Resumen Tesis de Investigación de Doctorado: Vivienda Popular en Centros Urbanos Universidad Nacional Autónoma de México Dr. Arq. Luis Arturo Vázquez Honorato Las propuestas de vivienda desarrolladas en nuestros países en la actualidad, no dotan a los usuarios del bienestar y satisfacción que permita el disfrute real de su hábitat residencial, tomando en consideración que la vivienda resulta ser el “lugar”, primordial en la vida del ser humano como un espacio físico intermediario entre el hombre y su entorno; al que se le ha despojado de su historia, del análisis de los conceptos que su producción a lo largo del tiempo ha desarrollado y se ha enfocado en la búsqueda de un espacio abstracto sin sentido y significación para los que la habitan, desligado de toda consideración humana, supeditado al éxito económico y a los peligros del individualismo con el retiro del ciudadano al mundo de lo privado y su indiferencia en la participación de lo público, con grandes repercusiones normativas, económicas, sociales y ambientales, que han desarrollando grandes cantidades de espacios no habitables, en el que las carencias incrementan la problemática y buscan una justificación cuantitativa a un problema que requiere de una conceptualización claramente más amplia y apegada más a relacionarla hacia los derechos humanos como elementos inalienables para un bienestar social. Por lo que se plantea al hábitat residencial como un elemento esencial, definitorio en la vida del ser humano, con la capacidad para incentivar o desanimar el crecimiento individual y colectivo en las sociedades; históricamente definido como espacio de integración entre necesidades y actividades, experiencias individuales y colectivas, con el que se crean ambientes plurifuncionales que dotan y definen el sentido de lugar en sus habitantes; vínculo apropiado entre el hombre y su ambiente; relacionado no solo como objeto sino como elementos en conjunción que definen al espacio habitable, determinado como un Derecho Humano en cumbres mundiales, entre ellas la Cumbre del Milenio y la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo sostenible, como fuente de desarrollo social y de expresión primaria de vida comunitaria, elemento de aprendizaje de valores y de gran peso específico sobre el entorno construido en nuestro planeta y sobre las afectaciones en el ambiente. Es así que la planeación o desarrollo del hábitat residencial sobre en esta investigación indaga en la conceptualización del “lugar” y lo relaciona con el análisis de diversas disciplinas que lo han estudiado, hasta el logro de una visión comprensiva en la conformación de espacios sociofísicos, que conectan la manera de percibirlo y las relaciones que desde él se establecen; entre quien lo habita y el lugar mismo, donde por un lado se pretende una respuesta descriptiva con relación al concepto y el cómo observar las relaciones que se dan en todo lugar y por otro lado, una respuesta operativa de la posibilidad de crear lugares. Al entender que es a partir del concepto de lugar que se propicia un acceso privilegiado a la condición humana del espacio construido y de esta manera a la experiencia que los habitantes tienen en sus residencias, sus preocupaciones, aspiraciones y deseos respecto de esta, así como las acciones constructivas más eficaces para que la gente se apropie de los lugares y los cuide, alcanzando con ello mejorar su calidad de vida. De las reflexiones que describen la dinámica entre la sociedad, la cultura y las conceptualizaciones del tiempo y el espacio, se puede mencionar, la postura desarrollada por Foucault,1 la cual relaciona el cómo en nuestra sociedad se ha constituido una vinculación entre los mecanismos de disciplina, entendidos como medios de dominación, control y producción del espacio. En este sentido se recurre a dos conceptos que expresan el despliegue de estos mecanismos en la sociedad moderna, el panóptico y las heterotopías. Es bajo estos conceptos que la investigación social a hecho mención sobre la producción de espacios en 1 Foucault, Michel; “Surveiller e punir”; París: Gillimard; 1975. En: De Certau, Michel; “Historia y psicoanálisis entre la ciencia y ficción”; traducción de Alfonso Mendiola; México: UIA-­‐Departamento de Historia/ITESO; 1995 nuestra sociedad y del cómo, detrás de acciones aparentemente ingenuas, se esconde el ejercicio del poder. Por otra parte Harvey,2 menciona una vinculación del espacio con los modos de producción que desarrolla cada sociedad, los cuales definen formas propias que entretejen el tiempo y el espacio y su trascendencia en las prácticas sociales concretas que desarrollan los sujetos. De esta forma, se ponen en duda las categorías de tiempo-espacio y se conectan con las determinaciones materiales de cada sociedad. Es decir, las prácticas sociales son relacionadas a la construcción de un espacio concreto, a una manera específica de representarlo, percibirlo, significarlo e imaginarlo, inserto en un tiempo en el que este se crea. De tal manera que se plantea una relación dialéctica de mutua relación entre los individuos y su entorno, considerando entornos construidos que determinan el comportamiento ó medios determinados por la acción de los sujetos. El concepto mediador en esta dialéctica, es el lugar, pudiendo indicar un acceso privilegiado a la condición humana del espacio construido y de igual forma, a la experiencia que los habitantes tienen en el sitio que residen y con ello comprender el significado que se tiene en un sujeto que experimenta y construye un espacio, mostrando en el preocupaciones, aspiraciones y expectativas; así como tambien, acciones constructivas eficaces para que la población se apropie de los lugares, los cuide y desarrolle, en definitiva experimentando hacia la creación de un mejor espacio habitable. La relación en la actualidad del espacio habitable y el espacio necesario para la satisfacción de nuestro desarrollo social y mental, ligado al espacio laboral, de recreación o de tránsito, es cada día menos cordial, generando una fragmentación de usos y una complejidad en la capacidad de orientación, seguridad e identificación en su población. La ciudad en lo general es la que se constituye como un símbolo, reduciendo la percepción visual a lo individual, enalteciendo solo en nuestra mente la definición específica de las características del espacio construido, como medio para el entendimiento del entorno, exhibiendo en la ciudad primordialmente, una dimensión estético-simbólica en la mente de sus habitantes. Como mencionan Giddens y Augé, la alta movilidad, la falta de arraigo, la focalización sobre pertenecías efímeras3, desarrollan el cambio a nuestras ideas tradicionales de definir al lugar, como el ámbito en el que se marcan las diferencias e identidades.4 Aún, cuando en lo relativo a las actividades cotidianas se rescata el hecho, de que los individuos día a día continúan conformando lugares con pequeñas acciones cotidianas al establecer las relaciones con los otros.5 Para la conformación de un lugar convergen en el varios elementos físicos, psicológicos y sociales, por lo que el hecho de habitar, da una forma particular de definir o caracterizar, simbolizar, definiendo aquellas asociaciones que influyen en nuestra forma de valorarlo, utilizarlo y transformarlo. A partir de filtros personales, culturales o temporales es como el individuo se percata del medio construido en el que realiza actividades específicas y vincula las relaciones de acuerdo a sus necesidades, por lo que esta clarificación del espacio personal, también es influenciado por factores como la edad, el sexo, el estatus, el nivel educativo, etc. Generándose diferentes espacios acordes al grupo especifico de individuos del que se trate. Por lo que el diseño de estos, deberá estar inmiscuido en una ciudad o en su unidad elemental, la vivienda, con base en las características específicas de la población que la alberga y sobre el sitio en el que se realice. Podemos mencionar que en el lugar residencial se unen elementos con una apreciación subjetiva 2 Harvey, David; “La condición de la posmodernidad. Investigación sobre los orígenes del cambio cultural”; Buenos Aires: Amorrortu Editores; 1998. 3 Salazar, B., y Vázquez, L.; Transformaciones Urbanas, innovación tecnológica y sustentabilidad; San Luis Potosí; Encuentro Internacional RNIU. 2012. Pág. 5. 4 Lindón, Alicia; “La vida cotidiana y sus espacios”; Barcelona: Ed. Anthoropos-­‐CRIM-­‐EL Colegio Mexiquense; 2000. 5 Lindón, Alicia; “El significado del espacio urbano en la experiencia del sujeto”; Puebla: Revista Ciudades; Enero-­‐Marzo 2001. específica en un entorno de consideraciones socialmente aceptadas, en el que intervienen connotaciones simbólicas, juicios, motivaciones y aspiraciones sociales. Cabe mencionar, que en la relación de las personas con su hábitat, se da primeramente a partir de una decisión de los residentes respecto de este, determinada mediante diversos modos, definidos de acuerdo a sus particulares estilos de vida, ajustados a sus necesidades, preferencias y costumbres, revelando con la vivienda la identidad de sus habitantes, no solo en lo individual, sino cierta identidad social o estatus y cuya consideración en estudios de la psicología ambiental se encuentra correlacionado, un alto nivel de apego al lugar con el grado de satisfacción al mismo, en donde se logra entremezclar la identidad individual con la identidad del entorno. Considerando un proceso reforzante que el que algo suceda estimula a que algo siga sucediendo, que con la realización frecuente de encuentros en las actividades cotidianas se da pie al establecimiento de contactos y el desarrollo de actividades en el sitio, toda vez, que toda actividad en un vecindario influye en la seguridad, tomando en consideración que un lugar de residencia parecerá placentero a la vista de sus habitantes si las personas se sienten protegidas y en la medida en que perciban el control sobre los límites que evalúan como propios. Otro elemento de análisis de vinculación a las actividades, es el interés y sentimiento natural de responsabilidad que se tiene con relación a la clara definición de las áreas comunes o públicas, al poderlas usar fácil y convenientemente o con vías de acceso o espacios abiertos claramente vinculados hacia la vivienda, eliminando espacios poco definidos y poco usados comúnmente denominados tierra de nadie en el que se pierde el control a la conservación y la sensación de seguridad. Consideración que permite mencionar que el espacio público definido y el escalonamiento de espacios exteriores con espacio semipúblicos, íntimos y familiares ligados a la vivienda, posibilita a los habitantes el conocerse mejor y obtener la sensación de espacios pertenecientes a los residentes, como parte de su hábitat, y en el que a su vez, el tamaño si determina este proceso, debido a la posibilidad de poderse organizar más fácilmente o ubicarse en un espacio en el que se desintegra el espiritu comunitario y de comunicación personal, definidos a partir de una escala humana. Algunos estudios6 mencionan el como la ambientación exterior de la vivienda, influye en la capacidad de contacto con los vecinos e interiorizan en el apego al vecindario y a su vez se relacionan con la apropiación del espacio, la ocupación, la pertenencia o apego y la defensa del lugar. Así mismo, la vinculación de las características físicas del espacio en la incidencia del crimen y violencia esta correlacionado al sentido de propiedad y de territorialidad de sus habitantes, aclarando que no son los elementos que las personas colocan en si los que previenen el crimen, sino las dinámicas sociales que se desarrollan como consecuencia de esos elementos que permitan la interacción entre sus residentes. La creación de comunidad en un lugar residencial, se da a partir de la constitución de un sistema vecindario, entendido como un sistema interaccional, donde el espacio es un elemento importante en la constitución de estos sistemas de interacción, pues resulta necesario el que las personas coincidan en él y se relacionen, para constituir el sistema a partir de la comunicación. Incitando en este caso que la estadía desata una dinámica basada en una experiencia socialmente compartida. Así mismo, el lugar se constituye en una relación entre espacio y conducta con temporalidad definida, considerado a partir de un espacio a escala humana que vaya de la mano con el sentido de identidad y vinculación social pertinente. La lugarización conduce a un proceso de diferenciación del espacio, que efectúa un sistema previamente constituido, ya que este por sí solo no genera sociabilización. No es que el espacio no posea influencia sobre los sistemas sociales, sino que se encuentra bajo influencia por la concepción que con antelación se ha efectuado respecto del mismo. Por lo tanto un espacio puede ofrecer diversas influencias en distintos sistemas, de tal manera que en el sistema vecindario, constituye un referente básico y constante del territorio, es el espacio que pasa a convertirse en lugar, pues es observado y delimitado, adquiriendo 6 Brown y Werner en: Amérigo, María; “Satisfacción Residencial, un análisis psicológico de la vivienda y su entorno”; Madrid: Ed. Alianza; 1995. significación social. Se entiende que además el sistema diferencía al lugar para llevar a cabo relaciones dirigidas directa o indirectamente con una intención de control o seguridad. Al mencionar al lugar residencial como centro ordenador de la experiencia y organizador de las actividades diarias del individuo o como fuente del acontecer cotidiano, nos permite vincular al hogar con la Psicología ambiental, que lo define como el principio de contacto de toda persona con el mundo, que le permite tener significado e identidad, relacionando una serie de actividades cotidianas, interacciones sociales y recuerdos, que permiten a partir de estas, la definición de bienestar habitacional. Identidad que es posible desarrollarla, a partir del lugar que comunica, relacionada con la imagen que todo individuo proyecta de sí mismo y que depende en parte de sus historias de vida, estilos de vida y expectativas que tengan entorno a su hábitat, considerando la vida que quiere llevar en él; como un proceso que incide al valorar su lugar y el uso que hace del mismo, permitiéndole generar una mayor apropiación, como pueden ser las adecuaciones que se realizan en la vivienda o el cuidado y atención que se le tenga; así como, al entorno físico y social de la misma, a partir de su visión del contexto urbano en el cual se inserta, donde las actividades realizadas en el lugar residencial, también incidirán en la conformación de esta imagen y valoración de lugar urbano, en el sentido de que los habitantes sientan cierta competencia y decisión en torno al mismo.7 En este documento, se realiza también una reflexión hacia el pasado y la evolución histórica de la vivienda, a partir de una búsqueda que permita establecer una relación directa del espacio físico de la vivienda y la generación de sociedades vivas que han definido y generado lugarización; toda vez, que en la actualidad a la vivienda se le ha despojado de consideraciones de tradición y costumbre, concibiéndola a la medida de un hombre estándar, que se pretende viva bajo el rigor de un espacio único, abstracto y homogéneo; por lo que se buscó descubrir la relación intemporal entre los sujetos y el lugar, poniendo atención en la forma humana de sus respuestas al espacio, identificando su actitud con el espacio natural; además, de estimular su reconsideración como valor de aprendizaje y de conceptualización de elementos del como la sociedad ha organizado su hábitat y a generado comunidades, otorgando identidad y capacidad en el impulso al desarrollo social y psicológico, mediante espacios plurifuncionales, a partir de la creación de espacios abiertos, cerrados y semi-cerrados en el hábitat, que hoy día darían pertinencia y pertenencia a nuestra contemporaneidad y una negación a la arquitectura de cajón, sin significado, ni identidad. Permitiendo con ello redescubrir la voluntad de construcción de proyectos colectivos integrales, armónicos y vivos, fundamentados en la necesidad de recuperación de la esencia social del ser humano y el espacio en el que habita, desligándolo de la postura en la que hoy se concibe al individuo, como un ser estructurado bajo la visión del éxito económico, que lo induce al mundo de lo privado y le genera una indiferencia en la participación pública. Pero la consideración histórica del patio, es lo que ha permitido al ser humano una espacio plurifuncional de generación de actividades simples y complejas, relacionadas con su entorno físico natural y artificial. Es este un espacio indivisible de eventos y actividades que el hombre genera, producido socialmente y construido de forma distinta en cada sociedad, que permiten su definición como lugar, el lugar heterogéneo, en el se encuentra la generación de condiciones ambientales y funcionales propicias para el desarrollo de una sociedad solidaria y auto regulada, adquirida a partir de una larga experimentación, que permitió la obtención de un espacio de convivencia y disfrute de la vida, bajo un entorno que permitía una relación armónica entre el ser humano, la naturaleza y su sociedad, en el descubrimos en diferentes culturales al espacio que sociabiliza y conecta intergeneracional a sus residentes, que permite el escalonamiento de lo privado, lo semipúblico y lo público, espacio de transición que nos lleva a conceptualizar a partir de el, la satisfacción habitacional. 7 Campos M., Fernando y Yávar S. Paulina; “Lugar Residencial; Propuesta para el estudio del hábitat residencial desde la perspectiva de sus habitantes”; Chile: Universidad de Chile; Ed. Andros; 2004. Por lo que se requiere del rescate de aquellos elementos que permitían al hombre integrarse con su ambiente natural y de desarrollo comunitario, mejorando las condiciones de vida, al considerar dentro de ellos diversas actividades se establecía de forma lógica su adaptabilidad entre sí. En la que la realización de actividades en comunidad evita los procesos que impulsan y radicalizan la individualización de las personas, que desprendidas de sus lazos familiares y grupos de clase, deben forjar sus destinos por acciones cuyos resultados solo pueden remitirse a sí mismos, en el que las crisis sociales solo son vividas en la soledad de escenarios familiares y laborales, cada vez más inseguros y precarios que erosionan la identidad individual; el colectivo deja de ser refugio y las actitudes egoístas se legitiman. Mientras la Arquitectura y el Urbanismo solo potencialicen las aglomeraciones urbanas extendiéndose indefinidamente, la vida cotidiana se privatice, los espacios públicos se abandonen, mientras que los centros comerciales se vuelvan los anónimos espacios para el encuentro social y énfasis en el mercantilismo, que conlleve a que las personas solo confíen en círculos muy reducidos de parientes conocidos, llevarán al olvido a la sociedad como un conjunto. Así mismo, se establece la relación directa de la vivienda con las investigaciones sobre la pobreza, toda vez que resulta ser la vivienda un derecho fundamental y el incremento de la pobreza a partir de la aplicación de un modelo económico que no ha funcionado, ha ocasionado también, el aumento del rezago habitacional y por lo tanto la falta de una necesidad básica en el estrato mayoritario de población. Pero la probabilidad de su disminución surge a partir de la medida en la que el la elite del poder le otorgue una mayor prioridad a su reducción; considerando la dependencia de las políticas adoptadas, con la posibilidad de esta elite de tomar o apoyar medidas de políticas públicas, al reconocer que su bienestar resulta interdependiente del de los pobres, sin la posibilidad de poderse aislar de las condiciones de vida de ellos. Por lo que resulta obligada la realización de procedimientos participativos y de inclusión social, que permitan influenciar en la percepción de estas elites y el establecimiento de compromisos entre este grupo minoritario y el Estado, para el beneficio de las condiciones de los pobres. En el que a partir de la visión del modelo de flujos de la pobreza sus objetivos deben ser el prevenir que quienes no la padecen tengan el riesgo de caer en ella, aliviar hasta donde resulte posible la pobreza de aquellos que ya se encuentran en ella y evitar las formas de ayuda que desalienten a quienes podrían salir de ella por sus propios medios, con la creación de “trampas de pobreza”; bajo la premisa de que las mejores políticas son las que hacen mejorar el bienestar de los más pobres entre los pobres y cuyas consecuencias en el bienestar se extienden a lo largo de muchos periodos.8 Por lo que la información permitió el replanteamiento en la urgencia de la visualización de polígonos de usos mixto, que generen desarrollo plurifuncional de actividades, que consideren en el tiempo un elemento prioritario para el desarrollo del ser humano en el que el espacio permita la comunicación o la relación entre los individuos, las distancias menores al trabajo, la escuela o las zonas de recreación o esparcimiento y la generación de espacios al interior de la vivienda que la relacionen con un espacio productivo, que apoye el mejoramiento de la economía de la población y permita impulsar el desarrollo de las sociedades, con actividades domesticas de limpieza, aseo, comida, etc.9 Se revisa la forma en la que el Estado ha intervenido y la falta de planeación en la política de vivienda desvinculada de las demás Políticas sociales, que permitiera la disminución del problema y el logro de mejores respuestas que den una verdadera solución a las necesidades de las mayorías al relacionar a la vivienda con la educación, la 8 Toye, Jhon; “Nacionalizar la agenda contra la pobreza" en: Boltvinik, Julio; “La Pobreza en México y el Mundo, realidades y desafíos”; Tamaulipas: Siglo XXI editores; 2004. Pág. 84 9 Boltvinik, Julio; Op. cit.; 2004. Pág. 492. Las otras cinco fuentes son: el ingreso corriente (monetario y no monetario); los derechos de acceso a servicios o bienes gubernamentales de carácter gratuito (o subsidiados); la propiedad, o derecho de uso, de activos que proporcionan servicios de consumo básico (patrimonio básico); los niveles educativos, las habilidades y destrezas, entendidos no como medios de obtención de ingreso, sino como expresiones de la capacidad de entender y hacer; la propiedad de activos no básicos y la capacidad de endeudamiento del hogar. recreación, el descanso o las actividades domésticas. Es a partir de la carencia de tiempo que se disminuyen capacidades para nuestra existencia, capacidades no relacionadas de manera directa con la pobreza de ingreso; pero que permiten comprender que algunos problemas sociales como la delincuencia, la desintegración familiar, la deserción escolar, la depresión, la angustia etc. están directamente influidos por las consideraciones de pobreza de tiempo, señalando claramente la necesidad de otorgar la validez a la planeación que consideran al tiempo como uno de los factores determinantes en el análisis de la pobreza y su vinculación con la planeación espacial de las ciudades y del desarrollo de la vivienda en nuestros países. Se considera prioritaria la reconsideración de la vivienda como un derecho fundamental real, que debiésemos proteger como uno de los intereses vitales para toda persona, en el que se plantean errores elementales de las normatividades existentes en la planeación para una vivienda adecuada; se reconocen las proyecciones demográficas y su impacto en las necesidades y rezago de vivienda, así como las influencias de estas en el suelo habitacional; se visualizan las perspectivas en la política de vivienda y se plantean análisis sobre la diferentes formas de producirla. En el que el Estado debe actuar en dos frentes: el primero en la promoción del bienestar y el segundo en la disminución o compensación del sufrimiento. Donde el aparato Estatal no debe ser rehén de los intereses creados por particulares, sino protector de todos los grupos en función de las necesidades que vayan desarrollando con respecto a los bienes básicos que suministra el Estado, entre ellos la vivienda. Con la obligación de administrar el conflicto social, compensando en ocasiones los intereses entre las partes. Se establece como prioridad la investigación sobre el impacto del hábitat residencial en las ciudades, al considerar su integración al derecho a la ciudad, reconocida como parte importante del sistema habitacional, en el que se concentra la heterogeneidad, y se reconoce el carácter dinámico como fenómeno urbano; se indaga sobre la problemática de la fragmentación como elemento que aniquila la cohesión social y se busca reconsiderar la importancia de la Ciudad Compacta como una respuesta que permite el desarrollo de espacios de vida en la ciudad y la generación de ciudades sostenibles. En el que el Déficit crónico en el nivel de satisfacción del derecho a la vivienda ha incrementado de forma importante la brecha entre necesidades y satisfactores, no solo desde el punto de vista cuantitativo, sino también de forma mayor en el cualitativo. No siendo difícil comprobar que por la falta de planeación urbana y por la gran cantidad de población, hoy en día las viviendas que se construyen se encuentran en peores condiciones. Son más pequeñas, se encuentran alejadas de vías de comunicación, son menos “decorosas” de lo que sería recomendable y no cumple con lo mínimo indispensable que asegure el nivel de vida mínimo. REZAGO HABITACIONAL en millones de hogares Definiciones Hacinamiento: más de dos personas por dormitorio Deterioro: En paredes material de desecho, lamina de cartón, carrizo, Bambú, palma, embarro o bajareque,; en techos material de desecho, lamina de cartón, palma o paja, además de pisos de tierra. Materiales regulares: En paredes lámina metálica o de asbesto, madera o adobe,; en techos lámina metálica, tejamanil o teja; en pisos: firmes. Hacinamiento Deterioro Rezago básico Materiales regulares Rezago ampliado A B (C)= A + B D C+D 9.4 0.9 10.3 3.5 13.8 Tabla 1. Elaborada por el autor con datos del “Estado actual de la vivienda en México 2010” utilizando las recomendaciones de la ONU para el cálculo del RHA. Pág. 47 Como punto de análisis, se ha hecho poco al tratar de ver la respuesta de la vivienda de una forma particularizada, sin una visión integral que permita el acceso y la disminución de la población carente de ella; es de considerarse de manera primordial, el poder ver a la vivienda definida bajo “un enfoque de indivisibilidad”, fomentando los vínculos con otros derechos como la alimentación, el agua, la salud, el trabajo, los bienes, la seguridad de la persona, la seguridad del hogar, la protección contra los tratos inhumanos y degradantes, y su impacto en el entorno natural. Examinando las cuestiones relacionadas con la vivienda adecuada, en particular, las tierras, los desalojos forzosos, el acceso al agua y a los servicios de saneamiento, la salud, la pobreza, los efectos de la globalización, el género, las poblaciones indígenas, las minorías y los grupos vulnerables, ya que se ha dado por separado, la actuación de las Secretarías o las Instituciones encargadas de la vivienda, la salud o la alimentación; es prioritario un enfoque mucho más integrado que permita tratar los problemas de la vivienda, el medio ambiente, el desarrollo urbano y otras cuestiones desde una perspectiva más amplia y holística. En México como en la gran mayoría de los países, sean desarrollados o en vías de desarrollo, existe un grave problema de vivienda. Además de la visión social referenciada en esta investigación sobre el derecho a la vivienda como elemento fundamental; resulta desde una visión política que debido a la inequitativa distribución del ingreso se tienen dificultades de los sectores mayoritarios de la población para acceder a los mecanismos de financiamiento y a la falta de estímulo y control de la inversión privada en ella, que ha resultado en un crecimiento desproporcionado de la demanda de ésta, profundizando aún más el descontento y la tensión que experimentan estos sectores de la sociedad. En los últimos años, esta tensión social ha adquirido formas de expresión política al margen de los canales institucionales. Por lo mismo, de continuar así la expresión política del problema de la vivienda, se corre el peligro de que ésta se transforme en una fuente de cuestionamiento a la legitimidad del Gobierno y en una amenaza a la estabilidad política del país, vinculado al proceso degradación de la pobreza, entorpeciendo el proceso de modernización supuesto emprendido por el Gobierno mexicano y debilitando a las Instituciones Políticas vigentes. Siendo necesario un programa de desarrollo social que estimule el desarrollo personal y colectivo, propicie la participación social en la planeación del desarrollo y facilite el acceso de la población en el diseño y la ejecución de los programas sociales, que permita que la población tenga acceso integral y cierto a beneficios como el de la vivienda adecuada, a partir de la equidad en la distribución de los recursos públicos hacia la población con mayores necesidades y rezagos. La falta de control en el uso del suelo y en las reglas de explotación inmobiliaria siguen fomentando la expansión horizontal de las ciudades y, con ello, la incosteabilidad de las redes de transporte, el encarecimiento de la infraestructura de servicios, el uso excesivo del automóvil y la escasez de tierra que impacta los precios de la vivienda e impide conseguirla a bajo costo en las zonas en que más se necesita. Punto primordial en el planteamiento sobre vivienda, apegado a una realidad que busca una solución sustentable, se da a partir del suelo, definido como indispensable en la producción habitacional y a su vez recurso escaso y caro. De la obtención de datos del 2005, las ciudades que integraban el Sistema Urbano Nacional, ocupaba alrededor de 800 mil hectáreas, y albergaban 24 millones de viviendas, equivalentes en densidad promedio para el Sistema Urbano Nacional de alrededor de 30 viviendas por hectárea, que según datos del CONHAPO para el 2030 se requerirán 13.6 millones de nuevas viviendas en las áreas urbanas, equivalentes al 56.66% más de superficie urbana, que de continuar con las políticas que hasta esta fecha hemos seguido, necesitaríamos de 453 mil hectáreas adicionales, por lo que es primordial establecer un análisis de las formas de producir el espacio urbano y habitacional que hemos desarrollado, a partir de una ocupación muy desigual de suelo urbano a lo largo de las últimas décadas. Establecer un desarrollo habitacional sustentable reclama focalizar acciones básicamente en dos sentidos: 1. La corrección paulatina de las distorsiones del crecimiento anárquico, utilizando alternativas como el rehabitar los espacios urbanos, así como el tratamiento del mejoramiento y ampliación del parque habitacional que lo requiera. 2. El incentivar conjuntos habitacionales que privilegien la densidad media alta de usos mixtos, con un adecuado aprovechamiento de la infraestructura existente, la racionalidad en la explotación de la energía, el cuidado y reciclamiento del agua, y la provisión de espacios verdes. Si pudiésemos considerar el aplicar estrategias distintas con programas tendientes a producir una mayor densidad en los centros urbanos, modificaríamos sustancialmente el requerimiento de superficie a urbanizar para el año 2030, con una incidencia directa en las formas de producción de la vivienda sobre la intensidad de uso del espacio urbano y a su vez, sobre el requerimiento de suelo para producir vivienda. Consideración esencial sobre los procesos de expansión continúa de las periferias de nuestras ciudades al provocar graves e insostenibles impactos negativos, en lo económico al tener que dotar de infraestructura y nuevos equipamientos, en lo ambiental al desarrollarse sobre áreas vitales para el sustento de la ciudad, esta estrategia de uso óptimo de las áreas ya urbanizadas y de restricción a la expansión de la ciudad, es un tema fundamental que cuestiona las formas actuales de producción de vivienda. En la búsqueda de un desarrollo urbano con un uso más económico y sostenible del suelo urbano será necesario introducir en la planeación, la producción de soluciones habitacionales de bajo costo, con el 60% del espacio requerido en un futuro, al entender que no puede ser posible que la mitad o dos terceras partes de nuestras ciudades se realicen al margen de la regulación de los programas de desarrollo urbano, incorporando a la producción social de vivienda espacio habitable de las comunidades agrarias y de los autoproductores de vivienda de bajos ingresos, es urgente recuperar casos exitosos de autoproducción planeada de desarrollos habitacionales con el apoyo del sector público, en sus tres órdenes de Gobierno, para permitir el acceso al suelo y a la vivienda para esa mayoría vulnerable de escasos recursos, haciendo énfasis que estas estrategias posibilitan un desarrollo urbano, económicamente sostenible y medioambientalmente más sustentable. En la actualidad se requiere una revisión profunda de teorías y prácticas urbanísticas, sobre todo de la reformulación de las políticas urbanas. Dado que los actuales modelos de urbanización no hacen sino incentivar, el supuesto de producir mejor y hacer funcionar mejor las ciudades, bajo las normas de la ciudad productiva; respondiendo los urbanistas a la petición de: a) lograr que las ciudades sean el mejor soporte para el desarrollo, entendiendo a este como el desarrollo económico; b) hacer que quien vive en la ciudad y produce riqueza pueda integrarse lo mejor posible en el proceso de desarrollo y por lo tanto en el espacio urbano, reservando tal derecho a quien en busca de la máxima eficiencia económica, esté en condiciones de hacer aumentar la productividad urbana y en subsecuencia transformarlo como ciudadano pleno, dejando a un lado el derecho a una ciudad para todos. Sin embargo vale la pena considerar que la globalización y la metropolización, se realizan en un marco de fuerte inestabilidad e inequidad, donde las reglas del juego se definen más que nunca a nivel internacional guiadas por el criterio de la eficiencia económica y del rendimiento del capital invertido, teniendo los mayores impactos de las crisis económicas materializadas fuertemente en los territorios urbanizados, que abrigan con incertidumbre y angustia el crecimiento acelerado del desempleo, la reducción de las inversiones privadas y públicas, y la transferencia de fondos públicos al sector financiero sin que se traduzcan en créditos; aunado a la perdida por falta de pago de las hipotecas de vivienda, la extensión de la pobreza y de la marginalidad, y un creciente sentimiento colectivo de inseguridad e incertidumbre. Por si fuese poco las crisis exhortan a la elite gobernante a múltiples casos de uso indebido del dinero público, de acuerdos políticos-privados que actúan en el oscurantismo y en los límites de la legalidad y, a veces fuera de ella, en la corrupción. Un periodo en donde partidos y políticos pierden toda credibilidad, impotentes para frenar los efectos de las crisis y acusados por la opinión pública de aprovechamientos ilícitos de los cargos; circulo vicioso en donde los Gobiernos están en primera fila; lo cual coincide con la reducción de sus ingresos, disminuidos, tanto los procedentes del Estado, como los impuestos de base territorial, con la multiplicación de acusaciones políticas, judiciales, mediáticas, que suelen apoyarse en hechos por lo menos confusos. En consecuencia son Gobiernos que no disponen de ideas y proyectos de cambio, sino que además sufren una menor capacidad de actuación y en muchos casos parecen bloqueados, proceso que si no se invierte los lleva a la decadencia.10 Aún cuando nuestros Gobiernos se quieran justificar diciendo que los territorios y las instituciones son inocentes, dado que reciben los impactos de procesos globales ajenos a sus políticas; es el caso de las ciudades en donde los procesos de urbanización de los últimos periodos si les son imputables. Las ciudades no solo reciben los impactos de procesos externos, son también impulsoras de procesos urbanizadores extensivos, segregadores y netamente especulativos, insostenibles ambientalmente y socialmente, con tendencia a la ingobernabilidad del territorio y al despilfarro del capital fijo existente.11 La lectura de la ciudad a partir de la obra arquitectónica y de los espacios exteriores, no resulta suficientes sin recurrir al contexto o lo que la acompaña, ya que la decodificación del metalenguaje de la ciudad no basta con conocer lo urbano en lo superficial y en lo obvio, es necesario entender y comprender la vida cotidiana, las relaciones inmediatas, lo inconsciente de “lo urbano”, lo que apenas se habla y, menos aún, se describe, lo que ocultan los espacios habitados, esa vida en familia, la violencia, las frustraciones, las privaciones, la desesperanza, la inequidad, y que apenas se manifiesta cara a cara. De lo anterior se comprende que para una lectura de la ciudad hay que saber leer entre líneas y entender el mensaje oculto o implícito: límites, relaciones, imaginario colectivo, aspiraciones sociales, memorias personales y código textual, es decir el como se realiza la creación del “lugar”, como lo hemos mencionado. Los elementos multidimensionales la convierten en un algo complejo, pero estimula el reconocer que cualquier estudio que tome las problemáticas inherentes a la ciudad ofrece oportunidades y entusiasmo renovados al rescatar conocimientos olvidados; generar nuevo conocimiento en la búsqueda de responder a los problemas del hábitat residencial como es nuestro caso, la consideración desde la vivienda como fuente de impulso o expulsión del desarrollo, a partir del reunir, hermanar o lograr comunidad, que permitirá vislumbrar a partir de esta una respuesta que surja para ofrecer un mejor hábitat a la población residente en las ciudades, en la búsqueda de una ciudad para todos; sin dejar de pensar en las nuevas formas que la ciudad ha generado de desintegración social, de disrupción cultural, de alienación, de desorden espacial, de degradación ambiental y deterioro de la imagen urbana, elevar al primer plano de conciencia la importancia del tema ante la visión de los actores que protagonizan el cambio urbano; dado que lo que no se concibe como problema tiene pocas o nulas posibilidades de ser resuelto; propiciar la acción de relevos ante este extenso problema, complejo y costoso de resolver; la sucesión interrumpida de acciones e inversiones en este sentido, es un imperativo para crear un nuevo orden de relativa continuidad en la acción estratégica para el ordenamiento del hábitat humano. La comprensión de un estudio sobre la insatisfacción del hábitat del ser humano en su relación con la discontinuidad morfológica de la ciudad obliga a un análisis detallado del código formal expresado a través de la sintaxis urbana, del perfil de la ciudad y de su geometría, traza y volumetría. El entendimiento de la morfología urbana contribuye a comprender los cambios que se producen por diversos agentes y que inciden en la forma de la ciudad, así como el impacto que estos pueden tener en la calidad de vida de los ciudadanos y en el cumplimiento de sus expectativas de habitabilidad del entorno, que a su vez nos permiten entender las posibles relaciones entre forma urbana, relacionada con la vivienda y su conducta comunitaria. La interpretación del ser en lo urbano no puede entenderse de una forma integral si no es en razón de la ciudad como concepción social. Donde las escases de experiencias, actos o acontecimientos “productores”12 de la realidad urbana como formación y obra social, que surge de una realidad de forma unitaria, como producción concertada de todos los actores que intervienen en sus construcción, organización y conformación han tendido a ser fragmentarias. 10 Borja, Jordi; “Luces y sombras del urbanismo de Barcelona”; Barcelona: Editorial UOC; 2009. Pág. 97 Smith, Neil; “Ciudades después del neoliberalismo” en Ross, Adrew; Davis, Mike, et al; “Después del Neoliberalismo: ciudades y caos sistémico”; Barcelona: Universitat Autónoma de Barcelona; 2009. Págs. 9-­‐30 12 Producir, es crear: sacar a la luz algo que no existía antes de la actividad productora. Lefebvre, Henri; Op. cit.; 1968. Pág. 69 11 Al proponer la viabilidad de alcanzar bienestar y satisfacción en el hábitat residencial, se busca en este trabajo con ello generar cohesión social y sentido de pertenencia del ser humano con su hábitat y su entorno. Se reconoce en esta investigación la necesidad de buscar un orden a partir definir una imagen maleable; un orden que busque estructurar lo global y no únicamente permita sino que aliente la heterogeneidad en el detalle. Se ha concluido en esta tesis que es posible dotar de soportes o ejes que a la vez que estructuren el espacio habitable residencial, admitan la diversidad y la diferencia en el detalle. Entender que la complejidad que resulta a partir del desarrollo humano, visualizada en esta tesis en el hábitat residencial no es un panorama adverso, sino por el contrario debe ser planteado como la posibilidad de impulsar el desarrollo, al considerar que con ella se puede lograr bienestar y satisfacción al conjuntar al individuo en un espacio físico colectivo, social y ambiental que le permita el crecimiento de sus capacidades y habilidades. Por lo que esta investigación considera que el crecimiento o renacimiento de una ciudad solo puede ser logrado a partir de pequeños actos, al concebir a la ciudad como un constante flujo de procesos de vida, específicos para climas o condiciones locales, en el que solo se logra definir a partir del impulso a procesos de lugarización en la creación de su espacios. Bibliografía Borja, Jordi; “Luces y sombras del urbanismo de Barcelona”; Barcelona: Editorial UOC; 2009. Brown y Werner en: Amérigo, María; “Satisfacción Residencial, un análisis psicológico de la vivienda y su entorno”; Madrid: Ed. Alianza; 1995. Campos M., Fernando y Yávar S. Paulina; “Lugar Residencial; Propuesta para el estudio del hábitat residencial desde la perspectiva de sus habitantes”; Chile: Universidad de Chile; Ed. Andros; 2004. Foucault, Michel; “Surveiller e punir”; París: Gillimard; 1975. En: De Certau, Michel; “Historia y psicoanálisis entre la ciencia y ficción”; traducción de Alfonso Mendiola; México: UIA-Departamento de Historia/ITESO; 1995 Harvey, David; “La condición de la posmodernidad. Investigación sobre los orígenes del cambio cultural”; Buenos Aires: Amorrortu Editores; 1998. Lefebvre, Henri; “El derecho a la ciudad”; Barcelona: Antropos; 1968 Lindón, Alicia; “El significado del espacio urbano en la experiencia del sujeto”; Puebla: Revista Ciudades; Enero-Marzo 2001. Lindón, Alicia; “La vida cotidiana y sus espacios”; Barcelona: Ed. Anthoropos-CRIM-EL Colegio Mexiquense; 2000. Smith, Neil; “Ciudades después del neoliberalismo” en Ross, Adrew; Davis, Mike, et al; “Después del Neoliberalismo: ciudades y caos sistémico”; Barcelona: Universitat Autónoma de Barcelona; 2009. Toye, Jhon; “Nacionalizar la agenda contra la pobreza" en: Boltvinik, Julio; “La Pobreza en México y el Mundo, realidades y desafíos”; Tamaulipas: Siglo XXI editores; 2004.