Sobre el diagnóstico y la historia deliberativa del acuerdo 83 Estimado Emiliano, Un principio bastante plausible de ciertas escuelas en filosofía de la ciencia sostiene que la evaluación epistémica opera sobre los enunciados y no sobre los procedimientos que nos llevan a formular tales enunciados pues son estos últimos a los que puede asignarse un valor de verdad. Un ejemplo básico: Si un médico te diagnostica influenza por una prueba de laboratorio o por sintomatología clínica es irrelevante, lo que importa es si es cierto o falso que tengas influenza porque de ello dependerá la efectividad del tratamiento que te recete. Aplicado al tema que nos convoca, las objeciones que se han hecho al diagnóstico que se presenta sucintamente en el acuerdo 83 deberían demostrar que los siguientes enunciados son falsos: 1. La normativa vigente en materia de integración de oferta académica, asignación de cursos y mallas horarias y los procedimientos que de hecho se han implementado en la materia, han marginado la participación de los estudiantes en este rubro de la planeación académica. 2. En la mayoría de los casos las academias tomaron como su principal tema de discusión y trabajo el asunto de la repartición de materias y horarios. 3. Lo anterior destruyó en muchos casos la posibilidad de realizar trabajo auténticamente académico. 4. Semestre con semestre se dan situaciones como las siguientes: - la repetición excesiva de profesores en algunas licenciaturas y cursos. - la apertura innecesaria de algunos cursos. - algunas unidades académicas sueles concentrarse en algunos turnos y horarios. A estos enunciados sumaría la descripción de la problemática, documentada desde hace años, a la que semestre a semestre se enfrentan muchos profesores que para completar su carga académica se ven obligados a someterse a procedimientos variables y no siempre estrictamente académicos para completar su carga docente. Hasta el momento he escuchado y leído señalamientos e impresiones diversas respecto a cómo se llegó a tales conclusiones pero no he escuchado o leído una sola demostración de que alguna de esas situaciones no exista. Ahora bien ¿este diagnóstico es nuevo y producto de impresiones y opiniones espontáneas de los consejeros que participaron en su redacción y en caso de ser acertado ello es producto de la buena fortuna? No lo creo. El siguiente fragmento de la intervención de la entonces coordinadora del Colegio de Humanidades y Ciencias Sociales en una mesa de la semana cumbre del Congreso General Universitario demuestra que desde 2012, cuando menos en el CHyCS, ese diagnóstico esta bastante avanzado en algunos de sus elementos así como en la sugerencia de escenarios de solución: Sobre el tema de las academias, (…) efectivamente el diagnóstico que todos tenemos es que la forma de organización actual ha dado de sí, no solamente por el desgaste en términos de las relaciones de trabajo, sino en buena medida por la disparidad de criterios con los que se constituyeron los grupos de trabajo (…). En el caso del Colegio de Humanidades y Ciencias Sociales se repiten distintas formas, academias que gestionan un curso, hasta academias que gestionan una licenciatura completa. (…) las academias nos podemos quedar desde mi perspectiva, con dos cosas: una, (…) un espacio de trabajo colegiado, académico, y que ese trabajo académico colegiado tiene que ser horizontal en la medida de lo posible. (…) ésa es la virtud de las academias. (…) la manera en que están constituidas y el criterio de organizaciones el que tiene que cambiar. Hasta el momento el eje central que organizó la constitución de las academias es la docencia, creo que eso ya dio de sí, y se puede explicar históricamente por qué se organizó así, incluso había que armar los planes de estudio y eso fue toda una labor que nos consumió buena parte de los primeros casi seis años de construcción de la Universidad (…) (…) el eje de organización del trabajo colegiado tendría que cambiar, no estando en la docencia sino ahora estando en el trabajo de investigación de los profesores, con lo cual los grupos académicos organizados, los grupos de trabajo colegiado tendrían que funcionar en términos de grupos de afinidad intelectual y de proyectos concretos de desarrollo de cosas, que pueden derivar o no de manera inmediata en programas académicos o no, y entonces, ¿qué pasa con la docencia? (…) Yo creo que el tema de la docencia tendría que (…) centralizarse en la Coordinación del Colegio. Creo que la Coordinación del Colegio tendría que definir cargas docentes en función de perfiles académicos dados. Es decir, uno tendría que pararse frente a la estructura general de la Universidad y decir: Yo con mi perfil soy capaz de dar tal cantidad de cursos, tal cantidad de áreas de investigación. Éstas en este momento y tales a futuro” y en función de eso asignar, y lo digo tal cual, creo que hay una parte que tiene que ver con asignación del trabajo, porque tenemos cargas docentes absolutamente diferenciadas y poco equitativas entre los profesores del colegio. Claro, tenemos que equilibrarlo, y creo que eso sucede también en los otros colegios por lo que alcanzo a vislumbrar de la manera en que se está procesando la designación de cursos (…) (…) Hay unos planes de estudio que lo permiten y hay unos que no. Esos que no, necesitarían un Comité Académico que gestione qué se va a dar cada semestre y después que se asigne. Tengo la impresión que por ahí podríamos caminar, porque efectivamente hay un desgaste institucional enorme en la administración y programación de las cargas horarias, y eso es lo que terminó de matar (…) el trabajo de la vida de las academias en términos de producción intelectual y las ha vuelto un espacio de control de asignación de espacios académicos muy desgastados. Tania Rodríguez (CHyCS-SLT) Mesa 4 “Instancias intracolegio”, 13 de junio de 2012 (La estenográfica competa en el anexo 1) ¿Esta intervención de la profesora Tania Rodríguez era producto de una ocurrencia? No. Lo que reproduzco no es más que una buena síntesis de los trabajos realizados durante meses en el CHyCS en el marco de un taller en el que se elaboró colegiadamente una propuesta de estructura académica y de reorganización del trabajo académico que fue presentada al CGU (anexo 2), así como de los trabajos que realizó la Junta de Enlaces para la elaboración de la propuesta de atribuciones del Consejo Académico del CHyCS que presentó también al CGU (anexo 3). Ahora bien, ¿Será que los elementos de diagnóstico expuestos por Tania Rodríguez correspondían sólo al CHyCS? La intervención del profesor César Fuentes en la misma mesa de trabajo del CGU indica lo contrario: (…) hemos discutido ampliamente durante el CU, cuando fui integrante, que las academias no eran el espacio académico para discutir lo que nos interesaba acerca de los planes y programas, que se habían convertido en espacios donde uno era dueño de la materia (…) César Fuentes (CCyH-SLT) Mesa 4 “Instancias intracolegio”, 13 de junio de 2012 El punto que aquí interesa es que éstos y otros elementos de diagnóstico dieron sustento a la propuesta de organización del trabajo académico que se materializó en los acuerdos del CGU y dieron orientación a la entonces Coordinadora Académica, María del Rayo Ramírez y los entonces coordinadores de los tres colegios (Tania Rodríguez, Guillermo Flores y Raúl Soto) que incluyeron en la Agenda Mixta entre le CU y la administración universitaria la tarea de “reorganizar la gestión de la docencia y de los planes de estudio” para lo cual era menester “elaborar un censo de todo el personal académico que cruce perfiles y trayectorias con la oferta académica global de la universidad” y “derogar el acuerdo 72” a más tardar en noviembre de 2013. No está de más recordar que la Agenda Mixta fue presentada al Pleno por la profesora Wilda Western (Secretaría Técnica de la Comisión de Planeación del CU) y aprobada con 19 votos a favor y una abstención (anexo 4) . En cumplimiento a las tareas encomendadas en la Agenda Mixta, los coordinadores de los tres Colegios y los cinco planteles formularon, en conjunto con la Coordinación Académica, una primera propuesta de disposiciones para sustituir al acuerdo 72, misma que se presentó para su discusión al Pleno del Consejo Universitario en noviembre de 2013 (anexo 5). Esa primera propuesta cambiaba respecto a la primera formulación que se había delineando en la Junta de Enlaces del CHyCS, y que recuperé aquí en voz de Tania Rodríguez, sólo en el hecho de que en ella la instancia encargada de la integración de la oferta académica y la asignación de cursos no era el Coordinador del Colegio sino los Consejos Académicos de Colegio, instancias que según la propia Agenda Mixta se deberían de “conformar (…) a más tardar el 29 de noviembre de 2013”. La propuesta estipulaba además que en tanto ello no ocurriera, esas funciones podrían ser asumidas por las juntas de enlaces. Como es bien sabido, algunos consejeros académicos se negaron a que esta iniciativa fuera discutida en el Pleno y se acordó, a principios de 2014, la creación de una comisión ad hoc para dar continuidad a los trabajos de diagnóstico, consulta y deliberación sobre las disposiciones. Los trabajos de esa comisión han sido sintetizados y difundidos por algunos de los consejeros universitarios que en ella laboraron durante todo el 2014 así que no expondré aquí cómo finalmente condujeron al Acuerdo 83; sólo diré que ese proceso distó mucho de ser apresurado e irreflexivo y que, como abundaré en otra entrega, en él se resolvió una de las objeciones recurrentes que algunos consejeros y miembros de la comunidad habían puesto a la primera propuesta: el que en ella se fijaran atribuciones para los CAC’s cuando aún no se aprobaban (dada la oposición de los mismos consejeros) las modificaciones al EGO producto de los acuerdos del CGU. El relato que he hecho responde a tu pregunta explícita en términos de en qué modo se articulan los elementos de diagnóstico vertidos y discutidos en el CGU con el Acuerdo 83 por el conducto de la Agenda Mixta aprobada en el 2013. En los anexos puedes encontrar la historia documental de lo que aquí he descrito brevemente. Ahora bien, reitero que más allá de la historia de los procesos deliberativos que llevaron de los primeros elementos de diagnóstico a las disposiciones que finalmente se aprobaron en el Pleno, la cuestión central es, reitero, que nadie ha demostrado que no existan las problemáticas que el acuerdo 83 pretende resolver. Te invito a continuar este intercambio por ese derrotero. Por lo pronto, te anticipo que mi siguiente entrega la dedicaré a continuar con nuestro diálogo en torno al problema de la paridad. Con aprecio, Teresa Pd. Los anexos los puedes encontrar en el siguiente link: https://www.dropbox.com/sh/egq35ryiivizc1e/AAA0W7QyhznALftgvAhgh VFZa?dl=0