Capítulo Primero: De qué va la ética

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Capítulo Primero: De qué va la ética
Hay ciencias y saberes que no nos son esenciales para vivir. Sin embargo, en el caso de otros conocimientos,
nos va la vida en ello. Hay que discernir entre las cosas que nos producen bien y las que nos producen mal.
La bondad y maldad de los actos dependen de diversos aspectos, y hay que saber distinguir cuando es
apropiado actuar de una forma o de otra. A veces lo bueno parece malo y viceversa, con lo que resulta
bastante confuso conseguir una distinción en cuanto a lo bueno y lo malo se refiere.
La principal diferencia que distingue a animales de personas es la libertad, ya que ellos están programados
mediante el instinto, y no tienen libertad para elegir una opción u otra; mientras que las personas tienen
capacidad de elección, y por ello se les aporta el mérito o la culpa de sus actos. El tener libertad no significa
hacer todo lo que se quiera, sino no tener que hacer nada que no se quiera. Hay que hacer dos aclaraciones
sobre la libertad:
• No somos libres para elegir lo que nos pasa sino para como afrontar lo que nos pasa.
• No se debe confundir el intentar hacer algo con el lograr hacerlo, ya que confundiríamos libertad con
omnipotencia.
Nuestra libertad está limitada por fuerzas, pero también nuestra libertad es una fuerza si la sabemos aplicar.
Las personas podemos elegir nuestra forma de vida, pudiendo equivocarnos; por lo que resulta conveniente
fijarnos en nuestros actos. A eso se le llama el arte de vivir, también conocido por la ética.
Capitulo Segundo: Órdenes, costumbres y caprichos
No podemos elegir lo que nos toca vivir pero si el como afrontarlo. Cuando hacemos algo lo hacemos porque
preferimos hacer eso que otra de las opciones que se nos presentaban, lo que no significa que podamos hacer
lo que nos venga en gana sino que podemos elegir de un abanico de opciones del que no somos siempre
responsables.
En ocasiones tenemos que afrontar elecciones difíciles, y lo que elegimos hacer no es lo que realmente
querríamos hacer sino que nos vemos obligados a ello porque pensamos que es lo mas conveniente. Pasamos
mucho tiempo pensando en lo que nos conviene, pero muchas veces actuamos de manera instintiva, y si le
damos muchas vueltas a lo que vamos a hacer terminamos por no hacer nada.
A veces, cuando hacemos algo, nos empuja un motivo. Examinemos estos tres tipos de motivos:
• Ordenes: Realizas la acción porque alguien te lo manda.
• Costumbre: Sueles hacer siempre los mismos gestos, y esa rutina te mueva a seguir con ella (el hombre es
un animal de costumbres)
• Caprichos: No hay motivo, simplemente apetencia, ganas de hacer la acción.
Estos motivos mueven nuestra conducta y debido a ellos tenemos unas preferencias. Pero unos motivos tienen
mas peso que otros. La importancia en orden decreciente es: Ordenes , costumbres, caprichos.
A diferencia de los dos primeros motivos, los caprichos provienen de nuestro interior y nos dan mas sensación
de libertad. Las ordenes y las costumbres nos vienen de fuera, pero en situaciones especiales los tres motivos
citados no son válidos y hay que inventar y no seguir la rutina o cumplir órdenes inútiles.
Los motivos no son meramente funcionales y sirven para salir de situaciones de la mejor manera posible pero
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no actuamos de las mejor manera para nosotros sino que nos influyen unas leyes y una cultura, a parte de
nuestra motivación para hacer las cosas.
Capítulo Tercero: Haz lo que Quieras
A veces los motivos corrientes son insatisfactorios debido a que puede que no nos lleven a actuar de la manera
mas correcta. Aquí entra en juego la libertad de decir si o no al obedecer ordenes o a no hacer algo. Para no
dejarte llevar por tus motivos es preguntarte por qué haces algo y por qué sigues ese motivo. Puede que si te
mandan hacer algo no lo debas hacer porque es malo.
Tampoco hay que ser esclavos de las costumbres ya que no tienen por que ser convenientes para ti por serlas
para los demás
Con los caprichos sucede igual porque nos pueden llevar a situaciones perjudiciales para nosotros. A veces lo
que mas nos apetece no es lo que mas nos conviene.
Al convertirnos en adultos debemos aprender a emplear bien la libertad para diferenciar entre órdenes,
costumbres y caprichos buenos y malos creándonos así nuestra moral.
Cuando se trata de juzgar si algo es bueno o malo en concreto, casi todos coinciden. Para los oficios no se
pide que se sea buena persona si no que se sea bueno en el oficio, es decir, eficiente. Al tener que decir si una
persona es buena o mala las opiniones divergen bastante, ya que dependen del punto de vista y de si te
benefician o perjudican. Desde fuera no se puede decir con facilidad si alguien es bueno o malo ya que hay
que conocer las intenciones y las circunstancias en las que la persona actúa
Capítulo Cuarto: Date la Buena Vida
El hacer lo que se quiera no significa otra cosa mas que no moverse por influencias externas como las
ordenes, sino que sea tu fuero interno, tu voluntad la que decida como actuar. Resulta contradictorio, ya que
haz lo que quieras también es una orden.
El hacer lo que se quiera es un reflejo de la vida misma ya que no elegimos el ser libres o no, sino que la
naturaleza humana nos da esa libertad. Incluso si decidimos entregar nuestra libertad, y simplemente cumplir
ordenes, no haremos mas que elegir libremente el cumplir ordenes. No se trata de otra cosa que de actuar
responsablemente con nuestra libertad.
A veces es nos es difícil distinguir lo que queremos de lo que nos apetece, pudiendo entrar en conflicto cosas
contradictorias que queramos, y por ello hay que saber imponer una jerarquía de prioridades, una tabla de
valores para que lo que nos apetezca en un momento en concreto no interfiera en lo que realmente queremos a
la larga.
A pesar de muchas contradicciones en nuestra voluntad, el fondo siempre es el mismo: Ser feliz, alcanzar una
buena vida. Para eso está la ética, para buscar el mejor modo de alcanzar la buena vida, pero siempre una vida
humana, lo que incluye el relacionarse con otros humanos ya que una vida humana no es buena sin ser vida
entre humanos aunque se tengan todas las posesiones posibles. Por ello no se puede alcanzar la buena vida sin
la ayuda de los demás. Este gesto debe ser reciproco, y también hay que dar la buena vida a los demás.
Capítulo Quinto: ¡Despierta, Baby!
Es sencillo saber lo que se quiere, sin embargo alcanzar la buena vida no es un querer simple sino que es
siempre complejidad. La ambición de quereres simples como posesiones o dinero no nos tienen por qué dar la
felicidad, ya que no solo los poseemos nosotros a ellos sino que ellos también nos poseen a nosotros. Pero no
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todo son cosas y no se puede tratar a las personas como cosas solo recibimos de ellas cosas, y nunca amistad
ni amor. Si tratamos a los demás como a personas podremos defender nuestros derechos, si no, mal vamos.
Hay dos tipos de personas: Los que buscan el ganarse cosas, cuantas mas mejor, y el que busca disfrutar de la
humanidad que solo se logra con otras personas.
La primera condición ética es no rebajarse a que todo nos de igual aunque la muerte sea el final ineludible de
todos nosotros. Hay que comprender que hay ciertos comportamientos buenos para nosotros y otros que no lo
son. Hay que elegirlos en solitario, ya que nadie va a elegir por nosotros,
Capitulo Sexto: Aparece Pepito Grillo
Tenemos como obligación no ser moralmente imbéciles. Hay varios tipos de imbéciles:
• El que pasa de todo.
• El que quiere todo a la vez.
• El que no sabe lo que quiere ni le importa.
• El que sabe lo que quiere pero sin preocuparse mucho por ello.
• El que quiere una idea creada por el mismo, irreal y lejos de la buena vida.
Lo contrario de ser moralmente imbécil es tener conciencia, que consiste en:
• Buscar una vida humanamente buena.
• Fijarnos en que nuestros actos corresponden con nuestra voluntad.
• Desarrollar el buen gusto moral.
• Admitir nuestra responsabilidad por ser libres para actuar.
El que quiera lo mejor para sí mismo (egoísta) debe tener una conciencia para interactuar con el medio de
manera que se alcance la buena vida. Este egoísmo debe ser consecuente y tener conocimiento lo que a uno
mas le conviene.
Cuando somos responsables o tenemos culpa de algo sentimos remordimientos aunque nadie nos castigue, ya
que la conciencia nos castiga por el hecho de que nos estropeamos a nosotros mismos. Estos remordimientos
vienen de nuestra libertad. Con ella actuamos, y somos responsables de esos actos, que causan efectos que si
son malos nos produce un descontento, que son los remordimientos. La sociedad suele quitarse
remordimientos de encima echando la culpa a las circunstancias irresistibles que la rodea. El asumir la
responsabilidad es asumir la libertad sus consecuencias, y nos va transformando con el paso del tiempo.
Capítulo Séptimo: Ponte en su Lugar
Convivimos con seres humanos, y debido a ello no podemos vivir de cualquier modo, ya que al convivir con
semejantes les debemos un trato humano, por lo que debemos de vivir humanamente. Por muy diferentes que
sean dos personas, ambas valoran los comportamientos del otro, tienen unos valores de lo que es bueno y
malo, y pueden discutir.
Cuando tratamos con otra persona, nuestra actitud hacia ella va a condicionar su actitud hacia nosotros, ya que
si nos mostramos hostiles, la otra persona se verá atacada y no tendrá hacia nosotros una actitud positiva. Los
seres humanos pueden ser peligrosos unos para otros, pero también muy útiles ya que nada se puede comparar
con sentirse amado. A las personas hay que tratarlas con cuidado ya que no son simples cosas, y el vinculo de
respeto y amistad entre dos personas hay que mimarlo.
El emperador romano y filósofo Marco Aurelio decía que:
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• Los criminales no dejan de ser humanos que se comportan de manera poco recomendable, y que por ser
humano puede volver a convertirse en alguien conveniente para la sociedad.
• Los humanos tenemos la capacidad de imitar. Por ello debemos crear ejemplo para que no haya mas malas
personas de las que ya hay.
Si alguien es malo es porque se siente desgraciado, siente miedo, soledad o carece de cosas necesarias. No hay
gente que sea mala como señal de su alegría. Cuanto mas feliz se es menos ganas de ser malo se tiene, y mas
de fomentar la felicidad.
El aprovecharse de los demás puede parecer ventajas a corto plazo pero la mayor ventaja que podemos sacar
de los demás es su afecto y complicidad y para tratar a los demás de manera humana hay que saber ponerse en
su lugar y tomarles en serio considerándole tan real como a ti mismo, lo no te hace tener que darle la razón ni
tener que portarte como él igual que no se puede obligar a los demás a dejar de ser como son. Simplemente
hay que amar a los demás un poco, por el hecho de ser humanos.
Capítulo Octavo: Tanto Gusto
Se suele relacionar el sexo con la inmoralidad a pesar de que como en todo, lo inmoral es usarlo para hacer
daño a los demás. Se tacha de inmoral el sexo porque da vergüenza el que otorgue placer, lo que no tiene nada
de malo, mientras que el que se avergüenza de las capacidades gozosas de su cuerpo si puede ser tachado de
imbécil (y de los gordos).
El que la función mas importante del sexo sea la procreación no quiere decir que deba ser su única función. Se
dice que el entregarse entusiasmadamente al sexo es un animal, pero: ¿no son precisamente los animales los
que únicamente emplean el sexo como método reproductivo? Contradictoria y sorprendente esta actitud.
La causa de que se vez el placer como inmoral proviene del miedo que se loe tiene. Gusta demasiado puede
convertirse en un peligro al perder la escala de valores entre lo importante y lo menos importante pero mas
placentero.
Parece que a los puritanos les da miedo el placer y no solo no lo disfrutan, sino que tampoco lo dejan disfrutar
(parecidos al perro del hortelano, que ni come ni deja comer). El placer no es malo por el hecho de que guste,
pero el puritano cree que si lo pasa bien vive de mala manera y viceversa. El puritanismo es lo contrario a la
ética.
Lo placentero es saber disfrutar de lo que nos rodea, saber usar los placeres y controlarlos (no al revés).
Cuando se abusa de los placeres estos se vuelven en contra de uno. Se debe desconfiar de esos placeres
consistentes en arriesgar la vida y vivir al límite (tan comunes últimamente). Cuando un placer mata pasa a ser
castigo.
Sin duda el mejor de los placeres es la alegría, que abarca placer y dolor, vida y muerte. El poner los placeres
al servicio de la alegría es conocido como templanza (una de las cuatro virtudes conocidas pos los antiguos:
Sabiduría, justicia, fortaleza y templanza), pero en los tiempos que corren se pretende substituir por la
imposición de límites legales que anulan nuestra capacidad de usarla.
Son precisamente los que consideran sucios los placeres, los mas sucios de todos nosotros.
Capítulo Noveno: Elecciones Generales
Los políticos tienen bastante mala fama, pero ¿por qué los criticamos tanto si somos nosotros los que los
votamos? ¿De dónde proviene su mala fama? Tal vez sea que sus errores son muy visibles, y que al ocupar
cargos importantes pueden abusar de su poder. Prometen mas de lo que pueden cumplir, y nosotros,
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otorgándoles mal poderes de los que tienen les creemos y luego no les perdonamos.
La ética y la política tienen la misma finalidad: vivir bien; pero también diversas diferencias:
• La ética se ocupa de lo que uno hace con su libertad, mientras que la política intenta aprovechar lo
que muchos hacen con su libertad para beneficio común.
• Mientras que en la ética la intención y querer bien es lo primordial, en política lo son los resultados de
las acciones.
Solemos escuchar quejas de que no se puede vivir éticamente bien en estos tiempos, pero ningún orden
político es tan malo que no se pueda ser bueno en él; igualmente, tampoco existe Utopía ni la sociedad
perfecta en la que todos son buenos.
Estas serían las características de un sistema político que le conviene a la vida buena:
• Parte de la libertad. El sistema político debe respetar la libertad humana, dando importancia a la
libertad responsable.
• Tratar a las personas como a personas, es decir, justicia, dando a las personas la dignidad que se
merecen y no maltratarlas.
• Asistencia a los que sufren, poniéndonos en su lugar y ayudándoles.
Lo mas conveniente sería la organización de los hombres por su humanidad y no por tribus.
Hay exigencias políticas que nadie que busque la buena vida puede dejar de tener.
Epílogo: Tendrás que Pensártelo
Puede que el libro no sea un libro de ética (como todos los que intentar serlo). No hay que tomarse el libro con
seriedad. La inteligencia no tiene por que ser seria. De la lectura del libro se puede sacar la siguiente pregunta:
¿Cómo vivir del mejor modo posible?, y hace que nos fijemos mas en lo que hacemos según sea lo que nos
convenga. La pregunta a si merece la pena vivir no tiene sentido ya que ya estamos viviendo.
Quedándonos en la pregunta a como vivir mejor, hay que decir que la repuesta la tenemos que buscar cada
uno de nosotros. Cuando se nos de a elegir siempre será mejor lo que nos de mas opciones y evitar lo que nos
encierra y nos entierra.
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