• ¿QUÉ ES EL ESTRÉS? Todas las personas que en algún momento se hayan aproximado a la literatura sobre estrés habrán encontrado, invariablemente, que todos y cada uno de los manuales y libros escritos sobre el tema comienzan su labor con un capítulo o apartado dedicado a la clarificación conceptual del término estrés. ¿Sigue siendo necesaria tal reiteración, después de tanta tinta vertida sobre el tema? Nosotras creemos que sí. La situación dista mucho de estar resuelta, y no existe unanimidad entre los autores acerca de la postura a adoptar. En este sentido y a título anecdótico, cabe reseñar que apenas se ha alcanzado un acuerdo sobre la correcta ortografía del término en nuestro idioma. Aún más grave es el hecho de que, a pesar de lo mucho que se ha hablado y escrito acerca de lo que es y lo que no es estrés, no es raro encontrar párrafos con terminología poco clara, cuando no equívoca, respecto a este tema. Por ello, y siguiendo lo que parece ser una regla no escrita en este área temática, comenzaremos nuestro trabajo intentando definir operativamente los términos más utilizados habitualmente en este ámbito de estudio, con objeto de conseguir al menos un entendimiento mínimo autor−lector. El popular término estrés llegó a las Ciencias de la Salud y a la Psicología procedente de la Física, de la mano de Hans Selye en los años veinte, concebido como la respuesta no específica del organismo a toda demanda que se le haga. Desde entonces, tanto el término como el área de estudio que representa han evolucionado considerablemente. Este hecho se ha visto reflejado tanto dentro, como −sobre todo− fuera del ámbito científico, en una profusión, a veces desmesurada, del propio término de estrés, otorgándosele significados muy diversos, lo que en ocasiones ha dificultado aún más su conceptualización científica. Así, el mismo término se ha utilizado para designar tanto la respuesta del organismo como la situación desencadenante de dicha respuesta, o las consecuencias de la exposición reiterada a esas situaciones. De este modo, es difícil saber a qué se refiere una persona cuando habla de estrés. Para resolver este estado de confusión, y siguiendo la sugerencia de Paterson y Neufeld (1989), reservaremos el término general de estrés para designar el área o campo de estudio, utilizando el término respuesta de estrés para referirnos a las respuestas inespecíficas del organismo ante cualquier demanda, el de estresor o situación estresante aplicado al estímulo o situación que provoca la respuesta de estrés, y el de efectos producidos en una persona por la emisión de la respuesta de estrés. Evolución histórica del estudio del estrés Las primeras investigaciones iniciales sobre estrés (las de Selye en los años cincuenta), partían del supuesto implícito de la existencia de estresores prácticamente universales (por ejemplo, ciertas condiciones ambientales que afectaban de igual manera a todos los organismos), y de unas respuestas generales e inespecíficas, que se producen del mismo modo en los diferentes organismos. De acuerdo con esta concepción, Selye (1956) establece el concepto de Síndrome General de Adaptación (SGA), entendiendo por tal los diferentes cambios que se van produciendo en el organismo como consecuencia de la presencia, más o menos mantenida, de un estresor. Dado que se supone que la respuesta del organismo es la misma ante cualquier estresor, todos los organismos ante situacines de estrés presentarán esta respuesta de activación generalizada (afecta a todo el organismo) e inespecífica (es la misma para cualquier estresor o situación de estrés), denominada SGA. La activación producida en el SGA va variando a lo largo de 3 fases diferenciadas. La primera, la fase de alarma, ocurre inmediatamente después del reconocimiento de la amenaza o situación de estrés, y está caracterizada por la liberación de corticoesteroides para movilizar al organismo con objeto de afrontar y superar dicha situación. Los recursos excepcionales movilizados están dirigidos a superar rápidamente la situación de estrés. Si este esfuerzo extraordinario permite superarla (facilitando el análisis de la situación y organizando una respuesta adecuada) se pone fin al SGA. Si la situación de estrés perdura, al no poder mantener mucho tiempo este esfuerzo extra, el organismo ha de disminuir la cantidad de recursos excepcionales movilizados, evolucionando a una segunda fase: fase de resistencia. En esta segunda fase la 1 activación, aunque menor que en la fase anterior, sigue siendo muy elevada, con el objetivo de reducir la situación de estrés. Ahora esta hiperactivación, al ser menor, puede mantenerse durante un periodo de tiempo más amplio, facilitando en consecuencia más posibilidades de superar la situación estresante. Si este esfuezo mantenido consigue el objetivo de superar la situación de estrés, se pondrá fin al SGA. En la tercera fase, la fase de agotamiento, en la que el organismo agota sus recursos y pierde de manera progresiva (a veces incluso repentina) su capacidad de activación (incluso la activación normal). Si a pesar de todo, se intenta mantener la activación el máximo posible, el resultado será el agotamiento total con consecuencias negativas −e incluso mortales− para el organismo. La intensidad de las repuestas fisiológicas exigidas al organismo, junto con las condiciones físicas de este, determinan la rapidez con que se llegará al agotamiento. Este agotamiento no es irreversible, salvo en casos extremos; un descanso más o menos prolongado permite al organimo recuperar progresivamente sus reservas. Definiciones Se considera que una persona está sometida a una situación de estrés cuando ha de hacer frente a demandas ambientales que sobrepasan sus recursos, de manera que es sujeto percibe que no uede darles una respuesta efectiva. En este tipo de situaciones, el organismo emite una respuesta de estrés, que consiste en un importante aumento de la activación fisiológica y cognitiva del organismo, que, a su vez, se prepara para una intensa actividad motora. Estas respuestas propician una mejor percepción de la situación y sus demandas, un procesamiento más rápido y potente de al información, una mejor búsqueda de soluciones y una mejor selección de respuestas para hacer frente a la situación, preparando al organismo para actuar de forma más rapida y vigorosa. Las consecuencias de esta activación dependerán de su duración e intensidad. Así, cuando la respuesta de estrés es demasiado frecuetne, intensa o duradera puede tener repercusiones negativas, con una amplia gama de manifestaciones orgánicas, denominadas trastornos psicofisiológicos o psicosomáticos. Aunque en un principio se utilizó más el término "psicosomático", hoy tiende a preferirse el de psicofisiológicos, que será el que adoptaremos. Introducción al estrés El estrés se produce: Por el abandono y el aislamiento social, el paso de la competitividad y las crecientes exigencias por ser el mejor. La gente que tiene estrés responde enfureciendose casi seimpre con los que no tienen la culpa de sus problemas y otros ponen malas caras o caras caidas que lo que hacen es hacer mas mayor a la persona. La mejor manera de combatir el estrés es con la relajación. • CONSECUENCIAS DEL ESTRÉS Todas las conductas de un organismo −fundamentalmente las conductas motoras que son la manifestación última observable por las personas del medio del sujeto− llevan consigo una serie de consecuencias que influyen sobre la probabilidad de emisión de esa conducta en el futuro, estableciendo bucles de "feedback" con los diferentes aspectos analizados hasta ahora. En ocasiones esas consecuencias tienen gran repercusión en el mantenimiento de las conductas, por lo que han de ser tenidas en cuenta a la hora de analizar la respuesta de estrés del sujeto. Pensemos, por ejemplo, en el caso del ejecutivo que presenta el característico patrón de conducta tipo A, con una importante elvación de la presión arterial e hipercolesterolemia. En este tipo de personas es muy difícil conseguir un cambio en el patrón conductual, ya que esta pauta de conducta el altamente reforzada por el medio: consigue un gran prestigio profesional y, por ende, social, con una importante remuneración económica, etc. 2 Alteraciones producidas por el estrés Cuando la coducta de afrontamiento llevada a cabo por el sujeto consigue eliminar o solucionar la situación ambiental elicitadora del proceso, se producirá una disminución de la activación fisiológica. Pero cuando el proceso se ve interrumpido en cualquiera de sus fases se produce un mantenimiento constante de la activación, lo que puede llevar a la aparición de efectos negativos y trastornos de diversa índole. Entre los efectos o trastornos que pueden aparecer asociados al estrés, los denominados trastornos psicofisiológicos, tales como hipertensión, cefaleas, asma, espasmos, tics, úlceras, disfunciones sexuales, etc. son los que han centrado de manera preferente la investigación en el área. Hasta hace relativamente poco tiempo se venía considerando la existencia de una serie de trastornos físicos que tenían causas psicológicas, estableciéndose un listado de los mismos. De este modo, los factores psicológicos, entre los que el estrés juega un papel crucial, quedaban limitados a aquellos que aparecían en los listados prefijados. Esta concepción hupo de ser modificada cuando la nvestigación mostró de manera reiterada que factores psicológicos estaban implicados en la etiología y desarrollo de un gran número de enfermedades hasta ese momento no consideradas como trastornos psicofisiológicos. Este hecho llevó a proponer que el DSM− III tomara en consideración que los factores psicológicos pueden ejercer su influencia sobre cualquier condición física. Por consiguiente, esta nueva noción propugna que los factores psicológicos, entre los que figura el estrés, son importantes en gran número de trastornos. El desarrollo de un trastorno psicofisiológicos como consecuencia del estrés depende en gran parte de las respuestas fisiológicas activadas y los órganos implicados. Si la respuesta de estrés provoca una activación fisiológica de forma muy frecuente, duradera o intensa, puede provocar que los órganos diana afectados se desgasten excesivamente sin que les dé tiepo a poder recuperarse de este desgaste. Como consecuencia, puede producirse el agotamiento de los recursos y la aparición de algún trstorno psicofisiológicos. Este trastorno puede ser único, si sólo se ha deteriorado un órgano diana, o múltiple si han sido varios, pudiendo afectar asimismo a una o varias conductas. En los casos en los que el órgano diana es el cerebro, el trastorno evidentemente será mucho más generalizado (por ejemplo, los problemas depresivos que implican la alteración de un importante número de conductas). Los trastornos psicofisiológicos más frecuentes aparecen en la tabla siguiente. • LA RELAJACIÓN PARA TODOS La postura de tendido Échese relajado boca arriba, no de lado, para conservar cierta simetría. En esta postura de tendido, en la que las piernas están extendidas, las puntas de los pies señalan igermente hacia fuera (en este señalamiento hacia fuera se nota si una persona echada boca arriba está relajada). Con esta postura de pies se llega a una relajación de la musculatura, sobre todo la musculatura de la pelvis, que es muy importante. Los brazos, relajados, las palmas de las manos apoyadas y la cabeza sobre un cojín plano o directamente en el suelo, según la costumbre de cada uno. Al usas un cojín se debería evitas presionar la nuca en él porque así se producen tensiones en el esplenio, que a su vez puede originar una desagradable sensación de levitación. La vista ha de dirigirse hacia el techo, manteniendo los ojos cerrados. La postura sentada Postura sentada normal Ácomodese en un sillón con la postura sentada normal, con las nalgas en la parte de delante para poder estar 3 sentado relajado y suelto, la espalda apoyada en el respaldo del sillón, las rodillas algo estiradas, pero sólo hasta el punto en que os pies toquen cmpletamente el suelo. Los brazos apoyados en los del sillón de modo que la musculatura braquial esté relajada, con la cabeza relajada, apoyada en el respaldo. Si usa una silla, la espalda apoyada en el respaldo, los brazos descansan sobre los muslos y la cabeza ligeramente inclinada hacia delante. La "postura del cochero" Otra postura sentada que se usa, sobre todo coando sólo se dispone de asiento sin respaldo, es la "postura del cochero". Se cojpió de los cocheros de aquellos tiempos en que esperaban en el pescante a los clientes durmiendo una siesta. Aunque no tenían respaldo ni ninguna otra posibilidad de apoyo, no se caían del coche en esta postura. Póngase en la parte delantera de su asiento y mantenga la espalda erguida, después húndase lentamente. Las piernas están ligeramente abiertas; los pies tocan con toda la suela el suelo; las pantorrillas verticales. Los brazos reposan relajados sobre los muslos, colgando las manos hacia dentro sin tocarse. La cabeza inclinada hacia delante con el esplenio relajado. Si lo hace bien, comprobará que en esta postura se siente completamente relajado, sin tensar un solo músculo. La prueba del péndulo Coja un hilo de 20 a 30 cm de largo; fije en un extremo un objeto, por ejemplo una llave, un anillo o algo por el estilo; sujete el otro extremo entre los dedos pulgr e índice; extienda elb razo señalando ligeramente hacia arriba, y observe concentrado su péndulo El péndulo oscila de derecha a izquierda; repita varias veces esta concentración. Cuando el péndulo haya empezado a oscilar, deténgalo de nuevo y concéntrese una y otra vez. El péndulo oscila de delante hacia atrás cada vez más fuerte de delate hacia atrás; cuando ocurra esto concéntrese varias veces para terminar. El péndulo oscila en círclo; si se ha concetrado bien, el péndulo tiene que empezar a oscilar con el movimientod eseado. De la prueba del péndulo que acaba de realizar se pueden sacar las siguientes conclusiones: un pensamiento, una concentración o una meditación suficientemente intensa o realizados durante largo tiempo causan un movimiento corporal visible coyo desencadenamiento pasa inadvertido y es involuntario. ¿Qué ocurre en el cuerpo? El corazón y los vasos sanguíneos, als arterias, los vasos cpilares y las venas se encargan de la distribución de la sangre a los órganos y la periferia corporal, así como de su retorno al corazón. La distribución de la sangre es dirigida, según las necesidades del cuerpo, por el sistema nervioso autónomo. Esto ocurre, mediante la dilatación de los vasos en zonas en que existe mayor necesidad de sangre y la contracción simultánea de los vasos en las otras zonas corporales. La musculatura, en las paredes vasculares de las arterias, y pequeños esfínteres, en las ramificaciones de los capilares, reaccionan a los estímulos del simpático con una contracción o con el costreñimiento. Dicho más simplemente: el dominio de la actividad simpática del sistema nervioso vegetativo contrae os vasos produciendo esacso rego sanguíneo, disminución de la actividad simpática, y por el contrario produce la dilatación de los vasos con mejor riego sanguíneo según las zonas corporales. El ejercicio de respiración Inspiración−espiración 4 El siguiente ejercicio de respiración se diferencia esencialmente de los demás ejercicios del entrenamiento autógeno. Con el ejercicio de respiración la concentración debe dirigirse a un proceso corporal ya en curso. Aquíobserva casi como un espectador el cambio de inspiración−espiración. Cn la inspiración se elva el tórax mediante la tensión de los músculos cervicales, diferentes músculos de los hombros y de la musculatura intervertebral. Mediante la contracción del diafragma, los intestinos son presionados haca abajo, produciéndose un espacio adicional al entrar el aire fresco en los pulmones. En breve tiempo se realiza la espiración. Todos los músculos puestos antes en tensión, incluido el diafragma, se relajan. Así desminuye el volumen del tórax por la contracción de las fibras elásticas del tejido pulmonar y el aire sale. El cambio constante de inspiración−espiración, actividad−pasividad, el conjunto de la dirigibilidad de los procesos que transcurren de forma refleja, delimitan el proceso de la respiración y demuestran los paralelismos de la polaridad de muchas leyes vitales: tensión−distensión, esfuerzo−descanso. En actividades físicas grandes con el alto consumo de oxígeno que tiene como consecuencia, la inspiración−respiración tiene que realizarse con más rapidez, con lo cual ambas fases de la respiración se activan de la misma manera. Proceso reflejo de la respiración La respiración del hombre ensimismado, pasivo, relajado por el entrenamiento autógeno, se trasforma en un proceso que transcurre más bien de forma involuntaria. En el proceso de espiración se llega a una distensión de todos los músculos que durante la aspiración se habrán puesto en tensión. A causa del peso del tórax, de la distensión del diafragma y por la distensión de las fibras elásticas de los pulmones, sin actividad propia, el aire sale por la alringe −también distendida−, hacia fuera. Levitación: sensación de mantenerse en el aire. Prueba del péndulo según Chevreuil. El estrés 2º Trimestre 5