Seminario Internacional sobre “Cultura y desarrollo” Girona, 4 y 5 de mayo de 2010 Panel sobre “Economía y Cultura” Presentación de Buenas Prácticas Programa Ibermedia Presentado por D. Pablo Rovito, Vicepresidente de la Federación Argentina de Productores Cinematográficos y Audiovisuales (FIPCA). Previamente a desarrollar las ideas sobre las buenas prácticas voy a dar una pequeña semblanza de qué es el programa para los que no lo conocen. El Programa Ibermedia El Programa Ibermedia es un Programa aprobado en la V Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y Gobierno de Bariloche en el año 1995 que se pone en marcha definitivamente en la VII Cumbre realizada en Isla Margarita en 1997. Su objetivo principal es fomentar la coproducción y distribución de películas para cine y televisión en idioma español y portugués y sentar las bases de un espacio audiovisual iberoamericano. Es un programa supranacional que fomenta la integración de empresas iberoamericanas y el intercambio de profesionales en la región y ofrece ayuda financiera y asistencia técnica a las coproducciones de películas producidas por productoras independientes, al desarrollo de proyectos de coproducción, a la distribución y promoción de estas películas y a la formación de recursos humanos. Para tener una idea aproximada del fomento desarrollado por el Programa, daremos a modo indicativo algunos números globales del Programa (toda la información esta disponible a través de la Unidad Técnica del Programa Ibermedia, la UTI). En el primer año de aplicación del programa (1998) se otorgaron 15 ayudas a la coproducción por valor de usd 2.485.000 (un promedio de usd 165.000 por película). Diez años después, en 2008, se otorgaron 51 ayudas a la coproducción por valor de usd 5.414.000 (un promedio de usd 106.000 por película). Si bien se disminuyó la ayuda por película, el aumento del fomento es notable. Esta modalidad de ayuda a la coproducción siempre conlleva esta tensión: otorgar más ayudas por menos dinero u otorgar menos ayudas pero mas cuantiosas. La tendencia constante ha sido la de multiplicar la cantidad de asistencias. En la modalidad de desarrollo el promedio de ayudas por proyecto se ha mantenido a lo largo de los años pero también ha crecido de forma importante el apoyo a este segmento. En el año 1998 se otorgaron 30 ayudas por valor de usd 319.000 y en el año 2008 se otorgaron 69 ayudas por valor de 646.000 usd. Las ayudas a la formación comenzaron siendo ayudas de carácter individual (25 ayudas en 1998 por un total de usd 60.000) y cambiaron su modalidad en 2003 comenzando a entregarle dichas ayudas a las instituciones de formación (15 ayudas por valor total de usd 454.000). En la modalidad de distribución y delivery, el fomento ha sido tan variable y espasmódico como lo es la actividad en la región. En 1998 se otorgaron 45 ayudas a la distribución por un valor total de usd 486.000 (no existía la ayuda al delivery). En 2008 se aplicaron 10 ayudas a delivery por valor total de usd 79.000 y no hubo ayudas a la distribución. Finalmente, para tener una idea global del fomento, el fondo ha otorgado en sus 11 años de funcionamiento, ayudas a más de 120 proyectos por un valor total de 60 millones de dólares. En la primera convocatoria, el programa Ibermedia reunía a 9 países de la región: Argentina, Brasil, Colombia, Cuba, España, México, Portugal, Uruguay y Venezuela. En 1999 se incorpora Chile; en 2001 Bolivia y Perú; en 2003 Puerto Rico; en 2006 Panamá; en 2008 Costa Rica, Ecuador y República Dominicana y en 2009 Guatemala; siendo en la actualidad 18 los países participantes del programa. El Programa Ibermedia está gobernado por el Comité Intergubernamental que se constituye con un representante por cada país participante. Hasta 2006 este Comité se reunía una vez al año otorgando ayudas en esa reunión y desde ese año se reúne dos veces al año otorgando ayudas en dos llamados anuales en los meses de junio y noviembre aproximadamente. La personería jurídica del programa recae en la CAACI, Conferencia de Autoridades Audiovisuales y Cinematográficas de Iberoamérica, que se integra con los directivos de los organismos de fomento al cine de cada uno de los países. La CAACI tiene una Secretaría Ejecutiva (SECI) con sede en Venezuela y que sirve de apoyo técnico y administrativo a la misma. Por última el Programa consta de una Unidad de Ejecución que depende del Comité Intergubernamental: la UTI (Unidad Técnica de Ibermedia) con sede en Madrid. La UTI es la responsable de la ejecución y el funcionamiento del Programa. Los recursos del Programa se integran con las contribuciones de los Estados miembro (la contribución mínima es de 100.000 usd anuales), y los reembolsos de los créditos. El mayor aportante es España (más del 50% del fondo) y la mayor parte de su aporte viene de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo – AECID (Más del 70% de la parte española). Le siguen en volumen de aporte Brasil, Venezuela, México y Argentina. Las buenas prácticas El programa nace por un tiempo determinado: 5 años. El éxito alcanzado ha llevado a que se renueve dos veces ese período inicial. Tanto el análisis de los resultados del programa como la opinión recabada de los organismos de fomento de los países participantes, como de las empresas y personas que han sido sujetos del beneficio del mismo, dan cuenta de que se trata de un programa de cooperación con resultados altamente positivos. ¿Cuáles son esos resultados? El fomento económico directo a través de ayudas reembolsables y no reembolsables a más de 120 proyectos audiovisuales realizados en coproducción en la región. El fomento artístico y cultural de la actividad audiovisual y sus actores en los países de la región. La cooperación cultural a partir de la interacción necesaria e los proyectos de coproducción. La integración de las cinematografías iberoamericanas. La formación de cientos de profesionales del sector. La cooperación e interacción en las políticas de fomento y en el desarrollo de legislaciones modernas en la región. La actualización y modernización de procedimientos técnicos y administrativos. ¿Cómo se consiguió este éxito? En primer lugar debemos decir que el programa fue creado a partir del diagnóstico realizado en el campo sobre las necesidades del sector. Si bien parece un enunciado obvio es importante señalar que, la mayoría de las veces, los programas o proyectos de cooperación surgen de buenas intenciones que no tiene acabadamente en cuenta la realidad y ese es el primer motivo del fracaso. A este diagnóstico acertado se sumó la experiencia previa en la materia que fue ampliamente recogida y utilizada. Desde las Directivas de la Televisión sin fronteras y el Programa Media en Europa hasta las experiencias previas de cooperación en la región a partir del Festival Internacional de Cine de La Habana, la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano, la creación de la CAACI como representación institucional y de la Federación Iberoamericana de Productores Cinematográficos y Audiovisuales (FIPCA) como representación del sector civil. Estas experiencias previas permitieron que las autoridades reunidas en el Comité Intergubernamental pudieran arribar siempre a políticas de consenso y pudieran generar un reparto equitativo de fondos donde la premisa esencial es la cooperación. En paralelo al trabajo institucional, el comité intergubernamental tuvo la inteligencia de realizar una amplia apertura al sector civil incorporando a la FIPCA a la discusión permanente del Programa, a su mejoramiento y a su propio control. Desde 2003, de esta fecunda relación, surgieron iniciativas como el Tribunal para diferendos, la valoración de las aportaciones en especias para compensar las diferencias cambiarias, la apertura a dos llamados anuales, la incorporación del programa de cine para televisiones públicas y muchas otras mejoras. A su vez, el trabajo del programa motorizó y fortaleció el trabajo de la CAACI. A través de ella se desarrollaron e implementaron leyes de fomento en países en los que no existía la producción cinematográfica propia y muy probablemente seguiría sin existir de no mediar las ayudas del programa. También se mejoraron legislaciones ya existentes y el intercambio posibilitó avances cualitativos en la producción cinematográfica de varios países de la región. También fue de vital importancia que quienes llevaron adelante el programa entendieran cabalmente la importancia de la coproducción como herramienta financiera y económica en la producción cinematográfica y que generaran formas de aplicación del fomento que completan y suman a los fomentos locales generando un verdadero apoyo de cooperación. Por último, aunque no menos importante por ello, la elección de las personas que llevan adelante la ejecución del programa a través de la UTI de manera excelente. Y el hecho de que, los costos de mantenimiento del programa no han superado en los 11 años el 9% del presupuesto total, yendo entonces el grueso del capital aportado al programa de cooperación real y no a su mantenimiento. Conclusión La región enfrenta nuevos y viejos desafíos en el ámbito audiovisual. Todavía existen grandes desequilibrios entre los países iberoamericanos, la distribución y la exhibición audiovisual sigue siendo oligopólica y la lógica masiva del negocio cinematográfico atenta permanentemente contra el derecho a la diversidad y las expresiones minoritarias. Las fronteras entre el cine y la tv estaban aún en plena integración cuando apareció brutalmente internet para dar por tierra con el paradigma económico del negocio cinematográfico y para abrir innumerables incertidumbres sobre el futuro del mismo. Y frente a estos nuevos desafíos, debemos enfrentar además la paradoja de los políticos a cargo de varios organismos de fomento que impulsan el desarrollo y la cooperación a nivel regional pero ponen trabas permanentemente a esta cooperación en las legislaciones y reglamentaciones nacionales. El Programa Ibermedia será inevitablemente caja de resonancia de estos desafíos. Fundamentalmente dos motivos han hecho exitoso al Programa y lo mantendrán de la misma forma: 1) Se entendió cabalmente el paradigma económico del sector y se seleccionaron adecuadamente las herramientas para lograr los objetivos. 2) Se ha entendido el éxito como la medida entre lo que nos propusimos hacer y lo que logramos hacer. Esto último es fundamental para la evaluación de todo objetivo. En cine existe una gran contradicción entre el paradigma comercial y lo que hoy llamó el Sr. Ministro de Cultura del Paraguay “esa oscura producción de sentido que no tiene valor en el mercado”. Si reconocemos esta contradicción esencial entre lo masivo y lo diverso, no podemos generar modelos de fomento y cooperación para lo diverso y medir su éxito en la relación con la masividad de su consumo. En mi país hubo hace unos años una campaña publicitaria en las que se enfrentaban equipos de diversas actividades deportivas. En el primer spot la selección argentina de fútbol enfrentaba a la selección de ciegos. Antes de comenzar el partido, les vendaban los ojos a las estrellas del seleccionado nacional y el partido lo ganaban los ciegos. En el segundo spot, la selección argentina de basketball jugaba un partido con un equipo de basquetbolistas en sillas de ruedas. Las estrellas del seleccionado debían jugar en sillas de ruedas también y perdían el partido. En el tercer spot, el campeón nacional de natación corría los 100 metros con sus piernas atadas contra un nadador que no tenía movilidad en sus piernas y también perdía. El slogan final de los tres spots era: “La discapacidad depende de las reglas del juego”: Es imperativo que definamos nuevas formas de medir las acciones culturales que no sean las que nos plantea como única opción el modelo del mercado. Mientras tanto será difícil medir el éxito de nuestras políticas culturales y seguiremos siendo discapacitados, medidos con otras reglas de juego en nuestro propio mercado