“DEFICIENCIAS DEL SISTEMA DE ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA PARA LA PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS DE LA MUJER, EL NIÑO Y LA FAMILIA, EN ÁREAS RURALES”. El funcionamiento del sistema de administración de justicia presenta serios problemas relacionados principalmente con la corrupción de algunos de sus operadores, quienes hacen prevalecer criterios políticos y de amistad generando lentitud y retardo en los procesos judiciales, lo cual hace inoperante e ineficiente el funcionamiento del aparato judicial, principalmente en áreas rurales. Se suma a este aspecto la actitud del sistema de justicia que proyecta una imagen fría, ajena a la problemática de las personas y presta a servir a los que detentan poder económico y social, una manifestación clara de estos hechos se evidencia en los datos obtenidos por la Defensoría del Pueblo, en cuanto a número de casos identificados en las defensorías comunitarias, donde se conoce que de 26 casos que pasaron a las dependencias policiales para su denuncia, solo la mitad pasó con atestado a la fiscalía o juzgado de Paz y solamente un caso ha sido resuelto brindando las medidas de protección a favor de las víctimas, consecuentemente el 99% han quedado en condición de impunidad, lo cual fortalece al agresor y crea la concepción en los agredidos, que recurrir a estas instancias no tiene ningún efecto positivo, propiciando una cultura de pasividad frente a estos hechos y de mensaje en la comunidad que es mejor no hacer nada, por que no hay justicia. Por ejemplo: El año 2002, de los casos por violencia familiar en su mayoría los han resuelto haciendo reconciliaciones en la defensoría comunitaria o dependencia policial, atribuyéndose competencias que no les corresponde, asimismo de los 04 casos por violación sexual contra niñas en centros educativos de Paruro, ninguno a sido procesado quedando los violadores en impunidad. En consecuencia la población frente a todos estos hechos, ha perdido credibilidad en el sistema, creando su propia justicia a través de las rondas campesinas, las defensorías y las asambleas comunales. Esta problemática presenta una magnitud muy grande que además limita el desarrollo de las personas, familias y por ende de la comunidad. Entre las causas están: La ciudadanía desconoce sus derechos y funcionamiento de las instancias de administración de justicia La población desconoce sus derechos fundamentales de la persona y los mecanismos existentes para hacerlos valer, es decir, las personas agraviadas no recurren a las instancias pertinentes por un total desconocimiento de su funcionamiento y de cómo estas pueden ayudarlos a resolver sus problemas. Además existe un desconocimiento de los operadores de justicia y ciudadanía sobre Leyes como la de Violencia Familiar (26260, modificatorias 27303), Código de los niños, niñas adolescentes, contra delitos sexuales, los Mecanismos alternativos de resolución de conflictos, como la Ley de conciliación extrajudicial (26872), que si bien es cierto no tiene carácter de obligatoriedad en nuestra Región pero existiendo esta alternativa se podría canalizar muchos procesos sobre todo en materia de familia (alimentos, tenencia, reconocimiento) por que esta alternativa disminuye costos, respeta voluntades y tiene carácter de sentencia judicial, pero en la práctica todavía todo conflicto es llevado por la vía judicial por que también nuestra cultura es de conflicto y litigio, más no de paz, por esto la lucha por la construcción de un desarrollo humano con justicia y seguridad es una tarea concertada que convoca a la sociedad civil y Estado. El patriarcado y patrones culturales Las mujeres, niños y niñas en el área rural y urbana constituyen la población cuyos derechos fundamentales son continuamente vulnerados por razones multicausales y multifactoriales, la causa fundamental de todas las formas de violencia es la estructura cultural, social patriarcal donde las relaciones de género son inequitativas y desiguales en el orden cultural, social y económico, teniendo poco o casi ninguna atención de parte de las entidades encargadas de velar por su protección y hacerlas respetar. La alta incidencia del alcoholismo y otros factores que propician todas las formas de violencia y en especial en el ámbito de la familia, la misma que no es denunciada, en la mayoría de los casos, a las instancias pertinentes por el desconocimiento antes manifestado. Operadores de justicia no cumplen adecuadamente sus funciones y muestran poca credibilidad a la ciudadanía. Otro aspecto que determina que la población no recurra a estas instancias es la poca confianza y credibilidad que tienen en ellas, por conductas inadecuadas de los operadores de justicia, los cuales en muchos casos muestran desconocimiento de sus atribuciones, funciones y procedimientos y en otros casos hacen prevalecer influencias sociales o económicas generando desventajas, discriminaciones y exclusiones. Los requisitos establecidos en la Ley así como las atribuciones para los jueces y funcionarios son ampliamente ignorados, estando siempre basado en favoritismos políticos que siguen contribuyendo al desorden y una administración de justicia sin imparcialidad y corrupta. En todas las visitas en cada población y territorio, las mujeres y niños/as nos han hablado del horror que sufren, el profundizar y descubrir la violencia a la cual han sobrevivido y encontramos que las respuestas desde la administración de justicia han sido inadecuadas, ineficaces e insuficientes para poder ayudarlas a cesar la violencia. Lo que se ha profundizado son relaciones inexplicables entre la desigualdad, la vulnerabilidad y la indefensión en una marco donde estas actuaciones se naturalizan. En nuestra realidad los niveles de incidencia de la violencia nos muestran que de cada 3 mujeres 2 viven una relación de violencia (fuente investigación CMP Flora Tristán y CADEP). La Ley contra la violencia Familiar y el código del niño/ña adolescente en el Perú tienen un carácter preventivo más que punitivo, donde tiene el fin de llegar a conciliar llevando a la reconciliación y manutención de relaciones violentas por mantener “la familia unida”, sin importar que en medio se está vulnerando los derechos fundamentales suscritos en Convenios Internacionales y Legislación Nacional desde la Constitución Política del Estado. Conocemos que las personas al acercarse a una instancia policial para poner una denuncia sea física, psicológica en casi un 40% son devueltas y no registran ni recepcionan la denuncia, luego los que llegan a fiscalía no se reciben las medidas de protección a favor de quienes son las víctimas. Y los que son llevados al poder judicial pasan por todos los problemas antes mencionados. Las leyes no toman en cuenta la diversidad cultural del área rural El tercer aspecto, tiene que ver con las leyes mismas, las que por su carácter genérico no toman en cuenta el derecho consuetudinario y la diversidad cultural de nuestro territorio, así como por los vacíos que presenta la legislación que presta a interpretaciones legales erróneas, manejadas de acuerdo a intereses particulares. La diversidad étnica y cultural que no se toma en cuenta, sometiéndose a los pueblos originarios y a comunidades campesinas a los mismos sistemas de administración de justicia y legislación que en lo citadino, que definitivamente no solo se vulnera sus derechos fundamentales si no que el acceso no es el mismo. El divorcio que existe entre quienes administran y operan justicia, se constituye en un problema donde la ciudadanía organizada en Juntas vecinales, rondas, defensorías comunales y otros que trabajan por los derechos o la seguridad ciudadana, vienen desarrollando acciones a favor de la protección y promoción de derechos que se sienten solos y sin apoyo de quienes operan justicia en sus comunidades existiendo una desarticulación y falta de comunicación que les ayude a resolver casos dentro de un marco basado en la protección de derechos. En la práctica conocemos como a veces estas instancias organizadas al sentir que el sistema judicial no funciona, y que deben hacer justicia crean sus propios mecanismos de resolución de conflictos que en muchos casos son atentarios y violatorios de los derechos humanos. Además se ha identificado que en muchos casos se confunde roles y funciones, asumiéndose acciones con muy buenas voluntades pero fuera de sus competencias y fuera del marco jurídico, ejemplo las defensorías comunitarias que luego de identificar un caso por violencia familiar o incluso violencia sexual llegan a conciliaciones o transacciones entre las partes afectadas. ¿QUE HACEMOS PARA CAMBIAR? MEJORAR EL SISTEMA DE ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA PARA UNA EFICIENTE PROTECCIÓN DE DERECHOS DE LA MUJER, EL NIÑO Y LA FAMILIA. ¿ COMO? Haciendo que la ciudadanía conozca sus derechos y funcionamiento de las instancias de administración de justicia. Que los operadores de justicia cumplan adecuadamente sus funciones y muestran mejor credibilidad. Que las leyes toman en cuenta la diversidad cultural en el área rural. Encontrar mejores mecanismos formales de articulación entre quienes administran, operan justicia con organizaciones como defensorías comunitarias y/o rondas campesinas, para una verdadera protección de derechos a la ciudadanía. El convencimiento es que en el área rural se debe partir por trabajar con las organizaciones sociales, autoridades comunales, articulándose con el sistema de administración de justicia, buscando de forma conjunta en un equilibrio de poderes la defensa y protección de los Derechos Humanos de las personas, como en la vigilancia ciudadana. Por: Katya Zamalloa Echegaray Mesa de Justicia, Derechos y Seguridad Ciudadana