Grupo Optimismo de Ayuda al Portador de Hepatitis ONG - Registro n°. 176.655 - RCPJ-RJ - CNPJ: 06.294.240/0001-22 - Rio de Janeiro - Brasil Tel.: Rio de Janeiro (005521) 4063.4567 - São Paulo (005511) 3522.3154 (de 11.00 a las 15.00 horas) e-mail: hepato@hepato.com Internet: www.hepato.com World Hepatitis Alliance Recomendaciones de Consenso en la Hepatitis B - NIH El National Institutes of Health (NIH) es el organismo de Estados Unidos reúne especialistas para realizar recomendaciones de consenso para tratamiento de las enfermedades. En el mes de octubre de 2008 fueron discutidas las últimas publicaciones científicas, proferidas presentaciones de investigadores reconocidos internacionalmente y el resultado discutido públicamente durante dos días, resultando en las recomendaciones de consenso que pueden ser encontradas en http://www.annals.org/cgi/content/full/0000605-200901200-00100v1 y de la cual realicé el resumen a continuación con aquello que considero más importante para conocimiento del infectado con hepatitis B. Informaciones sobre la hepatitis B, consecuencias y sus tratamientos pueden ser encontradas en la sección HEPATITIS B de nuestra página www.hepato.com Actualmente siete medicamentos están aprobados para el tratamiento de la hepatitis B: interferón alfa, interferón pegilado, lamivudina, adefovir, Entecavir, Telbivudine y Tenofovir (algunos países aún no aprobaron la disponibilidad de algunos de ellos). En el caso de niños infectados por ahora solamente están aprobados el interferón alfa y la lamivudina. Por tanto, la reunión para lograr discutir las recomendaciones de consenso debía abordar y considerar puntos como cual el tamaño del problema de la epidemia, cual la historia natural de la enfermedad, cuales los beneficios y riesgos con cada uno de los medicamentos hoy utilizados, quien debe recibir tratamiento, como monitorizar el paciente en tratamiento, como evaluar resultados y, finalmente, cual el porvenir de la enfermedad y de nuevos tratamientos. Las recomendaciones emitidas colocan los riesgos y beneficios de cada medicamento, dejando en las manos de los médicos la decisión de utilizar aquél considerado más adecuado a la situación individual de cada paciente. En el texto no se vislumbra cualquier sugestión o recomendación para cualquiera de los siete medicamentos existentes. Es un texto muy ético por parte del NIH, pero médicos con menos conocimiento científico actualizado tendrán dificultades para indicar el medicamento más adecuado para cada caso y, los pacientes irán a sufrir ante recomendaciones muchas veces diferentes al solicitar una segunda opinión, creando una angustia y ansiedad nada buena para la salud emocional. La información científica reunida para la apertura de reunión de consenso abrir discusión es encontrada en http://www.ahrq.gov/downloads/pub/evidence/pdf/hepb/hepb.pdf Carlos Varaldo Grupo Optimismo 1 1 - ¿Cuál el tamaño del problema? Es estimado que en el mundo 400 millones de personas estén infectados de forma crónica con la hepatitis B. La prevalencía de la hepatitis B es geográficamente despareja. Aproximadamente 500.000 personas mueren anualmente a causa de cirrosis o cáncer en el hígado causado por la hepatitis B y, otras 40.000 mueren por la hepatitis B aguda. (MI COMENTARIO: ¡eso representa casi 1.500 muertes a cada día o, una muerte a cada minuto!). En los países donde la vacunación es realizada correctamente nuevos casos están disminuyendo, pero el número de personas infectadas crónicamente es muy alto, la mayoría aún no diagnosticada. Los costos sociales y económicos causados por la hepatitis B son muy grandes, en especial en hospitalizaciones, tratamiento del cáncer, transplantes, reducción de la calidad de vida física y social, productividad económica reducida, incapacidad física y muertes prematuras. 2 - La historia natural de la hepatitis B La hepatitis B es transmitida por sangre o fluidos corporales que penetran en el cuerpo por heridas, mucosas, compartiendo instrumentos infectados o accidentes biológicos. La transmisión también es sexual y, de la madre para el hijo durante el embarazo. Después del contagio, en la fase de la infección aguda puede no presentar síntomas. Niños recién nacidos y jóvenes en general no presentan síntomas después de la infección. En adultos los síntomas en la fase aguda son más frecuentes. Entre 4 y 10 semanas después de la infección es posible encontrar el antígeno de superficie HBsAg en la sangre. El período de incubación de la enfermedad es de aproximadamente 3 meses, pudiendo llegar a 6 meses en los individuos que presentan síntomas. En adultos la mayoría de las infecciones es resuelta espontáneamente y pacientes se recuperan completamente al aparecer el anticuerpo anti-HBs. El riesgo de hepatitis B aguda es mayor en individuos infectados con la hepatitis C o en la co-infección con a hepatitis D. Hepatitis B Crónica Menos del 5% de los adultos desarrollan la infección crónica con replicación viral continúa, pero casi la totalidad de los niños que son infectadas en la fase perinatal desarrolla la fase crónica. Niños entre 1 y 5 años presentan 50% de posibilidades de desarrollar la enfermedad crónica. La hepatitis B crónica posee tres importantes fases: la fase inmune tolerante, la fase inmune activa y la fase del portador inactivo. Los pacientes pasan de una a otra fase, pero no existe una formula que indique cuando eso puede acontecer. (MI COMENTARIO: Cada fase tiene características y consecuencias diferentes que solamente médicos especialistas pueden diagnosticar y aconsejar correctamente, de allí que el infectado debe procurar servicios especializados - En este resumen no explicaré cuales pruebas deben ser realizadas en cada fase, pues resultaría en un tipo de información muy confusa de comprender por el paciente. - En la sección DONDE TRATAR de nuestra página se encuentra una lista de hospitales 2 referenciados y profesionales especializados. - Usted puede colaborar a aumentar la información disponible nos informando médicos y hospitales de su región). En la hepatitis B crónica la progresión no se observa de forma linear o igual en todos los pacientes. Factores como la edad del paciente, la edad en la época de la infección, otras enfermedades y condiciones que afectan el paciente. (MI COMENTARIO: Todos los infectados crónicamente, con infección activa, o no, deben tener seguimiento médico de por vida, con exámenes a cada seis meses, con exámenes de sangre y ecografía a cada consulta). Cirrosis y cáncer de hígado (hepatocarcinoma) La hepatitis B crónica es un fuerte factor de riesgo para desarrollar el hepatocarcinoma (cáncer de hígado). Los infectados en el nacimiento poseen en la fase adulta la posibilidad de desarrollar hepatocarcinoma en una tasa del 5% por década, lo que representa una posibilidad 100 veces superior a lo que pasa en la población en general. El hepatocarcinoma es extremadamente mortal, a no ser que se consiga suceso con el tratamiento del cáncer o el transplante de hígado. Los pacientes con elevada carga viral, presencia del HBeAg y transaminasas elevadas presentan mayor posibilidad de desarrollar el hepatocarcinoma. Los mecanismos por el cual el virus de la hepatitis B causa el hepatocarcinoma aún no están completamente comprendidos. 3 - ¿Cuáles los beneficios y riesgos de cada medicamento? Actualmente en Estados Unidos son siete los medicamentos autorizados por el FDA para tratamiento de la hepatitis B. Dos son antivirales (interferón alfa y el interferón pegilado) y cinco son (nucleosidios o nucleotidios) análogos (lamivudina, adefovir, Entecavir, Tenofovir y Telbivudine) todos los cuales pueden ser utilizados en monoterapia o en combinación. Los interferones poseen un período fijo de utilización en contraste con los análogos que pueden ser de largo plazo, frecuentemente un tratamiento indefinido en cuanto a su duración. Las metas importantes en el tratamiento de la hepatitis B son para prevenir la progresión del daño hepático, evitar la cirrosis, el transplante, el hepatocarcinoma y la muerte del paciente. Ninguno de los actuales tratamientos puede aún ser evaluado en la obtención de ésos resultados, pues será necesario se aguardar muchos años para poder comparar las consecuencias y muertes en grupos de pacientes tratados con cada medicamento con lo pasado en aquéllos que nunca recibieron tratamiento. Es importante entender las limitaciones de esta consideración cuando se intenta evaluar el beneficio potencial de los tratamientos. Los especialistas definieron como el “clinical end point” (punto clínico final) como una característica o variable que refleja como un paciente se siente físicamente, o por cuanto tiempo él sobrevive y, definió un “surrogate end point” (punto clínico substituto) como un biomarcador con la intención de sustituir el “clinical end point”. El “surrogate end point” logra predecir el beneficio clínico y mejoría, o no, del paciente. El tratamiento de la hepatitis B busca la pérdida del HBsAg, tornar indetectable el HBV/DNA (carga viral), el HBeAg, lograr niveles normales en las transaminasas y mejorar el daño histológico (estado del hígado). La historia natural de la hepatitis B sugiere que la pérdida del HBsAg 3 pueda ser el mejor indicador substituto porque indica inmunidad para la hepatitis B y disminución del riesgo para cirrosis o hepatocarcinoma. Lamentablemente, tal conversión raramente acontece con los diversos tratamientos existentes. Estudios sugieren que niveles altos de HBV/DNA (carga viral) aumentan la posibilidad de cirrosis y hepatocarcinoma. Pacientes que tornan indetectable la carga viral presentan niveles reducidos de transaminasas y mejoran el daño existente en el hígado. No existe todavía conocimiento claro sobre la disminución de la carga viral y mejoras en el estado clínico del paciente. Así, los beneficios esperados con el tratamiento de la hepatitis B deben ser visualizados en su contexto observando las mejorías en los resultados de las pruebas de sangre y su correlación con el resultado clínico en cada paciente. Todos los participantes de la conferencia aprobaron ser la disminución de la carga viral el objetivo primordial a ser alcanzado. Cada medicamento tiene sus ventajas y sus riesgos. Los interferones tienen la ventaja de ser utilizados por tiempo determinado, de 16 a 48 semanas y no producen resistencia viral, pero es un medicamento inyectable y asociado a efectos secundarios desagradables. Los medicamentos análogos son administrados de forma oral, en general disminuyen la carga viral más rápidamente que el interferón y pueden ser utilizados con seguridad en pacientes que no respondieron al interferón. Pero, si los análogos son descontinuados prematuramente es común el resurgimiento de la carga viral y la reactivación de los efectos de la hepatitis en el organismo. Su uso a largo plazo es comprometido por el desarrollo de resistencia viral al medicamento. Algunos análogos son asociados a la toxicidad renal, toxicidad mitocondrial y Neuropatía. Las evidencias disponibles en la actualidad no permiten recomendaciones concretas sobre cual medicamento debe ser utilizado. Los médicos deben examinar los riesgos y beneficios de forma individual para cada paciente, tentando así la mejor terapia posible. 4 - ¿Quién debe recibir tratamiento? Los infectados con hepatitis B crónica exigen acompañamiento durante toda la vida, incluso los que no presentan síntomas. Pacientes que deben recibir indicación de tratamiento El tratamiento es indicado para quien presente progresión rápida del daño al hígado y para los que desarrollaron cirrosis descompensada (cirrosis que presenta síntomas como ascitis, varices en el esófago, encefalopatía, o hipertensión portal). Estudios muestran que infectados con hepatitis B, incluso los inactivos, sometidos a medicamentos inmunosupresivos o la quimioterapia están en riesgo para aceleración de la hepatitis B, siendo importante iniciar la terapia antiviral de la hepatitis B ante de los inmunosupresivos y manteniendo los antivirales durante todo el tratamiento. Mujeres HBsAg-positivo poseen alto riesgo de transmitir la enfermedad en el nacimiento del niño, los cuales deben recibir inmunoglobulina y la primera dosis de la vacuna en las primeras 12 horas después el nacimiento para evitar la transmisión. Es importante que los niños tomen las tres dosis de la vacuna y a largo plazo reciban dosis de manutención. 4 Pacientes que pueden tener indicación de tratamiento La mayoría de los ensayos clínicos indica que el tratamiento debe ser realizado cuando existe alta carga viral y elevación de transaminasas o progresión del daño hepático, pero la decisión de tratar puede ser afectada por el conocimiento de la historia natural de la enfermedad. Varios factores pronósticos que afectan la evolución de la enfermedad deben ser considerados de forma individual por un médico especialista, entre ellos la edad del paciente, la edad en la época de la infección, el sexo, el genotipo, la historia familiar de casos de hepatocarcinoma, el alcoholismo, la co-infección con el HIV, la hepatitis C, la hepatitis D, entre otros. Pacientes para quiénes los tratamientos actuales no están indicados Algunos pacientes poseen un riesgo menor para resultados clínicos adversos, quiénes pueden ser identificados por diversas características clínicas (como edad más joven) o ausencia de indicadores de inflamación o daño hepático. La recomendación es que pacientes más jóvenes en la fase inmune tolerante o en la fase inmune activa, y aquéllos que presentan la hepatitis B oculta, no encuentran en la actualidad indicación para tratamiento. El tratamiento no es recomendado en pacientes que se encuentran en la fase inmune tolerante, que incluye la presencia del HBsAg, niveles altos de carga viral, transaminasas normales y mínima fibrosis o daño hepático. También no es recomendado el tratamiento de pacientes en la fase del portador inactivo o de baja replicación viral, definida por la presencia del HBsAg, carga viral baja, transaminasas normales, mínima fibrosis o daño hepático. La hepatitis B oculta, definida como el hallazgo del HBV/DNA en la ausencia del HBsAg, también no es un síntoma para recomendar el tratamiento. Pero todos estos pacientes necesitan seguimiento permanente, continuo, para diagnosticar alteraciones que pueden acontecer a cualquier momento. El tratamiento también no puede ser indicado a pacientes que presentan otras condiciones de salud que afectan seriamente su condición clínica y puedan interferir negativamente en los resultados esperados con la terapia para hepatitis B. 5 - ¿Cómo acompañar y monitorizar el tratamiento? La meta a ser alcanzada con el tratamiento de la hepatitis B es prevenir y evitar la progresión de la enfermedad. Durante el tratamiento el paciente debe ser sometido a pruebas de sangre (bioquímicos), pruebas virológicas (HBV/DNA) e histológicas (estado del hígado). No existe una recomendación única e igual para todos los pacientes, debiendo el médico evaluar cual es el mejor abordaje y cuando realizar los diversos exámenes. En general se recomienda durante el tratamiento medir la carga viral a cada 12 semanas y el HBeAg o niveles de anti-HBe a cada 24 semanas en pacientes que son HBeAg-positivos. Las diferencias de los niveles de transaminasas conforme el sexo del paciente deben ser llevados en consideración, pues el nivel máximo en mujeres es muy inferior que en los hombres. 5 En los pacientes HBe-Ag-positivos que se vuelven no detectables al HBV/DNA y logran la seroconversión para anti-HBe ésa puede ser una oportunidad para descontinuar el tratamiento después de pasados de 6 hasta 12 meses de consolidación de esa circunstancia. Durante ese tiempo los exámenes de HBV/DNA y HBeAg deben continuar siendo realizados, pues una recaída es posible. Pacientes cirróticos deben tener terapia continuada. El panel de especialistas concluye que los datos aún son limitados, pero recomienda la adopción de prácticas de monitoración y seguimiento estandarizadas durante los ensayos clínicos en las diversas investigaciones, para que los resultados puedan ser confrontados. 6 - Conclusiones Los indicadores más importantes para estimar la posibilidad de un infectado con hepatitis B crónica desarrollar cirrosis o hepatocarcinoma son el HBV/DNA (carga viral) y niveles elevados y persistentes de las transaminasas. Otros factores de riesgo incluyen el genotipo del virus, el sexo, la edad, el histórico familiar de hepatocarcinoma y la coinfección con el HIV o la hepatitis C. Las metas importantes en el tratamiento de la hepatitis B son evitar la progresión de la enfermedad, específicamente para evitar la cirrosis, la pérdida de las funciones del hígado, el desarrollo del hepatocarcinoma y evitar la muerte del paciente. La recomendación final y diagnosticar lo más precozmente posible los infectados con la hepatitis B. Este artículo fue redactado con comentarios e interpretación personal de su autor, tomando como base la siguiente fuente: Shamliyan TA, MacDonald R, Shaukat A, Taylor BC, Yuan JM, Johnson JR; et al. Antiviral therapy for adults with chronic hepatitis B: a systematic review for a National Institutes of Health Consensus Development Conference. Ann Intern Med. 2009;150:111-24. National Institutes of Health Consensus Development Conference Statement: Management of Hepatitis B - Michael F. Sorrell, MD; Edward A. Belongia, MD; Jose Costa, MD; Ilana F. Gareen, PhD; Jean L. Grem, MD; John M. Inadomi, MD; Earl R. Kern, PhD; James A. McHugh, MD; Gloria M. Petersen, PhD; Michael F. Rein, MD; Doris B. Strader, MD; and Hartwell T. Trotter, MS - 20 January 2009 | Volume 150 Issue 2 Carlos Varaldo y el Grupo Optimismo declaran que no tienen relaciones económicas relevantes con eventuales patrocinadores das diversas actividades. 6