*INICIO * Definición de Embarazo *Nutrición en el Embarazo *Nutrición en la Adolescente *Nutrición Multigesta *Nutrición Lactancia *Comentarios Finales *Embarazo* . El embarazo es una situación biológica y natural y, como tal, tiene sus recomendaciones en la nutrición. Lo que la madre haga, al respecto, en este período es de suma importancia para el futuro bebé. Muchas madres se obsesionan con quedar gordas luego de dar a luz y, sin ningún control médico, se someten a dietas caseras muy restrictivas, sin ser conscientes de los efectos perjudiciales que éstas pueden ocasionar. Al disminuir el consumo de calorías se reduce la ingesta de nutrientes. Se ha demostrado que una óptima utilización proteínica requiere de una cierta ingesta energética para evitar la utilización de aminoácidos como fuente de energía. También se produce el catabolismo de las grasas dando como resultado anemia, entre otras complicaciones. Una alimentación inadecuada en cantidad y calidad se asocia a un retardo en el crecimiento fetal. En consecuencia, el control nutricional de la mujer embarazada por parte del profesional, es fundamental para evitar riesgos en el recién nacido. Es por eso que en el siguiente trabajo, se presenta la correcta alimentación en los diferentes tipos y edades de una mujer embarazada. *Nutrición en el embarazo* Los síntomas del embarazo son: Ausencia de períodos menstruales Fatiga Aumento del tamaño de los senos y sensibilidad de los senos Distensión abdominal Náuseas/vómitos Mareos o desmayos reales. Las mujeres embarazadas necesitan más de algunos nutrientes que otras mujeres. Estas necesidades están determinadas en parte por la etapa del embarazo ya que el crecimiento fetal varía según el tiempo de gestación. Durante el primer trimestre, la síntesis de los tejidos fetales impone demandas no muy considerables a la nutrición de la madre en virtud del pequeño tamaño del embrión/feto. En cambio, los últimos tres meses son un período de notorio crecimiento fetal cuando se presenta la mayor proporción de acopio de fuentes de energía y minerales en el feto. En consecuencia, conforme avanza el crecimiento del bebé durante el segundo y el tercer trimestre, las necesidades que tiene la madre de ciertos nutrientes muestran un gran aumento siendo las principales en calorías, proteínas y minerales; Calcio.- Participa en la coagulación, en la correcta permeabilidad de las membranas y a su vez adquiere fundamental importancia como regulador nervioso y neuromuscular, modulando la contracción muscular (incluida la frecuencia cardiaca), la absorción y secreción intestinal y la liberación de hormonas. Se encuentra principalmente en los productos lácteos, frutos secos, sardinas y anchoas y en menor proporción en legumbres y vegetales verdes oscuros (espinaca, acelga, brócoli). Gran parte de este se acumula en el esqueleto del feto. El feto sacara el calcio necesario de donde sea, es decir que si la ingesta es pobre en este mineral el bebé sacara de los huesos y dientes de la madre todo el calcio que requiera para su desarrollo. Por lo tanto, consumir calcio es un cuidado no solo para el bebé sino para la madre también. Fósforo.- Se han asociado los calambres nocturnos en la gestante en su deficiencia. Se puede incorporar al organismo a través del consumo de carnes, huevos, lácteos, frutas secas, granos integrales y legumbres. Hierro.- Aumenta la demanda de este mineral durante el embarazo, pues ayuda a prevenir la anemia materna. Se encuentra en carnes (especialmente rojas), legumbres, hortalizas de hojas verdes, salvado de trigo, los frutos secos, las vísceras y la yema del huevo. Zinc.- Su fuente principal esta en la carne, el pescado, los lácteos, la yema de huevo, las legumbres secas y los cereales integrales. Yodo.Este micro mineral interviene en el crecimiento mental y físico, el funcionamiento de tejidos nerviosos y musculares, el sistema circulatorio y el metabolismo de otros nutrientes. Las fuentes son la sal, algas, productos de mar y vegetales que crezcan en suelos ricos en este mineral. Magnesio.- El consumo de este durante el embarazo se asocia con reducción en incidencia de preeclamsia y retraso en crecimiento intrauterino. Vitaminas como.- A (en el embarazo solo debe consumirse en forma de betacaronetos: zanahoria, berro, coliflor, pimientos rojos, espinacas, zapallo. No consuma suplementos que lo contengan en forma de retinol ya que algunos estudios indican que se asocia a las malformaciones, C (se ha asociado bajos niveles de vitamina C en sangre con preeclamsia y con rupturas prematuras de membranas), E (su deficiencia se ha asociado con el aborto espontáneo) y la Vitamina D. Además de; Ácido Fólico.- una deficiencia de este durante el embarazo puede ocasionar que el bebé nazca bajo de peso o con defectos del tubo neural (cierre inadecuado de la espina dorsal y anencefalia, principalmente). dado que el cierre normal del tubo neural ocurre en las primeras 4 semanas de la gestación (por lo general, antes de que el embarazo sea diagnosticado), es primordial recalcar la importancia de tener una reserva de ácido fólico en las mujeres en edad reproductiva. Los alimentos que lo contienen son el pavo, pollo, hígado, salmón, frijoles, brócoli, espinacas, naranja, plátano, chabacano, todas las variedades de leche. Tiamina.Esencial para el funcionamiento del corazón, músculos y sistema nervioso. Se encuentra en los panes fortificados, cereales, pasta, granos enteros (especialmente germen de trigo), carnes magras (especialmente cerdo), pescado, granos secos, fríjoles y granos de soya. Los productos lácteos, las frutas y los vegetales no contienen mucha tiamina, pero cuando se consumen en grandes cantidades sí pueden ser una fuente importante de esta vitamina. Riboflavina.- Importante en el crecimiento corporal, la producción de glóbulos rojos y en la liberación de energía de los carbohidratos. Se encuentra en la carne magra, los huevos, las legumbres, las nueces, las verduras, la leche y sus derivados suministran la riboflavina en la dieta. Los panes y los cereales a menudo se encuentran fortificados con riboflavina. Piridoxina ó Vitamina B12.- Ayuda a mantener la función normal del cerebro, actúa en la formación de glóbulos rojos e interviene en el metabolismo de las proteínas. La niacina.- (conocida también como vitamina B3) se encuentra en los productos lácteos, las aves, el pescado, la carne magra y los huevos. Las legumbres, los panes y cereales enriquecidos, interviene en el funcionamiento del sistema digestivo, piel y nervios. También es importante en la conversión de los alimentos en energía. No se conoce con precisión la ganancia óptima de peso durante el embarazo, Sin embargo, se sabe que el peso que la madre gana sí tiene una gran influencia sobre el curso y el resultado del embarazo. La ganancia deseable varía de una mujer a otra. El factor principal que hay que tener en cuenta cuando se hace una recomendación sobre la ganancia de peso es si el peso de la madre antes de la gestación es adecuado para su estatura o si había un déficit o un exceso. Con estas dos variables podemos calcular el índice de masa corporal (IMC) una medida de cada persona que combina tanto peso como talla de la paciente. Para calcular el IMC se utiliza la siguiente fórmula: IMC = peso/talla El IMC puede clasificarse en las siguientes categorías: menor de 19.8, peso bajo o déficit de peso; 19.8 a 26.0, normal; 26.0 a 29.0, sobrepeso o exceso de peso; mayor de 29.0, obesidad. Las mujeres que tienen un peso bajo según su IMC deben ganar entre 12.5 y 18kg durante el embarazo. Cuando el IMC es normal, el aumento debe ser de 11.5 a 16kg y en las que tienen sobrepeso, de 7 a 11.5kg. Las mujeres obesas deben ganar como máximo 7kg. Estos rangos también varían de acuerdo con la edad de la mujer, ya que si estamos hablando de embarazo en adolescentes, hay que motivarlas a que aumenten de peso hasta el límite superior del rango mencionado. La ganancia de peso es importante, pero el embarazo no ha de convertirse en una excusa ni para la indulgencia alimentaría incontrolada (el viejo dicho de que en el embarazo la mujer "tiene que comer por dos" no debe interpretarse como un permiso para comer sin medida), ni para el control excesivo por miedo a perder la figura: EL EMBARAZO NO ES UNA ÉPOCA PARA HACER DIETA. No es necesario el consumo de suplementos vitamínicos y de minerales durante el embarazo ya que casi todas las vitaminas y minerales indispensables se encuentran en los alimentos corrientes, siempre y cuando la dieta sea balanceada de acuerdo con el principio de la pirámide. La única excepción es el hierro, ya que las necesidades impuestas por el cambio en el volumen de los glóbulos rojos y la masa celular de la madre y los niveles de hemoglobina y de reserva de hierro en el hígado del feto hacen que sea indispensable que la mujer reciba un suplemento de 30 MG diarios de hierro ferroso. *Nutrición en la Adolescente Embarazada* En la adolescente embarazada, a las necesidades propias del embarazo, se unen las necesidades propias de su edad, por su crecimiento y desarrollo. En cualquier embarazo la alimentación cobra especial importancia, más aún durante la adolescencia; periodo en el que las demandas de energía y nutrientes son mayores que en otras etapas de la vida. Actualmente, la edad media de la menarquia se sitúa entre los 12 y 13 años de edad. Normalmente, el crecimiento aún continúa durante 4 años más, aunque a un ritmo más lento que durante la etapa prepuberal. Las chicas, durante la pubertad, se considera que aún son biológicamente inmaduras para quedar embarazadas. Las necesidades nutricionales de estas chicas serán la suma de las necesidades por el embarazo más las que precisan para su propio crecimiento. Una vez completado el crecimiento (aproximadamente 4-5 años postmenarquia o hacia los 17 años de edad), los requerimientos nutricionales de la adolescente embarazada son similares a los de la mujer adulta embarazada. Para conseguir una correcta valoración y educación nutricional de la adolescente embarazada se requiere un asesoramiento continuo e individualizado. Esta valoración debe incluir un análisis del crecimiento, la talla y peso actuales, la edad ginecológica (edad cronológica menos edad de la menarquia) y un interrogatorio sobre los hábitos dietéticos. Sobre este último punto, es importante analizar los hábitos dietéticos antes del embarazo, los posibles hábitos dietéticos extraños, número y horario de las comidas principales y suplementarias, tipo de comida y posible restricción calórica. Las adolescentes embarazadas de edad ginecológica joven o que están desnutridas al momento de la concepción, son las que tienen más necesidades nutricionales. Una mujer joven que concibe poco después de su primera menstruación corre el máximo riesgo fisiológico, y a pesar del aumento de peso materno, los pesos de nacimiento de los neonatos se mantienen bajos. Este mayor riesgo de restricción en el crecimiento fetal se atribuye a la interferencia en el flujo sanguíneo feto placentario y en la transmisión de nutrientes al feto como resultado de las características fisiológicas inherentes al crecimiento materno. Tal vez las mayores concentraciones de insulina, hormona de crecimiento humana y factores de crecimiento semejantes a la insulina que caracterizan el crecimiento adolescente, cuando se superponen la medio normal del embarazo, favorecen la acumulación de las reservas de grasa y el aumento de peso en la madre pero disminuyen los nutrientes en la circulación sanguínea, alterando finalmente el crecimiento del feto. Necesidades nutritivas aumentadas La media total de los requerimientos energéticos estimada para las adolescentes oscila entre las 2200 y 2400 Kca/día. De cualquier manera, como el gasto energético es variable, la mejor forma de estar seguros de que la ingestión es adecuada, es obtener un aumento de peso suficiente. Ello debe ser llevado a cabo mediante consejos individuales sobre las bases para la estimación del tamaño corporal, ritmo de crecimiento, edad y grado de actividad física. Hoy día, muchas chicas jóvenes limitan severamente su ingestión de alimentos para estar delgadas, y de esta manera, estar a la moda. Esto es un riesgo nutricional adicional para las adolescentes embarazadas, tanto por un bajo peso antes del embarazo, lo cuál se asocia con mayores riesgos perinatales, como por su incapacidad para reunir las necesidades nutricionales adecuadas para su correcto crecimiento. Proteínas, calcio y hierro Las necesidades proteicas de la adolescente embarazada son comprensiblemente altas. Se establece que, para chicas embarazadas de 15 a 16 años, es de 1,5 gramos de proteína por kilo de peso y día; y para las menores de 15 años, es de 1,7 gramos de proteínas por Kg. de peso y día. Así mismo, es esencial una ingestión calórica adecuada para que las proteínas sean utilizadas para el crecimiento y desarrollo orgánico. Para reunir las necesidades de calcio y hierro en las adolescentes embarazadas, se requiere un cuidado especial debido a la pobre ingestión de estos dos nutrientes. Se recomienda una ingesta de 1600 MG de calcio para las adolescentes embarazadas que estén en etapa de crecimiento y esto se cubre con la ingesta de un litro de leche o alimentos equivalentes (sustituyendo adecuadamente la leche por yogur, queso, cuajada). Esta cantidad se considera necesaria para proveer de suficiente calcio para el normal desarrollo fetal, sin utilizar las reservas óseas maternas. Las necesidades de hierro de la adolescente, durante su crecimiento, son altas debido al crecimiento de su masa muscular y del volumen sanguíneo. No obstante, la recomendación de un suplemento diario de hierro, puede ser necesaria tanto para la adolescente como para la mujer adulta embarazada. Se ha observado que la dieta de las adolescentes de nuestro país es pobre en calcio, hierro, vitaminas A, C y D, ácido fólico y calóricamente insuficiente. Riesgos asociados más comunes… El peso medio al nacer de los niños de madres adolescentes suele ser significativamente más bajo y la mortalidad infantil mayor que en el de la mujer adulta. La media del peso del bebé al nacer va aumentando junto a la edad de la madre, así como el porcentaje de niños con bajo peso al nacer disminuye cuando la edad de la madre aumenta desde 15 a 19 años. Sus músculos generalmente no están suficientemente desarrollados, el esqueleto puede que no haya alcanzado el grado óptimo de mineralización y ciertas reservas de nutrientes (principalmente de hierro, ácido fólico, vitamina A y B12) son menores que en la mujer adulta bien alimentada. A esto se añade los inadecuados hábitos alimentarios que suelen tener los adolescentes; desordenados, desequilibrados en cantidad y calidad de energía y nutrientes, con el agravante de que muchas de ellas siguen dietas hipocalóricas, con el fin de tener una imagen corporal, que en ocasiones se acerca más al modelo anoréxico que al fisiológico. *Nutrición Multigesta* La mayor edad en una mujer gestante que se ha publicado en la literatura médica, corresponde a una mujer madura de 63 años de edad.1 ¿Cuál es la edad que debe tener la mujer embarazada para considerarse embarazada añosa?. Muchos autores han designado como edad mínima el límite de los 35 años de edad2 y otros mencionan la edad de 40 años.3 Independientemente de la definición por diferentes edades, el embarazo en estas pacientes mayores de edad es considerado como de alto riesgo, que incluye tanto a la madre como al feto/neonato4. Los avances en los cuidados materno-fetales, mejores técnicas anticoncepcionales, el tratamiento de la infertilidad materna, la donación de óvulos, la fertilización in Vitro la y terapia de reemplazo hormonal, han hecho posible la presencia del embarazo en edad muy avanzada y con éxito, incluso hasta la edad de 60 años.5 Consideramos a una mujer gestante como añosa o madura cuando éstas sobrepasan los 35 años de edad6, definición adoptada por el Consejo de la Federación Internacional de Obstetras y Ginecólogos en 1958. Múltiples aspectos económicos, sociales y culturales en la actualidad, hacen que la mujer posponga la decisión de embarazarse, por otra parte, la infertilidad, el control en la fertilidad, un matrimonio tardío o un segundo matrimonio también son factores que contribuyen al deseo de embarazos tardíos. La frecuencia de embarazos en mujeres con una edad mayor de 35 años es cada vez mayor. Sólo en los Estados Unidos de Norteamérica se ha duplicado el índice de nacimientos en mujeres con edad de 30 a 39 años entre 1970 y 1986. Para las mujeres de 40 a 44 años, la incidencia aumentó en 50%.7 Se estima que cerca del 10% de todos los nacimientos en los Estados Unidos ocurrirán en mujeres entre los 35 y 49 años de edad en el transcurso del año 2000. La frecuencia de patologías que afectan el embarazo es mayor en las parturientas con una edad por arriba de los 35 años. Sin embargo, independientemente de la enfermedad que implica la enfermedad adjunta, los cambios fisiológicos del envejecimiento afectan algunos aspectos del embarazo y parto, así como también el manejo anestésico. Indudablemente el embarazo en la mujer madura presenta un incremento real en la morbimortalidad materna y fetal8, por lo que los cuidados prenatales y perioperatorios poseen peculiaridades que deben tomarse en cuenta para un mejor manejo perianestésico y una óptima evolución del binomio madre e hijo. La fertilidad y fecundidad disminuyen en relación directa a la edad materna.9 La incidencia de abortos se incrementa con la edad materna, de un 20% en las pacientes premenopáusicas a un 40% durante la menopausia10, esto es principalmente debido a aberraciones cromosómicas y a hipoperfusión placentaria.11 Las patologías cardiovasculares y pulmonares crónicas contribuye a un pronóstico más pobre en los embarazos complicados. La diabetes mellitus y la hipertensión arterial sistémica, previos a la gestación incrementan el riesgo de enfermedades vinculadas con el embarazo, como la preeclampsia. La prevalencia de enfermedades como la hipertensión arterial sistémica, cardiopatía, neumopatía crónica, nefropatía, neoplasias y diabetes mellitus aumenta en la mujer embarazada madura.12 Las patologías cardiovasculares y pulmonares estables antes del trabajo de parto pueden desestabilizarse y agravarse, por los cambios fisiológicos que supone el embarazo, sobre todo en el último y tercer trimestre. Es importante recalcar que la paciente embarazada multigesta madura, a diferencia de la primípara añosa, presenta con más frecuencia hemorragias por atonía uterina y placenta previa. Naeye13, obteniendo datos del Collaborative Perinatal Project, encontró una alta incidencia de desprendimiento prematuro de placenta, placenta previa y corioamnioitis en mujeres entre los 35 y 50 años de edad a diferencia de las mujeres entre los 18 y 34 años de edad. Del mismo modo, después de los 35 años de edad la mujer embarazada madura presenta con doble frecuencia hipertensión arterial sistémica y diabetes mellitus en relación con la grávida joven; además, también requieren con más frecuencia intervenciones obstétricas como inducción del trabajo de parto, operación cesárea electiva y aplicación de fórceps. Con el incremento de la edad materna, la frecuencia de operación cesárea también se incrementa: de 20-29 años se obtuvo una frecuencia del 16.8%; de 30-34 años, 26.8%, y en mujeres con edad mayor a los 34 años, se encontró una frecuencia de 32.4%. Del mismo modo las complicaciones en el trabajo de parto ocurrieron con más frecuencia en el grupo de embarazadas maduras (26%) en relación con las más jóvenes (16%).14 Hay por lo menos dos distintos tipos de parturientas maduras: las primíparas, quienes requieren concepción asistida la mayoría de las veces, y las multíparas, que conciben espontáneamente. Las primíparas añosas son un grupo de población de mucho mayor riesgo a diferencia de las multíparas maduras. Las lesiones arterioscleróticas en el miometrio son causa de hipoperfusión placentaria, incrementándose esta alteración histopatológica, de un 11% a la edad de 17 a 19 años a un 83% después de los 39 años. Este tipo de lesión “fibroide” restringe la elasticidad y dilatación de las arterias, restringiendo de esta forma la normal perfusión sanguínea del miometrio y de la placenta.15 Según la edad va avanzando hay evidencia indirecta de que el flujo sanguíneo útero placentario disminuye. También se ha implicado a la placenta previa como causa de hipoperfusión úteroplacentaria.16 La mortalidad materna en la paciente embarazada madura es debida principalmente a toxemia, placenta previa, hemorragia postparto, embolia pulmonar o de líquido amniótico y a otras complicaciones durante el puerperio.17 Un buen número de estudios relaciona a la parturienta madura con mayor mortalidad perinatal. La mayoría de los estudios encontró que la edad materna superior a los 40 años se relaciona con mayor mortalidad perinatal.18 La premisa que debemos considerar al administrar anestesia a toda paciente obstétrica madura es considerarla siempre como de alto riesgo, haciendo también énfasis que posee particularidades específicas. Los cambios fisiológicos que presenta la embarazada madura tienen importantes implicaciones anestésicas, que las distingue de la mujer embarazada no madura. En la valoración preanestésica es importante el conocimiento de los efectos de la edad, enfermedades preexistentes y sus tratamientos correspondientes, así como también, las complicaciones que se presentaron durante el embarazo. En particular debe prestarse atención a la diabetes mellitus, hipertensión arterial sistémica crónica y otras enfermedades cardiovasculares. El conocer las complicaciones de la madre y el producto nos ayudará a un correcto planeamiento de la administración de la anestesia. No existe una técnica anestésica ideal en su totalidad para la paciente ginecoobstétrica madura, y ambas, tanto la anestesia general (inhalada subaracnoidea) o tienen endovenosa) efectos o regional colaterales que (epidural en o algunas ocasiones terminan inclusive con la muerte. Nuevos fármacos y nuevos métodos modernos de monitorización han hecho a la anestesia general una técnica segura tanto para la madre como para el producto in útero; sin embargo, los problemas graves que se presentan con el manejo de la vía aérea en las parturientas bajo anestesia general, a pesar del advenimiento de la mascarilla laríngea, continúan siendo un reto para el anestesiólogo y de mayor riesgo para la madre. Varios estudios han consignado que la anestesia regional provee mejor manejo anestésico y evolución postoperatoria que la anestesia general en pacientes de alto riesgo, como podría ser la embarazada madura.19 La anestesia regional provee mayores ventajas al producir un efecto inhibitorio en la respuesta neuroendócrina al estrés quirúrgico, reduce la liberación en plasma de los mediadores de la "respuesta al estrés" como los esteroides adrenales y las catecolaminas20, reducir la pérdida sanguínea transoperatoria, disminuir la incidencia de complicaciones tromboembólicas trans y postoperatorias 21 y disminuir el catabolismo postoperatorio.22 Por lo general, la anestesia regional epidural es la técnica anestésica de elección tanto en el parto vaginal como en la operación cesárea en pacientes preeclámpticas.23 Comparado con la anestesia general, el bloqueo epidural ofrece más estabilidad hemodinámica materna y útero placentaria, tanto durante la cirugía como después, inhibiendo la respuesta neuroendócrina.24 En relación con la hipertensión arterial sistémica, gestacional o crónica, que pueda presentar la paciente embarazada madura, el bloqueo epidural es de elección, ya que la anestesia general se asocia con incrementos de la presión arterial media.25 La incidencia de hipertensión arterial esencial se incrementa conforme la paciente obstétrica tiene mayor edad, provocando la laringoscopia y la intubación endotraqueal, respuestas hipertensivas.26 Una de las ventajas que tiene el bloqueo epidural sobre el bloqueo espinal en la paciente embarazada joven o madura, es el provocar un bloqueo simpático gradual, previniendo una hipotensión arterial severa en una paciente ya de por sí, hipovolémica.27 La analgesia epidural lumbar es una opción excelente para el trabajo de parto y el parto vaginal; proporciona buena analgesia y es aplicable al parto instrumental o la cesárea. *Nutrición en la Lactancia* Relación entre la fisiología y la alimentación de la madre Las glándulas mamarias se preparan para la lactancia ya desde la adolescencia (aumento de tamaño de la mama, areola y pezón). Los cambios hormonales que ocurren durante el embarazo y que provocan el crecimiento mamario, aumento de los conductos y los alvéolos, establecen el punto para el inicio formal de la lactancia. La succión del lactante es el estímulo desencadenante para la producción y secreción de leche. ¿Qué ocurre durante la lactancia? La lactancia es un período de la vida en el que la madre ofrece al recién nacido un alimento cualitativa y cuánticamente adecuado a sus necesidades, "la leche materna". La leche materna es una sustancia que contiene macro y micro nutrientes en proporciones adecuadas, y que sirve de alimento al recién nacido. Esta situación se alarga durante varios meses de la vida del recién nacido y obliga a una adecuación de la dieta de la madre lactante para hacer frente, y cubrir de forma óptima sus necesidades y las del recién nacido, sin correr riesgo alguno para la salud de ambos. La alimentación de la madre debe estar acorde con los cambios que sufre la leche materna a lo largo de todo el período de lactancia. La calidad de los alimentos consumidos por la madre tiene consecuencias directas en el volumen y composición de la leche y sobre su salud y la del lactante. La alimentación de la madre debe evolucionar en calidad y cantidad paralelamente a las variaciones de los requerimientos nutricionales del lactante, teniendo en cuenta el tipo de lactancia que se lleva a cabo (exclusiva o mixta). La secreción de leche hace de la lactancia un proceso que aumenta la demanda de nutrientes de la mujer que amamanta debido a que, durante varios meses, parte de los nutrientes que obtiene mediante la ingesta habitual, se destinan a la producción de este alimento. Además hay que tener en cuenta que la demanda de nutrientes no es homogénea y varía tanto cualitativa como cuantitativamente a lo largo de la lactancia. Es por ello necesario que los alimentos que se consumen sean nutricionalmente válidos para cubrir estos aspectos. Influencia de la dieta en la composición de la leche Parece que la cantidad de leche que consume el lactante no afecta demasiado a la producción de leche, sino que depende más de la frecuencia de las mamadas. Aunque si un bebé mama frecuentemente pero no llega a vaciar los pechos, ese pecho producirá menos cantidad para la próxima vez porque no ha sido totalmente vaciado. En cambio, si se vacía totalmente el pecho la producción aumenta, ya que de alguna manera el cuerpo recibe la información de que el bebé necesita más alimento. Sin embargo, la dieta de la madre no sólo influye en la cantidad de leche producida sino que también influye en la composición. Se sabe que la cantidad de ácidos grasos de la leche es el fiel reflejo de la cantidad ingerida por la mujer que amamanta. Ocurre lo mismo con los niveles de selenio, yodo y algunas vitaminas del grupo B. La cantidad de proteínas que contiene la leche puede verse afectada si la madre está desnutrida. Los demás nutrientes parece que se independientes de la dieta. mantienen constantes y son A la vista de esto, parece obvio que la alimentación durante la lactancia debe ser rica en energía, lípidos, proteínas y vitaminas, con el fin de que cubra las necesidades para la producción de la leche. Por este motivo, se debe conocer: *La composición de la leche materna (que es el equivalente a conocer las necesidades del lactante). *Los requerimientos nutricionales recomendados para que la producción de la leche no altere el estado nutricional de la madre. Con estos datos será más fácil establecer pautas dietéticas para una lactancia sin riesgos. Tabla de composición de nutrientes de la leche materna Nutrientes Secreción estimada /600ml Secreción estimada /1000ml Energía (Kcal.) 420 700 Proteínas (g) 6,3 10,5 Vitamina A( µg) 400 670 Vitamina D (Mg.) 0,3 0,6 Vitamina E (Mg. 1,4 ET) 1,3 Vitamina K (µg) 24 Vitamina C ( 0,13 Mg.) 2,3 Tiamina (Mg.) 0,21 Riboflavina (Mg.) 0,9 2,1 40 0,21 0,35 1,5 Niacina (mgEN) 0,06 0,09 B6 50 83 0,6 1,0 168 280 84 140 Calcio (Mg.) 21 35 Fósforo (Mg.) 0,18 0,30 Magnesio (Mg.) 0,9 1,5 Hierro (Mg.) 66 100 Zinc (Mg.) 12 20 Vitamina (Mg.) Folatos (µg) Vitamina (µg) B12 Yodo (µg) Selenio (µg) Desde el punto de vista nutriológico, la lactancia es el periodo con mayores demandas dentro de la vida reproductiva. Exige de una manera notable los requerimientos de calcio, la recomendación es de 500 kilocalorías al día. Entre los factores que afectan la producción de leche, son el alcohol, el café y el tabaco. Se ha observado que el alcohol en dosis superiores de medio gramo por kilogramo de peso materno al día es capaz de inhibir el reflejo de eyección de la leche. Además tanto la nicotina como la cafeína se excretan a través de la leche, y pueden producir estados de excitación en el bebé. Diversos estudios demuestran que los anticonceptivos basados en mezclas de estrógenos y progestágenos tienden a disminuir la cantidad de leche producida, además de que provocan una menor concentración de nitrógeno en la leche excretada. La práctica de la lactancia reduce el riesgo de cáncer mamario y ayuda a establecer una adecuada relación entre el neonato y su madre. *Comentarios Finales* El tabaco, el alcohol y las drogas pueden hacerle daño al feto. Se ha demostrado que el cigarrillo se asocia con peso bajo del feto al nacer y con un aumento en la incidencia de complicaciones graves como la implantación baja de la placenta y el desprendimiento prematuro de la placenta normalmente insertada, pueden causar la muerte en el periodo fetal o neonatal. Por ello hay que aconsejar de forma bastante estricta a las mujeres fumadoras que abandonen el hábito durante el embarazo, o que cuando menos lo reduzcan. El alcoholismo materno se asocia con abortos espontáneos. Hasta el 10% de los hijos de madres que tienen problema serio de consumo de alcohol durante el embarazo pueden nacer afectados por el síndrome alcohólico fetal (SAF), un grupo de anomalías serias que afectan la estructura de la cara y del cráneo y cursa con afección del crecimiento y trastornos de aprendizaje. En la actualidad no existe un nivel seguro conocido de consumo de alcohol durante el embarazo, de forma que es aconsejable la abstinencia completa. El uso de drogas ilícitas y el estilo de vida común a las personas que las consumen contribuyen a la aparición de retraso de crecimiento intrauterino y posteriormente en el desarrollo infantil. El riesgo aumenta en los bebés de madres consumidoras de cocaína y en las que toman mezclas de drogas y alcohol. En consecuencia, conviene intentar convencer por todos los medios posibles a la mujer usuaria de drogas o alcohol de que suspenda su hábito. Si ello resulta impracticable, ha de insistirse en la importancia de una buena nutrición, factor clave en la prevención de las anomalías congénitas y la muerte fetal. La nutrición adecuada debe asegurarse a través de la educación y de la disponibilidad de los recursos de la comunidad. Se debe hacer hincapié en que la embarazada haga ejercicio y duerma adecuadamente.