LA MUJER SUB-SAHARIANA: AYER Y HOY Desearía agradecer a los organizadores de este acontecimiento por darme la oportunidad de participar en este interesante discurso titulado: La mujer subsahariana: ayer y hoy. Continuando el tema, mi charla se basará sobre la mujer subsahariana de hoy, y para comenzar quisiera enfocarlo desde el punto de vista de la desigualdad de género, que parece ser predominante, en el África subsahariana. Bajo este epígrafe hablaré sobre: la educación, la familia, el matrimonio, la política, la cultura y algunas opiniones personales. Sin embargo, aunque este discurso es acerca de la mujer subsahariana, utilizaré el escenario de la mujer nigeriana como trampolín para abordar las diferentes partes del tema, ya que una de cada cinco mujeres subsaharianas es nigeriana y además, en esa cultura hay alrededor de doscientos grupos étnicos diferentes y más de 350 lenguas e idiomas. En las pasadas décadas, especialmente después de la independencia de los países africanos, los problemas de desigualdad de género han alcanzado eco entre las ONGs occidentales, las Naciones Unidas y en la prensa nacional de los países subsaharianos. El largo debate sobre la erradicación de la desigualdad de género, que es parcialmente debido a las doctrinas patriarcales provenientes de los colonialistas entregadas a las naciones subsaharianas, y parcialmente debido a las características machistas de sus tradiciones, ha continuado provocando controversias en la escena internacional y nacional y en los encuentros sobre los derechos humanos. La historia nos documenta que la mujer nigeriana en la época precolonialista, gozaba de independencia y jugaba un papel complementario en la familia. Trabajaba en las granjas, campos y crianza de animales conjuntamente con el hombre y contribuía económicamente a la administración de sus respectivas familias. Pero esta libertad financiera comenzó a tambalearse con la llegada de la administración colonialista. Las ideas conservadoras occidentales indican que el papel de la mujer está en el hogar, fueron plenamente implementadas y como resultado, mientras la mano de obra barata del hombre y las materias primas fueron globalizadas, la mujer fue relegada al cuidado de sus maridos y sus hijos. Cabe decir que esta actitud aún persiste y caracteriza a la sociedad africana, en general. Dicho esto, sin embargo, sería pretencioso decir que el núcleo de la desigualdad de género que se manifiesta, es meramente debida a la influencia colonialista, Como en otros países subsaharianos, Nigeria está compuesta por un crisol de grupos multiétnicos y multiculturales y las prácticas de un grupo étnico son totalmente diferente de otro. En conjunto, el papel de la mujer está determinado por la afinidad de la estructura del grupo étnico al que pertenece. EDUCACION.: La existencia de la desigualdad de género en la educación ha sido una realidad innegable, pero desde la introducción de la educación gratuita en los años sesenta en Nigeria y otros países de la sociedad subsahariana, las mujeres tienen igualdad de oportunidades con respecto a los hombres. Los diferentes gobiernos nigerianos que ha habido han comprendido que la libertad, autonomía y mejora de su estado social, económico, político y sanitario, constituye un importante fin en sí mismo y es esencial para lograr un desarrollo sostenible, En la sociedad nigeriana de hoy no existe diferencia de género en educación; sin embargo, esto varía de un grupo étnico a otro. Depende del ambiente religioso, situación económico-social y nivel cultural de la familia. La adquisición de unos estudios hoy no es cuestión de género, sino que depende de la situación económica de la familia, ya que los estudios no están adecuadamente subvencionados o financiados. Como en muchas regiones subsaharianas hay tantas mujeres como hombres estudiando en las universidades y otros estudios superiores. Cabe decir que el hombre nigeriano de hoy se ha dado cuenta de que la adquisición de estudios de la mujer puede contribuir a mejorar la situación económica de la familia. Según una investigación llevada a cabo por Elisabeth Asiedu y Donald Lien, ambos de la universidad de California, han mostrado que los gobiernos africanos han comprendido que la educación femenina es necesaria para poder mejorar la productividad y lograr el crecimiento económico. Y las mujeres a su vez, han comprendido que al tener independencia económica, el cambio de actitud es más fácil de lograr si son incluidas en el proceso de toma de decisiones. LA FAMILIA: Las mujeres en Nigeria tienen un rol vital en el aspecto funcional de la familia y hoy en día son el eje central de la unidad familiar. La familia, la cual está compuesta de personas que tienen una relación co-sanguínea, matrimonial o adoptiva, es muy importante para las regiones subsaharianas. Hay dos tipos de familia más importantes en Nigeria: 1º La familia nuclear, que está compuesta del marido, su mujer y sus hijos solteros. 2º La familia extendida, que esta compuesta de varios núcleos familiares, en los cuales dos o más mujeres están casadas con un hombre y posiblemente comparten techo con sus suegros, cuñados e hijos. CULTURA: La mujer subsahariana acepta la práctica de la descendencia y la autoridad patriarcal, pero algunas mujeres, recientemente, están comenzando a rebelarse contra las reglas patriarcales de abandonar su familia y su pueblo, para irse a vivir al pueblo y con la familia de su cónyuge y aceptar el papel patricéntrico de la familia. Hay un débil matrilinaje en la familia nigeriana, pero gracias al incremento del número de mujeres que adquieren educación, y se involucran en actividades económicas lucrativas, cada vez hay más familias donde la mujer tiene igual autoridad que su marido. EL MATRIMONIO En muchas regiones subsaharianas, incluida Nigeria, existe el matrimonio monógamo, que se compone de un hombre y una mujer, y el matrimonio polígamo, compuesto de un hombre y varias mujeres. Sin embargo, como consecuencia de la educación, de la libertad económica, de la influencia religiosa y la exposición al reciclaje de nuevas ideas, muchas mujeres en Nigeria se están desprendiendo de esos hombres con ideas tan rudimentarias. Aunque la poligamia sigue siendo practicada en áreas rurales, la mayoría de las mujeres no están dispuestas a aceptarla. PARTICIPACIÓN EN LA POLITICA. El papel de la mujer en la política aún es mínimo cuando se compara con el rol que juega el hombre. Aunque en la Constitución de Nigeria de 1979 y 1999 se garantiza el derecho de participación en la política de la mujer, lo cierto es que hasta recientemente, pocas mujeres están involucradas en actividades políticas debido al hecho de que era un terreno dominado por el hombre. La política es un tema financiero y como muchas mujeres no tienen control sobre su propio dinero, es difícil que se puedan enfrentar a las operaciones financieras que se requieren. Era mucho más fácil para la mujer implicarse en la política en las épocas precolonial y colonial, pero hoy es mucho más difícil. Sin embargo, se cree que con la llegada de más mujeres a la educación y, por consiguiente la libertad financiera y el derecho a la propiedad, el número de mujeres que participan en la política está creciendo paulatinamente y las perspectivas son halagüeñas. Sobre el 16,6% del parlamento está ocupado por la mujer en el África subsahariana. La participación de la mujer nigeriana ha experimentado un notable aumento en las pasadas elecciones presidenciales y la tendencia es que el número de mujeres que están ocupando puestos ejecutivos y elegidas en el parlamento va en aumento. El mismo fenómeno político está teniendo lugar en la mayor parte de los países subsaharianos, excepto en Uganda. Sobre el 25% de tanto el congreso como el senado nigeriano son mujeres hoy en día. Actualmente, la mujer nigeriana no se avergüenza de hablar de política con los hombres. De hecho, el cambio de actitud en la política favorece a las mujeres, gracias al incremento del proceso de democratización, que ha abierto el camino y las oportunidades a la mujer africana. La elección de Ellen Johnson-Sirleaf, como presidenta de Liberia prueba el hecho de que el poder de la mujer subsahariana a través de la educación y la libertad financiera, la está sacando del cautiverio al que ha sido sometida. Cuando el yugo de las cargas familiares y los obstáculos financieros es eliminado, la mujer subsahariana tiene mucho potencial por descubrir. HERENCIA Una de las muchas áreas en las que se manifiesta claramente la diferencia de género en Nigeria es el derecho a la herencia de la propiedad de sus padres. En el sur y este del país, la mujer no hereda nada de las propiedades de la familia, puesto que es ella la que se traslada a la residencia familiar del marido. El hombre tiene el derecho a heredar la propiedad de su padre, especialmente cuando la mujer no es bendecida con el nacimiento de un varón. Sin embargo, no quiero dejar de señalar que este tipo de práctica de desigualdad de género se manifiesta en familias que carecen de estudios y de educación. Cuanto más educada está una mujer y cuanto más reciclada es la pareja, en la Nigeria de hoy, los cónyuges no ven a sus hijas como una carga que se regala a un hombre en nombre del matrimonio. Los derechos de la mujer están protegidos por no sólo la Constitución de 1999, sino por el Protocolo Sobre los Derechos de la Mujer Africana. En un estudio sociológico llevado a cabo por Mina Baliamoune, profesora de economía de la universidad de Carolina del Norte, en Kenia, Uganda, Sudáfrica, Túnez y Marruecos, se muestra que cuando más alto es el nivel de incultura en la mujer más grande es la desigualdad de género. También muestra asimismo, que en los países subsaharianos donde el nivel cultural entre la población femenina es significativamente alto, la mujer es más independiente social, financiera, política y culturalmente pudiendo heredar los bienes en caso de fallecimiento del cónyuge. La lucha por la emancipación de la mujer subsahariana ha sido liderada por miles de mujeres que habían luchado y siguen luchando para liberarse del dominio del hombre, gracias, en parte, al ánimo y apoyo financiero de las organizaciones no gubernamentales y; por supuesto de las Naciones Unidas y de algunos gobiernos africanos. Da alegría saber que la mujer nigeriana de hoy tiene interés por lo que ocurre a su alrededor. Está abandonando la idea de ser vista como mera figura subordinada al hombre y quiere ser escuchada y participativa. Desde hace tiempo, la mujer nigeriana se ha asociado con sus homólogas subsaharianas y las activistas de los derechos humanos occidentales, para reivindicar sus derechos. Tales grupos, como African Women’s Forum, Women in development (WID) en Kenya, African Federation of Women Entrepreneurs, Association des Femmes pour le development economique du Senegal y un largo etcétera, tienen objetivos comunes que son canalizados hacia el reconocimiento de los derechos de la mujer en el siglo XXI, enfrentando con valentía los desafíos de la política, comercio, desarrollo, liderazgo etc., y la mejor forma de lograr estos objetivos es la erradicación de la desigualdad de género a través de la adquisición de educación que, consecuentemente, les llevará a la independencia económica y financiera. OPINION PERSONAL No existe duda de que la mujer juega un papel importante en la economía, pero la historia nos ha mostrado, además, que en períodos de guerra y crisis económica, las mujeres y los niños son los que soportan las condiciones de vida más duras. Aunque el gobierno nigeriano ha hecho algunos progresos a lo largo de las últimas décadas, las barreras sociales, económicas y legales continúan obstaculizando su productividad y consecuentemente, impidiéndoles desarrollar todo su potencial. El acceso desigual a la educación que una vez caracterizó a las sociedades subsaharianas es el origen del círculo vicioso de pobreza en el que se veían sometidas. Todo el debate acerca de la desigualdad de género se resume en el bajo nivel de educación de la mujer. Aunque dicha desigualdad no es un problema exclusivo de la sociedad subsahariana, los estados africanos deben continuar aprovechando los beneficios de la educación femenina, tales como mejor empleo, disminución de la pobreza, mejora del estado sanitario y nutrición de los hijos y sus madres, disminución de la tasa de fertilidad, mejora de la sanidad, del estado de bienestar nacional y del desarrollo económico. Todo ello es imprescindible si estas naciones desean lograr el progreso económico en el siglo XXI, ya que el efecto principal de la desigualdad de género en una nación es el alto porcentaje de pobreza; y como es lógico, la pobreza tiene varios aspectos, como por ejemplo: bajos ingresos, bajo consumo, poca capacidad de desarrollo -como consecuencia de la incapacidad de heredar la propiedad- , corta esperanza de vida e incapacidad de acceder a la política. Por último, creo sinceramente que las perspectivas de igualdad de género en Nigeria y el resto de los países subsaharianos son altos y prometedores, considerando el recientemente aprobado protocolo Africano sobre los derechos de la mujer y el programa económico de la Nueva Paternidad De Desarrollo Africano (NEPAD), los cuales están arrojando una luz para encontrar una solución equilibrada al problema de género de la mujer africana. JOE ILLOH DONATUS. ABRIL 25 DE 2006.