BOLETÍN DE LA FACULTAD DE DERECHO, GONZÁLEZ HERNÁNDEZ, Esther, La responsabilidad penal del Gobierno, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid, 2002, 528 págs. Bajo el título de «La responsabilidad penal del Gobierno», Esther González Hernández presenta una nueva aportación al tema de la responsabilidad criminal individual de los miembros del Poder ejecutivo, completando con ello el incipiente análisis de la doctrina científica, iniciado en la década precedente. 1996 es la fecha en la que aparecen las dos primeras monografías sobre esta materia: la primera del profesor de Derecho constitucional Diez-Picazo ("La criminalidad de los gobernantes», Grijalbo-Mondadori) y la segunda del profesor de Derecho penal Obregon García ("La responsabilidad criminal de los miembros del Gobierno: análisis del artículo 102 de la Constitución española», Cívitas). Ambos estudios, desde perspectivas netamente diferenciadas pero complementarias, aportaron las primeras pautas de análisis, que avanzaron con la publicación en 2000 de la monografía de GarcíaMahamut intitulada «La responsabilidad penal de los miembros del Gobierno en la Constitución». núm. 24, 2004 No obstante, no por ello la obra que se recensiona es menos meritoria pues, en primer lugar, el tema de la responsabilidad jurídico-criminal de los miembros del Gobierno sigue siendo una materia de permanente actualidad, rica en incrustaciones y reflexiones, que encierra dentro de sí un sinfín de cuestiones de vital importancia en los actuales sistemas democráticos. Pero, en segundo lugar, se trata de una materia de carácter interdisciplinar que necesita de constantes referencias al Derecho procesal y sobre todo penal, y ello ha encontrado perfecta traducción en esta monografía. Por las razones expuestas el estudio de la profesora González Hernández no resulta, en absoluto, superfluo, desde el momento en que ofrece al lector un análisis pormenorizado del artículo 102 de la vigente Constitución española de 1978. La presente obra ha venido a completar un panorama de permanente actualidad, porque como señala el profesor De Esteban en el prólogo (pág. 18) «nuestros Constituyentes de 1978 optaron por incluir en el artículo 102 de la Norma Fundamental, la responsabilidad criminal de los mienvbros del Gobierno, pensando que se trataba de un precepto puramente teórico y difícilmente aplicable. Sin embíirgo, el movimiento de penali- © UNED. Boletín de la Facultad de Derecho, núm. 24, 2004 l'&l CRÍTICA DE LIBROS zar los posibles delitos de los gobernantes también ha llegado y tenido repercusión en la España actual. Precepto que, por lo tanto, ha adquirido una evidente importancia y que, con todo, la doctrina no le había prestado la atención suficiente». Centrándonos en su estricto análisis, lo tradicional de todo comentario crítico suele ser comenzar por una breve reflexión de su sistemática, sin embargo, dejaremos esta cuestión para más adelante, porque lo que prioritariamente interesa para comprender la finalidad de la obra es señalar que el tema de la responsabilidad criminal gubernamental en el Derecho comparado, pero también en la experiencia reciente de nuestro ordenamiento jurídico, está experimentando un cambio sustancial, en el que tiene un papel importantísimo de cara a la labor del Gobierno. por mucho que en ocasiones confluyan. Estas reflexiones se desarrollan profusamente en las páginas 257 y siguientes, ofreciendo conclusiones, en cierta medida, minoritarias en el conjunto de la doctrina, que, sin lugar a dudas contribuyen a ampliar el horizonte de la discusión jurídica. Por este motivo, la presente monografía, se hace eco de la revolución a que se está asistiendo en el panorama constitucional europeo en materia de responsabilidad gubernamental, es decir, la paulatina adaptación a los nuevos parámetros democráticos de unos obsoletos sistemas de exigencia de responsabilidad criminal a los dirigentes políticos, frutos de la herencia histórica y de su consideración como residuo de una responsabilidad gubernamental, prioritariamente política. En un primer momento se trato De entre todos los tipos de res- de una revolución un tanto ruidosa y ponsabilidad a que se ve sometido el singularmente visible que se traduPoder ejecutivo, su eventual respon- cía en muestras sociales de repulsa sabilidad penal ha sufi'ido una ines- de toda sentencia absolutoria de un perada revitalización que ha contri- Ministro, que terminó por la adopbuido a reforzar su presencia en el ción de cambios en algunos Textos discurso político, buscando, en constitucionales, más como reclamo muchas ocasiones, una diferente electoral o lavado de cara, al paso de finalidad de la que está llamada a las críticas sociales, y por un subdesarrollar Como la autora señala consciente popular que exigía la con(págs. 21 y ss) aunque el debate dena de todo aquél sobre el que se sobre la responsabilidad penal sur- vertiese la más mínima sospecha de giese en un momento de «crisis de la criminalidad. A este deseo ha obederesponsabilidad política del cido la andadura, sobre todo, franceGobierno» y se constatase una sa que pensó en que la solución estalamentable ausencia de dimisiones ba en la rebaja de unos criterios voluntarias, la solución no podía mínimos de punibilidad penal para estar en la sustitución de la respon- hacer criminal la casi totalidad de la sabilidad política por la responsabi- labor ministerial, cuestión convelidad penal, pues cada una está lla- nientemente desarrollada en las mada a desempeñar un diferente páginas 306 y siguientes. papel e el entramado constitucional. 288 UNED. Boletín de la Facultad de Derecho, núm. 24, 2004 CRÍTICA DE LIBROS Sin embargo, la verdadera revolución de la responsabilidad penal, es más una revolución silenciosa, interiorizada en la práctica judicieil cotidiana, que como señaló Rousseau, en su «Discurso sobre el origen de la desigualdad de los hombres» debe sustituir los tiempos ceguera y de errores por testimonios de moderación, de estima recíproca y de común respeto a las leyes; presagios y garantías de una reconciliación sincera y perpetua. Gobierno en el banquillo, debe operar en ambas direcciones, esto es, también para dicho Ministro o Presidente. Quizás así se superaría, habría de establecerse el procedimiento, lo que Jiménez de Parga denomina «la pena de banquillo» o juicio paralelo al que los medios de comunicación y los partidos de la oposición someten a un miembro del Gobierno, que resulta así penado socialmente, a pesar de que con posterioridad pueda resultar inocente. Pues bien, la monografía que se comenta refleja también esta evolución en la lectura detenida de sus más de quinientas páginas. Si comienza con un claro recelo a la regulación constitucional y a las argucias de que se sirven algunos actores políticos para evitar toda responsabilidad jurídica, a medida que avanza en el análisis, y sobre todo cuando éste se circunscribe al ordenamiento jurídico español, comienzan a manifestarse desacuerdos con muchas de las afirmaciones que se han dado por ciertas, quizás sin serlo. Éste pudiera ser uno de los aspectos de mayor elogio de la obra porque, en muchas de sus páginas y en muy diferentes epígrafes, pretende analizarlo con la suficiente objetividad con que se debe desmenuzar esta difícil cuestión. Y así, aparte de detenerse en el análisis jurídico de cuestiones de estricta índole político-constitucional, también introduce en el discurso muchas de las ideas que encuentran su lugar en el subconsciente popular para, en algunos casos, mostrarse en total desacuerdo. Concluye, así, que la necesaria igualdad ante la ley, tan traída y llevada por todos los implicados cada vez que se ve a un miembro del Ciertamente, los actores políticos gozan de una serie de «privilegios», pero también la especial regulación de su responsabilidad criminal les hace presos de una situación que pudiera serles desfavorables, y a la que no pueden renunciar por el carácter funcional de toda prerrogativa. Ahora bien, ello no obsta para señalar, cuando así proceda, una situación, que por herencia histórica o calculada premeditación, pretenda hacer inocua toda responsabilidad jurídica de los miembros del Gobierno. A esta labor de crítica sosegada dedica la autora muchas y muy diversas reflexiones sobre todo al hilo del análisis de descripción de supuestos reales en que miembros de Ejecutivos nacionales o extranjeros han tenido que rendir cuentas ante los Tribimales de Justicia por presuntos delitos comunes. Esta aportación ausente en los estudios publicados sobre la responsabilidad criminal de los miembros del Gobierno, jimto con el profuso estudio de la jurisprudencia del Tribunal Supremo y del Tribunal Constitucional, aporta a la presente monografía una meritoria actualidad, pues recoge capítulos importantes de © UNED. Boletín de la Facultad de Derecho, núm. 24, 2004 289 CRÍTICA DE LIBROS Como decíamos al principio de la reciente historia democrática de España, además de hacer de su lectu- estas páginas, la investigación pretende, por tanto, analizar todas las ra una amena actividad. aristas y ángulos de un tema compleDe igual modo, pretende demos- jo. De este modo, la presente monotrar como el apartado segundo tam- gráfica, desde la clásica ordenación de bién es un supuesto vivo y de posible todo análisis jurídico, disecciona las traducción práctica, a pesar de que cuestiones conceptuales previas, también se convenga en lo poco pro- para poder desarrollar con mayor bable de su materialización. En el proñisión los remotos orígenes de los capítulo VI, la parte de mayor exten- especialísimos procedimientos conssión, profundidad y calado jurídico, titucionales de exigencia de response describen y desarrollan cuestiones sabilidad criminal, los ejemplos más de estricta práctica procesal que sus- sobresalientes de Derecho comparacitaron las dos ocasiones en que se do, la regulación de nuestro constitudejaron sentir sendas propuestas de cionalismo histórico y otras cuestiopuesta en marcha de este precepto nes imprescindibles para un apropiaconstitucionEd: la primera con oca- do análisis de la actual regulación de sión del sumario Segundo Marey, y la Constitución española de 1978: los la segunda en 1999 con motivo del debates constituyentes, las influenenvío de tropas españolas al conflic- cias habidas en esta regulación, los to de Kosovo, todo ello sin olvidar la problemas de determinación de la explicación teórica de este precepto. composición definitiva del Gobierno antes de la promulgación de la Ley He aquí la mayor aportación de 50/1997, y, sobre todo, el estudio y esta obra, que, sin duda, es el neta diferenciación de los tipos de exhaustivo análisis que acomete del responsabilidad jurídica a que puede apartado segundo del artículo 102 verse sometido el Poder ejecutivo: CE, desde el momento en que pre- una responsabilidad civil, la administende aportar una construcción doc- trativa, la penal ordinaria, y la penal trinal completa de la inimaginable especial o político-criminal, en la terriqueza de un precepto que configu- minología que utiliza la autora. Y, ra otro tipo de responsabilidad: la solamente, una vez delimitado el penal especial por delitos de alto campo de investigación, se dedica a contenido político. Y es en esta la estricta responsabilidad penal en parte, donde la obra adquiere su los capítulos V, VI, y VII, prestando punto álgido, pues utiliza todas sus también atención a la regulación de reflexiones para separar conceptual- la responsabilidad criminal de la mente ambos tipos de responsabili- Jefatura de Estado, especialmente en dad. Rezuma a lo largo de estas pági- el caso del capítulo VI como medio nas su verdadero leitmotiv: la nítida eficaz con el que adquirir la suficienseparación entre responsabilidad te perspectiva del por qué de una penal ordinaria y responsabilidad regulación tan singular como la conpolítico criminal, como modo más tenida en el apartado segundo del eficaz con el que evitar los harto fi-e- artículo 102, «ejemplo único en el cuentes abusos en materia de exigen- Derecho comparado» (pág. 479). cia de responsabilidad penal a los miembros del Gobierno. 290 © UNED. Boletín de la Facultad de Derecho, núm. 24, 2004 CRÍTICA DE LIBROS Cada uno de estos tres capítulos «pena de banquillo» se presentaría se corresponde, por este orden, con como segura para el ciudadano los tres apartados del artículo 102 medio, argumento éste, el del sentir CE: responsabilidad criminal por de la opinión pública, que la propia delitos comunes, responsabilidad Profesora utiliza en variadas ocasiocriminal por delitos de alto perfil nes a lo largo de esta obra. Pero sienpolítico, y la infrecuente prohibición do cierto lo anterior, no lo es menos de la prerrogativa recil de gracia en que nos encontramos ante una excelente obra en la que la «longa manu» este tipo de supuestos. del Director de la tesis doctoral se En fin, es cierto que, como toda deja notar, junto a la formación juríbuena tesis doctoral, el lector puede dica integral y completa de la autora, o no estar de acuerdo con las ideas lo que nos lleva a sugerir al estudioso defendidas por la autora. Así, por la lectura de una monografía por la ejemplo, llama la atención la diversi- que, repito, autora y Director, deben ficación conceptual y terminológica sentirse muy satisfechos. de la responsabilidad gubernamental; una denominación de la responsabilidad vinculada a actuación política estricta como responsabilidad «político-criminal», se plantea como JOSÉ MANUEL VERA SANTOS formalmente arriesgada por los mati- Prof. Titular de Derecho Constitucional ces negativos que previos al enjuiciaUniversidad Rey Juan Carlos miento de la misma, con lo que la UNED. Boletín de la Facultad de Derecho, núm. 24, 2004 291