Trastornos de aprendizaje con especial énfasis en los trastornos de lectura Baeza E., Bielsa A., Amaro F., Molina M. INTRODUCCIÓN Según el Departamento de Educación de los EEUU (1991) el 50% de los niños que reciben educación especial, sufren dificultades en el aprendizaje, esto representa entre un 4 y un 5% de los niños en edad escolar, y el número de estos niños ha crecido considerablemente desde 1975. A la hora de definir las dificultades de aprendizaje nos encontramos con definiciones poco claras, la cual cosa, causa problemas de identificación en estos niños. El tema de dificultades de aprendizaje ha generado dos nuevos temas: dificultades de lectura y dificultades de escritura. La definición más utilizada es la siguiente: Dificultades de aprendizaje es generalmente un término que se refiere a un grupo heterogéneo de discapacidades manifestadas por unas dificultades en la adquisición y el uso del habla, la lectura, la escritura, la comprensión y el razonamientos o habilidades matemáticas. Estos trastornos son intrínsecos del individuo, presumiblemente debido a una disfunción del sistema nervioso central y pueden aparecer a lo largo de la vida. Los problemas del comportamiento, la percepción social y la interacción social, pueden aparecer conjuntamente con dificultades de aprendizaje pero no constituir por si mismas una discapacidad (NJCLD, 1987). Existe un reconocimiento común en las dificultades de base de lenguaje, asociadas a un modelo de deficiencias neurocognitivas atribuidas al hemisferio derecho, incluyendo problemas de orientación espacial y procesamiento de información simultáneo. Este último tipo no supera el 10% dentro de los casos de dificultades de aprendizaje y a veces han sido confundidos con comportamientos esquizoides. Respecto a la metodología los autores diferencian dos tipos de población: niños con correcto coeficiente intelectual (CI) y dificultad en la lectura (SRR), y niños con bajo coeficiente intelectual (CI) y dificultad en la lectura (GRB), en estos últimos su diagnóstico es más complejo. Las diferencias entre estos dos grupos serían que el grupo SRR tienen más habilidades de vocabulario y el grupo GRB tienen más problemas de comportamiento. PRUEBAS DE EVALUACIÓN ACTUALES Dicho lo anterior el CI es un concepto básico en la detección de dificultades de aprendizaje. El WISC-III proporciona un perfil de refuerzos y carencias importantes para entender la naturaleza del estilo de aprendizaje del niño. Los perfiles de rasgos característicos obtenidos en el WISC-III entre los niños con dificultades de aprendizaje, difieren con las puntuaciones obtenidas en otros subtest como el de Buscar Figuras, Codificaciones, Aritmética, Dígitos (Prifitera and Dersh, 1993). Según Kaufman (1994), los modelos de puntuación del CI del test no son un diagnóstico para las dificultades de aprendizaje, ya que no diferencian entre estos chicos y otros chicos sin dificultades. Asimismo una discrepancia significativa entre el C.I. Verbal y el C.I. Manipulativo no tienen validez significativa para un diagnóstico. EPIDEMOLOGIA Las estimaciones sobre el índice de prevalencia en las dificultades de lectura dependen directamente de la definición utilizada. En este campo han predominado los estudios en la Isla de Wight de Rutter y Yule (1975), en los cuales encontraron una distribución bimodal de dificultades en la lectura. Van der Wisell y Zegers (1985) argumentan que la distribución bimodal despertaba artificialidad debido al test de lectura utilizado. Shauwitz et al. (1992b) afirmaban que la habilidad en la lectura seguía una ley normal, por lo tanto, no existe un cuerpo claro de discrepancias, sino que depende del punto de corte que adoptemos. Recientes estudios (Flynn and Rahbar, 1994; Shaywitz et al., 1990) muestran que aún no existiendo diferencias entre chicos y chicas, el índice de prevalencia es más alto en los chicos. Este hecho puede ser debido a que los profesores de escuela recomiendan asesoramiento con más énfasis a los chicos que tienen un comportamiento irregular que a las chicas. ESTRUCTURA CEREBRAL Y DIFICULTADES DE LECTURA Gracias a la evolución de las tecnologías de imagen ha sido posible establecer diferencias estructurales y funcionales en la estructura cerebral de los niños con dificultades en la lectura. En estudios de citroestructura postmortem realizados gracias a la resonancia magnética, se confirma una asimetría (L>R) en niños con dificultades de lenguaje y de aprendizaje (Galaburda et al., 1985; Hynd and Semrud-Clikeman, 1989). Según Flowers (1993), las diferencias en el hemisferio izquierdo en los niños con y sin dificultades de aprendizaje son evidentes en la emisión de positrones tomográficos. Basado en estudios de flujo sanguíneo al cerebro (Flowers, 1993) concluía que existe un componente en la zona temporal izquierda asociado a rasgos de fonología y ortografía que requieren de una fina auditoria de discriminación y un componente en la zona parietal inferior izquierdo con el significado de las palabras. Galaburda y Livingstone, 1993, afirman diferencias en el tamaño y la forma de las células ramificadas, coincidiendo con la teoría de Harris (1995) el cual atribuye la discapacidad a un déficit de cambio rápido en el proceso de información de diferentes canales sensoriales. Todo y que estos estudios nos informan de hechos para apreciar diferencias entre niños con y sin discapacidades, se han de observar con cautela. Primeramente existen funciones y estructuras cerebrales que aún no están bien correlacionadas y otras que presentan rasgos en diferentes partes del cerebro (Logan, 1996), por lo tanto las dificultades o discapacidades pueden depender de otras regiones cerebrales interrelacionadas con las anteriormente nombradas. Segundo, aún existen graves problemas de diagnóstico heterogéneo limitando la generalización de los hallazgos neuroanatómicos. Tercero, estos hallazgos neuroanatómicos han de correlacionar con aquellos que opinan que las discapacidades o dificultades provienen de un continuo en el cerebro. Consecuentemente y a la espera de nuevos trabajos, estos pueden resultarnos tentativos. FACTORES GENÉTICOS EN LAS DIFICULTADES DE LECTURA Existe un consenso de factores genéticos que juegan un importante papel en la determinación de la habilidad o dishabilidad lectora (Snowling, 1991). Las dishabilidades lectoras son etimológicamente heterogéneas, y existe heterogeneidad genética incluso entre familias seleccionadas por patente transmisión dominante. Diversos autores utilizan en el trastorno disléxico la fragmentación en dos fenotipos de lectura: desconocimiento fonológico y lectura de palabras simples, ligados al cromosoma 6 y al cromosoma 15 respectivamente (Grigorenko et al., 1997). Estos estudios intentan ser una replica parcial a los primeros escritos de susceptibilidad del cromosoma 6 (Cardon et al., 1994) y del cromosoma 15 (Smith et al., 1983). PRONÓSTICOS EN LA EJECUCIÓN DE LA LECTURA En un estudio longitudinal Beitchman y sus colegas concluyen que el perfil de lenguaje de los niños a la edad de 5 años constituye un componente predictivo en las puntuaciones de ejecución de lectura siete años más tarde. Los niños con un lenguaje deteriorado muestran resultados académicos pobres, seguidos de los que tienen peores puntuaciones en los tests de comprensión auditiva. Los mejores resultados en los tests de ejecución de lectura son obtenidos por aquellos niños que muestran una pobre articulación y los que no presentan un lenguaje deteriorado a la edad de 5 años (Beitchman, 1987). Otros autores hablan de diversas variables como antecedentes familiares, déficit de atención o districtabilidad y problemas de internalización, como predictores de posteriores dificultades de lectura. NUCLEO DE LOS DEFICITS EN LAS DIFICULTADES DE LECTURA Existe una variedad de teorías respecto a las dificultades de lectura. Diversos autores agrupan estas teorías en dos categorías: una relaciona el sistema visual y otros creen que es debido a una disfunción del sistema cerebral-vestibular. La teoría más resistente es aquella que relaciona el sistema visual. Las bases en los problemas de lectura han sido descritas en relación con problemas en el sistema visio-motor y con defectos de la visión y los ojos, y los problemas de percepción referidos al "síndrome escotópico". Contrario a las anteriores creencias y a las teorías actuales, la evidencia acumulada de numerosos estudios nos indica en la mayoría de casos de niños con dificultades de lectura un déficit en las habilidades de procesamiento fonológico, lo cual crea una dificultad en el reconocimiento y decodificación de palabras poco familiares. También ha sido demostrado un déficit en la velocidad a la hora de nombrar símbolos visuales familiares (Young and Bowers, 1995). COMORBILIDAD Dificultades de lectura y Trastorno de Déficit de Atención Diversos autores establecen una asociación entre bajo rendimiento académico y una pobre conducta escolar. Bajo rendimiento puede ser secundario a un trastorno de conducta, a problemas emocionales, a un trastorno psiquiátrico o a una instrucción inadecuada. Lo interesante de esta revisión es la concurrencia entre dificultad de lectura y trastorno psiquiátrico. La clínica demuestra una concurrencia entre dificultades de lectura y déficit de atención/trastorno de hiperactividad (ADHD). Es un hecho clínicamente observado que niños con ADHD muestran bajo rendimiento académico. Las proporciones no son igualadas y varían desde un 10% a un 60% de los casos. Según Hinshaw, 1992, entre un 10% y un 50% de niños diagnosticados de ADHD muestran dificultades de lectura. Recientes estudios sugieren que la comorbilidad entre dificultades de lectura y ADHD son debidas en parte a influencias hereditarias, en un estudio con gemelos, Stevenson, et al. 1993, muestran que aproximadamente en un 75%, la concurrencia entre dificultades en la capacidad de deletrear y hiperactividad fue debido a influencias genéticas. Teniendo en cuenta que la capacidad de deletrear y la lectura muestran una importante correlación, las dificultades de deletrear pueden ser tomadas como marcador en las dificultades de lectura, por lo tanto parece probable que las dificultades de lectura y ADHD tiene algún origen genético subyacente común. Dificultades de Lectura y Trastorno de Conducta/ Delincuencia Diversos autores muestran una relación entre dificultades de lectura y trastorno de conducta. En niños de edad escolar temprana se observa relación entre agresividad y problemas escolares y en adolescentes existe relación entre conducta antisocial y déficits verbales y bajo rendimiento. La base de esta asociación sigue siendo una controversia. Existen diferentes hipótesis: 1. Fracaso escolar crea baja autoestima, frustración y conducta acting-out. 2. Hipótesis del tratamiento diferencial: propone que los jóvenes con dificultades de aprendizaje se comprometen en el mismo número de actos antisociales que los jóvenes sin dificultades de aprendizaje, la diferencia sería que los primeros son tratados de manera distinta por el sistema judicial. 3. Hipótesis de susceptibilidad: afirma que las dificultades de aprendizaje se acompañan por características de la personalidad, las cuales predisponen al individuo a conductas delincuentes. La evidencia parece dar más validez a la hipótesis de la susceptibilidad, la evidencia de los restantes hipótesis son contradictorias. Por tanto, no existe una evidencia clara en la asociación entre dificultades de lectura y conducta agresiva, aún así, McGee et al., (1986) afirman la posibilidad que las dificultades de lectura pueden empeorar si existe un comportamiento acting-out. Trastornos de internalización Respecto a la relación entre dificultades de aprendizaje y trastornos de externalización encontramos numerosa literatura, no ocurre lo mismo cuando buscamos literatura entre dificultades de aprendizaje relacionada con trastornos de internalización. Huntington y Bender (1993) repasaron la literatura desde 1984 a 1993 respecto al bienestar emocional en los adolescentes con dificultades de aprendizaje. Estos autores destacaron cinco variables: concepto de sí mismo, atribución, ansiedad, depresión y suicidio. Como conclusiones más significativas de esta revisión los autores destacan que los adolescentes con dificultades de aprendizaje muestran un concepto académico de sí mismos negativo, atribución más interna de los conceptos éxito y fracaso, nivel elevado de ansiedad rasgo, mayores quejas somáticas, mayor nivel de depresión y suicidio. Actualmente la falta de disponibilidad de los datos empíricos, así como la escasez de estudios que involucren los trastornos de internalización en niños y adolescentes con o sin dificultad de aprendizaje, muestran una falta de conclusiones. Habilidades Sociales. La habilidad de un niño para funcionar socialmente tiene implicaciones importantes en su bienestar y en una correcta salud mental y madurez. Numerosos autores coinciden en que los niños con dificultades de aprendizaje tienen problemas en varios componentes sociales, algunos creen que estos empiezan temprano y otros afirman que continúan o empeoran con la edad. Bryan (1991) en una revisión sobre problemas sociales en niños y adolescentes con dificultades de aprendizaje concluye que esta población muestra dificultades de comprensión especialmente en situaciones ambiguas o complejas. En una revisión se muestra que esta población presentan baja autoestima tanto en el dominio académico como social, parece ser claro en estudios con adolescentes con dificultades de aprendizaje y en adultos, pero no necesariamente aparece en niños en edades escolares . Esta clara pérdida de autoestima puede reflejar con el tiempo el efecto acumulado de continuos fracasos. TRATAMIENTO Tratamiento Basado en la Escuela La mayoría de tentativas en el tratamiento de las dificultades de lectura, se basan por un lado en proporcionar ayuda extra tutelar y por otro a la creación de sofisticados programas dirigidos a las dificultades fonológicas. Actualmente la mayoría de esfuerzos terapéuticos están enfocados a una introducción directa de los componentes de las habilidades lectoras, por ejemplo muchos programas especiales han sido desarrollados específicamente para enseñar las asociaciones entre letra-sonido, considerado por muchos autores como el centro deficitario de los lectores con dificultades. Los programas más conocidos, a menudo, ofrecidos a través del sistema escolar, se basan en la correspondencia entre letras -sonido para enseñar posteriormente su relación con sílabas y palabras (por ejemplo el Orton Gillingham y el DISTAR) y, por otro lado, aquellos que introducen primero palabras completas para después enseñar a deducir la correspondencia entre letra y sonido (por ejemplo las instrucciones fónicas analíticas como el programa de Merrill y el programa de lectura básica: SRA). Una alternativa de acercamiento a los procesos audiofonológicos, los cuales pueden ser el área de debilidad en individuos con dificultades de lectura, es enseñar la lectura a través de una ruta visual, por ejemplo el Programa de Conexión de Lectura (Dewsbury et al., 1983), el cual se basa en la utilización de conos o símbolos dibujados y su asociación con palabras. Tratamiento Farmacológico Debido a la frecuente correlación entre dificultades de lectura y trastorno de déficit de atención, la medicación con estimulantes también se ha utilizado en el tratamiento de dificultades en la lectura. Una mejoría en la atención y la concentración, ayuda al niño a una mayor participación en el aprendizaje y un aumento del rendimiento. Existen evidencias de un efecto directo de la medicación en la recuperación de mecanismos verbales, como en vocabulario y un efecto más general en el control de la conducta de hiperactividad en los niños con dificultades en la lectura. Sin embargo, los resultados son mixtos, por un lado el estudio del efecto inmediato del metilfenidato muestra un aumento de la productividad del aula, los resultados a largo plazo de la medicación estimulante es carente. La práctica clínica actual afirma que cuando coexiste un trastorno puede contribuir a un descenso en el rendimiento académico, ante el cual, una intervención temporal, incluyendo el uso de medicación, puede ser considerada. En cambio, el uso de medicación en el tratamiento de las dificultades de lectura en ausencia de trastorno psiquiátrico, debe ser considerado. Asesoramiento a Padres y Maestros Cualquier aportación hacia el tratamiento es importante para el niño, sus padres y profesores, con el objetivo de tener una comprensión de las dificultades del niño y su presunta base biológica y/o genética, y de este modo, evitar percibir al niño con conceptos como perezoso, oposicionista o lento. El profesional puede tener un importante papel correctivo, así como investigar en la historia familiar sobre posibles antecedentes de dificultades de aprendizaje. Esta información puede ser útil en el planteamiento a padres y crear una temprana prevención y intervención, minimizando así posibles secuelas como baja autoestima o problemas de conducta. Asimismo, los padres que creen que sus hijos pueden estar en un grupo de riesgo dentro de las dificultades de aprendizaje (por ejemplo, aquellos que tienen antecedentes familiares, o algún retraso en alguna área, como el lenguaje), pueden afectar negativamente el progreso del niño y buscar una valoración e intervención precoz. RESULTADOS EN ADOLESCENCIA Y JUVENTUD Los estudios mencionados anteriormente han demostrado que las dificultades de lectura, persisten en la adolescencia y juventud. Diferentes autores afirman una mejoría en las habilidades de comprensión pero el progreso en la lectura es más lento que en un grupo sin dificultades. Los predictores más consistentes en el nivel de lectura son la inteligencia general y la severidad en la dificultad de lectura. La comprensión lectora y las habilidades en el reconocimiento de palabras pueden mejorar en la etapa de madurez, pero la mejoría de estas aptitudes depende de la práctica y experiencia con materiales de alfabetización. Sin embargo, el hallazgo más consistente a través de las diferentes investigaciones, muestran que los adultos diagnosticados de dificultad de lectura en edad escolar persisten dificultades en la codificación fonológica de lectura y en la realización de tareas de reconocimiento fonético (Bruck, 1992). Estas dificultades son evidentes en las tareas de deletrear y en la lectura de palabras poco familiares. Asimismo una de las características en los adultos diagnosticados de trastorno de lectura en la niñez es la lentitud lectora. Proporcionar un adecuado tratamiento a los niños con trastorno de lectura, proporciona un correcto proceso educativo, aunque el periodo necesario es más largo. La evidencia limitada en el ajustamiento psicosocial de un adulto diagnosticado de dificultad de lectura, sugiere un cuadro mixto pero raramente un cuadro severo. Así las chicas muestran más problemas sociales y emocionales, y individuos con dificultades de alfabetización y numeración, muestran un nivel más alto en sentimientos depresivos. Las mujeres jóvenes manifiestan un mayor movimiento en convivencia y tienen hijos en una edad temprana, mientras los hombres jóvenes son más vulnerables al desempleo (Maughan, 1995). La evidencia actual manifiesta que la severidad en las dificultades del niño y el contexto en el cual ha crecido comportan importantes influencias en los posteriores resultados. Los resultados más positivos observados en los estudios son aquellos en que los niños han recibido ayuda y estímulo en el hogar, atención especializada en la escuela y después como adultos han seleccionado ambientes consistentes con su único esfuerzo y limitación (Maughan, 1995). CONCLUSIONES Esta revisión intenta mostrar los avances más actuales dentro del campo de las dificultades de aprendizaje en los últimos diez años. Nuestro entendimiento en dicha área representa un mayor avance que actualmente sirve de base para proponer un correcto diseño de intervención. El relacionar dificultades de aprendizaje y condiciones psiquiátricas muestran la importancia de continuar investigando en esta área. Finalmente, los recientes hallazgos considerando la comorbilidad y las secuelas en las dificultades de aprendizaje en la etapa de madurez, enfatizan la importancia de valoraciones comprensivas y multidisciplinarias, y ser conscientes en aquellos niños que constituyen un grupo de riesgo dentro de estas dificultades. REFERENCIAS * Bruck M (1992), Persistence of dyslexics phonological awarenes deficits Dev Psychol 28:874-886 * Bryan T (1991) Social problems and learning disabilities. In:Learning About Learning Disabilities, Wong BY, ed. San Diego: Academic Press, pp 195229 * Cardon LR, Smith SD, Fulker DW, Kimberling WJ, Pennington BF, DeFries JC (1994), Quantitative trait locus for reading disability on chromosome 6.Science 266:276-279 Dewsbury A, Jennings J, Boyle C (1983), 9ridge Reading. Toronto: OISE Press * Flynn JM, Rahbar MH (1994), Prevalence of reading failure in boys compared with girls. 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