Módulo 3 Las Actuales Dimensiones del Desplazamiento en Colombia. Objetivos y Bibliografía Básica En el presente capítulo se busca 1. Comprender las características fundamentales de la Política de Seguridad democrática y su incidencia en el desplazamiento. 2. Analizar las actuales dinámicas del conflicto y el desplazamiento. 3. Estudiar las actuales dimensiones geográficas del desplazamiento forzado Para el desarrollo de este capítulo recomendamos leer: CODHES –CONFERENCIA EPISCOPAL DE COLOMBIA. Desafíos para construir nación. El país ante el desplazamiento, el conflicto armado y la crisis humanitaria. 19952005. CODEES, Bogotá 2006. p7-61 LEAL, Francisco . ¿Cuál es la eficacia de la seguridad democrática? 1. Sobre la política de Seguridad Democrática Los hechos que tuvieron lugar en el último año de la administración de Andrés Pastrana, permitieron que el tema de la seguridad cobrara gran importancia en la agenda nacional. El agotamiento de la salida negociada, la incompetencia política del gobierno frente al manejo de la zona desmilitarizada, la persistencia de los hechos de violencia, la expansión de los grupos armados ilegales y las pretensiones de las FARC de urbanizar la guerra, entre otras… frustraron a una opinión pública que, en respuesta, acogió ampliamente la propuesta de “seguridad con autoridad” del entonces candidato presidencial, Álvaro Uribe Vélez.1 El país pasó entonces “de un modelo de diálogo entre Gobierno e insurgencia, que no era ajeno al escalamiento de la confrontación, a otro modelo de profundización de la guerra acompañado de un proceso de diálogo entre Gobierno y los grupos paramilitares”2 Una vez posesionado, Uribe declaró el estado de conmoción interior, el cual le permitía legislar por decreto y sobre todo, mostrar públicamente la voluntad de recuperar la autoridad del Estado. Argumentaba cuatro razones para esta declaración: “1. Los ataques contra los ciudadanos indefensos; 2. El terrorismo contra la infraestructura de servicios públicos; 3. La presión contra las autoridades locales, regionales y nacionales y 4. Las violaciones a los derechos humanos y al derecho humanitario, cometidos por los grupos armados al margen de la ley”.3 Al amparo de la conmoción interior se tomaron medidas como: la coordinación en el terreno entre la Fiscalía, la Procuraduría y los militares; la ampliación del poder de las Fuerzas Militares para adelantar funciones de Policía Judicial; la instauración de un “impuesto al patrimonio” para la financiación de la guerra y la creación de zonas de rehabilitación y consolidación (en Montes de María y Arauca) en las que se restringía el derecho de circulación y residencia.4 Medidas que fueron evaluadas negativamente por La Oficina en Colombia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, la Procuraduría General de la Nación y la Defensoría del Pueblo. El estado de Conmoción interior estuvo vigente durante el periodo comprendido entre el 11 de agosto de 2002 y el 4 de febrero de 2003. Cuando la Corte Constitucional tumbó la prórroga de ésta medida el 29 de abril de 2003, el gobierno nacional buscó la aprobación de una legislación Política de Seguridad Democrática. http://semana2.terra.com.co/archivo/articulosView.jsp?id=81198 2 PLATAFORMA COLOMBIANA DE DERECHOS HUMANOS. Reelección: el embrujo continúa. (Segundo año de gobierno de Alvaro Uribe Vélez. Bogotá Septiembre de 2004. p 163 3 Citado por PEREZ, Diego. Colombia análisis al futuro escenarios y tendencias. Bogotá Noviembre de 2002 1 4 Ibid. permanente para “combatir a la guerrilla y a los paramilitares”. Tramitó entonces el polémico “estatuto antiterrorista” que brindaba facultades judiciales a los militares. Estatuto que fue declarado inexequible por la Corte Constitucional.5 Estas medidas hicieron parte de la ofensiva legal de “la política de seguridad democrática” a través de la cual el gobierno Uribe ha buscado la modernización y fortalecimiento de las Fuerzas Armadas. Política que en algún modo constituye una continuación de los esfuerzos modernizadores registrados desde el gobierno del presidente Samper e intensificados durante la administración de Pastrana, cuando los recursos del Plan Colombia permitieron un incremento del pie de fuerza, un proceso de profesionalización de las tropas y la adquisición de nuevas tecnologías militares. La estrategia de fortalecimiento de Uribe ha descansado en la premisa de que la seguridad es responsabilidad de las tres ramas del poder, de la comunidad internacional y de los ciudadanos y no sólo de las Fuerzas Armadas.6 Además de la ofensiva legal, la política de seguridad democrática ha buscado “recuperar el control territorial” a través de la creación de batallones de alta montaña, el reclutamiento de los llamados “soldados campesinos” y la conformación de la “red de cooperantes”. Estas medidas evidencian la necesidad táctica de contar con la población para poder ganar la guerra y la convicción presidencial de que “la seguridad es (....) producto del esfuerzo colectivo de la ciudadanía”. Sin embargo, asignar funciones militares a la población civil borra la distinción entre civiles y combatientes, convirtiendo a múltiples sectores sociales en blanco del conflicto armado.7 A nivel militar es importante subrayar el desarrollo del “ Plan patriota” , centrado principalmente en el Sur del país y que constituye una de las operaciones militares más ambiciosas de los últimos años. La ofensiva militar ha estado acompañada de un crecimiento de la lucha antinarcóticos visible en el incremento de los programas de erradicación y el aumento significativo de las extradiciones de narcotraficantes. Los aparentes logros de esta lucha evidenciados en la drástica dimensión de las hectáreas cultivadas de coca y amapola, han sido ampliamente discutidos en la medida en que los cultivos ilícitos se están corriendo a las fronteras con Perú, Brasil y Panamá, se están sembrando nuevas variedades de hoja de coca (boliviana negra) resistentes a la fumigación, ha aumentado la productividad y movilidad de las áreas sembradas, se empezaron a sembrar cultivos ilícitos en pequeñas propiedades de menos de 3 has, el precio final a los consumidores no ha tenido una variación significativa y no se han generado estrategias contundentes frente a la salida de la droga desde las zonas de producción.8 No se equiparan entonces los resultados obtenidos frente al impresionante costo ambiental, político y social que ha conllevado la política de erradicación. 9 La estrategia militar ha estado acompañada además de una importante campaña mediática que busca mejorar la percepción de la opinión nacional sobre la seguridad interna. Las Fuerzas Militares han presentado entonces informes públicos en los que muestran impresionantes resultados referentes a bajas, detenciones de actores armados ilegales, expansión territorial, iniciativa militar, entre otras. Informes acompañados de una pública presión por resultados hacia las FF.AA. por parte del Presidente de la Republica. También han cobrado alguna Política de Seguridad Democrática. http://semana2.terra.com.co/archivo/articulosView.jsp?id=81198 6 LEAL, Francisco. La seguridad durante el primer año del gobierno de Alvaro Uribe Velez Análisis político No 50 Enero- Abril de 1993 7 BANCO DE DATOS. El Talante Autoritario Derechos civiles y políticos y DIH en Plataforma Colombiana de Derechos Humanos OP. Cit. 5 8 Hechos del Callejón. PNUD. Bogotá Diciembre de 2005. RANGEL, Alfredo (Compilador). Narcotráfico en Colombia Economía y Violencia. Ensayos de Seguridad y Democracia. Fundación Seguridad y democracia. Bogotá . 2005 9 relevancia, las campañas en las que se destaca la mejora de la seguridad en las vías del país.10 Campaña mediática que ha personalizado el desarrollo y los logros de la Política de Seguridad en la figura presidencial. Finalmente, la Política de Seguridad democrática ha implicado una ofensiva diplomática que busca enmarcar el conflicto colombiano dentro de la lucha contra el terrorismo. El gobierno nacional afirma, por tanto, que en Colombia no se puede hablar de conflicto armado, sino de una amenaza terrorista a la democracia. Planteamiento ampliamente debatido en la medida en que desconoce la historia y causas del conflicto, justifica el terrorismo de estado, sobrepone el orden sobre la libertad y la democracia y deja un amplio limbo jurídico en lo referente a la tipificación penal del terrorismo. En busca de apoyo el gobierno colombiano se ha presentado como socio de la desprestigiada doctrina patriótica del presidente Bush y ha aceptado la subordinación de los intereses colombianos en materias claves como los tratados de derechos humanos, de libre comercio, la vigencia del Tribunal Penal Internacional, la política ambiental antidrogas entre otras.11 El apoyo norteamericano en el conflicto colombiano, según analistas como Francisco Leal, ha generado además una extrema dependencia de Colombia tanto en lo tecnológico como en lo financiero. Se han generado múltiples balances sobre la Política de Seguridad Democrática: Algunos analistas destacan la reducción de homicidios, secuestros masacres, retenes ilegales y ataques a poblaciones, así como el éxito de algunas ofensivas militares. También se resalta la mejora de la percepción de la opinión pública nacional e internacional sobre la seguridad interna y el logro de ubicar el tema de seguridad en el centro de la agenda política nacional. Logros ampliamente difundidos y que han generado al mismo tiempo altos niveles de popularidad al gobierno Uribe y una crecientes polarización de la sociedad colombiana. Sin embargo, los diversos balances han mostrado también que la ejecución de esta política ha conllevado serios problemas y carencias: el descuido de la situación de las fronteras; el crecimiento y expansión de las acciones de los grupos paramilitares a pesar del proceso de paz en curso; la aún incipiente seguridad vial; la inexistencia de estrategias para ganarse la confianza de la población en los territorios “recuperados”; el agotamiento operacional de las Fuerzas Militares; la precariedad en la propuesta de seguridad para las ciudades; el excesivo porcentaje del presupuesto nacional dedicado a seguridad; el desarrollo de capturas masivas y arbitrarias; el confinamiento de poblaciones enteras por las políticas de restricción de la movilidad, el comercio y el mercado; la falta de profundidad estratégica en las acciones militares, el incremento de homicidios de funcionarios públicos, entre otras.12 Ad portas de finalizar el periodo presidencial podría menoscabarse aún más la buena percepción de la seguridad por el posible incremento de las acciones armadas desarrolladas por los grupos armados ilegales en el marco de las elecciones parlamentarias y presidenciales. Probabilidad fundada en el histórico incremento de las acciones ofensivas de la guerrilla al final de cada período presidencial, en la necesidad de las FARC de demostrar fuerza frente a una opinión pública que las cree derrotadas, en el interés de los grupos paramilitares de influir sobre el proceso electoral (Por estos días varias publicaciones nacionales han recordado la frase de Vicente Castaño tras las pasadas elecciones “Tenemos más del 35 por ciento de amigos en el Congreso. Y para las próximas elecciones vamos a aumentar ese porcentaje de amigos”) y en la aceleración del cronograma de desmovilizaciones. La presencia de los grupos armados se evidenciará entonces en las próximas elecciones tanto en las presiones de las guerrillas para la 10 LEAL, Francisco. Op. Cit 11 Ibid. RANGEL, Alfredo. Sostenibilidad De La Seguridad Democrática. Bogotá 23 de febrero de 2005 / Hechos del Callejón. PNUD. Bogotá Diciembre de 2005. Noviembre de 2005 12 abstención y la no reelección presidencial mediante acciones contra civiles y objetivos militares, cómo en las presiones de los grupos paramilitares, que con la pretensión de consolidarse regional y nacionalmente, obligan a votar por determinados candidatos, generando candidaturas únicas en algunas regiones. 13 2. Dinámicas recientes del Conflicto Armado La Política de Seguridad Democrática ha generado un proceso de reestructuración del conflicto armado caracterizado por la transformación progresiva de las estrategias de la guerrilla, la expansión del paramilitarismo y el escalamiento de la ofensiva militar.14 En el nuevo escenario de conflicto, la guerrilla ha desplegado una amplia gama de acciones que según los analistas buscan distraer a sus oponentes, dispersar y debilitar la protección de las áreas más centrales, liberar los corredores de movilidad neutralizados por el ejército, afectar la percepción de seguridad de los grandes conglomerados urbanos y facilitar el retorno a zonas en donde se han desmovilizado los grupos paramilitares.15 Esas acciones van desde las tradicionales formas de operación, hasta un repliegue estratégico que implica no combatir a las Fuerzas Armadas en donde estas desarrollan sus principales ofensivas. Este repliegue se explica no sólo por el éxito de las operaciones militares sino también por razones estratégicas. Desde el 2005, sin embargo, se han generado algunas acciones que parecen anunciar el fin de este repliegue y la transformación de las dinámicas de conflicto. Particular importancia tuvieron los ataques a la base de Iscuandé en Nariño, a un convoy militar en Teteyé Putumayo, a una patrulla militar en el Cañón de la Llorona, al corregimiento de San Marino en el Chocó, entre otras. Ataques que si bien se presentan en un menor número en el presente gobierno implican un mayor número de víctimas. De la Fuerza Pública.16 Las guerrillas se han centrado además en el desarrollo de acciones en los espacios urbanos, en el ataque a los grupos paramilitares y a las comunidades en donde estos actúan, en la generación de paros armados (Putumayo, Caquetá y Arauca) y en acciones contra la infraestructura petrolera, vial y energética (especialmente en los departamentos de Antioquia, Putumayo y Arauca).17 La guerrilla ha incrementado también los secuestros de dirigentes políticos y de población civil, dentro de la estrategia de presionar el canje por guerrilleros presos en las cárceles del Estado. Al respecto y teniendo en cuenta la inmensa presión de los familiares de los secuestrados, las FARC han condicionado las posibilidades de un Acuerdo Humanitario al despeje de algunos municipios (Florida y Pradera en el Valle del Cauca) con el objetivo de trasladar a los prisioneros, desplazar a los voceros y replegar a los más de 500 guerrilleros que deberían ser liberados por la aplicación de los acuerdos.18 Paradójicamente, bajo el marco de la Política de Seguridad democrática y en medio de una situación de repliegue la guerrilla realizó, en los dos primeros años de gobierno del presidente Uribe, tantas acciones como las realizadas durante los 4 años de gobierno del presidente Andrés Pastrana. A través de acciones de baja intensidad, la guerrilla ha mantenido entonces una importante capacidad de desestabilización y acción en muchas zonas del país.19 Hechos del Callejón. PNUD. Bogotá Enero de 2006 14 PLATAFORMA COLOMBIANA DE DERECHOS HUMANOS. Op. Cit 15 Fundación Seguridad y Democracia (2005), Coyuntura de Seguridad, enero a marzo de 2005. 16 RANGEL, Alfredo. Perspectivas de Seguridad 2006 17 PLATAFORMA COLOMBIANA DE DERECHOS HUMANOS. Reelección: el embrujo continúa.(Segundo año de gobierno de Alvaro Uribe vélez. Bogotá Septiembre de 2004 18 Fundación Seguridad y Democracia (2005), El despeje para el acuerdo humanitario. 13 19 RANGEL, Alfredo. Sostenibilidad De La Seguridad Democrática. De otra parte, con los grupos paramilitares se ha emprendido un proceso de negociación, explicable por la evidente fatiga de los dirigentes, las expectativas de éxito militar del gobierno Uribe y la perspectiva de un proceso de desmovilización similar al que tuvo lugar en el 90 con las guerrillas.20 Este proceso ha sido ampliamente criticado, por la impunidad que genera, por la escasa respuesta a las víctimas y la poca claridad en la agenda de temas cómo la concentración violenta de la tierra o las relaciones con el narcotráfico. Particular debate generó la ley de justicia y paz, ley 975 aprobada el 21 de junio del año 2005, que sirve de marco legal para juzgar a los paramilitares.21 Múltiples analistas han señalado la extrema generosidad de esta ley; la superposición de la paz sobre la verdad, la justicia y la reparación; el desconocimiento de los derechos de las víctimas; la equiparación de los delitos políticos a los delitos comunes; la falta de consenso social alrededor de la ley..., entre otras.22 De los logros de esta ley en materia de descubrimiento de la verdad, asignación de penas por crímenes de lesa humanidad y reparación de víctimas, dependerá la legitimidad del proceso.23 La compleja organización de estos grupos (compuestos no solo por el ejercito regular sino también por vigilantes civiles, escuadrones de la muerte, estructuras mafiosas, entre otras) ha creado además dificultades para construir una mesa unificada de negociación. 24 Entre las víctimas se cuentan... • Las 8.003 víctimas de masacres ocurridas entre 1993 y 2004, según estadísticas oficiales. • Los 12.148 homicidios políticos cometidos entre 1997 y 2004, según el CINEP, o los 25.574 que contabiliza la Comisión Colombiana de Juristas desde 1997 hasta 2003. • Los 1.215 secuestros cometidos por las AUC y los 12.545 perpetrados por la guerrilla entre 1996 y el 2005, según la Fundación País Libre. • Los 502 indígenas asesinados entre 2002 y 2005, según el Gobierno. • Los 3.500 líderes sindicales asesinados en los últimos quince años, de acuerdo con la CUT. Se ha cuestionado también el incumplimiento del cese unilateral de las hostilidades declarado por estos grupos, visible en su responsabilidad frente a casi 2300 homicidios y desapariciones, además de grandes masacres en lo que va corrido del proceso de desmovilización.25 Los grupos paramilitares han vivido además un proceso sostenido de crecimiento, han aumentado los reclutamientos, cuentan con grandes recursos económicos (en muchos casos provenientes del narcotráfico), han penetrado las administraciones locales ( lo que algunos han denominado como paracracias), han aumentado considerablemente su presencia en las ciudades y se han infiltrado en múltiples agencias del Estado (controlando las regalías, las transferencias, el manejo de los fondos de salud entre otras).26 En los últimos meses el proceso ha estado cubierto además por un inmenso manto de duda, en la medida en que se ha desmovilizado el doble de los paramilitares que supuestamente existían en las filas (Inicialmente se hablaba de 13000 paramilitares y hasta el momento se han desmovilizado 22.842 que apenas han entregado 10.893 armas).27 Sin embargo, a pesar de los cuestionamientos, los ultimátum y las anunciadas crisis entre gobierno y Fundación Seguridad y Democracia (2005), ¿A dónde van los paramilitares? Para mayor información sobre esta ley: http://semana2.terra.com.co/archivo/articulosView.jsp?id=84879 22 CAMACHO, Álvaro; GAVIRIA, José Obdulio y PARDO, Rafael. Ley de Justicia y Paz .Revista de Estudios Sociales Nro 21 /Agosto de 2005 23 Fundación Seguridad y Democracia (2005), ¿A dónde van los paramilitares? 24 BANCO DE DATOS. Op. Cit 25 Observatorio de Derechos Humanos y Derecho Humanitario de la CCEEUU. Democracia profunda? Derechos civiles y políticos en Plataforma Colombiana de Derechos Humanos, Democracia y Desarrollo. Más Allá Del Embrujo. Tercer año de gobierno de Alvaro Uribe Vélez. Septiembre de 2005 26 RANGEL, Alfredo. Op. Cit 27 REVISTA SEMANA. Una pistola, una promesa, una mentira. Bogotá 20 de febrero de 2006 20 21 paramilitares, las negociaciones no se rompen por los importantes intereses que mantienen en juego las partes. El actual escenario de conflicto no estaría completo si no se tiene en cuenta el incremento en la ofensiva militar. Los informes oficiales registraron en el año 2002 un total de 1534 combates, cifra que ascendió en el 2003 a 2414 combates y en el 2004 a 1534. Si bien, con respecto a los años anteriores, en el año 2002 se incrementaron las operaciones militares en un 87% y en el 2003 ascendieron en un 57%; en el 2004 se registró un descenso del 18 %, descenso que se mantuvo en el 2005 cuando disminuyó el número de combates en un 8% con respecto al 2004. Algunos analistas interpretan este último descenso como el resultado de la llegada de las fuerzas Militares al tope de posibilidades operacionales, lo que implica que difícilmente podrán aumentar su presencia en otras zonas o incrementar la cantidad y duración de sus operaciones.28 Otros explican esta situación por el subregistro de las operaciones desarrolladas en el marco del Plan Patriota. También ha disminuido el promedio de bajas de los grupos irregulares, explicable, según los analistas, por la utilización de contingentes y unidades menos numerosas para los combates por parte de las guerrillas. Pero si bien se ha incrementado el pie de fuerza, hasta los estudiosos más optimistas coinciden en afirmar que el Estado está muy lejos de debilitar significativamente a la guerrilla.29 Entre otras críticas se resalta su dificultad para consolidar los procesos de recuperación del territorio (como es el caso del departamento de Cundinamarca), la precaria presencia estatal en las zonas abandonadas por la guerrilla y la imposibilidad de las Fuerzas militares para impedir el retorno de la guerrilla a los lugares en donde han surgido procesos de desmovilización Combates Contra FARC ELN AUC COMBATES DE LAS FUERZAS MILITARES Gobierno Pastrana Gobierno Uribe Año1 Año2 Año 3 Año 4 Año1 Año2 Año 3 270 386 493 814 1345 1465 1122 152 173 224 225 352 351 298 10 52 65 107 238 356 300 Fuente: Sistema de Información Fundación seguridad y democracia 2.1. El Debate Alrededor De Las Cifras Las fuentes oficiales sostienen, que a través de la política de Seguridad Democrática se ha logrado una importante reducción de los homicidios, el secuestro, la toma de poblaciones y el desplazamiento. En cuanto a las tasas de homicidio, el gobierno registró las cifras más bajas desde hace 16 años. En el 2002 ocurrieron 28.830 homicidios, cifra que descendió en un 21% en el 2003 cuando ocurrieron 22.288 homicidios. El descenso continuó en el 2004 cuando se registraron 20.200 homicidios y llegó en el 2005 a 17.786 (reducción del 24%). Se resaltan en particular los casos del Valle y Antioquia por el significativo descenso, mientras Putumayo, Nariño y Cauca registraron un importante aumento durante los últimos 3 años.30 Las fuentes oficiales (que no incluyen los secuestros simples y las desapariciones forzadas) hablan también de un importante descenso del secuestro que bajó de 2986 plagios en el 2002 a 2145 en el 2003, descenso que continuó en el 2004 con 747 plagios y que llegó en el 2005 a 369 plagios.31 Sin 28 RANGEL, Alfredo. Op. Cit 29 Ibid Fundación Seguridad y Democracia. Coyuntura de seguridad. Perspectivas de seguridad 2006- Balance de seguridad 2005. Bogotá, Enero 2006 31 Fundación Seguridad y Democracia . Balances de seguridad anuales. http://www.seguridadydemocracia.org/infespe_pr_list.asp?boletin_products_spPage=2 30 embargo en materia de secuestro 5 departamentos presentan situaciones críticas: Chocó, Nariño, Guajira y Quindío. (3 años). Estos optimistas indicadores de seguridad contrastaron sin embargo con una difícil situación de Derechos Humanos registrada por múltiples Organizaciones no gubernamentales. Estas alertaron sobre el crecimiento de los homicidios políticos (destacando especialmente los homicidios extrajudiciales por parte de las fuerzas de seguridad), de las desapariciones forzadas, de las detenciones arbitrarias y de las amenazas. De la misma manera los informes de las ONG destacaron el crecimiento de los abusos de las fuerzas militares frente a los civiles.32 Los logros gubernamentales en el tema de desplazamiento forzado también han sido ampliamente debatidos. El SUR (Sistema único de Registro) de la Red de Solidaridad Social (RSS) registró en el año 2003 un descenso del 38% en las cifras de desplazamiento forzado (219.935) luego de que en el 2002 se alcanzó la cifra “record” de 423.589 colombianos desplazados. Según las cifras del SUR este descenso se mantuvo en el año 2004 cuando se llegó a la cifra de 159.889 desplazados y en el año 2005 pues hasta el momento se ha consolido la cifra de92390 desplazados. Los resultados oficiales difieren sin embargo, de las cifras registradas por organizaciones como CODHES que en el 2004 registró 287.581 personas desplazadas y en el 2005 252801. Tales diferencias no se habían presentado en años anteriores cuando las cifras oficiales ratificaban e incluso superaban las cifras registradas por CODHES.33 AÑO 2000 2001 2002 2003 2004 2005 CODHES 317.375 341.925 412.553 207.607 287.581 92.390 SUR 330.296 374.818 423.589 219.935 159.889 252.801 Tomado de CODHES. Desplazamiento forzado interno en Colombia: el falso debate de las cifras El subregistro del 2004 y 2005 se explica no sólo por dificultades metodológicas propias de la medición del desplazamiento (Alta movilidad, itinerarios multi variables o baja visibilidad) sino sobre todo por diferencias conceptuales. La RSS por ejemplo, no reconoce cómo desplazados a las personas que huyen de las zonas de fumigaciones o a quienes retornan en el corto plazo. Esta falta de claridad sobre las cifras y el concepto lleva a la generación de políticas de prevención, protección y atención ineficaces. 34 No se puede desconocer, sin embargo, que el subregistro de personas desplazadas se explica también por las dificultades generadas como resultado de las nuevas dinámicas de la guerra. De una parte, se ha presentado un mayor interés de los actores armados en invisibilizar el desplazamiento por lo que acuden a formas de intimidación y amenaza para que no se informe la situación ante las autoridades y organizaciones. De otra parte, el desplazamiento ha adquirido nuevas modalidades menos visibles y más difíciles de medir. Se han incrementado los desplazamientos dentro de la misma unidad territorial (interveredal, intercomunitario e intraurbano). También han crecido los desplazamientos individuales y unifamiliares, relacionados con la persistencia de los asesinatos selectivos, el aumento de las amenazas y la generalización de las detenciones arbitrarias.35 32 33 34 Reporte anual de derechos humanos- 2004 CODHES. Desplazamiento forzado interno en Colombia: el falso debate de las cifras Ibid. CODHES –CONFERENCIA EPISCOPAL DE COLOMBIA. Desafíos para construir nación. El país ante el desplazamiento, el conflicto armado y la crisis humanitaria. 1995-2005. CODEES, Bogotá 2006. 35 De la misma manera en años como el 2003 se incrementó el confinamiento de población civil, consistente en la restricción de la libre movilización, de la posibilidad de solicitar o recibir ayuda humanitaria y del acceso de bienes indispensables para la supervivencia (alimentos, medicinas, combustibles, insumos agrícolas y agua potable), ejercida por los diferentes partes enfrentadas mediante cercos armados.36 Finalmente, dentro de las nuevas dimensiones del desplazamiento, es necesario señalar el crecimiento del número de colombianos que han adquirido el estatus de refugiados en otros países como consecuencia de persecución política, violaciones masivas de los derechos humanos, infracciones al Derecho Internacional Humanitario o situaciones de violencia generalizada.37 Las dimensiones del desplazamiento son entonces superiores a las reportadas por las fuentes oficiales. La subestimación e invisibilización del tema del desplazamiento no impide sin embargo, que Colombia sea el segundo país del mundo en número de personas desplazadas, según la Agencia de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios. El año 2005 concluyó con una situación de emergencia humanitaria en por lo menos 11 de los 32 municipios del país (Nariño, Putumayo, Huila, Norte de Santander, Arauca , Guajira, Cesar, Chocó, Valle de Cauca, Tolima y Caldas). A pesar de la gravedad de la situación, “se impone un manto de silencio ante la opinión pública para minimizar la crisis de derechos humanos, las alertas tempranas no funcionan, la ayuda no llega a las victimas y las misiones de acompañamiento a la población en riesgo son tardías y limitadas”.38 3. Geografía actual del Desplazamiento Forzado Según las cifras oficiales entre el 2002 y el 2005 cerca del 87% de los municipios (cerca de 900) del país fueron escenario de expulsión de población. Los casos más relevantes corresponden a los departamentos de Antioquia (Buriticá, Yondó, Alejandría, Cocorná, San Francisco y Peque), Chocó (Bojayá, Riosucio, Juradó), Sucre (Coloso) y Bolívar (Montecristo, Cantagallo y el Carmen de Bolívar). El número de municipios que reciben población desplazada también se ha ampliado de 506 a 799. La población desplazada está llegando entonces no sólo a las grandes ciudades sino también a ciudades medianas que en muchos casos no están preparadas para recibir desplazamientos masivos o la paulatina llegada de población desplazada. Los departamentos con mayores tasas de recepción son Antioquia , Bolívar, Caldas, Chocó y Cundinamarca39 En aras de construir esa geografía del desplazamiento CODHES ha hablado de:· Zonas de expansión del conflicto. En los últimos meses del 2004 y en el transcurso del 2005, se observó una expansión del conflicto armado hacia el oriente del país, específicamente hacia los departamentos de Vichada, Vaupés, Guanía y Amazonas. La Orino quía y la amazonía colombianas han tenido presencia histórica de las FARC por su ubicación estratégica para el tráfico de drogas y armas. La estrategia del gobierno nacional dirigida a fortalecer el control de la fuerza pública en esas zonas, claves para el abastecimiento y retaguardia de la guerrilla, sumada a la reactivación de la ofensiva militar 36 37 Ibid. Ibid. 38 CODHES. Navidad en medio del terror. Informe extraordinario de CODHES sobre desplazamiento forzado, conflicto armado y derechos humanos. Bogotá, 21 de diciembre de 2005 39 CODHES –CONFERENCIA EPISCOPAL DE COLOMBIA. Op. Cit. p 40 de las FARC en todo el país, han generado un complejo escenario de guerra en estas zonas. Escenario agravado por el plan de avanzada de las Autodefensas Unidas del Vichada.40 Adicionalmente, estos departamentos han recibido los efectos de las estrategias de seguridad nacional (Plan Patriota y del Plan Colombia) aplicadas en los departamentos vecinos (Guaviare, Meta, Caquetá y Putumayo). Entre estos efectos se cuentan: el traslado y concentración de cultivos de uso ilícito, la generación de fumigaciones en la zona, las estrategias de guerra orientadas a garantizar el control del narcotráfico en el territorio (campos minados), procesos de colonización y migraciones hacia el oriente del país, dinámicas propias de la radicalización de la guerra tales como el confinamiento y el reclutamiento forzado de jóvenes, estrategias de seguridad por parte del Estado basadas en restricciones a la movilidad y controles al ingreso y salida de alimentos, entre otras.41 El oriente no sólo se ha constituido entonces en una zona de alta recepción de población desplazada por los efectos del Plan Colombia y el Plan Patriota, también se ha venido constituyendo, en los últimos meses en un lugar de expulsión, especialmente de población indígena afectada por el ascenso del conflicto y las fumigaciones. Zonas de profundización del conflicto En los territorios de la Costa Pacífica de los departamentos de Nariño, Cauca, Valle del Cauca y Chocó, se ha intensificado la confrontación entre guerrillas y Fuerza Pública; paramilitares y guerrillas. “Está en juego el control estratégico de corredores entre la zona costera y el centro y sur del país, una economía de la guerra asociada al tráfico de armas y drogas y las fumigaciones de cultivos de coca".42 Los municipios de Barbacoas, Taminango, San Lorenzo, Policarpo, Tumaco y Los Andes presentan tasas críticas de desplazamiento explicables por los procesos que se vienen desarrollando en el departamento en los últimos años. Nariño se ha constituido entonces en un territorio de repliegue de las guerrillas ante la ofensiva del Plan Patriota. De otra parte, se ha trasladado hacia este departamento la economía de las drogas, tras la fumigación masiva en el Putumayo. Ante estas dinámicas, el Estado ha incrementado su presencia militar y ha extendido los programas de fumigación masiva (sobre todo en la costa pacífica, Tumaco, el Charco, Bocas de Satinga y alrededores). Los grupos paramilitares tienen además amplia presencia en el departamento, garantizada por estrategias de control social, político y económico.43 Las cifras de desplazamiento y las situaciones de confinamiento han crecido también en el departamento del Chocó, en donde se ha acentuado la disputa entre guerrillas y paramilitares por el control de corredores estratégicos para el abastecimiento de armas y el tráfico de drogas. Se ha intensificado entonces la confrontación en la zona estratégica de Bojayá, el municipio de Juradó y las zonas aledañas al río Atrato y sus afluentes. Como resultado de las fumigaciones en los departamentos vecinos han crecido además rápidamente los cultivos de uso ilícito en el departamento, pasando de 400 has en el 2003 a 2300 en el 2005. Los municipios más afectados son Istmina, Bojayá, Vigía del Fuerte, Sipí y Novita. En los dos últimos, incluso se han iniciado fumigaciones de cultivos. En el presente año el conflicto se profundizó particularmente en la frontera entre Chocó y Antioquia, situación que se evidenció en las agresiones sistemáticas contra las comunidades de paz existentes en la zona.44 CODHES. El conflicto colombiano cruzo el limite. Op. Cit CODHES. Conflicto armado y crisis humanitaria sostenida- Desplazados en el Limbo 42 CODHES. ¿Por qué se van?. 19-7-2005 40 41 43 44 Ibid CODHES. El conflicto colombiano cruzo el limite. Zonas de continuidad Si bien se ha afirmado que la presencia militar garantiza la seguridad, existen algunas regiones que se han convertido en laboratorios de guerra como consecuencia de la aplicación de las estrategias militares “En estas regiones se crean nuevos batallones, brigadas y unidades antinarcóticos; avanzan programas de soldados rurales; crece la red de informantes; hay bombardeos, detenciones masivas y fumigaciones. Estas estrategias se cruzan con paros armados, bloqueos alimentarios, ataques a bienes protegidos, minado de campos, amenazas, restricciones al ejercicio de derechos civiles y políticos, por parte de todos los grupos armados irregulares”. Es el caso de los departamentos de operación (Caquetá, Meta, Putumayo) y extensión del Plan Patriota (Norte de Santander y Arauca). En estos departamentos confluyen estrategias de confinamiento y desplazamiento de población civil. Algunas capitales cómo Florencia se han constituido incluso en importantes receptores de población desplazada.45 Además de la zona de influencia del Plan Patriota, zonas cómo el Oriente Antioqueño, registran alta intensidad en la confrontación y presentan eventos de desplazamiento forzado. En los municipios de San Carlos, San Francisco, Cocorná, San Luis, Rionegro, San Rafael, Granada y Argelia persiste un duro enfrentamiento entre Fuerza Pública y guerrilla. Similar panorama se observa en el Catatumbo, en el Norte del Valle y en la Sierra Nevada de Santa Marta. 46 CODHES subraya además la situación de los departamentos del norte del país en donde se han desmovilizado grupos paramilitares. Si bien en estos departamentos se esperaba una menor intensidad del conflicto, se han mantenido los asesinatos selectivos, las amenazas contra la población civil y acciones que pretenden garantizar el control social, económico y político ante la ofensiva de las FARC para ganar el control de estas zonas. En estos lugares, las organizaciones sociales se han visto particularmente afectadas ante la acusación generalizada de que estas expresiones de la sociedad local son apoyo logístico de la guerrilla.47 3.1. Para no Concluir Lamentablemente la discusión sobre el desplazamiento está lejos de llegar a conclusiones satisfactorios. El fenómeno cambia y se agrava todos los días. Los dejamos con la reflexión de Alfredo Molano con referencia al reciente informe de CODEES y la Conferencia Episcopal que constituye una de las lecturas obligatorias de este módulo: “Hagamos un cuadro imaginario: en 10 años desaparecen Cali y Barranquilla. O más gráfico: en una década desaparece la población que hoy vive en Cartagena, Cúcuta, Bucaramanga, Pereira, Santa Marta, Ibagué. Sus poblaciones son expulsadas y las ciudades invadidas por gentes venidas de otro lado que masacran, mutilan, fusilan para sembrar el terror. No son tantos los que llegan como los que se van, son muchos menos, pero entran a ocupar casas, edificios, lotes; se apropian de almacenes, talleres, fábricas. Las autoridades que ven, nada dicen, aceptan, callan. El país mira y voltea la cara. La población que ha invadido las antiguas ciudades goza de protección, legalización de títulos, servicios básicos, y todos los crímenes que han cometido, quedan borrados. El gobierno publica un folleto diciendo que la cosa no es tan grave, que no fue Cali y Barranquilla, sino sólo Barranquilla, o sólo Cartagena y Cúcuta, que tranquilos, que eso suele suceder. Que en África ha sido peor. Pues bien, este cuadro terrible y, sin duda, apocalíptico, es el que se me viene a la cabeza al leer el informe que sobre desplazamiento forzado entre 1995 y 2005 publicarán esta semana la Conferencia Episcopal de Colombia y la Consultoría para los Derechos 45 CODHES. Desplazamiento y conflicto armado: la política del avestruz Ibid 47 CODHES. Conflicto armado y crisis humanitaria sostenida- Desplazados en el Limbo 46 Humanos y el Desplazamiento. En esta década, dice el informe, “el numero de personas, familias, comunidades y sectores sociales que han sido forzados a abandonar su lugar habitual de residencia o de trabajo ha crecido exponencialmente”. “El acumulado alcanza la cifra de 3’662.642 personas”, que equivalen a un 9,1% de la población colombiana. Una catástrofe que se llama legalmente “crisis humanitaria crónica y sostenida”.48 Bibliografía opcional CODHES. Desplazamiento forzado interno en Colombia: el falso debate de las cifras. CODHES. Colombia, Entre Desplazamiento Y Confinamiento. Julio 13 de 2004 CODHES. ¿Por qué se van?. 19-7-2005 CODHES. Desplazamiento y conflicto armado: la política del avestruz CODHES. Conflicto armado y crisis humanitaria sostenida- Desplazados en el Limbo CODHES. El conflicto colombiano cruzó el límite. FUNDACIÓN SEGURIDAD Y DEMOCRACIA. Informe Especial: Uribe 3 años. http://www.seguridadydemocracia.org/docs/pdf/ocasionales/uribe 3 años.pdf HUMAN RIGHTS WATCH Las apariencias engañan: Informe de Human Rights Watch sobre el paramilitarismo en Colombia http://www.planetapaz.org/documentos/biblioteca/HRW_paramilitares.pdf LEAL BUITRAGO , Francisco La Seguridad Durante El Primer Año Del Gobierno De Uribe Vélez NÚMERO 50 Enero/ Abril de 2004 http://www.analisispolitico.edu.co/pdf/articulo50.pdf PLATAFORMA COLOMBIANA DE DERECHOS HUMANOS. El embrujo Autoritario http://www.plataforma-colombiana.org/ RANGEL, Alfredo. La Sostenibilidad Militar De La Seguridad . ponencia presentada en el foro Sostenibilidad De La Seguridad Democrática. Bogota, 23 de Febrero de 2005 http://www.seguridadydemocracia.org/docs/pdf/ocasionales/ponenciaAlfredoRangel.pdf SEMANA. COM. Profundización ley de http://semana2.terra.com.co/archivo/articulosView.jsp?id=88179 48 justicia y MOLANO, Alfredo. Desplazados: Tres Millones Y Medio www.elespectador.com/html/i_portals/index.php paz