El Momento Económico Rasgos principales Durante el primer trimestre de 2000, el Producto Interior Bruto (PIB) generado por la economía española ha experimentado, en términos de Contabilidad Nacional Trimestral (CNTR), una variación interanual en términos reales del 4,1 por ciento. Este crecimiento, dos décimas superior al estimado para el periodo precedente, mantiene el carácter expansivo de la actividad agregada que viene observándose desde el segundo trimestre de 1999. Producto Interior Bruto Demanda interna y externa tasas de variación interanual aportaciones al crecimiento del PIBpm 5,5 5,0 8 6 4,5 4 demanda interna 4,0 2 3,5 ciclo-tendencia 0 3,0 datos brutos demanda externa 2,5 2,0 1996 1997 1998 precios constantes de 1995 1999 2000 -2 -4 1996 1997 precios constantes de 1995 1998 1999 2000 La mejora registrada por el aumento del PIB en términos constantes obedece, en iguales proporciones, a la aceleración que muestra la demanda interna y a la aportación menos negativa que realiza el sector exterior. De esta manera, la primera ha afianzado su contribución al crecimiento al pasar de 4,2 puntos a 4,3 puntos, mientras que la demanda externa neta reduce su absorción al registrar una aportación de –0,2 puntos frente a –0.3 puntos del trimestre anterior, nuevamente como resultado de unas exportaciones de bienes y servicios crecientes acompañadas de unas importaciones moderadamente desaceleradas. El elemento más sobresaliente del repunte de la demanda interna es la intensificación del crecimiento que exhibe la formación bruta de capital fijo, tanto en bienes de equipo como en construcción, cuyos incrementos se han estimado en un 7,7 por ciento y en un 5,5 por ciento, respectivamente. Por su parte, el consumo de los hogares se encuentra estabilizado en tasas de evolución históricamente elevadas (4,5 por ciento), que se traducen en una importante contribución al PIB trimestral (2,7 puntos). Las estimaciones anuales de las operaciones de comercio exterior correspondientes a 1999 son las que ofreció la CNTR el pasado mes de febrero. Estos datos, junto a los de 1998 serán reestimados el próximo mes de septiembre, de acuerdo al calendario de la Contabilidad Nacional Anual, adquiriendo el carácter de estimación provisional (1998) y avance (1999), e incorporarán todas las revisiones que las fuentes hayan realizado en el último año. Asimismo, cabe resaltar la sensible mejora de las exportaciones de bienes, cuyo notable y acelerado crecimiento (14,5 por ciento) se ha visto parcialmente contrarrestado por la pérdida de empuje de las de servicios, en especial de turismo, cuya variación interanual pasa del 10,7 por ciento al 9,1 por ciento. En cuanto a las importaciones de bienes y servicios, mantienen sus elevados ritmos de avance, ligeramente inferiores a los del trimestre precedente (12,9 por ciento). Examinando el cuadro macroeconómico desde la perspectiva de la oferta, destaca el notable impulso registrado por la actividad industrial, que sitúa su crecimiento en el 4,1 por ciento, ocho décimas más que en el período anterior. Este tono expansivo viene determinado por la aceleración que muestran las exportaciones de bienes y algunos componentes de la demanda interna, especialmente la inversión en bienes de equipo. En consonancia con la evolución de la formación de capital en construcción, el valor añadido de esta actividad experimenta una flexión al alza debido al comportamiento de la edificación residencial, que aún mantiene el dinamismo característico de los trimestres anteriores. Los servicios de mercado continúan asentados en una senda de vigoroso crecimiento, habiéndose cifrado su tasa de evolución en el 4,5 por ciento, cifra idéntica a la del trimestre precedente. Los servicios de telecomunicación y los inmobiliarios, ligados a la demanda de viviendas, son las actividades más dinámicas. En sintonía con el ligero debilitamiento de la demanda de servicios turísticos observada en el trimestre de referencia, los servicios de hostelería y de transporte de viajeros son los que presentan el pulso más débil, junto con los servicios no destinados al mercado, cuyo valor añadido tiene una aportación prácticamente nula al crecimiento agregado. Las adversas condiciones meteorológicas sufridas durante el primer trimestre de 2000, han determinado una nueva contracción del valor añadido bruto de las ramas primarias estimada en un -2,4 por ciento. No obstante, las mejoras en el régimen de precipitaciones asociado a la llegada de la primavera junto con la traslación de cultivos de invierno a dicha estación, dará lugar a un buen comportamiento de la producción agraria a partir del próximo trimestre. El empleo generado por la economía durante el primer trimestre del año, medido en términos de puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo, ha tenido un crecimiento acelerado del 3,4 por ciento, una décima más que en el periodo anterior. De esta evolución del empleo cabe destacar los tres elementos siguientes: el elevado incremento del insumo de trabajo en la rama de la construcción, el final de la desaceleración que venía registrando el empleo de las actividades industriales y el dinamismo con el que se continúan creando puestos de trabajo en las ramas de los servicios orientados al mercado. Todos estos rasgos son comunes tanto al empleo asalariado como al no asalariado. En términos nominales, el PIB crece al 8,1 por ciento, por lo que el correspondiente deflactor implícito alcanza una tasa de variación del 3,8 por ciento, una décima superior a la del periodo previo. Desde la perspectiva de la demanda, la inversión en construcción es la operación más inflacionaria (8,2 por ciento de crecimiento de su deflactor) debido primordialmente a la pauta que muestran los precios de la demanda de viviendas. En el enfoque de la oferta, son las ramas energéticas y la construcción las que de nuevo presentan crecimientos más intensos de los deflactores de sus valores añadidos (11,9 y 7,7 por ciento, respectivamente). Por último, el crecimiento monetario del PIB trimestral, analizado desde la óptica de las rentas, se corresponde con un comportamiento expansivo de sus tres componentes; así, la remuneración de los asalariados crece un 7,3 por ciento, debido casi exclusivamente a la evolución de esta variable en las actividades de los servicios de mercado, el excedente bruto/renta mixta aumenta un 7 por ciento y los impuestos netos sobre la producción y la importación un 16,8 por ciento.