La adolescencia es esencialmente una época de cambios. Trae consigo enormes variaciones físicas y emocionales, transformando al niño en adulto. En la adolescencia se define la personalidad, se construye la independencia y se fortalece la autoafirmación. La persona joven rompe con la seguridad de lo infantil, corta con sus comportamientos y valores de la niñez y comienza a construirse un mundo nuevo y propio. Para lograr esto, el adolescente todavía necesita apoyo: de la familia, la escuela y la sociedad, ya que la adolescencia sigue siendo una fase de aprendizaje. Un niño alcanza su mayoría de edad religiosa cuando cumple su décimotercer cumpleaños según el calendario hebreo. Una niña alcanza su mayoría de edad religiosa al cumplir su décimosegundo cumpleaños según el calendario hebreo. Un niño que alcanza esta edad es conocido como Bar Mitzvah; una niña es llamada Bat Mitzvá.. Estas palabras significan, 'sujeto a los preceptos" e implica que una persona que alcanza esta edad ya no es considerada por la ley judía como un menor, sino como un adulto. Si se le acuerdan nuevos privilegios y derechos religiosos, es porque asume la entera responsabilidad por la observancia de todos los preceptos y mandamientos. Los años de la adolescencia son un buen tiempo para desarrollar una relación con Dios. Eclesiastés 12:1, "Acuérdate de tu Creador en los días de tu adolescencia, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento". Dios llama al adolescente para servirle: 1 Samuel 2:18, "Y el joven Samuel servía en la presencia deYahvé". Del dato de Lucas 2, 51-52 que describe a Jesús adolescente se puede desprender que el adolescente está llamado a hacer la voluntad de su Padre, concretamente en la obediencia y cercanía a sus padres y en el crecimiento no solo en estatura, sino también en sabiduría y gracia, sembrando aquellas cualidades humanas y cristianas que la harán ser un hombre o una mujer madura: bajó con ellos y vino a Nazaret, y vivía sujeto a ellos… Jesús progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres. La etapa de la adolescencia implica una serie de cambios de la estructura psicológica del individuo, que se pueden resumir de la siguiente manera: Descubrimiento de la propia identidad. El adolescente intuye y descubre que “él” es “el”, no otro. Distinto a cualquier otra persona. Ambivalencia entre infancia y madurez. Se descubre a sí mismo con rasgos de adulto y rasgos de niño. disparatadas. Inseguridad ante la ambigua realidad. Como consecuencia de lo anterior aparece en el adolescente una gran inseguridad en sí mismo. Máscaras. Para disimular la inseguridad necesita protegerse, para lo cual usa máscaras de comportamiento, que impiden a los demás darse cuenta de la realidad. Esto es un mecanismo inconsciente. Agresividad, como máscara, para proteger la inseguridad. Rebeldía, otra máscara. Cada adolescente tiene una forma distinta de ser agresivo. A veces con violencia verbal o de comportamiento y otras en forma de ensimismamiento. Necesidad de llamar la atención. Narcisismo. Como manifestación del descubrimiento de su propia realidad. Quiere decir a todo el mundo “yo soy yo”. El amparo al grupo. La identidad grupal. El grupo proporciona refugio a la inseguridad personal y da fortaleza ante la amenaza de los adultos. Conocer los límites. La mayoría de los comportamiento de los adolescentes obedecen a una razón: saber cuáles son los límites de los adultos, por eso los someten a prueba haciendo cosas disparatadas. Es la acción organizada de la Iglesia a favor de los adolescentes, presentes en la comunidad parroquial, para propiciar que asuman los valores del Evangelio como fruto del encuentro con Jesucristo e insertados en el dinamismo de la Misión , para que, en continua conversión y maduración personal y comunitaria, vivan la comunión y a la solidaridad. La etapa de un muchacho que tiene entre 14 a 17 años (más o menos) y que podemos re-sumir tiene estas características: a) Ante sí mismo •El muchacho de 14 a 17 años se encuentra tratando de resolver un importante problema: “identificarse”. En teoría ya se ha dado cuenta de que es diferente a los demás –labor de la pre-adolescencia-; ya ha descubierto su interioridad. Pero todavía su propio rostro se le aparece desdibujado. Quiero conocerse y busca “espejos”: imágenes, personajes (incluso sus compañeros) con los que le gusta compararse. •Goza de una imaginación exaltada, que se alimenta desde su subjetividad. •Huye de la monotonía y busca nuevas experiencias que alimenten su fina sensibilidad. •Necesita actuar, ser protagonista, participar en la acción, y no se contenta con ser un mero espectador. Solo así podrá satisfacer su sed de autorrealización y al mismo tiempo autoafirmarse, descubrirse a sí mismo. •Los cambios de humor comienzan a manifestarse en él cada vez con más frecuencia. •Empieza el afán de criticarlo todo y de ahí derivará una propia inestabilidad e inseguridad. •Frecuentemente todas estas manifestaciones estarán teñidas de agresividad contra los demás, contra sí mismo, contra las cosas. •En el fondo está defendiendo su incipiente personalidad, de por sí débil. b)Ante los demás •El muchacho en esta edad es, por naturaleza, narcisista, predispuesta a replegarse sobre sí mismo. •Reduce sus amistades y al mismo tiempo las intensifica. El amigo es el espejo del “yo” y lo necesita como condición para el desarrollo normal de su personalidad. •Lo normal en esta edad es el que las amistades más intimas se den entre personas del mismo sexo, pero tampoco es infrecuente el que empiecen las amistades heterosexuales. •El grupo es, ante todo, fuente de seguridad y lugar en que se va afirmando su personalidad. Con frecuencia salen a relucir en el grupo sus enfrentamientos contra los adultos: padres, profesores… Inconscientemente, el grupo se convierte en medio de oposición o de defensa frente a la sociedad en general. . c) Ante el mundo •La libertad ocupa en su pensamiento uno de los lugares más importantes. Lo siente como una necesidad primaria para su propia realización personal, aunque se trata de una libertad para hacer, “independencia de”, y no tanto en libertad interior ante las cosas y las personas. •Su capacidad física empieza a despuntar: se interesa por algún acontecimiento (aunque muy marcados por el sentir general), con sensibilidad ante la misma naturaleza. d) Ante Dios •Empieza, a veces de forma drástica, el desmonte y crítica de las ideas y valoraciones religiosas recibidas. Sobre todo, las prácticas religiosas son puestas en entredicho. •La imagen de Dios es la de un dios refugio, poder, centrado siempre en su propio yo. Es un Dios que proporciona seguridad. Frecuentemente se da en su fe un utilitarismo. •A la vez se produce una idealización de lo religioso, de tal forma que pierde conexión con la vida concreta. En estas edades se debe mantener una actitud fundamental de escucha y acogida, más que de presentación doctrinal. Esto supone, pues, un clima de diálogo constante. •Por eso el acompañamiento personal y “espiritual” es algo preciso y necesario •Para trabajar con los adolescentes hemos de considerar que “la catequesis” ha de ser “experiencial”, lo cual es algo más que una metodología: es algo inherente a la transmisión del Evangelio. Que descubra que el mensaje cristiano es un mensaje que da vida a quien lo recibe. •Es inútil dar una respuesta cuando no hay una pregunta. Y el Evangelio, es ante todo, una gran respuesta al interrogante del hombre. Una labor fundamental en los animadores de grupos cristianos es descubrir las experiencias nucleares en un de-terminado momento evolutivo, para plantear las respuestas a los interrogantes que ellas susciten. •Esto derivará en una pedagogía de la llamada al seguimiento, que fomente la amistad con el Señor, que presente los grandes testigos de la fe.