Estimados miembros del Consejo Directivo Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP Presente De nuestra mayor consideración: Nos dirigimos a Ustedes con el fin de solicitar que este Honorable Cuerpo manifieste: su más enérgico repudio a las expresiones del ex dictador Jorge Rafael Videla, en el marco de la entrevista que brindara a la revista española “Cambio 16”, por ser estas un manifiesto intento de atentar contra el orden democrático e institucional del Estado argentino, y por desconocer y negar la entidad de aquellos que dieron su vida en defensa de sus ideales. La Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata ha resultado ser una de las Instituciones pioneras en lo atinente al compromiso con los ejes Memoria, Verdad, Justicia, Democracia y Soberanía, en cuya interrelación se afinca el relato de refundación de la historia argentina. La lucha por el reconocimiento y reivindicación de los Derechos Humanos, supone un acuerdo compartido de repudio a las dictaduras que se sucedieron en toda Latinoamérica, y que específicamente impactaron con despiadada crueldad en nuestro país. De esta manera, la violencia política llegó a erigirse en el sello indeleble que caracterizó al siglo XX, con una brutal escalada de violencia a partir de mediados del mismo. El bombardeo a Plaza de Mayo de aquél trágico 16 de junio de 1955; o los fusilamientos de José León Suárez del 9 de junio de 1956, pueden instituirse en elocuentes metáforas de cómo ciertas minorías supieron desplegar su más rancio desprecio hacia las manifestaciones populares, enarbolando el exterminio como bandera, y el horror como moneda de cambio. A aquellos atroces hechos siguieron la proscripción del partido de masas por antonomasia, y el despliegue de toda una precisa ingeniería de desguace de las conformaciones asociativas de matriz popular, circunstancia que quedó cristalizada en las sucesivas interrupciones dictatoriales que signaron la segunda mitad del siglo pasado en nuestro país. El golpe de Estado de 1976, constituyó la reedición de aquel odio, al que se añadió todo el acervo de sentidos circulantes en un contexto de Guerra Fría, en que el bloque occidental preparó sus más inhumanas recetas a los fines de combatir al comunismo. La Escuela de las Américas, el Plan Cóndor y la reformulación de las crueles prácticas que ya el Estado francés había utilizado para con los argelinos, devinieron en la llamada Doctrina de la Seguridad Nacional, que implicó una fusión entre los criterios de defensa exterior y seguridad interior. Fue Rodolfo Walsh, a un año del golpe, quien dio cuenta de los alcances del mismo, en su imperecedera “Carta Abierta a la Junta Militar”, en la que puede hallarse el siguiente fragmento: “Invirtiendo ese camino han restaurado ustedes la corriente de ideas e intereses de minorías derrotadas que traban el desarrollo de las fuerzas productivas, explotan al pueblo y disgregan la Nación. Una política semejante sólo puede imponerse transitoriamente prohibiendo los partidos, interviniendo los sindicatos, amordazando la prensa e implantando el terror más profundo que ha conocido la sociedad argentina.” Muchas han sido desde entonces, las batallas libradas en afán de poder suturar esa herida abierta por los dictadores. Durante años, aquellas implicaron la resistencia, o bien la innovación frente a un poder político que decidió obturar toda posibilidad de hacer justicia, al promover las leyes de punto final, obediencia debida e indulto. De esta manera, el Plan Sistemático probado en la Causa N° 13, seguida a las Juntas Militares, pasaba a ser hacia finales de los ochenta, la década del noventa y principios de dos mil, una entelequia frente a la infraestructura de impunidad que se había configurado. Lo expuesto, implicó la imposibilidad de ahondar en cómo, con la colaboración de algunos sectores de la sociedad civil y del poder eclesiástico, la dictadura militar implementó un orden político y económico cuyas consecuencias, aún con las políticas progresivas y de reversión de aquél estado de cosas que se han aplicado de un tiempo a esta parte, todavía resultan palpables. Hablamos, pues, de la desaparición, el exterminio y la desarticulación de una clase político/dirigencial, como así también de la sumisión de millones de argentinos y argentinas a la más cruda miseria. La desarticulación del Estado, la destrucción de los lazos de solidaridad social, la flexibilización y regresión laboral, la deuda externa, la desindustrialización, las privatizaciones y las demás medidas que atentaron contra el pueblo argentino, sólo pudieron promoverse a partir del plafón construido por medio de la fuerza desplegada por el gobierno de facto. Fue a partir del año 2003 con la presidencia de Néstor Carlos Kirchner, que el Estado asumió la responsabilidad histórica por las atrocidades cometidas en el período 1976-1983, adoptando además, la decisión política de desmantelar la estructura de impunidad e insuflar nuevos bríos a la senda de la justicia, herramienta fundamental para saldar deudas con el pasado, fortalecer el presente, y planificar el futuro. Como contrapartida, las declaraciones del Ex Dictador Jorge Rafael Videla, amén de anacrónicas, continúan conservando en su interior el odio aludido y la falta de respeto a la democracia y sus instituciones. En la entrevista a “Cambio 16”, realiza una constante evocación al crimen, del que fuera artífice y aún hoy es cultor, y construye un destinatario al que no sólo le habla, sino al que insta a unirse en contra del gobierno democráticamente electo. En ese marco, las manifestaciones dirigidas a la Presidenta, además de implicar un ataque a la investidura presidencial, constituyen una rutilante negación del marco constitucional, legal y democrático por los que Cristina Fernández de Kirchner ha sido electa para ejercer la titularidad del Poder Ejecutivo por mandato popular. En efecto, la Presidenta Cristina Fernández de Kircher, se ha instituido en una figura central en lo atinente no sólo a la protección y reconocimiento de los derechos fundamentales, sino también en una tenaz impulsora y promotora de los mismos, a partir de las distintas y sucesivas medidas que implican un cambio de paradigma respecto del diseño que pretendieron aplicar a sangre y fuego los artífices del horror de la última dictadura cívico/eclesiástico/militar. Los juicios por crímenes de lesa humanidad, en conjunto con los encarcelamientos en establecimientos comunes de los responsables de dichas atrocidades, constituyen la piedra angular de la reconstrucción de un pueblo, al situar el reconocimiento por los Derechos Humanos en la cúspide de las consideraciones político/filosóficas que hacen a las decisiones estatales, garantizándoles a los imputados no sólo la posibilidad de expresarse públicamente, sino la de ejercer todos y cada uno de los derechos y garantías dispuestos por la Constitución Nacional y los Convenios y Tratados Internacionales, que garantizan el respeto a la condición y dignidad de la persona humana. Es precisamente el respeto a los derechos fundamentales, lo que le permitió al Ex Dictador Jorge Rafael Videla brindar un reportaje incluso en situación de encierro. Sin embargo, no pueden pasar por alto las criminales aseveraciones por él realizadas. Menos aún, en una unidad académica que sufrió en carne propia las atrocidades cometidas el gobierno de facto. De esta manera, ante la cínica pregunta que se formulara en la entrevista, respecto de qué son los desaparecidos, debe responderse que en el caso de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata, son los 38 compañeros que hoy nos guían, y entre los que se encuentra Miguel Bru, desaparecido en democracia en manos de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, brazo armado del que se valiera la dictadura para propagar el terror. Por todo lo expuesto, es que se pretende que este Honorable Consejo Directivo, en tanto órgano deliberativo y representativo de la comunidad educativa de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata, manifieste su más enérgico enérgico repudio a las expresiones del ex dictador Jorge Rafael Videla, en el marco de la entrevista que brindara a la revista española “Cambio 16”, por ser estas un manifiesto intento de atentar contra el orden democrático e institucional del Estado argentino, y por desconocer y negar la entidad de aquellos que dieron su vida en defensa de sus ideales. Saluda atentamente, Antonela Zaffora Consejera Directiva por la mayoría estudiantil