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Convención sobre Cambio Climático:
Algo huele mal en los sumideros
Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales
Copyright : Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales
Secretariado Internacional
Maldonado 1858, Montevideo, Uruguay
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Oficina en Europa
1c Fosseway Business Centre, Stratford Road,
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Correo electrónico: wrm@gn.apc.org
El contenido de esta publicación puede ser reproducido total o parcialmente sin necesidad de autorización
previa. No obstante, deberá reconocerse claramente la autoría del Movimiento Mundial por los Bosques
Tropicales y comunicar al mismo cualquier tipo de reproducción.
Fecha de publicación: octubre, 2000
ISBN 9974 – 7608 – 1 - X
Esta publicación fue posible por la colaboración de NOVIB (Holanda), de la Sociedad Sueca
para la Conservación de la Naturaleza, Both Ends (Holanda) y Fern (Reino Unido).
INDICE
Acerca de Este Libro
Presentación
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1. General
Editoriales
- Arboles, bosques y clima en Buenos Aires
- Bosques de América Latina: es tiempo de cambios
- Mecanismos "astutos" no son la solución para el cambio climático
- Algo huele mal en los sumideros
- Convención sobre Cambio Climático: el futuro de la humanidad no es negociable
- Cambio Climático: la lección de Lyon
Analíticos Generales
- Mensaje desde Bratislava a Kioto sobre plantaciones forestales
- ¿Los monocultivos forestales son una solución para el calentamiento global?
- Contribución al debate sobre los Sumideros de Carbono
- Convención Marco sobre Cambio Climático: mucho ruido y pocas nueces
- El Foro Global de Biodiversidad manifiesta dudas sobre medidas para
mitigar el Cambio Climático
- ¿La expansión de las plantaciones puede ser una solución para
el Calentamiento Global?
- ¿Sumideros de carbono o la Convención sobre Cambio Climático al sumidero?
- Poner la Deuda del Carbono en la mesa de negociaciones
- Plantaciones como sumideros: sus verdaderos beneficiarios
- ¿Es aceptable recibir dinero del MDL para la conservación de bosques?
- Las plantaciones como sumidero ... ¡al sumidero!
- Un verdadero Mecanismo de Desarrollo Limpio
- MDL: ¿Mecanismo de Desarrollo Limpio o Mecanismo de Dudosa Limpieza?
- Compensando emisiones con sumideros de carbono: una receta para el fraude
Trabajos de Investigación
- Nuevas investigaciones científicas: plantaciones forestales pueden
acelerar cambio climático
- Plantaciones como sumideros: menos biodiversidad = menos
almacenamiento de carbono
- Créditos espurios en el Mecanismo de Desarrollo Limpio
- Imposible verificar cumplimiento si se incluyen bosques en el MDL
- Bosques superiores a plantaciones, incluso como sumideros de carbono
Declaraciones
- Movimiento Mundial por los Bosques: Declaración de Mount Tamalpais
- Declaración del Primer Foro Internacional de Pueblos Indígenas
sobre Cambio Climático.
- ¿Quién gana y quién pierde con los sumideros?
- La palabra de los pueblos indígenas en Lyon
- Amigos de la Tierra: "El no actuar implica serios peligros para el clima mundial"
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- El Mandato de la Haya
- FERN: ¡Basta de negociar los bosques por su contenido de carbono!
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2. Por Región
Africa
- Sumideros de carbono y necesidades financieras en Africa
- Uganda: sumideros de carbono y CO2lonialismo noruego
- Tanzania: otro caso de CO2lonialismo noruego
- Las selvas de Gabón y el debate sobre el clima
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América Central
- Centroamérica al rescate de EE.UU. y Canadá
- Honduras "compra" carbono canadiense
- Costa Rica: los peligros de los monocultivos forestales
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América del Sur
- El impulso a las plantaciones como sumideros de carbono en Suramérica
- Las dos caras de la política forestal brasileña
- El Banco Mundial promueve expansión de monocultivos forestales en Argentina
- Crimen ambiental vinculado a Peugeot en Brasil
- Plantaciones holandesas como sumideros en Ecuador: un nuevo problema
- Argentina: ¿guardando carbono de Alemania en los bosques?
- Argentina: las petroleras se visten de verde
- Brasil: ¡Por favor, tiren aquí su basura de carbono!
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Asia
- Plantaciones para capturar carbono pueden resultar problemáticas en Asia
- Forestadores japoneses invaden China
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Oceanía
- Una cuestión de sobrevivencia para Oceanía
- Basureros de carbono japoneses en Australia
- Australia: plantaciones como "sumideros de carbono" invaden Tasmania
- Aotearoa / Nueva Zelandia: oposición a los árboles genéticamente manipulados
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Acerca de este libro
El presente libro recoge una selección de artículos --organizados cronológicamente en varias
secciones-- publicados en el boletín del Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales (WRM)
sobre el tema del cambio climático. El libro se centra en analizar la manera en que la
comunidad internacional --en particular a nivel de la Convención sobre Cambio Climático -- está
encarando soluciones a este problema, así como sobre los impactos que tanto el problema
como las soluciones propuestas tienen o pueden tener sobre las comunidades locales y sobre
el futuro de nuestro Planeta.
El nivel de detalle y de análisis de los artículos varía grandemente como consecuencia del
carácter del boletín, que se plantea servir de herramienta, tanto a personas y organizaciones
que actúan a nivel local como a quienes se desenvuelven en el plano internacional. Sin
embargo, no hemos querido omitir ninguno de ellos, dado que pensamos que de alguna manera
todos pueden servir para la generación de conciencia sobre un tema como éste, de vital
importancia para la sobrevivencia de la humanidad en su conjunto.
La autoría del libro es compartida por Ricardo Carrere y Alvaro González (del secretariado
internacional del WRM) y por las numerosas personas e instituciones que aportaron artículos o
información relevante para la elaboración de artículos, cuyo listado incluimos por separado.
Queremos agradecer especialmente a Larry Lohmann por sus utilísimos comentarios y
sugerencias, que mejoraron grandemente varios editoriales y artículos analíticos del boletín. La
responsabilidad por los errores que puedan haberse cometido es exclusivamente del WRM.
Fuentes:
Personas: A. Galvao, Adam Burling, Andrew C. Revkin, E. Melloni, Federico Parapar, Fred Pearce, Harald
Eraker, Javier Baltodano, Jaya Ramachandran, John H. Lawton, Jorn Stave, Larry Lohmann, Lindsey J.
Thompson, Mario Rautner, Michael Lazarus, Miguel Rentería, Nelson Francisco, Nihon Keizai, Richard M.
Woodfin, Shahid Naeem, Sharon P. Lawler, Sivan Kartha, Steve Bernow, Tadashi Ogura, Tim Keating, Tom
Page, Yuri Onodera. Organizaciones: Amigos de la Tierra-Japón, Australian Broadcasting Company, CIMI,
CLAES, Coecoceiba, Friends of the Earth-Costa Rica, Foro del Buen Ayre, Greenpeace, Greenpeace - New
Zealand, IIASA, IPS, Japan Tropical Forest Action Network (JATAN), Native Forests Network, NorWatch,
Rainforest Relief, Red por una América Latina Libre de Transgénicos, Republic of Uganda - Forest Department,
Stockholm Environment Institute-Boston Center, Tellus Institute. Publicaciones: Christian Science Monitor,
Ecología y Negocios, Estado de Sao Paulo,
http://users.ox.ac.uk/~dops0022/conference/forest_biotech99_home.html, Information Bulletin for the Buenos
Aires Conference, Inside China Daily, Jornal da Tarde, Multinational Monitor, Nature, New Scientist magazine,
New York Times, Resenha ambiental Ecopress, Sydney Morning Herald
Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales
Presentación
La Sexta Conferencia de las Partes de la Convención sobre Cambio Climático tendrá lugar
en La Haya, Holanda, en noviembre próximo. La mayoría de la opinión pública, cada vez más
preocupada por los efectos actuales y futuros del cambio climático, puede espe rar como algo
obvio que sus respectivos gobiernos tengan el tino de emprender acciones constructivas
para resolver el problema. Para quienes hemos estado participando de este proceso
internacional, sin embargo, las expectativas son algo diferentes.
El hecho es que la Convención está tomando aparentemente un rumbo equivocado y muchos
de los que participan parecen estar contentos con esto. En realidad, se ha convertido en una
negociación donde la mayor preocupación reside en cuánto dinero cada país piensa qu e
podría ahorrar o conseguir en el corto plazo, en lugar de en encontrar reales soluciones a un
verdadero problema.
¿Cortar o no cortar las emisiones? Por sorprendente que parezca, ésta no parece ser la
pregunta. Para todos resulta claro que disminuir las emisiones constituye una necesidad. No
obstante, la mayor parte de los países emisores y los productores de petróleo están tratando
de encontrar la forma de evitar hacer lo que ellos saben que tienen que hacer, diciéndose a
si mismos que de alguna manera esto los ayudará a ahorrar dinero.
La expectativa de conseguir dinero a corto plazo es también un factor cada vez más
importante para muchas delegaciones del Sur. Hace tres años, antes de la reunión de Kioto
en 1997, un negociador sobre cambio climático de un país africano le dijo enojado a un
representante de un país del Norte: "¡Nuestros países no son inodoros para sus emisiones!"
Sin embargo hoy en día muchos países del Sur están en realidad, ofreciéndose como
"inodoros" para ganar unos pocos dólares, arrendando o vendiendo la tierra y los bosques de
sus países para que actúen como supuestos sumideros de carbono de las emisiones que los
países del Norte seguirán liberando a la atmósfera. Raramente se menciona que este curioso
sistema de "alcantarillado" no habrá de funcionar y que el cambio climático está teniendo
serios y cada vez mayores efectos sobre sus pueblos, ecosistemas y economías.
Lo que resulta de esto es que la actual ronda de negociaciones sobre el clima está centrada
en los sumideros de carbono y no en la reducción de las emisiones de carbono, los derechos
igualitarios a la atmósfera y la adopción de energías renovables, limpias y de bajo impacto,
que es de lo que se debería estar hablando.
Los delegados gubernamentales, hechizados por falsos cálculos económicos, como era de
esperarse, están respaldados por el mundo de los negocios. La Convención sobre el clima
tiene la peculiaridad de contar con una serie de activos participantes que hacen lobby bajo el
nombre de "ONGs empresariales". Créase o no, es éste el cartel que hay a la entrada del
salón donde se reúnen. Entre otras, la "comunidad empresarial" de la energía nuclear
participa activamente en las conversaciones, procurando vender su energía "limpia" para
salvar el Planeta. De manera más inesperada, incluso algunas ONGs parecen haber entrado
en el juego de los sumideros, deseosas de recibir dinero proveniente de la conservación y
rehabilitación de los bosques para almacenar carbono.
Como aspecto positivo, hay una gran cantidad de ONGs y organizaciones de pueblos
indígenas intentando hacer que los gobiernos cambien de rumbo en La Haya. Esto podría
efectivamente suceder si la gente en todos los países del mundo ejerciera la suficiente
presión sobre sus gobiernos y los delegados a la confere ncia. Ello significa hacer que la
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Convención sobre Cambio Climático: Algo huele mal en los sumideros
gente sea consciente de lo que está pasando, organizando la presión sobre los gobiernos y
ejerciéndola también en La Haya. Sin esta presión, resulta demasiado claro cuál será el
resultado de la conferencia de noviembre.
En ese contexto, aspiramos a que este libro constituya un aporte positivo para un cambio de
rumbo en estas negociaciones y que de las mismas surjan finalmente las condiciones
necesarias para evitar el desastre ambiental y social al que de otra manera se est aría
condenando a la humanidad.
1. General
Editoriales
Arboles, bosques y clima en Buenos Aires
La Conferencia de las Partes (COP4) de la Convención Marco sobre Cambio Climático se
reunirá durante las dos primeras semanas de noviembre en Buenos Aires. La mayor parte de
la discusión se centrará en el papel de los bosques como sumideros de carbono, al tiempo
que muchas de las negociaciones habrán de incluir acuerdos entre países del Norte y d el
Sur sobre cómo comercializar emisiones y sumideros: nosotros emitimos, ustedes ponen los
sumideros.
En tanto el mundo entero está expectante de que la COP4 aporte soluciones al
calentamiento global, el hecho es que muchos gobiernos del Norte –y en especial aquellos
de los países donde se registran las mayores emisiones– procurarán comercializar la mayor
parte de sus emisiones, en lugar de limitarlas en la fuente. Por otro lado, muchos gobiernos
del Sur estarán deseosos de vender sus sumideros al mejor p recio posible. Si todo ésto no
fuera trágico, resultaría hasta cómico: la humanidad está enfrentada a una grave amenaza y
mientras tanto los gobiernos juegan con cifras y dinero en lugar de implementar reales
soluciones.
Además de lo anterior, hay toda una serie de problemas que colaboran a confundir la
cuestión aún más. Por ejemplo, la definición de bosques, la confusión entre reservorios y
sumideros de carbono, la visión reduccionista sobre los bosques y la cuestión de si las
plantaciones forestales pueden ser sumideros de carbono.
Las negociaciones en torno al cambio climático toman la definición de bosques dada por la
FAO, según la cual un bosque es “un ecosistema con un mínimo de un 10 por ciento de
cubierta de copas de árboles y/o bambú, generalmente asociado a una flora y fauna
silvestre, condiciones de suelos naturales, sin estar sujetos a prácticas agrícolas”. El término
“bosque” es luego subdividido, de acuerdo con su origen, en dos categorías: bosques
naturales y bosques plantados. Los primeros serían una “subserie de bosques compuestos
de especies forestales, conocidas como autóctonas de la zona”, mientras que los bosques
plantados se subdividen a su vez en: a) “establecidos artificialmente por forestación de
tierras donde antes no había bosques que se recuerde” y b) “establecidos artificialmente por
forestación de tierras que antes eran boscosas; repoblación que lleva consigo la sustitución
de las especies autóctonas por especies o variedades genéticas nuevas o esencialmente
diferentes”.
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Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales
Por sorprendente que pueda parecer, esta definición ha permanecido básicamente
incontestada hasta ahora. Cualquier lego puede darse cuenta que una plantación no es un
bosque. Sin embargo, los “expertos” confunden ambos conceptos y definen como “bosque”
toda área cubierta de árboles. El único caso en que una plantación podría ser denominada
bosque es aquél en que un área originalmente cubierta de bosques es replantada con las
especies de árboles y arbustos nativos del lugar. Sin embargo, ¡esta categoría está
explícitamente excluida de la definición de bosques plantados!
Desde nuestro punto de vista, las plantaciones forestales tienen sólo una cosa en común con
los bosques: están llenas de árboles. No obstante, ambos son esencialmente diferentes. Un
bosque es un sistema complejo, autoregenerado, que comprende suelo, agua, microclima,
energía y una amplia variedad de plantas y animales en relación mutua. Una plantación
comercial, en cambio, es un área cultivada cuya estructura y especies fueron simplificadas
drásticamente para producir unos pocos productos, sea madera, leña, resinas, aceites o
frutos. Una plantación de árboles, a diferencia de un bosque, tiende a tener un estrecho
rango de especies y edades y requiere una amplia y continua intervención humana. Las
plantaciones están mucho más próximas a un cultivo agrícola industrial que a un bosque –en
el sentido usual del término– o a un cultivo tradicional. Las plantaciones, que consisten en
miles o incluso millones de árboles de la misma especie, cultivados por su rápido
crecimiento, uniformidad y alto rendimiento de materia prima, e implantados en rodales
coetáneos, requieren de intensiva preparación de suelo, fertilización, establecimiento con
espaciamiento regular, selección de plantines, desmalezado mecanizado o mediante
herbicidas, uso de pesticidas, raleo, cosecha mecánica y, en algunos casos, raleos.
La anterior no es una discusión ociosa o meramente académica. Aceptar la definición de la
FAO implica aceptar las plantaciones como un sustituto de los bosques y , por tanto, aceptar
que, siendo “bosques”, tienen un papel positivo que cumplir desde el punto de vista social y
ambiental. Esto es completamente falso. Existe amplia documentación en el sentido que los
monocultivos forestales con fines industriales tienen un efecto negativo para la gente y el
ambiente en diferentes países, e incluso que en muchos casos han sido una importante
causa de deforestación. Por lo tanto reclamamos que la FAO –y quienes aceptan sus
definiciones– denomine a los “bosques naturales” simplemente bosques (primarios y
secundarios) y que a los “bosques plantados” los llame plantaciones.
Una segunda confusión importante es la que existe entre lo que son reservorios y lo que son
sumideros de carbono. Un bosque maduro es un reservorio de c arbono. El volumen de
carbono que toma de la atmósfera a través de la fotosíntesis está en equilibrio con las
emisiones del mismo. La cantidad de carbono que este bosque contiene es básicamente la
misma todo el tiempo. Si es destruido, el carbón almacenado será liberado –tarde o
temprano– a la atmósfera, contribuyendo de ese modo al efecto invernadero.
Los bosques que han sido cortados y se regeneran pueden ser muy eficientes en la captura
de carbono (tanto los árboles como el sotobosque) y por lo tanto, a las otras igualmente
importantes funciones que cumplen, puede agregárseles la de sumideros de carbono. A
medida que los árboles van creciendo, van tomando carbono en cantidades mayores a las
que emiten, de modo que tienen un balance neto positivo respecto de la cantidad de dióxido
de carbono (el principal gas de efecto invernadero) en la atmósfera.
Por otra parte, las plantaciones forestales –que han sido propagandeadas como los
principales sumideros de carbono– tienen todavía que demostrar que son tales. En términos
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Convención sobre Cambio Climático: Algo huele mal en los sumideros
generales, cualquier área cubierta de plantaciones, en ausencia de pruebas en contrario,
debería ser considerada una fuente neta de carbono y no un sumidero. En muchos casos,
estas plantaciones han sustituido a los bosques primarios o secundar ios, lo que ha
determinado que los volúmenes de carbono liberados sean mayores a los que la plantación
en crecimiento podría capturar, incluso en el largo plazo. Hay además una segunda cuestión
crucial: ¿estas plantaciones serán cosechadas o no? De darse l a primera hipótesis serían,
en el mejor de los casos, tan sólo sumideros temporarios: el carbono es almacenado hasta la
cosecha para luego ser liberado en pocos años (en algunos casos incluso en meses) cuando
el papel u otros productos provenientes de las plantaciones son destruidos. En el caso de
que los árboles no fueran cosechados, las plantaciones estarían ocupando millones y
millones de hectáreas que podrían estar dedicadas a propósitos mucho más provechosos,
como la producción de alimentos. Hay finalmente otro tema vinculado con los cambios que
una plantación forestal introduce en el ambiente local. La conversión de humedales en
plantaciones puede, por ejemplo, provocar la liberación de importantes cantidades de dióxido
de carbono directamente desde el suelo.
O sea que existen muchas incertitudes en relación con la suposición de que las plantaciones
son, en todo lugar, sumideros de carbono por un lapso mayor que el período temprano de
rápido crecimiento, dado que pueden no serlo siquiera en ese perí odo. Esta suposición de
“sentido común” debe ser respaldada con investigaciones antes de que las plantaciones
sean aceptadas sin más como sumideros de carbono.
La distinción entre reservorios y sumideros de carbono no es tampoco una cuestión tan sólo
teórica. La conservación de un bosque no puede ser considerada una medida para mitigar el
calentamiento global, sino una acción para evitar que este problema se agrave. En este
sentido puede establecerse una analogía entre un bosque y un depósito de petróleo b ajo
tierra. Si el petróleo permanece allí, la actual situación no mejorará, sino que no se agravará.
Por lo tanto, la conservación de los bosques debería ser visualizada como una necesidad a
los fines de evitar mayores problemas.
Por otro lado, es cierto que el crecimiento de los bosques secundarios puede tener un efecto
beneficioso. Sin embargo, hasta ahora, los gobiernos y los “expertos” han puesto énfasis en
las plantaciones (y no en los bosques secundarios) como una de las principales soluciones
para el calentamiento global. Ello está vinculado con la polémica antes mencionada respecto
de la definición de qué es un bosque, así como con la discusión que cuestiona el enfoque
reduccionista en relación con los bosques.
En relación con el cambio climático, los bosques son vistos exclusivamente como depósitos
de carbono; a nivel forestal, éstos son asimilados a madera para la industria; la agricultura
los ve como un obstáculo para los cultivos; para la industria farmacéutica son una fuente
potencial de plantas medicinales. Estos enfoques, considerados aisladamente uno de otro,
están errados. Los bosques contienen en si todas estas funciones potenciales, pero sólo si
son vistos como un todo y no como partes divisibles. Cuando, por el contrario, son
visualizados y tratados como si cumplieran sólo una función, se generan impactos negativos
para la sociedad y el ambiente a nivel local.
Es obvio que un enfoque de este tipo es el que está implícito en el siguiente argumento,
promovido por algunos “expertos”: dado que los bosques primarios no son más que
reservorios –y no sumideros– de carbono, entonces tendría sentido cortarlos, convertirlos en
bienes durables (de modo que el carbono permanezca en la madera que constituye dichos
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Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales
“bienes durables” hasta tanto sean destruidos) y plantar en su lugar monocultivos forestales
de rápido crecimiento (los cuales supuestamente habrán de tomar carbono extra de la
atmósfera). Un economista diría que ésta es una solución en la que todos salen ganando.
Sin embargo, los bosques no sólo son reservorios de carbono. De hecho cumplen una serie
de funciones desde el punto de vista ambiental y social, irreemplazables por cualquier
plantación. La situación es en realidad entonces una en la que muchos salen perdiendo: las
comunidades locales, las cuencas, la flora y fauna locales, la producción agrícola, etc.
El enfoque reduccionista, que ve a los bosques y los árboles como reservorios o sumideros
de carbono es también antagónica con la política de conservación de la biodiversidad a la
que se han comprometido los gobiernos de todo el mundo, en especial cuando se promueven
las plantaciones en gran escala como la mejor solución al problema. Esta contradicción fue
señalada por la Conferencia de las Partes de la Convención de Diversidad Biológic a
(Bratislava, 1998) cuando expresaba: “Toma nota de los posibles efectos de la forestación,
reforestación, degradación forestal y deforestación sobre la diversidad biológica forestal y
sobre otros ecosistemas y, en consecuencia pide al Comité Ejecutivo qu e establezca
contactos y coopere con la Secretaría de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre
Cambio Climático ... para alcanzar los objetivos de la Convención sobre la Diversidad
Biológica”. Lo que traducido significa: ustedes están visualizando a los bosques y las
plantaciones sólo desde un punto de vista estrecho, olvidando que los bosques (y no las
plantaciones) son esenciales para la conservación de la biodiversidad.
Tanto desde una perspectiva social como ambiental (incluyendo el tema cambio climático,
pero no limitándose a él) apoyamos calurosamente la conservación de los bosques, tanto de
los primarios como de los secundarios. Con la misma fuerza nos oponemos a la conversión
de los bosques, las tierras forestales y las praderas en monoculti vos forestales
–supuestamente “sumideros de carbono”– que implican un solo (dudoso y no probado)
impacto positivo (la captura de dióxido de carbono), acompañado de toda una serie de
impactos negativos para los medios de vida de la gente y su ambiente.
La COP4 debería entonces centrarse en la parte de la ecuación relativa a las emisiones:
limitación del uso de combustibles fósiles, incluyendo el tan propagandeado gas natural.
Esto implicaría compromisos reales de reducción de emisiones por parte de los país es del
Norte. En cuanto a la otra parte de la ecuación –la referida a los reservorios– la próxima
Conferencia de las Partes debería apoyar otros procesos internacionales en curso, que
apuntan a la conservación de los bosques. Respecto de los sumideros, deb ería suministrar
incentivos sólo para la regeneración de los bosques secundarios en todos los países del
mundo –y no sólo en el Sur– con participación de aquellas comunidades locales que aspiren
a tener una oportunidad real de recuperar sus bosques. Y pone r donde corresponde la
absurda idea de cubrir millones de hectáreas de tierras fértiles con “sumideros de carbono”
bajo forma de plantaciones forestales: en el tacho de basura. (Boletín de octubre, 1998)
Bosques de América Latina: es tiempo de cambios
La reunión de la Convención de Cambio Climático celebrada recientemente en Argentina es
una buena oportunidad para poner de relieve el tema de los bosques y las plantaciones
forestales en América Latina. Es por ello que hemos destacado ese tema en esta edici ón del
Boletín, incluyendo algunos ejemplos representativos de los problemas y las luchas que se
están dando en nuestra región.
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Convención sobre Cambio Climático: Algo huele mal en los sumideros
El doble discurso de los gobiernos está ejemplificado –aunque no exclusivamente- por Brasil.
En tanto aboga por la protección de los bosques en los foros internacionales, sus políticas y
acciones a nivel interno siguen provocando ulteriores pérdidas de bosques. La migración
hacia los bosques, la sustitución de bosques por agricultura y ganadería, los incendios
forestales, la construcción de represas hidroeléctricas y el madereo ilegal, que el propio
gobierno ha promovido, siguen sin disminuir. Su discurso a nivel internacional pertenece a
una realidad virtual, que poco tiene en común con lo que está pasando realmente a nivel de
terreno.
Las plantaciones forestales a gran escala –una de las soluciones más preciadas por los
tecnócratas para enfrentar el cambio climático- están recibiendo una creciente oposición por
parte de las poblaciones locales afectadas por sus impactos sociales y ambientales, así
como por parte de la mayoría de las ONGs ambientalistas. Las luchas contra este modelo
están multiplicándose desde México hasta Argentina, pero los gobiernos parecen sordos y
mudos frente a esta oposición. “Estamos mejorando el ambiente” dicen; “estamos plantando
bosques y contrarrestando el efecto invernadero” agregan. Los impactos sobre la gente, el
agua, los suelos, la biodiversidad son rápidamente descartados, como datos no
comprobados científicamente. Apoyados por instituciones multi laterales de desarrollo,
agencias de ayuda bilateral, consultoras y proveedores de maquinaria del Norte, los
gobiernos de América Latina subsidian en grado creciente a las transnacionales de la
madera con dinero de los contribuyentes –tanto del Norte como del Sur- para así aumentar el
área de monocultivos forestales con especies de rápido crecimiento. En la mayor parte de
los casos, esta política provoca la sustitución de ecosistemas forestales por plantaciones
(transformándose así en causa directa de la deforestación). En otros países, especialmente
aquellos localizados en las áreas templadas, como es el caso de Uruguay y algunas zonas
de la Argentina, las plantaciones sustituyen a las praderas, lo que implica la completa
destrucción del ecosistema nativo de pradera.
Los proyectos de “desarrollo” promovidos por los gobiernos, terminan por provocar ulterior
deforestación y degradación de los bosques. La mayoría de las veces el único cambio visible
ha sido incluir la palabra “sustentable” en el mismo tipo de proyectos que en el pasado han
demostrado ser negativos para los bosques.
Las selvas de Guyana y Surinam, por ejemplo –que se incluyen entre las mejor preservadas
del continente- están siendo destruidas por companías mineras y madereras extranjeras,
mediante concesiones otorgadas por sus respectivos gobiernos, sin la correspondiente
aprobación y con la oposición de los pueblos indígenas y otras comunidades locales que
luchan por la preservación de esos bosques.
Continúa en la región la destrucción de los manglares –también apoyada por los gobiernosa manos de la industria camaronera, con el fin de aumentar las exportaciones que permitan
al país obtener divisas para pagar los préstamos concedidos por las instituciones
internacionales de crédito. A las poblaciones locales, cuya vida material depende en gran
medida de los productos obtenidos de los manglares, se les prohibe el acceso a los mismos
y lo único que reciben es un ecosistema completamente degradado cuando las granjas
camaroneras son abandonadas.
La extracción de petróleo y la creciente explotación de gas están siendo promovidas en
América Latina, tanto a nivel gubernamental como por parte de instituciones multilaterales.
Ello implica la destrucción de los bosques y de los medios de vida de la gente, además de
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Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales
contaminación del agua y del aire y pérdida de biodiversidad. Las comunidades locales se
están oponiendo a esta actividad y existen ya numerosos casos de luchas para frenarla.
Entre ellos deseamos destacar la exitosa acción de los indí genas Cofanes en el Ecuador (ver
articulo al respecto en esta edición), quienes recientemente clausuraron un pozo petrolero
ubicado en su territorio.
La deforestación está agravando las consecuencias de los desastres naturales. La tragedia
que recientemente afectó a Honduras y Nicaragua con el paso del huracán Mitch, pudo haber
sido mucho menor si no hubieran desaparecido los bosques por acción de la tala. Los
gigantescos deslizamientos de barro y las mortales inundaciones fueron el resultado de años
de deforestación. El aclareo de tierras forestales en la región es siempre resultado directo o
indirecto de las políticas gubernamentales y no –como ellos intentan mostrarloconsecuencia de la ignorancia y la pobreza. Injustas políticas de tenencia de tierras , la
promoción de la talarrasa y la eliminación de los bosques para dar lugar a actividades “más
productivas”, orientadas a la exportación, así como otras medidas que conducen a la
deforestación, son el resultado del “desarrollo” que los gobiernos impulsa n.
La apertura de carreteras, ahora reconocida como una de las más importantes causas
subyacentes de la deforestación, sigue siendo promovida tanto por los gobiernos como por
las agencias multilaterales. En Ecuador, por ejemplo, una vasta zona de bosque p rimario,
perteneciente a los indígenas Chachi, será pronto afectada por un nuevo tendido carretero
que unirá la región con el sur de Colombia y con otras provincias ecuatorianas.
Incluso en aquellos casos en que los gobiernos parecen finalmente haber deci dido proteger
los bosques, creando reservas, ellos mismos rompen sus propias reglas toda vez que la
política económica decide que la economía viene primero que la conservación. Tal es el caso
de la lucha de un conjunto de comunidades locales en Venezuela, que están luchando por
proteger la reserva forestal de Imataca. La misma está siendo destruída por el gobierno para
exportar electricidad al Brasil y para producir energía barata para las compañías mineras,
que habrán de completar la obra de aniquilamiento del bosque.
Los pueblos indígenas están bregando en América Latina para que sus territorios sean
oficialmente reconocidos, lo que sería un paso fundamental para asegurar la conservación
de los bosques. Su lucha ha conseguido exitos importantes en casos e specíficos, pero casi
siempre en el marco de una falta de voluntad política oficial y con frecuencia debiendo
afrontar una violenta oposición por parte de intereses económicos locales y transnacionales.
En términos generales, tanto la protección de los derechos humanos de las comunidades
locales como la conservación de los bosques y otras actividades, siguen siendo actividades
peligrosas en el continente latinoamericano. La larga lista de personas asesinadas por su
involucramiento en estas actividades crece año a año y lamentablemente debemos informar
que este Boletin recoge información sobre recientes asesinatos en Colombia.
En este contexto existen, sin embargo, signos positivos. Tanto a nivel de países como a
nivel internacional, cada vez son más quienes realmente se dan cuenta de la vital necesidad
de proteger los bosques y están haciendo algo para apoyar los derechos de los pueblos que
en ellos habitan y de ellos dependen, como forma de alcanzar dicho propósito. A nivel local,
más y más comunidades se están poniendo de pie para defender sus derechos y sus
bosques. Si bien el discurso oficial está claramente divorciado de sus acciones, el propio
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Convención sobre Cambio Climático: Algo huele mal en los sumideros
hecho de que los gobiernos hayan adoptado ese discurso señala claramente que la situación
es propicia para inaugurar un tiempo de cambios. (Boletín de noviembre, 1998)
Mecanismos "astutos" no son la solución para el cambio climático
Todo el mundo está de acuerdo en que la humanidad se ve hoy en día enfrentada a varias
amenazas, entre ellas el efecto invernadero. También existe acuerdo respecto de las
principales causas que lo provocan, vale decir, el uso de combustibles fósiles y la
deforestación. Los acuerdos internacionales adoptados para enfrentar estas dos causas han
sido hasta ahora por lo menos inadecuados. El consumo de combustibles fósiles sigue
creciendo al tiempo que la tasa de deforestación no ha disminuido. El interés económico de
las cada vez más poderosas corporaciones es aún más fuerte que el instinto de
sobrevivencia de la humanidad.
Lo que es más, movidas por el interés económico, estas empresas continúan buscando
activamente nuevos nichos para hacer dinero y parecen haber encontrado una mina de oro
en el propio desastre, de lo que es un claro ejemplo el "mercado de emisiones de carbono".
La idea es sencilla: tú emites CO2, nosotros lo almacenamos y te cobramos por el servicio.
¿Cómo lo almacenamos? Muy sencillo: mediante la plantación de árboles. Pero acá se acaba
la sencillez. Si se permite que esta idea de "mercado de carbono" prospere, habrá millones
de hectáreas de tierras en el mundo cubiertas de plantaciones destinadas a sumideros de
carbono. Ello conlleva una serie de consecuencias de las que mencionaremos tan sólo
algunas.
En primer término, en un mundo donde el número de seres humanos que padecen hambre va
en aumento y suma ya millones, esa tierra no estará disponible para la producción de
alimentos. Segundo, muchas comunidades locales serán expulsadas de sus territorios, en
tanto sus medios de subsistencia serán sustituidos por plantaciones forestales que ni
siquiera podrán ser cortadas, incrementándose de ese modo el número de hambrientos. En
tercer lugar, muchos bosques serán destruidos para dar lugar a lucrativas plantaciones como
sumideros de carbono, aumentando de ese modo el volumen de CO2 atmosférico y su
contribución al efecto invernadero, bajo el supuesto de que las nuevas plantaciones habrán
de equilibrar la ecuación. Así todavía más gente se verá privada de sus medios de vida.
Como cuarto aspecto, los bosques -que constituyen enormes reservorios de carbonosufrirán una creciente destrucción, tanto por las actividades que normalmente los afectan,
como por la presión adicional sobre las comunidades desplazadas por las plantaciones y
otros proyectos de "desarrollo". Por último, que todo esto habrá de servir exclusivamente a
los propósitos de quienes se benefician de la actual economía dependiente de los
combustibles fósiles.
Mecanismos "astutos" como el mercadeo de emisiones de carbono tienen co mo verdadera
finalidad el evitar verdaderos cambios en el actual modelo, que es destructivo desde el punto
de vista ambiental e inequitativo desde el punto de vista social. Pero el problema sigue en
pie. A menos que se ponga punto final a la deforestación y que el uso de combustibles
fósiles sea sustituido por otras formas de energía, la humanidad continuará sufriendo las
consecuencias del cambio climático.
En lugar de promover mecanismos de este tipo, los gobiernos y las corporaciones deberían
brindar su apoyo a los esfuerzos de las comunidades locales que están luchando -contra
gobiernos y corporaciones- para defender sus bosques. Estos deberían generar las
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Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales
condiciones para hacer posible la conservación de los bosques, en lugar de hacer
exactamente lo contrario, como hasta ahora. Se debería -por lo menos- empezar por cumplir
los numerosos acuerdos internacionales pertinentes, que han sido alegremente firmados
pero nunca implementados. Mientras tanto, el destino de los bosques del mundo depende del
éxito de las luchas que llevan adelante innumerables comunidades indígenas, tradicionales y
locales. A ellas expresamos todo nuestro apoyo. (Boletín de octubre, 1999)
Algo huele mal en los sumideros
Como casi todos sabemos la Tierra se está calentando y una de las principales causas del
cambio climático es el uso de combustibles fósiles. Bajo presión, en el Protocolo de Kioto los
países industrializados -que son los mayores responsables del actual estado de cosasasumieron mínimos compromisos para reducir sus emisiones provenientes de la combustión
de combustibles fósiles. Sin embargo, algunos de los países más contaminantes están
tratando de encontrar la forma de eludir tales compromisos, apelando a potenciales
resquicios existentes en ese Protocolo, que podrían permitirles plantar millones de hectáreas
de árboles en el Sur en lugar de limitar sus emisiones en la fuente.
En parte para evaluar la validez científica de ese enfoque, el Panel Intergubern amental
sobre Cambio Climático (IPCC, por su sigla en inglés) designó un panel para elaborar un
Informe Especial sobre Uso del Suelo, Cambios en el Uso del Suelo y Forestación. El mismo,
publicado en mayo pasado, ha desilusionado a muchos activistas, pues otorgó un sello
"científico" a la aprobación de un mercado de carbono que generaría ganancias para un
reducido número de empresas y consultoras -mayormente del Norte- permitiría a los países
industrializados seguir emitiendo carbono a la atmósfera, impacta ría negativamente sobre la
gente y el ambiente en el Sur, a la vez que sería inútil a efectos de desacelerar el cambio
climático.
¿Cómo pudo el IPCC producir un informe de estas características? ¿Por qué los científicos
no hicieron bien su trabajo? Posiblemente la respuesta sea muy compleja, ya que involucra
presiones provenientes de sectores de sus propios pares, la influencia política de los
EE.UU., ambiciones personales y el hecho de que, de los cientos de autores y comentaristas
del informe tan sólo unos pocos eran cientistas sociales o gente experimentada en la
realidad política a nivel de base. Pero una de las razones que explica la falla del informe es,
lamentablemente, muy simple: algunos de sus autores (y de las empresas para las que
trabajan) habrán de beneficiarse económicamente de las conclusiones que extrajeron. He
aquí algunos ejemplos:
Sandra Brown, de los EE.UU. ha sido Coordinadora y Autora Principal del Capítulo 5
("Actividades en base a Proyectos") y del Resumen para Formuladores de Polít icas que
contiene el informe. La Sra. Brown es Oficial de Programa de Winrock International, una
ONG con sede en Arlington, Virginia, que acepta contratos de fuentes "públicas y privadas".
Winrock provee servicios técnicos de monitoreo del carbono en los b osques a agencias
gubernamentales, tales como la Iniciativa de los EE.UU. sobre Implementación Conjunta, y a
una amplia gama de organizaciones del sector privado y no gubernamentales.
Pedro Moura Costa, otro de los importantes autores del Capítulo 5, es e jecutivo de la
compañía británica Ecosecurities, firma consultora que opera en EE.UU., Brasil, Australia y
los Países Bajos. La misma "se especializa en la generación de Créditos de Reducción de
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Convención sobre Cambio Climático: Algo huele mal en los sumideros
Emisiones" y espera obtener grandes beneficios a partir de su participación en actividades
de forestación para secuestro de carbono.
Gareth Philips, del Reino Unido, otro de los Autores Principales del Capítulo 5, trabaja para
la Societé Génerale de Surveillance (SGS) Forestry de Ginebra, que se dedica al diseño,
monitoreo y certificación de proyectos forestales para secuestro del carbono, incluyendo la
cuantificación del carbono absorbido. SGS certifica las Emisiones Certificadas
Comercializables ofrecidas por Costa Rica y espera expandir su actividad a otras áreas de la
forestación como sumideros de carbono. El Sr. Philips y SGS tienen por lo tanto intereses
creados al aducir que la cuantificación de los efectos climáticos de este tipo de forestación
tiene algún sentido.
Richard Tipper, del Reino Unido, también autor del Capítulo 5, es miembro del staff del
Edinburgh Centre for Carbon Management, con sede en Edimburgo, una consultora que gana
dinero con el diseño, la evaluación y el monitoreo de este tipo de proyectos. ECCM trabaja
en estrecha relación con Future Forests, la cual tiene contratos de forestación para
secuestro de carbono con Mazda, Avis, BT y otras compañías. El personal de ECCM también
ha estado implicado en un proyecto forestal financiado en parte por la Federation
Internationale de l'Automobile en México. Ubicado sobre tierras altas ocupadas por los Maya
Tojolobal y tierras bajas donde viven comunidades Maya Tzeltal, este proyecto se propone
"neutralizar" 5.000 toneladas de carbono emitidas anualmente por las carreras de Fórmula
Uno a un costo de 38.000 libras esterlinas al año.
Mark Trexler, de los EE.UU., Editor Revisor del mismo capítulo, es director de Trexler &
Associates, una firma que ha hecho mucho dinero -y que podría por ganar muchos millones
de dólares más- con la promoción y el monitoreo de proyectos de secuestro de carbono y
otros de "mitigación climática".
Peter Hill, de EE.UU., uno de los Autores Principales del Capítulo 4 ("Actividades
Adicionales inducidas por el Hombre" - Artículo 3.4"), trabaja en Monsanto. Monsanto tiene
una larga trayectoria en materia de organismos genéticamente modificados, lo que incluye
potencialmente organismos manipulados para almacenar carbono de manera más eficiente.
Esta empresa es otra de las que espera obtener pingües ganancias a partir de las
conclusiones optimistas a las que llega el informe del IPCC acerca de la utilidad de
proyectos relacionados al uso del suelo y a la forestación para mitigar el cambio climático.
Estos y muchos otros autores y editores del Informe Especial sobre Uso del Suelo, Ca mbios
en el Uso del Suelo y Forestación tienen intereses creados en sacar conclusiones no
realistas e injustificadamente optimistas acerca de la posibilidad de compensar las emisiones
con árboles. Por lo tanto, deberían haber sido automáticamente descalifi cados para formar
parte de un panel intergubernamental encargado de investigar de manera imparcial acerca
de la factibilidad y beneficios de tales proyectos de "secuestro de carbono". Tal como están
las cosas, este informe debe ser archivado debido al claro conflicto de intereses de muchos
de sus autores y se debe promover la elaboración de un nuevo informe que esté libre de
toda sospecha de corrupción intelectual.
Ya es oficial: algo huele mal en esto de los sumideros de carbono. (Boletín de junio, 2000)
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Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales
Convención sobre Cambio Climático: el futuro de la humanidad no es negociable
La Conferencia de las Partes de la Convención Marco sobre Cambio Climático --precedida
por una reunión de sus Cuerpos Subsidiarios en el mes de setiembre en Lyon -- tendrá lugar
en la Haya en noviembre próximo. El críptico lenguaje utilizado en las negociaciones sobre
el clima --y los objetivos todavía más oscuros de muchos gobiernos y empresas -- hacen
necesario traducir lo que está siendo negociado utilizando conceptos comprens ibles, para
así facilitar la tan necesaria participación pública en este debate. A fin de contribuir con este
propósito hemos dedicado el presente número del Boletín del WRM enteramente a este
tema, de vital importancia para la humanidad en su conjunto.
La solución al calentamiento global --que está sucediendo ahora mismo y siendo sufrido por
millones de personas en todo el mundo-- es en teoría muy sencilla: reducir sustancialmente
las emisiones de gases de efecto invernadero, en especial de dióxido de ca rbono. ¿De
dónde provienen las emisiones de este gas? La mayoría proviene del uso de combustibles
fósiles (carbón, petróleo y gas natural), cuyo carbono estaba almacenado en forma segura
bajo la superficie de la Tierra. La extracción de enormes y creciente s volúmenes de
combustibles fósiles está en el meollo de la crisis del clima. Existen otras fuentes de
emisiones de gases de efecto invernadero, entre las cuales la deforestación --por la que se
libera el carbono retenido en la biomasa de los bosques-- la que también debe ser abordada.
Pero por lejos el uso de combustibles fósiles constituye la causa más importante.
La forma de reducir el uso de combustibles fósiles es reemplazarlos lo antes posible por
fuentes de energía ambientalmente adecuadas. Tal solución es técnicamente viable, pero
fuerzas muy poderosas --como la industria petrolera-- y un número de gobiernos de los
países industrializados se oponen a este enfoque, sosteniendo que resultaría demasiado
caro.
Empero, dado que la opinión pública está cada vez más preocupada por el cambio climático,
esas mismas fuerzas y gobiernos tienen que dar al mundo un mensaje positivo para
demostrar que están ocupándose del problema. En 1997, los gobiernos de los países
industrializados finalmente se comprometieron a reducir las emisiones en el Protocolo de
Kioto de la Convención sobre Cambio Climático. Pero simultáneamente inventaron el
denominado Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) a fin de evitar cumplir esos incluso
insuficientes compromisos.
En tanto los expertos realizan encuentros y hablan de mecanismos cuyo propósito es
básicamente eludir esos compromisos, hay organizaciones y comunidades que están
implementando reales mecanismos para abordar el uso excesivo de combustibles fósiles.
Entre ellas deseamos destacar la lucha de los pueblos indígenas que se oponen a la
prospección y extracción petrolera en sus territorios. En el contexto del cambio climático,
éste constituye el perfecto ejemplo de Mecanismo de Desarrollo Limpio: la opción cero
petróleo.
Sin embargo, los intereses empresariales implicados en las negociaciones sobre el clima y
sus expertos permanecen ciegos a esas realidades y están, en cambio, inventando astutos
esquemas para evitar tomar el toro por los cuernos. Entre los esquemas más astutos est á el
de la creación del “mercado del carbono”, que comprende el uso de bosques y plantaciones
forestales como sumideros de carbono.
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Convención sobre Cambio Climático: Algo huele mal en los sumideros
Más allá de cuan absurdos estos astutos esquemas puedan llegar a ser, parecen estar
recibiendo un creciente apoyo por parte de una serie de actores que tiene mucho para ganar
si los mismos son aprobados en la próxima Conferencia de las Partes.
Muchos gobiernos están también apoyando esta iniciativa de comercio de carbono a través
de sumideros. Para algunos gobiernos del Norte es ésta una manera fácil y barata de no
tener que cumplir con los compromisos relacionados con disminuir las emisiones. Por su
parte, algunos gobiernos del Sur lo ven como una forma de ganar algún dinero al contado
por la venta de sus servicios de basureros de carbono. Sin embargo, los gobiernos del Sur
tendrían mucho más para ganar si exigieran al Norte que se hiciera responsable de la “deuda
de carbono” acumulada, la que por lejos excede la deuda convencional del Sur.
En resumen, la sociedad tiene un papel de suma importancia que cumplir, presionando a los
gobiernos para inducirlos a cambiar el actual rumbo que han emprendido. La Convención
sobre Cambio Climático parece haberse olvidado de que su tarea es asegurar que las futuras
generaciones habrán de heredar un planeta vivible. Y la gente puede hacerla entrar en
razones señalándole que es ahora cuando deben acordarse e implementarse verdaderas
soluciones. Que la Convención no es un mercado para comercializar créditos de carbono
sino un foro para abordar un problema muy real. Que el futuro de la humanidad no es
negociable. (Boletín de agosto, 2000)
Cambio Climático: la lección de Lyon
Delegados gubernamentales de todo el mundo se reunieron este mes en Lyon, Francia, en
una Conferencia Preparatoria previa a la Conferencia de las Partes de la Convención sobre
Cambio Climático a realizarse en noviembre próximo en La Haya, Holanda.
Lo único bueno que puede decirse acerca del encuentro de Lyon es que los delegados
trabajaron muy duro y hasta tarde en la noche, y que algunos de ellos --lamentablemente
demasiado pocos-- realmente trataron de hacer algo en relación con el cambio climático. Sin
embargo, el encuentro estuvo caracterizado en general por el chantaje, las presiones, el
mercadeo, el soborno y el comercio entre las diferentes élites allí presentes. La mayor parte
del tiempo se estuvo discutiendo acerca de cuestiones de dinero para programas que en
verdad poca o ninguna relevancia tienen para el clima.
Uno de los temas de los que más se habló fue sobre algo llamado “Mecanismo de Desarrollo
Limpio” (MDL). A través de este esquema (entre otras cosas) los países industrializados
podrían “compensar” sus emisiones utilizando “sumideros de carbono" en el Sur --tales como
plantaciones forestales, bosques y cambios en el uso del suelo-- permitiéndoles de esta
manera mantener e incluso incrementar las emisiones de combustibles fósiles, que son la
causa primera del cambio climático. Los diplomáticos y tecnócratas presentes prestaron
poca atención a los comprobados impactos negativos que proyectos forestales del tipo de los
contemplados en el MDL ya han tenido sobre la gente y el ambiente.
Afortunadamente, esta falsa “solución” para el clima todavía no ha sido aprobada por la
Conferencia de las Partes. Sin embargo, las negociaciones preliminares en Lyon dejan poco
espacio para ser optimistas. Algunas de las delegaciones concurrentes se centraron en el
chantaje (“No firmaremos el Protocolo de Kioto al menos que se incluya un gran volumen de
sumideros de carbono”), acompañado de presiones abiertas o solapadas ("Pueden discrepar
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Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales
con nuestros planteos, pero en ese caso ...). Los EE.UU. y Japón sobresalieron en ese
sentido. Otras procuraron comercializar la capacidad de sus países como “sumideros de
carbono” a cambio de dinero. Algunos delegados de América Latina se destacaron en esta
tarea. Un tercer grupo --que incluía muchos de los delegados europeos-- intentaron mostrar
su compromiso con la reducción de emisiones acordada en Kioto, pero dejaron la puerta
abierta para proyectos forestales a ser aprobados en el próximo acuerdo de La Haya. Por su
parte, el reducido grupo de países que se oponen frontalmente a la inclusión de los
sumideros de carbono en el Protocolo de Kioto poco pudo hacer más que intentar hallar l a
manera de evitar lo peor de entre las propuestas sobre la mesa.
Desafortunadamente, estos fueron los puntos destacados del encuentro. Casi no hubo
discusión sobre los temas reales: igualdad de derechos sobre la atmósfera, disminución del
uso de combustibles fósiles, en especial en el Norte, fuentes alternativas de energía,
eficiencia y conservación energéticas. Si verdaderamente los gobiernos hubieran deseado
abordar el cambio climático, se habrían centrado en cómo lograr una drástica reducción de
las emisiones de combustibles fósiles mediante la activa promoción de fuentes de energía
limpias, renovables y de bajo impacto. El Norte y el Sur podrían haber comenzado a
compartir las investigaciones y la experiencia que ambos tienen en relación con el uso de
energía de bajo impacto y habrían considerado mecanismos para asegurar el efectivo
intercambio de conocimiento relevante, tecnología y experiencia política, tanto Sur -Norte
como Norte-Sur. Estos deberían haber sido los temas centrales en discusión en el ma rco del
“Mecanismo de Desarrollo Limpio”. Pero los gobiernos presentes optaron por otra cosa.
Del encuentro de Lyon puede extraerse una lección: a menos que los pueblos ejerzan
presión sobre sus gobiernos, los negociadores sobre el clima no hará n nada para prevenir el
inminente desastre climático a nivel mundial. Los movimientos populares deben tener el
coraje de no creer en lo que la mayoría de los tecnócratas de los gobiernos, los institutos de
investigación e incluso de las ONGs les están diciendo, vale decir, que el cambio climático
es un tema reservado solamente a “expertos”. Deben entender que ésta no es una cuestión
técnica, sino de poder, y que el escenario en el que se juega es político, por lo que todos
estamos igualmente habilitados a participar. Deben tener bien claro que el tema es
básicamente muy sencillo y tiene una solución igualmente simple, que todo el mundo puede
entender: reemplazar los combustibles fósiles por fuentes de energía alternativas y no
perjudiciales para el ambiente. No se llegará a una solución para el cambio climático
plantando millones de hectáreas de pino y eucalipto, lo que sólo agregará más problemas a
los ya existentes.
Si los dejamos actuar por si solos, los delegados oficiales nos conducirán a todos al
desastre. Estos deben ser presionados --tanto desde fuera como desde dentro de sus
grandes salones de reunión-- a actuar de manera más sobria y responsable. Esta es la
lección de Lyon. (Boletín de setiembre, 2000)
Analíticos Generales
Mensaje desde Bratislava a Kioto sobre plantaciones forestales
La cuarta reunión de la Conferencia de las Partes de la Convención sobre la Diversidad
Biológica tuvo lugar en Bratislava, entre el 4 y el 15 de mayo ppdo. Entre las diversas
decisiones tomadas, quisiéramos destacar una relacionada con la diversidad biológica
forestal. Ella expresa: “Toma nota de los posibles efectos de la forestación, reforestación,
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Convención sobre Cambio Climático: Algo huele mal en los sumideros
degradación forestal y deforestación sobre la diversidad biológica forestal y sobre otros
ecosistemas y, en consecuencia pide al Comité Ejecutivo que establezca contactos y
coopere con la Secretaría de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio
Climático ... para alcanzar los objetivos de la Convención sobre la Diversidad Biológica”.
¿Cuál es el mensaje codificado que está atrás de esta forma de expresarse de difícil
comprensión? El proceso de la Convención sobre Cambio Climático está promoviendo
activamente las plantaciones forestales como uno de los mecanismos más importantes para
contrarrestar las emisiones de combustibles fósiles mediante el establecimiento de
sumideros de carbono. El Artículo 2 del protocolo de Kioto establece:
"1. Con el fin de promover el desarrollo sostenible, cada una de las Partes incluidas en el
Anexo I, al cumplir los compromisos cuantificados de limitación y reducción de las emisiones
contraídos en virtud del Articulo 3:
(a) Aplicar y/o seguir elaborando políticas y medidas de conformidad con sus circunstancias
nacionales, por ejemplo las siguientes:
(ii) protección y mejora de los sumideros y depósitos de los gases de efecto invernadero no
controlados por el Protocolo de Montreal, teniendo en cuenta sus compromisos en virtud de
los acuerdos internacionales pertinentes sobre el medio ambiente; promoción de práctica s
sostenibles de gestión forestal, la forestación y la reforestación;”
Los términos “forestación” y “reforestación” significan de hecho millones de hectáreas de
monocultivos forestales de especies de rápido crecimiento, especialmente eucaliptos. En
relación con esto, el mensaje de la reunión de Bratislava resulta claro: en caso de que este
tipo de planes sean ejecutados, por cierto se verá afectada la biodiversidad de los bosques y
de otros ecosistemas. Los bosques serán sustituídos por eficientes “sumider os de carbono”
compuestos por unas pocas especies de rápido crecimiento. Existe por lo tanto una
contradicción entre los fines de la Convención de Diversidad Biológica y el mecanismo
propuesto por la Convención sobre Cambio Climático. El WRM comparte y apo ya esta
preocupación. (Boletín de mayo, 1998)
¿Los monocultivos forestales son una solución para el calentamiento global?
El Protocolo de Kioto, acordado en diciembre de 1997, ha sido criticado por su enfoque
orientado hacia el mercado, dado que tiende a establecer un sistema de comercialización
para la compra y venta de emisiones de carbono. Las plantaciones forestales han pasado a
ocupar un lugar importante en relación con el tema, debido a su supuesta condición de
sumideros de carbono. El Protocolo establece que la forestación es una de las actividades
que los países del Anexo I pueden emprender para alcanzar sus “compromisos cuantificados
de limitación y reducción de las emisiones” para gases de efecto invernadero (Art. 2). En
dicho documento también se expresa que los países del Anexo I habrán de considerar, para
alcanzar tales objetivos, “(Las) variaciones netas de las emisiones por las fuentes y la
absorción por los sumideros de gases de efecto invernadero que se deban a la a ctividad
humana directamente relacionada con el cambio del uso de la tierra y la silvicultura, limitada
a la forestación, reforestación y deforestación desde 1990, calculadas como variaciones
verificables del carbono almacenado (Art 3.3.). De acuerdo con lo establecido por la
Convención Marco sobre Cambio Climático de Naciones Unidas (UNFCCC), este grupo
incluye a los países industrializados y a los de países que tenían economía planificada,
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Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales
ahora en transición hacia economía de mercado.
Los denominados Mecanismos de Desarrollo Limpio (CDM), definidos por el Protocolo de
Kioto en su Artículo 12 como una forma de cooperación entre ambos grupos de países,
ofrecen una posiblidad para que los países del Norte puedan cumplir con sus compromisos
simplemente mediante la implantación de extensos monocultivos forestales en el Sur.
Cuando una entidad pública o privada de un país del Anexo I invierte en un proyecto de
plantación forestal en el Sur, quien recibe el certificado de reducción de emisiones por dicho
proyecto es el país inversor. En realidad, esta disposición, que va de la mano del enfoque
“neto”, significa lisa y llanamente que los países industrilizados se ven liberados de su
responsabilidad de limitar sus emisiones de carbono de manera significativa, en t anto el Sur
ha de ofrecer su territorio para proyectos tendientes a la captura de ese gas. Proyectos éstos
que, como sucede con los monocultivos forestales, traen consigo efectos ambientales
negativos. Por otra parte, no es justo que aquellos países histór icamente responsables del
calentamiento global reciban ahora ayuda por parte de los países pobres. Esto es “ayuda
externa” pero al revés, ¿verdad?
Tomemos el caso del proyecto de plantación forestal promovido por la fundación holandesa
FACE (Forest Absorbing Carbon Dioxide Emissions, que significa bosques que absorben
emisiones de dióxido de carbono). Dicha organización se propone plantar 150.000 hectáreas
de árboles para aborber un volumen de CO2 equivalente al emitido por una moderna planta
generadora de 600 MW a base de carbón. La mitad de esa área ha sido establecida en los
Andes ecuatorianos. Lejos de promover la utilización de especies nativas, el proyecto se
basa en el uso de eucaliptos y pinos. Si bien estas especies crecen despacio en dicho
ambiente, FACE justifica su utilización, sosteniendo que la mayoría de las especies nativas
del Ecuador han desaparecido debido a la deforestación y que el conocimiento local acerca
de las mismas ha desaparecido con los propios bosques. Esto sin embargo n o se ajusta a la
verdad y el único argumento razonable para justificar el uso de especies exóticas es que su
implantación resulta más fácil y barata.
Es sabido que las plantaciones en gran escala y en régimen de monocultivo tienen efectos
negativos para el ambiente, tanto en ecosistemas de bosques naturales como de pradera:
disminución del rendimiento hídrico a nivel de cuencas, acidificación y pérdida de
permeabilidad de los suelos, agotamiento de los nutrientes, alteración en la abundancia y
riqueza de flora y fuana. No obstante, hay otro aspecto relacionado con las plantaciones que
tal vez no es tan conocido: sus efectos a nivel social y cultural. Los pueblos indígenas y las
comunidades locales que habitan los bosques sufren la invasión de sus tierras p or parte de
compañías plantadoras y se ven forzados a abandonarlas, perdiendo con aquéllas también
sus medios de vida. Ello significa minar las bases materiales y espituales de sus respectivas
culturas. En muchos casos las plantaciones requieren de la prev ia destrucción de los
bosques naturales, para ocupar ese espacio. El caso de los indígenas Tupinikim y Guaraníes
en Espirito Santo, Brasil, es paradigmático. Tras una larga y desigual lucha para recuperar
sus tierras ancestrales, usurpadas por Aracruz Celulose para instalar plantaciones de
eucalipto con destino a pulpa, recientemente fueron forzados a suscribir un acuerdo por el
que se reduce significativamente la superficie de sus tierras, en beneficio de la compañía. En
el estado venezolano de Portuguesa, Smurfitt Cartons está quitándoles las tierras a los
campesinos locales y destruyendo los bosques ribereños, reemplazándolos con monocultivos
de eucalipto, pino y gmelina. Compañías plantadoras de palma aceitera en Sumatra,
Indonesia, están expropiando tierras de las comunidades locales, lo que ha generado
disturbios, puesto que éstas quieren defender sus tierras y recursos vitales. Situaciones
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Convención sobre Cambio Climático: Algo huele mal en los sumideros
similares en relación con plantaciones de eucalipto y/o palma aceitera son también
frecuentes en Sarawak, Malasia, donde las poblaciones indígenas, que vienen siendo
usurpadas de sus territorios tradicionales para abrir paso a las plantaciones, están luchando
para defender los bosques. En Chile, plantaciones de pino en gran escala han desplazado a
los campesinos de sus tierras y sustituido a los bosques, que suministraban múltiples
recursos a la población local. La lista de comunidades locales afectadas por las plantaciones
forestales es, en realidad, muy larga y los casos mencionados son sólo unos pocos ejemplos
que muestran los efectos destructivos para el ambiente y la sociedad que esta “solución”
traería consigo de ser implementada a una escala todavía mayor.
Otros procesos a nivel global –como la Convención de Diversidad Biológica y el Foro
Intergubernamental sobre Bosques (IFF)- están ahora advirtiendo sobre los potenciales
impactos de las plantaciones forestales sobre la biodiversidad forestal y otros atributos de
los ecosistemas naturales. El propio Protocolo de Kioto menciona que “cada parte incluída
en el Anexo I se empeñará en cumplir (sus) compromisos . . . de manera que se reduzcan al
mínimo las repercusiones sociales, ambientales y económicas adversas para las Partes que
son países en desarrollo” (Art 3.14). Sin embargo, las acciones se están dirigiendo en
dirección opuesta a los dichos. Los inventarios nacionales sobre gases de efecto
invernadero que cada estado debe preparar para monitorear la situación nacional respecto
de los compromisos para la UNFCCC, consideran que el incremento de las áreas de
plantaciones forestales –llamadas “bosques plantados”- es positivo para el ambiente global e
incluyen la captura de carbono por las plantaciones en sus respectivos cálculos. La
metodología que se adoptó no considera los efectos negativos que hemos mencionado, así
como tampoco los factores a nivel regional o local que pueden incidir en el cálculo. En
realidad el efecto neto de una plantación sobre la captura de carbono –una vez que se tienen
en cuanta todas las variables- está todavía en una fase de hipótesis.
En resumen, la promoción de monocultivos forestales bajo los CDM que se viene dando en el
actual proceso global sobre cambio climático se asienta en una base científica débil. Por otra
parte, desde el punto de vista político, social y ambiental, lejos de constituir una solución al
problema, contribuye a consolidar un esquema que, en distintas partes del mundo, amenaza
la vida de la gente y del ambiente. Resulta urgente cambiar el enfoque. El Artículo 9 del
propio Protocolo de Kioto considera la posibilidad de implementar este cambio “a la luz de
las informaciones y estudios científicos más exactos de que se disponga sobre el cambio
climático y sus repercusiones y de la información técnica, social y económica pertinente”.
Pero, por supuesto, no es asunto de palabras sino de voluntad política. ¿La COP4 de
Buenos Aires será otra oportunidad perdida? (Boletín de octubre, 1998)
Contribución al debate sobre sumideros de carbono
Un punto que no está siendo suficientemente considerado en el debate de las plantaciones
como sumideros de carbono es el del final de la cadena productiva de la que forman parte.
Vale decir, la mayoría de estos monocultivos forestales con exóticas son instalados para la
obtención de dos productos: papel o tableros de fibra. En ambos casos, los árboles
terminarán convertidos en pequeñas astillas (chips) y luego transformados en otro producto.
¿Cuánto de la fibra de madera presente en las plantaciones es realmente secuestrado? Muy
poco, en especial en el caso del papel.
22
Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales
Veamos: los árboles crecen, absorben una cierta cantidad de carbono como fibra de madera.
La mayor parte del suelo alrededor de los árboles resulta compactado durante las
operaciones de madereo. Ello provoca dos consecuencias: la extracción de gran par te del
carbono presente en el horizonte orgánico y el aumento de la susceptibilidad del suelo a la
erosión, lo que determinará la liberación posterior del carbono en él retenido.
La mayor parte del carbono, obviamente, está presente en las hojas, que caen al suelo a
medida que el árbol crece. Estas hojas se incorporan paulatinamente al suelo, formando
parte del horizonte orgánico mencionado. Los árboles son cortados y chipeados y
eventualmente transformados en pulpa y luego en papel o cartón. Estos product os son
generalmente utilizados y luego desechados. En el caso del cartón corrugado, son muy
pocos los países en los que se ha alcanzado un porcentaje de reciclado del 50%. A nivel
mundial, la mayor parte del cartón corrugado es utilizado una vez y es luego descartado,
terminando como relleno sanitario.
Aún en los EE.UU., un país con una tasa de reciclado relativamente alta (comparada con el
resto del mundo, no así con otros países industrializados) sólo alrededor de un 14% del
papel blanco de oficina es reciclado. La mayor parte de la producción de las plantaciones
forestales de Brasil e Indonesia, dos de los mayores productores mundiales de pulpa y
papel, se convierte en papel de oficina.
De manera que este papel -que puede decirse contiene la mayor parte del carbono
secuestrado por las plantaciones- termina siendo enterrado como relleno sanitario. En estas
condiciones, el grueso del mismo con el tiempo habrá de descomponerse en un medio
anaeróbico -vale decir, en ausencia de oxígeno- liberando metano a la atmósfera. El metano
es 25 veces más efectivo que el carbono como gas de efecto invernadero.
De manera que la mayor porción del carbono secuestrado terminará al final siendo emitido a
la atmósfera como metano o sencillamente liberado nuevamente como carb ono durante el
proceso de cosecha, chipeado, fabricación de pulpa, generación de residuos, producción de
papel y, por último, descomposición.
Una porción pequeña -aquella contenida en los tableros de fibra- será convertida en
materiales madereros no durables, que pronto habrán de ser enterrados en rellenos
sanitarios. O sea, que también los tableros de fibra son desechables tras un lapso
relativamente breve (por lo menos en los EE.UU., donde este tipo de muebles dura sólo unos
pocos años). Y cuando, al final de su corta vida, un tablero es enterrado, acabará generando
metano.
Una ínfima fracción de la fibra producida por las plantaciones permanecerá secuestrada a
largo plazo como productos madereros durables, pero esa cifra es superada largamente por
el metano generado cuando la economía mundial cada vez más consumista desecha el papel
y los tableros de fibra.
La ciencia del secuestro del carbono en las plantaciones no es tal. Son sólo espejitos de
colores usados para promover más y más plantaciones, que beneficiarán a las grandes
compañías productoras de pulpa, papel y productos de madera, a expensas de las
poblaciones locales y del planeta en su conjunto.
23
Convención sobre Cambio Climático: Algo huele mal en los sumideros
Quienes promueven las plantaciones como sumideros de carbono parecen haber olvi dado
que, para actuar como depósitos de carbono, los árboles deben:
- seguir creciendo, o
- ser transformados en productos durables, capaces de retener el carbono durante cientos de
años, además de
- nunca permitirse la descomposición de la madera en ambientes anaeróbicos.
Nada de esto es lo que está sucediendo de modo significativo en lo que se refiere a las
plantaciones con exóticas de rápido crecimiento. (Boletín de noviembre, 1998)
Convención Marco sobre Cambio Climático: mucho ruido y pocas nueces
Nada demasiado importante parece haber sucedido durante la IV Conferencia de los Partes
(COP4) de Buenos Aires, celebrada entre el 2 y el 13 de noviembre. Desde una perspectiva
general, ello podría ser considerado como una muy mala noticia, dado que el cam bio
climático es una realidad y habrá de afectar las vidas de millones de personas. Sin embargo,
desde una perspectiva más concreta, la misma noticia puede ser tomada como positiva,
puesto que la mayoría de los gobiernos no parecen estar dispuestos a tomar las difíciles
decisiones que deberían tomarse, tales la sustitución de combustibles fósiles por fuentes de
energía renovable, limpia y de bajo impacto ambiental, junto a la conservación de los
bosques en todo el mundo. En tanto toda la discusión sobre cóm o abordar el cambio
climático esté centrada en procurar evitar realizar cortes significativos en el uso de
combustibles fósiles, así como en no tomar medidas reales para detener la deforestación, las
noticias aparentemente malas que nos llegan de Buenos Aires pueden ser tomadas -en dicho
contexto- como positivas.
En lo que respecta a las plantaciones forestales como depósitos y sumideros de carbono, las
decisiones sobre las definiciones de los términos deforestación, reforestación y forestación
-mencionados en el Artículo 3,3 del Protocolo de Kioto- serán adoptadas recién durante la
primera COP a realizarse luego de que el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático
(IPCC) dé a conocer su Informe Especial sobre Cambios en el Uso de la Tierra y Silvicult ura,
lo que será para la COP6.
Asimismo, se acordó que las decisiones acerca de la inclusión de cualquier otra actividad
humana adicional sobre uso de la tierra y silvicultura elegible para su consideración por las
Partes bajo el Protocolo de Kioto (Artículo 3,4) habrán de ser tomadas en dicha COP (por
actividades adicionales se entienden la silvicultura, la conservación de los bosques, la
conservación del suelo, otras actividades agrícolas, etc.).
Hubo países -entre los cuales Australia y algunos de la Unión Europea- que presionaron
para apurar la toma de decisiones acerca de las definiciones bajo el referido Artículo 3,3, de
modo que se llegara a un acuerdo antes del Informe Especial del IPCC. Pero finalmente las
mismas no prosperaron, lo que puede ser considerado buena cosa, dadas las importantes
consecuencias que dichas definiciones pueden traer consigo. Canadá, por ejemplo, sostiene
la posición de que la talarrasa de bosques, incluídos los bosques primarios, no debe ser
contabilizada como "débito" de carbono , puesto que no considera tal operación como
"deforestación". Pero a la vez afirma que la reforestación de esos espacios debería ser
registrada como "crédito" de carbono, bajo forma de reforestación. Por absurdo que pueda
parecer -sería como si uno fuera dueño de una cuenta bancaria a la que no se debitan
24
Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales
ninguno de los cheques que emite, pero se le acreditan todos los depósitos - la posición
sostenida por Canadá es un ejemplo de la gran variedad de problemas que podrían
generarse si las definiciones de deforestación, reforestación y forestación no son adoptadas
luego de un cuidadoso análisis de las consecuencias que pueden implicar.
El encuentro de Buenos Aires reveló asimismo marcadas diferencias en la posición de las
ONGs en lo relativo a los sumideros. Algunas ONGs con sede en los EE.UU.
(particularmente Environmental Defense Fund, The Nature Conservancy y el World
Resources Institute) promovieron un uso muy extendido de los sumideros. El World
Rainforest Movement, Amigos de la Tierra, JATAN, WWF, Greenpeace y muchas otras ONGs
adoptaron, en cambio, una posición contraria. La posición de estas últimas fue que no sólo el
uso extendido de los sumideros habría de minar el logro de los objetivos de la convención
-vale decir la estabilización de las emisiones de gases de efecto invernadero a niveles
inferiores a los que producirían un efecto irreversible sobre los ecosistemas, incluyendo los
forestales- sino que además las actividades promovidas en relación con los sumideros
tendrían impactos ambientales negativos en general sobre la biodiversidad forestal y las
comunidades locales. Entre los motivos de preocupación se incluyen los incentivos
perversos que promuevan las actividades de madereo y aclareo de bosques primarios, la
expansión acelerada de monocultivos forestales de rápido crecimiento y los impactos que
estos procesos traerían aparejados para las comunidades locales y los pueblos indígenas.
En suma, ni los gobiernos ni las ONGs se muestran particularmente unidos a nivel de la
Convención de Cambio Climático, de manera que son muchos los temas que todavía quedan
abiertos para la discusión. Esta situación de relativo estancamiento abre un espacio para
quienes están preocupados por la gente y el ambiente, que puede ser aprovechado para
incrementar la conciencia de la opinión pública acerca del papel que sus respectivos
gobiernos están jugando en estas negociaciones, para así poder influenciarlos en procura de
que tomen un camino más positivo que el que han recorrido hasta ahora. (Boletín de
noviembre, 1998)
El Foro Global de Biodiversidad manifiesta dudas sobre medidas para mitigar el
Cambio Climático
Las conclusiones del XI Foro Global de Biodiversidad, realizado en noviembre pasado en
Buenos Aires –al que concurrió Alvaro González, del Secretariado Internacional del WRMrevelan significativas coincidencias con algunos de los puntos de vista de nuestro
Movimiento. Un punto en común es aquél en que se sostiene que si bien el creciente número
de acuerdos multilaterales sobre el ambiente puede significar que existe mayor preocupación
sobre el tema, es posible también que ello lleve a tener una aproximación fragmentada e
inefectiva a la realidad. En cambio, es necesario adoptar una visión holística, que tenga en
cuenta factores naturales, sociales, económicos y culturales en interacción mutua. Otro
importante punto de coincidencia es el que expresa que “si se hacen de modo incorrecto, las
medidas relacionadas con los bosques, diseñadas para mitigar el cambio del clima . . .
pueden provocar impactos negativos en los bosques y otros ecosistemas naturales, en las
comunidades locales y en el propio sistema climático”. Este es justamente el caso de las
plantaciones de árboles como sumideros de carbono. En tanto su eficacia en este sentido
resulta dudosa, su negativo impacto ambiental y social ha sido ampliamente demostrado en
diferentes partes del mundo. Los participantes en el Foro destacaron que “la protección de la
integridad ecológica y la sostenibilidad de las sociedades basadas en ella, son vitales para
enfrentar el problema del cambio climático”. (Boletín de diciembre, 1998)
25
Convención sobre Cambio Climático: Algo huele mal en los sumideros
¿La expansión de las plantaciones pueden ser una solución para el
Calentamiento Global?
Los proyectos de plantaciones en gran escala a ser implementados en el extranjero por la
industria papelera japonesa no pueden ser aceptados bajo la Implementación Conjunta o los
Mecanismos de Desarrollo Limpio (CDM, por su sigla en inglés) previstos en el Protocolo de
Kioto para combatir el calentamiento global.
Lo que las plantaciones forestales están en verdad provocando es la degradación de los
bosques, con las consecuentes emisiones de carbono. Asimismo, en el caso de las
plantaciones para pulpa, el carbono contenido en la madera extraída de las mismas es casi
inmediatamente liberado a la atmósfera, dado que la madera se transforma en papel, la
mayor parte del cual es de corta vida. Antes de realizar la evaluación de todo proyecto en el
marco de los CDM, se hace necesario entonces cubrir una serie de lagunas que presenta la
contabilidad de los flujos de carbono en el área forestal:
1. La expansión de las plantaciones fue, en la década de 1980, un componente de la
“degradación de los bosques”, ya que provocó la pérdida de bosques cerrados y la liberación
de carbono.
Con el fin de obtener estimaciones de alta precisión de la deforestación y la degradación de
los bosques en los países en vías de desarrollo, la FAO realizó una investigación basada en
imágenes satelitales ("Forest Resource Assessment 1990", FAO 1995). Esta medida de
cambios en el uso de la tierra puede ser utilizada en el contexto del calentamiento global.
Las estimaciones se basan en el método de contabilización de cambios en las existenci as de
carbono, propuesto como una de las alternativas por parte de la UNFCCC y el Protocolo de
Kioto.
De acuerdo con dicho análisis de imágenes satelitales, correspondiente a los años 1980, el
75% de las nuevas plantaciones forestales en países en vías d e desarrollo en los trópicos
fueron instaladas mediante el reemplazo de bosques naturales cerrados, existentes en el
lugar diez años antes. Las plantaciones son, por lo tanto, agentes destructores de los
bosques autóctonos. La mayor parte de estas nuevas plantaciones tendrían como destino la
producción de palma aceitera y de pulpa.
Los bosques tropicales almacenan en promedio unas 220 toneladas de biomasa por
hectárea. Una plantación típica almacena biomasa a una tasa de 120 toneladas por
hectárea. Este descenso de 100 toneladas equivale aproximadamente a 50 toneladas de
carbono o 183 toneladas de emisión de CO2. Por lo tanto, los 3,95 millones de hectáreas de
selva convertidos en plantaciones durante los ’80 significaron 725 millones de toneladas de
emisiones de CO2.
El resultado de la corta del bosque nativo, seguida de la instalación de una plantación, es
por lo tanto un aumento en las emisiones netas de carbono, lo cual contribuye al
calentamiento global, además de figurar como una “degradación de los bosques”. Si bien las
plantaciones remanentes pueden secuestrar dióxido de carbono, parte de ese carbono es
extraído como madera u otros productos, en tanto que las existencias de carbono neto
permanecen constantes en dichas plantaciones.
26
Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales
Se espera que en el futuro se dará una rápida expansión de las plantaciones, tal como
sucedió en la década pasada, durante la cual el área de las mismas aumentó en un 25%. De
modo que la contabilidad de flujos del carbono en relación con las plantaciones resultará en
“emisiones” de dióxido de carbono.
2. Los patrones de consumos son esenciales para las estimaciones de las existencias de
carbono
La mayor parte de los proyectos de forestación, tales como los emprendidos por las
compañías papeleras del Japón, son de gran escala e implican la utilización de especies
introducidas. La extensión en el extranjero de tal paradigma de “forestación expandida” está
provocando problemas de carácter social, ambiental y vinculados a los derechos humanos en
muchas de las áreas donde se ha implementado.
Durante el proceso de fabricación de pulpa y papel, más de la mitad del carbono almacenado
en la madera es consumido como recurso energético y emitido al aire como CO2.
Posteriormente, los diferentes tipos de papel producido tienen una u tilidad promedio de
solamente un año. La mitad de dichos productos son reciclados, pero la otra mitad son
quemados como desechos, generando nuevas emisiones de CO2.
La madera utilizada para la producción de pulpa y papel es por lo tanto diferente en lo
fundamental de aquella usada para fabricar productos durables durante un plazo mayor, tal
como sostiene la industria maderera. Aquella debería más bien ser considerada como de uso
similar al de la leña.
3. Las directrices del IPCC para los inventarios de los sumideros de carbono son
contradictorias y contienen lagunas.
Las actividades de corta son contabilizadas para los países en cuyo territorio el proyecto se
lleva a cabo, en tanto una parte del crédito por las plantaciones va al país que ejecuta el
proyecto. Este constituye un problema de “escape” de carbono, por el cual los países
desarrollados pueden abandonar su meta de reducción de las emisiones. Para llenar esta
laguna debería adoptarse un esquema de comercialización basado en la internalización de
los costos, como por ejemplo madera comercializada vs. Unidad de Asignación Anual o bien
un sencillo esquema de trueque. (Boletín de diciembre, 1998)
¿Sumideros de carbono o la Convención sobre Cambio Climático al sumidero?
Los países del Norte, quienes son responsables de la mayor parte de las emisiones
provocadas por el uso de combustibles fósiles a nivel global y relacionadas con sus patrones
insustentables de producción y consumo, están procurando encontrar una manera de zafar
de su responsabilidad por el calentamiento global, promoviendo el uso de la actividad
fotosintética de las hojas de los árboles para tomar dióxido de carbono de la atmósfera. Se
ha otorgado a la plantación de especies de rápido crecimiento un papel preponde rante en
relación con este tema, dada su supuesta condición de sumideros de carbono. Bajo los
denominados Mecanismos de Desarrollo Limpio, el Protocolo de Kioto promueve dichas
plantaciones. El resultado será que el Norte seguirá emitiendo CO2 a la atmósfe ra, en tanto
vastas áreas del Sur serán usadas como depósitos de su basura de carbono. Estimaciones
de la superficie de plantaciones de especies de rápido crecimiento requerida para absorber
27
Convención sobre Cambio Climático: Algo huele mal en los sumideros
las emisiones globales de CO2 oscilan entre 150 y 300 millones de hectáreas. Los impactos
ambientales y sociales negativos de esta invasión pueden llegar a ser enormes.
Las plantaciones no constituyen una solución para el calentamiento global sino un problema
adicional. En realidad, las plantaciones forestales son una de las principales causas de la
destrucción de la selva tropical, eliminado de ese modo los enormes reservorios de carbono
constituidos por dichos bosques maduros. Durante la década de 1980 el 75% de las nuevas
plantaciones forestales en la zona tropical fue realizado reemplazando bosques cerrados que
existían en esa zona diez años antes. En la región templada, las plantaciones habrán de
sustituir a las praderas, que también actúan como reservorios de carbono. Lo que es más, la
idea en su conjunto se asienta en una base científica sumamente débil. La eficiencia de las
plantaciones como sumideros de carbono es cuestionable porque depende mucho de la(s)
especie(s) utilizada(s) y de las condiciones climáticas a escala local; porque no resulta claro
por cuánto tiempo se supone que permanecerán como sumideros de carbono; y porque la
cuestión depende de qué sucede con las emisiones de carbono cuando las plantaciones son
cortadas y la madera obtenida es convertida en diferentes tipos de productos perecederos en
lapsos relativamente cortos (en especial en el caso del papel).
Una real solución al calentamiento global implicaría -entre otras medidas- que los países
industrializados efectivamente disminuyan sus emisiones y que, al mismo tiempo, los
bosques primarios así como los ecosistemas herbáceos sean mantenidos como reservorios
naturales de carbono. A la vez, que se promueva el crecimiento de los bosques secundarios
como auténticos sumideros de carbono. Ese debería ser el papel a ser cumplido por la
Convención de Cambio Climático. Si, por el contrario, continúa centrando su atención en los
sumideros en lugar de hacerlo sobre las fuentes, entonces la propia Convención podría
terminar sus días en el sumidero. (Boletín de julio, 1999)
Poner la Deuda del Carbono en la mesa de negociaciones
La deuda externa constituye una pesada carga para los países del Sur, especialmente para
los más pobres y para los sectores más pobres en cada uno de ellos. Los gobiernos
implementan programas de ajuste estructural en sus economías, promovidos por el FMI y el
Banco Mundial, a efectos de asegurar el puntual pago del servicio de la deuda, lo cual
desvía fondos que podrían haberse destinado a satisfacer las necesidades básicas de su
población, tales como alimentación, educación, vivienda y salud.
Sin embargo actualmente son muchos que se preguntan: ¿quién le debe a quién? Los países
del Norte han basado históricamente su prosperidad en la explotación de los territorios, los
recursos y la población del Sur, y en la invasión y ocu pación de los territorios indígenas en
todo el mundo. Un grupo de geógrafos alemanes ha acertadamente denominado esto como
"la economía del robo". La apropiación de la atmósfera por parte de los países del Norte
para utilizarla como basurero de dióxido de carbono no es sino un capítulo más de esta larga
historia de injusticias. Si bien la atmósfera es un bien común de la humanidad y cada ser
humano sobre la Tierra tiene el mismo derecho a utilizarla, las diferencias son hoy en día
enormes. En base a una distribución per capita, los EE.UU. actualmente utilizan 20 veces
más de los que les correspondería y el Reino Unido seis veces. Pero al mismo tiempo
Bangladesh --uno de los países más vulnerables al incremento del nivel del mar y otras
alteraciones del clima-- está diez veces por debajo de su cuota parte, Sudán 15 veces,
Tanzania 22 veces y así sucesivamente.
28
Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales
Según la organización Christian Aid, "la economía humana está emitiendo aproximadamente
7.000 millones de toneladas métricas de carbono al año (1996) y se requieren reducciones
del orden de al menos un 60% para lograr un equilibrio en el volumen de carbono
atmosférico, que estaría en unos 2.800 millones. Si pensamos que en los países
desarrollados (OCDE) vive alrededor del 20% de la población mundial, su cuota parte
sustentable debería ser del orden de 560 millones de toneladas. Sin embargo, éstos son hoy
en día responsables de alrededor del 50% de las emisiones de carbono, vale decir 3.500
millones de toneladas métricas, de manera que su déficit es de ap roximadamente 2.940
millones de toneladas" ('Who owes who? Climate change, debt, equity and survival', 1999).
Resulta claro que los países industrializados han abusado grandemente de su cuota parte de
emisiones de carbono, generando una Deuda del Carbono, que es mucho mayor que la
deuda convencional de los países pobres altamente endeudados.
Si los gobiernos del Sur estuvieran realmente interesados --como deberían-- en defender los
intereses de sus pueblos, deberían cambiar la actual discusión orientada al mercado
prevaleciente en las negociaciones del proceso de Cambio Climático. La prioridad debería
estar en los temas de la justicia y los derechos ecológicos a nivel global. Tan sólo después
podría apelarse a instrumentos económicos para negociar en térm inos concretos. En lugar
de subirse alegremente al carro de ganar algún dinero a partir de falsas "soluciones" --tales
como las plantaciones forestales como sumideros de carbono -- los gobiernos de los países
del Sur deberían exigir colectivamente el pago de la Deuda del Carbono generada por el
Norte. La justicia debería ser el punto de partida de la negociación. (Boletín de agosto, 2000)
Plantaciones como sumideros: sus verdaderos beneficiarios
Los esquemas de MDL basados en los sumideros de carbono en el sector forestal,
anunciados con bombos y platillos como la panacea para la mitigación del cambio climático,
son en cambio peligrosos desde el punto de vista social y ambiental. A pesar de ello, las
discusiones que se vienen dando a nivel oficial ignoran e stos puntos fundamentales.
Indudablemente algunos tienen mucho para ganar de este mercadeo de la naturaleza.
¿Quiénes son los influyentes actores detrás del escenario en el mercado del carbono? He
aquí una descripción de algunos de los más relevantes.
- La industria
Las grandes corporaciones están tanto influyendo a los tomadores de decisiones como
emprendiendo acciones directas en el recientemente creado mercado del carbono.
Repentinamente la industria ha descubierto lo rentables que pueden ser los árbol es, y los
proyectos de plantaciones para sumideros están creciendo como hongos en el Sur. Por
ejemplo, en enero de 1999 la Federación Japonesa de Organizaciones Económicas propuso
al Presidente de China Jiang Zemin que un grupo de compañías japonesas lleve n adelante
un programa de plantaciones en ese país para asegurarse mayores cuotas de emisión de
dióxido de carbono bajo el MDL. También el año pasado la Confederación de la Industria
Británica trató de lanzar un sistema de mercadeo del carbono a efectos de frenar o reducir
un impuesto sobre la energía planteado por el gobierno de ese país.
Desde el inicio mismo del proceso de la Convención sobre Cambio Climá tico, el poderoso
lobby de la industria petrolera que opera al nivel del Senado de los EE.UU. indujo a los
delegados de ese país en las negociaciones sobre el clima a abstenerse de todo
29
Convención sobre Cambio Climático: Algo huele mal en los sumideros
compromiso, incluso para una mínima reducción en las emisiones de CO2. Luego del
Protocolo de Kioto, esas empresas instruyeron a los delegados de los EE.UU. y de otros
países industriales para que apoyaran la comercialización de “compensaciones” de carbono,
incluyendo créditos de carbono provenientes de plantaciones forestal es. En países situados
en diferentes regiones del mundo, tales como Costa Rica, Uganda y Australia, las compañías
que explotan petróleo, carbón y gas natural han firmado acuerdos para instalar proyectos
de secuestro de carbono a través de plantaciones --las mismas compañías cuyas actividades
provocan severos impactos ambientales y sociales en detrimento de las comunidades
locales.
Siendo el transporte basado en combustibles fósiles una de las principales causas del
calentamiento global, también las empresas automovilísticas están tratando de cambiar su
imagen. Mazda ha anunciado que plantará cinco árboles por cada unidad del nuevo modelo
Demio que se venda en Inglaterra, a fin de “compensar” de ese modo las emisiones
producidas por el auto en su primer año de utilización. Avis Europa planea plantar un árbol
por cada auto de su flota, en tanto la Federation Internationale de l'Automobile tiene un
proyecto para la plantación de 30.000 árboles en Chiapas, México, sobre tierras habitadas
por comunidades mayas, para "compensar" por el carbono emitido anualmente en las
carreras de Fórmula Uno.
- Las agencias multilaterales
Desde 1997 el Banco Mundial se ha estado ocupando del tema cambio climático. El Banco
está usando fondos de empresas públicas y de gobiernos del Norte para desarrollar el
denominado Fondo Prototipo de Carbono (PCF, por su sigla en inglés), cuyo propósito es
facilitar "las inversiones en mercados globales de gases de efecto invernadero" y que tiene
una cartera de proyectos en el Sur. Durante un encuentro de los Cuerpos Subsidiarios de la
Convención sobre Cambio Climático realizado en Bonn en junio pasado, un delegado del
Banco Mundial, dirigiéndose a una audiencia formada básicamente por gente de negocios,
dejó claro que el PCF fue diseñado para que la reducción de emisiones le resultara más
barata al Norte, y la mayor parte de su presentación estuvo centrada en qué poco las
corporaciones del Norte tendrían que pagar por evitar tener que reducir la contaminación en
la fuente en caso de que se adhieran al PCF. Una importante tarea del PCF es generar
confianza entre compradores y vendedores de los denominados "productos" del clima.
Empresas como British Petroleum y Mitsubishi, así como varias firmas nórdicas, han
expresado su interés en esta iniciativa. El PCF fue creado pensando exclusivamente en
proyectos del sector energético, aunque luego se dio un viraje y ahora se dice que el 10% de
estos fondos será destinado a proyectos de sumideros de carbono mediante forestación. A
pesar de los impactos sociales y ambientales negativos de los monocultivos forestales, el
Banco insiste en promoverlos, ahora bajo el disfraz de sumideros. El Banco también está
implicado en el diseño de un MDL para subsidiar el comercio de los "créditos de carbono"
resultantes, ofreciendo para ello un banco o una bolsa de valores de carbono.
Las Naciones Unidas también están involucradas en el nuevo mercado del carbono. El Fondo
Mundial para el Medio Ambiente (GEF) --cuyas agencias implementadoras son el PNUMA, el
PNUD y el Banco Mundial-- está promoviendo el PCF a través de la creación de sumideros
de bajo costo. Resulta difícil de entender de qué manera los monocultivos forestales como
sumideros de carbono, habrán de contribuir a la conservación de la biodiversidad, que es
una de las áreas de acción prioritarias del GEF. A su vez la UNCTAD (Conferencia de
Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo) está destinando dinero de los contribuyentes
30
Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales
al establecimiento de una Asociación Internacional para el Comercio de Emisiones, forma da
por alrededor de 60 empresas transnacionales y organizaciones ambientalistas, que
procuran dinamizar el mercado del carbono.
- Los gobiernos
A nivel político la acción de algunos gobiernos del Norte --en connivencia con intereses
empresariales que buscan eludir su responsabilidad en la generación del calentamiento
global-- constituye la columna vertebral de todo este proceso.
Debido a sus elevadas emisiones per cápita en materia de dióxido de carbono, a su
renuencia a aceptar las restringidas limitaciones establecidas por la Convención Marco sobre
Cambio Climático en Kioto, y a la influencia directa e indirecta que ejerce sobre otros
gobiernos, los EE.UU. son uno de los principales actores en este proceso. En julio pasado,
el Senado de ese país aprobó la Ley para el Incentivo del Secuestro Internacional de
Carbono", de acuerdo con la cual "las empresas estadounidenses que resulten elegibles
podrán optar por recibir un crédito de inversión o acceder a préstamos a un interés bajo, así
como opciones de seguro sobre inversiones para secuestro de carbono en otros países". El
accionar del gobierno de los EE.UU. parece estar en contra de la visión de la opinión pública
en su propio país. Según una encuesta realizada recientemente, la mayoría de los
ciudadanos estadounidenses están a favor de la reducción de gases de efecto invernadero
por las fuentes industriales a nivel doméstico, en lugar de medidas adicionales como la de
los sumideros de carbono.
Otro entusiasta promotor de los sumideros de carbono en el se ctor forestal es Canadá. La
Agencia Canadiense para el Desarrollo Internacional (CIDA) ha acordado perdonar una
pequeña fracción de la deuda que Honduras mantiene con dicho país, a cambio de que el
país centroamericano instale una oficina en la órbita del Protocolo de Kioto a efectos de
promover las plantaciones forestales y monitorear la conservación de los bosques. Ello
permitiría a Canadá recibir créditos de carbono sin necesidad de recurrir a reducciones a
nivel doméstico.
La posición de Australia es digna de mención. Formando parte del grupo de países del
Anexo I del Protocolo de Kioto y ejerciendo una gran influencia a nivel de la región de
Oceanía, Australia espera que su participación en el mercado del carbono habrá de
promover su crecimiento económico. Un ministro de agricultura de Nueva Gales del Sur ha
mencionado recientemente los beneficios de una "nueva y dinámica industria", capaz de
generar nuevos puestos de trabajo al instalar un millón de hectáreas de nuevas
plantaciones, algunas de las cuales serán financiadas con dinero de empresas japonesas del
sector de la energía.
Pese a que los gobiernos europeos han adoptado una posición más cauta en el tema,
algunos de ellos están impulsando proyectos forestales bajo el MDL. Las plantaciones
holandesas en los Andes ecuatorianos y las noruegas en Uganda muestran que incluso
países que en el escenario político mundial tratan de aparecer como amistosos en relación
con el ambiente, han aprovechado la oportunidad para hacer buenos negocios en el
mercado del carbono.
Para compensar sus emisiones Japón está planeando recurrir a proyectos de forestación en
otros países, como ser en la vecina China. El gobierno japonés está procurando aumentar la
cantidad de carbono absorbido acreditada a su país en el rubro "actividades inducidas por el
31
Convención sobre Cambio Climático: Algo huele mal en los sumideros
hombre", incluyendo el carbono absorbido por las nuevas plantaciones. Tal posición no
resulta sorprendente: la agencia de cooperación japonesa JICA ha sido uno de los
principales promotores del modelo basado en monocultivos fo restales, a la vez que el
crecimiento económico de este país se ha basado en la enorme huella ecológica provocada
por la explotación de los recursos de otros países y el depósito de sus residuos industriales
en el extranjero.
Los sumideros mediante plantaciones también están siendo promovidos por algunos
gobiernos del Sur, quienes los ven como una oportunidad inmediata de obtener dinero
proveniente de inversores extranjeros. Argentina, Colombia, Bolivia, Uruguay, Costa Rica,
México, Chile, Guatemala y otros países están procurando que las plantaciones como
sumideros de carbono sean incluidas en el MDL. Ello significa que estos gobiernos aceptan
alegremente la función de basureros de carbono para sus territorios y se niegan a ver los
impactos negativos desde el punto de vista social y ambiental provocados por las
plantaciones forestales.
- Las empresas consultoras
El mercado del carbono ha creado oportunidades para la generación de instituciones,
puestos pagos y prestigio para un creciente número de profe sionales deseosos de trabajar
haciendo investigación, certificación y administración en proyectos de plantaciones para
"compensación" de carbono, quienes a su vez juegan un papel preponderante al "creer" en
su eficiencia. Consultoras tales como SGS Forestry, Margules Poyry y Econergy International
Corporation pueden obtener lucrativos contratos para monitorear y justificar proyectos de
forestación para carbono. En la Cámara de Comercio de Chicago ya se están ofreciendo
créditos de carbono certificados por SGS. Algunos consultores incluso se mueven en un
circuito que pasa por prestar servicios en oficinas de las Naciones Unidas, hacer lobby en la
Conferencia de las Partes (COP) de la Convención sobre Cambio Climático y atender sus
propios negocios en proyectos de "deducción" de carbono. Mark Trexler, por ejemplo --cuya
firma Trexler & Associates está lista para amasar fortunas con la promoción del comercio de
carbono-- estuvo en la COP IV de Buenos Aires y, a la vez, es editor de la revisión de uno de
los capítulos del Informe Especial del Panel Intergubernamental de Cambio Climático sobre
Uso del Suelo, Cambios en el Uso del Suelo y Forestación. En dicho informe participaron
también personas que trabajan para otras consultoras, tales como Winrock International ,
Ecosecurities Ltd, SGS Forestry y Edinburgh Centre for Carbon Management. No puede
sorprender, entonces, que el informe haya puesto el sello de aprobación "científica" a la idea
de que es posible realizar una contabilidad del carbono que implique a las p lantaciones
forestales y las emisiones industriales.
- Empresas, profesionales e investigadores en el área forestal
El mercado del carbono constituye una excelente oportunidad para que las empresas
forestales no sólo incrementen sus negocios, sino tambié n para que traten de adquirir una
imagen "verde". Se teme que, en caso de incluirse los monocultivos forestales en el MDL,
aumente la sustitución de áreas de bosques por plantaciones en los países tropicales, a la
vez que su expansión destruya los ecosistemas de pradera de las regiones templadas, cuyos
suelos constituyen efectivos reservorios de carbono.
Muchos profesionales forestales ven el auge de las plantaciones para sumideros de carbono
como una forma de aumentar la importancia de su profesión ante los ojos de la opinión
32
Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales
pública en relación con la mitigación del cambio climático. Por otra parte --aún más
importantemente-- un aumento de las áreas plantadas puede significarles mejores
oportunidades de empleos bien pagos para el establecimiento y manejo de éstas, así como
en el campo de la investigación, tanto en forestación como en biotecnología a fin de producir
árboles que crezcan más rápido y capturen más carbono.
- Otros
Hay muchos otros actores que juegan algún papel en la promoción directa o ind irecta del
mercado del carbono en este nuevo escenario y que se benefician de ello. Firmas
comerciales, agentes promotores, bancos, académicos, burócratas y consultores
profesionales se cuentan entre los potenciales o reales beneficiarios de este enfoque
orientado al mercado. (Boletín de agosto, 2000)
¿Es aceptable recibir dinero del MDL para la conservación de bosques?
La deforestación contribuye al cambio climático a través de la liberación de carbono de la
biomasa forestal. Por lo tanto, debe promoverse la conservación así como las actividades de
rehabilitación de los bosques a efectos de promover tanto la conservación del carbono --en
el caso de bosques primarios-- como su absorción --en el caso de los bosques secundarios a
los que se permite volver a desarrollarse.
Pero, ¿debería o no incluirse a los bosques en el Mecanismo de Desarrollo Limpio? Esta es
una pregunta difícil para las ONGs, las OPIs y las comunidades de los bosques, pero que
deberá ser respondida en las próximas negociaciones de la Conferencia de las Partes de la
Convención sobre Cambio Climático. No es nuestro propósito aquí dar una respuesta tajante
por la afirmativa o por la negativa a esa pregunta, sino el de compartir nuestros puntos de
vista al respecto.
Para una comunidad que vive en el bosque o para una organización ambientalista que
trabaja para proteger un bosque determinado, la inclusión de los bosques en el MDL podría
significar recibir fondos muy necesarios para asegurar su conservación, así como apoyo
político y legal del gobierno local o nacional. El bosque sería conservado y la calidad de vida
de la comunidad local podría verse mejorada. Por lo tanto ésta podría ser catalogada como
una situación en la que todos ganan (“win-win”).
Existen no obstante algunos problemas que derivan del carácter global del comercio del
carbono. Quien desee pagar por un servicio de “absorción de carbono por un bosque”
seguirá emitiendo dióxido de carbono en algún otro lugar del mundo. Asimismo estará
apoyando la extracción de combustibles fósiles en algún otro lugar. En ambos casos habrá
comunidades afectadas. Podría ser, por ejemplo, una comunidad en otro país, que habite
cerca de una planta industrial contaminante perteneciente a una firma que compra créditos
de carbono a la comunidad habitante del bosque. Podría haber por otro lado una comunidad
indígena --en un tercer país-- afectada por la extracción de petróleo en su propio territorio.
Para estas dos comunidades afectadas “a distancia” por el mismo proyecto de carbono, ést e
sería un escenario en que ambas pierden (“lose-lose”).
Si se acepta que todo negocio que vincula a bosques con créditos de carbono sólo puede ser
aprobado con el consentimiento de todas las comunidades locales afectadas, el ejemplo
anterior sugiere que, antes de tomar cualquier decisión, la comunidad local implicada en el
33
Convención sobre Cambio Climático: Algo huele mal en los sumideros
proyecto de carbono debería identificar y consultar a todas las otras comunidades afectadas.
Según cuál fuera su respuesta, ésta podría aceptar o rechazar el trato.
En consecuencia, la conservación de bosques a través del MDL constituiría una operación
extremadamente complicada, dado que habría muy pocas situaciones tan "simples" como la
descrita en el ejemplo anterior. Incontables comunidades deberían ser identificadas y
consultadas en la mayoría de los proyectos potenciales. Además: ¿Qué sucedería si una
comunidad afectada se opusiera al proyecto en tanto que las restantes lo aprobaran? ¿No
generaría esto problemas y divisiones entre la gente afectada?
Al mismo tiempo, debe destacarse que si bien el “dinero del carbono” puede ser percibido
como una posible solución para conservar algunos bosques concretos, claramente no
constituye la solución para la cuestión mucho más amplia de la deforestación y la
degradación de los bosques que se está dando a través de todo el Sur. Estos problemas no
pueden verse solamente como un tema relacionado al “clima”, dado que también comprende
los suelos, el agua, la flora, la fauna y los medios de vida de las comunidades locales. Debe
recordarse a los negociadores en la Convención sobre Cambio Climático los compromisos
que sus gobiernos ya han asumido, particularmente en el marco de la Convención sobre
Diversidad Biológica y en las Propuestas de Acción del Panel Intergubernamental sobre
Bosques. Si fueran implementados, estos compromisos asegurarían no sólo la transferencia
de fondos desde el Norte, sino también, y lo que es más importante, el establecimiento de
marcos adecuados --tanto a nivel nacional como internacional-- para abordar las causas
directas e indirectas de la deforestación.
Las ONGs y OPIs que participarán de la próxima Conferencia de las Partes se enfrentan a la
tarea de asegurar que el Mecanismo de Desarrollo Limpio sirva para promover un desarrollo
socialmente equitativo y ambientalmente sustentable y que el debate en torno al clima se
vincule con el resto de los compromisos en el área social y ambiental que los gobiernos ya
han asumido. (Boletín de agosto, 2000)
Las plantaciones como sumidero ... ¡al sumidero!
Uno de los principales objetivos de los negociadores de algunos países industrializados en la
Convención sobre Cambio Climático es que las plantaciones sean aceptadas como
sumideros de carbono en el denominado Mecanismo de Desarrollo Limpio. El razonamient o
que utilizan parece ser muy claro: durante su crecimiento los árboles toman dióxido de
carbono de la atmósfera y fijan carbono en la madera. De manera que actúan como
“sumideros de carbono” y así ayudar a contrarrestar el cambio climático mediante la
remoción de dióxido de carbono de la atmósfera. Entonces, ¿cuál es el problema? La
respuesta es: muchos.
El primer problema es que las plantaciones forestales no tienen como finalidad
complementar medidas adoptadas para reducir el uso de combustibles fósiles . Por el
contrario, su propósito es permitir a los países industrializados que cumplan sus
compromisos de reducción de emisiones sin realmente reducirlas en la medida acordada. Si,
por ejemplo, un país ha asumido un compromiso para reducir sus emisiones de combustibles
fósiles de 100 a 90 unidades, entonces en lugar de reducir 10 disminuiría en solamente 5 y
plantaría árboles para absorber los 5 restantes.
34
Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales
Un segundo problema sería que si se generalizara un comercio de “compensación de
emisiones” basado en plantaciones forestales, ello bloquearía la adopción de otras medidas
necesarias y urgentes, tales como la conservación de la energía, la reducción del consumo,
un uso más equitativo de los recursos y un desarrollo equitativo basado en fuentes de
energía limpias, renovables y de bajo impacto ambiental.
Lo anterior muestra claramente que las plantaciones como “sumideros de carbono” no
constituyen una solución al verdadero problema de la actual crisis climática, cuya causa
esencial radica en la extracción y uso continuo de los principales reservorios de carbono:
carbón, petróleo y gas natural. Al mismo tiempo, las plantaciones constituyen un problema
en si mismas por diferentes razones:
- En el mundo entero, las plantaciones forestales a gran escala ya con stituyen una amenaza
para las comunidades y para los ecosistemas. Si la Conferencia de las Partes aceptara las
plantaciones como sumideros de carbono como parte del Mecanismo de Desarrollo Limpio,
ello significaría la instalación de millones de hectáreas d e nuevas plantaciones como forma
de contrarrestar incluso una pequeña parte de las emisiones industriales. La experiencia con
este tipo de plantaciones indica que estos procesos de “compensación” usurparían tierras
necesarias para la agricultura, reemplazarían valiosos ecosistemas nativos, agotarían los
recursos hídricos, aumentarían la inequidad en la tenencia de la tierra, incrementarían la
pobreza, llevarían a la expulsión de los pobladores locales, y socavarían las prácticas
locales de manejo necesarias para la conservación de los bosques.
- Las plantaciones forestales a gran escala son generalmente una causa directa de
deforestación. Ello significa que antes de que se conviertan en “sumideros de carbono” en
realidad provocarán "fugas de carbono" (para usar el oscuro lenguaje de los negociadores
sobre el clima). Es decir, que el carbono que se encontraba seguramente almacenado en los
bosques será liberado a la atmósfera a consecuencia de la deforestación. De modo que el
balance de carbono resultaría negativo, ya que la mayor parte de los bosques almacenan por
hectárea mucho más carbono que cualquier tipo de plantación.
- Asimismo, las plantaciones a gran escala son generalmente una causa indirecta de
deforestación. La gente desplazada por las plantaciones se ve frecuentemente forzada a
ingresar en otras zonas boscosas y a abrirlas para satisfacer sus necesidades básicas.
Estas constituyen ulteriores “fugas de carbono”.
- Las plantaciones a gran escala destruyen la diversidad animal y vegetal y por lo ta nto no
deberían ser promovidas por los gobiernos que han suscrito la Convención sobre Diversidad
Biológica, que son, en su mayoría, los mismos países signatarios de la Convención sobre
Cambio Climático.
Sumado a lo anterior, hay incertidumbre desde el punto de vista científico, tanto respecto de
la capacidad de las plantaciones para actuar como sumideros de carbono, como de la
capacidad de los tecnócratas para medir en forma adecuada el carbono secuestrado por una
plantación. Para que un proyecto de plantación “compensatoria” pueda ser negociable por
una determinada cantidad de emisiones industriales, debería llegarse a una cifra exacta que
represente la cantidad de carbono secuestrado o almacenado como consecuencia de un
proyecto y que dicha cifra fuera superior a lo que se hubiera secuestrado o almacenado en
ausencia de tal proyecto. De hecho un cálculo de este tipo es imposible, por más detalles al
respecto ver la declaración de Mount Tamalpais.
35
Convención sobre Cambio Climático: Algo huele mal en los sumideros
En definitiva, las plantaciones forestales como “sumideros de carbono” no pueden ser
realísticamente consideradas como una solución a nada, sino más bien un problema
adicional. Deben realizarse todos los esfuerzos posibles para evitar que las mismas sean
aceptadas en la próxima Conferencia de las Partes. Las plan taciones como sumidero deben
ser enviadas a donde corresponde: al sumidero. (Boletín de agosto, 2000)
Un verdadero Mecanismo de Desarrollo Limpio
En tanto los expertos del cambio climático están tratando de encontrar salidas
“económicamente viables” (léase: baratas) al problema del clima generado por el estilo de
desarrollo económico Occidental, los pueblos indígenas y las comunidades locales de
muchos países están implementando un verdadero Mecanismo de Desarrollo Limpio: impedir
la explotación de petróleo y gas en sus respectivos territorios.
Es indiscutible el importante papel que juegan los combustibles fósiles en relación con el
cambio climático. De ello resulta la necesidad de que la humanidad cambie el sistema
energético prevaleciente --altamente dependiente de combustibles fósiles-- por otro, basado
en fuentes de energía limpias, renovables y de bajo impacto. Las comunidades locales que
impiden la extracción de petróleo no sólo están allanando el camino hacia esa transición,
sino que también están manteniendo en depósitos seguros bajo la corteza terrestre el
carbono contenido en dichos combustibles. No están inventando maneras de resolver los
efectos del consumo de combustibles fósiles; están directamente atacando el problema de
fondo: la extracción de petróleo y gas.
Estos pueblos están beneficiando a la humanidad, pero en lugar de recibir dinero por el
servicio que están brindando, lo que generalmente reciben es represió n. Son catalogados
como enemigos de la patria, subversivos o simplemente terroristas. Muchos de ellos han
sido asesinados, apresados, torturados. Ellos no son aceptables dentro de la élite del
“mercado del carbono”, a pesar de ser quienes realmente actúan para evitar el cambio
climático. Cada barril de petróleo no extraído constituye una positiva contribución a la
estabilidad climática y millones de barriles están todavía bajo tierra como consecuencia de
sus luchas. He aquí unos pocos ejemplos de lo que algunos de estos pueblos han logrado
hasta ahora.
En Colombia, los indígenas U’wa han impedido hasta el momento la extracción de petróleo
de su territorio por parte de Occidental Petroleum. Actualmente están impidiendo la
explotación del Bloque Samoré, con una capacidad estimada en 1.500 millones de barriles.
En Ecuador el pueblo Cofán cerró el pozo de Dureno en la Amazonía, el que contiene
alrededor de 1.265.370 barriles.
En Venezuela los Warao lograron expulsar a British Petroleum de su territorio, que g uarda
unos 820 millones de barriles de petróleo.
También en Ecuador, el pueblo Huaorani consiguió frenar durante varios años la
implementación del proyecto ITTI (Ishpingo, Tambacocha, Tiputini, Imuya), que se proponía
la explotación de 265 millones de barriles de petróleo dentro del Parque Nacional Yasuní y
parte de su territorio ha sido declarado intangible, vale decir, cerrado a las actividades de
explotación petrolera.
36
Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales
En Nigeria el pueblo Ijaw clausuró los pozos petroleros existentes en su zona, a tr avés de
una operación llevada a cabo por la juventud Ijaw en enero de 1999, denominada “Cambio
Climático”. Es difícil realizar un cálculo tentativo de la cantidad de petróleo y gas que se
evitó explotar con dicha operación, pero la misma puede ser estimada en unos 6.000
millones de barriles.
Hay muchos más ejemplos de luchas, algunas de las cuales al menos han servido para
demorar la explotación de petróleo y gas --tales como las relacionadas con el oleoducto
Chad-Camerún, el gasoducto de Yadana, el proyecto de explotación de gas Camisea en
Perú. Entretanto, otros están luchando contra las fuerzas combinadas de los gobiernos y las
transnacionales petroleras para defender sus territorios contra la explotación de petróleo.
¿No son acaso todas estas luchas un ejemplo de verdadero Mecanismo de Desarrollo
Limpio? ¿No debería haber un mecanismo para compensar a los países por la no extracción
de petróleo y gas? ¿No debería compensarse a las comunidades por mantener los
combustibles fósiles almacenados a perpetuidad en un lugar seguro? ¿No debería la
Convención sobre Cambio Climático apoyar una moratoria a nuevas prospecciones y
explotación de petróleo y gas? Estas son cuestiones que muchos negociadores sobre el
clima tratarán de evitar, precisamente porque las mis mas apuntan al tema principal: la
extracción de combustibles fósiles. Muchos buscarán concentrarse en cómo mitigar los
efectos, pero no querrán abordar la verdadera causa del cambio climático. No debemos dejar
que se salgan con la suya. (Boletín de agosto, 2000)
MDL: ¿Mecanismo de Desarrollo Limpio o Mecanismo de Dudosa Limpieza?
En 1997 a los negociadores del Protocolo de Kioto se les ocurrió un proyecto denominado
ingeniosamente: “Mecanismo de Desarrollo Limpio”. Para el común de la gente, el mens aje
implícito es que finalmente los gobiernos del mundo habrían acordado crear un mecanismo
que permitiría lograr el desarrollo sin contaminar la atmósfera. Sin embargo lo que estas
palabras esconden es algo para nada limpio.
En efecto, este mecanismo no es más que un permiso para contaminar. En Kioto los países
industrializados se comprometieron a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero,
pero simultáneamente inventaron una forma de escapar de dichos compromisos. El
mecanismo es sencillo: en lugar de cortar las emisiones en la fuente, ellos podrán
“compensar” dichas emisiones implementando proyectos en otros países. Estos proyectos se
relacionan con bosques, plantaciones forestales y suelos, los cuales --se afirma-- actuarían
como “sumideros de carbono”. Un alto funcionario estadounidense afirmó cándidamente a
Reuters: “Sacar una tonelada de carbono de la atmósfera mediante los sumideros es lo
mismo que evitar la emisión de una tonelada de carbono por la utilización de combustibles
fósiles” y agregó que “si se contabiliza la cantidad de carbono absorbido por los bosques y
las tierras agrícolas, la presión sobre las empresas estadounidenses para que reduzcan esas
emisiones y las de otros gases disminuiría enormemente”. Y ese es justamente el objet ivo
del MDL: reducir las presiones para frenar las emisiones, especialmente en el Norte.
Sin embargo lo que el mundo necesita es exactamente lo contrario. La transferencia a la
atmósfera de carbono proveniente de los combustibles fósiles no puede continua r
indefinidamente. Alrededor de 4 billones de toneladas de carbono contenido en los
combustibles fósiles yacen todavía bajo la superficie de la Tierra, lo que equivale a diez
37
Convención sobre Cambio Climático: Algo huele mal en los sumideros
veces la cantidad de carbono almacenada en los bosques. El agregado de apenas alg unos
miles de millones de toneladas de carbono al aire podría determinar un desastre en el clima
global. De modo que lo que se necesita --primero y ante todo-- es prevenir la extracción y el
uso de combustibles fósiles, sustituyéndolos por fuentes de energ ía limpias, renovables y de
bajo impacto, y ello acompañado con la adopción de medidas en pro de una mayor eficiencia
energética. Ese sería el significado --al menos desde el punto de vista climático-- de un
Mecanismo de Desarrollo Limpio.
Los negociadores han pervertido el significado de estas palabras al crear un MDL que no es
sino un Mercado de Dudosa Limpieza , mediante el cual algunos recibirán beneficios
económicos a expensas del clima mundial. Aún así algunos delegados gubernamentales --en
especial de los países más susceptibles a ser afectados por el cambio climático -- están
procurando aportar alguna racionalidad al debate. El Sr. Espen Ronneberg, de la República
de las Islas Marshalll, presentó el 27 de julio de 1998 un documento donde se expresa l a
posición de la Alianza de Estados de Pequeñas Islas (AOSIS, por su sigla en inglés) acerca
del Mecanismo de Desarrollo Limpio. Durante su alocusión manifestó: “No es de nuestro
interés crear nuevas triquiñuelas para que algunos países industrializados tr asladen al
exterior su obligación de reducir la emisión de gases de efecto invernadero . . . A aquellos
inescrupulosos países industrializados que están procurando promover tales proyectos, debe
recordárseles sus obligaciones ante la propia Convención así como bajo el Protocolo de
Kioto, de reducir sus propias emisiones de gases de efecto invernadero, lo que debería
significar dar prioridad a la adopción de medidas en sus propios territorios”.
Es importante destacar que el Mecanismo de Desarrollo Limpio to davía no ha sido aprobado
y que quedan dos batallas por dar para evitar la inclusión de los sumideros en ellos: la
reunión de setiembre de los Cuerpos Subsidiarios de la Convención y la Conferencia de las
Partes a celebrarse en noviembre. No podemos dejar que los “inescrupulosos países
industrializados” negocien sobre la atmósfera de la Tierra con igualmente inescrupulosos
gobiernos del Sur, deseosos de venderla por un puñado de dólares. (Boletín de agosto,
2000)
Compensando emisiones con sumideros de carbono: una receta para el fraude
En el Boletín de junio del WRM expusimos el conflicto de intereses existente a nivel de
algunos de los expertos que en junio ppdo. produjeron el informe especial del IPCC sobre
uso del suelo, cambio en el uso del suelo y forestación ("Algo huele mal en los sumideros"),
a raíz de su directa vinculación con empresas que habrán de beneficiarse con la inclusión de
los sumideros en el Protocolo de Kioto. Uno de los expertos mencionados --Richard Tipper-responde en el último número de la revista Multinational Monitor que "uno podría decir que
todos los científicos tienen intereses creados cuando participan en un panel de este tipo, ya
que están interesados en su ascenso profesional o en obtener dinero para investigación". Y
agrega: "Si no se está de acuerdo con alguien, entonces se debería ser capaz de presentar
un argumento coherente y no hablar pestes de la gente".
Creeemos que la mayoría de los científicos no estaría de acuerdo con el punto de vista del
Sr. Tipper acerca de la participación en el panel de expertos. Pensamos también que
quienes tienen intereses creados no deberían aceptar formar parte de ese tipo de paneles,
cuyas conclusiones pueden beneficiarles económicamente. Tampoco deberían ser invitados
a participar en los mismos.
38
Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales
En relación con la referencia que hace el Sr. Tipper sobre "hablar pestes de la gente", es
importante recordar que durante más de un año el Movimiento Mundial por los Bosques ha
estado divulgando no uno sino una serie de "argumentos coherentes" contra las plantaciones
como sumideros de carbono, lo que el Sr. Tipper parece desconocer (ver todo el material
relevante
publicado
por
el
WRM
en
nuestro
sitio
web:
http://www.wrm.org.uy/castellano/clima.htm ). Tal vez él piense que nuestros argumentos no
son lo suficientemente "científicos" como para ser tomados en cuenta. Sin embargo, le
resultará difícil decir lo mismo acerca de los científicos del International Institute for Applied
Systems Analysis (IIASA), con sede en Laxenburg, Austria.
El IIASA realizó un detallado estudio de la biósfera en Rusia, donde se encuentra alrededor
de la quinta parte de los bosques del mundo. El informe completo, anunciado el 25 de agosto
ppdo. con el sugestivo título de "¿Es practicable el Protocolo de Kioto?" cuestiona la idea de
utilizar sumideros de carbono como forma de "compensar" las emisiones de CO2. Anatoly
Shvidenko, uno de los científicos participantes en el estudio, señaló que según lo
establecido en el Protocolo de Kioto, Rusia podría solicitar créditos por mejorar la capacidad
de su biósfera de absorber carbono, pero que las incertidumbres en los cálculos de esos
créditos son enormes y "exceden grandemente los probables cambios a nivel de las
emisiones industriales". En lenguaje corriente, esto significa que la inclusión de los árboles
en el Protocolo de Kioto es una receta para la confusión y el fraude.
Sten Nilsson, también investigador del IIASA, concluyó que "las incertidumbres científicas de
medir los movimientos del carbono hacia y desde los ecosistemas son sencillamente
demasiado grandes" y que "al abrir la totalidad de la biósfera a acciones amparadas por el
Protocolo de Kioto, los gobiernos han hecho que esas estimaciones sean inverificables".
Michel Obersteiner del IIASA resumió la cuestión diciendo que el Protocolo es "realmente
una receta para el fraude".
Consultado acerca del informe del IIASA, un analista estadounidense del Protocolo de Kioto,
David Victor, quien trabaja en el Consejo sobre Relaciones Exteriores (Council on Foreign
Relations), con sede en New York, coincidió con sus conclusiones. "Su análisis es
básicamente correcto. Es en esencia imposible verificar el cumplimiento de los compromisos
si entre las metas se incluye a los bosques", afirmó Victor.
Tras analizar el informe del IIASA y otra información y puntos de vista relevantes, el
periodista Fred Pearce de "New Scientist" llega a la conclusión de que "el mensaje del IIASA
parece claro. La ciencia no está todavía en condiciones de supervisar un sistema de metas
referidas a los gases de efecto invernadero incluyendo la biósfera. Hasta que ello sea
posible, la única viabilidad del Protocolo de Kioto está en reducir drásticamente el consumo
mundial de combustibles fósiles". Con lo que concordamos totalmente. (Boletín de setiembre,
2000)
Trabajos de Investigación
Nuevas investigaciones científicas: plantaciones forestales pueden acelerar
cambio climático
La promoción de las plantaciones forestales como medida para combatir el calentamiento
global ha recibido todo tipo de críticas. Por un lado, que las plantaciones no alivian la
39
Convención sobre Cambio Climático: Algo huele mal en los sumideros
presión de uso sobre los bosques, que son reservorios de carbono, sino que constituyen una
causa directa de su destrucción. De acuerdo con un análisis de imágenes satelitales, durante
los años '80, el 75% de las nuevas plantaciones en países tropicales fue realizado por
sustitución de los bosques existentes diez años antes. Ello significó un incremento adicional
de la liberación de dióxido de carbono a la atmósfera del orden de 725 millones de
toneladas, colaborando de ese modo al calentamiento global. Por otro lado, cuando se
instalan plantaciones sobre pradera se está sustituyendo un valioso ecosistema en lo que
respecta a su función de sumidero y reservorio de carbono. La cantidad de carbono
almacenado por las praderas debería ser deducida del volumen total de carbono que
supuestamente retienen las plantaciones. Lo que es más, en algunos casos -como sucede
con la vegetación herbácea de los páramos andinos- según recientes estudios los
ecosistemas naturales son más eficientes que las plantaciones en cuanto a la capacidad de
absorber CO2. Por último, pero no por ello menos importante, la promoción de los
monocultivos en gran escala, bajo el disfraz de "sumideros de carbono", no hará sino agravar
los negativos impactos desde el punto de vista social y ambiental que similares plantaciones
-en ese caso, para la producción de fibra y madera- provocan.
Recientemente, el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) publicó un informe
que puede significar el golpe de gracia para la idea de las plantaciones como sumideros de
carbono. De acuerdo con los científicos, las plantaciones planeadas se saturarán de carbono
rápidamente y comenzarán a devolver la mayor parte del carbono a la atmósfera a través de
la respiración. Dado que el CO2 es el más importante gas de efecto invernadero, el
calentamiento global no se mitigaría, sino que se aceleraría. Estos resultados señalan un
cambio en el punto de vista que el IPCC tenía anteriormente respecto del tema. Se suponía
que en tanto los niveles de CO2 atmosférico fueran creciendo, el sumidero ofrecido por los
árboles seguirá aumentando debido al efecto de aceleración de la fotosíntesis, que tiene la
denominada "fertilización con CO2". Sin embargo la fertilización con CO2 puede ya haber
alcanzado su máximo nivel y la respiración puede estar por acelerarse. En consecuencia las
plantaciones forestales en gran escala de hecho agravarían -en lugar de mitigar- el efecto
invernadero.
Lo anterior prueba que la plantación de árboles para absorber CO2 no sustituye la necesidad
de disminuir las emisiones de combustibles fósiles en la fuente y mucho menos la necesidad
de repensar el actual modelo insustentable de producción y consumo, que constituye una
amenaza para la vida en la Tierra. A pesar de los esfue rzos que están desplegando sus
promotores para mostrarlas como la panacea, las plantaciones no son una solución para el
problema, sino una parte de él. (Boletín de noviembre, 1999)
40
Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales
Plantaciones como sumideros: menos biodiversidad = menos almacenamiento de
carbono
Las evidencias científicas que cuestionan la efectividad de los monocultivos forestales como
sumideros de carbono van en aumento. En caso de que las plantaciones forestales sean
incluidas en el Mecanismo de Desarrollo Limpio del Protocolo de Kioto se presenta el riesgo
de que --tal como sucedió en el pasado y sigue dándose ahora-- vastas superficies de
bosques y pasturas en el Sur sean sustituidas por monocultivos basados en un reducido
número de especies de árboles de rápido crecimiento. Ello determinaría un drástico
descenso de la biodiversidad en esas áreas, tanto en lo referido al número de especies como
a la complejidad de los flujos al interior del sistema.
Hace dos años, la cuarta Conferencia de las Partes de la Convención sobre Diversidad
Biológica, que tuvo lugar en Bratislava, mencionó explícitamente el impacto potencial de la
forestación, la reforestación, la degradación de los bosques y la deforestación sobre la
diversidad biológica de los bosques y otros ecosistemas, y mandató a su Secretaría
Ejecutiva a "actuar en estrecho contacto y cooperar con la Secretaría del Convenio Marco de
Naciones Unidas sobre Cambio Climático para lograr los objetivos de la Convención de
Diversidad Biológica". El fundamento de esto es que en caso de que se implementaran
masivas plantaciones de árboles como "sumideros de carbono", la biodiversidad se vería
negativamente afectada.
La reducción de la biodiversidad constituye no sólo una pérdida en si misma, sino que
significa también la disminución de la capacidad original del ecosistema para actuar como un
verdadero sumidero de carbono. Un grupo de científicos del Centro de Bi ología de las
Poblaciones del Imperial College en Silwood Park, Inglaterra, comprobó que el descenso de
la biodiversidad puede alterar la performance de los ecosistemas en relación con la
producción de biomasa, la retención de nutrientes, la descomposición y la absorción de
dióxido de carbono. Utilizando cámaras que representaban diferentes microcosmos
terrestres, ubicadas en un laboratorio especialmente diseñado bajo condiciones controladas
de temperatura del aire, humedad relativa, suelo, etc. --denominado Ecotrón-- los
investigadores manipularon la diversidad de plantas y animales en cada cámara, simulando
el proceso de degradación que se da en la vida real. La conclusión del artículo, publicado en
la prestigiosa revista "Nature", es clara: "En la medida que la pérdida de biodiversidad
vegetal en el mundo real significa la reducción de la habilidad de los ecosistemas para fijar
CO2, concluimos tentativamente que la pérdida de diversidad puede reducir la habilidad de
los ecosistemas terrestres para absorber CO2 de origen antrópico". (Boletín de octubre,
2000)
Créditos espurios en el Mecanismo de Desarrollo Limpio
Un reciente estudio del Instituto Tellus y el Stockholm Environment Institute -Boston Center
llega a la conclusión de que "si bien el MDL podría inducir la producción de electricidad con
bajas emisiones en los países receptores, también podría dar lugar a una considerable
cantidad de permisos de emisión espurios a través de la concesión de créditos a actividades
no-adicionales a las que igualmente habrían tenido lugar aún en ausencia del MDL". La
investigación considera que "bajo ciertos regímenes verosímiles del MDL, el mismo podría
prestarse antes que nada para generar créditos espurios y tan solo en forma secundaria
como instrumento para la eficiencia económica y el desarrollo sustentable".
41
Convención sobre Cambio Climático: Algo huele mal en los sumideros
La conclusión más sorprendente de la investigación es la magnitud del problema potencial
de generación de créditos espurios en materia de compensación de emisiones. "El MDL no
está diseñado para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Los proyectos bajo
el MDL para reducir emisiones en países huéspedes habrán de generar créditos de
emisiones que habilitarán a los países inversores a incrementar sus emisiones a nivel
doméstico, por encima de las metas establecidas en el Anexo B. De manera que, en el mejor
de los casos, si el MDL opera de la manera prevista, su efecto sobre los niveles de carbono
a escala global será nulo. Sin embargo, en la práctica, en la medida en que el MDL generar á
créditos espurios, en realidad provocará un incremento neto en las emisiones globales de
carbono".
Los investigadores consideran que "si el MDL sirviera para lograr los objetivos últimos de la
Convención sobre Cambio Climático, podría aceptarse una pequ eña cantidad de 'créditos
espurios'. Tal resultado sería posible si el MDL sirviera para catalizar el desarrollo y la
adopción de tecnologías para el logro de una transición global hacia la sustitución de los
combustibles basados en carbono y si contribuyera al desarrollo sustentable. Pero en los
casos aquí investigados no es evidente que la magnitud del potencial de los créditos
espurios se justifique por los beneficios obtenidos, tales como la transferencia de algunas
tecnologías de energía renovable a los países huéspedes".
La principal conclusión del informe "es que los créditos espurios de proyectos de MDL no
adicionales amenazan socavar la integridad ambiental del Protocolo de Kioto. Si los créditos
obtenidos de manera espuria para proyectos que de todas maneras habrían tenido lugar son
utilizados en lugar de encarar reales reducciones en las emisiones de carbono, algunos
regímenes de MDL podrían llevar a un incremento de las emisiones globales del orden de
600 MtC en relación con las metas del Protocolo de Kioto. En términos económicos, 600 MtC
de créditos espurios valdrían U$S 6.000 millones a U$S 10 la tonelada de carbono y U$S
60.000 millones a U$S 100 la tonelada. Estos créditos espurios significarían un
multimillonario subsidio indirecto a los participantes en proyectos de MDL a costa del
ambiente global. Es imperativo por tanto que quienes elaboran las políticas conciban y
adopten un régimen de MDL que estimule efectivamente proyectos legítimos, eliminando en
forma estricta actividades no-adicionales". (Boletín de octubre, 2000)
Imposible verificar cumplimiento si se incluyen bosques en el MDL
El Instituto Internacional para el Análisis Aplicado de Sistemas (International Institute for
Applied Systems Analysis - IIASA), con sede en Laxenburg, realizó un detallado estudio de
la biosfera en Rusia, que contiene una quinta parte de los bosques del mundo. El informe
resultante cuestiona desde su base la idea de utilizar los sumideros de carbono como
"compensación" de las emisiones de CO2. Anatoly Shvidenko, uno de los científicos que
participó del estudio, declaró que bajo el Protocolo de Kioto, Rusia tiene la posibilidad de
reclamar créditos por mejorar la capacidad de la biosfera de absorber carbono, pero que las
incertidumbres que rodean el cálculo de dichos créditos son enormes y "exceden largamente
los cambios probables en materia de emisiones industriales".
Sten Nilsson, también científico de IIASA, concluyó que "las incertidumbres científicas en la
medición de los movimientos del carbono hacia y desde los ecosistemas son sencillamente
demasiado grandes" y que "abriendo la totalidad de la biosfera a acciones amparadas por el
protocolo de Kioto, los gobiernos han hecho que esto sea completamente inverificable".
42
Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales
Kichael Obersteiner --también de IIASA-- resumió la situación afirmando que el Protocolo es
"verdaderamente una receta para el fraude".
Consultado acerca de su opinión sobre el informe de IIASA, David Victor --analista
estadounidense del Protocolo de Kioto, que trabaja en el Council on Foreign Relations, con
sede en New York-- estuvo de acuerdo con las conclusiones. "Su análisis es esencialmente
correcto. En esencia es imposible verificar el cumplimiento si en las metas se incluyen los
bosques," dijo.
Tras analizar el informe de IIASA y otros puntos de vista e informaciones relevantes, el
periodista de "New Scientist" Fred Pearce llegó a la conclusión de que "el mensaje de IIASA
resulta claro. La ciencia no es todavía capaz de monitorear un sistema de metas relativas al
tenor de gases de efecto invernadero que incluya a la biósfera. Hasta que ello sea posible, el
único Protocolo de Kioto viable sería uno basado exclusivamente en la drástica reducción del
uso de combustibles fósiles a nivel mundial". (Boletín de octubre, 2000)
Bosques superiores a plantaciones, incluso como sumideros de carbono
A lo largo de las discusiones acerca del cambio climático hay quienes han aducido que los
bosques maduros son reservorios de carbono --y no sumideros-- y que por lo tanto el clima a
nivel global se beneficiaría de su corta, de la consiguiente conversión de su madera en
productos durables y su sustitución por plantaciones. El carbono existente en el bosque
sería almacenado en forma segura en los productos de madera, a la vez que las
plantaciones actuarían como sumideros durante muchos años, hasta llegar a la madurez.
Esto aumentaría --según ellos-- la capacidad de absorción de carbono de los ecosistemas
forestales.
Además de las muchas fallas de tal enfoque, un reciente estudio demuestra la importancia
de los bosques maduros como sumideros de carbono y advierte en contra de su sustitución
por plantaciones. La investigación llega a la conclusión de que los bosques son mucho
mejores que las plantaciones en la función de eliminar el dióxido de carbono del aire. El
análisis, publicado en la revista Science, fue realizado por el Dr. Ernst -Detlef Schulze,
Director del Instituto Max Planck para Biogeoquímica ubicado en Jena, Alemania, junto a dos
colaboradores de dicha institución.
Este estudio, al igual que investigaciones similares, presenta un panorama de los bosques
que difiere profundamente de la noción que se tenía de ellos a nivel de la ciencia forestal. El
Dr. Schulze considera que los bosques maduros han sido percibidos por mucho tiempo como
estando en un estado de descomposición y liberando tanto dióxido de carbono como el que
capturan. Pero sucede que los suelos de las selvas tropicales primarias, de los bosques
siberianos y de algunos parques nacionales de Alemania contienen enormes cantidades de
carbono derivado de las hojas caídas, ramas y raíces enterradas, que puede adherirse a las
partículas del suelo y permanecer allí durante mil años o más. Si estos bosques son
cortados, las raíces de los árboles se descomponen y el suelo se degrada, liberando de esa
forma el dióxido de carbono. Deberán pasar siglos hasta que los árboles implantados en el
lugar logren regenerar ese reservorio subterráneo de carbono.
Los autores del estudio subrayan la necesidad de proteger los bosques maduros. Sin esa
protección, concluyen los científicos, algunos países podrán verse tentados a cortarlos y
43
Convención sobre Cambio Climático: Algo huele mal en los sumideros
plantar luego nuevos árboles en los suelos deforestados, obteniendo créditos por la
reducción del CO2 atmosférico cuando, en realidad, sólo habrían empeorado las cosas.
Varios expertos en clima y en forestación que analizaron el trabajo consideran que el mismo
ofrece un importante nuevo argumento para la protección de los bosques primarios. Agregan
que el estudio también sirve para hacernos recordar que la meta principal debería ser la
reducción de las emisiones de carbono en la fuente. (Boletín de octubre, 2000)
Declaraciones
Movimiento Mundial por los Bosques: Declaración de Mount Tamalpais
Nosotras, las organizaciones no gubernamentales abajo firmantes, deseamos expresar
nuestra preocupación acerca del papel que se planea asignar a las plantaciones forestales
para ayudar a los países industrializados a cumplir con los compromisos que asumieron en
materia de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero bajo el Protocolo de
Kioto del Convenio Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático. La Sexta
Conferencia de las Partes, a realizarse en noviembre de 2000 en La Haya, probablemente
determinará el contenido de los así llamados Mecanismos de Desarrollo Limpio, lo que
habría de permitir a los países del Norte alcanzar las metas de reducción de emisiones
mediante la implementación de proyectos en el Sur.
La implementación de mecanismos comerciales para intercambiar el carbono retenido en las
plantaciones forestales por el carbono resultante de la quema de combustibles fósiles no
puede justificar la postergación de drásticas reducciones en las emisiones de CO2 por parte
de los países industrializados. Primero, porque ese comercio habría de perpetuar y
exacerbar las actuales inequidades existentes entre naciones ricas y pobres y entre los ricos
y los pobres al interior de cada país. Segundo, porque ese comercio habría de incrementar el
área ocupada por las plantaciones forestales industriales, las que ya están provocando
graves problemas sociales y ecológicos a nivel mundial. Tercero, porque la aducida
"neutralidad climática" cuantificable sobre la que reposa este comercio tiene una base
científica muy cuestionable y decreta la interferencia externa en el establecimiento de
políticas en los países del Sur.
Durante siglo y medio, las sociedades industriales han estado trasladan do carbono desde las
reservas subterráneas de carbón y petróleo al aire. Hoy en día circulan en la atmósfera
alrededor de 175.000 millones de toneladas de carbono -bajo forma de CO2- más que antes
de la Revolución Industrial y en su gran mayoría estas emis iones fueron generadas en el
Norte. Por lo menos 6.000 millones de toneladas se agregan año a año. Tan sólo unas 122
empresas transnacionales son responsables del 80% del total de las emisiones de dióxido de
carbono.
La transferencia de carbono por quema de combustibles fósiles a la atmósfera no puede
seguir en forma indefinida. Unos cuatro billones de toneladas de carbono contenido en
combustibles fósiles yacen todavía bajo la corteza terrestre, lo que representa más de diez
veces la cantidad de carbono almacenado en los bosques. Hay consenso a nivel científico de
que la adición de apenas unos miles de millones de toneladas de este carbono al aire
provocaría un cambio en el clima sin precedentes en la historia de la humanidad, trayendo
consigo tormentas extremas, sequías e inundaciones, alteraciones en la agricultura,
44
Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales
incremento de la incidencia de plagas, desaparición de islas y líneas de costa y generación
de miles de "refugiados climáticos".
El cambio climático afectará de manera más grave a los pobres. Cuando el Huracán Mitch
arrasó América Central generó cientos de miles de refugiados ambientales. Muchos
pequeños estados isleños pueden eventualmente desaparecer bajo el mar. En los EE.UU. los
pobres son los más afectados por la contaminación provocada p or las empresas petroleras,
las compañías de generación de electricidad y los automóviles. El cambio climático afectará
también severamente los bosques y la agricultura, que constituyen los únicos medios de vida
para millones de personas en el mundo.
El Protocolo de Kioto del Convenio Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, bajo
el cual en 1997 los países industrializados se comprometieron a reducir sus emisiones en el
orden del 5,2% promedio por debajo de los niveles de 1990 para el año 2010, no llega ni
remotamente a conjurar este tipo de peligros. Aunque el Protocolo fuera ratificado y
plenamente implementado, se estima que no sería capaz de mitigar el calentamiento
esperado de 1,4º C para el año 2050 en más de aproximadamente 0,05º C.
Sin embargo, en lugar de fortalecer el Protocolo de manera que se reduzca la utilización de
combustibles fósiles, algunos gobiernos están abogando por la creación de sumideros y
depósitos de carbono en base a plantaciones, para así poder justificar menores reducciones
en el uso de combustibles fósiles. Bajo el Mecanismo de Desarrollo Limpio, estos proyectos
podrían ser implementados en el Sur, como forma de "compensar" las emisiones industriales
desde el Norte.
No tenemos dudas acerca del papel de la conservación de los bosques en el mantenimiento
de un clima vivible. Estamos completamente a favor de la mantención y restauración de
ecosistemas forestales diversos bajo control local. También apoyamos la equitativa
distribución de la riqueza y de los bienes de propiedad colectiva tanto en el Norte como el
Sur. Pero las medidas para el mantenimiento de reservorios de carbono, tanto bajo como
sobre la superficie del suelo, deben ser claramente diferenciadas de los esquemas de
comercialización de carbono basados en plantaciones que actualmente se plantean bajo el
Protocolo de Kioto. Estos últimos se basan en premisas falsas y es probable que incluso
resulten contraproducentes. Nos oponemos a la inclusión de las plantaciones como
"sumideros" en el Mecanismo de Desarrollo Limpio por cuatro razones principales:
- Usar los "sumideros" para ayudar a los países del Norte a que cumplan con las metas de
reducción de emisiones acordadas en el Protocolo de Kioto no sirve para promover un clima
vivible, dado que incluso esas propias metas resultan insuficientes para lograrlo.
- La comercialización de emisiones a cambio de carbono almacenado en los árboles
intensificaría la redistribución regresiva de los recursos mundiales.
Permitir que se siga con la quema de combustibles fósiles a través del mecanismos de
financiar plantaciones forestales para "absorber" carbono habrá de ampliar la huella
ecológica y social de los ricos, haciendo que las actuales injusticias sociales se agr aven aún
más. Los ciudadanos de países del Norte, quienes utilizan -digamos- 20 veces más espacio
de la atmósfera per capita para emitir CO2 que los ciudadanos de los países del Sur, tendrán
el derecho -de acuerdo con la racionalidad que subyace al comercio del carbono- a utilizar
20 veces más tierra para plantaciones forestales, de manera de compensar dichas
45
Convención sobre Cambio Climático: Algo huele mal en los sumideros
emisiones. Esta tierra sería desproporcionadamente tomada de la gente más pobre del Sur,
donde el precio de la tierra por hectárea es más barato y don de los árboles crecen más
rápido. Además, un sistema de comercialización del carbono pondría a los países del Sur en
una situación desventajosa cuando éstos comiencen a reducir sus propias emisiones, puesto
que las formas más fáciles de bajarlas ya habrán sido adquiridas y las reducciones
acreditadas a los países del Norte. Con frecuencia se ha señalado que el Norte tiene con el
Sur una enorme "deuda de carbono" debido al histórico uso abusivo que aquél ha hecho de
los mecanismos globales de reciclaje del carbono. Lejos de atenerse al principio de que "el
contaminador paga", la idea de usar los árboles para "compensar" las emisiones tan solo
serviría para aumentar dicha deuda.
Por otra parte, estos esquemas también consagrarían y profundizarían las inequida des
existentes al interior de los países, tanto del Norte como del Sur. Por ejemplo, empresas que
compren derechos de emisión de dióxido de carbono en el Norte por promover plantaciones
de "compensación" en el Sur, podrán seguir emitiendo, junto al CO2, mu chos otros
contaminantes que ponen en riesgo la salud de las comunidades locales. En los Estados
Unidos, por ejemplo, las grandes corporaciones localizan un número desproporcionado de
tales plantas en áreas habitadas por comunidades negras pobres.
- Las plantaciones industriales en gran escala constituyen una amenaza para las
comunidades y los ecosistemas en todo el mundo
Se necesitaría ocupar millones de hectáreas de tierras a ser plantadas para intentar
contrarrestar siquiera una pequeña fracción de las emisiones industriales totales. La
experiencia existente respecto de estas plantaciones indica que tales proyectos de
"compensación" habrán de usurpar tierras agrícolas, reemplazar valiosos ecosistemas
nativos, aumentar la inequidad en la tenencia de la tierra, incrementar la pobreza, llevar a la
expulsión de poblaciones locales enteras, y minar las prácticas de manejo a nivel local
imprescindibles para la conservación de los bosques. En Chile, Indonesia, los países
nórdicos y muchos otros lugares las plantaciones han destruido los bosques, mientras que
en Sudáfrica, Argentina y Uruguay han reemplazado otros valiosos ecosistemas, como las
praderas. En países como Brasil, Tailandia y Chile, las plantaciones forestales están en la
raíz de serios conflictos por la tenencia de la tierra surgidos entre comunidades locales,
terratenientes, grandes empresas y el estado. En casi todos lados han llevado a la pérdida
de recursos hídricos y de biodiversidad. Siendo inherentes a este modelo de plantaciones y
exhaustivamente documentados por el Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales
(WRM), los efectos perjudiciales del mismo sólo habrán de acentuarse si se llegasen a
utilizar árboles genéticamente modificados.
- La utilización de proyectos de plantaciones para "compensar" los efectos climáticos de las
emisiones de dióxido de carbono es incoherente desde el punto de vista científico y
consagra la interferencia política externa en las políticas sociales de los países huéspedes.
Un mercado de emisiones de carbono presupone la noción de "neutralidad climática" o
"equivalencia climática". Para que un proyecto de "compensación" pudiera ser transable por
un determinado volumen de emisiones industriales habría que hacer cálculos para obtener
una cifra que representara la cantidad de carbono secuestrado o almacenado como
consecuencia del proyecto, que debería ser superior a la que habría sido secuestrada o
almacenada en ausencia de dicho proyecto.
46
Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales
La obtención de dicha cifra implica cuantificar dos tipos de efectos del pro yecto. Ambos
habrán de incidir en la cantidad neta de carbono secuestrado o almacenado.
Uno de los efectos es de carácter físico. A diferencia del que se encuentra en el petróleo o
en el carbón almacenados bajo tierra, el carbono almacenado en los árbole s vivos y muertos
puede reingresar rápidamente a la atmósfera en cualquier momento. Los incendios -de
origen antropogénico o no- son eventos inevitables tanto en los bosques como en las
plantaciones y las tasas de descomposición son difíciles de predecir. Lo que es más, a
medida que la concentración de CO2 en la atmósfera va aumentando, las tasas de
respiración incrementadas podrían hacer que tanto los bosques como las plantaciones se
convirtieran en fuentes netas de emisiones de CO2, al tiempo que la morta ndad de árboles y
la ocurrencia de incendios debidos a cambios climáticos a escala local también se
incrementarían. Por otra parte, es sabido que las plantaciones disminuyen la capacidad del
suelo de almacenar carbono, tanto dentro como fuera (a través de un aumento en la erosión)
del área del proyecto. Por su carácter de vulnerables, cambiantes e impredecibles, las
plantaciones -a diferencia de las reservas subterráneas de petróleo y carbón - constituyen
lugares inseguros de almacenamiento de carbono. Por si solas, estas consideraciones
demuestran que no puede establecerse una equivalencia entre emisiones industriales y
árboles del tipo que sería necesario para establecer un mercado de "compensación del
carbono" mediante plantaciones.
El otro tipo de efecto es de carácter social y puede ejercer una influencia igualmente
importante sobre la cantidad de carbono secuestrado o almacenado. Entre otras cosas, los
proyectos de "compensación" de carbono podrían:
* Desplazar a comunidades que vivan próximas a donde el proyecto se instale, lo que podría
llevar a la destrucción o cancelación del proyecto, o a la tala de bosques, o bien a la
liberación de CO2 en algún otro lugar.
* Debilitar tecnologías o redes sociales existentes que impiden usos industriales
climáticamente desestabilizantes del suelo y llevar a la pérdida de conocimiento local en
relación con prácticas sustentables de agricultura o de conservación de bosques.
* Disminuir el interés de los inversores en la conservación de la energí a o el uso de fuentes
de energía renovable.
* Desplazar las operaciones de madereo a otras regiones, ejerciendo una influencia sobre
los precios de la madera y del suelo e incentivando de ese modo la corta.
* Introducir cambios en la demanda de los consumidores, en la legislación sobre rellenos
sanitarios y sobre otros factores sociales que inciden en la velocidad con la cual los
productos obtenidos de las plantaciones -incluyendo papel y muebles- habrán de ser
convertidos en dióxido de carbono.
* Desviar fondos que podrían ser asignados a formas existentes de protección del carbono.
* Proveer incentivos para la degradación de bosques o de otras tierras fuera del área del
proyecto con el objetivo de atraer nuevas inversiones para proyectos de carbono.
Tales efectos sociales son imposibles de cuantificar. De hecho, ni siquiera es posible
determinar una consecuencia única desde el punto de vista social para un proyecto dado, lo
que debería ser un prerequisito tanto para la cuantificación, como para la creació n de un
"mercado del carbono". En primer término, predecir la extensión de los efectos sociales de
un proyecto de plantaciones sería imposible. Lo que es más, tales efectos no son una
cuestión de predicción, sino de toma democrática de decisiones. A partir de un mismo
proyecto es posible obtener muchos "resultados atmosféricos", dependiendo de cuáles sean
47
Convención sobre Cambio Climático: Algo huele mal en los sumideros
las políticas que se adopten. Por ejemplo, la gente que ha sido desplazada de su territorio a
causa de un proyecto forestal para secuestro de carbono puede comportarse de distinta
forma en relación con los bosques de la región donde habita, dependiendo de cuáles sean
sus derechos a la tierra, lo que a su vez depende de la política que se aplique a nivel
nacional. Asignar un simple número a ese comportamiento significaría prejuzgar qué tipo de
política se está aplicando. Podría incluso significar un apoyo implícito a esa política.
Segundo, el monitoreo continuo del alcance de todos los efectos sociales de un proyecto de
plantación resultaría impracticable y muy antieconómico (dado que implicaría, entre otras
cosas, seguir de cerca las acciones de miles de pobladores rurales en las zonas próximas al
proyecto, así como de la psicología de inversores en energías renovables en ciudades
lejanas). En tercer lugar, controlar el comportamiento de todos los afectados por un proyecto
de "compensación", de manera tal que pudiera calcularse exactamente el efecto de sus
acciones sobre el volumen de carbono atmosférico durante las muchas décadas durante las
que el proyecto debería secuestrar ese carbono sería también una tarea imposible. Incluso la
intención de pretender hacerlo resultaría políticamente inaceptable.
Del mismo modo, resulta imposible comparar cuantitativamente los efectos de una plantación
sobre la atmósfera con "lo que hubiera sucedido en ausencia de ella", dado que lo que
hubiera sucedido en ausencia de cualquier tipo de proyecto depende de una gran cantidad
de variables, algunas de las cuales influenciadas por opciones y acciones de carácter
político, que los economistas, los biólogos, los forestales o los científicos dedicados al
estudio del clima no están en condiciones de prejuzgar. Y sin poder comparar ambas
situaciones, el carbono como "mercancía" es algo imposible.
En suma, los efectos sobre el clima de un proyecto de plantaciones de "compensación" no
pueden ser calculados sencillamente comparando la cantidad de carbono almacenado por la
vegetación y los suelos del lugar antes y después del proyecto y monitorear los cambios en
la cobertura vegetal fuera del sitio del proyecto. En realidad están implicadas cuestiones
mucho más de fondo, que no pueden conocerse por el simple método de "aprender a medida
que se actúa".
Nosotras, las ONGs abajo firmantes, apoyamos enérgicamente los esfuerzos a nivel nacion al
e internacional para abordar el cambio climático, en especial a través de la conservación de
la energía, la reducción del consumo, el uso más equitativo de los recursos, el desarrollo
equitativo y compartido de fuentes renovables de energía. Sostenemos que la expansión del
mercado de "compensaciones" a través de plantaciones forestales, propiciado por el
Mecanismo de Desarrollo Limpio y otras vías, habrá de bloquear o debilitar estas necesarias
y urgentes medidas, las cuales constituyen una oportunidad c asi única para abandonar los
patrones de desarrollo dominantes, que han demostrado su fracaso. Instamos a los
gobiernos a no incluir las plantaciones como sumideros de carbono en el Mecanismo de
Desarrollo Limpio y a abordar el tema de las emisiones indust riales separadamente del de
las plantaciones forestales. Sólo puede asegurarse un clima vivible mediante un compromiso
para atacar de raíz las causas del calentamiento global. (San Francisco, Mayo del 2000)
Declaración del Primer Foro Internacional de Pueblos Indígenas sobre Cambio
Climático. Lyon, Francia, Setiembre 4-6 2000.
Nuestra intrínseca relación con la Madre Tierra nos obliga a oponernos a la inclusión de los
sumideros en el Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL), ya que reduce nu estra tierra
sagrada y nuestros territorios al mero secuestro de carbono, lo que es contrario a nuestra
48
Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales
cosmovisión y filosofía de vida. Los sumideros en el MDL constituyen una estrategia mundial
para la expropiación de nuestras tierras y territorios y la violación de nuestros derechos
fundamentales, que culminará en una nueva forma de colonialismo. Los sumideros en el
MDL no ayudarán a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, sino que
constituyen un ardid para que los países desarrollados no t engan que reducir las emisiones
en la fuente.
El Mecanismo de Desarrollo Limpio establecido por el Protocolo de Kioto ofrece
posibilidades tanto negativas como positivas. El MDL no constituirá una solución para el
calentamiento global si diluye o esconde la responsabilidad de los países industrializados en
reducir sus propias emisiones. Los sumideros en el MDL significan la amenaza de invasión y
pérdida de nuestras tierras y territorios, al establecer nuevos regímenes de áreas protegidas
y de privatización. Nos oponemos enfáticamente a la inclusión de sumideros, plantaciones,
energía nuclear, megaproyectos hidroeléctricos y carbón. Además nos oponemos al
desarrollo de un mercado del carbono, el que ampliaría el alcance de la globalización. En
cambio, apoyamos la Lista Positiva que incluye el desarrollo de energías alternativas que
promueven el desarrollo sustentable.
Los Pueblos Indígenas reclamamos que se garanticen los principios de transparencia,
consulta y consentimiento previo e informado, verificación y monitoreo independiente por
terceros, reducción del riesgo, mecanismo de apelación y compensación. Asimismo
enfatizamos la necesidad de que estos principios se apliquen de manera adecuada desde el
punto de vista cultural y lingüístico.
El texto completo en inglés de la Declaración puede consultarse en la sección clima de
nuestra página web en : http://www.wrm.org.uy
(Boletín de setiembre, 2000)
¿Quién gana y quién pierde con los sumideros?
Los miembros de la Coalición Global por los Bosques y otras ONGs y Organizaciones de
Pueblos Indígenas, que se reunieron en Lyon en setiembre de este año, prepararon una
declaración explicando las razones para oponerse a la inclusión de los sumideros de
carbono en el Mecanismo de Desarrollo Limpio. He aquí algunas de esas razones:
Los sumideros no ofrecen soluciones para la mitigación del cambio climá tico ni a largo ni a
corto plazo. La incapacidad de estimar de forma verificable la capacidad de los bosques y
otros ecosistemas de "compensar" las emisiones industriales de gases de efecto invernadero
(GEI), haría que la inclusión de sumideros en el MDL lleve al fracaso al Protocolo de Kioto.
La inclusión de sumideros en el MDL otorgará créditos a los países del Anexo 1 por la
conservación, restauración y rehabilitación de bosques, y por el establecimiento de
plantaciones de árboles, mientras los derechos de comunidades indígenas y otras
comunidades locales, por siglos habitantes y protectoras de los bosques, son ignorados.
La inclusión de sumideros en el MDL como forma de cumplimiento de los compromisos
asumidos por los gobiernos, solo reforzará las desigualdades internacionales existentes. La
crisis climática que vive el Planeta es consecuencia del uso excesivo, por parte de las
sociedades industriales, de la capacidad de los ciclos naturales del carbono, para apropiarse
de más de lo que justamente les corresponde de los recursos del mundo. Este problema no
49
Convención sobre Cambio Climático: Algo huele mal en los sumideros
se resolverá otorgándole a esas sociedades el derecho a acaparar las tierras y mares de
otros pueblos para transformarlos en sumideros y depósitos de carbono.
La inclusión de sumideros en el MDL constituiría una estrategia para la expropiación
globalizada de tierras, mares y territorios pertenecientes a comunidades indígenas y locales,
violando sus derechos fundamentales.
La inclusión de sumideros en el MDL proveerá enormes incentivos, adicionales a los
subsidios ya existentes, para el establecimiento de plantaciones monoespecíficas a gran
escala, de gran impacto ambiental y social negativo, y que responden exclusivamente a los
intereses de los países del Anexo 1. Estas plantaciones actualmente ya con stituyen
verdaderas catástrofes para las comunidades y su medio ambiente en todo el mundo.
Además, las "plantaciones de carbono" no redituarán ganancias considerables para los
países donde se implementen, proveerán obstáculos para sus planes futuros de des arrollo
sustentable y, al mismo tiempo, premiarán a los países del Anexo 1 con ingentes recursos en
forma de créditos de emisión de carbono.
La inclusión de sumideros en el MDL no abordará las causas subyacentes de la
deforestación, ni creará las condiciones macroeconómicas que permitan la conservación y la
restauración de los bosques. Estas condiciones incluyen la reducción de la deuda externa, la
adopción de patrones de consumo y producción sustentables, la revisión de los Programas
de Ajuste Estructural, la regulación estricta de flujos de capital privado y el aseguramiento de
la equidad en las relaciones entre los países del Norte y del Sur.
El texto completo está disponible en la sección clima de nuestra página web:
http://www.wrm.org.uy (Boletín de octubre, 2000)
La palabra de los pueblos indígenas en Lyon
Las siguientes son expresiones de representantes de los pueblos indígenas en Lyon,
quienes --en marcado contraste con los delegados gubernamentales-- abordan las
verdaderas cuestiones en juego, en el marco de un proceso de negociaciones sobre cambio
climático que hasta ahora ha ignorado a los pueblos indígenas (El Foro de Pueblos
Indígenas y comunidades locales sobre el Cambio Climático también emitió una declaración
en Lyon, cuyo texto está disponible en:
http://www.wrm.org.uy/castellano/IPlyon.htm ):
"Las propuestas de los países desarrollados para seguir contaminando la atm ósfera
mediante la plantación de más árboles hace de las negociaciones sobre el cambio climático
una farsa" dijo Héctor Huertas, líder indígena de Panamá.
Clark Peteru, de Samoa, advirtió que: "No sólo los pueblos indígenas de los pequeños
estados isleños están en peligro de perder sus tierras si aumenta el nivel del mar, sino que
todos los pueblos indígenas del mundo --en especial los que habitan los bosques-- corren el
riesgo de perder sus tierras y medios de vida frente a las propuestas de plantar miles de
hectáreas de árboles para que actúen como gigantescas esponjas de carbono. Los bosques
primarios serán talados para liberar espacio para plantaciones de especies de más rápido
crecimiento, y las tierras agrícolas serán convertidas en plantaciones fores tales".
50
Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales
"La propuesta huele muy mal. Da la impresión de que se está haciendo algo, cuando en
realidad el saldo neto es que se están empeorando los problemas. Permite que los países
industrializados sigan contaminando la atmósfera y el costo social lo paga n las poblaciones
marginalizadas" explicó Raymond de Chávez, de Filipinas. "Además, se establece un
mercado de emisiones de carbono que tan sólo beneficiará a los países desarrollados. Estos
obtendrán ganancias, incluso mientras algunos países desaparecen bajo las aguas o
poblaciones enteras pierden sus tierras. ¡Es algo obsceno!" concluyó Chávez.
"Lo que se necesita es un cambio fundamental en la filosofía de nuestra relación con la
tierra. Sólo entonces los países desarrollados se tomarán las cosas en s erio y cumplirán sus
compromisos --ya de por si demasiado limitados-- de reducción de emisiones, en lugar de
tocar el violín mientras que la Tierra arde", manifestó Antonio Jacanamijoy de Colombia.
(Boletín de octubre, 2000)
Amigos de la Tierra: "El no actuar implica serios peligros para el clima mundial"
A fin de evitar emprender acciones reales a nivel de sus propias economías generadoras de
CO2, los países industrializados han salido con otras ideas para reducir el nivel global de
CO2, por ejemplo reduciendo las emisiones en terceros países o declarando los bosques
como "sumideros de carbono" para reducir la concentración de CO2 en la atmósfera.
Los "sumideros de carbono" no reducen el nivel de CO2 por la corta de las emisiones sino
mediante su absorción: hagamos crecer un gran bosque y liberémonos de toneladas de
carbono que queda fijado en los árboles. Pero este CO2 puede ser liberado en cualquier
momento si los árboles se incendian o son cortados. Lo que es peor, los bosques naturale s,
ricos en biodiversidad, pueden ser sustituidos por plantaciones en régimen de monocultivo,
que parecen ser más eficientes en la captura de CO2.
No obstante, plantar árboles en lugar de reducir las emisiones provenientes de la quema de
combustibles fósiles no habrá de salvar el clima mundial. Por un lado, está comprobado
científicamente que la biósfera no puede almacenar todo el carbono que podríamos liberar,
el cual está actualmente enterrado bajo forma de petróleo, gas y carbón, debido al fenómeno
conocido como saturación. Además, existen enormes incertidumbres y problemas de
contabilización en relación con el uso de sumideros para alcanzar las metas establecidas. Y
si, como la ciencia lo indica, los bosques a nivel global se convertirán en fuentes de g ases
de efecto invernadero más que en sumideros, ¿cómo podemos estar seguros de que un
proyecto de este tipo realmente reducirá la cantidad de gases de efecto invernadero en la
atmósfera en el largo plazo?
Plantar árboles no es tampoco algo necesariamente beneficioso para el ambiente. Un
monocultivo forestal puede capturar mucho más carbono que un bosque añejo, pero también
destruir la biodiversidad. En el largo plazo no podemos confiar en los árboles y el suelo para
el almacenamiento de carbono, sino que debemos detener la quema de combustibles fósiles.
El texto completo en inglés está disponible en: www.foeeurope.org/dike/avoid.htm
(Boletín de octubre, 2000)
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Convención sobre Cambio Climático: Algo huele mal en los sumideros
El Mandato de la Haya
La siguiente declaración, suscrita por un grupo internacional de ciudadanos del Sur y del
Norte para la COP6, hace hincapié en la necesidad de un acuerdo efectivo y justo para
proteger el clima del planeta y entre otras cosas expresa que:
- los países industrializados pueden y deben reducir sus emisiones según lo acordado en Rio
en 1992;
- la reducción de emisiones habrá de dar lugar a las innovaciones necesarias p ara lograr el
desarrollo sustentable tanto en el Norte como en el Sur;
- ningún ciudadano tiene más derecho a contaminar que otro;
- las emisiones pasadas, actuales y futuras de los países industrializados han excedido,
exceden y seguirán excediendo en mucho su cuota parte durante un período de tiempo
indeterminado, lo cual resulta injusto.
Por lo tanto reclamamos a los Gobiernos del mundo corregir esta inequidad implementando
el Convenio Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático y el Protocolo de Kioto de
manera que:
- se desarrollen mecanismos de modo que quienes emitan por encima de su cuota parte
suministren recursos adecuados a los países en desarrollo vulnerables a los impactos del
cambio climático, tanto para la prevención como para el alivio de desastres y la
rehabilitación;
- la gran mayoría de las reducciones de emisiones se hagan en los países con altos índices
de contaminación per capita (priorizar la acción a nivel del propio país);
- se prevengan otros problemas sociales y ambientales a través de una clara focalización de
los mecanismos de flexibilización del Protocolo en proyectos de energía renovable y
eficiencia energética.
El texto completo se encuentra disponible en la sección clima de nuestra pagina web:
http://www.wrm.org.uy . (Boletín de octubre, 2000)
FERN: ¡Basta de negociar los bosques por su contenido de carbono !
A tan sólo cinco semanas de que los negociadores sobre el clima se reúnan en La Haya para
emprender dificultosas negociaciones con el fin de implementar las reglas establecidas por el
Protocolo de Kioto, los bosques corren cada vez un riesgo mayor de co nvertirse en una
simple "mercancía" --el carbono-- a ser comercializada bajo lo que el protocolo denomina
"Mecanismos Flexibles".
Es más que probable que los resultantes "bosques de Kioto" sean plantaciones forestales
--supuestamente un sustituto para la reducción de las emisiones de carbono-- cuyas
implicaciones para los bosques, los pueblos que en ellos habitan, la biodiversidad y el
desarrollo sustentable podrían ser graves.
52
Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales
Ganar créditos gracias a la capacidad natural de los bosques y los suelos de a lmacenar
temporalmente carbono, en lugar de abordar el problema de las emisiones de gases de
efecto invernadero en sus respectivos países, significará que el Norte podrá seguir con la
suya de utilizar más recursos naturales que los que le corresponden segú n una distribución
equitativa, ocupando tierras supuestamente degradadas en el Sur para compensar su
exorbitante uso de recursos.
De modo que el Norte sigue contaminando y el Sur paga. Con frecuencia estos países se
ven golpeados por severos eventos climáticos (recordemos el Huracán Mitch y las recientes
inundaciones en Vietnam). Lo que es más, tierras que ya están bajo fuertes presiones debido
a conflictos de uso serán destinadas a empresas productoras de energía del Norte, que
están buscando tierra barata para sus proyectos de "compensación de carbono". Los
sumideros de carbono llevarían entonces a una nueva forma de colonialismo, que transfiere
al Sur durante las próximas décadas la responsabilidad del inequitativo uso de los recursos
realizado por el Norte.
Ganar créditos por la fijación de carbono en lugar de solucionar el tema de las emisiones de
gases de efecto invernadero también habrá de demorar el inevitable cambio hacia la
adopción de fuentes de energía renovables.
El texto completo en inglés puede ser consultado en la sección clima en nuestra página web:
http://www.wrm.org.uy
(Boletín de octubre, 2000)
2. Por Región
Africa
Sumideros de carbono y necesidades financieras en Africa
Los proyectos de monocultivos forestales destinados al secuestro de carbono que están
siendo implementados en UGANDA por dos firmas noruegas constituyen un ejemplo
paradigmático de la racionalidad y las consecuencias de este tipo de proyectos.
La compañía noruega Tree Farms se estableció en Uganda en 1996 y tiene un proyecto de
forestación en marcha. Por otro lado, el grupo Norwegian Afforestation obtuvo el acuerdo de
las autoridades para comenzar un proyecto en noviembre de 1999. La primera --que opera
en la zona de la Reserva de Bukaleba-- ya ha comenzado la ejecución del mismo, que
implica la plantación de entre 80.000 y 100.000 hectáreas de pino y eucalipto. Este esquema
es muy similar al adoptado por la fundación holandesa FACE en los Andes ecuatorianos y
también lo son sus consecuencias.
Una reciente investigación realizada por la ONG noruega NorWatch demuestra que ambos
proyectos --y en especial el de Tree Farms-- han sido posibles gracias al baratísimo precio al
que se arrendó la tierra a la empresa y a la corrupción reinante a nivel de los tomadores de
decisiones en Uganda. Lo que es más, el Proyecto Tree Farms ya ha provocado la expulsión
de alrededor de 8.000 personas que vivían en 13 aldeas --la mayor parte de ellos
agricultores y pescadores-- de las tierras ahora ocupadas por la compañía. Los campesinos
locales incluso tienen que pagar por el uso agrícola de su propia tierra bajo el sistema de
"taungya", y la empresa los explota al no pagarles por las tareas de desmalezado y cuidado
53
Convención sobre Cambio Climático: Algo huele mal en los sumideros
de los árboles que ellos realizan. También la soberanía de Uganda se ve amenazada, ya que
durante 50 años el país no tendrá oportunidad de destinar esas tierras a otro uso y, además,
Uganda no podrá incluir esos sumideros de carbono en su propia contabilidad de gases de
efecto invernadero.
La propia Tree Farms ha anunciado la realización de un proyecto de plantación de pinos y
eucaliptos de rápido crecimiento en un área de 150 kilómetro s cuadrados en las llanuras
herbáceas de la vecina TANZANIA. Teniendo en cuenta la triste performance de esta
empresa en Uganda, se teme que este modelo habrá de traer las mismas desastrosas
consecuencias para la gente --especialmente los campesinos pobres-- y el ambiente. En un
encuentro sobre cambio climático realizado recientemente en Bonn, el delegado de Tanzania
enfatizó la necesidad de tener en cuenta no sólo la forestación en sí misma, sino también el
bienestar de las comunidades locales. ¿Cómo puede conciliarse esta visión con los
proyectos forestales para sumideros de carbono impuestos sin consulta con las
comunidades?
Dada la crisis económica que actualmente enfrentan muchos otros países africanos --en
especial en los trópicos-- sus gobiernos posiblemente se muestren proclives a aceptar
cualquier tipo de trato que pueda significar un ingreso de divisas, más allá de los impactos
social y ambientalmente negativos que puedan traer consigo. Las plantaciones para
sumideros de carbono bien pueden ser uno de ellos. Si bien las ventajas para los países
industrializados son obvias --una forma barata de secuestrar el carbono que ellos mismos
emiten-- resulta igualmente claro que serán las comunidades locales y el ambiente quienes
sufrirán las consecuencias sin obtener beneficio alguno. Lo que el Africa necesita de parte
de los países industrializados no es por cierto este tipo de "ayuda". Llamar a esto
"Mecanismo de Desarrollo Limpio" es --por decir algo suave-- un insulto al pueblo africano,
puesto que estos negocios de carbono nada tienen que ver con desarrollo de tipo alguno.
(Boletín de agosto, 2000)
Uganda: sumideros de carbono y CO2lonialismo noruego
Las compañías forestales en todo el mundo están procurando con entusiasmo implementar la
idea de establecer plantaciones de árboles en países del Sur bajo los Mecanismos de
Desarrollo Limpio del Protocolo de Kioto, firmado en 1997, para supuestamente secuestrar
CO2 de la atmósfera y mitigar así los efectos del calentamiento global . . . a la vez que
obtener pingües ganancias. Si bien se la presenta como "amistosa para el ambiente" la idea
de las plantaciones como sumideros de carbono se fundamenta en débiles argumentos
científicos y no constituye una manera efectiva de reducir las concentraciones de CO2 en e l
aire. Además, la misma potencializa los efectos negativos del modelo hegemónico de
monocultivos forestales a nivel local y regional.
Noruega también se subió al carro y ha puesto su mira en Uganda. La compañía noruega
Tree Farms se estableció en ese país en 1996, donde está desarrollando un proyecto
forestal. Por otro lado, el Norwegian Afforestation Group obtuvo en noviembre de 1999 el
consentimiento de las autoridades para un proyecto del mismo tipo. La primera de las
nombradas, que opera en la Reserva Bukaleba bajo el nombre de su subsidiaria Busoga
Forestry Company Ltd., ya ha iniciado un proyecto de instalación de entre 80.000 y 100.000
hectáreas de plantaciones de pino (P. caribaea, P. oocarpa y P. tecunumani) y eucalyptus
(E. grandis). El esquema es muy similar al adoptado por la fundación holandesa FACE en los
Páramos del Ecuador y también lo son sus consecuencias.
54
Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales
Una reciente investigación de campo llevada a cabo por la ONG noruega NorWatch
demuestra que los dos proyectos y en particular el de T ree Farms presentan aspectos
sumamente cuestionables: ambas empresas noruegas han obtenido las tierras de parte de
las autoridades por un precio irrisorio, dado que por un lado las autoridades ugandesas no
tienen prácticamente capacidad de evaluar de qué magnitud es el valor que las compañías
están pensando generar -en especial mediante el mercadeo del carbono- y, por otro, la
corrupción está presente en los niveles de toma de decisiones.
El proyecto de Tree Farms ha provocado la expulsión de sus tierras d e alrededor de 8.000
personas -principalmente agricultores y pescadores- pertenecientes a 13 poblados, dado que
la compañía las ha ocupado, condenándolos a la pobreza debido a la pérdida de sus medios
de vida y generando un foco de conflictos sociales y ambientales. Lo que es más, bajo el
régimen de "taungya" los pobladores locales pueden cultivar maíz, porotos y otras verduras
entre las filas de árboles durante los primeros años de crecimiento de los mismos pero, por
sorprendente que parezca, tienen que pagar por este uso de la tierra y, además, están
siendo explotados por la empresa, ya que no se les paga por la tarea de desmalezado y
cuidado de los árboles que realizan en los primeros años de la plantación.
Al otorgar en concesión áreas para "plantaciones de carbono" por un lapso de 50 años, el
país está hipotecando las opciones de cambio en el uso del suelo en el futuro. Las
denominadas plantaciones para almacenamiento de carbono deben permanecer como tales
en un futuro inmediato, privando así a las autoridades locales de la opción de utilizar esas
áreas para otros fines, según sean las necesidades de la población. Por otra parte, Uganda
no podrá utilizar estos sumideros para su propia contabilidad del carbono cuando el país se
vea enfrentado a cumplir con ese tipo de compromisos, dado que los créditos ya habrán sido
vendidos a países y empresas del Norte.
Como viene sucediendo habitualmente, la contabilidad del carbono en el Proyecto Tree
Farms es incierta, dado que no hay forma de establecer la cantidad neta de CO2 que puede
ser removida y almacenada por una plantación forestal durante un tiempo prolongado.
Incluso es posible que las plantaciones se conviertan en realidad en fuentes de emisión de
carbono, en lugar de sumideros. Además éstas enfrentan rie sgos de incendios, disturbios a
nivel político, agitación social, todos factores que hacen difícil garantizar que este tipo de
actividades puedan continuar sin inconvenientes. Eso sin mencionar los impactos de los
monocultivos forestales sobre suelos, agua y biodiversidad, incluyendo también la capacidad
del sotobosque y la vegetación circundante para absorber y almacenar carbono.
No está claro si el Proyecto Tree Farms habrá de sobrevivir, debido a la existencia de
conflictos a nivel social y de problemas vinculados a su rentabilidad. Un reciente estudio
financiado por la Unión Europea, referido entre otros a este proyecto, llegó a la conclusión
de que se estaría en presencia de una situación "loss-loss" ("pérdida-pérdida"), vale decir de
efectos negativos tanto para la forestación como para la población local. NorWatch considera
que el proyecto Tree Farms implica en realidad una situación "loss -loss-loss", ya que la
forestación está llena de problemas, la población local está sufirendo y Uganda está siendo
"CO2lonizada".
En relación con el Convenio Marco sobre Cambio Climático, la Conferencia de las Partes
habrá de discutir durante su próxima reunión de noviembre en La Haya, si el mercado del
carbono basado en las plantaciones forestales en los países del Sur debe ser aprobado
55
Convención sobre Cambio Climático: Algo huele mal en los sumideros
como una opción para la reducción de emisiones. Mientras tanto Noruega, que en 1997 se
comprometió a reducir la liberación de gases de efecto invernadero para el período
2008-2012, en realidad las ha aumentado. Las autoridades de ese país prevén que dicho
crecimiento continuará hasta el año 2010. Para Noruega plantar árboles en países del Sur,
como Uganda, es más barato que implementar tecnologías tendientes a la disminución de
sus propias emisiones. Total . . . los pobres de Uganda y el ambiente a nivel global son
quienes pagan los costos. (Boletín de junio, 2000)
Tanzania: otro caso de CO2lonialismo noruego
Un proyecto implementado en Uganda por la compañía noruega Tree Farms para el
establecimiento de entre 80.000 y 100.000 hectáreas de plantaciones de pino y eucalipto
como sumideros de carbono ha sido severamente cuestionado por sus negativas
consecuencias desde el punto de vista social y ambiental. El pr oyecto fue definido como
negativo en todos los órdenes, dado que es dudoso que la compañía obtenga ganancias, las
comunidades locales pierden sus tierras y trabajan por salarios miserables, al tiempo que
Uganda pierde su soberanía en relación con el manejo del territorio y de los recursos
naturales.
Un informe publicado en julio de 2000 ("Carbon Upset. Norwegian "Carbon Plantations" in
Tanzania" por Jorn Stave, NorWatch) analiza otro proyecto administrado por Tree Farms.
Hasta ahora Escarpment Forestry company Ltd., subsidiaria de Tree Farms, ha plantado
1.900 hectáreas de Pinus patula y Eucalyptus saligna en los distritos de Sao Hill, Mufindi y
Kilombero en las tierras altas de Tanzania. La empresa se encuentra en un proceso de
adquisición de más tierras. Además está financiando las actividades de TAGGAT (Tanzania
Greenhouse Gas Action Trust), una fundación que trabaja con ella en el desarrollo de
modelos de simulación para la fijación de carbono en la biomasa de los árboles.
Si bien este proyecto difiere en varios aspectos del implementado por la misma compañía en
Uganda, la investigación concluye que se trata de un nuevo caso de "CO2lonialismo" que
está provocando impactos negativos sobre el ambiente, las comunidades locales y Tanzania
como país. La biodiversidad a nivel local --que incluye dos especies de orquídeas y una de
aloe en peligro de extinción-- será afectada por los monocultivos forestales. Asimismo, no se
sabe a ciencia cierta que ha de suceder con el carbono contenido en los suelos y en las
raíces de la vegetación natural una vez que se hayan instalado las plantaciones. Si bien
Tree Farms realizó consultas con los pobladores locales antes del comienzo de los trabajos,
viene utilizando la fuerza de trabajo que ellos proveen pagándoles salarios b ien inferiores al
salario mínimo recomendado oficialmente. Lo que es más, hay todavía más de cien
trabajadores con varios meses de sueldos atrasados. La suma que la empresa está pagando
al gobierno de Tanzania por concepto de arrendamiento de la tierra (U$ S 1,9/ha/año) es
menor que lo que paga el proyecto de Tree Farms en Uganda. No obstante los noruegos
están presionando a las autoridades para reducir este precio en un 50%. Al mismo tiempo
Tanzania perderá el control de las tierras arrendadas por un períod o de 99 años.
Las actividades de Tree Farms en Tanzania pueden ser consideradas como aún peores que
las desarrolladas en Uganda, ya que en este caso la compañía espera amasar enormes
ganancias aprovechándose del muy bajo poder de negociación de las comuni dades locales y
del escaso desarrollo institucional del estado de Tanzania. En tanto el "mercado del carbono"
implica un absurdo comercio entre agentes con muy diferente cuota de poder, no es
sorprendente que el más fuerte y rico gane, mientras que el más débil y pobre pierda.
56
Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales
Definitivamente los sumideros de carbono no constituyen una solución para el cambio
climático, sino un problema adicional, tanto a nivel global como local. (Boletín de setiembre,
2000)
Las selvas de Gabón y el debate sobre el clima
Los principales rubros de exportación de Gabón son el petróleo y la madera rolliza. Ambas
actividades contribuyen al calentamiento global. Mientras que la exportación de petróleo
resulta en emisiones de combustibles fósiles fuera del país, la de madera rolliza implica
emisiones de carbono tanto en el país como en el exterior, mediante la liberación del
carbono almacenado en la biomasa forestal. ¿Significa ello que Gabón --así como otros
países del Sur en condiciones similares-- debe ser responsabilizado por el cambio climático?
En el contexto internacional resulta muy claro que el país es víctima de las reglas de un
juego establecido por los países industrializados para su propio beneficio.
Los bosques de Gabón vienen siendo diezmados por una serie de empresas transnacionales
--francesas, alemanas, malasias, etc.-- todos ellas de países que participan activamente en
la Convención sobre Cambio Climático y en la de Diversidad Biológica. Gabón es uno de los
países menos poblados del Africa, por lo que resulta claro que no es la "sobrepoblación" sino
el sobreconsumo en el exterior el responsable del aumento en la tasa de deforestación.
Gabón es uno de los pocos países del Africa Central donde la mayoría de los bosques
todavía permanecen en pie. Sin embargo, a medida que las madereras transnacionales
destruyen otros bosques del continente, dirigen su atención a los escasos bosques primarios
remanentes y Gabón parece ser el candidato ideal para esas actividades. La producción de
rollizos ya creció de un millón de metros cúbicos en 1975 a tres millones a fines de la década
de 1990.
Empero, el actual modelo de "desarrollo" obliga a Gabón a aumentar aún más su producción
y sus exportaciones, tanto de madera como de petróleo. En ese marco, en tanto no se
aborde el tema del sobreconsumo, el país seguirá exportando madera. Del mismo modo,
mientras que la economía mundial siga basándose en la energía de combustibles fósiles,
Gabón seguirá exportando crecientes volúmenes de petróleo. Como sucede en la mayor
parte del Sur, el país, su pueblo y sus bosques sencillamente se volverán más y más pobres.
Siendo así la situación, resulta claro que las selvas de Gabón no habrán de salvarse con el
intercambio de un poco de dinero por "permisos de carbono", que permitirán a los países
industrializados continuar emitiendo el CO2 contenido en el petróleo de Gabón y de otros
países exportadores del producto. No es Gabón el responsable del cambio climático, pero a
menos que las reglas de juego cambien, este país seguirá contribuy endo al mismo y, a la
vez, sufriendo sus consecuencias. (Boletín de octubre, 2000)
América Central
Centroamérica al rescate de EE.UU. y Canadá
En respuesta a una solicitud de la empresa estadounidense productora de energí a Applied
Energy Services Inc. (AES), en 1988 el World Resources Institute identificó y evaluó una
serie de proyectos forestales para la compensación de las emisiones de dióxido de carbono
de la planta de dicha empresa localizada en Connecticut, que se est ima alcanzarán unos
57
Convención sobre Cambio Climático: Algo huele mal en los sumideros
14,1 millones de toneladas de carbono equivalente en un período de 40 años. Según el WRI,
"Hubo varias razones para llevar adelante un proyecto de este tipo en un país en desarrollo y
no en los EE.UU.", entre las cuales el que "las alternativas en los EE.UU. para evitar las
emisiones de dióxido de carbono o secuestrarlo en la fuente resultaban ser
considerablemente más caras", tal como se lee en la presentación del proyecto en el sito
web del WRI.
En 1989 el WRI dio su apoyo a un proyecto localizado en GUATEMALA propuesto por CARE,
a fin de convertir en sumideros de carbono lotes forestados desde mediados de la década de
1970. Dicho programa había sido respaldado por la Dirección General de Bosques
(DIGEBOS) de dicho país y por los Cuerpos de Paz de los EE.UU., con fondos suministrados
por la agencia estadounidense de cooperación USAID. Un componente esencial del proyecto
es la plantación de alrededor de 12.000 hectáreas de así llamados lotes comunit arios con
pino y eucalipto para postes y madera. Según cálculos primarios realizados por el WRI, el
proyecto de CARE llegaría a secuestrar unos 16,3 millones de toneladas de carbono en un
período de 40 años. Aunque se lo presenta bajo el disfraz de la prom oción de la "forestación
comunitaria", este proyecto está basado esencialmente en plantaciones, con las cuales --por
sorprendente que pueda parecer-- Guatemala estaría "ayudando" a los EE.UU. a reducir sus
emisiones de carbono.
Es posible también que HONDURAS pronto se convierta en un basurero de carbono. En
setiembre de 1999 Canadá llegó a un acuerdo con las autoridades hondureñas para
"comprar" oxígeno de ese país en el marco del intercambio de "deuda por naturaleza" y el
Mecanismo de Desarrollo Limpio. Como consecuencia, la agencia canadiense para el
desarrollo CIDA "perdonará" US$ 680.000 de la deuda de U$S 11 millones que Honduras
mantiene con Canadá. A cambio de ello Honduras establecerá una denominada oficina de
implementación conjunta a efectos de promover plantaciones forestales y de monitorear
programas de conservación de bosques en ese país. Canadá se beneficiará de la obtención
de créditos por "reducciones" en la emisión de dióxido de carbono y otros gases de efecto
invernadero. La Ministra de Medio Ambiente Xiomara Gómez quedó muy entusiasmada con
la idea ya que, a su entender, es ésta una buena oportunidad de obtener recursos de un país
desarrollado a ser destinados a la protección de los bosques. Honduras también espera
llegar a otros acuerdos de "venta de oxígeno" con EE.UU. y Alemania. Desgraciadamente,
las autoridades hondureñas no han mostrado un entusiasmo similar para proteger los
bosques de su país frente a la corta ilegal, ni para combatir la corrupción reinante a nivel de
la administración forestal. (Boletín de agosto, 2000)
Honduras "compra" carbono canadiense
En setiembre pasado, Canadá llegó a un controvertido acuerdo para "comprar" oxígeno de
Honduras en el marco de un canje de "deuda por naturaleza" y de los Mecanismos de
Desarrollo Limpio establecidos en el Protocolo de Kioto. CIDA (Agencia Candiense de
Desarrollo Internacional) "perdonará" alrededor de U$S 680.000 de la deuda de Honduras
con Canadá, que alcanza a los U$S 11 millones. A cambio, se establecerá una denominada
oficina de implementación conjunta en Honduras, con el objetivo de promover las
plantaciones de árboles y de monitorear los programas de conservación de los bosques en
dicho país. Canadá habrá de beneficiarse con la obtención de créditos por "reducir" las
emisiones de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero.
58
Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales
Como ha sucedido en otros casos similares, desde que se lanzó la idea de los bosques y las
plantaciones forestales como sumideros de carbono -siendo considerara ésta una posible
forma de mitigar el calentamiento global- la poderosa mano de la industria está detrás del
proyecto. En efecto, esto permite a un país emisor de grandes cantidades de CO2 -como es
el caso de Canadá- evitar implementar medidas reales tanto para la reducción de las
emisiones de carbono en la fuente, como para la conservación de sus propios bosques.
Tales medidas serían seguramente resistidas por la industria canadiense, que emite
enormes volúmenes de CO2 a la atmósfera, así como por las compañías madereras,
responsables de la deforestación en numerosas regiones del territorio de Canadá. La
desaparición del bosque boreal en Quebec a lo largo de este siglo es un buen (mal) ejemplo
de la forma en que éstas actúan.
En Honduras la idea fue entusiastamente anunciada por la Mini stra de Medio Ambiente
Xiomara Gómez, según la cual es ésta una buena oportunidad para obtener recursos de los
países desarrollados con destino a la protección de los bosques. Honduras está también
expectante de que Estados Unidos y Alemania lleguen a similares acuerdos sobre "venta de
oxígeno". No obstante, las autoridades hondureñas no han mostrado el mismo entusiasmo en
proteger los bosques del país contra la tala ilegal, ni en combatir la corrupción a nivel de la
administración forestal.
Por atractivos que puedan parecer, este tipo de proyectos no contribuyen a dar una efectiva
solución al problema del calentamiento global. Aparte del hecho de que es muy dudoso de
que las plantaciones forestales realmente absorban y almacenen carbono (ver artículo en
esta sección), el mercado de emisiones de carbono es una idea que lanzaron los país del
Norte -verdaderos responsables del cambio climático- para eludir los necesarios cambios en
el actual insustentable modelo de producción y consumo. Honduras, presionada po r sus
necesidades, ha sido elegida como basurero para el carbono del Norte . . . a cambio de unas
monedas. (Boletín de noviembre, 1999)
Costa Rica: los peligros de los monocultivos forestales
Como muchos otros países del Sur, Costa Rica está enfrentando el problema de la
expansión de los monocultivos forestales. Especialmente en la Región de Huetar Norte, el
establecimiento de plantaciones industriales ha sido un completo fracaso durante los últimos
veinte años. Tras haberse gastado U$S 10 millones en estos programas, hoy en día más del
70% de las plantaciones se encuentran en mal estado y su nivel de producción ha sido
mucho más bajo del esperado. Al mismo tiempo, se ha ignorado el potencial de los bosques
secundarios y su rica biodiversidad, que en lo que respecta solamente a los árboles supera
las 150 especies.
A pesar de los esfuerzos semánticos de los promotores de las plantaciones por llamarlas
"bosques plantados" y de referirse a esta actividad como "reforestación", el hecho es que las
plantaciones no son bosques y que generan una serie de impactos sociales y ambientales.
Los monocultivos forestales industriales implican la ocupación de vastos territorios, la
concentración de la propiedad de la tierra y el desplazamiento de pequeños y mediano s
campesinos. En el caso de Ston Forestal --subsidiaria del gigante Ston Container-- unas 300
familias tuvieron que dejar sus tierras en el sur de Costa Rica, las que fueron ocupadas por
monocultivos de gmelina. Por otra parte estas plantaciones conspiran contra el desarrollo del
conocimiento tradicional en el manejo forestal y la agricultura. El pueblo indígena Melku, en
el norte del país, vio cómo 40.000 hectáreas en su región fueron ocupadas por monocultivos
59
Convención sobre Cambio Climático: Algo huele mal en los sumideros
forestales apoyados por subsidios estatales, mientras que ellos no recibieron compensación
alguna para la recuperación del mastate (Poulsenia armata), una especie casi en extinción
debido a la presión de madereo, y que constituye el recurso básico de la artesanía local.
Los impactos sociales han ido de la mano de los negativos efectos a nivel ambiental. Ston
Foresal está enfrentando un juicio por haber provocado la desecación de humedales, al
tiempo que los monocultivos de gmelina en la Península de Osa son considerados
responsables de un potencial impacto negativo sobre la población de loros y guacamayos en
el vecino Parque Nacional Corcovado. Las plantaciones de palma a cargo de la firma Palma
Tica se están expandiendo sobre los humedales de la región sur, a pesar de los esfuerzos
en contrario por parte de los ambientalistas, quienes han llegado incluso a presentar una
demanda contra la empresa. Los monocultivos de teca provocan erosión del suelo debido a
la concentración y rápida liberación de grandes gotas de lluvia a partir de sus hojas. En la
región norte se ha comprobado que los monocultivos de eucalipto reducen el flujo de agua
hacia los acuíferos.
A pesar de todo esto el gobierno de Costa Rica está apoyando decididamente la inclusión de
las plantaciones forestales en el Mecanismo de Desarrollo Limpio del Protocolo de Kioto.
¿Cuántos impactos más deberán sufrir la gente y el ambiente para que finalmente se llegue
a la obvia conclusión de que las plantaciones no son bosques? (Boletín de octubre, 2000)
América del Sur
El impulso a las plantaciones como sumideros de carbono en Suramérica
En las últimas décadas, varios países sudamericanos han sido el escenario de la expansión
de los monocultivos forestales --básicamente de eucalipto y pino-- destinados a la
producción de celulosa. El recientemente creado mercado del carbono puede significar un
renovado impulso a una ulterior expansión de esta actividad, esta vez con un nuevo y
adicional propósito. En efecto, las empresas forestales y algunos gobiernos se muestran muy
entusiastas con la idea de utilizar parte de las plantaciones forestales ya existentes e
instalar otras como sumideros de carbono.
Acuciados por sus respectivas deudas externas, los gobiernos de la región consideran a toda
inversión extranjera como una fuente potencial de dineros frescos y hacen oídos sordos a las
crecientes críticas al modelo forestal. Varios de ellos, tanto en la región tropical como
templada del continente --como Argentina, Chile, Uruguay, Colombia, Ecuador y Bolivia -están jugando un doble papel. Por un lado, ofrecen su apoyo a empresas privadas para la
implementación de proyectos de sumideros de carbono mediante plantaciones y,
paralelamente, tratan de promover la inclusión de las plantaciones en el MDL en el proceso
de la Convención sobre Cambio Climático.
En ARGENTINA desde 1998 las autoridades han estado favoreciendo las inversiones en
proyectos de plantaciones. Durante la Conferencia de las Partes de la Convención (COP IV)
celebrada en Buenos Aires, la entonces Secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales
María Julia Alsogaray expresó muy claramente que su país estaba a favor de que los países
del no-Anexo I asumieran compromisos voluntarios para contrarrestar el calentamiento
global. Desde entonces el gobierno ha venido favoreciendo las plantaciones forestales.
Empresas petroleras y forestales se han sumado rápidamente a la iniciativa, que les ha de
permitir no sólo ganar dinero, sino aparecer como preocupadas por el calentamiento global
60
Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales
--que ellas mismas tanto han contribuido a provocar-- frente a la opinión pública. La empresa
petrolera ex-estatal YPF --hoy en día privatizada y asociada con Repsol de España -- está
plantando árboles en el sur del país, al tiempo que Shell ya es dueña de 32.000 hectáreas
de plantaciones en las provincias de Buenos Aires y Corrientes. Las empresas forestales se
muestran también activas en este sentido: Pecom Forestal posee plantaciones de pino en
varias provincias de Argentina, que serán "reconvertidas" a sumideros de carbono, y está
negociando permisos de emisiones de carbono con empresas alemanas que, a su vez, están
implicadas en el polémico acuerdo Chubut-Prima Klima para el secuestro de carbono en la
provincia de Chubut. Recientemente, la coalición local de ONGs Foro del Buen Ayre, que
desempeñó un papel muy activo durante la COP IV, ha criticado con severidad la posición
del gobierno argentino en relación con el cambio climático y su apoyo a los sumideros,
debido a los impactos sociales y ambientales negativos que genera este tipo de foresta ción.
El vecino URUGUAY también está viendo con buenos ojos la opción de las plantaciones
forestales como sumideros de carbono. Funcionarios y empresarios forestales --que en
realidad son una y la misma cosa-- están tratando de convencer a la opinión pública de que
las emisiones de metano del ganado son muy altas y que el país podría "compensarlas"
mediante el establecimiento de plantaciones como sumideros. Asimismo, consideran que con
la actual superficie plantada de 500.000 hectáreas de eucalipto y pino , el Uruguay podría
recibir alrededor de U$S 40 millones si entra en el mercado del carbono. Es interesante
subrayar que desde 1989 el estado uruguayo está gastando anualmente la suma de U$S 20
millones en materia de subsidios a las empresas forestales. ON Gs sociales y ambientales de
ese país mantienen una postura muy crítica respecto de la posición oficial sobre el tema.
Por sorprendente que parezca, las autoridades argentinas y uruguayas parecen haber
olvidado que los suelos de pradera son ricos en materia orgánica, lo que significa que
constituyen enormes reservorios de carbono. El efecto de las plantaciones sobre dichos
suelos es incierto y probablemente negativo. En lugar de soñar con peligrosos
megaproyectos forestales, una verdadera contribución de los países de la región templada a
la mitigación del calentamiento global podría ser la conservación de sus suelos y pasturas, lo
que además tendría efectos adicionales positivos sobre la conservación de la biodiversidad y
el agua.
El entusiasmo mostrado por los funcionarios CHILENOS en relación con los sumideros de
carbono es realmente preocupante. No sólo porque dicho país ha suministrado el modelo en
que otros estados sudamericanos se han basado para promover el sector forestal, sino
también porque poderosas empresas chilenas están penetrando en otros países del Cono
Sur. El denominado modelo chileno ha demostrado ser completamente insustentable, sea
desde el punto de vista ecológico (provocó la destrucción de vastas superficies de bosques
en el Sur) como social (las plantaciones han invadido territorios tradicionales mapuche).
La idea de las plantaciones como sumideros de carbono ha tenido hasta ahora una fría
acogida en BRASIL. Sin embargo, el proyecto forestal para "secuestro de carbono"
promovido por Peugeot puede constituir un buen ejemplo de lo que habrá de suceder en el
futuro si prevalece la actual tendencia. Repentinamente preocupada por el calentamiento
global, Peugeot lanzó un proyecto para convertir 12.000 hectáreas de tierras "degradadas"
en plantaciones en el estado de Mato Grosso. El mismo capturaría 180.000 toneladas de
carbono al año a un costo tan bajo como U$S 12 millones. Fueron las poblaciones locales y
el ambiente quienes tuvieron que pagar por los verdaderos altos costos del proyecto, dado
61
Convención sobre Cambio Climático: Algo huele mal en los sumideros
que durante la preparación del sitio para la forestación se utilizaron 5.000 litros de glifosato,
que llegó a los cursos de agua vecinos, provocando un desastre ecológico.
En la actualidad el caso que demuestra más claramente la peligrosidad de los proyectos de
sumideros de carbono en el sector forestal es el del proyecto FACE en ECUADOR. En una
tesis de la Universidad Autónoma de Barcelona se analizaron los impactos sociales y
ambientales de las plantaciones de pino realizadas por el consorcio hola ndés de empresas
de electricidad nucleado en FACE sobre el Páramo Andino. Es ésta una región de pastos de
altura situada en los Andes ecuatorianos, que resulta fundamental para el mantenimiento del
ciclo hidrológico y la conservación de la diversidad bioló gica. La misma es habitada por
comunidades indígenas, que viven de la agricultura y la cría de ganado. El Proyecto FACE
se propuso establecer 75.000 hectáreas de monocultivos de pino y eucalipto para
"compensar" las emisiones de dióxido de carbono que el consorcio realiza en Holanda. Dicho
estudio demuestra que el carbono efectivamente capturado por las plantaciones de pino de
FACE está muy por debajo de los volúmenes esperados. Lo que es más, las plantaciones
pueden provocar el efecto de promover la oxidación de la materia orgánica del suelo,
generando entonces emisiones de carbono a la atmósfera y un balance negativo de carbono.
A nivel local, la investigación muestra los impactos negativos de las plantaciones sobre la
economía de las comunidades indígenas de la zona, las cuales antes de la implementación
del proyecto podían vivir gracias a un sabio manejo de ese frágil ecosistema. En este caso,
las plantaciones no sólo son una solución falsa al calentamiento global --ya que de hecho
generan un balance negativo de carbono-- sino que también distorsionan sistemas
económicos y culturales sustentables.
En suma, resulta claro que en relación con los pueblos y el ambiente de Sudamérica, la
promoción de las plantaciones como sumideros de carbono servirá tan sólo para exacerbar
los problemas a nivel local. No obstante, los gobiernos están siendo empujados a aceptar
este modelo por una serie de partes interesadas --a nivel nacional e internacional, público y
privado-- que tienen mucho para ganar en el juego del mercado del carbono . . . pero para
quienes el verdadero tema en discusión --o sea el cambio climático global-- parece ser más
bien una excusa para ganar dinero que un problema que debe ser seriamente abordado.
(Boletín de agosto, 2000)
Las dos caras de la política forestal brasileña
En la COP4 de la Convención de Cambio Climático celebrada en Buenos Aires, Brasil, junto
con China e India, lideró la posición de los países llamados en vías de desarrollo,
reclamando el reconocimiento de las responsabilidades históricas por parte de los diferentes
países en relación con el cambio climático. La delegación brasileña también subrayó la
necesidad de proteger la selva amazónica. Sin embargo su política forestal a la interna no
parece ir en dicha dirección.
Durante un taller realizado recientemente sobre el impacto ambiental de los proyectos de
gran escala en las regiones de la Amazonia y Mato Grosso, organizado por CIMI (Conselho
Indigenista Misionario), se difundió la noticia de que el Ministerio de Minería y Energía se
propone construir 400 nuevas represas hidroeléctricas para el año 2015. Muchas de ellas
habrán de inundar extensas áreas de tierras ocupadas por bosques, pertenecientes a
comunidades indígenas.
62
Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales
Por otra parte, la degradación y destrucción de vastas áreas de la selva amazónica a
consecuencia de incendios, ha continuado a lo largo de 1998. Tanto la degradación como la
eliminación del bosque tropical contribuirán a acelerar el calentamiento global. Una
investigación realizada por el Instituto de Pesquisa Ambiental da Amazonia –una ONG
radicada en Belem, al norte de Brasil- y el Woods Hole Research Center, con sede in
Massachusetts, había previsto que aproximadamente 400.000 kilómetros cuadrados de la
Amazonia brasilera se volverían vulnerables a incendios durante la estación seca de 1998.
Las inusitadas bajas precipitaciones acaecidas en 1998 han hecho aumentar el área de
bosques vulnerables al fuego a más de un millón de kilómetros cuadrados, lo que representa
un tercio de la Amazonia. No obstante, la degradación de la selva quemada y que
permanece en pie no está incluída en los programas de monitoreo que realiza el gobierno,
en el que sólo se considera como deforestación la quema total y la talarrasa. De manera que
las cifras oficiales ocultan cantidades significativas de carbono liberadas a la atmósfera a
través de la quema parcial de la selva.
Vinculado al cambio climático, los resultados mencionados resultan importantes para la
estimación de las emisiones de carbono desde la Amazonia, asociada a las prá cticas de uso
del suelo: la quema parcial de un bosque que permanece en pie puede liberar entre un 10%
y un 80% de la biomasa forestal a la atmósfera como dióxido de carbono. Estos grandes
volúmenes del gas no están incluídos en las actuales estimaciones d e emisiones de carbono
desde la Amazonia. Por otra parte, de acuerdo con un modelo computarizado generado por
el Centre Hadley for Climate Change, y presentado en la COP4, si la destrucción de la
Amazonia continúa al ritmo actual, extensas superficies de b osques tropicales estarán
amenazadas de convertirse en desiertos para el año 2050. Ello significaría –entre muchas
otras cosas- la pérdida del mayor reservorio de carbono del mundo.
Los incendios forestales se ven estimulados por la remoción selectiva de árboles, lo que
permite que los rayos solares alcancen el suelo del bosque, creando así condiciones de
sequedad que hacen al ambiente propicio a prenderse fuego. El Instituto Brasileño para el
Medio Ambiente (IBAMA) ha revelado recientemente que las compañ ías madereras han
extraído ilegalmente caoba valorada en U$S 70 millones de dólares, de territorios indígenas
Kaiapó, al sur del estado de Pará. Asimismo la institución acusó a 16 aserraderos de la zona
de robo y falsificación de documentación. El IBAMA ha venido llevando adelante acciones
para poner coto al madereo ilegal en la Amazonia. Sin embargo, estas acciones
probablemente se verán disminuídas como consecuencia del recorte del 47,4% en su
presupuesto, que acaba de sufrir el Ministerio de Medio Ambien te. El Grupo de Trabalho
Amazonico, compuesto por 355 ONGs brasileñas ha denunciado recientemente la reducción
en un 90% de los recursos dedicados a proyectos a ser implementados en las regiones de la
Amazonia y la Mata Atlantica y envió mensajes al Parlamento procurando detener estas
reducciones propuestas por el Gobierno Federal.
El discurso internacional del gobierno brasileño acerca de la importancia de la selva
amazónica en relación con el cambio climático parece tener entonces poco en común con lo
que pasa realmente en el terreno. (Boletín de noviembre, 1998)
El Banco Mundial promueve expansión de monocultivos forestales en Argentina
El gobierno argentino se ha propuesto transformar al país en un paraíso para los inversores
en proyectos forestales, adoptando el mismo esquema que se viene aplicando en el Cono
Sur de América del Sur -Chile, Uruguay y Paraguay- basado en monocultivos forestales en
gran escala. Tal posición resultó clara durante la COP IV sobre Cambio Climático celebrada
63
Convención sobre Cambio Climático: Algo huele mal en los sumideros
en noviembre de 1998 en Buenos Aires. Las plantaciones como sumideros de carbono
comprendidas en los Mecanismos de Desarrollo Limpio del Protocolo de Kioto son vistas
como una excelente oportunidad para el desarrollo de este modelo. Se deja de lado el
impacto ambiental que éstas producen sobre la pradera, si bien el mismo ya ha sido
comprobado en otras regiones donde la pradera es el principal ecosistema.
La nueva Ley Forestal ha hecho que aumente el interés de los inversores extranjeros en
emprender proyectos forestales en Argentina, en especial teniendo en cuenta las exenciones
impositivas ofrecidas y consiguientemente las altas tasas de rentabilidad esperadas. Las
plantaciones se están extendiendo especialmente en las Provincias de Misiones, Corrientes
y Entre Ríos, ubicadas al este del país. Se están además plantado superficies considerables
al sur de la Provincia de Buenos Aires, así como en Córdoba, Cuyo, el Chaco y la Patagonia.
Compañías estadounidenses, neozelandesas, alemanas y chilenas están invirtiendo en este
sector. Se espera que la actual tasa de inversiones en el sector -que alcanza los U$S 1.600
millones- aumente como consecuencia del nuevo marco legal.
Manuel Climent, Presidente de la Asociación Forestal Argentina (AFOA) ha señalado
recientemente cuáles son las ventajas que su país ofrece para el desarrollo del sector: gran
cantidad de áreas disponibles, adecuadas condiciones de clima y suelo, y cortos períodos de
rotación. Indicó asimismo que las condiciones internacionales son favorables, puesto que se
espera que hacia el año 2010 habrá un déficit de 900 millones de metros cúbicos de madera
rolliza a nivel global. Según Daniel Maradei -Director Ejecutivo del Comité Asesor para el
Plan de Desarrollo Forestal- todavía están pendientes algunos asuntos, entre ellos la
adaptación de los marcos legales provinciales a la ley nacional.
De acuerdo con sus promotores, las plantaciones no sólo generan riqueza, sino que también
son buenas para el ambiente. Es por ello que algunos empresarios se han subido al carro del
cambio climático. Por ejemplo Gustavo Kuzak, representante de Forestal Andina S.A.,
considera que las plantaciones son un instrumento adecuado para combatir el efecto
invernadero.
El Banco Mundial ha sido aquí -como en otros países- un agente de primer orden en el
incentivo a las plantaciones. El costo total del proyecto de desarrollo forestal ha sido
estimado en unos U$S 26,2 millones, de los cuales U$S 10,6 serán financiados con un
préstamo del Banco. De acuerdo con el texto del documento "Argentina - Proyecto de
Desarrollo Forestal" (ARPA6040), proyecto que se inició en 1994, "las plantaciones
forestales en la Argentina tienen claras ventajas naturales comparadas con las de muchos
países . . . (a) las rápidas tasas de crecimiento de los árboles en Argen tina debido a los
suelos relativamente ricos y a las favorables condiciones de temperatura y lluvias y (b)
abundancia de tierra con pocos usos alternativos". Sin embargo, según el punto de vista del
Banco, "las plantaciones forestales en décadas pasadas no se desarrollaron de acuerdo con
esta potencialidad, principalmente debido a desfavorables políticas macroeconómicas, de
comercialización, etc.". Pero hoy en día "estas políticas se han ajustado adecuadamente y el
mejor ambiente que reina en la economía y la política favorece las inversiones".
El documento del Banco Mundial hace referencia al caso chileno como ejemplo a ser
seguido: "En 1989 el sector forestal en Argentina contribuyó tan sólo con menos del 2% al
PNB y presenta un balance comercial positivo de U$S 132,1 millones. Este balance
comercial positivo, que se mantiene actualmente, fue alcanzado recién en 1989. El contraste
entre las performances del sector forestal en Argentina y en Chile no podría ser más
64
Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales
evidente . . . Comparando Argentina con Chile en particular, resulta claro que en el primero
hay una brecha sustancial entre los niveles real y potencial de producción de las
plantaciones forestales. . . Lo que es más, la mayor parte del pasado crecimiento de las
plantaciones forestales en Argentina no ha sido eficiente". Por extraño que parezca, la
expansión del sector forestal parece estar relacionada con el tamaño del país: "Mientras que
la superficie de Argentina es alrededor de 3,7 veces más grande que la de Chile y su PNB es
unas 3 veces superior, las exportaciones de productos forestales de Chile, que alcanzan
unos U$S 1.000 millones anuales, representan un valor 4 veces superior a las de Argentina".
El Banco considera que "el proyecto propuesto no tendrá un impacto ambiental adverso". Por
el contrario, "el componente destinado a los pequeños productores está diseñado
especialmente para tener un impacto positivo sobre el ambiente". Estas conclusiones,
además de infundadas, son también falsas. El plan forestal no está destinado a los pequeños
productores, sino a las grandes compañías transnacionales y nacionales, siguiendo el
modelo chileno que el Banco parece tener en tan alta consideración. Ni hablemos de la
India, Tailandia, Indonesia, Sudáfrica, Brasil y tantos otros países donde las comun idades
locales están defendiendo sus derechos frente al avance de las plantaciones en gran escala.
Las razones que tiene el Banco para apoyar el desarrollo de las plantaciones en Argentina
no son de carácter social ni ambiental, sino estrictamente macroeco nómicas. Parecería ser
que el Banco necesita ser recordado de que su mandato es aliviar la pobreza y que el
modelo chileno ha demostrado que aumenta la riqueza de los ricos e incrementa la pobreza
de los pobres, a la par que tiene fuertes impactos negativo s sobre el ambiente. (Boletín de
mayo, 1999)
Crimen ambiental vinculado a Peugeot en Brazil
La empresa francesa de automóviles Peugeot "preocupada por el ambiente" decidió hacer
algo en relación con el efecto sobre el calentamiento global que tienen los millones de autos
que ella produce. Por supuesto que nada radical, como por ejemplo, cambiar hacia nuevos
tipos de combustible. En cambio, la empresa decidió tomar por el atajo y plantar árboles para
"secuestrar carbono" en el estado de Mato Grosso en Brasil. El proyecto comenzó a ser
implementado el año pasado, con la finalidad de convertir 12.000 hectáreas de pasturas
"degradadas" en plantaciones. Según Peugeot, el área plantada será capaz de extraer
183.000 toneladas de dióxido de carbono por año de la atmósfera. Y además muy barato: por
sólo 12 millones de dólares.
Sin embargo, las consecuencias han sido muy caras para el ambiente y la población local.
Cuando una subsidiaria de la ONG francesa "Office Nations des Forets" comenzó las
actividades de plantación, provocó lo que puede ser catalogado como el mayor delito
ambiental cometido en el estado. Cientos de animales -algunos de ellos pertenecientes a
especies en peligro de extinción- fueron encontrados muertos en una de las zonas de
plantación. La razón: el uso de 5.000 litros del "inocuo" herbicida glifosato (Round Up) en
una superficie de 1.500 hectáreas como preparación previa a la plantación. El desastre
alcanzó incluso a dos ríos (el Juruema y el Teles Pires) provocando una masiva mortan dad
de peces.
Lo peor es que no se trató de un simple accidente. Por el contrario, la moderna tecnología
de las plantaciones recomienda el uso de herbicidas para eliminar la competencia de la
vegetación, lo que de hecho elimina la mayor parte de la biodiv ersidad botánica previamente
existente. El herbicida que se está usando en todo el mundo con este propósito, sobre cuyos
65
Convención sobre Cambio Climático: Algo huele mal en los sumideros
efectos la compañía que lo produce (Monsanto) ha mentido sistemáticamente durante años
al señalar que es más inocuo que la sal de mesa, es precisamente el mismo que causó este
desastre.
Esta situación es el resultado de un engañoso ambientalismo, vale decir, la implementación
de una actividad supuestamente "beneficiosa para el ambiente" -plantar árboles- publicitada
como adecuada para secuestrar dióxido de carbono y, por lo tanto, para mitigar el efecto
invernadero. Para evitar la difícil decisión de abandonar una economía dependiente del
petróleo, parte de la comunidad académica ha inventado esta supuesta solución y la ha
dotado de un barniz "científico". Afortunadamente, otra parte de la comunidad académica
parece estar honestamente tratando de determinar si las plantaciones son o no son capaces
de actuar como sumideros de carbono. Su respuesta ha sido que no. (Boletín de noviembre,
1999)
Plantaciones holandesas como sumideros en Ecuador: un nuevo problema
En un trabajo de tesis para el Doctorado en Ciencias Ambientales de la Universitat
Autónoma de Barcelona se analizan los impactos sociales y a mbientales de los monocultivos
forestales en el caso del proyecto que lleva adelante el consorcio holandés FACE en los
Páramos Andinos del Ecuador. Su autora -Verónica Vidal- trabajó durante varios meses en
esa región de pasturas del Ecuador, habitada por campesinos indígenas, que es fundamental
para el mantenimiento del ciclo hidrológico y además alberga altos niveles de biodiversidad.
Las conclusiones de la investigación indican que hay una falta de evidencias científicas en
torno al supuesto de que el aumento en el volumen de dióxido de carbono (CO2) en la
atmósfera -el más importante gas de efecto invernadero- puede ser compensado por la
creación de las denominadas "plantaciones como sumideros de carbono". En el caso de los
Páramos del Ecuador la cantidad de carbono retenida por las plantaciones de pino de FACE
ha resultado ser mucho menor a la esperada. Lo que es más, las plantaciones pueden
producir el efecto de promover la oxidación de la materia orgánica del suelo, lo que significa
una liberación adicional de dióxido de carbono a la atmósfera. De acuerdo con las
estimaciones, la liberación de carbono al aire puede ser aun mayor que su retención por los
árboles, de manera que las plantaciones estarían colaborando a aumentar el volumen de
CO2 atmosférico en lugar de disminuirlo. Este desequilibrio, sumado a los efectos negativos
de las plantaciones en la economía de las comunidades indígenas que habitan el Páramo,
demuestra en forma concluyente que las plantaciones no constituyen una solución para el
calentamiento global, sino una parte del problema. (Boletín de enero, 2000)
Argentina: ¿guardando carbono de Alemania en los bosques?
El tema de los servicios ambientales que los países del Sur pueden proveer a los paí ses del
Norte para mitigar los efectos del cambio climático es objeto de polémica. En primer lugar se
plantea una cuestión de justicia ambiental a nivel global, ya que los países mayormente
responsables de la peligrosa alteración que está teniendo el clima en la Tierra, en lugar de
atacar las causas que lo provocan -por ejemplo el uso insustentable de la energía y las
gigantescas emisiones de CO2 por parte de la industria - están buscando soluciones dudosas
y parciales, compradas en forma barata en el Sur. Por otra parte cabe preguntarse quiénes
tienen el derecho de participar de una negociación de este tipo, así como quiénes se
benefician -y eventualmente quiénes se perjudican- con ella. La función de los bosques
66
Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales
como sumideros y reservorios de carbono es hoy en día centro de interés en las
negociaciones que se vienen realizando en el marco de los CDM del Protocolo de Kioto.
Recientemente se dio a conocer un acuerdo celebrado entre el gobierno de la Provincia de
Chubut, en el sur de Argentina, y la fundación alemana Prima Klima en noviembre de 1999.
El objetivo del mismo es compartir el manejo de un área natural y obtener fondos mediante
la certificación de la fijación de carbono durante 50 años. El área del proyecto comprende las
cuencas de los lagos La Plata y Fontana en la zona de Precordillera Andino-Patagónica.
En un comunicado emitido el día 6 de enero ppdo. Greenpeace Argentina -integrante del
Foro del Buen Ayre, una red de ONGs e instituciones, que participó activamente de la COP4
de la Convención de Cambio Climático realizada en Buenos Aires en noviembre de 1998 cuestiona la validez del acuerdo, tanto del punto de vista técnico como legal. Juan Carlos
Villalonga, Coordinador de la Campaña de Energía de GP-Argentina señaló: "Este tipo de
actividades son las de más bajo nivel de confiabilidad y ofrecen una muy baja contribución
a la resolución del problema del cambio climático". Asimismo la organización Greenpeace
advierte acerca de la falta de criterios establecidos para desarrollar este tipo de proye ctos de
generación de bonos de carbono, en particular, en los casos en que se pretende utilizar la
capacidad de absorción y fijación de carbono por parte de los bosques. Desde el punto de
vista formal Greenpeace considera que este acuerdo debió haber sido evaluado por la
Oficina Argentina de Implementación Conjunta (OAIC), como forma de dar participación a la
sociedad civil. (Boletín de enero, 2000)
Argentina: las petroleras se visten de "verde"
Siguiendo una tendencia a nivel mundial, las empresas petrol eras en Argentina se han
sumado con entusiasmo a la idea de entrar en el mercado de los permisos de carbono como
una forma efectiva de aumentar su ingresos y de cambiar radicalmente su imagen frente a la
opinión pública: ¡de los chicos malos responsables del calentamiento global a campeones de
la conservación de los bosques! A partir de 1998 el gobierno les ha venido facilitando las
cosas favoreciendo inversiones en proyectos forestales, sin atender sus efectos sobre los
valiosos ecosistemas de pradera, que han constituido la base natural y física de la economía
del país.
Según Patricio Montecino, gerente general de Pecom Forestal (una subsidiaria de la
compañía petrolera Pérez Companc) "hoy en día es difícil concebir una empresa petrolera
sin un componente forestal adicional", tanto porque, según su visión, la forestación es un
buen negocio, como porque dichas empresas hoy en día son conscientes de la necesidad de
trabajar en soluciones basadas en el secuestro del carbono. Pecom se encuentra
negociando permisos de emisión de carbono con empresas alemanas que participan del
polémico acuerdo Chubit-Prima Klima para secuestrar carbono en la sureña Provincia de
Chubut.
Para Pérez Companc los sumideros de carbono son hoy en día un negocio central. La
compañía comenzó su actividad en el sector forestal en la década de 1950 y actualmente es
dueña de 163.000 hectáreas de tierras en las Provincias de Misiones y Corrientes, y en la
región del Delta del Paraná, en su mayoría plantadas con árboles. Otras 15.000 hectárea s
de plantaciones de pinos serán instaladas en los próximos quince años en Misiones. En los
predios de Corrientes se viene plantando Pinus taeda y Pinus elliotti a un ritmo de 6.000
67
Convención sobre Cambio Climático: Algo huele mal en los sumideros
hectáreas anuales, con el propósito de obtener materia prima para una indu stria a ser
instalada próximamente en la zona.
El gigante petrolero YPF (antes propiedad del estado y hoy en día privatizado y asociado con
Repsol, de España) está supervisando la plantación de 2.000 hectáreas de Pinus ponderosa
en la sureña Provincia de Neuquén a cargo de la Corporación Forestal Neuquina
(CORFONE) y planea llegar a las 5.000 hectáreas dentro de dos años. Por supuesto que
Shell no podía faltar en este tipo de iniciativas. Esta multinacional es dueña de 200.000
hectáreas en varios países del mundo (Congo, Nueva Zelandia, Chile, Uruguay, Argentina,
Paraguay), 120.000 de las cuales están ocupadas con plantaciones de especies forestales
de rápido crecimiento. Shell empezó a operar en Argentina en 1998 y sus plantaciones están
en la Provincia de Buenos Aires -donde posee 24.200 hectáreas- y en la de Corrientes,
donde es dueña de 8.000 hectáreas de eucaliptos y pinos, cuya superficie aumentará a
18.000 hectáreas.
Generar una "imagen verde" para si mismas es una meta muy importante en la polí tica de
estas empresas. Repsol-YPF subraya que su proyecto se está llevando adelante en áreas
afectadas por erosión provocada por el sobrepastoreo y donde no existe monte nativo,
pretendiendo de ese modo mostrar preocupación por la protección ambiental en general y
por la restauración de los suelos degradados en particular. Shell enfatiza que 2.000
hectáreas de bosque ubicadas en su zona de plantaciones habrán de permanecer intactas, y
que la empresa aspira a obtener la certificación de acuerdo con la norma ISO 14001, de
manera que el producto pueda alcanzar los mercados del Norte. Sin embargo, esos
argumentos resultan débiles en relación con una verdadera política conservacionista dado
que, por un lado, la efectividad para la conservar la biodiversidad de p equeños parches de
monte nativo en medio de vastos cultivos forestales es sumamente dudosa. Ni que hablar de
la pobre actuación de estas empresas en lo que respecta a la protección del ambiente. Ni
tampoco de que su verdadero negocio -la extracción de petróleo- está devastando el
ambiente, tanto a nivel local como global. Ni, finalmente, de que en el proceso de teñir de
"verde" su imagen se están apropiando de más y más tierras en todo el mundo. (Boletín de
junio, 2000)
Brasil: ¡Por favor, tiren aquí su basura de carbono!
La Conferencia de las Partes del Convenio Marco sobre Cambio Climático aún no dio su
aprobación a las plantaciones y los bosques como "sumideros" de carbono. Sin embargo, el
mercado del carbono ya está en marcha. A continuación transcribimos un mensaje
electrónico (traducido del inglés por el WRM), en el que se propagandea a Brasil como un
país con tierra y mano de obra baratas disponibles para que las empresas productoras de
energía viertan sus emisiones de carbono:
"De: OMNITRADE aaa@yawl.com.br
Fecha: Viernes, 14 Julio, 2000 2:25 AM
Tema: Emisiones de gases de efecto invernadero - Una alternativa
Desde 1978 nuestra compañía tiene sede en Brasilia, capital de la República de Brasil.
Trabajamos en el área inmobiliaria, actuando como intermediarios en transacciones de
propiedades rurales y en el área urbana. A partir del 'Protocolo de Kioto', fi rmado por
muchos países desarrollados, hay acuerdo de que en el futuro próximo se dará una
reducción de contaminantes a efectos de minimizar el 'efecto invernadero'.
68
Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales
Una de las opciones que viene siendo considerada es la comercialización de créditos de
emisiones con otras naciones. Esto puede incluir la reforestación de extensas áreas o
acuerdos que incluyan a los actuales bosques, como por ejemplo la negociación que tuvo
lugar entre algunas industrias de generación de energía y el Gobierno de Costa Rica.
Nosotros pensamos que si los países desarrollados continúan con las negociaciones en la
COP - 6 en La Haya en noviembre próximo y aprueban el conjunto de estándares
internacionales necesarios sobre la resolución de los temas del cumplimiento de los
compromisos y el rol de las actividades de secuestro de carbono (uso del suelo, cambio en
el uso del suelo y forestación) en el Protocolo, se generará una importante demanda de
créditos.
Estamos en condiciones de presentar ofertas competitivas dirigidas a empre sas generadoras
de energía para la realización de proyectos de reforestación (tierra a bajo costo, mano de
obra barata y razonable precio de los fertilizantes)
Nos damos cuenta de que la primera opción para el sector energético será invertir en su
propio país o en países vecinos, pero la alternativa de hacerlo en Brasil debería ser tenida
en cuenta, dado que podría significarles un gran ahorro comparado con inversiones similares
en otros lugares.
Junto a la venta de tierra y bosques podemos ofrecerles op ciones para arrendar o actuar
como intermediarios en joint-ventures para la reforestación. El arriendo presenta la ventaja
adicional de ser una excelente opción para el flujo de dinero al contado para la compañía, en
tanto la reforestación sirve para generarle ahora los créditos necesarios y más tarde el
beneficio de la cosecha de la madera.
Nuestra página web está en construcción (http://www.ecobiz.com.br). No obstante, hemos
confeccionado una lista de propiedades de interés así como incluido alguna información
sobre temas ambientales. Le resultará conveniente visitarla, dado que allí podrá encontrar
interesantes oportunidades. Por más información, o recomendaciones y sugerencias que
desee realizarnos, por favor escríbanos a la dirección: contactus@ecobiz.com.br
con
copia a: omnitrade@hotmail.com
Desde ya muchas gracias por su amable atención. Esperando hacer negocios en el futuro
próximo para nuestro mutuo beneficio, saludamos a Ud. atte.
Demetre Calimeris
Director OMNI Consultoria Imobiliaria Ltda
SHISQL 08, CJ 02, Casa 10 71620-225 Brasilia D. F.
Brasil
Tel: + 55 61 914 1234 o
911 1234
Fax: + 55 61 364 1905 "
(Boletín de setiembre, 2000)
69
Convención sobre Cambio Climático: Algo huele mal en los sumideros
Asia
Plantaciones para capturar carbono pueden resultar problemáticas en Asia
Asia ha sido la región más afectada por la sustitución de bosques por monocultivos
forestales, lo que ha determinado consecuencias negativas tanto a nivel local como global.
Los pueblos indígenas y las comunidades locales tienen una larga historia de resistencia a
este tipo de desarrollo forestal. A pesar de ello, la forestación para la captura de carbono
parece estar en aumento en este continente.
En la INDIA, funcionarios gubernamentales han afirmado que más de 60 millones de
hectáreas de "tierras yermas y tierras forestales de tipo arbustivo" pueden ser consideradas
disponibles para la instalación de plantaciones. Si bien los promotores de las plantaciones
en la India consideran que las mismas son "beneficiosas y amistosas para los aldeanos y
pueblos tribales", la realidad en cambio muestra que los monocultivos --basados
principalmente en eucaliptos-- han provocado graves impactos desde el punto de vista social
y ambiental, generando así movimientos de oposición de parte de las comunidades locales
afectadas. De hecho la India fue uno de los primeros países donde se dieron luchas de
carácter radical contra los monocultivos forestales.
No obstante, el Banco Asiático de Desarrollo considera que en ese país existe un potencial
de más de 24 millones de hectáreas disponibles para ser convertidas en plantaciones como
sumideros de carbono. Según el Banco, ello permitiría capturar 83 toneladas de carbono por
hectárea al cabo de un lapso de 40 años. Y aparentemente eso es todo lo que le importa. El
Banco no parece estar preocupado por el hecho de que un nuevo impulso en la expansión de
los monocultivos de eucalipto en la India significaría la repetición de una conocida historia de
impactos y de las consiguientes luchas a nivel local.
También CHINA está en la mira de las plantaciones para sumideros de carbono, siendo
responsable de ello la industria japonesa, país éste que es uno de los principales
responsables del calentamiento global dado el volumen de sus emisiones de gases de efecto
invernadero. Con el fin de eludir la responsabilidad de disminuir las emisiones domésticas, el
poderoso lobby industrial del Japón está tratando de encontrar vías de escape mediante la
instalación de plantaciones en China.
En 1998 la Federación de Organizaciones Económicas del Japón (Keidanren) propuso el
proyecto al Presidente chino Jiang Zemin cuando éste visitara Japón. Con la excusa de
restaurar el recurso forestal destruido por una vasta inundación, y contand o para ello con el
apoyo financiero de JICA, corporaciones de la magnitud de Oji Paper, Sumitomo Forestry,
Nippon Steel, Tokyo Electric Power y Mitsubishi se proponen ocupar 100.000 hectáreas del
territorio chino con monocultivos de árboles. Según sus promotores, el proyecto "absorbería"
entre 500.000 y 600.000 toneladas de dióxido de carbono al año, que es el equivalente al
6-7% de las emisiones totales de la industria papelera japonesa en 1997. Estas empresas
esperan que dicho proyecto compense parte de la reducción del 6% en sus emisiones (a
niveles de 1990) que Japón se comprometió a alcanzar para el año 2010. Al mismo tiempo,
las compañías implicadas esperan pintar de "verde" su alicaída imagen en materia
ambiental.
70
Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales
Funcionarios gubernamentales de MALASIA han expresado recientemente que las
plantaciones de palma aceitera pueden considerarse mejores en "absorber" carbono que
otras especies de rápido crecimiento. Este país es el principal productor de aceite de palma
del mundo y sus plantaciones han provocado impactos a gran escala. Como consecuencia,
este cultivo ha generado resistencia de parte de las comunidades indígenas, cuyas tierras
han sido invadidas por el monocultivo. Lo que los funcionarios oficiales no mencionan es que
para hacer lugar para las plantaciones ya se han devastado enormes áreas de bosques,
generando un balance de carbono negativo: el volumen de carbono liberado por la
deforestación es mayor que el secuestrado por las plantaciones de palma. Por otra parte, las
selvas que se destruyeron no eran sólo reservorios de carbono, sino especialmente el hogar
y la fuente de medios de vida para mucha gente, mucha de la cual posiblemente se vio
forzada a encontrar nuevos medios de subsistencia abriendo nuevas áreas de bosques,
resultando así en la liberación de aún más carbono al aire.
Por su parte INDONESIA está llevando adelante un proyecto para identificar alternativas
tecnológicas utilizando sumideros en el sector forestal. Dicho proyecto es apoyado por el
Country Studies Program de los EE.UU., que "suministra asistencia financiera y técnica a los
países en desarrollo y en transición, para estudios sobre el cambio climático". Dada la
historia pasada de Indonesia, este elegante lenguaje puede llegar a significar la promoción
de más plantaciones forestales como sumideros de carbono, similares a las que ya han
provocado deforestación y usurpación de las tierras de los pueblos indígenas.
Asia constituye el ejemplo perfecto de una región donde las plantaciones como sumideros de
carbono no tienen el más mínimo sentido . . . excepto para los países del Norte que quieren
instalarlos para no tener que reducir sus propias emisiones. Sólo los tecnócratas de mente
estrecha, son capaces de no ver que las plantaciones como sumideros se dan de bruces con
otros asuntos mucho más importantes, tales como la producción alimentaria, la conservación
de cuencas y de la biodiversidad --por mencionar tan sólo tres-- que deberían constituir el
núcleo de toda decisión que afecte el uso de los recursos naturales. Lo único que interesa a
los tecnócratas del carbono es la contabilización de las toneladas de carbono capturado,
más allá de los costos humanos y ambientales de ese ejercicio. En Asia, tal tarea puede
resultarles bastante más difícil de lo que se imaginan. (B oletín de agosto, 2000)
Forestadores japoneses invaden China
En tiempos del Imperio, Japón invadió China para expandir su poder en el Lejano Oriente.
Hoy en día, cuando los tiempos de guerra en esa región ya han pasado, un nuevo tipo de
invasión amenaza al territorio chino: el de las plantaciones forestales asociadas a los
Mecanismos de Desarrollo Limpio (CDM, por su sigla en inglés) bajo el Protocolo de Kioto.
En un intento de asegurarse mayores cuotas para la emisión de dióxido de carbono,
veinticinco compañías japonensas quieren iniciar un gran programa de forestación en China.
La industria japonesa es uno de los más importantes agentes del calentamiento global a
través de la emisión de gases de efecto invernadero -principalmente anhídrido carbónico- a
la atmósfera. En lugar de buscar desarrollar tecnologías ambientalmente sustentables y de
colaborar en frenar el consumismo que caracteriza a la moderna sociedad japonesa, el
poderoso lobby de la industria parece haber encontrado un atajo: la plantación de extensos
monocultivos forestales en el extranjero.
71
Convención sobre Cambio Climático: Algo huele mal en los sumideros
Takashi Imai, presidente de la Federación Japonesa de Organizaciones Económicas
(Keidanren), presentó el proyecto al Presidente de China Jiang Zemin du rante su reciente
visita a Japón. El proyecto es presentado bajo el disfraz de la restauración de los recursos
forestales destruídos por una gran inundación. Las compañías proponentes ya han
establecido un grupo de tareas encargado de determinar las locali zaciones, la escala y un
cronograma, y pedirán al gobierno japonés que el proyecto reciba apoyo oficial como
proyecto “ambiental”. A través de su agencia de “cooperación” internacional –JICA- el Japón
ha venido promoviendo el modelo de grandes plantaciones de especies de rápido
crecimiento en régimen de monocultivo en varios países del Sur.
Oji Paper Co. y Sumitomo Forestry Co. suministrarán la tecnología. Ebara Corp., Nippon
Steel Corp., Tokyo Electric Power Co., Obayashi Corp., Komatsu Ltd. y Mitsubishi Corp. son
las principales firmas que están llevando adelante el proyecto.
La planeada forestación de 100.000 hectáreas absorbería un volumen estimado de 500.000 a
600.000 toneladas de dióxido de carbono por año, que equivale al 6 -7% de la liberación total
de este gas por parte de la industria papelera en Japón en el año fiscal 1997. Las compañías
esperan que el proyecto colabore a la reducción del 6% en sus emisiones (a partir de los
niveles de 1990) que Japón debe alcanzar para el año 2010. Según las men cionadas firmas,
sería muy difícil llegar a una reducción de ese nivel únicamente a través de acciones a nivel
nacional.
Aún dejando de lado los efectos ambientales y sociales negativos de las plantaciones
forestales en gran escala a nivel local y regional, su utilidad para disminuir el tenor de
dióxido de carbono en la atmósfera se sustenta sobre bases científicas débiles. Desde el
punto de vista político y social, la solución al problema del calentamiento global no puede ser
dejada en manos de los mismos agentes que han contribuido históricamente a generar el
problema. En lugar de afrontar la cuestión con un enfoque realista –que llevaría al
incremento del manejo forestal sustentable, la promoción del crecimiento de los bosques
secundarios y el respeto a las comunidades y los pueblos indígenas que viven en y de los
bosques- los gobiernos del Norte y las transnacionales ahora están tratando solamente de
“pintar de verde” su imagen, pero su accionar se basa en el principio: yo emito, tú absorbes.
Entretanto el calentamiento global sigue incrementándose. (Boletín de febrero, 1999)
Oceanía
Una cuestión de sobrevivencia para Oceanía
El gigante AUSTRALIA es un actor fundamental en la geopolítica de Oceanía. Dada su
particular situación en el hemisferio sur geográfico, siendo un país del Norte y perteneciente
al Anexo I, Australia es el único país que cuenta con la posibilidad de aumentar sus
emisiones de gases de efecto invernadero un 8% respecto de los niveles de 1990 para las
metas establecidas para el período 2008 a 2012. Sin embargo, Australia se ha sumado con
entusiasmo a la idea de ofrecer su territorio a proyectos de sumideros de carbono.
En noviembre de 1999 Nueva Gales del Sur (NGS) --uno de los estados australianos-estableció derechos legales para el carbono secuestrado por las plantaciones y firmó un
acuerdo con la empresa japonesa Tokyo Electric Power Co. (Tepco) --parte del imperio
corporativo Mitsubishi-- a este respecto. Los japonenes planean dar inicio al proyecto con la
plantación de 1.000 hectáreas en el 2000, y extender la superficie a 40.000 hectáreas en los
72
Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales
próximos diez años. Es de destacar que Tepco ha sido la primera empresa japonesa en
firmar un memorándum de acuerdo con el Banco Mundial para participar del Fondo Prototipo
de Carbono, sistema creado para la comercialización de proyectos en el mercado del
carbono.
La iniciativa mencionada no es la única en la movida de las autoridades de NGS para
ingresar a este mercado. Sydney Futures Exchange --también en asociación con State
Forests de NGS-- está interesada en generar un mercado de intercambio de créditos de
carbono, como parte de un plan para convertirse en un centro de comercialización de
emisiones de carbono a nivel global.
Asimismo, extensas áreas de la sureña isla de Tasmania e n Australia vienen siendo
plantadas con monocultivos forestales para sumideros de carbono. El programa "Plantation
2000 Vision" del gobierno federal se propone el establecimiento de 650.000 hectáreas de
plantaciones forestales en Tasmania durante los próximos 20 años. La Política Forestal
Nacional está incluso promoviendo la deforestación, ignorando los múltiples servicios
ambientales que proveen los bosques primarios, entre los cuales el de constituir un enorme
reservorio de carbono. Grupos ambientalistas australianos están trabajando junto a
representantes de comunidades rurales y autoridades locales para cuestionar y oponerse a
esta visión orientada al mercado, que está generando trastornos a nivel social y destrucción
del medio ambiente.
Mientras algunos en Australia están mirando la posibilidad de hacer negocio con el cambio
climático en el recientemente creado mercado del carbono, otros estados de la región se ven
enfrentados a una dramática situación y a las perspectivas del calentamiento global sobre
sus territorios. Los PEQUEÑOS ESTADOS ISLEÑOS de Oceanía corren el riesgo de
desaparecer si el nivel del mar sigue aumentando como consecuencia del cambio climático.
Las Islas Marshall, por ejemplo, están en peligro de perder el 80% de la ciudad de Majuro
--su capital-- bajo este escenario, en tanto islas de mayor superficie se verían también
gravemente afectadas debido a la concentración de su población e infraestructura sobre la
línea de costa.
Estos pequeños estados isleños han manifestado su preocupación por el hecho de que el
impulso que se está dando a los proyectos de sumideros de carbono no habrá de servir más
que para permitir a los países industrializados seguir adelante con sus negocios, mientras
que sus propios países se hunden lentamente en el océano. Tal como lo señaló
enfáticamente el delegado de Tuvalu, hablando a nombre de AOSIS (coalición de pequeños
estados isleños) respecto de los proyectos de sumideros de carbono: "Esto muestra señales
muy claras acerca de como será el posible flujo de fondos para el Mecanismo de Desarrollo
Limpio en caso de que se incluyan las actividades relacionadas con los sumideros. Es más
que probable que habremos de presenciar un diluvio de fondos destinados a actividades de
sumideros y apenas un goteo de fondos dirigidos a tecnologías asociadas a la energía
renovable y la eficiencia energética".
Al tiempo que los mercaderes del carbono en Australia procuran obtener beneficios
económicos del desastre que implica el cambio climático, los estados de las pequeñas islas
de Oceanía están luchando por sobrevivir. ¿Los gobiernos del mundo dejarán que
desaparezcan? (Boletín de agosto, 2000)
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Convención sobre Cambio Climático: Algo huele mal en los sumideros
Basureros de carbono japoneses en Australia
La empresa japonesa Tokyo Electric Power Co. (Tepco) ha firmado recientemente una carta
de intención para participar en un proyecto de plantaciones forestales promovido por la
agencia estatal State Forests de Nueva Gales del Sur (NGS), Australia, según se dijo, como
parte de sus esfuerzos para enfrentar el problema del calentamiento global. Desde
noviembre pasado, NGS cuenta con una legislación que ampara las plantaciones como
reservorios de carbono. Las oficinas forestales de Australia han venido tratando de
promocionar sus proyectos de sumideros en el recientemente creado "mercado de emisiones
de carbono" a partir del Protocolo de Kioto. No es ésta la única medida adoptada por este
país con la finalidad de ingresar en dicho mercado. Sydney Future Exchange -también en
asociación con State Forests de NGS está interesada en crear un mercado de cambio y
comercialización de créditos de carbono, como parte de un plan para convertirse en un
centro de comercialización de emisiones a nivel mundial. La compañía habrá de buscar
inversores en la propia Australia y también en Nueva Zelanda y los EE.UU.
Tepco y State Forests de NGS están a punto de concluir un acuerdo formal una vez que se
establezcan específicamente las condiciones del mismo. Los japoneses están planeando
empezar con el proyecto mediante la plantación de 1.000 hectáreas el año próximo y de
extenderla a 40.000 hectáreas en los próximos 10 años.
En junio del año pasado, Tepco firmó un memorándum de acuerdo con el Banco Mundial,
como primera entidad japonesa participante del "Fondo Prototipo de Carbono", un sistema de
compra y venta de proyectos de emisiones de carbono.
Esta nueva movida de los japoneses en el tema cambio climático debe ser observada en un
contexto más amplio. En efecto, la agencia japonesa de cooperación internacional (JICA ) ha
estado -y sigue estando- muy vinculada a la promoción de proyectos de gran escala para la
instalación de monocultivos de especies forestales de rápido crecimiento con el fin de
producir fibra barata en varios países del Sur (ver Boletines nros. 9 y 25 del WRM).
Simultáneamente, la industria japonesa emite grandes cantidades de gases de efecto
invernadero a la atmósfera, al tiempo que la economía japonesa consume grandes
volúmenes de madera y de productos madereros, lo que resulta en la destrucción de l os
bosques del mundo. Ambas actividades significan un aumento del volumen de gases de
efecto invernadero en el aire. Y ahora Tepco -que seguramente habrá de ser seguida por
otras empresas- está creando basureros de carbono mediante plantaciones forestales . . . no
en su propio país, por supuesto. (Boletín de octubre, 1999)
Australia: plantaciones como "sumideros de carbono" invaden Tasmania
La expansión de monocultivos forestales en Tasmania -que es paradójicamente el centro de
origen del Eucalyptus globulus, una de las especies más usadas en los monocultivos
forestales en todo el mundo- bajo los Mecanismos de Desarrollo Limpio del Protocolo de
Kioto está provocando gran preocupación en Australia.
El programa del gobierno federal "Plantation 2020 Vision" se propone establecer 650.000
hectáreas de plantaciones durante los próximos veinte años en Tasmania. Los gobiernos
federal y estatales en Australia han adoptado una visión de mercado, según la cual el
carbono puede ser secuestrado en plantaciones forestales, que luego habrán de ser cortadas
en beneficio de las empresas. La Política Forestal Nacional no sólo promueve la instalación
74
Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales
de vastos monocultivos, sino que también incentiva la deforestación para dar lugar a las
plantaciones, con todos los impactos negativos que ello implica, tanto a nivel local como
global. El potencial de los bosques primarios como reservorios de grandes cantidades de
carbono es completamente ignorado. En cambio se ha intensificado su corta en varias zonas
de la sureña isla de Tasmania, donde los bosques nativos de eucalipto están siendo
destruidos. Al mismo tiempo la oposición a las plantaciones va en aumento, incluso bajo la
forma de acciones radicales, como la quema y la extracción de árboles de las plantaciones.
La oposición a estos monocultivos ha trascendido el sector de los ambientalistas y ahora
incluye a una parte significativa de la sociedad a nivel rural, en especial los productores
lecheros y los consejos locales. Por ejemplo, el grupo "Communities over P lantations",
creado recientemente en el norte del estado, es un grupo de presión compuesto básicamente
por miembros de la sociedad rural tradicional. Los productores lecheros se oponen a las
plantaciones por la baja del valor de las propiedades próximas a las plantaciones y el
aislamiento social causado por la muralla formada por las plantaciones ubicadas en el medio
de lo que antes eran prósperas comunidades rurales. Por otro lado, las administraciones de
los condados tienen que vérselas con un descenso en sus ingresos por concepto de
impuestos debido a la sustitución de actividades agrícolas por las plantaciones.
Ni siquiera son empresas australianas los principales actores en este proceso de los
sumideros de carbono. Por ejemplo Tokyo Electric Power Coro poration (TEPCO) -parte del
imperio corporativo Mitsubishi- estableció una joint venture con North Ltd. para establecer
más de 23.000 hectáreas sobre tierras agrícolas. En la misma situación está Victoria, donde
una compañía de seguros estadounidense -John Hancock- es dueña de 150.000 hectáreas
de plantaciones.
La ONG australiana Native Forest Network está abogando por la adopción de prácticas más
efectivas, realistas y no destructivas para enfrentar el aumento de la concentración del
carbono atmosférico. Una de ellas consiste en frenar la práctica destructiva de cortar y
quemar bosques para obtener productos de escaso valor como son las astillas. Además de
las enormes cantidades de carbón liberadas mediante la corta inicial de los bosques y de la
subsiguiente quema autodenominada de regeneración, las propias astillas son convertidas
en bienes desechables -como papel- que son rápidamente destruídos, colaborando así al
aumento de las emisiones en un plazo muy corto. En esa línea, el Partido Verde Australiano
ha denunciado que todo esto es una maniobra del gobierno para evitar abordar el candente
tema de la necesaria reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, al tiempo
que Greenpeace Australia considera que el gobierno federal debería centrar su atención en
las energías renovables y emprender acciones para cortar las emisiones, en lugar de tratar
de reducir sus efectos. (Boletín de junio, 2000)
Aotearoa / Nueva Zelandia: oposición a los árboles genéticamente manipulados
Al tiempo que la ingeniería genética aplicada a la producción de alimentos está provocando
preocupación entre los consumidores y los ciudadanos, y muchos científicos expresan sus
dudas y críticas en relación con la misma, transnacionales de la alimentación , la forestación
y la energía se han reunido para desarrollar árboles genéticamente modificados, que se
espera puedan crecer más rápido o contener componentes deseados por la industria.
En agosto pasado la Oficina de Manejo de Riesgos Ambientales (Environmental Risk
Management Authority - ERMA) de Nueva Zelandia recibió --a través de una página web
especialmente abierta con ese propósito (www.context.co.nz)-- 700 mensajes sobre pinos
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Convención sobre Cambio Climático: Algo huele mal en los sumideros
genéticamente manipulados. Esa iniciativa de democracia participativa, aplicada a una
importante cuestión ambiental, es parte del proceso de evaluación de la solicitud realizada
por el Instituto de Investigaciones Forestales (Forest Research Institute - FRI) al ERMA para
realizar un ensayo de campo con pinos alterados genéticamente. Es importante subrayar que
hasta ahora este nuevo sistema nunca había recibido más de 50 opiniones respecto de un
tema, lo que revela claramente la preocupación del público en relac ión con éste.
La enorme mayoría de los 700 mensajes fue crítica respecto del experimento propuesto para
ser realizado a nivel de ensayo de campo. Mario Rautner, activista de Greenpeace en el área
de biotecnología forestal, expresó que los resultados muest ran claramente que la gente no
está de acuerdo con la liberación de árboles genéticamente modificados al ambiente.
"Estamos convocando al FRI para que acepte que existe oposición a nivel de la opinión
pública a este experimento. Nos gustaría que ahora el FRI declarara una moratoria
voluntaria y se abstuviera voluntariamente de realizar el ensayo. Los árboles genéticamente
modificados constituyen un serio riesgo para el ambiente y nos oponemos a experimentos de
consecuencias impredecibles para la naturaleza" agregó. La cuestión es saber si las
autoridades actuarán respetando la voluntad del público y renunciarán definitivamente al
ensayo o si responderán a los intereses de la industria.
Debe destacarse que la inclusión de las plantaciones forestales como su puestos sumideros
de carbono bajo el MDL del Protocolo de Kioto significaría un estímulo para el desarrollo de
la biotecnología en el sector forestal, con el argumento de que los árboles genéticamente
modificados serían capaces de crecer más rápido y absorber más CO2 en menos tiempo. Un
riesgo adicional a tener en cuenta por los negociadores sobre el clima para el próximo
encuentro de La Haya. (Boletín de octubre, 2000)
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