Libros, para leer, asombrarse, disfrutar y aprender. ____________________________________________ L a lectura de libros de autores místicos cobra cada vez más actualidad, ciertamente, y si no no se editarían, ni habría tantos autores deseosos de hacernos un poco más conscentes de nuestra bondad innata. Pues los libros no se escriben para mostrar la sabiduría del sabio, sino para animar al indocto a ser mejor. Hace ya cierto tiempo, María José Oriol, en la sección Cartas/Poemas/Poesía de la revista cultural de El País (8 de abril de 2000), hacía una hermosa presentación del libro de una gran mujer: HADEWIJCH DE AMBERES, El lenguaje del deseo, Edición y traducción de María Tabuyo, Ediciones Trotta, (C/ Sagasta 33, Tel 91 593 90 40, Fax 91 593 91 11, Correo-e: trotta@infonet.es), Madrid 1999, 155 págs. 1500 Pts. Para muchos el calificativo Abeguinas@ resuena a novedoso. Beguinas y begardos son conocidos en la tradición espiritual cristiana de Occidente, pero, como decíamos antes, las publicaciones sobre estos grupos, y sobre las mujeres que aparecerán en los estudios que citemos, no dejaban de ser una página -a veces muy breve- en las publicaciones científicas, en los grandes manuales de espiritualidad y en los vocabularios y diccionarios especializados. La importancia de estos movimientos y la influencia de las personas que los protagonizaron, es cierto, no siempre han sido reflejados como se merece en los manuales de Historia de la Iglesia y en las publicaciones sobre espiritualidad. Y decía al final de su comentario: AY yo leo, me asombro, disfruto y aprendo@. Quizá para esto sean los libros que ahora presentamos y que, ojalá, cumplan las mismas funciones en los lectores que los adquieran. De Hadewijch existe otra obra en español, difícil ya de adquirir en librerías: Dios, amor y amante. Las cartas, Ed. Paulinas, Madrid 1985. Sobre las ABeguinas@ ha aparecido recientemente un breve y sustancioso estudio, que recoge buena bibliografía y pone al día lo que se conoce sobre estas mujeres, Aun movimiento insólito de mujeres del que su noticia más lejana surge en Bravante y que es María de Oignies (1177-1213) la más antigua de aquellas mujeres religiosas... Las beguinas eligieron llevar una vida cuyo destino no fuera el matrimonio o el convento. Mujeres solas y mujeres que se agrupan y que van tejiendo el mapa de Europa de un estar en el mundo pródigo en oraciones, cuidado a los enfermos y enseñanza a los niños. Que escriben bellos textos, narrados en lengua vernácula, Últimamente se están publicando gran cantidad de excelentes libros sobre mujeres espirituales y escritoras, místicas y poetisas, casi todas ellas de los siglos XII a XIV y que tienen en su personalidad literaria y espiritual unas características comunes, siendo la primera de ellas el que son en gran parte desconocidas para el gran público; en segundo lugar, se trata de ediciones en las que aparecen sus obras traducidas por primera vez al castellano, y, finalmente, que han recibido una enorme acogida entre los lectores (algunas de estas obras han visto agotadas las primeras ediciones en poco tiempo). 1 sobre el amor y la razón de por qué este amor ennoblece...@ (M0 José Obiol): Hay algunas referencias de interés en un amplio estudio de un autor español, donde se encuentran ya ecos y referencias a las místicas medievales que nos ocupan (pág. 215): Estos movimientos ni surgen de la nada ni están al margen de los aconteceres de la evolución espiritual de la iglesia medieval. Buscan caminos y soluciones nuevas, ciertamente, y también están movidos por un afán de autenticidad, y por eso no obedecen a los mismos motivos fundamentalmente literarios que movieron a los hombres de la época. Podemos recomendar, pues, otro buen libro (aunque ha habido quien le ha puesto algunos reparos). En este estudio el lector podrá hacerse buena idea de cómo fueron creciendo las ideas y las vivencias de mujeres místicas, escritoras y creadoras que lucharon aunque esta no fuera su intencionalidad primera- por tener su propio espacio en la manifestación escrita de sus vivencias más íntimas: AHubo un tiempo en que la Iglesia señaló a estas mujeres como herejes. Fue en 1312, en el concilio de Vienne cuando Clemente V las condenó... Dos años antes del decreto papal, MARGUERITE PORÈTE murió al ser abrazada por las llamas y antes su libro Espejo de las almas simples y anonadadas1 había sufrido condena, pues fue arrojado al fuego para escarnio de su autora@ (M0 José Obiols). A este respecto cabe recomendar la lectura del libro PETER DRONKE, Las escritoras de la Edad Media, Col. Drakontos, Ed. Cítica (Grijalbo Mondadori, SA, C/ Aragó 385, 08013 Barcelona), Barcelona 1995, 438 págs. GEORGETTE EPINEY-BUGARD Y EMILE ZUM BRUNN, Mujeres trovadoras de Dios. Una tradición silenciada de la Europa medieval, traducción de María Tabuyo y Agustín López, Ed. Paidós Ibérica, SA (C/ Mariano Cubí, 92, 08021 Barcelona, y Editoral Paidó, SAICF, Defensa 599, Buenos Aires), Barcelona 1998, 238 págs. El subtítulo del libro en su edición inglesa reza así: Estudio crítico de Textos desde Perpetua (+203) hasta Marguerite Porete (+1310). Desde Perpetua mártir en el circo de Cartago en el año 201, hasta Margarita Porete, ejecutada en París en 1310- las mujeres que revelan las páginas del libro responden a una situación humana singularmente grave y apremiante, en general reflejada con extraordinaria inmediatez. El libro de Peter Dronke es una detallada historia, admirablemente escrita, de los textos y las figuras que conforman el legado femenino de la Edad Media. Minuciosa atención se dedica, desde luego, a las grandes autoras tradicionalmente bien conocidas: Roswitha, cuyo artificioso teatro ofrece, paradójicamente, un minucioso retablo realista de la situación de la mujer; Eloísa, contemplada en el espejo original y apasionado de sus propias obras (no las de Abelardo); Hildegarda de Bingen, con su mundo poblado de visiones e imágenes estremecedoras; las trovadoras provenzales... Pero Dronke examina y valora con igual cuidado la producción de las mujeres olvidadas y marginales, cuya voz rescata de fuentes tan varias como los repertorios epigráficos o los procesos inquisitoriales contra los cátaros2. Este trabajo tiene grandes valores, y merece la pena leer detenidamente las páginas 24-35, Mística del amor y mística del ser. Siguen a estas páginas exposiciones muy documentadas sobre la vida y obra de: Hildegarda de Bingen, Matilde de Magdeburgo, Beatriz de Nazaret, Hadewijch de Amberes y Margarita Porete. Se puede disfrutar de una amplia selección de textos de estas mujeres religiosas, textos de belleza impresionante en algunos casos y de gran profundidad espiritual en todos. Esta amplia antología deja muy claro el contexto místico en que se movían las autoras. 1 El espejo de las almas simples / Hermana Katrei / Margarita Porete, Anónimo (s. XIII), ISBN 84-7426-2422, 280 págs., 2650 pts, publicado por Icaria-Editorial (C/ Ausias March, 16 31 20, 08010 Barcelona, Tel 93 301 17 23 / Correo-e: icariaep@terrabit.ictnet.es / www.icariaeditorial.com). 2 Y dentro de este gran intento de rescatar del olvido a mujeres y escritoras medievales insignes hay que colocar otra joya: VICTORIA CIRLOT / BLANCA GARÍ, La mirada interior: Escritoras místicas y visionarias en la Edad Media, Ediciones Martínez Roca (C/ Enric Granados, 84, 08008 Bacelona), Col. El árbol del saber, 317 págs. La experiencia contenida en las palabras de las autoras estudiadas -algunos de cuyos textos son inéditos y han sido traducidos por primera vez al castellano- es uno de los grandes tesoros de la espiritualidad del occidente europeo. Ocho mujeres visionarias, poetisas, teólogas, que se adelantaron a su tiempo y dieron un fruto insólito para una cultura reservada casi exclusivamente al hombre y a la guerra: una escritura íntima y privada en la que trataron de comprenderse a sí mismas y de encontrar su lugar en la vida, como ya hemos dicho, y recuerdan las autoras del estudio que comentamos: Aarticularon sus voces en sus cuerpos, convertidos en signos de Dios, mostrando visiblemente su santidad. Y de este modo se lanzaron a la aventura de poner sus almas a la intemperie y sufrir las transformaciones, los trabajos de la espera. A la espera de Dios: toda la pasividad del mundo se concentra en la celda interior. Pues, a la espera de su nada, esperaron ser vencidas, anonadadas en la Divinidad@ (pág. 12). De nuevo en estas páginas nos encontramos con la vida y textos de Hildegarda de Bingen, Hadewijch de Amberes, Beatriz de Nazaret, Matilde de Magdeburgo, Maragarita de Oingt, Ángela de Foligno, Margarita Porete, Juliana de Norwich. La perspicacia y la delicadeza de los estudios de V. Cirlot y Blanca Garí, junto con el fino análisis de los textos, dan a este libro una tónica especial dentro de los trabajos de este género. Pero muchas de estas mujeres no estuvieron solas en su tarea de escribir. Entre ellas, algunas, mantuvieron una profunda amistad, y se influyeron mutuamente. Casi todas ellas contaron con Amaestras@ muy cercanas, y hubo también varones sabios y santos que las apoyaron y difundieron sus escritos, aunque en algún caso, como el de Beatriz de Nazaret, tales varones no brillaron por sus capacidades literarias; pero ahí están, y entre unos y otras, contribuyeron a que hoy podamos leer y disfrutar de textos tan admirables. Convendría Adarse un paseo@ por algunos libros bastante asequibles y que nos acercan a la realidad de la mujer medieval: Ferruccio Bertini (ed.), La mujer medieval, Alianza Editorial (C/ Milán 38, 28043 Madrid, Tel 91 200 00 45), Madrid 1989, 226 págs. 2 Anne Brenon, Los Cátaros, hacia una pureza absoluta, Biblioteca de bolsillo, Col. Claves. N1 11, Ediciones B.S.A (C/ Bailén 84, 08009 Barcelona), Barcelona 1998. Aunque las mujeres estudiadas en este volumen también lo son en alguno de los citados anteriormente, 3 se encuentran aquí excelentes semblanzas de Egeria, la peregrina; Baudovinia, la biógrafa; Dhuoda, la madre; Rosvita, la poetisa; Trótula, la médico; Eloísa, la intelectual; Hildegarda, la profetisa; Catalina, la mística... Una delicia para leer, y a la altura y seriedad intelectuales y literarias de los distintos autores (F. Bertini, F. Cardini, M.T. Fumagalli Beonio Brocchieri, C. Leonardi). tornó necesario prevenirlas contra las seducciones de las sectas... entonces los sacerdotes empezaron a hablar más a menudo de ellas; algunos les hablaron directamente, y a veces las escucharon... Lo que algunos hombres escribieron sobre las mujeres y acerca de su existencia cotidiana no revela la franca verdad. Los que se expresan son hombres, constreñidos en sus prejuicios de tales, forzados por la disciplina de su orden a mantenerse lejos de las mujeres, a temerlas. También hubo sus excepciones, la de grandes hombres al lado de grandes mujeres, unidos por un amor común: el amor a Dios y a la Verdad, y juntos en mismo camino, el de la mística y la profunda experiencia espiritual. EILEEN POWER, Mujeres Medievales, Ediciones Encuentro (C/ Cedaceros, 3, 21, 28014 Madrid, Tel 91 532 26 06), Madrid 1999, 40 reimpresión, 129 págs. Edición de bolsillo. Es un breve, pero sustancioso, estudio de la conocida historiadora medieval, que se ha distinguido por sus acertados estudios sobre las mujeres. Cinco capítulos: ideas medievales acerca de las mujeres, la Dama, la mujer trabajadora en la ciudad y en el campo, la educación de las mujeres, los conventos. Y ahora cabe recordar a otro clásico y gran autoridad en todas las materias de la vida medieval: Georges Duby. Citamos entre otros: JOSÉ ENRÍQUEZ RUIZ-DOMÈNEC, El despertar de las mujeres: la mirada femenina en la Edad Media, Ed. Península SA (Peu de la Creu 4, 08001 Barcelona), Barcelona 1999, Correo-e: correu@grup62.com http://www.peninsulaedi.com Este libro es en cierta manera la continuación de otros dos, aparecidos uno en 1986 y otro en 19893. Eran los tiempos en que las primeras aproximaciones al mundo de las mujeres habían empezado a afectar al conocimiento histórico. En este libro el autor trata de buscar testimonios de mujeres allí donde las encontrase, y se pregunta: A)Qué hay detrás del gesto de la mujer que mira las acciones de los hombres? La poetisa Soledad García evocó esa pregunta como punto de partida de una actitud (de madera y miel) que en su vuelo consigue recuperar la palabra. Esa era la cuestión pendiente... comprender el significado histórico de ese vuelo de la mujer en busca de su palabra@ (pág. 10). GEORGES DUBY, Damas del siglo XII: 1. Eloisa, Leonor, Iseo y algunas otras (20 ed.) / 2. El recuerdo de las abuelas / 3. Eva y los sacerdotes, Alianza Editorial (C/ L.I. Luca de Tena, 15, 28027 Madrid, Tel 91 393 88 88), Madrid 1998, 198 págs. En los últimos años de su vida, Georges Duby dedicó sus esfuerzos a la historia de la mujer, un aspecto tradicionalmente despreciado del pasado y que este prestigioso medievalista, como hemos dicho, contribuyó a divulgar. Las ADamas del siglo XII@ son mujeres que no pueden hablarnos con su propia voz. En el primer tomo citado, AEloísa, Leonor, Iseo y algunas otras@ se ofrecen los retratos de algunas de las mujeres más conocidas de entonces; en el segundo, AEl recuerdo de las abuelas@, se recrea su imagen a través de los testimonios de sus descendientes másculinos, a quienes les complacía imaginárselas dóciles y sumisas, encubriendo así el temor que sentían por ellas. En el tercer volumen, AEva y los sacerdotes@, se describe cómo éstos influyeron sobre aquéllas, constituyéndose en sus jueces más severos. Durante el siglo XIII la Iglesia de Occidente consideró por fin seriamente las expectativas de las mujeres, que se sentían abandonadas y reclamaban que se las ayudara mejor en el camino de la santidad. Decepcionadas de la asistencia de los prelados y de la institución eclesiástica, muchas mujeres escucharon a los heresiarcas que les tendían la mano. Muy pronto se 3 J.E. Ruiz-Domènec, La mujer que mira. Crónicas de la cultura cortés, Barcelona 1986 (20 ed. 1989); Set dones per a Tirant, Barcelona 1989 (reed. Siete mujeres para Titant, Valencia 1998). 4 Como se puede ver, según el recorrido que estamos haciendo, hay muchas coincidencias en el enfoque que debe darse a la investigación histórica y literaria sobre las mujeres en la Edad Media; de hecho, ahí están los testimonios de que el trabajo ha comenzado y sigue un feliz curso. Para quien desee gozar visualmente y enriquecerse con un texto hermoso e imaginativo, recomendamos RÉGINE PERNOUD, Visages de femmes au Moyen Age, Ed. Zodiaque, Coll. AVisages du Moyen Age@ n1 1, La Pierre-qui-Vire 1999, 261 págs., ilustraciones en color, encuadernado en tela, 27x21cms. Las mujeres de la Edad Media escribieron obras obras, cierto es, realmente valientes, difíciles para su tiempo, provocadoras, y las escribieron con la certeza de que su testimonio era igual al de los hombres de su entorno, sin necesidad de pensar que en un mañana utópico alguien les daría la razón. Sólo unas pocas se dejaron seducir por la pasión de convertir el futuro en el inapelable juez de su postura vital. La inmensa mayoría lo hicieron por un sentido de responsabilidad ante su existencia y la existencia de la gente a la que querían. Continúa diciendo el autor: AEn mi largo viaje a través de la vivencia de las mujeres de la Edad Media, he aprendido que la Historia escrita hasta este momento no es suficiente Historia: todavía no es una construcción ajustada a la realidad de los textos, más bien parece un discurso de legitimación de las gestas masculinas. La otredad del testimonio de las mujeres nos enseña que el pasado fue diferente a como habíamos creído hasta ahora@ (pág. 23)... A... la exploración propuesta aquí consiste en observar la Edad Media desde la mirada femenina es un riesgo necesario, si queremos dar sentido al trabajo histórico en los próximos años@. Un libro hermoso, que hace honor al gran saber de Régine Pernoud y al buen hacer de los talleres gráficos de la Abadía benedictina de la Pierre-qui-vire. Además, se prometen otros títulos muy interesantes en la misma colección. Se quiere insistir en el valor de la imagen en el mundo medieval, ahora que nos creemos que en el tercer milenio entramos en la Acultura de la imagen@. Y podríamos decir, además, que las imágenes medievales a diferencia de las imágenes televisivas y de los Amedios@ de hoy- estaban pensadas para mover a la reflexión y a la meditación (lo que siglos más tarde se conseguiría con la letra impresa). La civilización medieval era una civilización de la imagen. Si hoy día Esta es la lista de algunas de las mujeres que contemplamos en el libro de Ruiz-Domènec: Duoda, Ana Commeno, Eloísa, Cristina de Markyate. Berenguela de Barcelona, Leonor de Aquitania, Oria de Pallars, Costanza de Bretaña, María de Francia, Iseo, Blanca de Castilla, Juette, Leonor de Provenza, Leonor de Castilla y Leonor de Aragón, Cristina de Pizán, Margarita Kempe, Leonor López de Córdoba, Juana de Arco, Isabel de Guimerá, Lucrecia Borja y Lusanna, Margarita de Navarra, etc. 5 una persona se identifica por su firma, en los tiempos medievales una persona se identificaba por su Asello@, una pequeña imagen cargada de sentido y significados. Las personas, y sus niveles sociales, se representaban mediante imágenes: el rey en su trono, la dama con su flor, el caballero con su caballo, los abades con su lema, los paisanos con sus motivos vegetales... importaba más la imagen que la escritura. alcanzado la Unión con Él y han enriquecido ese enorme y caudaloso río del Amor divino y humano que fluye entre los hombres. La verdad es que nos encontramos ante un libro breve, pero de hermoso y amplio contenido. Ediciones Obelisco, en su colección “la aventura interior”, nos ofrece un nuevo título hecho a medida del apresurado lector de hoy; pero no por ello el trabajo deja de ofrecer una admirable selección de docena y media de cuadros en los que se destacan unas veces y se vislumbran otras, admirables ejemplos de mujeres entregadas al cultivo de la vida espiritual desde las perspectivas más diversas. María, la Madre de Jesús, y María Magdalena ocupan el lugar destinado a las compañeras de Jesús. En los seis primeros siglos del cristianismo las mujeres no dejan huella con sus escritos, pero sí ofrecen una impronta testimonial que se refleja en una profunda actividad para que se consoliden las comunidades cristianas: diaconisas, viudas, madres, maestras, reinas, ermitañas, etc., constituyen un rico patrimonio espiritual y místico que la Iglesia no puede olvidar, ya que le debe santas y figuras excepcionales en el campo de la mística. Las luces espirituales y místicas de la Edad Media llegaron posiblemente a alcanzar brillos espectaculares gracias a muchas mujeres que, muchas veces en soledad y abandono, perseguidas y anuladas por los hombres y los eclesiásticos poderosos, incluidos muchos monjes, hubieron de emprender andaduras esforzadas hacia las cumbres de la contemplación. Unas veces, también era la envidia de sus propias cohermanas, dentro de sus monasterios; otras veces, ejemplos admirables de santidad e independencia de los poderes de este mundo, terminaron en la hoguera, como Margarita Porète (1260-1310). Es un libro posiblemente sin grandes aspiraciones eruditas, que no quiere extenderse más allá de lo estrictamente necesario como para conseguir ofrecer al lector una serie de textos, y contexto, admirablemente seleccionados, y que despertarán en el lector un deseo intenso de penetrar mejor y más ampliamente en lo que se le ofrece; para ello se da noticia también de una selecta y amplia bibliografía en español (prescindiendo de los aburridos e inasequibles listados que están sólo al alcance de especialistas o investigadores). El origen de los primeros capítulos de este libro fueron tres artículos publicados en la edición española de la revista SUFI, que han sido notablemente ampliados con consideraciones adicionales y nuevos textos, y que se han prolongado hasta el siglo XIV. En este libro aparecen abundantes referencias a los paralelismos entre el camino sufí y la experiencia de otras místicas del camino cristiano, referencias que Las fachadas de las catedrales, sus puertas, su disposición interna representan una simbología que ordena y da significado a la vida y a las celebraciones litúrgicas; y todos los detalles de las diversas ornamentaciones se enmarcan en un contexto muy particular. La mujer no podía faltar a esta cita de significados -fundamentados, como toda la cultura medieval, en la Biblia-. Y si su presencia en el mundo de las letras fue hasta el siglo XIII más bien pobre, no sucedió lo mismo en el mundo de la imagen, de las representaciones en las esculturas y vidrieras, en los frescos, en los manuscritos miniados: es la manifestación más palpable del lugar que la mujer ocupaba en la vida ordinaria. Así, pues, desde el mundo clásico hasta el mundo medieval, van desfilando por las páginas del libro bellísimos testimonios gráficos de mujeres de toda clase y condición, influyentes y anónimas, religiosa y sibilas, brujas y angelicales, reinas y vírgenes, monjas y visionarias: la mujer en la Biblia, la mujer en el Evangelio, la mujer en la alegoría, la mujer en la vida religiosa... hasta llegar al extraordinario AHortus deliciarum@, de la Abadesa de Saint-Odile Herrade de Landsberg, Ala primera enciclopedia ilustrada@, manuscrito destruido en 1870 en el incendio de la biblioteca de Estrasburgo, y del que sólo se han conservado copias de sus láminas. El original contenía 336 grabados, y sólo se han conservado 232. Y siguiendo con nuestro recorrido: MARÍA TOSCANO & GERMÁN ANCOCHEA, Mujeres en busca del Amado. Catorce siglos de místicas cristianas, Ediciones Obelisco, Barcelona 2003 (C/ Pere IV 78 [Edificio Pedro IV], 4ª planta 5ª purta. 08005 Barcelona, obelisco@edicionesobelisco.com), 142 págs., 21x13,5 cms. En las páginas escritas por los ya conocidos María Toscano y Germán Ancochea, se ocupan de algunas de las mujeres que, durante los primeros catorce siglos de la era cristiana, han buscado al Amado, han 6 pueden extrañar a algún lector. Varios motivos, parece ser, han llevado a los autores a detenerse en estos paralelismos. Está, en primer lugar, la experiencia personal de los autores, que hace que algunas de las citas sufíes surjan de forma automática al ocuparse de ciertos temas, del mismo modo que, cuando hablamos sobre el sufismo, surgen de forma natural citas paralelas del Nuevo Testamento. Por otra parte, como señalarán ambos autores, si las distintas tradiciones religiosas, cuando son auténticas, representan otros tantos rostros de Dios, cada una de ellas puede ayudar a las otras a comprender mejor, a arrojar nueva luz, sobre su propio camino. En ocasiones los paralelismos son tan evidentes que uno podría sentirse tentado a hablar de posibles influencias mutuas; sin desecharlas por completo lo que nos parece más evidente es que, por una parte los corazones enamorados acaban usando el mismo lenguaje, pero sobre todo que cuando el hombre recorre el camino hacia la Unión acaba pasando por los mismos paisajes. Finaliza el estudio en los escritos de la Hermana Katrei, mística desconocida de la primera mitad del siglo XIV, con ella alcanza la mística especulativa femenina su más elevada expresión, a partir de entonces el relevo es tomado por el Maestro Eckhart y sus discípulos. de su luminosidad primigenia y así a recordar y actualizar su origen divino. Que así sea, si a Dios place”. Y ya, para finalizar, no debe faltar un buen postre, muy español, muy del pueblo, muy de gente normal, pero que viene del silencio de los claustros, apreciados hoy por excelentes dulces de mesa, pastas de tertulia y yemas de lo más surtido: AA.VV.: LA VOZ DEL SILENCIO. POESÍA MONÁSTICA FEMENINA DEL SIGLO XX. Edición preparada por PILAR MAÍCAS GARCÍA-ASENJO (Profesora de la Universidad Católica de Lovaina) Y Mª ENRIQUETA SORIANO P.-VILLAMIL (Catedrárica de la Universidad Católica de París), Biblioteca de Autores Cristiano (BAC), Estudios y Ensayos de Lírica Religiosa. Madrid 2004, 336 págs. Como dicen los autores de esta hermosa selección de vidas y textos: “Nuestro deseo, al compartir con el lector lo que para nosotros ha sido una apasionada aventura, es ayudarle a descubrir y revitalizar esos caminos que le llevan a la recuperación Es una publicación de la BAC que recoge una antología de poesía mística de religiosas contemplativas. Poemas que brotan espontáneos del silencio y el recogimiento de los claustros y de la oración de mujeres que, en el encuentro con Dios-Amor, quedan atraídas por esta belleza fascinante que ilumina sus vidas y las colma de gozo. Consiguen dar forma poética a vivencias con frecuencia inefables en las que resuena el aliento místico del Cantar de los Cantares y de otros muchos textos, manantiales de inspiración inagotable. Los textos de cincuenta y nueve autoras están compuestos en su mayoría en castellano, pero también los hay en catalán y gallego. Proceden de las principales Órdenes contemplativas de la geografía española, de cuyos monasterios el lector encontrará una breve reseña histórica. En anexo se publican poesías inéditas de los 7 siglos XV y XVII: romances, sonetos o endechas de suma valía. Es un libro admirable para quienes gustan de visitar monasterios y disfrutar en ellos de unos días de descanso espiritual. Sabrán no sólo qué hacen las mujeres de la contemplación y de la mística callada, sino también qué sienten y cómo hablan en su interior. de estar con la persona amada; el disfrute de su presencia y de su compañía; el arrobo en la contemplación del ser querido; la entrega mutua en esa alteridad tan deseada; la pretensión mutua de exclusividad amorosa entre los que se aman; el dolor, el sufrimiento como prueba del amor verdadero; el gozo, la plenitud de vivir para el otro o en el otro hasta experimentar ese dilema de amor o muerte. Ésa viene a ser y no otra la trama de sentires en que se teje tanto el amor sagrado como el profano. ¿Y los decires, las palabras? Tampoco distarán tanto si han de expresar «a lo humano» o «a lo divino» los mismos sentimientos. Si Borges se atreve a escribir: «Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo», San Juan de la Cruz reclamará la compañía del Amado con estos versos de singular tersura: Esta antología enfrenta al lector y ya desde su título- con la naturaleza paradójica de la vida monástica y de la experiencia contemplativa, una de las claves indispensables para poder entenderla. ¿Qué otra cosa querrá indicar La voz del silencio sino esa apa¬rente antinomia nacida del Antiguo Testamento y pasada por el evangelio de Jesucristo según la cual los desiertos pueden manar leche y miel mientras que los primeros serán los últimos y los últimos los primeros? Las vivencias de los místicos, lo mismo que las páginas de las Sagradas Escrituras, están llenas de conceptos y de expresiones paradójicos. Resulta que una zarza puede arder sin consumirse o que una virgen está encinta o que la muerte se trueca en vida y la cruz en resurrección. Es la lógica de Dios y suele ser también la lógica de los místicos, donde la música puede sonar callada y la soledad, en cambio, puede resultar sonora. Son esas apreciaciones tan familiares en San Juan de la Cruz o en Santa Teresa de Jesús como hablar del «cauterio suave», de la «llaga regalada» o de «la llama que consume y no da pena». Y sobre todo, esa sensación definitivamente antinómica que transmiten el «vivo sin vivir en mí» y el «muero porque no muero». También estas páginas de femenina y cotidiana poesía espiritual están sembradas de esas inefables incoherencias que sólo el amor entiende y sólo el amor «a lo divino» es capaz de explicar. Por lo demás, repasando estos poemas que, como diría Manuel Machado, «brotan de manantial sereno», se pregunta uno sobre la diferencia que corre entre estos versos de amor «a lo divino» y los que cantan el común amor humano. ¿No será un solo sentimiento? ¿No habrá más proximidad de la que parece entre los místicos y los poetas, entre los que cultivan el amor sagrado y el amor profano? ¿O no es que, de suyo, es ya sagrado todo amor verdadero? «Descubre tu presencia y máteme tu visita y hermosura. Mira que la dolencia de amor, que no se cura sino con la presencia y la figura». Francisco R. de Pascual No parece teológicamente aventurado afirmar que todo amor, de por sí, tiene ya un toque «a lo divino». Ni tampoco asegurar que el amor de Dios nosotros no lo percibimos sino a través del lenguaje y de las categorías humanas. De ahí que, en una u otra versión, el amor genere los mismos sentimientos y se exprese en idénticas palabras. Los sentimientos, en uno y otro caso, suelen ser la impaciencia, el anhelo de ver o 8