Fundación ”la Caixa”

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Fundación ”la Caixa”
Introducción – Un proyecto piloto
Con la premisa de que la música es una actividad humana abierta a todos, la Fundación ”la Caixa”
organiza y apoya un proyecto piloto de música hecha por y con personas que conviven con algún
tipo de discapacidad.
Se trata de un proyecto en el que personas con discapacidad psíquica trabajan junto con 2 músicos
durante 4 sesiones de aprendizaje, creación y participación musical, que incluyen un concierto final.
Para dicho concierto final, los participantes disfrutarán de la sala de conciertos o el auditorio de
cada uno de los centros culturales de la Fundación ”la Caixa” y mostrarán el trabajo realizado
durante las 4 sesiones de música.
El proyecto —cuyos propósitos y objetivos generales, así como su estructura, se describen en este
documento— quiere garantizar la aportación de nuevos conocimientos y experiencias vitales a
todos sus participantes, tanto al colectivo al que van dirigidas las sesiones musicales como a todos
los profesionales involucrados en el proyecto.
Con la actitud de que la música no es un producto, como a menudo se nos presenta en nuestra
sociedad actual, sino un proceso de creación artística que pertenece a todos los humanos y en el que
todos podemos participar, los talleres quieren ofrecer el tiempo y el espacio necesarios para la
experimentación (experimentar con los instrumentos musicales, los sonidos, los ritmos, el
movimiento, etc.) y descubrir nuevas maneras de disfrutar de la música, de aprender sobre los
diferentes estilos musicales y, en definitiva, de descubrir nuevas formas para la comunicación, la
creatividad y la expresión individual y en grupo.
Objetivos generales
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Facilitar el acceso a las artes, y más concretamente a la música, a un colectivo para el que
dicho acceso suele ser limitado; en concreto, a personas con algún tipo de discapacidad.
Estimular la creatividad y desafiar cualquier barrera presentada por cualquier discapacidad.
Respetar el potencial creativo y musical de las personas y reconocer el valor de la actividad
musical (participando en ella activamente) para individuos y comunidades.
Colaborar y compartir, en la fluidez y en la naturaleza de cada individuo, como base del
trabajo. En el proceso creativo, todos participan, contribuyen e intervienen activamente.
Proporcionar, a través de actividades totalmente inclusivas, un espacio para la exploración y
la experimentación, ofreciendo actividades y experiencias vitales significativas a todas las
personas que participen.
Ofrecer oportunidades para el aprendizaje musical a través de una experiencia creativa y
participativa en grupo.
Fomentar la capacidad de relación de cada individuo con el resto del grupo.
Cohesionar al grupo a partir de una actividad artística musical conjunta, en la que hay un
proceso y también un acto final de comunicación.
Redescubrir los vínculos entre el sonido y el movimiento, entre la música y el baile, a través
del juego, la audición, la creación...
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Compartir opiniones y experiencias a través de la valoración continua del proyecto llevado a
cabo. Crear cuestionarios sencillos para ser devueltos después del proyecto y/o del concierto
final (para participantes, músicos, otros profesionales, familiares, público en general...).
Crear un documento final en el que se contrasten los objetivos del proyecto con los
resultados y se incluya el feedback de todas las personas involucradas en el proyecto
(escrito, audio, vídeo...).
Objetivos específicos
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Que 2 músicos trabajen junto con diferentes grupos de personas con algún tipo de
discapacidad, durante 4 sesiones de música y un concierto final con el título «¡Escucha,
descubre y crea tu música!».
Que el trabajo realizado durante las 4 sesiones de música desemboque en un concierto, en el
que se muestre la labor realizada. A poder ser, esto será: mostrar tanto el proceso (a través
de proyecciones audiovisuales, por ejemplo) como el resultado (la creación de piezas
musicales propias de cada grupo).
Que este concierto se convierta en una actividad estimulante en la que se valore, sobre todo,
el acto de comunicación, y en la que se utilicen algunos de los elementos posibles de la «sala
de conciertos» (iluminación y equipo de sonido, utilización de camerinos, ensayo general en
la propia sala, etc.).
A través de juegos y diferentes ejercicios totalmente inclusivos, en los que cada persona del
grupo encuentre su lugar, su momento y su nivel de entrega, participar en actividades
creativas que se expresen a través de estilos musicales ya existentes o mediante otros
nuevos, originales y propios.
Experimentar también con el cuerpo como instrumento (la voz, por ejemplo, y la música de
las palabras). Crear y aprender canciones inéditas a partir de lo que el grupo esté
experimentando y viviendo en aquel momento. Potenciar la comunicación no hablada y la
hablada, siempre con el elemento musical.
Experimentar también con el movimiento que acompaña al sonido, el sonido que acompaña
al movimiento, la danza que acompaña a la música, la situación en el espacio..., explorar y
jugar con el espacio en el que trabajamos la música.
Contenidos y metodología
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2 grupos de 10-15 personas. Cada grupo disfrutará de 4 sesiones y un concierto final. Cada
sesión constará de 4 partes diferenciadas:
 Calentamiento
 Exploración
 Desarrollo
 Cierre
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El calentamiento incluirá una corta interpretación de bienvenida por parte de los 4 músicos,
que ya introduzca algún elemento que se trabajará posteriormente (el estribillo de la canción
que se aprenderá, el movimiento en el espacio con la música, elementos rítmicos o
estilísticos, etc.).
Los contenidos y la metodología serán, en principio, iguales para todos los grupos y en cada
sesión. Sin embargo, según la naturaleza de cada grupo, las actividades tomarán su propio
rumbo. Así pues, la continuidad del proyecto estará en constante revisión y valoración por
parte de los músicos y será flexible a posibles cambios de contenido y metodología.
Los talleres se basarán en actividades creativas accesibles a todos, que se puedan llevar a
diferentes niveles de complejidad según cada capacidad individual y reconociendo los
diferentes niveles de entrega: actividades que permitan explorar los instrumentos y su
sonido, descubrirlos y redescubrirlos; actividades que aporten aprendizaje de conceptos y
herramientas musicales para la composición, la improvisación, la interpretación... y, sobre
todo, la creación, porque crear es comunicar.
La finalidad primordial de la actividad será ¡Crear nuestra música!, es decir, componer una
pequeña obra musical en el estilo en que nos sintamos más cómodos.*
* Pero, ¡no nos asustemos con la palabra composición! Muy a menudo partimos de la idea de que
una composición es una obra acabada, completa, bien escrita (con la totalidad de las notas, los
valores, las dinámicas, las articulaciones, el fraseo...), y que tiene que ser original, diferente, etc.;
una obra que, además, tenemos que guardar en una partitura, y de la que, cuando se interprete,
valoraremos en gran medida precisamente la fidelidad estricta a esta genial partitura. Con este punto
de partida, resulta muy difícil decidirse a crear. Quizá por esto la composición musical no es
patrimonio de la gente que ama la música, de la gente aficionada a la música..., ¡ni tampoco lo es de
la inmensa mayoría de los músicos profesionales!
Por lo tanto, necesitaremos encontrar otros puntos de partida. O sea que hablemos de una creación
en la que, siguiendo unas pautas sencillas, haremos una obra musical que tendrá un sentido muy
claro, pero en la que habrá muchos aspectos abiertos, más próximos a la improvisación libre que a
la composición cerrada. Esto hará que cada uno de los participantes no se sienta obligado a
reproducir exactamente lo que hemos decidido previamente (no tendrá que tocar nota por nota una
melodía concreta), sino que tendrá que seguir una idea abierta que él mismo desarrollará con
libertad y que podrá encaminar hacia una nueva dirección, si se da el caso. Evidentemente, en este
sistema de creación no existe el concepto de «partitura» tal como lo entendemos habitualmente.
Muchos elementos se pueden convertir en la «partitura» o la guía de la nuestra música (un dibujo,
una historia, unas imágenes grabadas por los propios participantes, el ritmo implícito en el nombre
de cada uno de nosotros, etc.).
Resumiendo, podemos decir que utilizaremos un sistema de creación en el que pueda aflorar
libremente la sensibilidad de cada individuo, creando música en conjunto como un elemento de
vital importancia para el crecimiento.
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Para desarrollar el taller, dispondremos de un amplio abanico de instrumentos técnicamente
accesibles. Instrumentos:
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de origen étnico (África, Asia, Sudamérica, Oceanía)
de origen casero (creados a partir de cacerolas, tubos, cañas...)
occidentales (pero usados de una forma libre y asequible, como puede
ser un piano o un contrabajo)
Orff (xilófonos, metalófonos y carillones) *
que tocarán los 4 músicos al frente del proyecto (clarinetes, viola, guitarras, contrabajo, bajo
eléctrico, voz, etc.).
* En relación con estos instrumentos de placa Orff, además de que son técnicamente muy
accesibles, tendríamos que añadir otra característica importante: su gran utilidad como
herramientas básicas para la creación improvisada de melodías. Cuando queremos improvisar
con cualquier instrumento (un violín, un clarinete...), tenemos que ir escogiendo continuamente
las notas con las que vamos haciendo música; tenemos que elegir notas que funcionen y,
lógicamente, podemos equivocarnos y escoger alguna de las que no funcionan bien. Con los
instrumentos Orff, no tenemos que ir escogiendo las notas adecuadas, sencillamente porque
podemos eliminar algunas (sacando las láminas que no queremos usar).
Con todo ello, la improvisación y la creación resultan más fáciles, lo que, en cierto modo, nos
da confianza y libertad, ya que sin aquellas notas nunca nos podemos equivocar: desaparece el
concepto de error. Para decirlo de una manera sencilla: si preparamos el instrumento de la forma
adecuada, toquemos lo que toquemos... ¡siempre sonará bien!
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Se utilizará también el cuerpo como instrumento de percusión y, en cuanto a la voz, cantada
y hablada: exploración del propio cuerpo y de la presencia de otros; conciencia de grupo y
comunicación a través de la palabra y del sonido.
Como ya se ha dicho, el proceso creativo se encaminará a través de distintos estilos
musicales existentes, basándonos en los elementos que los determinan (elementos
melódicos, instrumentales, rítmicos, coreográficos, etc.). Asimismo, se pondrá el énfasis en
«enmarcar» cada una de las piezas en un contexto cultural y estilístico determinado, a través
de introducciones, de «ambientes sonoros», de elementos escenográficos, etc.
La vivencia de la música en diferentes estilos muy contrastados tiene que promover, además
del disfrute, una experiencia sensitiva que seguro que hará crecer a todos los participantes.
Como ejemplo de estos posibles estilos podemos citar: rock-blues, flamenco, latin, reagge,
rap, africano, de Extremo Oriente (chino, japonés), medieval, celta-irlandés, andino, etc.
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