n úm . 24, 2004 La res-

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BOLETÍN DE LA FACULTAD DE DERECHO,
GONZÁLEZ HERNÁNDEZ, Esther, La responsabilidad penal del Gobierno,
Centro de Estudios Políticos y
Constitucionales, Madrid, 2002, 528
págs.
Bajo el título de «La responsabilidad penal del Gobierno», Esther
González Hernández presenta una
nueva aportación al tema de la responsabilidad criminal individual de
los miembros del Poder ejecutivo,
completando con ello el incipiente
análisis de la doctrina científica, iniciado en la década precedente.
1996 es la fecha en la que aparecen las dos primeras monografías
sobre esta materia: la primera del
profesor de Derecho constitucional
Diez-Picazo ("La criminalidad de los
gobernantes», Grijalbo-Mondadori)
y la segunda del profesor de Derecho
penal Obregon García ("La responsabilidad criminal de los miembros del
Gobierno: análisis del artículo 102
de la Constitución española»,
Cívitas). Ambos estudios, desde perspectivas netamente diferenciadas
pero complementarias, aportaron las
primeras pautas de análisis, que
avanzaron con la publicación en
2000 de la monografía de GarcíaMahamut intitulada «La responsabilidad penal de los miembros del
Gobierno en la Constitución».
núm. 24, 2004
No obstante, no por ello la obra
que se recensiona es menos meritoria pues, en primer lugar, el tema de
la responsabilidad jurídico-criminal
de los miembros del Gobierno sigue
siendo una materia de permanente
actualidad, rica en incrustaciones y
reflexiones, que encierra dentro de sí
un sinfín de cuestiones de vital
importancia en los actuales sistemas
democráticos. Pero, en segundo
lugar, se trata de una materia de
carácter interdisciplinar que necesita de constantes referencias al
Derecho procesal y sobre todo penal,
y ello ha encontrado perfecta traducción en esta monografía. Por las
razones expuestas el estudio de la
profesora González Hernández no
resulta, en absoluto, superfluo,
desde el momento en que ofrece al
lector un análisis pormenorizado del
artículo
102 de la vigente
Constitución española de 1978. La
presente obra ha venido a completar
un panorama de permanente actualidad, porque como señala el profesor
De Esteban en el prólogo (pág. 18)
«nuestros Constituyentes de 1978
optaron por incluir en el artículo 102
de la Norma Fundamental, la responsabilidad criminal de los mienvbros del Gobierno, pensando que se
trataba de un precepto puramente
teórico y difícilmente aplicable. Sin
embíirgo, el movimiento de penali-
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zar los posibles delitos de los gobernantes también ha llegado y tenido
repercusión en la España actual.
Precepto que, por lo tanto, ha adquirido una evidente importancia y que,
con todo, la doctrina no le había
prestado la atención suficiente».
Centrándonos en su estricto análisis, lo tradicional de todo comentario crítico suele ser comenzar por
una breve reflexión de su sistemática, sin embargo, dejaremos esta
cuestión para más adelante, porque
lo que prioritariamente interesa para
comprender la finalidad de la obra es
señalar que el tema de la responsabilidad criminal gubernamental en el
Derecho comparado, pero también
en la experiencia reciente de nuestro
ordenamiento jurídico, está experimentando un cambio sustancial, en
el que tiene un papel importantísimo
de cara a la labor del Gobierno.
por mucho que en ocasiones confluyan. Estas reflexiones se desarrollan
profusamente en las páginas 257 y
siguientes, ofreciendo conclusiones,
en cierta medida, minoritarias en el
conjunto de la doctrina, que, sin
lugar a dudas contribuyen a ampliar
el horizonte de la discusión jurídica.
Por este motivo, la presente
monografía, se hace eco de la revolución a que se está asistiendo en el
panorama constitucional europeo en
materia de responsabilidad gubernamental, es decir, la paulatina adaptación a los nuevos parámetros democráticos de unos obsoletos sistemas
de exigencia de responsabilidad criminal a los dirigentes políticos, frutos de la herencia histórica y de su
consideración como residuo de una
responsabilidad
gubernamental,
prioritariamente política.
En un primer momento se trato
De entre todos los tipos de res- de una revolución un tanto ruidosa y
ponsabilidad a que se ve sometido el singularmente visible que se traduPoder ejecutivo, su eventual respon- cía en muestras sociales de repulsa
sabilidad penal ha sufi'ido una ines- de toda sentencia absolutoria de un
perada revitalización que ha contri- Ministro, que terminó por la adopbuido a reforzar su presencia en el ción de cambios en algunos Textos
discurso político, buscando, en constitucionales, más como reclamo
muchas ocasiones, una diferente electoral o lavado de cara, al paso de
finalidad de la que está llamada a las críticas sociales, y por un subdesarrollar Como la autora señala consciente popular que exigía la con(págs. 21 y ss) aunque el debate dena de todo aquél sobre el que se
sobre la responsabilidad penal sur- vertiese la más mínima sospecha de
giese en un momento de «crisis de la criminalidad. A este deseo ha obederesponsabilidad
política
del cido la andadura, sobre todo, franceGobierno» y se constatase una sa que pensó en que la solución estalamentable ausencia de dimisiones ba en la rebaja de unos criterios
voluntarias, la solución no podía mínimos de punibilidad penal para
estar en la sustitución de la respon- hacer criminal la casi totalidad de la
sabilidad política por la responsabi- labor ministerial, cuestión convelidad penal, pues cada una está lla- nientemente desarrollada en las
mada a desempeñar un diferente páginas 306 y siguientes.
papel e el entramado constitucional.
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Sin embargo, la verdadera revolución de la responsabilidad penal,
es más una revolución silenciosa,
interiorizada en la práctica judicieil
cotidiana,
que como
señaló
Rousseau, en su «Discurso sobre el
origen de la desigualdad de los hombres» debe sustituir los tiempos
ceguera y de errores por testimonios
de moderación, de estima recíproca
y de común respeto a las leyes; presagios y garantías de una reconciliación sincera y perpetua.
Gobierno en el banquillo, debe operar en ambas direcciones, esto es,
también para dicho Ministro o
Presidente. Quizás así se superaría,
habría de establecerse el procedimiento, lo que Jiménez de Parga
denomina «la pena de banquillo» o
juicio paralelo al que los medios de
comunicación y los partidos de la
oposición someten a un miembro del
Gobierno, que resulta así penado
socialmente, a pesar de que con posterioridad pueda resultar inocente.
Pues bien, la monografía que se
comenta refleja también esta evolución en la lectura detenida de sus
más de quinientas páginas. Si
comienza con un claro recelo a la
regulación constitucional y a las
argucias de que se sirven algunos
actores políticos para evitar toda responsabilidad jurídica, a medida que
avanza en el análisis, y sobre todo
cuando éste se circunscribe al ordenamiento jurídico español, comienzan a manifestarse desacuerdos con
muchas de las afirmaciones que se
han dado por ciertas, quizás sin
serlo. Éste pudiera ser uno de los
aspectos de mayor elogio de la obra
porque, en muchas de sus páginas y
en muy diferentes epígrafes, pretende analizarlo con la suficiente objetividad con que se debe desmenuzar
esta difícil cuestión. Y así, aparte de
detenerse en el análisis jurídico de
cuestiones de estricta índole político-constitucional, también introduce en el discurso muchas de las ideas
que encuentran su lugar en el subconsciente popular para, en algunos
casos, mostrarse en total desacuerdo. Concluye, así, que la necesaria
igualdad ante la ley, tan traída y llevada por todos los implicados cada
vez que se ve a un miembro del
Ciertamente, los actores políticos gozan de una serie de «privilegios», pero también la especial
regulación de su responsabilidad
criminal les hace presos de una
situación que pudiera serles desfavorables, y a la que no pueden
renunciar por el carácter funcional
de toda prerrogativa.
Ahora bien, ello no obsta para
señalar, cuando así proceda, una
situación, que por herencia histórica o
calculada premeditación, pretenda
hacer inocua toda responsabilidad
jurídica de los miembros del
Gobierno. A esta labor de crítica sosegada dedica la autora muchas y muy
diversas reflexiones sobre todo al hilo
del análisis de descripción de supuestos reales en que miembros de
Ejecutivos nacionales o extranjeros
han tenido que rendir cuentas ante los
Tribimales de Justicia por presuntos
delitos comunes. Esta aportación
ausente en los estudios publicados
sobre la responsabilidad criminal de
los miembros del Gobierno, jimto con
el profuso estudio de la jurisprudencia
del Tribunal Supremo y del Tribunal
Constitucional, aporta a la presente
monografía una meritoria actualidad,
pues recoge capítulos importantes de
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Como decíamos al principio de
la reciente historia democrática de
España, además de hacer de su lectu- estas páginas, la investigación pretende, por tanto, analizar todas las
ra una amena actividad.
aristas y ángulos de un tema compleDe igual modo, pretende demos- jo. De este modo, la presente monotrar como el apartado segundo tam- gráfica, desde la clásica ordenación de
bién es un supuesto vivo y de posible todo análisis jurídico, disecciona las
traducción práctica, a pesar de que cuestiones conceptuales previas,
también se convenga en lo poco pro- para poder desarrollar con mayor
bable de su materialización. En el proñisión los remotos orígenes de los
capítulo VI, la parte de mayor exten- especialísimos procedimientos conssión, profundidad y calado jurídico, titucionales de exigencia de response describen y desarrollan cuestiones sabilidad criminal, los ejemplos más
de estricta práctica procesal que sus- sobresalientes de Derecho comparacitaron las dos ocasiones en que se do, la regulación de nuestro constitudejaron sentir sendas propuestas de cionalismo histórico y otras cuestiopuesta en marcha de este precepto nes imprescindibles para un apropiaconstitucionEd: la primera con oca- do análisis de la actual regulación de
sión del sumario Segundo Marey, y la Constitución española de 1978: los
la segunda en 1999 con motivo del debates constituyentes, las influenenvío de tropas españolas al conflic- cias habidas en esta regulación, los
to de Kosovo, todo ello sin olvidar la problemas de determinación de la
explicación teórica de este precepto. composición definitiva del Gobierno
antes de la promulgación de la Ley
He aquí la mayor aportación de 50/1997, y, sobre todo, el estudio y
esta obra, que, sin duda, es el neta diferenciación de los tipos de
exhaustivo análisis que acomete del responsabilidad jurídica a que puede
apartado segundo del artículo 102 verse sometido el Poder ejecutivo:
CE, desde el momento en que pre- una responsabilidad civil, la administende aportar una construcción doc- trativa, la penal ordinaria, y la penal
trinal completa de la inimaginable especial o político-criminal, en la terriqueza de un precepto que configu- minología que utiliza la autora. Y,
ra otro tipo de responsabilidad: la solamente, una vez delimitado el
penal especial por delitos de alto campo de investigación, se dedica a
contenido político. Y es en esta la estricta responsabilidad penal en
parte, donde la obra adquiere su los capítulos V, VI, y VII, prestando
punto álgido, pues utiliza todas sus también atención a la regulación de
reflexiones para separar conceptual- la responsabilidad criminal de la
mente ambos tipos de responsabili- Jefatura de Estado, especialmente en
dad. Rezuma a lo largo de estas pági- el caso del capítulo VI como medio
nas su verdadero leitmotiv: la nítida eficaz con el que adquirir la suficienseparación entre responsabilidad te perspectiva del por qué de una
penal ordinaria y responsabilidad regulación tan singular como la conpolítico criminal, como modo más tenida en el apartado segundo del
eficaz con el que evitar los harto fi-e- artículo 102, «ejemplo único en el
cuentes abusos en materia de exigen- Derecho comparado» (pág. 479).
cia de responsabilidad penal a los
miembros del Gobierno.
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Cada uno de estos tres capítulos «pena de banquillo» se presentaría
se corresponde, por este orden, con como segura para el ciudadano
los tres apartados del artículo 102 medio, argumento éste, el del sentir
CE: responsabilidad criminal por de la opinión pública, que la propia
delitos comunes, responsabilidad Profesora utiliza en variadas ocasiocriminal por delitos de alto perfil nes a lo largo de esta obra. Pero sienpolítico, y la infrecuente prohibición do cierto lo anterior, no lo es menos
de la prerrogativa recil de gracia en que nos encontramos ante una excelente obra en la que la «longa manu»
este tipo de supuestos.
del Director de la tesis doctoral se
En fin, es cierto que, como toda deja notar, junto a la formación juríbuena tesis doctoral, el lector puede dica integral y completa de la autora,
o no estar de acuerdo con las ideas lo que nos lleva a sugerir al estudioso
defendidas por la autora. Así, por la lectura de una monografía por la
ejemplo, llama la atención la diversi- que, repito, autora y Director, deben
ficación conceptual y terminológica sentirse muy satisfechos.
de la responsabilidad gubernamental; una denominación de la responsabilidad vinculada a actuación política estricta como responsabilidad
«político-criminal», se plantea como
JOSÉ MANUEL VERA SANTOS
formalmente arriesgada por los mati- Prof. Titular de Derecho Constitucional
ces negativos que previos al enjuiciaUniversidad Rey Juan Carlos
miento de la misma, con lo que la
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