EXPOSICIÓN: EL VOTO FEMENINO EN ESPAÑA.

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TEXTO DE PRESENTACIÓN PARA LA EXPOSICIÓN: EL VOTO FEMENINO
EN ESPAÑA
COMISIÓN 8 DE MARZO
MURCIA 15 DE ENERO DE 2007
La Comisión 8 de Marzo quiere en primer lugar agradecer al
Ayuntamiento de Murcia y más concretamente a la Concejalía de Bienestar
Social y Promoción de la Igualdad, el habernos cedido este espacio desde el
cual hoy podemos rendir un homenaje a algunas mujeres que consiguieron con
su lucha y tesón el que ahora nosotras podamos gozar de muchos derechos.
En segundo lugar agradecer al Instituto de la Mujer del Ministerio de
Trabajo y Asuntos Sociales, la cesión de esta interesante exposición montada
1.981 con motivo del 50 aniversario del voto femenino en España y que ha sido
revisada y renovada para el 75 aniversario.
Por último queremos destacar el esfuerzo realizado por las mujeres
independientes y organizaciones que forman la Comisión 8 de Marzo: Foro
Ciudadano de la Región de Murcia, Foro de la Mujer, ACSUR – Las Segovias,
Sterm, UGT, CGT, IURM Y PSRM-PSOE y que han hecho posible que hoy
tengamos aquí esta exposición.
En el año 2.006 se cumplió el 75 aniversario de la concesión por parte
del Parlamento español del derecho al voto a las mujeres. Por cuestiones de
la gran demanda que esta exposición tuvo el pasado año, no hemos podido
hasta este momento disponer de ella, pero consideramos que nunca es tarde,
es más, siempre es un buen momento para rendir homenaje a las mujeres que
protagonizaron estos hechos.
El derecho al voto, el poder elegir nuestro destino, nuestra política, fue
negado durante mucho tiempo a las mujeres por el hecho de serlo y aún hoy
se les sigue negando en países no democráticos.
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En 1.931 con el advenimiento de la República se redacta una nueva
Constitución en España, cuyo articulo 34 decía:
“Los ciudadanos de uno y otro sexo, mayores de veintiún años,
tendrán los mismos derechos electorales, conforme determinen las
leyes”.
La discusión sobre la inclusión o no de este artículo en la Constitución y
su aprobación por parte del Parlamento, supusieron en aquel momento, un
importante acontecimiento para las mujeres españolas y un ejemplo a seguir
para otros países.
Los antecedentes sufragistas y las circunstancias que rodearon este
debate, así como el homenaje a su protagonista Clara Campoamor, constituyen
el objeto de esta exposición. Merece la pena conocer y analizar este momento
histórico al igual que todos aquellos que han sido ignorados y ocultados por la
historia tradicional. La historia de las mujeres que sale a la luz gracias al
esfuerzo del movimiento feminista y al trabajo de muchas historiadoras está
poco a poco consiguiendo conformar una nueva historia, más real y más
completa.
Detrás de cada paso hacia la emancipación de las mujeres, de cada
logro, de cada avance en la consecución de sus derechos hay una mujer
luchadora, nada nos ha sido regalado, la lucha de las mujeres ha sido y en
muchos aspectos sigue siendo una lucha solitaria y así lo fue para Clara
Campoamor .
Ella junto con otras dos mujeres fueron elegidas diputadas para el
parlamento en 1.931, curioso esto, ya que podían ser elegidas pero tenían
prohibido votar. Clara Campoamor pasó a formar parte de la Comisión para
redactar la nueva Constitución.
Su humanismo, su creencia férrea en el feminismo y su clara convicción
de la necesidad de conceder el voto a las mujeres, la llevaron a asumir la
responsabilidad de defender este derecho. Estas eran sus palabras:
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“ Yo señores diputados me siento ciudadana antes que mujer y
considero que sería un error político dejar a la mujer al margen de ese
derecho…La
mujer
española
espera
hoy
de
la
República
la
redención…No cometáis un error histórico que no tendréis nunca
bastante tiempo para llorar al dejar al margen de la Republica a la
mujer…que está anhelante, aplicándose a sí misma la frase de
Humboldt, de que la única manera de madurarse en el ejercicio de la
libertad y de hacerla accesible a todos es caminar por ella.”
Bien es verdad que algunos grupos de mujeres de la época así como un
incipiente movimiento
sufragista estuvieron
apoyándola,
pero
ante el
parlamento se encontró sola defendiendo esta causa, no la apoyó su propio
partido (el Partido Radical) por miedo a que el voto de la mujer dañara los
intereses de la Republica o favoreciera a las derechas, tampoco tuvo el apoyo
de las otras dos diputadas, Victoria Kent del partido Radical Socialista y
Margarita Nelken del Partido Socialista, que aunque convencidas de la
necesidad de conceder este derecho no lo apoyaron, movidas por la defensa
de los intereses de la Republica y de sus propios partidos.
La postura de estas dos diputadas convencidas pero incapaces de votar
a favor, no nos parece extraña hoy, ante la perspectiva histórica, pero en aquel
momento y para Clara Campoamor supuso un duro golpe. Quienes llevamos
muchos años en el feminismo sabemos cuales han sido en muchos momentos
las posturas que los partidos políticos adoptaban y todavía en muchas
ocasiones adoptan en cuestiones que atañen a las mujeres y lo que estas han
sufrido por tener que ejercer una doble militancia.
Los argumentos que se esgrimieron en el debate sobre el voto femenino:
filosóficos, biológicos, culturales, religiosos y educacionales resaltando la
incapacidad de las mujeres y ridiculizándolas, así como el tono que se empleó
en el mismo, por parte de algunos diputados intentando minimizar este tema,
no dejan la más mínima duda de que las causas de las mujeres han sido a
menudo ninguneadas.
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Gracias a la defensa firme realizada por Clara Campeamor, con unas
intervenciones educadas, respetuosas, de carácter progresista y bien
argumentadas como la causa se merecía, se consiguió por fin la aprobación,
pese a una abstención considerable y con solo un margen de 40 votos a favor.
Resulta muy interesante detenerse en la lectura de las actas de este
debate, ya que, conociendo nuestro pasado, entenderemos mejor el presente y
seremos capaces de construir un futuro mejor.
Por todo esto Clara Campoamor pagó un alto precio, las izquierdas
culpabilizaron al voto femenino, de la pérdida de las siguientes elecciones, tuvo
que abandonar su partido, le costó su carrera política y un fuerte agravio
personal. Todo esto quedó reflejado en su libro: ”El voto femenino: mi pecado
mortal” donde dice textualmente:
“Aislada de todos mis correligionarios y de mis afines en ideas de
la Cámara, combatida con animosidad por todos, a veces sospeché que
odiada por todos (y el porvenir me dio lamentablemente la razón en esa
sospecha), sostenida tan solo por la minoría socialista que a más de
votar defendió la concesión y por algunas personalidades aisladas sufrí
arañazos o heridas en el trance, pero logré ver triunfante mi ideal. Todo
lo doy por bien sufrido:”
Uno de los problemas que las mujeres hemos tenido en nuestra lucha
por le emancipación ha sido la falta de modelos, debido en gran parte, entre
otras causas, a que la historia de las mujeres ha permanecido oculta.
Nosotras creemos que
en la figura de Clara Campoamor podemos
tener un modelo en el que reflejarnos.
Pido por lo tanto un fuerte aplauso a la memoria de esta mujer y en
agradecimiento a su labor.
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