La idea que expone el autor en este primer capítulo es la de explicar qué es la ética y cómo la utilizamos en nuestra vida cotidiana, a veces de forma automática, casi sin darnos cuenta, y de la mayor o menor trascendencia que tienen estas decisiones en nuestra vida. Fernando Savater pone continuos ejemplos basados en animales o acontecimientos históricos, y repite estas situaciones para que su hijo se vaya familiarizando con la ética; de este modo hace más amena la lectura del libro. Expone un dilema muy claro que es el del capitán de un barco, inmiscuido en una situación embarazosa, con una gran duda sobre qué hacer y varias posibles soluciones. En su mano está el tomar la más adecuada, pero antes debe valorarlas todas para saber cuál es la que más le conviene no sólo a él, sino también al resto de la tripulación. En este capítulo se habla de las razones o motivos por los que tomamos una decisión u otra. En ello influyen mucho los gustos personales de cada uno. Podemos dividir los motivos en tres principales: Órdenes: tomamos una opción determinada porque nos lo manda alguien, y generalmente tenemos miedo a sus reacciones posteriores. Costumbres: la decisión se toma automáticamente y casi sin pensar, como si se tratase de una rutina. Caprichos: elegimos una determinada decisión prácticamente sin motivo alguno. Todas estas motivaciones tienen el mismo motivo al fin y al cabo, ya que todas nos hacen inclinarnos por una opción o por otra. En los casos en que el motivo es nuestro, decimos que es por influencia interna; si por el contrario, alguien nos ha inducido a tomar esa decisión, estaremos hablando de una influencia externa. Fernando Savater nos habla de la libertad con que tomamos una determinada decisión, puntualizando que libertad es todo lo contrario a dejarse llevar, y opina que las respuestas sobre por qué hacemos lo que hacemos cambian si las pensamos por segunda vez. Tenemos la autonomía para elegir qué hacemos, sin que nadie decida por nosotros, pero antes hay que pensar si es bueno o malo. También se distingue entre moral: el conjunto de comportamientos que aceptamos como válidos; y ética, la reflexión sobre por qué los consideramos válidos. El uso de las palabras bueno y malo es aplicado en varios campos de la moral y en situaciones cotidianas, siendo el resultado distinto en cada caso, ya que cada cosa es buena a su forma . Termina dando una frase que deja qué pensar: haz lo que quieras . Lo primero que observamos en este capítulo, es que se ahonda en la idea haz lo que quieras . El autor puntualiza que debemos reflexionar sobre qué queremos hacer realmente, para no tomar decisiones a la ligera; lo demuestra con la historia de Jacob y Esaú, en la que este último cambió una serie de derechos y privilegios por algo que le convenía sólo a corto plazo y le apetecía en aquel momento, decisión de la que posteriormente se arrepintió. Se comenta que para hacer lo que uno quiere hay que darse la buena vida, pero siempre entre seres humanos, ya que de forma aislada puede conducir a la locura. Los seres humanos están hechos para tratar entre ellos, pues no nacen siendo hombres, sino que tienen que aprender de los demás. Fernando Savater sigue profundizando en la idea del capítulo anterior, con el ejemplo de Kane, y el de Jacob 1 y Esaú, ya que en ambos casos, tanto Kane como Esaú hicieron lo que quisieron, pero no consiguieron darse la buena vida. Se comenta que la muerte simplifica las decisiones, reduciendo el número de cosas que importan; la vida es todo lo contrario, un montón de complicaciones en cada decisión. También se explica que debemos tratar a las cosas como cosas, y a las personas como personas, y que se puede tener poder sobre las cosas pero no sobre las personas. Aún así, son muchas las personas que caen en este error. Como personas que somos, necesitamos cosas que las propias cosas no tienen, y que solamente las personas pueden darnos, como son el afecto o el respeto. La única manera de conseguir esto es tratando a las personas como lo que son, y no como posesiones. Kane obtuvo todo lo que había oído decir que era bueno, y aunque de eso le sobraba, a la vez estaba vacío de todo lo que sólo las personas podían darle; de este modo, los únicos recuerdos que añoraba eran aquellos en los que convivía con otras personas. Al final del capítulo quedan dos dudas en el aire: comprender por qué está mal lo que está mal y cómo tratar a las personas como personas. En el comienzo de este sexto capítulo, se considera la imposibilidad de los imbéciles para darse la buena vida, puntualizando bien claro que no es lo mismo ser un imbécil para un aspecto concreto de la vida, que serlo en las relaciones con las personas ( imbecibilidad moral ). Lo contrario de ser moralmente imbécil es tener conciencia, algo que no poseían Kane ni Calígula; esto, unido al egoísmo de ambos, fue lo que finalmente les condenó a una vida vacía. Aún así, para ser egoísta debes querer lo mejor para ti mismo sin hacerte daño inútilmente, haciendo creer a los demás que eres poderoso y mereces ser admirado, ya que después te sentirás responsable de algo malo. Cuando somos mayores, queremos atribuirnos el mérito de lo que logramos, y eludir la responsabilidad cuando obramos mal. Lo que llamamos remordimiento es el descontento de saber que hemos empleado mal la libertad, puesto que nos gustaría cambiar la decisión que tomamos hace tiempo. De todos modos, la gente debe madurar y responsabilizarse de sus actos, ya que eso es lo que les hace hombres. Este capítulo gira en torno a la historia de Robinson Crusoe, náufrago en una isla desierta, que acaba dándose cuenta de que no está solo, pues hay otra persona en la isla llamada Viernes. De una forma u otra debe empezar a vivir humanamente, es decir, entre hombres, por lo que se le plantearán problemas éticos; debe enfrentarse a ellos si no quiere malgastar el lado humano de su vida. Tanto Robinson como Viernes son capaces de valorar los comportamientos, esto les complementa y les permite decidir si quieren ser amigos o enemigos. Por ello esa semejanza los hace supremamente útiles. Porque cuando un ser humano te viene bien, nada puede venirte mejor. El autor quiere dejar claras dos cosas: Primera: que quien hace algo moralmente malo para la sociedad, no por ello deja de ser humano. Segunda: que si triunfamos o fracasamos en nuestro intento de ser humanos, es porque copiamos las actitudes ( acertada o desacertadamente ) de los demás. También juzga que la mayoría de los malos lo son por sentirse desgraciados, y que la mayor ventaja que podemos obtener de nuestros semejantes es la complicidad y afecto de más seres libres. Para tratar a las personas humanamente hay que ponerse en su lugar. En primer lugar, se discute la idea que tiene la gente sobre lo que es moral y lo que es inmoral, algo que casi 2 todos relacionan con el sexo. Fernando Savater deja clara su postura, contraria a esta opinión, alegando que nada es malo sólo porque te guste hacerlo. Los puritanos son los que creen que para vivir bien hay que pasarlo mal, y que vives mal si te lo estás pasando bien; Fernando opina todo lo contrario. Aconseja a su hijo que busque todos los placeres de hoy, eso sí, sabiendo administrarlos, puesto que cada uno de ellos provoca una reacción distinta, y que tiene que elegir los que conlleven alegría. De igual manera, le recomienda que se olvide de los placeres que le hagan sentir culpable, ya que lo único que estará buscando será castigo, y que no debe sentir culpa por disfrutar mientras hay gente que lo pasa mal, pues de ese modo sólo conseguiría amargarse la vida. La primera advertencia de Fernando hacia su hijo en este capítulo es que no debe tratar a la gente en general, como les pasa a muchos con los políticos, ya que cada uno es de manera distinta ( no estamos fabricados en serie ). Los critican e insultan, pero en realidad todos son muy parecidos entre sí, puesto que si hubieran sido muy distintos al resto de la población, los políticos no habrían salido elegidos en representación de la gente. Son puestos en duda casi únicamente por ocupar cargos privilegiados en la sociedad, y para el autor es tan discutible la parte que critica como la que es criticada. Empareja a la ética y a la política, reseñando su misma finalidad: elegir lo que conviene, y enunciando sus diferencias: en la ética se piensa más en uno mismo y en las intenciones, y la política se fija más en el pueblo y en los resultados de las acciones. Fernando Savater nos aconseja que desconfiemos de quien nos diga que no podemos llevar una buena vida, ya que en todas las épocas ha habido alguien que lo ha conseguido. Con esto nos insinúa que no nos dejemos llevar por los demás. También da su opinión acerca de cómo debería ser la organización política ideal, que cumpliría estos requisitos: a) Respetar al máximo las facetas públicas de la libertad humana. b) Tratar a las personas como personas y justamente, poniéndonos en su lugar en cada situación. c) Garantizar la asistencia comunitaria y la ayuda a los que la necesitan. Por ello, la política debería estar basada en esos tres valores: libertad, justicia y asistencia, y alejarse del racismo, los nacionalismos y las ideologías. En el epílogo, el autor insinúa que no hay que tomarse el libro al pie de la letra, ya que estas experiencias debemos aprenderlas de las personas que nos encontramos diariamente en nuestra vida. Opina que deberíamos preocuparnos de si nos conviene la muerte, porque la vida siempre nos conviene, pensando que lo importante es que haya vida antes de la muerte. Asismismo, le expone a su hijo los tres motivos por los que aún después de terminar el libro, le resultará difícil comprender la vida: a) Porque su propio padre, que es quien escribe el libro, le da consejos para vivir cuando él mismo no es capaz de aplicarlos en su vida cotidiana. b) Porque tienes que tener unas cualidades especiales que no todo el mundo tiene o es capaz de aprender. c) Porque la buena vida es distinta para cada persona. 3 Concluye afirmando que la vida no tiene manual de instrucciones, y por ello en este libro no se ha limitado a darle consejos concretos, sino a proponerle que elija las opciones que le abran más caminos. Este libro me ha parecido interesante y realmente útil para la vida cotidiana, ya que explica con numerosos ejemplos cantidad de situaciones en las que nos vemos inmersos diariamente, y que si analizamos dos veces poniéndonos en el lugar de las otras personas, son más fáciles de resolver, y nos hacen quedar más satisfechos con nosotros mismos Desde el primer capítulo, el libro consigue enganchar gracias a una lectura fácil y a que está dirigido a gente de nuestra edad, por lo que la mayoría de las situaciones que incluye nos resultan familiares; esto hace más amena la lectura y nos facilita el identificarnos con la gente que está inmersa en dichas situaciones. Como en cada capítulo se trata un aspecto distinto de la vida, no resulta aburrido pasar de uno a otro, sabiendo que vas a encontrar cosas nuevas de las que aprender. Uno de los objetivos principales del libro es el de aconsejarnos varias cosas, entre las más importantes destacan: 1º) Que debemos elegir con libertad. 2º) Que tenemos que tratar a las personas poniéndonos en su lugar. Fernando Savater nos asegura que si aplicamos estos dos conceptos en la vida, saldremos airosos de las situaciones más complejas, sabiendo que hemos hecho lo mejor que podíamos hacer, y sin que nos quede remordimiento alguno. Es por ello por lo que necesitamos aplicar estos principios siempre que nos sea necesario. A mí me parece que lleva razón, y muchos de los ejemplos contenidos en el libro me lo confirman. Finalmente, quiero aconsejar a quien no haya leído el libro todavía, que lo haga, ya que su lectura le confortará, y le hará replantearse muchas de sus reacciones ante determinados aspectos de la vida. En el prólogo, Fernando Savater nos explica cuál es su intención al escribir este libro: explicarle a su hijo qué es la ética y cómo está relacionada con nuestras actividades cotidianas. Título : Ética para Amador. Autor : Fernando Savater. Año de publicación : 1991. Editorial : Ariel. Fernando Savater (1947− ), filósofo y escritor español. Nació en San Sebastián y desde muy temprana edad manifestó su inquietud en el ámbito de las letras y el pensamiento, hasta el punto de conmocionar el panorama filosófico de su país al publicar en 1972 Nihilismo y acción y La filosofía tachada. En estos ensayos, que nada tenían de juveniles, se manifestaba ya, influido por Friedrich Nietzsche y por Emile Michel Cioran, su empeño por innovar los modos en que discurría la reflexión en España, obsesión a la que ha sido fiel a lo largo de la incesante actividad periodística, teórica, pedagógica y literaria que desarrolla desde entonces. De otra parte, al compaginar con ingenio, acierto e ironía crítica, filosofía y escritura, Savater ha cultivado diversas pasiones que articulan sus compromisos intelectuales y su evolución como pensador. En primer término, lo que le costó un periodo de exilio voluntario en Francia en los últimos años del régimen de Francisco Franco, situado en un antiautoritarismo radical, muy próximo a las tesis anarquistas; acto seguido, alternando sus preocupaciones críticas y estéticas con las políticas, lo que descubrió su faceta como cinéfilo y mitómano ilustrado que, descreyendo de géneros y fórmulas convencionales, reivindicaba el placer como alternativa 4 emancipatoria frente a una modernidad asfixiada por la razón. Portada: pág. 1 Índice: pág. 2 Ficha del libro: pág. 3 Prólogo: pág. 4 Capítulo 1: pág. 5 Cápitulo 2: pág. 6 Cápitulo 3: pág. 7 Cápitulo 4: pág. 8 Cápitulo 5: pág. 9 Cápitulo 6: pág. 10 Cápitulo 7: pág. 11 Cápitulo 8: pág. 12 Cápitulo 9: pág. 13 Epílogo: pág. 14 Comentario: pág. 15 Biografía del autor: pág. 16 5