Sistemas de información y vigilancia

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Sistemas de información y vigilancia
Nuevas tecnologías de la comunicación y control social
Francisco SIERRA * mailto:fsierra@cica.esmailto:fsierra@cica.es
La miniaturización de los equipamientos electrónicos y los avances en la
producción de armamentos y equipos informáticos merced a los avances
tecnológicos de los sistemas de información y conocimiento han llevado a
algunos teóricos a definir la guerra de la era de la información como una
guerra digital. El factor tecnocomunicativo es hoy una referencia
permanente tanto en las crecientes necesidades de movilidad y actuación
rápida de las fuerzas aéreas y terrestres, como en la gestión de los datos
de estrategia e intervención, la ramificación descentralizada de las
fuerzas de contingencia, la coordinación operativa de las diferentes
divisiones del ejército y, por supuesto, el control de los sistemas de
información y decisión, concentrando en el mando militar las acciones
políticas, diplomáticas y civiles por mediación de las diversas formas de
control de la opinión pública y de manipulación de la información de
actualidad.
Como marco doctrinario de pensamiento y estrategia militar, la noción de
guerra digital comprende la reelaboración global de la doctrina y los
programas de investigación y desarrollo del ejército, en la consecución de
los objetivos y la aplicación de los medios tecnológicos de organización y
actuación militar de la fuerza del siglo XXI.
La concepción cibernética, la logística y la ingeniería armamentista
basada en la computación, los sistemas de información en línea y la
inteligencia artificial participan de una teoría y una práctica castrense
dirigida e integrada por un modelo de análisis globalizado de la fuerza y la
acción bélica del siglo XXI. La doctrina política es asimismo asimilada en
el marco de una doctrina de seguridad internacional en la que el
cuestionamiento del concepto de soberanía, de los límites y fronteras
regionales, de los límites entre la guerra y la paz o el frente y la
retaguardia orienta la acción del nuevo pensamiento estratégico del
Pentágono :
"El concepto de guerra se está expandiendo, como mínimo, hacia dos direcciones. En
primer lugar, ya no podemos ver la guerra simplemente como los ejércitos de una naciónestado o grupo de naciones estado combatiendo entre sí (...) La segunda manera en que se
está ampliando el concepto de guerra se relaciona con el combate convencional" (1).
La noción de "desarrollo progresivo" sintetiza clarificadoramente esta
concepción cualitativa más que gradual de la escalada bélica en nuestro
tiempo, legitimada en los medios como nueva ideología en la conciencia
bélica de la opinión pública internacional. Se trata, en fin , de un
significativo cambio de una estrategia de despliegue (concepción
distributiva de la guerra) a una visión proyectiva de los ejércitos y la
táctica militar, siendo lógicamente la información (el espacio de los
medios y tecnologías comunicacionales) el principal instrumento de
intervención, y la guerra una estrategia de vencimiento por el convencimiento, esto es, una guerra informativa, una guerra mediática y de
propaganda, que, desde el conflicto del Golfo Pérsico, viene legitimando
la actuación de un discurso y una política informativa regida, como se
puede observar en los documentos oficiales estadounidenses, por el
principio absoluto de la seguridad pública .
En las nuevas formas de guerra, basada intensivamente en las fuentes y
recursos informáticos, la victoria se dirime en la capacidad de destrucción
y dominio de los sistemas de información. Las nuevas tecnologías
constituyen un aporte a la esfera militar integradas en las diversas
instituciones de seguridad pública, asumida por principio la intencionada
confusión entre estrategias de televigilancia y operaciones bélicas. Así,
por ejemplo, el espacio es definido, en la doctrina estadounidense, como
un área estratégico de interés nacional en la concepción comunicativa del
ejército, imbricando en la responsabilidad del control de las redes
satelitales al sector privado (2). La política de uso del espacio
radioeléctrico y las tecnologías de telecomunicaciones al servicio de la
doctrina de seguridad nacional no es nueva. Constituye, de hecho,
históricamente uno de los ejes centrales de expansión del poder
internacional de los Estados Unidos en el mundo, mediante la
coordinación de las redes telemáticas militares con el sector civil y
comercial (Teledesic, Global Star, Orbicom, . . . ) en función de las
actividades de inteligencia.
Hoy, sin embargo, a diferencia de la clásica doctrina de seguridad
nacional, la extensión de la filosofía de la guerra total y permanente
presupone la realización hasta sus últimas consecuencias de una cultura
mediática de videovigilancia global, en la que la seguridad es consagrada
en principio rector de la vida pública, en nueva disciplina de regulación y
acomodamiento social de la conciencia cívica a las necesidades de orden
y control político-militar por razones preventivas (3). La pedagogía militar
de la guerra de la información consiste precisamente en la calculada y
ambigua extensión de la lógica bélica a la vida civil y política. La política
de seguridad nacional, y supranacional, se extiende hoy a todas las
formas de comunicación electrónica (4). Si la construcción de sistemas de
inteligencia artificial, espionaje, rastreo y teledetección satelital han venido
reforzando los tradicionales sistemas de inteligencia del Estado y un
estricto control de las comunicaciones electrónicas , hoy el FBI ha
extendido a la red Internet y los sistemas de telefonía móvil la política de
supervisión y control para responder al reto de los nuevos medios y
tecnologías de la comunicación, reformulando incluso las bases del
pensamiento político-militar sobre la seguridad pública y hasta la propia
cultura informativa y la propia doctrina del derecho a la información que
hoy circula entre los profesionales de los medios y los ciudadanos, a partir
de una agresiva política de intervención en el ámbito de la comunicación
pública. Programas como INFOSEC OUTREACH, creado para el diseño y
evaluación de los sistemas de seguridad informativa, o la MISSI
NETWORK SECURITY INITIATIVE, para el desarrollo y la coordinación
de las redes modulares de seguridad en las redes de información para la
Defensa de la Infraestructura Nacional de Información (NII), son algunos
de los proyectos sectoriales que la National Security Agency ha puesto en
marcha en Estados Unidos para la planeación de la guerra digital, bajo la
supervisión de la Secretaría de Defensa para el Comando, Control,
Comunicaciones e Inteligencia, dependiente del Departamento de
Defensa, según un modelo panóptico de observación y control
informativo. De acuerdo con Virilio :
"Desde el momento en que el mercado sólo es mundial en tiempo real y que el espacio real
de la geopolítica económica declina de día en día, se hace indispensable la sobreexposición
óptica para el comercio global con una puesta en marcha de la competencia de las diversas
fuentes de información visuales y audiovisuales" (5).
El dispositivo mediático de televigilancia instituye así, simbólica y
prácticamente, un complejo aparato de control despersonalizado,
automático, invisible y totalizador en el que el sujeto es reducido a un
apéndice archivado por los medios de visibilidad y transparencia del
Estado. La omnivisión, como apunta Virilio, crea un sistema de vigilancia
doméstica bajo la observación de la óptica global, cuya mercantilización
de la mirada transforma el espacio-tiempo y la experiencia de lo público
del espectador desde modelos de representación reactivos de
televigilancia mundial :
"Hacer ver lo que se produce en el instante presente (telepresente) en el mundo, he aquí un
mercado, un mercado de la mirada cuyo carácter panóptico de vigilancia doméstica rebasa
con mucho la puesta en escena de emisiones televisadas para el gran público, tal como las
conocemos desde hace más de medio siglo. Hasta el carácter transitorio de la emisión y de
la recepción programadas se ve puesto en tela de juicio a favor de la posibilidad inaudita de
una permanencia del directo que revoluciona el estatuto de la recepción, a una hora fija, de
un mensaje de información, tal como la CNN lo hacía hace veinte años, con el éxito que se
sabe" (6).
La banalización de la guerra , la redundancia terrorífica de las máquinas
de muerte difundida por el sistema mediático-comercial establece de este
modo las bases de un nuevo sistema de dominio, bajo la lógica militar que
atraviesa y determina el conjunto de las actividades sociales en
coherencia con la cultura de consumo. Así, la sofisticación tecnológica y
la
pregnancia
de
una
retórica
de
esceneficiación
militar
espectacularizada, característica de los sistemas imperiales, envuelve
hoy los discursos económicos, informacionales y bélicos de la aldea
global en el manto seductor de la guerra de las galaxias.
Si la guerra y la paz no son hoy situaciones diferenciables u opuestas,
sino componentes de un mismo proceso a escala de gestión de un orden
mundial precario y acechado por nuevos conflictos internacionales, las
turbulencias y desórdenes globales de una "geopolítica del caos"
legitimaría como necesaria una estrategia de guerra total permanente en
la que se relacione adecuadamente la aplicación de la fuerza con los
resultados políticos deseados, de manera combinada, recurriendo a los
medios y las técnicas de desinformación y propaganda como soportes
indispensables de los ejércitos.
Desde la experiencia traumática de la fracasada intervención militar en
Vietnam, el alto mando del Pentágono ha enfatizado el carácter político
de toda acción bélica para favorecer un enfoque centrado en las causas
fundamentales de conflicto más allá de las dimensiones militares. De
hecho, la concepción de guerra prolongada en los medios procede,
básicamente, de la experiencia bélica contrainsurgente. El conocimiento
adquirido en este tipo de operaciones especiales ha favorecido en las
últimas décadas un rol político fundamental en la doctrina estadounidense
de seguridad internacional. Las formas irregulares de guerra informal y el
incremento del rol desempeñado por las operaciones encubiertas han
convertido incluso la estrategia de baja intensidad en un referente
doctrinal básico de la actual política del Pentágono (7) que incluye desde
niveles de disuasión y agresión directa, políticas y estrategias
pacificadoras, hasta acciones de guerrra masiva como en el bombardeo
de Yugoeslavia, a partir de una nueva correlación y equilibrio entre las
accciones de fuerza y la negociación política que ya en los años
cincuenta los teóricos de la comunicación estadounidenses denominaron
"nueva diplomacia pública".
PERSUASIÓN Y DISUASIÓN
"La guerra es un acto de fuerza
para imponer nuestra voluntad al adversario"
Karl Von Clausewitz
Para lograr la unidad de esfuerzos y el plegamiento de los objetivos
políticos de la administración pública (Departamento de Estado) a los
objetivos militares (Departamento de Defensa) a través de la coordinación
del Consejo Nacional de Seguridad, el Alto Mando del Ejército
norteamericano propone en primera instancia como acción militar
prioritaria la estrategia de manipulación informativa a partir de la
comunicación y la acción disuasora, las filtraciones administradas, la
guerra psicológica y la centralización de fuentes por los medios, agencias
y servicios especiales de los Estados Unidos. La doctrina de la guerra
informacional tiene como referente, en este punto, la experiencia del
Golfo Pérsico, donde la experiencia tecnomediática y comercial ha
servido para relanzar proyectos herederos de la filosofía de la guerra de
la galaxias para alcanzar la preeminencia absoluta de Estados Unidos en
el próximo milenio tanto en el potencial de recursos materiales como en la
distribución informativa y las redes de telecomunicaciones :
"Para Estados Unidos, el objetivo central de una política exterior en la era de la información
ha de ser el de ganar la batalla de los flujos de la información mundial, dominando las
comunicaciones, al igual que Gran Bretaña dominó una vez los mares" (8).
Tradicionalmente, Estados Unidos ha privilegiado el control de las
comunicaciones internacionales como principal estrategia de propaganda
en la confrontación bélica regional. Así , por ejemplo, continuando con
esta estrategia de control y dominio de los sistemas de comunicaciones,
en Oriente Próximo el poder informativo de la BBC y la Voz de América
ha sido complementado por diversas alianzas político-mediáticas con
países amigos como Arabia Saudí a través de empresas multimedia como
NBC, ORBIT Communications y la Arab Network Agency, en la particular
cruzada occidental contra el avance islámico y los movimientos políticos
nacionales antiimperialistas que afectan a los intereses estratégicos de
Estados Unidos en la zona (9).
Ahora, si bien la política informativa de manipulación y ocultación de los
hechos considerados sensibles ha sido en el siglo XX un elemento
estratégico en la planeación y desarrollo de los conflictos bélicos por los
estados mayores de los ejércitos, el diseño actual de la política de
información sobre la guerra administrado por el "grifo de imágenes" es
planteado de manera flexible y multifuncional según el caudal de noticias
y las necesidades de mayor o menor saturación mediática por los actores
protagonistas del conflicto, al fin de convertir los acontecimientos
mediáticos en un hecho banalizado y asimilable para los profesionales de
los medios, desde una filosofía y estrategia global de la sociedad de la
información, como ha sucedido en el último bombardeo de Irak y la
novelada crisis Lewinsky, siguiendo la experiencia de la guerra del Golfo
(10).
Esta nueva estrategia asume como propios los principios de la Guerra de
Baja Intensidad manejando en función de la situación y características del
conflicto formas distintas de intervención, de la persuasión a la disuasión,
pasando por el uso de la violencia política y militar masiva y coordinada.
Así, por ejemplo, en el conflicto de Kosovo, la cadena CNN ha pasado de
ser, en palabras de Madeleine Albright, el decimosexto miembro del
Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, para convertirse en medio de
difusión de la doctrina estadounidense de la OTAN, mientras en conflictos
como el bombardeo de Irak se ajustaba punto por punto en la línea
editorial a las tesis y deliberaciones de la ONU, según las exigencias de la
diplomacia estadounidense.
Tal política militar, y su integración definitiva en el sistema mediático y las
redes e infraestructuras de información, es, en cualquier caso, planificada
en función de lo que Chomsky denomina la producción del
consentimiento. En palabras del profesor Steven Metz :
"Debemos fomentar un consenso general para apoyar el empleo de la fuerza y sólo se
puede lograr lo anterior usando objetivos imprecisos y simbólicos, que constituyen una
base estratégica muy débil. Cuando existen reales objetivos, normalmente son secretos"
(11).
Los medios tienen, por ello, como función crear las condiciones
adecuadas para mantener los verdaderos objetivos de la intervención
oculta a la opinión pública y difundir, en su lugar , un objetivo de tipo
simbólico, imaginario, que refuerce el apoyo de la población, como en el
conflicto de Granada y Panamá, así como el respaldo de la opinión
pública internacional, trabajando con los aliados en el terreno de la guerra
psicológica de percepciones y creencias administradas por el sistema
institucional de los medios de comunicación periodística (12). Una función
que sin duda ha incidido indirectamente en la falta de credibilidad de los
medios (13).
Las operaciones psicológicas (PSYOP) de las fuerzas especiales
comprenden el recurso a estrategias de información, propaganda y
desinformación a todos los niveles. La instrumentación mediática admite
grados y escalas diferentes de manipulación, control, censura y
desinformación, conforme a la intensidad del conflicto y la escalada militar
en el continuum de gradación de la guerra a la situación de paz, mediante
la propagación de los intereses militares en la prensa, los medios
audiovisuales, los líderes de opinión e incluso la comunicación
interpersonal cara a cara, al fin de influir en el conjunto de las audiencias
y lograr :
1º ) El desarrollo a largo plazo de los objetivos estadounidenses,
influyendo en las actitudes de la población de forma determinante.
2º) El control militar de las instituciones y los poderes políticos nacionales
y las agencias civiles bajo la supervisión del ejército y la Agencia de
Información de los Estados Unidos a través del establecimiento de la
Junta de Jefes de Estado (JCS).
3º) La efectividad de las campañas de planeación informativa
desarrolladas por los técnicos de la división de las PSYOP en diferentes
segmentos específicos de audiencia.
4º ) La penetración de las técnicas audiovisuales entre diferentes grupos
de población (target) y la difusión de los mensajes planeados para
promover el respaldo o la neutralidad amistosa de las audiencias durante
la misión militar, al fin de evitar las resistencias y oposiciones al
cumplimiento de los objetivos tácticos y estratégicos de la guerra
psicológica.
Haití es un caso representativo de esta nueva estrategia de contención y
manipulación informativa basada en operaciones psicológicas (14). La
política de guerra psicológica permanente descansó en el conflicto
haitiano sobre dos áreas de intervención : la defensa de restablecimiento
de la democracia y la contención antimigratoria de la población huída de
la isla.
Las operaciones psicológicas fueron integradas directamente en los
programas de información del gobierno coordinando la actividad del
Consejo de Seguridad Nacional, la CIA, el Departamento de Defensa, el
Departamento de Justicia, el Departamento de Estado, la USIA, la
USACOM y, por último, el gobierno de Aristide en el exilio. Por supuesto,
los canales de información del gobierno haitiano en el exilio estuvieron
controlados por Estados Unidos desde el primer momento a través del
Equipo de Apoyo de Información Militar (MIST) con sede en Washington,
D.C.
Las operaciones de apoyo a la política diplomática estadounidense
contemplaron la emisión de programas radiofónicos en el Caribe y las
campañas de persuasión y convencimiento público de las
representaciones diplomáticas comprometidas en el conflicto. Además de
las transmisiones de la Estación Nacional Roosevelt en Puerto Rico, la
193 división del Grupo de Operaciones Especiales en Pennsylvania
difundió numerosos programas en el interior de Haití a través de la señal
Radio Democracia, en las que se prometería la reconciliación entre los
haitianos y el restablecimiento de la democracia. Las emisiones de Radio
Democracia incluyeron la difusión de los planes de la administración
Aristide en educación, trabajo, servicios sociales y desarrollo económico,
con apoyo de la comunidad internacional. A la vez que a través de Radio
AM940, diversos mensajes de guerra psicológica diseñados por expertos
norteamericanos en propaganda disuadían a la población haitiana para
detener la oleada migratoria hacia los Estados Unidos.
La estrategia de guerra psicológica fue planeada gradualmente conforme
la evolución diplomática del conflicto. Conforme fueron evaluadas las
respuestas politicas y sociales a los mensajes de las autoridades y
fuerzas de oposición en el interior de la isla, la unidad de operaciones
especiales fue ampliando su campo de acción a nuevos sectores de la
audiencia a fin de intensificar la penetración informativa y el respaldo a la
política norteamericana en Haití. El Grupo de Trabajo Interagencias de
Información (IIWG) aprobaría incluso el envío de aproximadamente
10.000 receptores de radio, introducidos en Puerto Príncipe por aire para
incrementar el número de receptores de los mensajes transmitidos por el
gobierno Aristide en el exilio bajo la supervisión del Pentágono. Un mes
más tarde, se establecía además el programa "Television Democracy"
con el objetivo de preparar al pueblo haitiano en la restauración
democrática y la llegada de las fuerzas militares estadounidenses. A
través de los programas de radio y televisión, Bill Clinton, el Secretario de
Defensa y algunos oficiales del ejército norteamericano fueron
consecutivamente informando a la población de los programas de ayuda
económica a Haití y los apoyos internacionales a la democracia previstos
con el desembarco en la isla.
Las contradictorias informaciones y cruces de rumores en esta última fase
de la crisis hizo de las operaciones psicológicas un factor esencial a nivel
táctico y operativo (15). En la operación militar, helicópteros y unidades
de Fort Bragg volaron sobre Puerto Príncipe anunciando el apoyo de las
tropas estadounidenses al restablecimiento democrático y pacífico en el
país con el objeto de facilitar la actitud favorable al proyecto y la
estrategia de planeación diseñado por la coordinación de las PSYOP. Los
objetivos entonces de la guerra psicológica con la invasión de la isla por
Estados Unidos fueron dirigidos a :
a. Informar a la población acerca de las razones de la presencia del
ejército estadounidense.
b. Minimizar las críticas a la acción militar estadounidense.
c. Ocultar las hostilidades públicas a las fuerzas estadounidenses.
Los mensajes de las fuerzas de operaciones psicológicas fueron encaminadas a
justificar la presencia de los ejércitos extranjeros en territorio haitiano basado
en la noción de no interferencia y en la contrapropaganda que minimizara las
imágenes sobre inicidentes protagonizados por soldados extranjeros en la
isla. En este punto, las campañas informativas procuraron :

Convencer a la población civil para dispersar posibles oposiciones.

Disuadir a la población de penetrar en las zonas de seguridad bajo
control estadounidense.

Convencer al pueblo de no obstaculizar las operaciones de los
marines.
En una fase posterior, la estrategia de las PSYOP buscó reducir los
efectos del enfrentamiento y la violencia entre grupos políticos y la
sociedad civil haitiana mediante una campaña orquestada con temas
centrales como los siguientes :

Stop a la violencia y la venganza. La violencia produce más
violencia.

Democracia significa paz.

La violencia no es una respuesta en el largo camino hacia la paz y
la democracia.
La campaña procuraba convencer a los sectores políticos y militares de Haití
lo inconveniente de una guerra civil, persuadiendo a su vez a la población de
respetar los principios constitucionales en la restauración de la democracia.
En esta etapa de la intervención estadounidense, los mensajes de tolerancia
y no violencia emitidos por radio por el propio Aristide procuraron en toro
momento movilizar a la población con el fin de evitar actitudes violentas y de
venganza, en favor de la reconciliación y la justicia nacional. La campaña
comprendía la composición y multidifusión de la canción "Long Live Peace"
compuesta por encargo de los servicios de guerra psicológica ("All Haitians
must be the messengers of peace").
Estas actividades de
acompañadas por :
guerra
psicológica
planeadas fueron
además

Numerosas ruedas de prensa internacionales.

Entrevistas con autoridades y mandos del ejército seleccionados
por la Junta de Información en radio, prensa y televisión.

Análisis de audiencia sobre los efectos de las campañas de
propaganda.

La planeación publicitaria en soporte video de mensajes en apoyo
a las campañas de información como variable determinante de las
operaciones logísticas del Ejército.
En la nueva doctrina militar, las operaciones psicológicas concentran la
mayoría de los esfuerzos de planeación estratégica militar ante la
complejidad y simultaneidad de las situaciones de conflicto. En el Manual de
Operaciones 100-5 (FM), el Ejército estadounidense renovó sus principios de
estrategia y táctica militar en razón de los cambios posteriores al fin de la
Guerra Fría, posteriormente revisados en el Documento FM 100-23. La tesis
central defendida en ambos documentos es la legitimidad e importancia de
las operaciones psicológicas en una lógica bélica sustentada en la
aceptación y respaldo de la opinión pública y en la implementación de las
políticas nacionales según los objetivos definidos militarmente. En el
mencionado documento, se establece explícitamente que los programas de
información pueden facilitar la vía de legitimación y apoyo a los programas
militares entre las audiencias nacionales y la opinión pública internacional.
Las PSYOP son pues el factor de construcción de la legitimidad, las
creencias y el impacto público de los intereses militares en un contexto
atravesado por continuas tensiones sociopolíticas y actividades
desestabilizadoras contrarios a los planes del alto mando. La constelación
mediática y el entorno cultural inflacionista de noticias sesgadas por las
fuentes oficiales favorecería así, en nuestros días, un marco comunicativo
dirigido por los intereses del complejo militar-industrial del Pentágono y el
medio de gestión de la incertidumbre en el teatro de operaciones de la
comunicación-mundo.
GUERRA VIRTUAL
Un concepto funcional estratégico en esta visión de las nuevas formas de
guerra psicológica es la noción de guerra virtual. La guerra informacional es
teorizada por el Pentágono como una "no guerra" en la medida que la
legitimidad de la intervención armada entre la opinión pública y las
instituciones políticas nacionales e internacionales es inversamente
proporcional al número de muertos. En efecto, "en esta época de
transmisiones en vivo mediante la CNN, el público estadounidense manifiesta
muy poca tolerancia a las bajas. Ante el relativamente poco apoyo popular
que inicialmente recibió la liberación armada de Kuwait, es difícil creer que el
pueblo estadounidense acepte la pérdida de muchas bajas en cualquier
conflicto futuro" (16). La "guerra quirúrgica" es pues una condición de la
nueva conciencia bélica que, en coherencia con el discurso científico,
cibernético y racionalista de Occidente, es respaldado por una vaga e
interesada noción instrumental de progreso común a la filosofía de la
comunicación que instituye la acción de los medios.
Tanto la estética de los videojuegos como la escenografía tecnologizada del
campo de conflicto coinciden no en vano con una "cultura afirmativa"
funcional a la maquinaria de guerra del capitalismo articulada en el discurso
periodístico a partir de la dependencia de los medios respecto a las fuentes
gubernamentales en la nueva visión del periodismo global (Global
Journalism) de la CNN y su agenda tematizada por el star system :
"Una guerra sin muertos, bajo los ojos de las cámaras es las proeza técnica a la que llegó
Occidente y que demuestra que la prensa, a pesar de que criticó ampliamente a la censura del
ejército, había incorporado la lección de Vietnam : no desmoralizar al ejército ni la opinión, ya
que nadie podría imaginar que la guerra fuera tan breve. Nadie vio la guerra sucia, ya que se
suponía que las tecnologías sofisticadas permitán en cierta manera ahorrársela. Y ni siquiera la
alfombra de bombas que recibieron a diario los iraquíes durante más de un mes cobró víctimas"
(17).
Hoy además la aplicación de los nuevos sistemas de simulación y las
formas de guerra virtual se extienden a las actividades paramilitares del
Ejército antes y después del conflicto. En Estados Unidos, por ejemplo, se
han diseñado programas de terapia y tratamiento psicológico con técnicas
informáticas para curar el síndrome de Vietnam. Algunos combatientes
afectados por la barbarie de la guerra han experimentado sistemas de
ayuda como "Virtual Vietnam" en la que los pacientes reviven sus
incursiones por las selvas vietnamitas y los ataques de francotiradores y
helicópteros para superar los fantasmas y fobias que angustian a los
soldados tras conflictos como la Guerra del Golfo Pérsico. Ahora bien, la
simulación informativa hace tiempo que ya fue performada por la
simulación multimedia del videojuego. Hoy el telespectador navega por
los puntos de la red de imágenes, textos y escenarios virtuales,
digitalizados y manipuladores del relato noticioso, de similar manera que
pilota helicópteros AH-64 D Apache para sobrevolar Cuba, Laos y
Tailandia, como si de una intervención de la OTAN en Kosovo se tratara.
Juegos multimedia como "Apache Havoc" son sólo la versión lúdica de un
universo belicista omnipresente en los medios como tributo a la muerte. El
uso extendido de los juegos de simulación de vuelo hacen así en buena
medida algo más que familiares las imágenes filtradas por la OTAN en
conflictos como el de Kosovo (18). La espectacularidad, la tendencia al
sensacionalismo, la explotación de los hitos de interés humano, que
protagonizan las informaciones sobre esta y otras guerras, son de hecho
coherentes y plenamente funcionales a la estrategia bélica de guerra
quirúrgica
La concepción de limpieza bélica es, paradójicamente, coincidente con la
redundante noción de limpieza étnica de los relatos periodísticos
ficcionalizados como parte de la cultura del espectáculo que gobierna la
puesta en escena audiovisual. El reinado de la televisión favorece, en
este sentido, la representación de la guerra como un simulacro. El futuro
de la guerra electrónica es la intervención en tiempo real y la supresión de
las transmisiones televisivas de las fuerzas enemigas modificando
imágenes, situaciones y escenarios audiovisuales, incluso con
proyecciones holográficas.
Complementariamente, por otro lado, como en la mejor literatura
ciberpunk, "en el horizonte estratégico del 2025, en el Pentágono se
imagina un mundo en el que la guerra se hará por medio de hormigas y
avispas exterminadoras, de nanorrobots ultraminiaturizados, minúsculos
captores (algunos móviles y accionados por micromotores) capaces de
introducirse en todos los edificios, las instalaciones de mando, los nudos
de comunicaciones informática, etc., o de sobrevolar con el objetivo de
paralizarlos o nublarlos" (19) :
"La era de la información les dará a los comandantes un conjunto de opciones más
resistente y sofisticado: operaciones reales y simulaciones construidas, al igual que
ejercicios simulados interactivos y de realidad virtual. Este tipo de simulacros no
reemplazan las operaciones reales, sino que por el contrario, nos permitirán realizar más de
las mismas" (20).
Como ha dejado entrever la guerra de Yugoeslavia, la ciberguerra y el
espionaje electrónico constituyen un factor estratégico con importancia
creciente. La realidad virtual constituye un elemento de formación y
adiestramiento individual y colectivo, así como de instrucción para el
liderazgo y puesta en escena de la guerra. La idea de ejército inteligente
descansa precisamente en este concepto proyectivo de las nuevas
tecnologías de la información :
"Esta inmersión proporcionará adiestramiento preventivo, correctivo y de refuerzo, todos
incrementos excelentes del tipo de adiestramiento en campaña práctico esencial para
producir un ejército capaz y listo. Cuando se incorpora con las tecnologías que permiten
una mayor distribución de participación, una estrategia de adiestramiento de este tipo
podría mejorar no solamente la listeza y desempeño de la fuerza activa, sino también la de
las fuerzas de la Guardia Nacional y de la reserva" (21).
La simulación tridimensional del teatro de operaciones y la unificación del
mando del ejército como sistema de información y acción tecnológica
anticipa así una concepción tecnocomunicacional y una morfología del
cuerpo militar completamente distinta.
EJERCITO-RED
"Las fuerzas revolucionarias del futuro puede
que estén compuestas cada vez más por extensas
redes multiorganizacionales que no tengan una identidad
nacional particular, reclamen surgir de la sociedad civil
e incluyan grupos e individuos agresivos, expertos en el uso
de tecnología avanzada para las comunicaciones"
RAND CORPORATION
El concepto rector de la sociedad informacional popularizado por Manuel
Castells es, en la actualidad, la metacategoría directriz con la que se
piensa y organiza el ejército de la comunicación-mundo. En la política de
redefinición de la doctrina militar por el Departamento de Estado
norteamericano, la seguridad de los sistemas de información y las redes
telemáticas es la base de articulación de las estrategias militares. " Las
fuerzas conjuntas; las coaliciones, a veces ad hoc; las operaciones entre
agencias; las reglas precisas de combate, ejecutadas bajo la mirilla de los
medios de comunicación mundial casi instantáneas; tal vez percepciones
erróneas respecto a las bajas; la reducción de tiempo entre la crisis
observada y el desplazamiento de las tropas, al igual que entre el
momento de llegada al país y el cumplimiento de la misión, todo lo que
contribuye a que el uso de la fuerza militar sea único" son indicativas de
las nuevas y diversas formas de intervención militar que justifican una
estrategia flexible en la ambigua definición del enemigo (22). La noción
"red" se asocia, en este punto, informacionalmente, a la concepción del
sistema mundial como un espacio caótico, amenazado por múltiples
desestabilizaciones, conflictos locales, fisuras, desórdenes y terrorismos
varios.
Los tanques del pensamiento norteamericano identifican como amenazas de
la comunicación-mundo :

La pobreza y el subdesarrollo económico en el Tercer Mundo.

Los desastres ecológicos.

El nacionalismo.

El fundamentalismo religioso.

Las agresiones contra fronteras internacionales de "Estados
reaccionarios" (Irak, Irán o Corea del Norte, por ejemplo).

La proliferación de armas de destrucción masiva y sistemas
balísticos avanzados.

Guerras y conflictos civiles por razones étnicas, religiosas o
territoriales.
La infosfera mediada por los sistemas de información periodística, y los
circuitos de producción y almacenamiento electrónicos, es descrita por la
nueva doctrina militar del Pentágono como un escenario paradójico y
complejo, un espacio azaroso e incierto, amenazado por múltiples
conflictos locales y diversos e imprevisibles factores en el campo de la
economía, la sociedad civil y la cultura. Así, frente a una cultura militar
distributiva, operativamente mecanizada y de intervención masiva, la
organización bélica de la sociedad-red establece un modelo de
organización descentralizado, fluído, dinámico y virtual. La
reestructuración de los ejércitos en función de un modelo organizativo
reticular, glocal y desterritorializado se erige en premisa ideal de la
política de desarrollo militar en el nuevo milenio. Y, paralelamente, la
centralización de fuentes y el monopolio del poder informativo. Las
Naciones Unidas, la OTAN, el Comando Norteamericano de Defensa
Aeroespacial (Canadá y EE.UU.), el Sistema Interamericano de Defensa
son coodinadas en la unidad administrativa de gestión de la seguridad en
la red por instancias como la NSA INFOSEC SERVICE CENTER (NISC),
a través de los cuales Estados Unidos programa y supervisa los
productos y servicios de clasificación y desclasificación de documentos de
seguridad nacional en la explotación e interceptación de las redes y
sistemas de inteligencia.
Como señala Schiller, "en ese campo se ha constituido una coalición
informal y operacional a la vez, en la que convergen intereses
gubernamentales, militares y comerciales que abarcan las industrias de la
información de los media y de la informática. La percepción del mundo
que tienen estos actores es resueltamente electrónica. Lo mismo que los
geoestrategas, su campo de visión es un planeta bajo control
norteamericano. El medio de alcanzar ese objetivo, proclama
insistentemente esta coalición, es el complejo información/media, porque
confiere el poder cultural y el poder simplemente" (23).
Una voz tan autorizada como la de Zbigniew Brzezinski deja claramente
definida la importancia atribuida por Estados Unidos a los factores
tecnocomunicacionales como eje de organización del potencial
estadounidense en su empeño por prolongar el liderazgo en el escenario
de los nuevos compromisos globales y las complejas relaciones de poder
con otras potencias antagónicas como Europa. El dominio
estadounidense sobre las comunicaciones y la cultura de masas junto con
el liderazgo tecnológico en el ámbito de las telecomunicaciones y la
industria militar es hoy el núcleo de concentración de los ámbitos de
poder global (el económico, el político y el militar) :
"Los Estados Unidos han mantenido e incluso ampliado su liderazgo en la explotación de
los últimos adelantos científicos para fines militares, creando por tanto un establishment
militar sin par desde el punto de vista tecnológico, el único con un alcance global efectivo.
Además, siempre mantuvieron una importante ventaja comparativa dentro de las
tecnologías de la información, un sector clave desde el punto de vista económico. La
superioridad estadounidense en los sectores punta de la economía del mañana permite
suponer que no es probable que la primacía tecnológica estadounidense desaparezca a
corto plazo, particularmente porque en los terrenos clave desde el punto de vista
económico los estadounidenses están manteniendo o incluso ampliando sus ventajas en
términos de productividad sobre sus rivales europeo-occidentales y japonesees"(24).
En la sociedad-red, la prevalencia y proyección informativa de un contexto
incierto y azaroso, característico de las sociedades de riesgo, refuerza así
la ideología de la realpolitik en las relaciones internacionales bajo el
liderazgo ideológico y mediático de los Estados Unidos.
La doctrina político-militar de la sociedad red planetaria participa de una
concepción caótica y amenazadora del sistema internacional que
favorece la centralización del poder (de una estructura bipolar a un
modelo de concentración monolítico) como años antes los halcones del
Pentágono proyectaran su popular idea del desorden mundial en el Tercer
Mundo. Las megatendencias mundiales indicarían, en consecuencia, un
futuro afectado por movimientos de desintegración, caos y conflictos :
"En su forma más extrema, esta situación producirá Estados fracasados, marcados por el
colapso completo del orden e incapacidad del gobierno central para seguir funcionando.
Gran parte del Africa subsahariana y la periferia de la antigua Unión Soviética, quizás se
unan con Bosnia, Afganistán, Liberia, Mozambique y Somalia en la lista de Estados
fracasados. Muchos otros estados tercermundistas experimentarán el subir y bajar de su
gobernabilidad, con partes de su territorio nacional permanentemente fuera del control del
gobierno. El resultado será, en las palabras de Robert D. Kapan, un patrón de estadosnaciones poco definido y estados-fabelas, regionalismos nebulosos y anárquicos. Los
gobiernos centrales podrán controlar unas cuantas regiones y ciudades importantes, pero
la mayor parte del poder se difundirá entre señores de guerra y regiones autónomas,
definidas según la etnia, tribu, clan, raza o religión de sus habitantes. Algunos entes
políticos tendrán su propia fuerza de seguridad, en tanto que otros dependerán de estados
poderosos, para su protección" (25).
En este contexto prefigurado, la nueva estrategia estadounidense de
seguridad nacional comprende el desarrollo de un proceso de apertura
(free flow information) y de control continuado y flexible (televigilancia)
frente a la habitual doctrina de contención de la época de la Guerra Fría.
El objetivo político-militar del Pentágono es el dominio de las redes de
información para el gobierno del mundo y, en consecuencia, la
implantación de un sistema de vigilancia total y permanente. La
arquitectura del sistema mundial de poder en torno al complejo
tecnocomunicacional de los medios descansa en una concepción
estratégica y operativa electrónica. La multiplicación y flexibilidad de las
redes informáticas como parte de la estructura básica de organización
militar ha multiplicado los sistemas de seguridad y las técnicas de registro
criptográfico para el control centralizado de la información considerada
sensible. Como señala Herbert Schiller, citando fuentes oficiales, si la
supremacía nuclear era la condición sine qua non para dirigir las
condiciones de antaño, hoy el sistema de distribución de poder se
concentra en los sistemas de información :
"Para Estados Unidos, el objetivo central de una política exterior en la era de la información ha
de ser el de ganar la batalla de los flujos de la información mundial, dominando las ondas, al
igual que Gran Bretaña dominó una vez en los mares (...) A Estados Unidos le interesa
económica y políticamente velar por que, si el mundo adopta una lengua común, ésta sea el
inglés; que, si ese mundo se orienta hacia normas comunes en materia de telecomunicaciones,
de seguridad y de calidad, estas normas sean armoniosas; que, si sus diferentes partes están
interrelacionadas por la televisión, la radio y la música, los programas sean americanos; y que,
si se elaboran valores comunes, se trata de valores en los cuales se reconozcan los
norteamericanos" (26).
La noción de red y los procesos sociales articulados en torno a los flujos
de información son la base del pensamiento administrativo que propone la
organización de nuevas formas de producción, consumo, socialización,
expresión cultural y, por supuesto, de organización de la guerra, bajo la
filosofía y el liderazgo de los Estados Unidos. "A corto plazo, el poder
económico del capital transnacional y la receptividad de la gente al marco
comercial multimedia sobre el que está basada la economía
nortemaericana no pueden más que estimular el sueño acariciado por
Washington de dominar el mundo durante el próximo siglo gracias al
control de la electrónica" (27).
Por otra parte, la coordinación de las fuerzas militares exige, en nuestro
tiempo, según los principios de la guerra informacional, una articulación,
en consecuencia, de la estructura y mando de poder centralizado y un
sistema de organización jerárquica del poder militar con los modos
reticulares de las redes de información e inteligencia, con o sin la
mediación de sistemas computerizados de datos y otras tecnologías
informativas. La concepción estratégico-militar basada en el uso de las
nuevas tecnologías de la comunicación y la filosofía informacionista se
define por la operacionalidad de la diversidad de fuentes, flujos y
procesos informativos, ya sean militares o civiles (28).
La descentralización en la toma de decisiones, la flexibilidad organizativa,
el desarrollo de sistemas de información y organización reflexivas e
inteligentes capaces de aprender, autoorganizarse y operar,
adaptativamente, según las transformaciones del complejo entorno
configurado por las sociedades de alto riesgo son referencias dominantes
en la nueva doctrina militar del Pentágono. Hoy la retórica de la guerra se
apoya en una lectura sistémica de la globalización, inspirada en el
principio de incertidumbre, en las nociones básicas de las teorías del caos
y de las catástrofes como un marco legitimador de la política bélica
mundial. Ahora bien, esta complejidad e incertidumbre referidas encubre,
en la doctrina bélica oficial del Pentágono, lo que Ramonet identifica
como crisis global de la información y la comunicación, en nuestro tiempo,
ante el déficit democrático que gobierna la expansión de las redes
mundiales de información según los intereses estratégicos y políticomilitares del sistema-mundo descrito y analizado por Wallerstein, en la
que Internet es el nuevo centro emergente de las políticas de propaganda
e intoxicación informativa que promueven la cultura pública belicista (29).
La ideología de la National Defense University, en la que se piensa la
doctrina de la guerra digital, participa de un informacionismo tecnocrático
en la relación hombre-máquina como parte de un discurso paranoico,
cuya lectura legitimadora en los medios se presenta en forma de
identificación de la intervención militar como una guerra de cero muertos.
La explotación de este factor señalado en su modelo de propaganda por
Chomsky y Herman, es un elemento de movilización y dominio efectivo,
que mantiene a la población permanentemente aterrorizada sobre los
efectos, peligros e incertidumbres creados con conflictos reales o
imprevisibles, ya sea por el peligroso potencial del enemigo, como se
difundiera en el último bombardeo sobre Irak, o por la extensión del
conflicto a otros países, como en la guerra de Yugoeslavia (teoría del
efecto dominó).
Como resultado, uno de los efectos de la política global de guerra
psicológica difundida planetariamente explotando esta tendencia
paranoica en la opinión pública internacional es la acentuación de una
guerra civilizatoria sin precedentes que amplía, las diferencias y fracturas
culturales entre el mundo occidental y las culturas oprimidas y
subyugadas del Sur, paralelamente a la extensión de una conciencia
paranoica en la propia teoría social con los planteamientos dominantes
sobre la amenaza de desórdenes y peligros virales. Así, por ejemplo, se
apunta en las preocupaciones de los diseñadores y responsables de los
sistemas de seguridad el problema de la ciberguerra no sólo como un
aspecto de control único de las redes de comando y organización militar
continuamente amenazado por los hackers y enemigos virtuales que
intentan introducirse en los sistemas de seguridad nacionales, poniendo
en peligro la estabilidad mundial, sino sobre todo un problema vital de
imprevisibles efectos desestabilizadores en los flujos financieros
mundiales ante los intentos de sabotaje económico. Por ello, el propio
discurso periodístico de los medios de información ha popularizado el
objetivo de la seguridad nacional como prioritario por encima de otros
aspectos reguladores como el control de los monopolios o el libre acceso
y democratización de las redes de comunicación, en el acceso y gestión
pública. No en vano, la cultura paranoica de seguridad nacional tan
común a las políticas editoriales de los medios impresos y audiovisuales
norteamericanos coincide con la extensión de la ideología del control
social en la agenda política occidental :
"De hecho, el papel eminente que incumbe a las think tanks neoconservadores en la
constitución y después en la internacionalización de la nueva doxá punitiva pone de relieve
las relaciones orgánicas, tanto ideológicas como prácticas, entre el deterioro del sector
social del Estado y el despliegue de su brazo penal (...) De ahí toda una serie de balances
que se dan para un análisis, al ritmo de los cuales, Estados Unidos es utilizado no como
elemento de una comparación metódica que mostrara a continuación que la pretendida
subida inexorable de las violencias urbanas es ante todo una temática político-mediática
que busca facilitar la redefinición de los problemas sociales en términos de seguridad, sino
por turnos, como un espantajo y como un modelo a imitar, aunque sea con precaución"
(30).
Hoy, señala Loïc Wacquant, es difícil para una autoridad europea
expresarse sobre la seguridad continental sin que salga de su boca
alguna consigna made in USA, por ridícula que esta sea. La obsesión
paranoica de una cultura represiva difundida por los medios de
información norteamericanos insistentemente se convierte así, por la
hegemonía de Estados Unidos en la geopolítica mundial de las industrias
culturales, en un elemento legitimador de las estrategias sociopolíticas de
vigilancia total y permanente a través de los nuevos sistemas de
información y procesamiento de datos, más allá de cualquier proyecto de
Estado o regional, para hacer públicamente aceptable las premisas de la
doctrina de seguridad nacional del Pentágono, en la sanción y control
coercitivo de aquellas conductas consideradas desviadas o simplemente
diferentes en virtud del principio de seguridad total que hoy es
universalmente asumido y validado en la construcción de la sociedad
global de la información, para tiempos de paz y de guerra,
indistintamente.
EJERCITO INTELIGENTE
La concepción del ejército en términos de soporte logístico más que de
aplicación de la fuerza ilustra un escenario diferente en el que la
estrategia militar reorienta sus esfuerzos hacia el desarrollo y control de
los sistemas de información y telecomunicaciones aeroespaciales, con el
objetivo de evitar en principio futuribles desórdenes, movimientos de
subversión y acciones puntuales de grupos minoritarios, sectas,
organizaciones guerrilleras o fundamentalismos étnicos, religiosos y
políticos que puedan resurgir dentro y fuera de las fronteras nacionales
(31). Los sistemas de vitgilancia y control planetario con sede en Fort
Meade tejen mundialmente un dispositivo de espionaje y gestión
informativa al servicio de los intereses geoestratégicos estadounidenses
según una nueva doctrina de seguridad nacional que el servicio de
información americano , integrado por un amplio cuerpo de funcionarios
(linguistas, informáticos, relaciones públicas, analistas de sistemas,
expertos en flujos de datos, etc . . . ), coordina cubriendo todo el área y
formas de contraespionaje.
La National Security Agency (NSA) es la agencia responsable de
protección, desarrollo y control de las comunicaciones militares
administrativas, el desarrollo de las tecnologías de la información,
seguridad de las redes informáticas, el espionaje vía satélite y hasta
coordinación de la guerra en el espacio :
la
y
la
la
"La agencia es el mascarón de proa de un pacto de recogida de información entre los Estados
Unidos y los servicios de información de Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda (...)
Sus atribuciones han ido aumentando en poder a partir de las décadas 70 y 80 cuando se puso
en marcha la red Echelon. En todo el mundo, todas las comunicaciones por correo electrónico,
teléfono y fax son regularmente interceptadas por Echelon, cuyos ordenadores extraen de la
masa de informaciones los mensajes que contienen palabras-clave sensibles" (32).
Esta red de espionaje y los servicios de información para interceptar las
señales de comunicaciones importantes para la seguridad nacional
amplían así el poder de influencia de los sistemas de seguridad al control
a las comunicaciones telefónicas, ciberespaciales y personales. La unidad
de mando e integración, bajo la coordinación de los servicios de
inteligencia e información de Estados Unidos, de los poderes públicos del
Estado ha llevado incluso a situaciones recientes como la supeditación
del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas a las directrices
político-militares de la OTAN, concentrando las prerrogativas de
intervención en manos del Pentágono.
El cambio de la doctrina militar no significa, sin embargo, una
modificación sustancial de sus presupuestos ideológicos de partida. La
estrategia de seguridad nacional de EE.UU. define, en los documentos
doctrinales del Pentágono, la diplomacia internacional del gobierno
norteamericano como una política orientada al logro de " un ambiente
internacional de paz, libertad y progreso dentro del cual nuestra
democracia – y otras naciones libres – puedan prosperar" combatiendo
"la agresión , la coerción y las insurrecciones que amenazan las
instituciones democráticas", en ayuda a las naciones aliadas y sus
intereses (33). La argumentación política y la retórica oficial del
stablishment norteamericano no ha variado, en lo sustancial, el discurso
esgrimido durante los años setenta. Hoy como ayer, los ataques a
instalaciones civiles en Afganistán, a fábricas farmacéuticas sudanesas o
a supuestos "campos de entrenamiento para terroristas" son justificados
en virtud del principio de legítima defensa, invocando la necesaria
protección de los servicios y el modo de vida americano, anclados en la
tradicional filosofía de concepción derechista que la sociedad
estadounidense ha sancionado incluso en algunas de sus versiones más
racistas. Así por ejemplo los manuales de formación de las Fuerzas
Especiales de la Escuela de Operaciones Especiales de la Fuerza Aérea
de la base Hurlburt empiezan por considerar despectivamente a negros,
hispanos o asiáticos, tal y como revelara en 1997 la cadena CBS en su
espacio dedicado a los noticieros. La guerra de Kosovo y otros conflictos
liderados por la acción directa o encubierta de los Estados Unidos siguen
por otra parte reeditando mundialmente una doctrina de la seguridad
nacional en la que junto a un militarismo exacerbado y el más ferviente
anticomunismo se desarrolla la nueva concepción regional de los
conflictos bélicos basada en el dominio de los factores de infraestructura,
producción y circulación de la información por las redes
tecnocomunicativas cuyo principio es la extensión total de la fuerza y la
doctrina de seguridad espacial y temporalmente.
VELOCIDAD, ADAPTABILIDAD, PRECISIÓN
El valor de lo novedoso, de la simultaneidad y la abolición del tiempo de la
modernidad tardía, tan caro a los medios y al pensamiento débil, es hoy
un factor esencial de la estrategia militar. La guerra en tiempo real,
basada en la gestión de los procesos de explotación informativa a través
de las redes telemáticas, no sólo ha promovido el desarrollo de Internet y
mucho antes las plataformas espaciales de satélites de teledetección y
vigilancia global de los escenarios geoestratégicos, sino, más allá aún,
incluso la asimilación de una cultura bélica de la comunicación totalitaria y
omnipresente. La guerra en tiempo real se ha extendido a la concepción
de los sistemas informativos como medios de vigilancia permanente en la
interceptación, transmisión y control de las comunicaciones civiles. "Esto
explica la urgencia de superar la antigua perspectiva del espacio real
desde el punto de vista de la fuga, en beneficio de la puesta en marcha a
escala global de una perspectiva en tiempo real, de la fuga instantánea de
todos los puntos , los pixels de la imaginería digitalizada" (34).
Si en la empresa postfordista el valor del stock es reducido a la mínima
expresión, los ejércitos de la sociedad informacional plantean una
estrategia de máxima compresión del tiempo, por lo demás plenamente
funcional a la lógica de producción noticiosa. Aunque la cultura bélica de
intervención en tiempo real no sólo coincide con la administración de los
acontecimientos por los medios informativos. El sistema de seguridad
estadounidense se rige por una orientación de sus actividades a corto
plazo :
"Según señalara Andrew Krapinevich, la mayor parte de los funcionarios de mayor jerarquía
del Departamento de Defensa, sólo ocupan sus posiciones por un período relativamente
corto, de ahí su propensión a anticiparse a los problemas inmediatos en lugar de resolver
los de más largo plazo. En un sentido aún más amplio, la cultura estratégica
estadounidense y de hecho toda nuestra perspectiva en relación con el tiempo, destaca
más el presente que el futuro" (35).
Durante la guerra del Golfo, la preocupación por la duración del conflicto
hacía manifiesto, como en la guerra de Kosovo, el principio de la nueva
doctrina militar del Pentágono, según el cual el éxito de la guerra depende
de la capacidad de control de la opinión pública y de dominio en la
intensidad y orientación temática de las noticias a cargo de la cobertura
informativa por los medios, en la que se privilegiaba el objetivo de mostrar
el acontecimiento inmediatamente, ocultando el proceso de
hipermediatización para movilizar internacionalmente a la ciudadanía en
favor de la estrategia de agresión y la solución bélica a los conflictos :
"La capacidad para controlar la velocidad, especialmente en la informática y los espacios
inmateriales, se ha hecho primordial. El considerable desarrollo de medios nacionales de
información y su orientación hacia nuevos riesgos, confiere a Estados Unidos una forma de
liderazgo de los países industrializados. Estas opciones diseñan una estrategia que no
permite evitar sistemáticamente los enfrentamientos violentos y la gestión del combate,
pero que favorece la selección de empresas, la economía en vidas humanas y una gestión
más flexible de los conflictos que hay que justificar ante una opinión pública y unos
responsables políticos cada vez más informados" (36).
Las cámaras digitales incorporadas en los cascos de los marines
norteamericanos que cubrieron en directo la guerra de Haití o la
ocupación de Somalia son, en este sentido, un pálido reflejo del "grifo de
imágenes administradas" según la lógica bélica de la nueva guerra
informacional. Especialmente desde la guerra del Golfo Pérsico, la guerra
televisiva es una guerra ficcionalizada, una guerra high tech, de
información-espectáculo en directo. En Irak, "incluso después del
comienzo de los bombardeos, se nos presentó una guerra con escenario
indefinido, donde el frente de combate aparece como una trama de fondo
apenas perceptible, diluida entre las continuas oposiciones, en directo de
corresponsales y voceros gubernamentales" (37). Mientras las cámaras
administraban imágenes amplificadas de los haces de luz, resultado de
las explosiones por las bombas teledirigidas.
La idea de la guerra en tiempo real es en este punto complementaria y
plenamente funcional a la narrativa audiovisual, mostrando la historia
mientras se hace, bajo el manto y la retórica populista del
infoentretenimiento, remedo del mercado y el discurso del pensamiento
único. Como apunta Norman Birnbaum, "no hay debate nacional sobre el
papel de Estados Unidos en el mundo. Aunque tampoco lo hay sobre los
contornos de la sociedad estadounidense. Estas carencias generales
tienen un denominador común, la despolitización generalizada de una
nación que, sorprendentemente, todavía se considera un modelo de
democracia" :
"La destrucción de las alternativas políticas es también una consecuencia de la mala
educación sistemática propagada por los medios de comunicación. El frenético mosaico de
imágenes que nos avasallan últimamente denota el nacimiento de una nueva formación
histórica : el Estado nacional del espectáculo. Las fronteras entre el conocimiento y la
ignorancia, las ideas serias y la ficción ridícula se han desvanecido" (38).
Como también se borran y vuelven imprecisos los límites de la guerra y la
paz, de la fuerza militar y de seguridad pública o la táctica y la estrategia
militar, entre el momento de la planeación y el momento de la
intervención. "Al utilizar más información, con mayor rapidez; al acelerar
el proceso de toma de decisiones; al tomar acciones en lugares más
distantes, en menos tiempo y bajo condiciones más diversas,
orquestando los sistemas de maniobra y fuego de todos los servicios; y
creando y manteniendo la cohesión entre unidades más dispersas – todo
bajo la cuidadosa supervisión de la cobertura por parte de medios de
comunicación casi instantánea – los líderes del Ejército de Estados
Unidos de la era de la información pensarán de una manera diferente a
los de la era industrial" :
"Los ejércitos de la era de la información conocerán la ubicación de sus propias fuerzas
con mayor precisión que antes, a la vez que podrán impedir que el enemigo tenga acceso a
esta información. Por último, esta información amiga y enemiga se distribuirá entre las
fuerzas terrestres, marítimas, aéreas y espaciales con el fin de crear una percepción común
del campo de batalla entre las comandantes y estados mayores de los ejércitos de la era de
la información. Este conocimiento compartido de la situación, complementado con la
agilidad para conducir operaciones continuas diurnas y nocturnas, es lo que les permitirá a
los ejércitos en la era de la información observar, decidir y actuar con mayor rapidez, más
precisión y mayor decisión que sus enemigos. La velocidad y la precisión se están
tornando en los requisitos predominantes en el campo de batalla" (39).
Optimizar la velocidad y calidad del procesamiento de información, así
como los sistemas de inteligencia y toma de decisiones constituyen en
este punto principios de consolidación de la nueva estrategia de
operatividad y táctica bélica, siendo la tecnología inteligente ( y sus
modalidades de vínculo social y político, de liga y estructuración
organizativa a ella asociadas ) el eje articulador de la guerra informacional
cuya estrategia globalizadora incluso comprende la conversión de los
derechos humanos en arma de guerra y las actividades de cooperación
en medio disuasorio y eficazmente persuasivo de la nueva guerra
psicológica.
LOS NUEVOS CUERPOS DE PAZ
La asistencia e intervención por motivos humanitarios constituye un nuevo
eje revitalizado en la doctrina de la guerra informacional, como argumento
legitimador en la retórica propagandística de este final de milenio. La
guerra humanitaria de Kosovo, bajo la coartada de combatir el genocidio,
o en otros casos la asistencia frente a catástrofes provocadas por
hambrunas y desastres naturales teje en el discurso mediático una
inversión paradójica de las misiones de paz bajo liderazgo de los marines
estadounidenses, por la que subsumir el poder y la iniciativa civil bajo el
control del mando militar como un instrumento más de propaganda en la
guerra psicológica. En las nuevas formas de intervención, el Pentágono
contempla el recurso a los cuerpos paz, tan conocidos en las estrategias
de información y contrainsurgencia aplicados en Latinoamérica desde la
década de los sesenta, ante situaciones de violencia masiva contra
poblaciones, actos de terrorismo o subversión. De hecho, durante por
ejemplo la administración Clinton se han venido impulsando agresivas
operaciones de "pacificación" en lo que se ha dado en llamar la "segunda
generación de operaciones de la paz". En palabras del profesor Steven
Metz :
"Una misión ofensiva será de tipo humanitario o ecológico, variando desde actividades
cooperativas con autoridades locales en misiones de socorro, hasta la intervención abierta.
Tales operaciones siempre implicarán la participación de diversas agencias y múltiples
naciones. En acciones realizadas en conjunto con las autoridades locales con el fin de
evitar conflictos futuros, la participación del Ejército estadounidense será limitada y
provisional" (40).
No en vano en las nuevas formas de guerra, las estrategias de
intervención no convencional y de acción directa comprenden la
integración de las Unidades de Asuntos Civiles con las divisiones de
Operaciones Psicológicas, las Fuerzas Especiales y las actividades de
Inteligencia Militar en la ejecución de acciones defensivas, el control de la
inmigración, el contraterrorismo, las misiones humanitarias o las acciones
ecológicas. Las actividades de las ONG´s, de organismos internacionales
como la Cruz Roja, y por supuestos de organismos como los cuerpos de
paz de las Naciones Unidas son así utilizadas como soporte de la guerra
psicológica, la inteligencia militar y la difusión de la propaganda
legitimadora de las guerras humanitarias en nuestro tiempo.
Ahora bien, el humanitarismo militar tiene su contraparte. Como antaño, el
control de las telecomunicaciones y las fuentes de información es
coordinado junto con los esfuerzos de propaganda de la nueva diplomacia
bélica. Las fuerzas de intervención y guerra digital comprende las
divisiones dedicadas, en tiempo de guerra o paz, al control, bloqueo y
sabotaje de los sistemas informáticos y las infraestructuras estratégicas
telemáticas.
En Haití, por ejemplo, la intervención de las fuerzas especiales ayudaría a
controlar los recursos tecnológicos en el desarrollo de la guerra
psicológica para persuadir a los líderes espirituales de la cultura vudú por
medio de la grabación digitalizada de la voz del dictador Papá Doc como
si de un discurso de ultratumba se tratara, al fin de facilitar la acogida
favorable a las tropas invasoras estadounidenses por parte de la
población civil. El Pentágono aplicó indistintamente las tres modalidades
de operaciones de paz identificadas en la nueva doctrina militar : el apoyo
diplomático, la política preventiva y las acciones de negociación. En una
primera fase de reinstitucionalización de la democracia, la campaña de
promoción mediática enfatizaría la perspectiva de progreso económico y
el apoyo internacional al gobierno democrático; posteriormente, el
intercambio de información y las campañas de propaganda fueron
instrumentadas para apoyar las actividades de asistencia en apoyo a las
acciones cívicas y de coordinación de las tropas estadounidenses, para
concluir, finalmente, en la fase de desarme, con la campaña de posters,
cartelería, cine, radio y prensa reforzando el objetivo de los cuerpos de
paz estadounidenses.
Cumplida la misión, el ejército-red estadounidense repliega sus efectivos
a la espera de nuevas intervenciones : Somalia, Indonesia, Irak,
Yugoeslavia . . . El sentido de la intervención poco importa, no es
discutible el fin, sólo los medios, pues en el marco de legitimación
construido informativamente el consenso es absoluto y las unanimidades
estables, al menos en sus presupuestos.
Ahora bien, el problema de la estrategia de la guerra digital es su propio
talón de Aquiles, el callejón sin salida de la propia paranoia mediática que
alimenta y consolida la inercia y lógica de la maquinaria de muerte en la
que se viene instaurando una "espiral del disimulo", cuyo poder termina
por debilitarse conforme se multiplica y centraliza la red de comunicación
por efectos de las turbulencias y perturbaciones, los ruidos y desórdenes
crecientes que, acumulados en la geopolítica del caos de la
comunicación-mundo, corre el peligro incluso de colapsar el Nuevo Orden
Mundial surgido de la guerra del Golfo Pérsico. . . Situaciones como la
crisis de Indonesia, la desestabilización de los Balcanes o, mucho antes,
el levantamiento de Chiapas pueden terminar haciendo realidad la
pesadilla tantas veces descrita por la literatura ciberpunk : el
derrumbamiento del sistema por efectos virales o desajustes que rompan
el equilibrio funcional por acción de algunos de los puntos en los que se
extiende el complejo político-militar del Pentágono y sus intereses a
través de la red de inteligencia e información . Esta quizás es la principal
contradicción de la nueva doctrina de seguridad pública en la sociedad
televigilada emergente, donde como escribiera Orwell : la guerra es la paz
y la esclavitud la libertad.
NOTAS
1.- Gordon R. Sullivan y James M. Dubik, "Cómo se librará la guerra en la Era de la
Información", en Military Review, Marzo-Junio, 1995, p.35.
2.- Cfr. "Space as an Area of Vital National Interest", MLCOM 97, Hyatt Regency Hotel,
Monterrey, CA, 3 de Noviembre de 1997.
3.- Como ejemplo de esta nueva filosofía de la seguridad internacional, cfr. BoutrosGhali, An Agenda for Peace : Preventive Diplomacy. Peacemaking and Peacekeeping,
Informe del Secretario General, ONU, Nueva York, 1992; Donald M. Snow,
Peacekeeping. Peacemaking and Peace-Enforcement: The US Role in the New
International Order, Carlisle Barracks, Pennsylvania, 1993.
4.- En Europa, por ejemplo, Enfopol establece la interceptación de las
telecomunicaciones privadas en virtud de las políticas de vigilancia, control y prevención
de las amenazas que las autoridades públicas identifican entre los grupos
desestabilizadores, subversivos o simplemente disidentes. Echelon constituye, en este
sentido, el precedente de creación de un nuevo estado global de vigilancia planetaria
bajo control de los servicios de inteligencia militar estadounidense.
5.- Paul Virilio, "La proliferación televisual", en Le Monde Diplomatique, Marzo, 1998,
p.23.
6.- Ibíd. , p.23.
7.- Cfr. "Manual de Operaciones Militares en el Conflicto de Baja Intensidad", Manual de
Campaña del Ejército FM 100-20.
8.- David Rothkopf, "In Fraise of Cultural
167,Washington, 1997, citado por Schiller, p.18.
Imperialism",
Foreign
Policy,
nº
9.- Cfr. René Naba, Guerre des ondes . . . guerre des religions : la bataille herzianne
dans le ciel méditerranéen, L´Harmattan, Pais, 1998.
10.- Como advierte Eduardo Subirats, "el efecto hipnótico del espectáculo políticopornográfico sobre la masa electrónica tardomoderna no es nuevo. Lo hemos visto en
dos de las grandes crisis políticas del final de siglo : el Desert Storm bajo la forma de un
video-game a gran escala, y la muerte de la princesa Diana bajo la versión de un
melodrama lacrimoso. Lo nuevo en el affaire de Clinton es la escala mundial de los
conflictos militares, la corrupción política y el masivo deterioro social y ecológico que
abraza" . Cfr. Eduardo Subirats, "Sex Pol en la aldea global", en El Viejo Topo, Abril,
Barcelona, 1999, p.49.
11.- Steven Metz, "Victoria y compromiso en la contrainsurrección", en Military Review,
Noviembre-Diciembre, 1992, p.34. Así, el Ejército Federal Mexicano y las Fuerzas
Especiales del Ejército Estadounidense en la zona serán presentados en los relatos
periodísticos y en los comunicados oficiales como cuerpos de paz en misión de
protección y salvaguardia del cumplimiento de los acuerdos de San Andrés Larrainzar en
el Estado de Chiapas; el bombardeo de Yugoeslavia, una guerra humanitaria en defensa
de los derechos humanos; la guerra contra Irak, la defensa de la soberanía nacional
kuwaití y el derecho internacional ; y, por poner otro ejemplo, la invasión de Panamá,
una operación en contra del narcotráfico.
12.- Como en la última entrega del ataque norteamericano a Irak, la cobertura mediática
de la guerra de Kosovo nos ha sido narrada por las imágenes censuradas de los medios
occidentales, las declaraciones reiterativas y de vocación intoxicadora de los portavoces
oficiales, los escenarios de la propaganda y contrapropaganda de los ejércitos y las
espectaculares fotos fijas digitalizadas por la OTAN. En otras palabras, la versión bélica
del pensamiento único con participación de todo tipo de actores, ONG´s incluidas, con la
ayuda y solidaridad corporativa de las transnacionales de la telecomunicación.
13.- En diferentes sondeos de opinión, aproximadamente el 70 % de los ciudadanos
estadounidenses manifiesta una clara desconfianza sobre la veracidad de las
informaciones suministradas por los medios, ante los reiterados casos de manipulación,
tratamiento sesgado y falsificación de las noticias, reportajes y comentarios de prensa.
14.- Cfr. Andrew Downie, "United States Begins Psychological Warfare To Oust de-facto
Haitian Regime by Dropping Millions of Leaflets", The Nassau Guardian, Septiembre,
1994.
15.- Cfr. US ARMY Field Manual (FM) 100-5 Operations; FM 100-23, Peace Operations.
Misión de las Naciones Unidas en Haití, Marzo 1995.
16.- S.teven Metz, "Previendo el futuro : el Ejército y los conflictos en países anárquicos",
wn Military Review, Sept.-Oct., 1994, p.78.
17.- Dominique Wolton, WAR GAME. La información y la guerra, Siglo XXI, Madrid,
1992, p.34.
18.- En las conflagraciones bélicas contemporáneas, conviene sin embargo matizar la
idea de no guerra – esto es, la guerra de cero muertos - así como la misma noción de
"conflicto de baja intensidad" implícita, y explícita, en el discurso periodístico de los mass
media. El principal reto de la educación crítica para la comunicación consiste, a este
respecto, en la revelación de las contradicciones teórico-prácticas de un discurso como
éste y la representación negada de la muerte como dispositivo de enunciación y dominio
de la opinión pública mundial a través de la investigación y contrastación de datos y la
contextualización totalizadora de la realpolitik posmoderna en nuestro tiempo, una labor
de responsabilidad de las ONG´s que, en la guerra de Kosovo, ha sido prácticamente
inexistente, al limitarse en muchos casos a reproducir la versión oficial de la limpieza
étnica y la legitimidad de la "guerra humanitaria", convertidas en portavoces de los
halcones del Pentágono.
19.- Maurice Najman, "Estados Unidos prepara las armas del Siglo XXI", en Le Monde
Diplomatique, febrero, 1998, p.4.
20.- Dubik/Sullivan, op.cit., p.41.
21.- Ibíd., p.41.
22.-Ibíd., p.36.
23.- H.I. Schiller, "El dominio de las redes electrónicas mundiales", en Le Monde
Diplomatique, Agosto/Septiembre, 1998, p.18.
24.- Zbigniew Brzezinski, El gran tablero mundial. La supremacía estadounidense y sus
imperativos geoestratégicos, Paidós, Barcelona, 1998, p.31.
25.- Steven Metz, "Previendo el futuro : el Ejército y los conflictos en países anárquicos",
en Military Review, Sept.-Oct., 1994, pp.72 y 73.
26.- H.I.Schiller, op.cit., p.18.
27.- Ibíd., p.18.
28.- Dubik y Sullivan distinguen cuatro tipos de información en la actividad nuclear de
organización y operatividad del ejército estadounidense :
 Información sobre contenido tipo inventario sobre la cantidad, ubicación y clases
de artículos que disponen las tropas (aliadas o enemigas).
 Información descriptiva sobre la forma y composición de los objetos.
 Información sobre conducta en forma de simulación tridimensional que
pronostica la conducta de objetos físicos a partir de ensayos de juegos de guerra
respecto a los cursos de acción posibles.
 Información evaluativa sobre acciones en el teatro de operación.
Ello plantea como retos :
 La digitalización del campo de batalla.
 La mejora de las plataformas y sistemas de inteligencia (el recurso a las
telecomunicaciones en la guerra).
 La disposición de medios adecuados para la recopilación, clasificación y
distribución de información.
El "Manual de Campaña (FM) 100-5 Operaciones" y el "Manual de Campaña (FM) 101-5
Organización y Operaciones de Estado Mayor" sienta las bases del proceso de toma de
decisiones y de organización del Estado Mayor como una fuerza bélica de organización
digitalizada.
29.- Cfr. Ignacio Ramonet, La tiranía de la comunicación, Editorial Debate, Madrid, 1998.
30.- Loïc Wacquant, "La ideología de la inseguridad. Una tormenta represiva que llega
de Estados Unidos", en Le Monde Diplomatique, Abril, 1999, p.12 y 13.
31.- Un ejemplo de este tipo de proyectos revitalizado en los últimos años es el
programa North American Air and Space Defense (NORAD-2010), un sistema de
información global para el subcontinente norteamericano, del que está excluido México,
creado para la detección, monitoreo, catalogación e identificación de objetivos y
actividades político-militares, tanto de las comunicaciones civiles como las
telecomunicaciones comerciales, en virtud de tres objetivos estratégicos para Estados
Unidos:
a. La recopilación eficaz de información y la coordinación integrada de las fuerzas
de defensa.
b. El desarrollo de un sistema logístico mejos focalizado.
c. El fomento de la superioridad informativa ante potenciales enemigos en el
sistema internacional. Cfr. Commander Air Force Space Command, "Speech for
the Air Force Association Annual Symposium", Beverly Hills Hilton, Los Angeles,
CA, 18 de Octubre de 1996.
32.- Philipe Riviére, "Tendencias policiales en el ciberespacio. Todos los europeos bajo
escuchas", en Le Monde Diplomatique, marzo, 1999, p.28.
33.- National Security Strategy of the United States, Casa Blanca, Washington D.C.,
1990.
34.- P. Virilio, "La proliferación televisual", en Le Monde Diplomatique, Marzo, 1998,
p.24.
35.- Steven METZ, "Previendo el futuro : el Ejército y los conflictos en países
anárquicos", en Military review, Sept.-Oct., 1994, p.71.
36.- Ministerio de Defensa, "Livre blanc sur la défense", Servicio de Información y
Relaciones Públicas de los Ejércitos, París, 1994, citado por Maurice Najman, "Estados
Unidos prepara las armas del siglo XXI", Le Monde Diplomatique, Febrero, 1998, p.4.
37.- Eduardo Giordano, "CNN y las noticias del Golfo. El control de las fuentes
audiovisuales en la propaganda bélica", en VV.AA., Las mentiras de una guerra.
Desinformación y censura en el conflicto del Golfo, Deriva Editorial, Barcelona, 1992, pp.
40 y 41.
38.- Norman Birnbaum, "¿ Superpotencia o manicomio ?", El País, sábado 19 de
diciembre de 1998, p.15.
39.- Sullivan/Dubik, op.cit., p.37.
40.- S. Metz, "Previendo el futuro : el Ejército y los conflictos en países anárquicos", en
Military Review, Sept.-Oct., 1994, p.81.
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información y la propaganda en la guerra de Chiapas, Iru, Gipuzkoa,
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Cambridge, 1985.
.- VAN CREVELD, Martin : The transformation of War, The Free Press,
Nueva York, 1991.
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* Profesor de Teoría de la Información. Departamento de Periodismo. Universidad de
Sevilla. Autor, entre otras publicaciones, de "Elementos de Teoría de la Información"
(MAD, Sevilla, 1999) y "Comunicación e Insurgencia. La información y la propaganda en
la guerra de Chiapas" (Hiru Argitaletxe, Gipuzkoa, 1997). En la actualidad, imparte en el
Programa Hispalense de Doctorado en Periodismo el seminario "Información y
Propaganda de Guerra" (1998-2000).
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