1.CONTEXTO HISTÓRICO EL CONTEXTO HISTÓRICO DEL RENACIMIENTO Para comprender cabalmente la importancia que tuvo la obra dramática de William Shakespeare, se hace necesario recordar algunos aspectos generales de la cultura europea del siglo XVI y, especialmente, la forma en que se manifestó en Inglaterra. Durante los últimos siglos de la Edad Media la sociedad europea comenzó a asistir a numerosos cambios sociales, políticos, económicos y de pensamiento, que desembocarían a partir del siglo XVI en lo que se conoce como Renacimiento. Algunos de los factores que promovieron esos cambios fueron: o desarrollo de una cultura urbana (dejando de lado paulatinamente la vida feudal), con el consecuente ascenso de la burguesía; o en estrecha vinculación con lo anterior, se produjo una transformación del sistema económico gracias al fomento de la economía mercantilista, basada en la riqueza monetaria; o la toma de Constantinopla a manos de los turcos en 1453, que provocó una importante emigración hacia Europa occidental de eruditos bizantinos, con sus colecciones y textos greco-latinos; o sumado a lo anterior, el perfeccionamiento de la imprenta permitió la mayor difusión de numerosos textos entre la nobleza y la burguesía, con lo cual se comenzó a ver el surgimiento de figuras ilustradas que actuaron como protectores o “mecenas” de los artistas; o también en estrecha relación con lo anterior, la investigación científica y los progresos intelectuales se favorecieron gracias a la difusión de numerosas escuelas y universidades; o así mismo, la conquista de Constantinopla motivó la necesidad de encontrar rutas alternativas para continuar con el flujo comercial entre Europa y Asia que se había desarrollado durante los últimos siglos de la Edad Media. A consecuencia de ello, se vieron incrementados los viajes de exploración que desembocarán en 1492 en el descubrimiento de América; o esos viajes se vieron favorecidos, a su vez, por un importante desarrollo cartográfico y tecnológico (sobre todo en lo que se relaciona con la navegación). Como consecuencia de los factores enumerados arriba, Europa asistió a una transformación muy profunda en todos los campos y que, de una manera muy simple, se podrían sintetizar de la siguiente forma: o en el plano político se desarrollan los Estados nacionales y se forman grandes imperios coloniales; o en lo social, la burguesía alcanza un gran crecimiento y va desplazando a la nobleza en el poder; o en el aspecto económico, asistimos al desarrollo del capitalismo; o en lo vinculado con la valoración del individuo dentro de la sociedad, destaca la creciente convicción de que el hombre es el protagonista de los cambios sociales, lo cual se vincula estrechamente con el aporte que el nuevo interés por el modelo greco-latino fomenta: la idea de que se puede comprender y analizar la naturaleza y por lo tanto el ser humano empieza a ser considerado centro de todas las cosas; o en consecuencia (e inevitablemente unido con factores diversos como la influencia del pensamiento clásico, las transformaciones político-sociales y el desarrollo científico), se asiste en el Renacimiento a un desplazamiento de la noción de que el orden del universo es de origen divino y, por lo tanto, se debilita el poder de la Iglesia y se cuestiona de manera cada vez más profunda el sentimiento religioso; o en el plano artístico, la aspiración cada vez más creciente a gozar los placeres terrenales, el modelo clásico greco-latino y la reubicación de lo humano como punto central de atención, generaron un interés por la perfección de la obra artística. LA REFORMA PROTESTANTE Si bien los cambios que experimentó el mundo occidental durante el Renacimiento abarcaron todas las esferas de la vida humana, nos detendremos brevemente en el aspecto religioso pues es unos de los fenómenos más significativos del período. Durante la Edad Media, la Iglesia había sido el eje principal de la sociedad europea. El cristianismo se había convertido en el elemento aglutinante de la cultura occidental y su cabeza visible, la Iglesia, regía por encima de todas las otras instituciones. Sin embargo, a partir del siglo XVI se produjo una profunda transformación religiosa que desembocó en lo que se conoce como Reforma Protestante. Por la misma se entiende, justamente, a la ruptura que se produjo durante ese siglo en la unidad del catolicismo y la separación de gran parte del mundo cristiano respecto de la autoridad del Papa. Esta Reforma hunde sus raíces en el tiempo, pues ya desde la Edad Media se venían dando algunos intentos de enfrentamiento a la autoridad papal y la discusión de los preceptos que imponía la Iglesia católica; sin embargo, esos movimientos disidentes no tuvieron fuerza suficiente para quebrar notoriamente la unidad del cristianismo. Recién en el siglo XVI se dan las condiciones propicias para que el fenómeno adquiera realmente importancia. Como ya se explicó más arriba, el mundo europeo había sufrido cambios de naturaleza diversa en todos los planos, lo cual propició estos acontecimientos. Así, en Alemania destaca la figura de Martín Lutero, quien se va a convertir en el iniciador de la Reforma, gracias a su enfrentamiento en el plano doctrinal (1517). Casi simultáneamente (en 1536) Juan Calvino escribe en Suiza su obra “La institución de la Religión Católica”, con la cual se separa de manera más profunda que Lutero de los preceptos de la Iglesia Católica. LA REFORMA EN INGLATERRA En Inglaterra, sin embargo, la ruptura religiosa no fue encabezada desde el seno de la propia Iglesia, sino que se realizó desde la Corona. En 1543, el rey Enrique VIII se separó de la autoridad papal y se declaró jefe de la Iglesia inglesa. El motivo de esta decisión no era, como en los otros casos, de índole doctrinal, sino por intereses políticos: el soberano había solicitado al Papa la anulación de su matrimonio con Catalina de Aragón, lo cual fue negado. En consecuencia, Enrique VIII logró el apoyo del Parlamento para proclamarse alejado de la autoridad papal y concretar el divorcio. De ese primer matrimonio nació su hija María; la segunda unión (con Ana Bolena), dio como fruto a Isabel y finalizo trágicamente con la condena a muerte de su esposa. Juana Seymour, su tercera consorte, fue madre de quien se convertiría en Eduardo VI. A ella le siguieron tres esposas más, dos de las cuales murieron en el cadalso y la última le sobrevivió. Enrique VIII fue sucedido en el trono por sus tres hijos, bajo cuyos respectivos reinados Inglaterra vivió permanentes cambios religiosos. Así, durante el gobierno de Eduardo VI (entre 1547 y 1553), la iglesia Calvinista fue ofocializada; entre 1553 y 1558 gobernó María I, bajo cuya autoridad se restableció el catolicismo y se persiguió cruelmente a los protestantes (por lo cual esta reina recibió el apelativo de “la sanguinaria”). Finalmente, desde 1559 y hasta 1603, el reino fue gobernado por Isabel I, la cual instauró la Iglesia Anglicana. 2.EL DRAMA EN LA ÉPOCA DE SHAKESPEARE ORÍGENES Y DESARROLLO El reinado de Isabel I duró cuarenta años, a lo largo de los cuales el drama inglés asistió a un importante desarrollo, razón por la cual se lo identifica como “drama isabelino”. En las páginas que siguen intentaremos sintetizar brevemente su desarrollo, desde sus orígenes y hasta llegar a la figura de William Shakespeare. 1. LA MORALITÉ Durante la Edad Media, el género dramático no había tenido gran desarrollo en Europa. Principalmente, las piezas que se representaban tenían contenido religioso y un carácter alegórico. Entre ellas, los misterios fueron las obras que tuvieron más difusión sobre los finales del medioevo. Además de sus contenidos (que cada vez resultaban más lejanos del nuevo pensamiento que se estaba desarrollando), las propias características de la representación1 las hicieron cada vez menos interesantes para el público común. Como consecuencia, en Inglaterra se comenzó a desarrollar una forma dramática algo más simple en su representación y también en sus contenidos. Esta nueva forma dramática se conoce como moralité. En principio la moralité mantuvo su contenido de raíz medieval, es decir, la lucha del bien contra el mal; sin embargo, la influencia del pensamiento humanista modificó este esquema y fue reemplazándolo por nuevas estructuras ideológicas: se introdujeron figuras que representaban, por ejemplo, la Inteligencia, la Ciencia, el Vicio, el Ansia de Conocimiento, la Naturaleza, entre otras. A 1 Estas piezas se representaban sobre grandes plataformas móviles que dificultaban enormemente la escenificación, lo cual comenzó a enfrentarse al creciente gusto por espectáculos más ágiles. estos personajes simbólicos se agregaron con el paso del tiempo otros más que reflejan claramente las tendencias del pensamiento de la época: el Humanismo, la Codicia, la Sensualidad, la Opresión, la Estafa; estos personajes llegaron a ser asociados con los distintos órdenes sociales (el rey, el clero, la nobleza, la gente de ciudad), tal como se muestra en la “Sátira de las tres clases” del escocés Lyndsay. 2. EL INTERLUDIO La Reforma protestante en Inglaterra se convirtió con los años en un movimiento popular de alcance nacional. A su influjo, la cultura inglesa reflejó el interés creciente por fundir las viejas tendencias dramáticas con el pensamiento humanista, como veíamos en los párrafos anteriores. Excepto durante el breve reinado de María I Tudor (1553-1558), católica ferviente e intransigente, el género dramático continuó su desarrollo hacia nuevas formas. En ellas, el signo común era el escaso interés por los asuntos religiosos y mayor por lo humano. Como nueva forma dramática se desarrolló el interludio. En él ya no hay un carácter alegórico y la pieza se libera de los convecionalismos propios de la moralité. Además de estos cambios, se empieza a reconocer ahora una acción mucho más desarrollada donde la intriga y los personajes pasan a ser elementos cada vez más importantes. John Heywood fue autor de algunos de los más reconocidos interludios: “Cuatro Pes” y “El vendedor de indulgencias” . 3. LAS “MASCARADAS”: Además de las formas mencionadas anteriormente, también se dio un teatro de corte, bastante alejado del gusto del drama popular. Este teatro cortesano tuvo predilección por piezas de clara influencia italiana en las que se combinaban el ballet, la pantomima y el texto dramático propiamente dicho. Los temas eran variados y muchas veces integraban asuntos mitológicos. Las “mascaradas” se representaban en los salones de palacio y contaban con escenografía, música y vestuario muy suntuosos . 4. EL DRAMA DE INFLUENCIA CLÁSICA El creciente interés por las obras de la antigüedad clásica se manifestó en todas las expresiones artísticas y, consecuentemente, también en la literatura dramática. En Inglaterra el género dramático atravesó distintas etapas: o En un primer momento, se dio la escenificación de las comedias romanas, en su forma original en latín; o más tarde comenzaron a aparecer traducciones de aquellas piezas; o finalmente diversos autores ingleses comenzaron a componer obras en lengua vernácula pero manteniendo el modelo clásico. Esta influencia del drama clásico tuvo consecuencias muy importantes en los autores del período isabelino. Gracias a ella, se buscó la perfección del idioma inglés y el uso del verso, a la vez que se introdujo el orden y la armonía en la composición teatral. Este proceso, si bien comenzó con el modelo de la comedia romana, también se puede observar en el desarrollo de la tragedia. En este sentido, las primeras representaciones de tragedias de corte clásico en Inglaterra se realizaron en círculos eruditos (las universidades), en su lengua original; más tarde algunos de estos artistas se aventuraron a componer en inglés piezas que mantenían los cánones de las antiguas tragedias. En este sentido, se ajustaron principalmente al modelo clásico: presencia del coro y respeto por las unidades aristotélicas. 5. LOS POETAS UNIVERSITARIOS Durante la segunda mitad del siglo XVI surgieron numerosos escritores a los que se conoce como “poetas universitarios”, pues todos ellos tienen una formación académica. Entre ellos destacan Cristóbal Marlowe, George Peele, John Lyly y Thomas Kyd. En sus obras podemos reconocer el interés por elevar el drama popular a través de la representación de escenas de la vida cotidiana del pueblo pero con un estilo verosímil y lógico; esto no impidió, sin embargo, que en sus obras se introdujeran muchas veces elementos fantásticos. La veracidad de la intriga, sumada al uso del verso blanco (el verso sin rima) produjeron un gran impacto en el público popular, quien de inmediato aceptó las creaciones de estos poetas universitarios. Un fenómeno similar al que experimentó Inglaterra en este momento, también se estaba dando en España, con la renovación del teatro gracias a figuras destacadas como Lope de Vega y Calderón de la Barca. Justamente de estos dramas españoles algunos de los poetas universitarios tomaron material y adoptaron el gusto por la combinación de formas trágicas y cómicas dentro de una misma obra. Así mismo, también rompieron con las unidades aristotélicas. Es en este contexto que surgió la obra dramática de William Shakespeare, quien encontró abierto el camino hacia una nueva dramaturgia. 3. PRODUCCIÓN DE SHAKESPEARE ETAPAS DE SU CREACIÓN La producción literaria de Shakespeare se sitúa entre los años 1590 y 1613. Aunque no se ha podido determinar en cada caso la fecha exacta de composición de sus piezas teatrales, sí se pueden reconocer lo períodos dentro de los cuales fueron apareciendo. De cada una de estas etapas señalaremos sus rasgos principales y mencionaremos algunos títulos a modo de ejemplo. 1. PRIMERA ÉPOCA: 1590-1601 Es una etapa de optimismo, en la que predomina el ambiente de paz social sin inquietudes por el futuro. Aparecen numerosas comedias (“Sueño de una noche de verano”, “Comedia de las equivocaciones”, “Las alegres comadres de Windsor”). También se reconoce en Shakespeare su concepción de la monarquía, a través de algunas tragedias:”Ricardo II”, “Ricardo III”, “El Rey Juan”, “Julio César”. Muchos protagonistas de estas tragedias encarnan el pensamiento crítico del autor respecto de los reyes: no debían ser excedidos como ellos. “Romeo y Julieta” también se encuentra en esta etapa de la actividad de Shakespeare. En ella queda en evidencia el optimismo por el que atraviesa el escritor en esos años, a la vez que la protesta contra el mundo corrompido que envenena la vida de los jóvenes. 2. SEGUNDA ÉPOCA: 1601-1609 Los cambios políticos (ascenso de Jacobo al trono) provocan en Inglaterra el temor por la refeudalización. Shakespeare comienza a observar con mayor atención la sociedad que lo rodea y reconoce en ella grandes males: la opresión del pobre, la mezquindad de los poderosos, la traición y la hipocresía. Ya al final de la etapa anterior, la tragedia “Julio César” anticipaba esta mirada del escritor, que ahora se expresa a través de obras como “Hamlet”, “Rey Lear”, “Macbeth”, “Pericles”. También pertenecen al final de este período los sonetos. 3. TERCERA ÉPOCA: 1609- 1613 Aún cuando Shakespeare continuó con su labor, ya no se distingue por el ímpetu combativo y enérgico de las etapas precedentes. En estos últimos años sólo compuso tres obras: “Cimbelino”, “Cuento de invierno” y “La tempestad”. La tragedia “Enrique VIII” (de 1613) prácticamente no la escribió él, sino que fue redactada casi totalmente por Fletcher. En las obras de esta época se encuentra un autor inclinado más hacia el lirismo y la presencia de elementos fantásticos, que hacia el realismo. FUENTES DE LAS OBRAS DE SHAKESPEARE Estudiando atentamente las obras de Shakespeare, se pueden distinguir claramente cuatro fuentes principales: La novella italiana. Shakespeare era asiduo lector de este tipo de obras, incluso en su lengua original. Estas novelas ofrecían material abundante sobre argumentos y acción. Así mismo, de ellas pudo tomar la visión humanista del Renacimiento italiano. El historiador griego Plutarco, quien vivió entre los años 50 y 125 de nuestra era, legó numerosas biografías de figuras griegas y romanas. Ellas sirvieron de modelo para muchos de los personajes de Shakespeare: Julio César, Antonio, Octavio, Coriolano. La tercera fuente importante fue la Crónica de Holinshed. En ella se narra la historia de los reyes ingleses y otros personajes, desde tiempos legendarios hasta el siglo XVI. Además de lo mencionado más arriba, Shakespeare tomó como material para sus obras la producción dramática inglesa anterior a él. De ellas extrajo abundantes argumentos, personajes y principios de composición. LA “CUESTIÓN SHAKESPERIANA” Nos han quedado pocos documentos personales de Shakespeare. El conocimiento directo que tenemos de él se basa fundamentalmente en las obras y algunas referencias de sus contemporáneos. A consecuencia de esto algunos eruditos de épocas posteriores al autor comenzaron a cuestionar la veracidad de su biografía. La duda inicial surgió en el contraste evidente entre su obra y su vida: ¿cómo se explica que un hombre sin preparación universitaria se pudiera convertir en un gran dramaturgo?; ¿de dónde provenían sus amplísimos conocimientos?. De ahí que a mediados del siglo XIX surgieran muchas hipótesis que sugerían la posibilidad de que las piezas atribuidas a Shakespeare no hubieran sido escritas por él, sino por algún escritor dueño de una cultura más amplia y sistemática. Es lo que se conoce como “cuestión shakesperiana”. El primer planteo de esta cuestión lo hizo Delia Bacon en 1850. Según esta joven estadounidense, los conocimientos enciclopédicos que trasuntan en la obra de Shakespeare debían pertenecer a alguien con mayor formación: Francis Bacon (de quien la propia Delia se consideraba descendiente). Sir Francis Bacon había sido una importante figura política e intelectual del reinado de Isabel I. Según esta hipótesis, Francis Bacon encabezaba un grupo de intelectuales notables (Walter Raleigh, Marlowe) entre los cuales habrían escrito las obras escénicas que salían al teatro por intermedio de Shakespeare, quien las firmaba. Investigaciones posteriores dieron como resultado la inexactitud de estas afirmaciones. Más tarde surgieron otras interpretaciones sobre el asunto: el belga Demblon atribuyó las obras de Shakespeare al conde de Rutland; el francés Lefranc opinaba que la autoría correspondía al conde de Derby. La base de estas argumentaciones es similar pero ninguna de ella tuvo aceptación. En una dirección levemente diferente, otros estudiosos intentaron explicar que las obras no habrían sido compuestas por uno sino por varios autores. Sin embargo, lo que actualmente se acepta es que es altamente probable que Shakespeare haya sido el autor de sus obras, aun cuando está claro que muchas de ellas surgieron a partir de refundiciones de piezas de otros escritores, a las que él habría dado forma propia. ÍNDICE DE CONTENIDOS 1.Contexto histórico 1 EL CONTEXTO HISTÓRICO DEL RENACIMIENTO 1 LA REFORMA PROTESTANTE 2 La Reforma en Inglaterra 3 2.El drama en la época de Shakespeare 4 ORÍGENES Y DESARROLLO 4 1. La moralité 4 2. El interludio 5 3. Las “mascaradas”: 5 4. El drama de influencia clásica 5 5. Los poetas universitarios 6 3. Producción de Shakespeare 7 ETAPAS DE SU CREACIÓN 7 1. Primera época: 1590-1601 7 2. Segunda época: 1601-1609 8 3. Tercera época: 1609- 1613 8 FUENTES DE LAS OBRAS DE SHAKESPEARE 8 LA “CUESTIÓN SHAKESPERIANA” 9 Índice de contenidos 10