WORLD RAINFOREST MOVEMENT MOVIMIENTO MUNDIAL POR LOS BOSQUES TROPICALES

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WORLD RAINFOREST MOVEMENT
MOVIMIENTO MUNDIAL POR LOS BOSQUES TROPICALES
Secretariado Internacional
Ricardo Carrere (Coordinador)
Maldonado 1858
11200 Montevideo - Uruguay
El tema de este número: la biodiversidad, los bosques y la gente
Tel: +598 2 403 2989
Fax: +598 2 408 0762
Email: wrm@wrm.org.uy
http://www.wrm.org.uy
BOLETIN 44 del WRM
Marzo, 2001
La pérdida de biodiversidad constituye una amenaza para millones de personas en todo el mundo y en especial en la zona
tropical, donde la gente depende estrechamente de los bosques y su biodiversidad para obtener sus medios de vida.
Asimismo la creciente erosión de la biodiversidad y la destrucción de los bosques cuestiona el futuro de la vida del ser
humano sobre la Tierra. El hecho de que recientemente el Organismo Científico de la Convención sobre Diversidad
Biológica (SBSTTA) haya encarado el tema de los bosques suministra una buena oportunidad para que el problema sea
destacado y se le busquen soluciones. Por lo tanto hemos centrado este boletín del WRM en este tema, abordándolo
desde diferentes perspectivas y en especial desde el punto de vista de cómo la pérdida de biodiversidad afecta a los
pobladores a nivel local, quienes de hecho están protegiendo –en muchos casos contra sus propios gobiernos- lo que las
propias autoridades se han comprometido a proteger.
En este número:
NUESTRA OPINION
- Pérdida de biodiversidad: los temas que deben ser abordados antes de que sea demasiado tarde
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LUCHAS LOCALES Y NOTICIAS
AMERICA DEL SUR
- Argentina: sistemática destrucción de la biodiversidad forestal
- Brasil: soberanía ¿de quién?
- El Chocó colombiano: una región megadiversa en un país megadiverso . . . ¿por cuánto tiempo más?
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AMERICA CENTRAL
- El Corredor Biológico Indígena y Campesino en América Central
- Belice: la vieja historia de las represas y el desarrollo
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AFRICA
- Kenia: ¿quien promueve y quien destruye la biodiversidad de los bosques?
- Liberia: en el centro de todo está la comunidad indígena
- Mali: el valor de la biodiversidad en un frágil ambiente
- Sudáfrica: árboles exóticos amenazan la biodiversidad de las praderas
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ASIA
- La evanescente biodiversidad forestal de Bangladesh
- Camboya: Selvas y ríos en peligro por plantaciones de eucalipto y producción de pulpa
- Laos: Cortando los árboles para salvar el bosque
- Filipinas: la decadencia de un gigante megadiverso
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OCEANIA
- Papua Nueva Guinea: dos enfoques opuestos sobre el uso de los bosques
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GENERAL
- Día Internacional por los Bosques y contra el Libre Comercio
- Cobertura Forestal: nuevo boletín sobre asuntos forestales globales
- Artículo sobre Ecuador: aclaración de FUNDECOL
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Marzo 2001
NUESTRA OPINION
- Pérdida de biodiversidad: los temas que deben ser abordados antes de que sea demasiado tarde
El mundo está crecientemente preocupado por la desaparición de formas de vida sobre la Tierra y muchas
organizaciones --gubernamentales y no gubernamentales-- parecen estar intentando hallar soluciones al
problema. Sin embargo, en la mayoría de los casos están fracasando, ya sea por la adopción de soluciones
erróneas --o más simplemente por no hacer nada-- o porque no se están abordando adecuadamente las causas
políticas, económicas y sociales que están en la raíz del problema.
Es importante enfatizar que, contrariamente a lo que mucha gente cree, no son las organizaciones ambientalistas
quienes están más interesadas en la conservación de la biodiversidad, sino las comunidades locales, cuyos
medios de vida y sobrevivencia cultural están en gran medida basados en los productos y servicios provistos por
los bosques y por otros ecosistemas. Para ellos, el tema no se restringe a la conservación de ciertas especies,
sino a la conservación del ecosistema entero.
En el caso específico de los bosques tropicales, las comunidades locales se están viendo enfrentadas a una
serie de situaciones que están resultando en la desaparición de los recursos de los que dependen. En muchos
casos están luchando por defender sus bosques de determinadas políticas gubernamentales. Algunas de dichas
políticas tienen por objetivo la extracción a gran escala de madera, petróleo o minerales que se encuentran
dentro de los territorios pertenecientes a comunidades indígenas y otras poblaciones locales. Este tipo de
"desarrollo" resulta en graves procesos de degradación ambiental y al mismo tiempo aporta muy pocos
beneficios a la población local, que termina quedando en una situación mucho peor a la inicial. Otras políticas
apuntan a la generación de energía y extensas áreas son enteramente destruidas o degradadas por represas
hidroeléctricas, en tanto que la población local es "relocalizada" contra su voluntad, también en nombre del
"desarrollo". Pero probablemente una de las políticas más desastrosas --para la gente local y para la
biodiversidad-- es la apertura del bosque mediante la construcción de carreteras, que usualmente va
acompañada por una política de colonización y por la concesión de amplias áreas boscosas a grandes empresas
privadas.
Uno de los ejemplos más catastróficos de lo anterior es el de la Amazonia brasileña. En los años 1950 el
gobierno abrió la selva bajo el eslogan de "una tierra sin hombres para hombres sin tierra". Esa política racista
pasó totalmente por alto la existencia de los pueblos indígenas que habían habitado el territorio siglos antes de la
creación del Estado brasileño. Los indígenas fueron asesinados, reprimidos, murieron por enfermedades
introducidas por los colonizadores y el resultado fue el exterminio de comunidades indígenas enteras y el inicio
de la destrucción generalizada de la selva amazónica. Desafortunadamente, Brasil es sólo un ejemplo de
situaciones similares que aún hoy están teniendo lugar en la mayoría de los países amazónicos, así como en las
regiones tropicales de Africa, Asia y Oceanía, con apoyo de instituciones multilaterales y bilaterales del Norte y
para beneficio de las élites locales y empresas transnacionales.
Si lo anterior fuese tomado en consideración y si los gobiernos del mundo estuviesen honestamente interesados
en la conservación de los bosques y de su biodiversidad, entonces el primer tema que deberían estar abordando
sería precisamente ese: el reconocimiento de los derechos territoriales de los pueblos indígenas y otras
comunidades locales, cuyos intereses coinciden en la conservación de los bosques. Los expertos en
biodiversidad que trabajan a nivel de la Convención sobre Diversidad Biológica están sin embargo centrando su
atención en temas tales como el de las "especies exóticas invasivas" --que sin duda constituyen un problema
importante-- pero sin tomar en consideración que una de las más peligrosas "especies exóticas invasivas" para
los bosques y para quienes los habitan son quienes abren el bosque al "desarrollo" sin tomar en cuenta que el
bosque es "una tierra con gente".
Los expertos también deberían estar abordando el papel que juegan en la destrucción de bosques y de su
biodiversidad instituciones tales como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, los Bancos
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Multilaterales de Desarrollo, las agencias de crédito a la exportación, las agencias bilaterales de ayuda, las
empresas consultoras del Norte, las empresas privadas y muchos otros actores, algunas de cuyas actividades se
detallan en los artículos incluidos en este número del boletín. Sin embargo, desde el punto de vista de la mayoría
de los expertos, esto sería algo "político" --no científico-- y por lo tanto estaría fuera de su mandato. Pero se
equivocan, ya que a menos que esos temas sean abordados, gran parte de su trabajo será inútil en lo que
respecta al objetivo declarado de la conservación de la biodiversidad.
Los expertos en biodiversidad también deberían estar intentando frenar el desarrollo de los monocultivos, que
constituyen una grave amenaza para la biodiversidad, en particular en los ecosistemas boscosos. Areas
crecientes de bosques tropicales están siendo sustituidas por plantaciones de rápido crecimiento de eucaliptos,
pinos, gmelinas o acacias, escondiendo tal desastre bajo el disfraz de la "cubierta forestal". Por absurdo que
pueda parecer, el hecho es que un área boscosa sustituida por plantaciones de monocultivos de árboles sigue
siendo considerada un "bosque” --de acuerdo con la definición de la FAO-- escondiendo por ende la destrucción
de millones de hectáreas de uno de los más biodiversos ambientes de la Tierra. Desafortunadamente, los
expertos en biodiversidad aún ni siquiera han comenzado a cuestionar tan absurda definición.
Finalmente, es importante enfatizar que los gobiernos no están abordando seriamente lo que probablemente
constituya la peor amenaza a la biodiversidad global: el cambio climático. Todos los esfuerzos para conservar la
biodiversidad a nivel local pueden resultar ser totalmente inútiles si el Norte industrializado --y en particular los
Estados Unidos-- continúan destruyendo el clima de la Tierra a través de sus emisiones de gases de efecto
invernadero. Peor aún, algunos gobiernos --en particular los de los Estados Unidos, Canadá, Japón y Australia-están promoviendo el uso a gran escala de monocultivos de árboles como sumideros de carbono --como forma
de evitar la corta de emisiones-- lo cual resultaría en aún mayores impactos en materia de pérdida de
biodiversidad.
La pérdida de biodiversidad no está simplemente "ocurriendo": es la resultante necesaria de una serie de causas
y el problema sólo será resuelto cuando dichas causas sean efectivamente abordadas. Lo cual deberá comenzar
a ocurrir muy pronto, puesto que en caso contrario podría ser demasiado tarde.
inicio
LUCHAS LOCALES Y NOTICIAS
AMERICA DEL SUR
- Argentina: sistemática destrucción de la biodiversidad forestal
Con una superficie de 2.719.810 kilómetros cuadrados, Argentina es el segundo país más grande de América del
sur. Debido a su extensión en latitud --de los 22 a los 56º LS-- su territorio comprende una variedad de climas,
paisajes, flora y fauna. Argentina forma parte del grupo de los 25 países más biodiversos del mundo en cuanto a
número de especies que alberga. Los diferentes tipos de bosques que se encuentran en el país están
fuertemente relacionados con esos niveles de biodiversidad. No obstante los mismos han venido desapareciendo
a tasas alarmantes. A principios del siglo XX Argentina contaba con más de 100 millones de hectáreas de
bosques, que actualmente han quedado reducidas a 20 millones de hectáreas, la mitad de las cuales se
encuentran en un severo proceso de degradación. Quienes supuestamente son responsables de su
conservación han reaccionado con completa indiferencia y en algunos casos incluso promoviendo esa
destrucción.
Las causas que llevaron a la presente situación son de carácter histórico. Coincidiendo con la conquista del
interior del país por parte del gobierno porteño --centralizado en Buenos Aires-- que tuvo lugar durante la
segunda mitad del siglo XIX en nombre de la modernización, los bosques de diferentes regiones del país
entraron en un período de decadencia, que ha continuado y se ha agravado en las últimas décadas. El madereo
por parte de empresas extranjeras, los proyectos de infraestructura y más recientemente los monocultivos
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forestales para pulpa y como sumideros de carbono han sido los principales factores involucrados en la pérdida
de los bosques.
Casos de deforestación se registran en todo el país. Durante el siglo XIX en la norteña provincia de Santiago del
Estero se dio un severo proceso de deforestación, que destruyó los bosques en perjuicio de la población local,
formada por descendientes de indígenas quichua y españoles. Los responsables de la misma fueron poderosas
empresas madereras europeas –estimuladas por el propio gobierno- quienes, una vez que el recurso se agotó,
se fueron del país, dejando tras de si un paisaje de devastación y pobreza.
Un caso parecido es el de la Provincia de Santa Fé, cuya cobertura forestal se redujo en alrededor de 4,6
millones de hectáreas durante los últimos 80 años, con una tasa de deforestación que alcanzó las 121.500
hectáreas anuales entre 1970 y 1984. La compañía inglesa La Forestal, que empezó a operar en la región en
1880, siendo dueña de la tercera parte de la superficie de la provincia para explotar los montes de quebracho
(Schinopsis balansae), fue la responsable directa de tal devastación. La conmoción social provocada por la
explotación de la naturaleza y de los trabajadores y la violenta represión que le siguió constituyen uno de los
casos más serios de conflicto ambiental en la historia de América Latina.
En la provincia de San Luís, ubica en la zona central, las últimas 200.000 hectáreas de bosque de caldén
(Prosopis caldenia) se ven amenazadas por un proyecto para la producción de parquet y carbón de exportación a
cargo de Orinco Argentina S.A. El caldenal constituye un monte abierto de clima semiárido de características,
donde junto a la especie dominante coexisten otras como Geoffroea decorticans, Iodina rhombifolia, Schinus
fasciculatus y Prosopis nigra.
La provincia subtropical de Misiones, en la frontera con Brasil y Paraguay, está también sufriendo un proceso de
pérdida de sus bosques. A principios del siglo XX el 90% de su superficie se encontraba cubierta por una densa
selva subtropical, pero hoy en día quedan en pie tan sólo 1.500.000 hectáreas. En cambio vastas superficies de
la provincia están ocupadas por monocultivos de pino para la producción de pulpa.
En febrero ppdo. el gobierno de Tierra del Fuego, en el extremo sur del país, autorizó la corta de 130.000
hectáreas de un bosque nativo de lenga (Nothofagus pumilio), en abierta oposición a la opinión manifestada
desde la sociedad civil y círculos académicos. Beneficiaria de la concesión es la empresa Trillium, con sede
central en los EE.UU., la cual ya ha generado conflictos ambientales por sus devastadoras actividades en el sur
de Chile.
Las obras de infraestructura constituyen también una causa directa de deforestación y pérdida de biodiversidad.
Recientemente la ONG Vida Silvestre ha denunciado la destrucción por esta razón de los bosques ribereños
pertenecientes al sistema hidrológico del Río Uruguay en la provincia de Entre Ríos, al este del país. En la
norteñas provincias de Jujuy y Salta, los indígenas Kolla han venido defendiendo las yungas –uno de los últimos
relictos de bosque montano en Argentina, que es hábitat de yaguareté, una especie de felino en peligro- contra
un proyecto de gasoducto que pretende conectar el este de Salta con las minas de cobre existentes del lado
chileno. Greenpeace Argentina ha tenido una activa participación en este conflicto.
Por último pero no por ello menos importante, las plantaciones con especies de rápido crecimiento se están
convirtiendo en un factor de amenaza para la biodiversidad en Argentina. Las plantaciones como sumideros de
carbono --junto a las ya conocidas para la industria de la pulpa y la madera-- vienen siendo promovidas como “la
solución” al cambio climático y pueden convertirse en un factor de pérdida de los bosques en un futuro próximo.
Por ejemplo, en mayo de 2000 la empresa El Foyel S.A. comenzó a deforestar 300 hectáreas de bosque nativo
en una zona adyacente al Parque nacional Nahuel Huapí, en la provincia sureña de Río Negro. Fueron cortados
cipreses autóctonos, ñire (Nothofagus antartica) y maitén (Maytenus boaria) a efectos de implantar pino oregon y
radiata para un proyecto de sumidero. La rápida y enérgica reacción de los pobladores locales y de la ONG
ambientalista Comunidad de Limay impidió que el proyecto continuara.
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En un documento titulado “Principios y bases para el proceso de preparación de la Estrategia Nacional de
Biodiversidad” puede leerse: “El gobierno y el pueblo de la nación argentina reconocen que el mantenimiento de
un ambiente rico en especies y ecosistemas resulta vital. Manifiestan su preocupación por la pérdida de valores y
conocimiento ancestral conservado durante años por las diferentes culturas y comunidades que habitan en el
país. Lo que es más, consideran que la conservación de tal riqueza es importante para el país y para los mejores
intereses de la humanidad”. Bonitas palabras . . . pero del dicho al hecho hay un gran trecho.
Artículo basado en información obtenida de: “¿Nos perdimos en el bosque o perdimos el bosque?” por Carlos U.
Leoni, correo electrónico: chaco@ecosrioplatenses.org , enviado por Ecosrioplantenses, 28/2/2001, correo
electrónico: info@ecosrioplatenses.org ; http://www.argentour.com/mapas/mapaargentina.html ;
http://www.nih.gov/fic/programs/countries.html ; http://www.undp.org.tt/Argentina%20Study.html
inicio
- Brasil: soberanía ¿de quién?
En los procesos internacionales relacionados con bosques y biodiversidad, el Brasil es uno de los países con uno
discurso muy fuerte en relación con la defensa de la soberanía nacional. Desgraciadamente se trata sólo de un
discurso. En realidad lo que la mayoría de los gobiernos brasileños han hecho es abrir las puertas del país de par
en par a la inversión extranjera, con los consiguientes resultados de incremento de la pobreza y de la
degradación ambiental. Lo que por supuesto no tienen nada que ver con defender la soberanía nacional, sino
todo lo contrario. Ejemplos de lo anterior abundan y de entre ellos hemos elegido uno reciente respecto de un
nuevo emprendimiento en detrimento de la selva amazónica: el Proyecto de Gas y Petróleo de Urucu.
El proyecto se propone aumentar la producción de petróleo y gas en el campo petrolero de Urucu, una zona de
denso bosque tropical, entre las más remotas y menos perturbadas desde el punto de vista ecológico de la
cuenca amazónica. El costo total del mismo ha sido estimado en alrededor de U$S 1.040 millones e incluirá dos
oleoductos adicionales –de 420 km y 550 km respectivamente- a ser enterrados a una profundidad de entre 1 y 3
metros. El establecimiento y mantenimento de los mismos requiere de la apertura de una carretera de 15 a 30
metros de ancho a lo largo de toda su extensión, lo que habrá de significar la destrucción de unas 200.000
hectáreas de selva exclusivamente con ese fin. Pero eso no es todo. Cada 15 kilómetros se realizarán aclareos
de un tamaño suficiente para que aterrice un helicóptero. Dado que tanto los caminos como los espacios para
helipuerto deben ser mantenidos a lo largo de toda la vida del proyecto (entre 20 y 50 años) ello no será sino el
primer paso para una ulterior degradación del bosque. Está comprobado que el principal factor que conduce a la
deforestación en la Amazonia es justamente la apertura de nuevos caminos, los cuales actúan como via de
penetración de las madereras, las mineras, los ganaderos y los colonos.
Varias pequeñas comunidades rurales que habitan a lo largo de los Ríos Urucu y Solimoes ya han sufrido las
consecuencias de la construcción de los primeros 280 kilómetros de los oleoductos, culminada en 1988. La ruta
de los ductos bloqueó tres cursos de agua que eran utilizados por las comunidades para obtener agua potable,
bañarse y lavar. Además como consecuencia de ello se acabó con la producción de harina de mandioca, una de
las principales fuentes de ingresos y alimento básico de la población local. Ahora deben ir a buscar agua potable
a fuentes distantes. Varios otros arroyos de la cuenca del RíoUrucu, también usados por los pobladores locales,
resultaron obstruidos con sedimentos o bien se han vuelto inaccesibles como consecuencia de las obras. Las
poblaciones de peces del río Urucu han decrecido drásticamente. En muchas zonas se han cortado árboles de
castaña de Pará y otros frutales.
El proyecto es financiado por el Banco Japonés de Importaciones y Exportaciones (JEXIM), que ya ha
comprometido la suma de U$S 64 millones para la construcción de la planta de procesamiento de gas natural de
Urucu. De modo que el Banco JEXIM es el catalizador financiero de un esquema muy riesgoso desde el punto de
vista ambiental, que está a punto de desencadenar un desastre ambiental de grandes dimensiones, como los
que lamentablemente son comunes en la Amazonia. Tanto Japón como Brasil son signatarios de la Convención
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sobre Diversidad Biológica, pero negocios son negocios y la conservación de la biodiversidad tan sólo un tema
de conversación.
Artículo basado en información obtenida de: Rich, Bruce et al.,“Export Credit Agencies in Bolivia, Brazil, Ecuador,
Peru and Venezuela”, Environmental Defense, 2001(?)
inicio
- El Chocó colombiano: una región megadiversa en un país megadiverso . . . ¿por cuánto tiempo más?
La región del Chocó Biogeográfico comprende una franja de 75.000 kilómetros de superficie sobre la costa del
Pacífico Colombiano, que se extiende desde Panamá a Ecuador. Debido a la combinación de factores evolutivos,
ecológicos, climáticos y geológicos, esta región presenta la mayor concentración de biodiversidad del mundo en
cuanto a número de especies por hectárea. De las 45.000 especies registradas en Colombia, entre 7.000 y 8.000
se encuentran en el Chocó. A su vez las plantas endémicas son más de 2.000 en tanto las aves endémicas
comprenden más de 100 especies, lo que representa los más altos niveles de endemismo del Planeta. Las
comunidades afrocolombianas que habitan la región han desarrollado una rica cultura en armonía con el
ambiente en ese ambiente tropical. Se trata de una región megadiversa en un país biodiverso.
Sus bosques han sido clasificados en dos grupos de acuerdo con su composición: formaciones homogéneas y
heterogéneas. Las primeras comprenden aquellas donde una sola especie es dominante. Es el caso del catival,
los manglares y el bosque de naidí, dominados respectivamente por el cativo (Prioria copaifera), el mangle
(Rhizophora spp) y el ñaidí (Euterpe oleoracea). Los bosques heterogéneos están compuestos por una
diversidad de especies distribuidas según un gradiente de altitud, asociados a su vez con distintos volúmenes de
precipitación.
La totalidad de las estimaciones de la cobertura forestal realizadas hasta ahora son contestes en que la región
está sufriendo un severo proceso de deforestación. Solamente alrededor de un 40% de la superficie boscosa
original queda todavía en pie. La colonización, la expansión de la frontera agrícola, la ganadería y la corta de
madera son los factores que explican la presente situación. Sin embargo la causa primera debe ser rastreada en
un inequitativo acceso a la tierra y los recursos naturales, que es característico no sólo de esa región, sino de
todo el país. Desde la época de la Conquista en adelante la región del Pacífico Colombiano ha sido sujeta a una
persistente extracción de recursos naturales –como oro, arcilla, bálsamo y varias maderas nobles- en un proceso
que no generó ningún tipo de beneficios para las poblaciones locales. Con la independencia política las cosas no
cambiaron. En realidad, la conquista del territorio por parte del moderno estado colombiano durante los
denominados períodos de “liberalización de la naturaleza” (1850 – 1930) y de “modernización de la naturaleza”
(1930 – 1970) implicaron fuerte presiones sobre el territorio del Chocó Biogeográfico.
No es sólo la biodiversidad natural la que se encuentra amenazada, sino también la diversidad de culturas que
han coexistido con aquella. Por ejemplo, la destrucción del catival a manos de empresas privadas está poniendo
en riesgo los medios de vida y el espacio vital de las comunidades. En algunos casos –-como el de las
Comunidades Afrocolombianas Desplazadas Forozosamente de la Cuenca del Cacarica-- poblados enteros han
debido dejar sus tierras y hogares, ocupados por empresas madereras, tratando de salvar sus vidas mediante la
emigración. Esta situación ha sido considerada un ecocidio.
El sistema de tenencia de la tierra y los conflictos ambientales a él vinculados han sido una trágica constante en
la historia de Colombia. La situación de los indígenas Embera y U’wa, quienes han presenciado la invasión de
sus tierras por los agentes del “desarrollo” y han sido objeto de todo tipo de violación a los derechos humanos,
incluso el asesinato, así como la destrucción masiva de los bosques por los cultivos ilegales y su represión
–ahora incentivada por el Plan Colombia- junto a la acelerada deforestación que está sufriendo la valiosa región
del Chocó constituyen signos alarmantes de un proceso de destrucción de la biodiversidad que parece nunca
acabar. Como consecuencia resulta dudoso que Colombia –y la región del Chocó Biogeográfico- puedan seguir
en un futuro siendo consideradas territorios biodiversos.
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Artículo basado en información obtenida de: “Deforestación y degradación de los bosques en el territorio-región
de las comunidades negras del Pacífico colombiano” por Hernán Cortes y Eduardo Restrepo. Estudio de caso
para el Proceso de Causas Subyacentes de la Deforestación y la Degradación de los Bosques
(http://wrm.org.uy/castellano/u_causes/Regional/Latinoamerica/Colombia.html);
“Territorio biocultural”. Proyecto Biopacífico. Informe final General. Tomo I, Santafé de Bogotá, 1998; “La
naturaleza en disputa: tierra, territorio y biodiversidad” por Germán Palacio, En: “La manzana de la discordia.
Debate sobre la naturaleza en disputa”, TM Editores – Ecofondo, Santafé de Bogotá, 1998
inicio
AMERICA CENTRAL
- El Corredor Biológico Indígena y Campesino en América Central
Los corredores biológicos son franjas de vegetación que constituyen un pasaje continuo o casi continuo entre
hábitats. Los mismos constituyen una estrategia utilizada en conservación para enfrentar el problema de la
fragmentación de hábitats provocada por actividades industriales como la agricultura y forestación industriales, la
urbanización y las obras de infraestructura, tales como las carreteras y represas. Basados en modernas teorías
ecológicas aplicadas a la conservación –por ejemplo, la biogeografía de islas, las metapoblaciones y la población
mínima viable- la idea central de los corredores biológicos es que las poblaciones, las comunidades y los
procesos ecológicos pueden mantenerse más fácilmente en paisajes que abarquen un sistema interconectado de
hábitats. Por tanto el objetivo al idear un corredor biológico es crear un espacio para la libre circulación de
animales y semillas a fin de conectar áreas valiosas desde el punto de vista de la biodiversidad, que de no ser
así, tarde o temprano, desaparecerían.
Debido a su localización enteramente en la región tropical y a los diferentes paisajes que presenta América
Central alberga uno de los mayores niveles de biodiversidad del mundo. El Corredor Biológico Mesoamericano
(CBM), originalmente propuesto en el año 1996, constituye una interesante iniciativa para la imprescindible
conservación de la biodiversidad en ese continente. De acuerdo con la Comisión Centroamericana de Ambiente
y Desarrollo (CCAD) dicho corredor es "un sistema de ordenamiento territorial compuesto de áreas naturales
bajo regímenes de administración especial, zonas núcleo, de amortiguamiento, de usos múltiples y áreas de
interconexión; organizado y consolidado que brinda un conjunto de bienes y servicios ambientales a la sociedad
centroamericana y mundial; proporcionando los espacios de concertación social para promover la inversión en la
conservación y uso sostenible de los recursos naturales, con el fin de contribuir a mejorar la calidad de vida de
los habitantes de la región"
Puesto que las sociedades humanas han ocupado prácticamente toda la superficie de la Tierra, la biodiversidad
es el resultado de la interacción entre el mundo natural y las culturas humanas. Por tanto todo proyecto de
conservación de la biodiversidad debería tener un componente social y cultural, que implique al menos la
inclusión de los puntos de vista y del conocimiento tradicional de los moradores locales. Ello es especialmente
remarcable en el caso de América Central, donde la relación entre las sociedades humanas y los bosques es
ancestral. Sin embargo el CBM estaba demasiado centrado en la preservación, desconociendo la importancia de
las comunidades rurales para la conservación.
In 1998 CICAFOC –una agrupación fundada en 1994, que coordina 50 organizaciones campesinas e indígenas
centroamericanas- propuso la creación del denominado Corredor Biológico Indígena y Campesino. La idea fue
ampliamente aceptada a nivel internacional pero inicialmente resistida por los promotores el CBM. La labor
desarrollada por CICAFOC tras la triste experiencia del Huracán Mitch en 1998 demostró claramente que la
actividad de los campesinos e indígenas a nivel local resultó esencial, tanto para reducir la vulnerabilidad de la
región –incluídos sus bosques- a este tipo de fenómenos típicos de los trópicos, como para la rápida
recuperación de las zonas afectadas. Las prácticas comunitarias, basadas en una rica herencia cultural y
ecológica, han sido y todavía son una alternativa para la conservación de la biodiversidad en un continente
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severamente afectado por guerras civiles, conflictos sociales y actividades orientadas a la exportación que han
resultado destructivas para el ambiente.
Como consecuencia en 1999 la CCAD aceptó la idea propuesta por CICAFOC de incluir en el CBM un
Componente Social y Productivo (CSP). El mismo constituye una estrategia regional de desarrollo rural orientada
a coordinar esfuerzos para la protección y conservación del patrimonio de la biodiversidad, así como de los
recursos naturales en América Central, y para la promoción de actividades amigables hacia el ambiente en los
bosques próximos y las áreas de reserva de la región. La coordinación y dirección del SPC se encuentra a cargo
de CICAFOC.
El CSP tiene un programa de trabajo por cinco años. En este momento, durante la fase inicial de implementación
de los proyectos, se están identificando, divulgando y apoyando casos de uso sustentable de los recursos
naturales y la biodiversidad. Se subraya el fuerte vínculo existente entre la biodiversidad natural y la
biodiversidad cultural. De este modo CICAFOC está colaborando notoriamente con un nuevo tipo de enfoque
para la conservación que parece tener muchas más posibilidades de tener éxito que los anteriores, basados en
la exclusión de la población local.
Artículo basado en información obtenida de: http://www.cicafoc.com/componente.htm; CICAFOC – UNOFOC AC
– UICN, “Comunidades y gestión de bosques en Mesoamérica”, Impresión Comercial La Nación S.A., San José
de Costa Rica, Enero 2000; Andrew F. Bennet, “Linkages in the Landscape. The Role of Corridors and
Connectivity in Wildlife Conservation”, Page Bros Ltd., Norwich, 1999, ISBN 2-8317-0221-6
inicio
- Belice: la vieja historia de las represas y el desarrollo
En la edición anterior del Boletín del WRM (Nr. 43) incluimos un artículo sobre Belice, mencionando que es un
país “donde todavía los bosques pueden salvarse”. Deberíamos haber agregado: “siempre que el gobierno y una
empresa energética canadiense lo permitan”. El hecho es que la firma canadiense Fortis Inc. –que también
posee la mayoría del paquete accionario de Belize Electricity Ltd.- está planeando la construcción de una represa
en un ramal del Río Macal.
En Belice los ambientalistas están llevando adelante acciones para impedir que ello suceda, dado que el
proyecto inundaría un frágil hábitat selvático, donde la delgada ribera del río ofrece albergue a tapires, jaguares y
guacamayos escarlata. El área donde se pretende erigir la represa es parte del corredor que las naciones
centroamericanas están procurando preservar de incursiones externas. “Este es un centro de biodiversidad, no
sólo para Belice” ha manifestado Sharon Motola, Director del Jardín Zoológico de Belice y uno de los más
declarados oponentes a la represa. “Aquí está la cuna de la biodiversidad de Centro América. Por ejemplo el
guacamayo escarlata se cría en ese valle fluvial. Es este el único lugar del continente donde estas aves viven a
salvo de perturbaciones”.
El lobby a favor de la represa ha reaccionado con los argumentos de siempre, empezando por atacar a los
grupos “extranjeros” que apoyan a los ambientalistas locales. En este sentido el Primer Ministro Saisd Musa
manifestó: “No creemos que sea justo que estos grupos ambientalistas estén atacando a Belice por una pequeña
represa, en tanto hay tantas de ellas en sus países. Ahora están queriéndonos decir que nosotros no podemos
tener una”. El jerarca parece haberse olvidado que la propia Fortis también es extranjera y que la “pequeña
represa” que se desea construir estaría agrediendo el ambiente de Belice no para satisfacer ninguna necesidad
ambiental o social, sino simplemente para que algunos obtengan ganancias.
A su vez la prensa local, sin fundamento alguno, ha tratado a los opositores a la represa de violadores de la ley y
terroristas. Un grupo de destacados ciudadanos ha tildado a los ambientalistas de enemigos de la nación que
están tratando de imponer modelos racistas, para que Belice quede en el subdesarrollo. Entretanto desde
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sectores más moderados que apoyan la represa se ha dicho que los grupos ambientalistas pretenden negarle al
país la posibilidad de contar con las modernas comodidades que otros ya dan por garantidas.
El debate entre ambientalistas por un lado y desarrollistas y representantes oficiales por otro se ha caldedado de
tal manera que algunos de los activistas locales han manifestado haber sido objeto de represalias. Kimo Jolly,
profesor y ambientalista, dice haber sido despedido de su puesto de trabajo como docente luego de haber
organizado un seminario donde se trató el tema de la represa y el de la propuesta venta de la administración
nacional de aguas a inversores extranjeros.
En suma, el viejo y falso antagonismo entre desarrollo y conservación. A pesar de todos los compromisos
internacionales para la conservación de la biodiversidad, a pesar de la creciente toma de conciencia acerca de
los impactos provocados por la destrucción del medio ambiente, todavía se cree que ésta es una necesidad para
alcanzar el “desarrollo”. El tan publicitado concepto de “desarrollo sustentable” sigue siendo un eslogan carente
de contenido, que sólo sirve para seguir con los negocios –y la destrucción- como siempre.
En este contexto la lucha de los ambientalistas para proteger el Río Macal merece todo nuestro apoyo. La noción
de que las organizaciones ambientalistas nacionales e internacionales están tratando de “atacar” a Belice o
mantenerlo en un estado de subdesarrollo constituye tan sólo una mala excusa para evitar afrontar la verdadera
cuestión. El Río Macal no debe ser sacrificado. Esperamos sinceramente que le proyecto sea definitivamente
archivado. Desarrollo y conservación son los dos necesarios y deben ir juntos.
Artículo basado en información obtenida de: David González, 'Upbeat Plan for a Dam in Belize Turns Nasty',
March 2, 2001, the New York Times; Observaciones de Ricardo Carere durante su visita a Belice en enero de
2001.
inicio
AFRICA
- Kenia: ¿quien promueve y quien destruye la biodiversidad de los bosques?
Los gobernantes deberían ser los directos responsables de la conservación del patrimonio natural y cultural de
sus respectivos países y pueblos. Sin embargo lo que sucede frecuentemente en el Sur es que las autoridades
actúan en connivencia con poderosos intereses internos y externos, en contra de la biodiversidad y, por lo tanto,
en contra del bienestar de la población que se supone deben proteger. Este es el caso de Kenia.
Situado en la costa oriental de Africa Central, Kenia ofrece una amplia gama de paisajes: desde bosques
tropicales en las llanuras oceánicas a zonas áridas en el plateau seco occidental. Tal diversidad en materia de
naturaleza corre paralela con la existencia de diferentes grupos étnicos. La deforestación y la desertificación son
dos problemas ambientales que afectan severamente al país. El madereo –tanto legal mediante el otorgamiento
de concesiones, como ilegal- una inadecauda política en relación con las áreas protegidas, y megaproyectos
como represas y emprendimientos mineros están poniendo en peligro la rica biodiversidad de Kenia. Entretanto
el gobierno no sólo ha demostrado ser incapaz de frenar este proceso destructivo, sino que también ha sido un
activo promotor del mismo.
El caso de los bosques en las tierras altas de Tinet, habitado desde tiempos inmemoriales por los Ogiek,
constituye un ejemplo paradigmático de destrucción ambiental y desconocimiento de los derechos de los pueblos
indígenas. A pesar de haber manejado los bosques de manera sustentable los Ogiek han sido forzados a
defenderse de las arbitrariedades tanto del gobierno colonial como de los sucesivos gobiernos tras la
independencia del país. Ellos han sido ignorados y amenazados con la pérdida de sus tierras, argumentando que
las mismas se encuentran dentro de los límites de un área protegida incluída en la Ley Forestal. Sin embargo, no
es un interés preservacionista el que mueve a las autoridades. En Kenia está vigente una prohibición de corta,
pero hay tres poderosas empresas -Pan African Paper Mills, Raiply Timber, and Timsales Ltd.- que han sido
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exentas de la misma, las cuales están preparadas para ingresas a la selva de Tinet una vez que los Ogiek sean
expulsados. En lo que se refiere a las áreas protegidas parece que las autoridades no han aprendido de los
errores del pasado. A mediados de la década de 1970 los residentes Massai del sur de Kenia fueron
abruptamente relocalizados y su territorio pasó a formar parte del Parque Nacional Amboseli, una de las reservas
de vida silvestre más visitadas del continente. Privados de sus tierras, como forma desesperada de demostrar su
descontento los Massai reaccionaron matando ejemplares de animales que constituyen la mayor atracción
turística del Parque, entre los que se contaban decenas de leones, elefantes y rinocerontes. Tanto la fauna como
los pueblos indígenas sufrieron entonces las consecuencias de un enfoque equivocado respecto de la
conservación de la biodiversidad
El anuncio hecho por el gobierno en febrero ppdo. en el sentido de que varias áreas de reserva forestal en todo
el país –que comprenden un total de 67.150 hectáreas- serán privadas de protección legal confirma que en Kenia
no existe una política clara para la conservación de la biodiversidad. ONGs ambientalistas nacionales que
conforman el grupo Greenbelt han expresado su intención de presentar una objeción formal a la iniciativa oficial,
a la vez que el Grupo de Trabajo por los Bosques de Kenia está organizando una campaña internacional para
oponerse a la misma. Durante los últimos dos años el territorio keniata se ha visto afectado por severas sequías.
Teniendo en cuenta la estrecha relación existente entre la deforestación y la caída de los padrones de
precipitación, la destrucción de los bosques habrá de agravar este problema, a la vez que irá en detrimento de la
flora y la fauna que allí habita.
Los megaproyectos constituyen otra espada de Damocles sobre la biodiversidad del país. Por ejemplo el
proyecto de represa sobre el Río Sondu Miriu, uno de los mayores de la cuenca del Lago Victoria, está
amenazando la flora y fauna locales. Si bien la estación generadora habrá de entrar en funcionamiento en el
2003, el desvío del curso del río provocará una alteración del sistema hídrico en su conjunto, con efectos
negativos para la vida silvestre. Especies raras, como el mono Colubus y el hipopótamo, que dependen de las
aguas del río para su sobrevivencia, deberán buscar fuentes de agua en las densamente pobladas llanuras de
Nyawkere, provocando una perturbación en dicho hábitat. El gobierno apoya el proyecto, a la vez que el Banco
Japonés de Cooperación Internacional, junto a una empresa noruega y otra sudafricana, le están suministrando
apoyo financiero y técnico. La coalición de ONGs Africa Waters Network ha denunciado la situación, al tiempo
que los pobladores locales están ofreciendo resistencia al proyecto, que determinaría el abandono forzoso de
sus tierras agrícolas.
Finalmente cabe mencionar que los manglares localizados en la costa del Océano Pacífico, cerca de Mombasa,
se encuentran en peligro debido a un proyecto de explotación de titanio por parte de una compañía canadiense.
Recientemente las organizaciones keniatas reunidas en el Coast Mining Rights Forum han lanzado una campaña
de cartas a nivel internacional que tiene por destinatarios al gobierno y los socios financieros del proyecto
–incluido el Banco Mundial- denunciando los efectos esperados de dicha explotación minera en la zona y
reclamando su suspensión hasta tanto se realice una seria evaluación de impacto ambiental.
En conclusión, la respuesta a la pregunta que formulábamos al principio respecto de la conservación de la
biodiversidad en Kenia es clara. Por un lado están las comunidades locales y las ONGs ambientalistas tratando
de proteger la biodiversidad del país. En la vereda de enfrente se encuentran las autoridades, las empresas y la
banca internacionales, y los agentes del “desarrollo”, cuyo accionar conduce a su destrucción.
Artículo basado en información obtenida de: http://www.globalresponse.org/gra_index/2000.html ; Lynette Obare,
Forest Action Network, 6/3/2001, correo electrónico: lobare@hotmail.com ; Nabil El-Khodari, 27/2/2001, correo
electrónico: khodari@yahoo.com ; Paula Palmer, 23/2/2001, correo electrónico: paulap@globalresponse.org ;
WildNet, 17/2/2001, correo electrónico: wildnet@ecoterra.net
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- Liberia: en el centro de todo está la comunidad indígena
Liberia alberga los dos últimos relictos significativos de selva tropical cerrada en los Bosques de Guinea del
Africa Occidental, que se extienden a lo largo de Ghana, Costa de Marfil, Liberia, Guinea y Sierra Leone. Se
estima que la superficie original de selva en la región alcanzó los 727.900 kilómetros cuadrados. Pero la misma
cayó a 92.797 km2, lo que es apenas el 12,7% del total. Los bosques de Liberia representan el 44,5% de esa
área remanente y los de Costa de Marfil el 29,1%.
Los bosques de Liberia son de incalculable valor para la subregión, dado el pobre estado de los fragmentos de
bosque que quedan en toda la zona húmeda del oeste de Africa. En esta selva habitan numerosas especies
endémicas y muchas otras que están virtualmente extinguidas en la región. La misma alberga cientos de
especies de aves, nueve de las cuales –incluyendo la gallina de Guinea (Agelastes meagridis)- están en peligro,
así como gran cantidad de fauna y flora endémica, siendo un hábitat de características únicas para algunas de
las especies raras del mundo. El hipopótamo pigmeo (Cherosis liberensisis), la mangosta liberiana (Liberictis
kuhnii), varias decenas de reptiles, entre los que hay tres tipos de cocodrilos y por lo menos ocho serpientes
venenosas, viven en los bosques de Liberia. Si bien recientemente no se han hecho relevamientos, se estima
que existen en dichas selvas más de dos mil especies de plantas con flor, 240 de las cuales se cuentan entre las
especies madereras de más valor, al igual que centenares de plantas de uso medicinal. La flora y la fauna de la
región es destacada y la conservación de su biodiversidad es reconocida como una prioridad a nivel mundial.
El país se está recuperando de una cruenta guerra civil que dejó su economía y buena parte de su
infraestructura en ruinas. La tasa de desempleo es elevada y más del 75% de la población vive en la más
absoluta pobreza. La deuda externa de Liberia asciende a unos U$S 3.000 millones y el país no ha recibido
prácticamente ayuda internacional desde 1997, cuando la guerra terminó. Funcionarios corruptos dilapidan la
mayor parte de la pequeña ayuda financiera que llega. Entonces el gobierno ha centrado su atención en los
bosques, que hoy en día es la segunda fuente de divisas, luego de las actividades marítimas.
La presión sobre los bosques liberianos se ha intensificado en los últimos años, en primer lugar debido a un
resurgimiento de las actividades de madereo. Si bien existen factores mitigantes del problema de la
deforestación, la corta y la expansión de la agricultura representan una grave amenaza para nuestros bosques.
Casi todas las tierras boscosas del país, incluyendo zonas previamente designadas como parques nacionales o
reservas forestales, han sido otorgadas en concesión a empresas madereras que operan prácticamente sin
ningún control por parte de las autoridades forestales. La corta de madera ha tomado tal proporción que
aproximadamente el 60% de los bosques del país están hoy en día severamente degradados. Por otra parte la
biodiversidad se encuentra en peligro dado que la deforestación de hecho ha fragmentado los dos bloques de
bosques húmedos remanentes, lo que implica un riesgo mayor para su integridad ecológica.
La pérdida de los bosques está provocando un serio daño a la naturaleza. Con la disminución de la cobertura
forestal las poblaciones de animales están decayendo notoriamente. El hipopótamo pigmeo, el elefante, el
leopardo, etc. están prácticamente extinguidos. Los muy poco frecuentes avistamientos de los que informan los
aldeanos son con frecuencia difíciles de confirmar ya que las poblaciones sobrevivientes parecen estar siempre
en movimiento, en búsqueda de la protección ofrecida por los bosques densos.
Pero no sólo la extracción de madera y las prácticas de cosecha están perturbando los bosques. Las rutas
construídas por las madereras en lo que alguna vez fueron remotas zonas de selva favorece el ingreso de
cazadores, lo que expone a las especies en peligro a un riesgo todavía mayor. La comercialización de carne de
animales silvestres es muy intensa, con todas las consecuencias negativas que ello trae aparejado para la
biodiversidad del país.
No sólo las madereras son responsables de la destrucción de nuestras selvas. Los consumidores del Norte, en
especial los europeos, son tan culpables como las propias empresas. Son ellos quienes dan el dinero y ofrecen
el mercado que mantiene con vida el comercio de la madera en Liberia. En 1999 Europa, tradicional importador
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de madera de ese país, importó 155.559.639 metros cúbicos de rollizos, volumen que representa cerca del 82%
de las exportaciones de Liberia en el rubro. El país de mayor consumo fue Francia, con el 37%, seguido por
Italia, con el 19% y Turquía con el 15%. El puerto francés de Bordeaux es el destino de los mayores volúmenes
de madera proveniente de los bosques de Liberia. También España y Portugal importaron madera desde Liberia
en ese período.
En los primeros seis meses del 2000 se registró un fuerte crecimiento de la producción de rollizos. Los
679.352.376 m3 registrados por el Departamento Forestal para ese período excedieron por lejos los 596.355.116
m3 producidos entre enero de 1996 y diciembre de 1999. En ese período el 49,4% de la producción tuvo como
destino el mercado asiático, en tanto 38,4% se dirigió a Europa. Solamente Francia importó el 17,9% de la
madera rolliza y el 51,4% de las tablas provenientes de Liberia.
Actualmente se cosechan en Liberia alrededor de 60 especies de árboles nativos. De ellas diez conforman el
65,4% del total de las exportaciones. El “ekki” (Lophira alata), conocido a nivel local como “ironwood” tiene una
madera muy usada para la fabricación de puentes y casas por parte de la población rural. La misma fue muy
explotada y hoy en día representa el 20% de la producción maderera total. Segunda en orden es el “niangon”
(Heritiera utilis), con el 13%, y tercera la “abura” (Mitragyna ciliata) con el 7%.
Puede afirmarse que el pionero de la deforestación en Liberia es el Banco Mundial, situación de la que el propio
Banco todavía no ha reconocido. Durante la década de 1970 y principios de los ’80 el Banco financió proyectos
agrícolas para cacao, café y oleaginosas que poco hicieron para aliviar la pobreza en el país, pero mucho para
destruir vastas áreas de selva tropical que hasta entonces estaban intactas. Uno de ellos - Bong County
Agricultural Development Project- promovió un drástico cambio del uso del suelo de cultivos de subsistencia a
cultivos de exportación, minando de ese modo las directivas del gobierno orientadas a la autosuficiencia en
materia de producción de alimentos.
Nuevamente en 1999 la Corporación Financiera Internacional (IFC) –rama del sector privado del Banco Mundialotorgó a Liberian Agricultural Company (LAC) un préstamo por U$S 3.500.000 para mejorar y expandir sus
plantaciones de caucho. A pesar de las protestas de los ambientalistas, se tumbaron vastas extensiones de
bosque primario y secundario para instalar las plantaciones. El Banco arguyó que el área destinada a la
expansión de la plantación era de bosque degradado, por lo tanto no comprendida dentro de la política del
organismo que prohibe la inversión en proyectos que lleven a la destrucción de bosques primarios. Tal vez el
Banco eligió ignorar o de hecho ignora el hecho que cuando las empresas abandonan las plantaciones debido al
bajo rendimiento u otros factores, los predios son invadidos para la explotación de carbón. Entonces se tiran los
árboles de caucho y se los quema para obtener carbón, dejando tras de sí cientos de hectáreas de campo vacío
y tierras degradadas.
El bosque es capital para la vida de las comunidades indígenas pues la gente depende de ellos para obtener sus
medios de vida. El bosque les ofrece un ambiente protegido para sus prácticas culturales y religiosas, incluyendo
santuarios, escuelas tradicionales en el bosque, protección para los cursos de agua, hierbas medicinales, frutos
para la recolección, etc. Asimismo ofrece los medios para el auto-empleo y fuente de ingresos a través de la
comercialización de objetos de arte popular, que representan más del 40% de sus entradas.
Conocedores de la necesidad de una utilización sustentable de los bosques, los pueblos indígenas han
practicado durante siglos la conservación de la naturaleza. La caza y la recolección en algunos de los bosques
densos están prohibidas, al tiempo que la pesca está restringida a algunos tramos del río. La pesca individual en
cursos de propiedad comunitaria fue desestimulada y el pescado se obtenía sólo una vez al año, durante la
estación seca. La corta de árboles de valor cultural o espiritual es considerada un tabú. Asimismo la caza de
algunos animales, como el leopardo y el tigre, estaba estrictamente prohibida.
La pérdida de los bosque no sólo ha limitado la habilidad de los pueblos autóctonos para alimentarse a si mismos
y la posibilidad de llevar una vida saludable, sino que también ha minado fuertemente la autoridad de sus
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estructuras sociales. La tradicional escuela del bosque que albergaban los bosques está desapareciendo.
Sociedades como los Poro y los Sande que habitaban tradicionalmente en el interior de la selva densa han
prácticamente desaparecido. Estas instituciones promovían la unidad y el amor entre los miembros de la
comunidad, establecían una disciplina para los jóvenes, aseguraban la estricta adhesión a principios morales
establecidos por la sociedad y permitían el cumplimiento de la ley y la resolución de conflictos. Todas ellas
situaciones que están provocando desesperación y aprehensión a nivel de nuestras propias sociedades.
Hacia dónde vamos de aquí en más no da lugar a especulaciones. Es imperativo encontrar alternativas ante la
realidad del peligro que se cierne.
Por: Silas Siankor, SAMFU Foundation, 18/3/2001, correo electrónico: samfu1@yahoo.com
inicio
- Mali: el valor de la biodiversidad en un frágil ambiente
Conocido por su pasado histórico debido al vasto y poderoso imperio que sorprendió a los visitantes europeos
del siglo XIV, hoy en día el territorio de Mali abarca más de 1.200.000 kilómetros cuadrados en la zona oeste del
Africa, extendiéndose sobre el desierto del Sahara en el norte, los pastizales del Sahel en el centro y la zona de
sabana en el sur. En el Sahel la vida humana y la de la flora y la fauna siguen la pauta marcada por el ciclo de
inundación anual del Río Niger, con crecidas entre agosto y noviembre. Las mayores precipitaciones y
abundancia de la red hídrica –incluyendo el propio Niger- en el sur del país permiten la existencia de una mayor
abundancia y riqueza en materia de biodiversidad.
Con más del 58% de su superficie en el desierto y otro 30% amenazado por el avance del Sahel, Mali enfrentan
la desertificación y la deforestación como dos problemas ambientales capitales, ambos estrechamente
relacionados con la pérdida de biodiversidad.
La gran variedad de plantas y animales presentes en los ecosistemas boscosos y otros que tienen árboles
–como la sabana- constituye un componente fundamental para la alimentación a nivel doméstico. En muchas
aldeas y pequeños poblados la “cosecha escondida” de los bosques y árboles resulta esencial para la seguridad
alimentaria, dado que suministra una serie de productos esenciales para la dieta. Por ejemplo, el fruto de Saba
senegalensis es ampliamente consumido en Mali. El fracaso de los proyectos de plantaciones con especies
exóticas con el fin de mitigar los efectos de las sequías que afectaron al país en los ’70, se debió al hecho de
haberse ignorado que para la mayor parte de la población rural los productos no madereros son de suma
importancia para su sobrevivencia a nivel social y económico. Por lo tanto los campesinos preferían las especies
nativas a las introducidas, más allá de la rapidez de su crecimiento.
Los bosques y los árboles contribuyen también indirectamente a la seguridad alimentaria por su papel
fundamental en la sustentabilidad de los sistemas agrícolas suministrando, por ejemplo, nitrógeno al suelo, como
sucede con las leguminosas. Tal es el caso de un sistema agroforestal adoptado en Mali, con cultivo de mijo bajo
Acacia albida.
La carne de animales silvestres –desde mamíferos hasta insectos- que con cazados o recogidos en los bosques
con fines alimenticios constituye una importante fuente de proteína animal para los hogares tanto a nivel rural
como urbano. Son muchas las comunidades que todavía dependen de los animales silvestres y sus productos,
utilizados solos o en mezcla con hierbas, como medicinas en el tratamiento de una gran variedad de
enfermedades.
El uso de la fauna y la flora como recurso alimenticio resulta controvertido. En la visión oficial la disminución de la
fauna en muchas partes del país se debe al incremento de la población y la consiguiente mayor demanda de
tierras para la agricultura y los asentamientos humanos. Sin embargo este enfoque simplista ignora las causas
subyacentes de la deforestación y degradación de los bosques. Hoy en día es ampliamente aceptada la
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conveniencia de integrar las necesidades de las poblaciones locales en el manejo de los recursos de la vida
silvestre y de la biodiversidad.
Algo similar sucede en lo que respecta a la leña. Un estudio realizado en el año 2000 por la Oficina Nacional de
Energía de Mali llegó a la conclusión de que la leña cubre casi el 100% de las necesidades de combustible a
nivel doméstico, lo cual –según el propio estudio- significaría que cada año deberían deforestarse 464.285
hectáreas con fines energéticos. No obstante, tomando en cuenta recientes estudios realizados en Africa que
prueban que la leña no es –como se suponía anteriormente- una causa principal de deforestación, la
conclusiones de dicha investigación debería someterse a un examen más riguroso.
Es necesitar evitar caer en políticas erradas basadas en la premisa “Culpemos a los pobres”, como las
adoptadas en el pasado respecto de la conservación de los bosques en Mali. Por ejemplo, a mediados de la
década de 1980 fue adoptado un paquete de medidas muy restrictivo. El Servicio Forestal implementó una serie
de medidas draconianas en relación con el uso de los productos del bosque por parte de las comunidades
locales. Las mismas resultaron muy impopulares y fueron tenazmente resistidas, dado que las multas que se
pretendía aplicar superaban largamente los magros ingresos de los presuntos infractores, la gente se veía
privada de una importante parte de sus medios de vida y además la implementación de las medidas se realizaba
en forma agresiva. Al final esta política debió ser abandonada sin haberse obtenido ningún resultado positivo.
Artículo basado en información obtenida de:: http://darwin.bio.uci.edu/~sustain/bio65/lec10/b65lec10.htm,
http://www.wri.org/wdces/ma85_87.html, http://www.reliefweb.int/IRIN/wa/countrystories/mali/20001003.phtml,
http://www.geographia.com/index.html; http://www.fao.org/DOCREP/X7273E/x7273e03.htm; Nabil El-Khodari,
27/2/2001, correo electrónico: khodari@yahoo.com ; “Learning with farmers for policy changes in natural resource
management” por Mamadou Gakou y Jo Ellen Force, Home | Newsletter # 31 | Publications | FAO homepage
inicio
- Sudáfrica: Arboles exóticos amenazan la biodiversidad de las praderas
La invasión de hábitats por parte de especies autóctonas es una causa directa de extinción de especies nativas.
Algunas especies vegetales han desarrollado la capacidad de adaptarse a nuevos sitios y desplazar la cobertura
vegetal original, al tiempo que ciertas especies animales invasoras pueden provocar desplazamiento del nicho
ecológico de los animales autóctonos. Este fenómeno ha sido ampliamente registrado y es conocido con el
nombre de “bioinvasión”. No es necesario recalcar que la invasión de especies constituye una amenaza para la
biodiversidad a nivel local y regional, dado que la expansión de los intrusos altera la riqueza y abundancia de la
flora y la fauna del ecosistema original.
Esto es lo que está sucediendo en Sudáfrica, con el factor agravante que, por sus características biogeográficas,
este país alberga gran cantidad de especies endémicas y posee altos niveles de biodiversidad. Con una
superficie de 1.221.000 kilómetros cuadrados, Sudáfrica contiene alrededor del 10% de las especies conocidas
de aves, peces y plantas registrados en el mundo y un 6% de las especies de mamíferos y reptiles conocidas. En
relación con la biodiversidad, las praderas son uno de los ecosistemas más importantes de Sudáfrica, los cuales
están siendo invadidos por monocultivos forestales. Hoy en día ya hay alrededor de 1.500.000 hectáreas de
plantaciones forestales, la mayor parte compuesta por eucaliptos y pinos, y un área menor con acacia
australiana. Las mismas se concentran en las tierras altas lluviosas de las Provincias de Kwazulu-Natal y
Mpumalanga. Si bien a nivel mundial los esfuerzos para la conservación se han dirigido principalmente a los
ecosistemas tropicales, debe destacarse que las praderas, típicas de los climas templados, presentan altos
niveles de biodiversidad y endemismo. La destrucción de estos pastizales se debe al efecto de los monocultivos
forestales en gran escala sobre el ecosistema original –las plantas, el suelo y el agua- así como por la sustitución
de las especies herbáceas nativas por especies introducidas invasoras en zonas aledañas e incluso alejadas de
las plantaciones. Los cambios provocados en la composición de los productores primarios implican una
modificación completa de la pirámide trófica, de modo que muchos animales se ven forzados a migrar o bien sus
poblaciones se reducen drásticamente hasta inclusive desaparecer.
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En Sudáfrica las áreas de pradera invadidas por árboles, las cuales ya ocupan 1.600.000 hectáreas, reciben el
nombre de ”bosques gum” o “bosques de acacia”. Como su denominación lo indica, los árboles predominantes
son los eucaliptos (que en inglés reciben el nombre genérico de “gum”) y varias especies de acacias
provenientes de Australia. Tras fuertes protestas por parte de la sociedad civil –organizada en la coalición de
ONGs Timberwatch- contra el modelo de monocultivos forestales en gran escala, las autoridades parecen haber
comenzado a reaccionar. Si bien la solución real pasaría por prohibir este tipo de plantaciones en todo el
territorio del país, la consideración como “invasoras” de varias especies ampliamente utilizadas en las
plantaciones en las enmiendas recientemente propuestas a la Ley sobre Conservación de los Recursos
Agrícolas de 1983 debe ser considerada un paso adelante. En efecto varias especies del género Acacia, al igual
que Eucalyptus grandis, Eucalyptus saligna, Pinus elliottii, Pinus taeda, Pinus pinaster, Pinus patula y Pinus
radiata, entre otras, han sido incluidas en la “Categoría 2: plantas útiles para la producción con fines comerciales
pero que se ha comprobado son invasoras en condiciones no controladas por fuera de sus áreas de plantación”.
La nueva norma también establece medidas obligatorias a ser tomadas para erradicarlas.
Sin embargo, y aun con el reconocimiento oficial de la amenaza que el mismo significa para la biodiversidad, los
suelos y los recursos hídricos, el modelo de plantaciones en Sudáfrica está lejos de ser suprimido. Lo que es
más, Timberwatch ha advertido recientemente que una de las mayores empresas plantadoras –SAPPI- está
realizando ensayos de campo con eucaliptos genéticamente modificados, lo que implicaría un riesgo todavía
mayor para la biodiversidad.
El país –y en especial su gobierno- deben elegir entre la conservación de la biodiversidad de su territorio –que en
gran medida se encuentra en las praderas- y la ocupación del espacio en gran escala por monocultivos
forestales. No hay lugar para la conservación de las praderas en un contexto de expansión de los monocultivos
forestales con exóticas.
Artículo basado en información obtenida de: Heinrich Walter, “Vegetationzonen und Klima”, Verlag Eugen Ulmer,
Stuttgart, 1970; Philip Owen, 7/3/2001 y 9/3/2001, correo electrónico: owen@soft.co.za;
http://www.gov.za/gazette/notices/1999/2485.htm, http://www.botany.uwc.ac.za/Envfacts/facts/biosa.htm
inicio
ASIA
- La evanescente biodiversidad forestal de Bangladesh
Bangladesh es uno de los estados signatarios de la Convención sobre Diversidad Biológica. Empero los tres
tipos de bosques existentes en el país –los bosques siempreverdes y semideciduos en la zona este y la región
de Chittagong Hill Tracts, los bosques deciduos húmedos y secos, conocidos como bosques de “sal”,
localizados en las llanuras centrales y la región noreste, y los manglares a lo largo de la costa- se encuentran
amenazados. Muy poco se está haciendo para salvarlos. Entretanto la tasa anual de deforestación ha alcanzado
el 3%.
Los bosques de Chittagong Hill Tracts se extiende por 14.000 kilómetros cuadrados, representando el 10% de la
superficie del país. Algunas de las principales especies arbóreas allí existentes alcanzan alturas y diámetros
gigantescos. La parte más alta del dosel generalmente está formada por árboles deciduos y semideciduos, en
tanto el estrato más bajo lo conforman especies siempreverdes. También existen formaciones de bambú y de
savana. Varias importantes especies de mamíferos habitan la zona: elefantes, bisontes, ciervos, leopardos y el
simbólico tigre de Bengala. Pájaros como la paloma imperial, la paloma verde y el pato blanco de los bosques
están también allí presentes.
Las plantaciones forestales comerciales, la tala ilegal, los megaproyectos de represas y el desplazamiento
forzado han sido los factores de la acelerada destrucción de este valiosos ecosistema, que significa la
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destrucción de su biodiversidad. Los monocultivos de caucho, teca y eucalipto para exportación han provocado
impactos ecológicos negativos debido a la sustitución parcial de los bosques, así como conflictos entre las
comunidades locales, que pertenecen a 13 grupos étnicos, y el Departamento Forestal. Desgraciadamente este
tipo de situaciones son frecuentes en Asia. Las propias autoridades que promueven las plantaciones han
demostrado ser incapaces de controlar el madereo ilegal por parte de bandas armadas. En lo que refiere a los
megaproyectos, la represa de Kaptai constituye un buen/mal ejemplo de cómo el financiamiento externo en
nombre del desarrollo puede devastar un área y tener efectos multiplicadores sobre el ambiente, la economía y la
vida de las comunidades vecinas. La represa, construida en 1964 con ayuda de USAID, sumergió 250 kilómetros
cuadrados de tierras agrícolas y bosques pertenecientes a los pueblos de las colinas, especialmente a los
Chakma, y provocó la relocalización forzada de alrededor de 100.000 personas, quienes perdieron así sus
hogares y medios de vida. Los desplazados se vieron obligados a su vez a cortar más superficie de bosque a fin
de poder realizar sus prácticas de agricultura de subsistencia.
Tradicionalmente los bosque de “sal” solían cubrir vastas superficies en el centro y este de Bangladesh. Además
del árbol de “sal” (Shorea robusta),que representa el 70 a 75% de dicha formación vegetal, este tipo de bosque
está formado por valiosas especies forestales y herbáceas. La diversidad biológica de los bosques de “sal” es
única. No obstante el Banco Asiático de Desarrollo ha promovido activamente su destrucción por considerarlos
de baja productividad, financiando proyectos para su sustitución por monocultivos forestales de eucalipto y
caucho, entre otros. Hoy en día el único parche de bosque de “sal” todavía en pie se encuentra en Modhupur. La
mayor parte del suelo bajo el bosque ha quedado al descubierto y se ha erosionado, habiendo sido el espacio
ocupado por empresas forestales y desplazados.
Por su parte Sundarban, el mayor manglar del mundo, está situado en la región sudeste del país, en la frontera
entre Bangladesh e India. El mismo está alimentado por una red hidrológica de agua dulce perteneciente a la
cuenca del Ganges y por las aguas saladas del Golfo de Bengala. Comprende una superficie de 10.300
kilómetros cuadrados. Constituye un complejo hábitat donde coexisten muchas especies vegetales y animales:
mamíferos, cientos de especies de pájaros –algunas de ellas migratorias- cocodrilos, otros reptiles, anfibios e
invertebrados. Además Sundarban constituye una de las reservas del tigre de Bengala. La UNESCO declaró a
este sitio Patrimonio Cultural de la Humanidad. El manglar de Sundarban es asimismo fuente de medios de vida
–pescado, miel, madera. leña- para las poblaciones locales. Un reciente estudio estimó que entre 500.000 y
600.000 personas, incluyendo empresas comerciales e industriales, dependen directamente de los productos
obtenidos de este manglar.
En este caso la causa directa de destrucción es la prospección y explotación de petróleo y gas por parte de
empresas transnacionales, entre ellas la Shell, cuyas actividades son promovidas por el propio gobierno, como
siempre, en nombre del desarrollo. El denominado Proyecto de Biodiversidad para Sundarban, diseñado para
restaurar el ecosistema original y financiado por el Banco Asiático de Desarrollo, el GEF y el Fondo Nórdico de
Desarrollo viene siendo fuertemente criticado por IEDS (Amigos de la Tierra-Bangladesh) debido a las obras de
infraestructura para ecoturismo construidas en el corazón del manglar y a la forma no transparente en que el
proyecto en su conjunto está siendo implementado, con absoluto desconocimiento de los puntos de vista e
intereses de las comunidades locales.
Si bien para el gobierno y para las agencias de desarrollo la única causa de destrucción de los bosques en
Bangladesh es la presión demográfica, la realidad está mostrando que son el “desarrollo” insustentable y los
proyectos de infraestructura, junto a la pobre performance de las autoridades en lo que respecta a la
conservación de los bosques, las principales causas de deforestación y degradación de los bosques en dicho
país. Y con ellos de la pérdida de parte fundamental de su biodiversidad.
Artículo basado en información obtenida de: Gain Philip, “The last forests of Bangladesh”, Society for
Environment and Human Development (SEHD), Dhaka, 1998; IEDS (Friends of The Earth –Bangladesh),
8/3/2001, correo electrónico: iedsfoeb@accesstel.net
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- Camboya: Selvas y ríos en peligro por plantaciones de eucalipto y producción de pulpa
La conservación de los bosques y de la biodiversidad significan cosas distintas según quién sea que esté
refiriéndose a ella. En el caso de Camboya, la vida de los campesinos depende de las tierras agrícolas, las
pesquerías y los bosques. Para ellos conservar los bosques y su biodiversidad implica asegurarse los medios de
vida para el presente y el futuro. En los últimos años, si bien se ha recuperado la paz en las áreas rurales, las
concesiones para la corta en gran escala han reducido el acceso de los campesinos a los bosques y puesto en
peligro sus derechos en ese sentido, a la vez que provocado un daño masivo a la propia selva. Los campesinos
camboyanos y sus bosques se ven ahora enfrentados a una nueva amenaza: la de las plantaciones forestales
con fines industriales.
En enero de 2000 el Real Gobierno de Camboya firmó un acuerdo con el Grupo Pheapimex otorgando a la
compañía el derecho por 70 años para “desarrollar” 300.000 hectáreas de tierras de “bosque degradado” en las
Provincias de Kampong Chhnang y Pursat en el centro del país. Pheapimex tienen la intención de instalar una
plantación de eucalipto para satisfacer la demanda de una planta de pulpa y papel planeada en la Provincia de
Kandal.
Además de madera como materia prima, la producción de papel requiere de grandes cantidades de productos
químicos, agua y energía. Es una producción altamente contaminante. Las plantas de producción liberan gran
cantidad de sustancias contaminantes hacia los cursos de agua vecinos, incluyendo madera disuelta y diversos
productos químicos que reducen los niveles de oxígeno de dichos cursos y matan a los peces. El cuerpo de agua
más importante de la región central de Camboya es el Tonle Sap, un vasto lago cuyas aguas fluyen hacia el
Mekong en Phnom Penh y de allí al delta del Mekong. El lago provee a Camboya de una gran cantidad de peces
y su agua se utiliza para irrigar una vasta área de arrozales. Si el Tonle Sap se contamina por las descargas de
la prevista planta de pulpa y papel, el efecto sobre los medios de vida de miles de personas habrá de ser
desastroso.
En diciembre de 2000 Pheapemix firmó un acuerdo para la generación de una joint-venture con el grupo chino
Farm Cooperation a fin de construir una fábrica de pulpa y papel. El emprendimiento de U$S 70 millones es
financiado por el Banco de Exportaciones de China y forma parte de un acuerdo celebrado entre los gobiernos
de los respectivos países para incentivar el comercio y las inversiones entre ambos. En el contrato figura que las
empresas intervinientes pagarán 5% de intereses al gobierno de Camboya, en tanto el banco chino cobrará sólo
un 3%.
El Ministro de Agricultura, Forestación y Pesquería, Chan Tong Iv, manifestó al periódico Phnom Penh Daily, que
celebraba dicho acuerdo y agregó que los esfuerzos del gobierno para atraer inversiones al sector agrícola
estaban dando frutos. Pheapimex está bien posicionada para beneficiarse de este tipo de acuerdos: Lao Meng
Ken, director de la compañía, es a la vez consejero especial del Primer Ministro camboyana Hun Sen en materia
de inversiones extranjeras.
Pheamix-Fuchan, una joint-venture taiwanesa con el Grupo Pheapemix, es la mayor concesionaria de corta de
madera de Camboya, con 700.000 hectáreas a su disposición. Según Global Witness, Pheamix- Fuchan es “el
peor concesionario en Camboya y el que tiene mejores conexiones”. Global Witness –que ahora está trabajando
en la Unidad de Monitoreo de Delitos en Camboya, iniciativa financiada por el Departamento de Desarrollo
Internacional del Reino Unido- ha acusado a Pheapemix de realizar operaciones ilegales de madereo fuera de
sus concesiones, corta en las áreas de otros concesionarios, amenaza y ataques a funcionarios forestales y
corta sin previa aprobación del Departamento Forestal.
Lao Meng Ken explicó al Phnom Penh Post que el creía que el proyecto de plantación de Pheapimex no violaba
los derechos de propiedad de la población local. “He oído que la gente se está quejando de la corta de sus
árboles. Pero nosotros estamos plantando en una zona donde no se violan sus derechos” manifestó. Pero los
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aldeanos de la comuna de Ansa Chiombok en la Provincia de Pursak discrepan. Temen que la plantación
destruya 6.800 hectáreas de bosque próximas al poblado. Los mismos incluyen una fracción de Pinus merkusii,
que es una especie rara en Camboya y protegida por ley.
En febrero de este año los campesinos se trasladaron a Phom Penh para tratar de persuadir al gobierno de
frenar este proyecto de plantación. En el pasado mes de marzo se realizó en esa comuna un encuentro entre
funcionarios y pobladores locales. Al mismo concurrieron cien campesinos provenientes de siete poblados pero
los funcionarios permitieron que asistiera sólo un representante por aldea.
Durante el encuentro los representantes campesinos realizaron una serie de preguntas a los funcionarios, entre
ellas si el gobierno había aprobado una evaluación de impacto ambiental antes de firmar el acuerdo con
Pheapemix, cuál sería el impacto esperado de una planta de pulpa y papel sobre el Tonle Sap y su fauna, y
porqué el gobierno está permitiendo que Pheapemix destruya los bosques en un país que ya está sufriendo un
severo proceso de deforestación. No obtuvieron respuesta alguna.
Oum Huot, un campesino de Ansa Chombok manifestó al Phnom Penh Post: “Nosotros rechazamos
completamente la idea de que lo que hay aquí son ‘bosques degradados’. Por el contrario este es un bosque en
buen estado, cuyos árboles más grandes fueron cortados por los madereros en los últimos años. Si éstos dejan
tranquilas estas tierras durante 15 a 20 años los árboles volverán a crecer. “Estamos preocupados por este plan”
dijo al mismo medio de prensa Luek Thuon, otro de los campesinos de Ansa Chombok. “Si destruyen este
bosque también pueden venir y matarnos. El bosque es nuestra fuente de vida”.
Por: Chris Lang, correo electrónico: chrislang@t-online.de
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- Laos: Cortando los árboles para salvar el bosque
Hasta no hace mucho el Plateau Nakai y los bosques situados en sus proximidades, en la región central del país,
albergaba tigres, elefantes, nutrias, buhos y diversas especies de peces. Allí se hablan 28 diferentes idiomas. Un
grupo de cazadores recolectores desconocido fuera del Plateau, habla una lengua que no está relacionada con
ninguno de los cinco principales grupos lingüísticos representados en la zona. En 1992 fue identificado en
Vietnam un nuevo género de bóvido, llamado Sao La, cuyo hábitat se extiende al Area Nacional de Conservación
de la Biodiversidad de Nakai Nam en Laos.
La ruta del famosos sendero Ho Chi Minh atraviesa esta área. La misma fue duramente bombardeada por los
aviones de EE.UU. durante la Guerra de Vietnam, lo que trajo aparejado devastadoras consecuencias para la
gente, la vida silvestre y los bosques. Durante la última década una empresa maderera militar de Laos ha estado
cortando en una superficie de 450 kilómetros cuadrados en el Plateau para liberar terreno para el embalse de la
proyectada represa Nam Theun 2, con capacidad de producción de 1.069 megavatios. El año pasado se informó
de la existencia de un volumen de un millón de metros cúbicos de madera rolliza apilada proveniente del Plateau
Nakai a la espera de ser vendida.
Todo esto parecería pintar el panorama de un nuevo desastre ambiental y social. Pero no todos lo ven así. Por
ejemplo el Panel de Expertos financiado por el Banco Mundial, contratado para asesorar respecto del
megaproyecto de la mencionada represa, evaluado en U$S 1.100 millones. Lejos de censurar la destrucción
causada por el madereo, los tres miembros del Panel describieron la situación como “alentadora” y sostuvieron
que el proyecto “debería ser llevado adelante tal como se ha planeado, con la participación del Banco Mundial”.
De lo contrario “el efecto sería un incremento más que un descenso de la pobreza a nivel rural y la seria
degradación o incluso la pérdida de los valores de la biodiversidad de Nakai Nam reconocidos mundialmente”.
Puede ser que la represa nunca llegue a construirse. Nam Theum 2 Electricity Consortium, promotor de la
represa, han manifestado que ello depende de la “garantía parcial de riesgo” por U$S 100 millones a ser
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otorgada por el Banco Mundial, que cubrirá los préstamos comerciales al proyecto. Sin esta garantía los bancos
comerciales no habrán de poner dinero en un proyecto riesgoso desde el punto de vista financiero. Cada vez
más desesperado porque el proyecto se materialice, el consorcio quiere que el Banco otorgue dicho préstamo en
los próximos meses.
El compromiso del Panel con el proyecto no resiste ningún análisis. Su tercer informe (de enero de 1998)
menciona “una especie de pez no descrita” recientemente descubierta en el tramo del Río Nam Theun justo
aguas debajo del lugar de emplazamiento de la represa. Si ésta se construye las aguas de Nam Theun serán
desviadas hacia otro río, el Xe Bang Fai, y el flujo aguas debajo de la represa se verá “sustancialmente
reducido”. El Panel dice simplemente: “Consideramos que si realmente esta especie de pez no se da en ningún
otro sitio (para lo que deben explorarse todavía otros ríos) su pérdida es . . . un sacrificio aceptable”.
Uno de los miembros del Panel, Thayer Scudder, es Profesor de Antropología del California Institute of
Technology. Tiene el dudoso honor de ser considerado la autoridad mundial en materia de reasentamientos
forzosos y dice ser “reconocido como el decano de los estudios sobre reasentamiento de comunidades”. El
mismo señala que actualmente la corta de madera constituye la principal fuente de ingresos del gobierno de
Laos, pero agrega que “la mejor fuente de ingreso de divisas para Laos es la venta de energía hidroeléctrica al
exterior”. De manera que, según Scudder, la corta de 450 kilómetros cuadrados de selva, la inundación del área,
la generación de un enorme barrial que será un criadero de mosquitos y la muerte de los árboles son cosas
buenas. El experto señaló además que “para empezar, las personas a ser relocalizadas son extremadamente
pobres” y concluyó: “Prefiero tratar de mejorar ese reasentamiento antes que sentarme y ponerme a criticarlo”.
En un documental hecho para la televisión británica en 1987 Scudder manifestó que no podía señalar un solo
proyecto, con o sin financiamiento del Banco Mundial, en el que la población desplazada hubiera sido
adecuadamente rehabilitada. “La relocalización forzosa es casi la peor cosa que uno puede hacer a un pueblo
antes de matarlo” dijo en la ocasión.
Los problemas asociados con los reasentamientos en el proyecto Nam Theun2 ya han comenzado. La empresa
militar laosiana Bholisat Phattana Khed Pou Doi (BPKP – literalmente Compañía para el Desarrollo de la Región
de Montaña) ha realizado cortas en varias áreas fuera de la asignada al reservorio, incluída la de una propuesta
zona de forestación comunitaria destinada a generar ingresos para los campesinos expulsados de sus tierras.
BPKP ya ha trasladado a familias del área del reservorio, más allá de los reasentamientos programados en el
marco del proyecto financiado por el Banco Mundial.
En la zona se ha instalado un aserradero para procesar la madera cortada en el Plateau. El Panel de Expertos
ha señalado que esta industria “una vez que sus recursos madereros se acaben y antes de que se coseche la
madera de las plantaciones, puede ejercer presión política para que se le permita cortar dentro del área de
conservación”. Sin embargo ello no ha hecho cambiar la posición del Panel a favor del proyecto.
Otro de los miembros del Panel de Expertos es Tim Withmore, de la Universidad de Cambridge, muy conocido
por su libro de 1990 “Introducción a los Bosques Tropicales”. Hace algunos años Withmore formó parte de otro
equipo de expertos, en aquella ocasión contratado por el Joint Research Centre de la Comisión Europea. Tras
dos días de trabajo el equipo generó un mapa para estudiar la deforestación en los “hotstops” del Planeta. Sus
autores llegaron a la conclusión de que no hay esperanza de frenar la deforestación provocada por las
madereras y los agricultores en las principales zonas donde hay bosque tropical. Withmore confirmó las
conclusiones del informe a la revista New Scientits y agregó: “Asia está perdida. De todas maneras quedan muy
pocos bosques primarios allí”.
Teniendo en cuenta cuál es su punto de vista acerca del tema, no resulta sorprendente que Withmore considere
que no hay ningún problema en borrar 450 km2 de selva, incluyendo a la gente que allí habita, para dar lugar al
reservorio de una represa. Tampoco puede sorprender que él no se preocupe de que se sigan cortando los
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bosques una vez que la represa sea construida. Lo que tal vez sí pueda ser sorprendente es que el Banco
Mundial le siga pagando a una persona por dar consejos sobre una región que él mismo considera “perdida”.
Por: Chris Lang, e-mail: chrislang@t-online.de
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- Filipinas: la decadencia de un gigante megadiverso
Los mapas de vegetación de los libros de Geografía todavía muestran al archipiélago de Filipinas como cubierto
de una densa selva tropical. Desgraciadamente ello no corresponde ya con la realidad. Durante los últimos 50
años alrededor de los dos tercios de los bosques del país –la mayor parte de ellos primarios- se han perdido y
hoy en día la cobertura forestal es de sólo el 17%, muy lejos del 60% original. Para 1990 el área boscosa del
país era de apenas algo más de siete millones de hectáreas, de las cuales sólo 1,75 millones en estado primario,
al tiempo que de los manglares originales quedaba la mitad. Desde entonces la situación ha empeorado. .
El retroceso de los bosques ha exacerbado las inundaciones, la erosión del suelo, la pérdida de medios de vida
para las poblaciones locales, así como de valores estéticos y recreacionales, sin mencionar el obvio daño a la
biodiversidad. Filipinas es considerado un país megadiverso. Alberga alrededor de 8.000 especies de plantas
con flor, distribuidas en 1.600 géneros y 191 familias. Se han registrado más de 6.490 especies vegetales sin flor
(algas, hongos, hongos, helechos, etc.). De modo que hay unas 14.500 especies de plantas diferentes en el país.
Entre 30% y 40% de las mismas son endémicas. La acelerada deforestación y degradación de los bosques
constituyen una grave amenaza para este patrimonio.
La corta de madera ha sido históricamente la principal causa directa de deforestación en Filipinas. Los sucesivos
gobiernos no sólo han preferido ignorar las actividades ilegales desarrolladas por empresas madereras
transnacionales, sino que las han estimulado a través de la falta de controles, las prácticas corruptas y la
promoción de un modelo orientado a la exportación. Desde la década de 1920 a fines de los ’60 Filipinas fue el
mayor exportador de madera tropical de Asia. Hacia principios de los ’70 resultaba obvio, hasta para las propias
autoridades, que los recursos forestales estaban desapareciendo rápidamente. En 1973 se estableció una
prohibición de corta, que nunca fue implementada. En realidad sólo sirvió para concentrar la propiedad de
licencias de madereo en manos de unos pocos allegados al entonces dictador Marcos. La nueva prohibición
promulgada en 1866 fue igualmente inefectiva. Incluso después de 1991, cuando el madereo en áreas sensibles,
como bosques primarios y algunas cuencas, estaba prohibido, el cumplimiento de las condiciones para evitar el
madereo ilegal resultó imposible dada la falta de recursos. Al mismo tiempo que los bosques iban
desapareciendo y la biodiversidad decreciendo, los madereros amasaban fortunas y la gran mayoría de la
población se empobrecía cada vez más.
Sin embargo no es el madereo la única actividad destructiva. La minería también está provocando una ulterior
pérdida u degradación de los bosques. Alrededor del 40% del territorio nacional ya ha sido otorgado por parte del
gobierno en concesión para la explotación minera por parte de empresas transnacionales. Asimismo otra
significativa amenaza para la biodiversidad, en este caso a nivel local, es la cría industrial del camarón, que está
generando la degradación y destrucción de vastas áreas de manglares.
Las iniciativas oficiales para la conservación de los bosques han una y otra vez fracasado, a pesar de las
copiosas sumas de dinero de fuentes internacionales gastadas en gran número de proyectos. La razón básica es
que no se ha tenido en cuenta el múltiple valor de los bosques: como recurso básico para las economías locales,
como herramienta para el control ambiental, como albergue de la biodiversidad. Y lo que es más importante, el
tema de la tenencia de la tierra y los derechos de los pueblos indígenas, fuertemente vinculados a los problemas
de los bosques, no ha sido abordado.
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Al menos que esas y otras causas directas y subyacentes de la deforestación y degradación de los bosques
sean urgentemente encaradas, la megadiversidad de Filipinas seguirá viéndose amenazada y en el futuro los
mapas de vegetación de los libros de Geografía mostrarán un panorama completamente diferente.
Artículo basado en información obtenida de: “Deforestation in Philippines Preview of Things to Come”, Worldwide
Forest/Biodiversity Campaign News, 6/3/2001;
http: //www.photius.com/wfb/wfb1999/philippines/philippines_geography.html
http://www.usaid-ph.gov/environment%20biodiversity_usaid.htm
http://www.pnh.com.ph/fpp.htm
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OCEANIA
- Papua Nueva Guinea: dos enfoques opuestos sobre el uso de los bosques
El estado de Papua Nueva Guinea (PNG) abarca la parte oriental de la isla de Nueva Guinea junto a una serie de
islas más pequeñas en el Mar de Bismarck y el Mar del Coral en la región del Pacífico. Posee una vida silvestre
que se cuenta entre las mayores del Planeta. Tanto la diversidad natural como la cultural solían florecer en ese
país. La gran variedad de microclimas y geoformas existentes en sus más de 462.840 kilómetros cuadrados ha
posibilitado la existencia de diversos tipos de bosques, desde los bosques mixtos de las tierras bajas a los
manglares de la costa. En consecuencia con ello los bosques de PNG suministran el hábitat a unas 200 especies
de mamíferos, 20.000 especies de plantas, 1.500 especies de árboles y 750 especies de aves, la mitad de las
cuales son endémicas de la isla. Se ha estimado que entre el 5 y el 7% de las especies conocidas en el mundo
viven en PNG. Plantas y animales raros, como la mayor orquídea, la mayor mariposa, el lagarto más largo, la
paloma de mayor tamaño y el loro más pequeño de que se tenga registro viven en sus bosques. Desde el punto
de vista cultural, en el país se hablan más de 700 lenguas por parte de una población de 4.200.000 habitantes.
Este patrimonio natural y cultural de características únicas se encuentra en peligro. El PNG Eco-Forestry Forum
ha denunciado que entre 1975 y 1996 el país ha perdido más del 10% de sus bosques debido al madereo en
gran escala. Empresas madereras extranjeras corruptas e inescrupulosas, son directamente responsables de tal
destrucción. Incluso el Primer Ministro de PNG ha admitido que “la administración en el área forestal ha sido
particularmente pobre, con el efecto colateral de la promoción de prácticas corruptas y del socavamiento de la
sustentabilidad ambiental de las operaciones de madereo”. Hoy en día casi la mitad de las bosques accesibles
en el país ya han sido otrogados en concesión para el madereo con fines industriales, al tiempo que otros 30
proyectos de ese tenor están amenazando al resto.
En 1999 la iniciativa del gobierno de PNG para frenar la alarmante tasa de pérdida del bosque tropical
estableciendo una veda para nuevos proyectos de madereo y comprometiendo su apoyo a programas de
forestación comunitaria y conservación, generó entusiasmo a nivel de los ambientalistas y las comunidades
locales. La movida por parte del gobierno se debió principalmente al requerimiento formulado por el Banco
Mundial de una moratoria a nuevas concesiones madereras hasta que se realice una completa revisión, como
condición para obtener un préstamos para un ajuste estructural. A pesar de ello ahora el Banco Mundial está
pronto para realizar el desembolso final del préstamo, si bien la revisión todavía no se ha completado. Se teme
que una vez que haya recibido todo el dinero el gobierno de PNG, deseoso de obtener dinero de las
exportaciones, habrá de ignorar la prohibición de corta y promover así la destrucción final de los bosques del
país.
ONGs de PNG e internacionales han lanzado una campaña en todo el mundo para proteger los bosques y la
biodiversidad de PNG y para promover un enfoque basado en la ecoforestación. Este modelo alternativo de
conservación comprende una variedad de actividades para el uso sustentable de los recursos forestales en
manos de las comunidades locales. Actividades tales como la recolección de frutas y de mariposas, el cultivo de
ratán y plantas medicinales, la investigación científica y el ecoturismo, junto con la corta de madera en pequeña
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escala. Los beneficiarios no serían en este caso las empresas madereras transnacionales sino la población local,
a la vez que la conservación es parte del sistema productivo. Ahora el gobierno de PNG debe decidir si brindará
apoyo a la población local y al ambiente o a las empresas transnacionales y su destrucción.
Artículo basado en información obtenida de: http://www.globalresponse.org/gra/current.html ;
http://forests.org/recent/2001/bankabrd.htm; The World Guide 1997/98.
inicio
GENERAL
- Día internacional por los bosques y contra el libre comercio
El denominado “libre comercio” consiste en realidad en garantizar el poder ilimitado de las transnacionales para
gobernar el mundo, en detrimento de la gran mayoría de la humanidad y de la naturaleza.
Es este contexto que Native Forest Network (NFN) –una red internacional de organizaciones y personas
dedicadas a la protección de los ecosistemas boscosos que quedan en el mundo, así como de las comunidades
indígenas de los bosques- está convocando a un Día internacional por los bosques y contra el libre comercio,
que tendrá lugar el 19 de abril en el Hemisferio Norte y el 20 de Abril en el Hemisferio Sur. El evento habrá de
coincidir con las actividades a ser llevadas adelante en la ciduad de Quebec, Canadá, contra la Cumbre de las
Américas durante los mismos días. La cumbre se reunirá para impulsar la implementación del Tratado de Libre
Comercio de las Américas, una expansión del NAFTA y el Acuerdo Multilateral de Inversiones, que ha sido muy
resistido por organizaciones sociales y ambientalistas. Las personas interesadas en obtener más información
sobre la organización de esta protesta a nivel global pueden contactar a los organizadores en las siguientes
direcciones:
Hemisferio Norte:
e-mail: nfnena@sover.net ; http://www.nativeforest.org
Hemisferio Sur:
e.mail: aburling@nfn.org.au ; http://www.nativeforest.org
inicio
- Cobertura Forestal: nuevo boletín sobre asuntos forestales globales
La Coalición Mundial por los Bosques (Global Forest Coalition) es una alianza informal de ONGs y
Organizaciones de Pueblos Indígenas que participa del debate acerca de la política forestal a nivel mundial,
establecida cuando la última sesión del Foro Intergubernamental de Bosques (IFF) en febrero de 2000.
En enero de 2001 fue publicado el primer número de “Cobertura Forestal”, boletín de la Coalición Mundial por los
Bosques. Este número incluye los artículos:
- Acerca de Cobertura Forestal
- Una carrera por dinero, por Miguel Lovera
- El desacuerdo sobre los bosques contribuye a descarrilar las conversaciones sobre el clima, por Ian Fry
- La reunión de Bonn discute el futuro del Foro sobre bosques de las Naciones Unidas, por Tom Griffiths
- ¿Participar o “enriquecer la discusión”? por Simone Lovera
- ¡Finalmente los bosques! La CDB comienza a trabajar sobre biodiversidad forestal, por Gudrun Henne
- Informe sobre otras actividades relacionadas con bosques
- Calendario 2001 de reuniones sobre los bosques
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Las personas interesadas en leer este boletín (pueden acceder a él directamente a través de la página web del
WRM: http://www.wrm.org.uy/CMB/cobertura.html )
Para recibirlo directamente hay que escribir a: lovera1@conexion.com.py
inicio
- Artículo sobre Ecuador: aclaración de FUNDECOL
Verónica Yépez, de la ONG ecuatoriana FUNDECOL, nos envió un mensaje en relación con un artículo
publicado en el número 43 de nuestro boletín (“Ecuador: acción por los manglares e Guayas). Nos agradece la
publicación del artículo y a la vez hace algunas aclaraciones sobre la información allí suministrada.
Manifiesta que, de acuerdo con la Cámara Nacional de Acuicultura, en 1999 había en Ecuador 175.253
hectáreas de piscinas camaroneras, y en el 2000 este número aumentó a 207.000 hectáreas. Asimismo se
aclara que la Ley Troley II efectivamente fue aprobada por el Parlamento ecuatoriano en agosto de 2000, pero en
diciembre de ese mismo año la Corte Constitucional declaró inconstitucionales 22 artículos, entre los cuales el
nro. 164, que otorgaba la propiedad de playas y bahías a la industria camaronera. Por último, se explica que en
la Coordinadora Nacional en Defensa del Manglar participan tanto comunidades locales ocupadas del manejo del
manglar como ONGs ambientalistas ocupadas en su conservación.
inicio
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