Evolucionismo y creacionismo

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EL LÍMITE ENTRE LO HUMANO Y LO ANIMAL: EL EVOLUCIONISMO Y EL
CREACIONISMO
Introducción:
• El principal problema que se plantea en un principio, es pensar cual de las dos teorías es la correcta y
por cual nos debemos inclinar, ninguna de ellas presenta unas ideas que sean del todo claras y que se
conozcan con certeza. De ahí que surjan discusiones sobre cual es más posible o tiene más pruebas.
• La consecuencia principal, es llegar, a que no se implante en la educación, una de las dos enseñanzas.
Por ejemplo, en un colegio religioso, no mostrar o enseñar a los alumnos la posibilidad de aprender el
Darwinismo como una posible teoría del origen del hombre. Al final, no solamente afectará a esta
parte de la biología, sino a otras más, es decir, que como se ponen en duda, las explicaciones sobre la
vida, la evolución del hombre..., también pueden atacar a otros ámbitos de la ciencia en la que haya
agujeros y no están totalmente descubiertos, como puede ser el caso de ciertas teorías o estudios de
Astronomía, donde la ciencia, aún no ha avanzado mucho y están muchas cosas por descubrir y sobre
todo por demostrar.
• Primero debemos de comparar y analizar las dos diferentes teorías, cada una tiene sus pros y sus
contras, y sinceramente no me inclino por ninguna de ellas especialmente, aunque parezca algo más
creíble el evolucionismo, debido a la cantidad de pruebas que tiene (por lo menos más que el
creacionismo).
Evolucionismo:
Evolución, en biología es la descendencia con modificaciones, proceso por el que todos los seres vivos de la
Tierra han divergido, por descendencia directa, a partir de un origen único que existió hace más de 3.000
millones de años.
Evolución humana
Nuestra propia especie se desarrolló durante los últimos millones de años dentro del grupo de los monos
africanos gracias a un rápido e importante esfuerzo evolutivo. La evidencia molecular sugiere que nuestro
último antecesor común con los chimpancés y gorilas vivió hace menos de cinco millones de años. Varios
antropólogos sustentan la teoría de que existió una segunda migración de Homo sapiens `fuera de África' en
los últimos doscientos mil años, y que ellos representan al Homo sapiens antecesor del hombre actual, que
vivió en África hace menos de un cuarto de millón de años (la denominada originalmente `Eva africana'). El
Homo erectus tenía un cerebro más pequeño que el Homo sapiens y en nuestros antecesores más primitivos
éste era aún más pequeño. Considerando la posible interpolación de especies de Homo como el Homo habilis,
parece que nuestros antecesores previos más inmediatos han sido miembros del género Australopithecus.
Éstos se han descrito como monos bípedos y, desde luego, sus cerebros no fueron mucho mayores que los de
los chimpancés actuales. Antes que ellos, nuestros ancestros se funden con los de los otros monos africanos,
los chimpancés y los gorilas, y durante unas decenas de millones de años sufrieron adaptaciones cuya
finalidad era la vida en los árboles, como la vista hacia el frente, y manos y pies prensiles. Antes de aquello,
parece que nuestros antepasados habían sido criaturas insectívoras pequeñas, del tipo de las musarañas, que
vivían por la noche en un mundo dominado por dinosaurios.
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La teoría neutral
La selección natural es la única teoría conocida que puede explicar la existencia de la adaptación en la
naturaleza. Sin embargo, esto no significa que la selección natural sea la fuerza que dirige toda la evolución,
ya que no toda variación evolutiva es necesariamente adaptativa. La teoría neutral no afirma que los genes no
estén realizando algo útil, más bien sugiere que formas diferentes del mismo gen son indistinguibles en cuanto
a sus efectos. Por ello, una mutación de una forma de un gen a otra es neutral en cuanto a que la modificación
no afecta al fenotipo. El ejemplo más obvio es sinónimo de mutación. Cuando el código genético está
degenerado, una mutación de un gen a su sinónimo exacto no tiene el efecto que la selección natural predice,
aunque en el ámbito de la genética molecular se considera una mutación verdadera. La teoría neutral fue muy
discutida cuando se propuso por primera vez a finales de la década de los años sesenta, tal vez en parte porque
fue mal interpretada, e incluso extendida de forma errónea, como antidarwiniana. Desde aquel momento ha
ganado terreno y en la actualidad, es apoyada por la mayoría.
Como defensa o explicación del evolucionismo he encontrado este fragmento que habla sobre este tema. El
Diccionario de la evolución, de Richard Milner, es un compendio sobre el evolucionismo desde sus orígenes
hasta la actualidad. En este libro, los conceptos no son breves explicaciones, sino que están ampliados,
actualizados y relacionados con otras ciencias, además de las biológicas. En este fragmento el autor explica el
término evolución, como mención al título de esta obra.
Fuente: Milner, Richard. Diccionario de la evolución. Barcelona. Bibliograf. 1995.
Fragmento de Diccionario de la evolución.
De Richard Milner.
Al hablar de «evolución» los biólogos quieren decir que, con el paso del tiempo, el cambio en las frecuencias
génicas de las poblaciones produce nuevas especies a lo largo de generaciones. Charles Darwin denominó este
fenómeno descendencia con modificación, un proceso lento que suele obrar a lo largo de cientos, miles y
hasta millones de años.
Veamos ahora algunos de los principales argumentos y objeciones que quienes se oponen a la evolución jamás
se cansan de aducir y algunas respuestas desde la perspectiva de la biología evolucionista:
1. ¿Un hecho o una teoría? La evolución quedó establecida como un hecho, no por haber triunfado en los
debates entre filósofos o lógicos de gabinete, sino porque unificó miles de observaciones dispares realizadas
por anatomistas comparativos, naturalistas de campo, geólogos, paleontólogos, botánicos y (posteriormente)
genetistas y bioquímicos. Sin el concepto englobante de un mundo en cambio a lo largo de inmensidades de
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tiempo, no existiría lo que consideramos la ciencia moderna.
La idea de que las especies están relacionadas por una ascendencia común cuenta con el apoyo no sólo de
argumentos o encadenamientos racionales, sino de muchos campos de investigación interconectados, cada uno
de los cuales nutre a los demás y los apoya. La evolución está tan bien confirmada como la gravitación. Las
especies seguirán cambiando a lo largo del tiempo mientras nosotros seguimos investigando el cómo y por
qué de la evolución.
2. Evolución «general» frente a especialización. Algunos críticos aceptan la creación de especies nuevas (de
moscas del vinagre, por ejemplo) en laboratorio, pero afirman que la evolución general nunca ha sido
demostrada experimentalmente. Sin embargo, no existe una teoría de la evolución general que mantenga tal
cosa; las ideas victorianas de progreso inevitable no están de moda en biología.
3. Formas transicionales. La afirmación, repetida a menudo, de que no existen formas transicionales es
probadamente falsa. La región del Karroo, en Suráfrica es, por ejemplo, un vasto cementerio de restos de
reptiles mamiferoides, todo un tropel de especies cuya anatomía fue intermedia entre los reptiles y los
mamíferos. El famoso Archaeopteryx, con sus plumas, dientes, garras y esqueleto reptiloide, es una transición
entre reptiles y aves.
Los fósiles transicionales son notablemente raros porque, según las teorías actuales, la mayoría de las especies
se mantuvieron estables durante largos períodos. Cuando se produce el cambio, ocurre con bastante rapidez
(en términos geológicos) y suele darse entre poblaciones pequeñas y aisladas.
El mismo Darwin se sintió tan impresionado por un conjunto de variaciones geográficas de ese tipo entre las
mariposas del Amazonas a lo largo de una extensa área de bosque tropical, que se vio impulsado a observar lo
siguiente: «Nos parece ser testigos, en la medida en que podemos esperar llegar a serlo, de la creación de
nuevas especies en la Tierra». Entre las criaturas vivas hay una serie de especies graduales e intermedias entre
los lagartos y las serpientes, los tordos y los chochines, los tiburones y las rayas.
4. Prueba y «demostración». Existe el equívoco generalizado de que Darwin pensaba haber «demostrado» por
lógica la evolución de las especies. En realidad, era un pensador y filósofo de la ciencia mucho más sutil. «El
cambio de especies no se puede demostrar de manera directa −escribía a un amigo− y la doctrina se hundirá o
saldrá a flote en función de su capacidad para agrupar y explicar fenómenos [dispares]. Es realmente curioso
observar el escaso número de personas que la juzgan de esta manera, que es claramente la correcta.» (Unos
pocos años después escribía que se sentía «cansado de intentar explicar» este punto, pues la mayoría era
incapaz de captarlo.)
5. «Agujeros» y cuestiones. Es innegable la existencia de «agujeros» y cuestiones en la teoría evolucionista
(como los hay en la física de partículas), lo cual es normal en una ciencia que goce de buena salud. Thomas
Henry Huxley pidió en cierta ocasión a sus estudiantes que se imaginaran perdidos en el campo en una noche
ciega, sin pistas para reconocer el camino. Si alguien les ofreciera una linterna semiapagada y vacilante, ¿la
rechazarían basándose en que su luz era imperfecta? «Creo que no −dijo Huxley−, creo que no.»
6. Tautología de la «supervivencia de los más aptos». Los críticos mantienen que, sin una definición unívoca
de la aptitud, la afirmación de que «sólo los más aptos sobreviven» es una proposición incomprobable y, por
tanto, carente de sentido en cuanto explicación.
Pero, sea cual fuere el destino de arcaicas frases capciosas como «selección natural» y «supervivencia de los
más aptos», la teoría de Darwin−Wallace sigue teniendo un núcleo sano: Las nuevas investigaciones se
centran cada vez más en comprender con mayor profundidad estos mecanismos de la variación genética y la
selección diferencial a medida que se producen en los diversos niveles de un mismo organismo.
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Creacionismo:
En un principio podemos considerarla también como la explicación que se da de que las criaturas y
seres de nuestro planeta no se han modificado a lo largo de los años, es decir que siguen estando iguales
porque Dios las ha creado así, no han sufrido ninguna modificación desde entonces.
Ideas de fijistas
Las ideas evolucionistas suscitaron agrias polémicas no sólo en los círculos científicos, sino también en el
ámbito de la Iglesia, pues atentaban contra los postulados del creacionismo, según el cual Dios era el supremo
hacedor de todas las especies vivientes, que según la postura fijista, habrían permanecido inmutables desde su
creación.
El fijismo o creacionismo establecía que cada especie ocupaba un sitio inamovible, y los seres vivos eran
distintos porque habían sido creados distintos, sin relaciones de parentesco.
El descubrimiento y estudio de los restos fósiles desempeñó un papel decisivo en el desarrollo de las
concepciones evolucionistas frente a la tesis catastrofistas, que intentaban explicarla existencia de restos de
organismos extinguidos como resultado de catástrofes naturales que habrían provocado la desaparición de los
primeros seres creados por Dios, tras lo que se sucedieron nuevas creaciones.
A lo largo del siglo XIX, la comunidad científica asistió al enfrentamiento, en ocasiones enconado, entre los
defensores y detractores de las teorías evolucionistas, que transcendió el ámbito de la mera especulación
científica y suscitó furibundos ataques por parte de los estamentos eclesiásticos, para los que la idea de la
evolución representaba una grave amenaza a las creencias más profundamente arraigadas de la religión
cristiana.
El texto principal que defiende el creacionismo, es el génesis, de la Biblia, el texto sagrado de los cristianos.
Aquí mostramos un fragmento del Génesis:
Al principio creó Dios el cielo y la tierra, La tierra era un caos informe; sobre la faz del abismo, la tiniebla. Y
el aliento de Dios se cernía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: Que exista la luz. Y la luz existió. Y vio
Dios que la luz era buena. Y separo Dios la luz de la tiniebla llamó Dios a la luz día; a la tiniebla noche pasó
una tarde, pasó una mañana el día primero.
Y dijo Dios: que exista una bóveda entre las aguas, que separe aguas de aguas, e hizo e hizo Dios una bóveda
y separó las aguas de debajo de la bóveda de las aguas de encima de la bóveda. Y así fue, Y llamó Dio a la
bóveda Cielo pasó una tarde, pasó una mañana el día segundo. Y dijo Dios: Que se junte las aguas de debajo
del cielo en un solo sitio y que aparezcan los continentes. Y así fue.
Y llamó Dio a los continente Tierra y a la masa de las aguas la llamo mar. Y vio Dios que era buw3eno y dijo
Dios: Verde la tierra hierba verde que engendre semilla y árboles frutales que den fruto según su especie y que
lleven semilla sobre la tierra.
Y así fue. La tierra brotó hierba sobre la tierra. Verde que engendraba semilla según su especia. Y vio Dios
que era bueno pasó una tarde, pasó una mañana, el día tercero. Y dijo Dios: Que existan lumbrera en la
bóveda del cielo para separar el día de la noche, para señalar las fiestas, los días y los años y sirvan de
lumbreras en la bóveda del cielo para dar luz sobre la tierra. Y así fue. E hizo Dios dos lumbreras grandes: la
lumbrera mayor para regir el día, la lumbrera menor para regir la noche; y las estrellas.
Y las puso Dios en la bóveda del cielo para da luz sobre la tierra, parea regir el día y la noche, para separar la
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luz de la tiniebla. Y vio Dios que era bueno pasó una tarde, pasó una mañana: el día cuarto. Y dijo Dios:
Pululen las aguas un pulular de vivientes, y pájaros vuelen sobre la tierra frente a la bóveda del cielo. Y creó
Dios los cetáceos y los vivientes que se deslizan y que el agua hizo pulular según sus especies y las aves
haladas según sus especies. Y vio Dios que era bueno Y dios los bendijo diciendo: Creced, multiplicaos,
llenad las aguas del mar, que las aves se multipliquen en la tierra pasó una tarde, pasó una mañana: el día
quinto.
Y dijo Dios: Produzca la tierra viviente según sus especies: animales domésticos, reptiles y fieras según sus
especies. Y así fue. E hizo Dios las fieras, según sus especies, los animales domésticos según sus especies y
los reptiles según sus especies. Y vio Dios que era bueno. Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen
y semejanza; que domine los peces del mar, las aves del cielo, los animales domésticos, los reptiles de la
tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen; a imagen de Dios lo creó; hombre y mujer los creó. Y los bendijo
Dios y les dijo Dios: Creces, multiplicaos, llenad la tierra y sometedla; dominad los peces del mar, las aves
del cielo, los vivientes que se mueven sobre la tierra.
Y dijo Dios: Mirad os entrego todas las hierbas que engendran semilla sobre la faz de la tierra; y todos los
árboles frutales que engendran semilla os servirán de alimento; y a todas las fieras de la tierra, a todas las aves
del cielo, a todos los reptiles de la tierra, a todo ser que respira la hierba verde les servirá de alimento. Y así
fue. Y vio Dios todo lo que había hecho; y era muy bueno pasó una tarde, pasó una mañana: el día sexto
Y quedaron concluidos el cielo la tierra y sus ejércitos. Y concluyó Dios para el día séptimo todo el trabajo
que había hecho; y descansó el día séptimo de todo el trabajo que había hecho. Y bendijo Dios el día séptimo
y lo consagró porque en él descansó de todo el trabajo que Dios había hecho cuando creó. Esta es la historia
de la creación del cielo y de la tierra
CONCLUSINES:
A lo largo de la historia ha sido siempre obvio, para la mayoría de las personas, que la gran diversidad de
vida, la increíble perfección con la que están dotados los organismos vivos para sobrevivir y multiplicarse, y
la desconcertante complejidad de las estructuras vitales, sólo pueden ser obra de la creación divina. Siempre y
a lo largo de los tiempos ha existido una fiel creencia por la religión que no siempre ha tenido porque ser la
idea acertada.
No obstante, una y otra vez han existido pensadores aislados que creían que debía haber una alternativa a la
creación sobrenatural. En la antigua Grecia existía la noción de que las especies se transformaban en otras
especies. Esta creencia estuvo apartada hasta que en el siglo XVIII fue retomada por pensadores progresistas
como Pierre de Maupertuis, Erasmus Darwin y Jean Baptiste de Lamarck.
En la primera mitad del siglo XIX, esta idea se hizo habitual en los círculos intelectuales, en especial en los de
temas geológicos, aunque siempre de forma vaga y sin que existiera una visión clara del mecanismo que podía
originar estas modificaciones. Podemos ver entonces el ejemplo de cómo Lamarck, formulo una de las teorías,
que daría un cambio en la historia, dando un paso que, posteriormente, y de esta manera, se formulasen otras
posibles teorías. Fue Charles Darwin (nieto de Erasmus) quien, incitado por la publicación del descubrimiento
de Alfred Russel Wallace de su principio de la selección natural, estableció finalmente la teoría de la
evolución a través de la publicación: El origen de las especies por medio de la selección natural en 1859,
conocido por lo general como El origen de las especies.
A partir de 1859 fue difícil dudar que todas las especies vivas, incluyendo la nuestra, habían evolucionado de
otras. La biología molecular moderna hace que resulte difícil dudar que el origen de todas las especies puede
remontarse a un antecesor común único, que todas las formas de vida conocidas comparten el mismo código
genético y que es muy improbable que hubieran podido dar con ello de forma independiente.
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Después de explicar este pequeño resumen, de los pensamientos sobre la evolución, podemos tomar diferentes
conclusiones. Es difícil creer que todos nosotros pertenecemos a una misma sustancia y que posteriormente
fue evolucionando a otras hasta que dio lugar a diferentes seres, que a su vez crearían ramas de diversas y
complejas familias... El creacionismo sin embargo, deja claro que cada especie es como es, y que nunca ha
variado, Dios nos ha creado a cada uno distinto.
Pero, a partir de aquí nos empiezan a surgir una serie de dudas, como:
¿Quién o qué, produjo esa primera chispa de vida que luego daría lugar a un sinfín de especies, en las que
tienen unas características tan diferentes? Y si pensamos en el creacionismo, ¿por qué Dios nos ha creado a
nosotros precisamente diferentes, y tan bien dotados de una gran inteligencia, mientras que los animales ni
siquiera pueden llegar a la mitad de sentimientos y razonamientos que tenemos nosotros?
Es realmente difícil entonces creer en una de las dos teorías, es por eso por lo que se debe principalmente
enseñar las dos, porque, si resulta que ninguna de ellas tiene la respuesta de nuestra existencia, ¿por qué no
conocer ambas y sacar nuestra auténticas conclusiones? No sería justo que a alguien no creyente le
obligásemos a tener que creer que Dios ha hecho las especies tal y como están ahora y que nunca se han
modificado. Lo mismo entonces ocurre en el caso contrario.
Seguramente nunca obtendremos la respuesta de cómo conseguimos desarrollarnos o llegar al mundo, nuestra
existencia presente ya es un misterio.
Yo, no me inclino por ninguna teoría, porque creo en que Dios nos ha creado, pero que hemos evolucionado
por nosotros mismos, porque si somos tan libres como dice la religión ¿por qué entonces no podemos haber
cambiado en toda la gran historia, de la que incluso el hombre forma una pequeñísima parte? Probablemente
tendremos miedo de cómo seremos en un futuro, si seguiremos entonces evolucionando o siempre estaremos
iguales o si nos extinguiremos como los dinosaurios y luego serán creadas nuevas especies.
Desde luego podemos estar seguros de que no seremos nosotros los que notemos ese cambio porque no
estaremos aquí para verlo, por lo menos... en esta vida.
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