Francisco, audiencia general, miércoles, 29-01-2014

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Francisco, audiencia general, miércoles, 29-01-2014
Por el trabajo y contra la usura
Una plaza de san Pedro inundada de banderas procedentes de distintas partes
del mundo, carteles con mensajes de cercanía y un coro de voces que cantaban ¡viva
el Papa! han dado la bienvenida a Francisco. Montado en el jeep blanco, el Papa ha
pasado más de media hora saludando a los fieles reunidos en la plaza. En esos treinta
minutos, el Santo Padre se dedica a bendecir, besar y acariciar a los más pequeños,
protegidos con gorros y bufandas de las bajas temperaturas.
Un momento especialmente simpático y que ha provocado la sonrisa de los que
estaban cerca, ha sido cuando el papa argentino ha saludado a un loro colorido. La
presencia del animal en la plaza se debe a los 350 representantes del circo de
Bergantino, procedente del Triveneto que han acudido hoy a la audiencia general.
Además, en un punto del recorrido, el Santo Padre se ha bajado del jeep para
charlar unos minutos con un grupo de niños a los que ha bendecido algunas
fotografías que llevaban en la mano.
En la tercera de las catequesis dedicadas a los sacramentos, el Papa ha hablado
hoy sobre la Confirmación. Al finalizar la catequesis, comenzó a llover, por lo que
Francisco bromeó: "se ve que estos últimos miércoles, a mitad de audiencia, nos
bendicen del Cielo: pero ¡ustedes son valientes, adelante!".
Duras palabras las que ha dedicado a los "usureros", y ha dirigido un
pensamiento a esas familias que no tienen para comer porque deben pagar la
hipoteca... "¡eso es inhumano!" Lo ha dicho tras saludar a los miembros de la
Fondazioni Associate alla Consulta Nazionale Antiusura acompañados por el
arzobispo de Bari, monseñor Francesco Cacucci, y ha deseado que "las instituciones
puedan intensificar su compromiso contra las víctimas de la usura, dramática plaga
social que hiere la dignididad inviolable de la persona humana".
El papa Francisco saludó también a las familias de los trabajadores de una
empresa de Florencia, acompañados por su cardenal, el arzobispo Giuseppe Bertori.
"Les expreso --dijo Francisco-- mi cercanía y deseo que se hagan todos los esfuerzos
posibles por las autoridades competentes, para que el trabajo que es fuente de
dignidad sea la preocupación central de todos".
A continuación, las palabras del resumen que el Santo Padre ha hecho de la
catequesis en español:
Hoy nos centraremos en el Sacramento de la Confirmación. Junto con el
Bautismo y la Eucaristía, forma parte un proceso único que se llama la iniciación
cristiana, a través del cual somos insertados gradualmente en Cristo, muerto y
resucitado y recibimos una vida nueva. El término Confirmación indica que este
sacramento ratifica la gracia bautismal, nos une más firmemente a Cristo: afianza
nuestra relación con la Iglesia y concediéndonos una fuerza especial del Espíritu
Santo para defender la fe y confesar el nombre de Cristo.
Como todo sacramento, la Confirmación es obra de Dios, que se preocupa de
que nuestra vida sea plasmada a imagen de su Hijo, de hacernos capaces de amar
como él, infundiéndonos su Espíritu Santo. Este Espíritu actúa con su fuerza en
nosotros, en toda la persona y durante toda la vida. Cuando lo recibimos en nuestro
corazón, Cristo mismo se hace presente y toma forma en nuestra vida: es él quien
reza, quien perdona, el que infunde esperanza, el que sirve a los hermanos más
necesitados, el que crea comunión y siembra la paz en nuestra vida. Es él el que hace
eso.
A continuación ha saludo con afecto "a los peregrinos de lengua española,
venidos de España, Argentina, Chile, México y otros países latinoamericanos. Invito
a todos a recordar que hemos recibido la Confirmación, a dar gracias a Dios por él y a
pedirle que nos ayude a vivir como verdaderos cristianos y a caminar siempre con
alegría, según el Espíritu Santo que hemos recibido".
Después de los saludos en todas las lenguas, Francisco ha dirigido un
pensamiento especial a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados. El próximo
viernes - ha señalado - celebramos la memoria de san Juan Bosco. Por ello "queridos
jóvenes, su figura de padre y maestros os acompañe en los años de estudio y
formación. Queridos enfermos, no perdáis la esperanza también en los momentos más
duros del sufrimiento. Y vosotros, queridos recién casados, inspiraros en el modelo
salesiano del amor preventivo en la educación integral de vuestros hijos.
Francisco, texto completo de la catequesis, 29-1-2014
El sacramento de la Confirmación
Francisco explica que la Confirmación afianza nuestra relación con la Iglesia y nos
concede una fuerza especial del Espíritu Santo para defender la fe y confesar el
nombre de Cristo
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
En esta tercera catequesis sobre los Sacramentos, nos detenemos en el de la
Confirmación, que debe ser entendida en continuidad con el Bautismo, al que está
vinculada de manera inseparable. Estos dos sacramentos, junto con la Eucaristía,
constituyen un único acontecimiento salvífico, que se llama “la iniciación cristiana”,
en el que somos insertados en Jesucristo muerto y resucitado y nos convertimos en
nuevas criaturas y miembros de la Iglesia. He aquí la razón por la que
originariamente estos tres Sacramentos se celebraban en un único momento, al final
del camino catecumenal, que era normalmente en la Vigilia Pascual. Así se articulaba
este itinerario de formación y de inserción gradual en la comunidad cristiana que
podía durar también algunos años. Se hacía paso a paso, para llegar al Bautismo,
después la Confirmación y la Eucaristía.
Comúnmente se habla del sacramento de la “Confirmación”, palabra que
significa “unción”. Y, de hecho, a través del aceite llamado “sagrado Crisma”, somos
conformados, en la potencia del Espíritu, a Jesucristo, el cual es el único y verdadero
“ungido”, el “Mesías”, el Santo de Dios. Hemos escuchado en el Evangelio como
Jesús lo lee en Isaías, lo vemos más adelante. Es el ungido. Soy enviado y estoy
ungido para esta misión.
El término “Confirmación” nos recuerda que este Sacramento aporta un
crecimiento de la gracia bautismal: nos une más firmemente a Cristo; lleva a
cumplimiento nuestro vínculo con la Iglesia; nos da una especial fuerza del Espíritu
Santo para difundir y defender la fe, para confesar el nombre de Cristo y para no
avergonzarnos nunca de su cruz (cfr Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1303). Y
por eso es importante ocuparse de que nuestros niños y nuestros jóvenes reciban este
sacramento. Todos nosotros nos ocupamos de que sean bautizados y esto es bueno,
¿eh? Pero, quizás, no le damos tanta importancia a que reciban la Confirmación. ¡Se
quedan a mitad camino y no reciben el Espíritu Santo!, ¿eh? Que es tan importante
para la vida cristiana, porque nos da la fuerza para seguir adelante. Pensemos un
poco, ¿eh? Cada uno de nostros. ¿Verdaderamente nos preocupamos de que nuestros
niños y nuestros jóvenes reciban la Confirmación? ¡Pero es importante esto, es
importante! Y si vosotros en vuestra casa tenéis niños o jóvenes que todavía no la han
recibido y ya tienen la edad para recibirla, haced todo lo posible para que terminen
esta iniciación cristiana y que ellos reciban la fuerza del Espíritu Santo. ¡Es
importante!
Naturalmente es importante ofrecer a los confirmandos una buena preparación,
que debe estar pensada para conducirlos hacia una adhesión personal a la fe en Cristo
y a despertar en ellos su sentido de pertenencia a la Iglesia.
La Confirmación, como todo Sacramento, no es obra de los hombres, sino de
Dios, el cual cuida de nuestra vida para plasmarnos a imagen de su Hijo, para
hacernos capaces de amar como Él. Él lo hace infundiendo en nosotros su Espiritu
Santo, cuya acción impregna a toda la persona y toda la vida, como se refleja de los
siete dones que la Tradición, a la luz de la Sagrada Escritura, ha siempre evidenciado.
Estos siete dones, yo no os voy a preguntar si os acordáis de los siete dones, ¿no?
Quizás todos los decís, pero no es necesario, ¿eh? Todos dirán son este y este, pero
no lo hacemos. Lo digo yo en vuestro nombre ¡Eh!. ¿Y cuáles son los dones? la
Sabiduría, la Inteligencia, el Consejo, la Fortaleza, la Ciencia, la Piedad y el Temor
de Dios. Y estos dones nos han sido dados con el Espíritu Santo en el sacramento de
la Confirmación. A estos dones tengo la intención de dedicar las catequesis que
seguirán a las de los Sacramentos.
Cuando acogemos el Espíritu Santo en nuestro corazón y lo dejamos actuar,
Cristo mismo se hace presente en nosotros y toma forma en nuestra vida, a través de
nosotros, será Él, ¡Escuchad bien esto! A través de nosotros será el mismo Cristo
quien rece, quien perdone, quien infunda esperanza y consuelo, quien sirva a los
hermanos, quien se haga cercano a los necesitados y a los últimos, a crear comunión,
a sembrar paz. Pero pensad que importante es esto, que por el Espíritu Santo viene el
mismo Cristo para hacer todo esto en medio de nosotros y por nosotros. Por esto es
importante que los niños y los jóvenes reciban este Sacramento.
Queridos hermanos y hermanas, ¡recordemos que hemos recibido la
Confirmación todos nosotros! Recordémoslo antes que nada para agradecerle al
Señor este don, y luego para pedirle que nos ayude a vivir como verdaderos
cristianos, a caminar siempre con alegría según el Espíritu Santo que nos ha sido
donado. Se ve que estos últimos miércoles, a mitad audiencia, nos bendicen desde el
Cielo. ¡Pero sois valientes! ¡Adelante!
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