las naciones desarrolladas. En ese entonces, nuestro país sorteó con razonable eficiencia las dificultades, gracias a un conjunto de medidas que contaron con un sistema financiero ágil y particularmente sólido, característica que a veces olvidamos. Hoy, en el escenario internacional vuelve a rondar cierto grado de incertidumbre. Esto, además de los efectos negativos que genera, ha implicado el surgimiento de actores tremendamente competitivos, flexibles y adaptables. En ese mercado deben competir nuestros productos, y deben hacerlo, además, con un tipo de cambio desfavorable, comparativamente hablando. ¿Qué hacer? La respuesta, por cierto, no es una sola, pero debemos agotar todos los caminos que llevan a una solución eficiente. Un punto en el que debiéramos concordar, es que hay un concepto que emerge con gran fuerza en este contexto, y es el de la productividad. Al respecto, cabe valorar lo que ha hecho el Gobierno y el Congreso para adaptar normas en telecomunicaciones, infraestructura y mercados. En particular, valoramos el trabajo conjunto en marcha con el Ministerio de Economía, encaminado a eliminar los obstáculos administrativos que afectan a nuestra competitividad. La materialización de las recomendaciones que emerjan fruto de este análisis público-privado permitirá afrontar en mejor forma las dificultades provenientes de un fenómeno que afecta la valorización de nuestra moneda. Y cuando se trata de ser más competitivos, otro importante factor que nuestra sociedad debiese revisar es la estructura y funcionamiento de nuestra administración del Estado, la que fue concebida para su operación hace ya muchos años. Los avances ocurridos en los más diferentes campos aún no se han incorporado totalmente a sus prácticas y son, por lo tanto, una traba importante en la modernización necesaria para alcanzar la meta del desarrollo. También es pertinente enfatizar que nuestro crecimiento de largo plazo depende, en definitiva, de las personas. Por lo mismo, la educación y la capacitación deberían recibir múltiples impulsos por parte de todos nosotros. Porque tan importante como llegar en menor tiempo, de forma segura y con bajos costos de producción, transacción y transporte a nuestros mercados de destino, es el contar con personas bien preparadas, consientes de las medidas de seguridad que las protegen, con capacidades idiomáticas y de comunicación adecuadas y motivadas por la satisfacción del trabajo bien hecho. Productividad y competitividad. A eso nos referimos y en eso centraremos nuestro empeño. Esperamos que también la autoridad refuerce sus políticas en este mismo sentido, destinando sus mejores esfuerzos a materializar los cambios que nuestra sociedad demanda, dejando que las legítimas aspiraciones políticas de los diversos actores no posterguen estas metas. Por nuestra parte, continuaremos trabajando duro como sabemos hacerlo los emprendedores. Mantendremos la necesaria apertura y flexibilidad para escuchar argumentos y construir alianzas con los trabajadores, el Gobierno y demás actores sociales, en la búsqueda de estrategias conjuntas y consensuadas. La Confederación de la Producción y del Comercio procurará, una vez más, estar a la altura de las circunstancias, para beneficio de todos los chilenos. 3 Muchas gracias 4