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El campo literario vasco: 1949-1979
Asier Amezaga
0. Índice
Resumen
El objetivo de la comunicación es analizar la estructuración del campo literario
vasco en el seno del campo intelectual vasco, mediado por las tomas de posición
políticas, de cara a la definición de lo vasco, y las no menos políticas vicisitudes
lingüísticas, de cara a definir el euskera en los años 1939-1979.
La histéresis de esa estructuración, cuyo momento más tenso puede situarse en la
década de los 60, contiene muchas de las claves para entender algunas de las reglas
actuales que marcan diferentes controversias en torno a lo que se puede englobar
dentro de la cultura vasca: la definición de lo vasco, la relación con las instituciones
estatales y comerciales o las tomas de posición en torno a la diglosia-bilingüismo. La
fuerza del campo parece así funcionar como articuladora de la nación, aún en ausencia
de instituciones estatales.
Es en los años 60, cuando el euskera va emergiendo como el hecho diferencial vasco
por excelencia, frente a otras propuestas más costumbristas, racialistas,
antropológicas o cívico-territoriales. Además de ciertas dificultades de objetivación de
la diferencia, el influjo de la literatura vasca en la definición de la cultura ayuda a
decantarse por la hegemonía de lo etnolingüístico en lo nacional.
A través del análisis del campo intelectual vasco, se puede observar cómo la irrupción
de la literatura vasca y su juego en relación a otros campos (lingüístico y político,
fundamentalmente) generan una definición performativa de lo vasco. La propia
estructura interna del campo intelectual resulta, en gran medida, de las tensiones
entre esos otros campos.
Para llegar a estas conclusiones, se ha realizado un análisis estadístico y cualitativo de
las publicaciones de libros y revistas en euskera en el período 1939-1979, apuntando
siempre a los problemas del presente como el principal aliciente para analizar el
pasado.
Palabras clave: sociología de la literatura, sociología de la cultura, nacionalismo.
Breve historia lo vasco-literario: pertinencia del campo literario vasco
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Euskera batua y mercado campo lingüístico común
4
Estructura del campo de la cultura vasca
6
Campo literario vasco
9
Bibliografía
9
El campo literario vasco: 1949-1979
Asier Amezaga
1. Resumen
El objetivo de la comunicación es analizar la estructuración del campo literario vasco
en el seno del campo intelectual vasco, mediado por las tomas de posición políticas, de
cara a la definición de lo vasco, y las no menos políticas vicisitudes lingüísticas, de cara
a definir el euskera en los años 1939-1979.
La histéresis de esa estructuración, cuyo momento más tenso puede situarse en la
década de los 60, contiene muchas de las claves para entender algunas de las reglas
actuales que marcan diferentes controversias en torno a lo que se puede englobar
dentro de la cultura vasca: la definición de lo vasco, la relación con las instituciones
estatales y comerciales o las tomas de posición en torno a la diglosia-bilingüismo. La
fuerza del campo parece así funcionar como articuladora de la nación, aún en ausencia
de instituciones estatales.
Es en los años 60, cuando el euskera va emergiendo como el hecho diferencial vasco
por excelencia, frente a otras propuestas más costumbristas, racialistas,
antropológicas o cívico-territoriales. Además de ciertas dificultades de objetivación de
la diferencia, el influjo de la literatura vasca en la definición de la cultura ayuda a
decantarse por la hegemonía de lo etnolingüístico en lo nacional.
A través del análisis del campo intelectual vasco, se puede observar cómo la irrupción
de la literatura vasca y su juego en relación a otros campos (lingüístico y político,
fundamentalmente) generan una definición performativa de lo vasco. La propia
estructura interna del campo intelectual resulta, en gran medida, de las tensiones
entre esos otros campos.
Para llegar a estas conclusiones, se ha realizado un análisis estadístico y cualitativo de
las publicaciones de libros y revistas en euskera en el período 1939-1979, apuntando
siempre a los problemas del presente como el principal aliciente para analizar el
pasado.
Palabras clave: sociología de la literatura, sociología de la cultura, nacionalismo.
2. Breve historia lo vasco-literario: pertinencia del campo literario vasco
Gurrutxaga (1985: 121 y ss.), propone hablar de un capital simbólico vasco que
posicionará a los actores sociales en un campo, especialmente político. Se trata, pues,
como todo capital simbólico, de un conjunto de reconocimientos más o menos
objetivados que tienen la capacidad de acumularse y que son de diferente especie y
grado en función del actor que los otorgue.
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Los criterios para distribuir desigualmente el capital simbólico vasco no serían otros
que las propiedades, recursos socialmente objetivados, y el habitus, modos de hacer,
percibir y razonar socialmente incorporados.
Si me atrevería a asumir la presencia de un capital simbólico vasco, desde ese
momento en que se tiende a situar históricamente el origen del nacionalismo vasco,
hasta hoy, también debo sostener que los modos de producir la vasquidad, es decir, las
formas razonables de legitimar lo vasco, han ido modificándose.
La definición en términos raciales, tomó una propiedad objetivada en los registros –los
apellidos—como elemento definitorio de la vasquidad, relevante y también susceptible
de ser codificada en esos términos gracias al soporte de un grupo social capacitado
para definir el saber genealógico-filológico en torno a lo vasco.
La definición en términos religiosos, tomará un conjunto de prácticas, mediatizadas y
regularizadas en base a su incorporación social –habitus, como elemento definitorio de
la vasquidad, en este caso, otorgando a otra institución social, la Iglesia, la capacidad
de definir los parámetros de lo religioso.
Con la República y el primer estatuto, la regulación jurídico-legal del a vasquidad fue
susceptible de asociar lo vasco a un territorio, a generar un sujeto jurídico, con
propiedades similares a las que puede haber ahora para solicitar una beca al Gobierno
Vasco, por ejemplo. El desarrollo de este marco fue prácticamente nulo, a raíz de la
guerra civil.
En adelante, voy a sostener, que en la época-objeto de análisis propongo analizar, lo
vasco se definirá, fundamentalmente, a través de la lengua que no es otra cosa que un
conjunto de prácticas socialmente incorporadas. El poeta y académico de Lengua
Vasca, Gabriel Aresti, comienza una conferencia en torno a la cultura vasca, haciendo
una definición de lo que es literatura vasca, “todo diálogo que se quiera tener conmigo
debe partir de esa premisa”, dice, y la premisa es esta:
“Una Vasconia sin lengua vasca no es Vasconia (…) dos personas que hablan en
lenguas diferentes no pueden llegar a entenderse. Y el pretender demostrar tan
gran verdad en castellano sería tiempo perdido. La tendría que demostrar en
vascuence, y entonces la demostración estaría de más, ya que hablando en
vascuence, vasco es el que habla vascuence, y pueblo vasco es el que habla
vascuence, hasta tal punto que para indicar en lengua patria una Vasconia que
comprenda la totalidad de la Vasconia histórica ha habido que inventar un
palabra, palabra por otros motivos entrañable, pero únicamente considerando
éste verdaderamente deleznable. (…/…) el factor más importante de nuestra
personalidad: la lengua. O quizá no el más importante, pues a fuer de serlo deja
ya de serlo. El es el factor determinante, sin él todo lo demás sobra, mejor
dicho ya ni existe. Una Vasconia sin aizkolaris, sin aurresku, sin boina, sin
pelota, sin RH negativo y hasta con apellidos castellanos, pero con euskera
seguiría siendo Vasconia.” (Aresti, 1966: 73)
Ésa otra palabra a la que se refiere, pero que no menta Aresti es Euzkadi, que
entroncando con la tradición aranista, con un la necesidad de una ciudadanía, de una
conciencia política (“una palabra entrañable”), pero rechazando los atributos que se
han valorizado en esa tradición, entendiéndolos como fútiles frente al euskera. Se han
encontrado argumentos muy similares en otras ocasiones (San Martin, 1966), al
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hacerlo en euskera, en vez de Vasconia se refiere a Euskal(H)erria. Esta tesis será, más
adelante, conocida como “la tesis de Jakin” (Lertxundi, 1972). Sin duda en la elección
del término euskal frente a euzko tuvo algo que ver la creencia compartida, tanto por
algunos vencidos (nacionalistas) como por algunos vencedores (carlistas,
tradicionalistas) la naturalización del primero, frente a la estigmatización del segundo.1
Resulta así más difícil emplear públicamente la palabra euzko, palabra más reservada a
la clandestinidad, frente a la palabra euskal. Esta definición de lo vasco permite, a su
vez, granjearse la simpatía de los trabajadores inmigrados o permite, al menos,
suavizar la distancia que les separa respecto al modelo vasco. En la misma línea
argumentativa de antes, se añade lo siguiente:
“Como, desde el punto de vista de la moral humana, jamás fui racista, no me
preocupé siquiera de saber si tuve [antepasados] hidalgos, para no ser distinto
a mis compañeros trabajadores. Por tanto, no le doy importancia [a la
raza].”(San Martin, 1966).
A estas razones, cabe añadir otras más, la capacidad de condensación del euskera que
es patrimonio y código en el que se está o no se está, de modo que Aresti puede
emplear el siguiente argumento: para saber lo que realmente es Vasconia, debe saber
que implicaciones tiene su origen para sus hablantes. Surgen, pues, simultáneamente y
en torno al euskera, tanto el patrimonio a guardar y el código como las personas
autorizadas a hablar de la misma. Y es que “el euskera comparece como la frontera
que delimita dos comunidades, dos conciencias; como el elemento desde el que se
dota de consistencia al nombre de la vasquidad, y que de ahí en más prescribe cuáles
son los lugares donde ésta es plausible. Desde la lengua se marca el espacio, la historia
y también el sujeto modelo de la vasquidad, su hombre normal: el vascoparlante con
conciencia de pertenencia a una comunidad, el nuevo “Señor de Todo el Mundo””
(Gatti, 2007: 47) .
Definida así, la literatura vasca no contaría con escritores reconocidos en el campo
literario castellano. De hecho, la vasquidad de autores como Unamuno y Baroja va a
ser objeto de debate.
En torno a éstos, Muxika planteará que autores como Unamuno, Baroja y Xabier (sic)
Zubiri expresaron aspectos de la “cultura vasca”, entendida como identidad, ideología,
pensamiento, pero hablando en un idioma extranjero (erdera), para que haya una
expresión completa de la “cultura vasca” ésta debe ser en su idioma. El euskera debe
ser una vía de expresión de la cultura (kulturabide), para que sea completa. Por otro
lado, han sido pocos los que han intentado hacerlo (Orixe, Lauaxeta y Lizardi), y les ha
faltado la expresión de lo universal. Empleando la metáfora de la respiración, señala
que deberíamos poder respirar lo universal en euskera, es decir, kulturbidea: la vía de
la cultura, en euskera. (Muxika, 1963)
1
Como ejemplo en el Informe del censor principal de libros en euskera del Ministerio de Información y
Turismo, en 1973 (citado en Torrealdai, 1998: 178): “En opinión del lector que suscribe, es preciso
fomentar, estimular y ayudar todas aquellas obras en las que aparece la vieja y gloriosa palabra EUSKAL
ERRIA, usada todavía por los auténticos y nobles vascos. Es un criterio que no falla. (…/…) NOTA: La
diferencia que existe entre decir GORA EUZKADI y GORA (…/…) EUSKAL ERRIA es la siguiente:
(…/…) GORA EUSKAL ERRIA: Viva España y Viva Vasconia. (…/…) GORA EUZKADI: Viva
Vasconia y fuera España.”
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Los dos términos que he puesto en euskera, erdara y kulturbidea serán muy
recurrentes y fundamentales para observar los adentro y los afuera del campo literario
vasco. El erdara reúne a lo referente a un idioma distinto del euskera, en este trabajo,
fundamentalmente al castellano. Esta significante tendrá la cualidad de evitar recurrir
a las particularidades de lo otro, aunque sea castellano, ya que parte de una ruptura
entre un propio y otro general.
Esta definición de lo vasco consigue traspasar las fronteras del código, el euskera, que
era para Aresti y para San Martín el código desde el cual se entender los parámetros
de lo vasco, para entrar en el código castellano al hablar de lo vasco.
Al hilo de la novela de Los Barroeta (Bernardo de Arrizabalaga, 1967) definida por
cierta crítica como “la primera novela vasca”, ya que se entendía que las anteriores no
reunían los requisitos necesarios para ser definidas como “novelas”). No podría ser
“novela vasca” porque está escrita en otro idioma que no es el euskera (erdara)
(Kalzada, 1967). Se argumentará lo mismo para El abrazo de los muertos (José de
Arteche, 1970) (Aresti, 1970) o Tres relatos vascos (Martín Ugalde, 1974) (Kintana,
1975), escritores vascos ambos, en el sentido que han escrito otros textos en euskera,
pero no sus textos.
La literatura vasca sería, entonces, como todo el acervo escrito en euskera. De ahí
surgirá toda la controversia en torno a la tradición literaria del euskera, pero y en base
a este supuesto. Ha habido debates en torno a lo que debe ser considerado como
literario, frente a lo soez, lo banal, las faltas de ortografía o lo comercial; pero apenas
se ha discutido lo vasco-literario. Si he partido de la definición de hegemónica de la
literatura vasca para poner en marcha todo el aparataje gráfico y numérico, espero
que después de esta breve exposición haya quedado justificado.
3. Euskera batua y mercado campo lingüístico común
La falta de reconocimiento institucional del euskera, se traduce en un riesgo de
pérdida del mismo, ya que diferentes agentes del Estado franquista imponen la lengua
castellana castigando hablar el euskera y, lo que es más relevante desde el punto de
vista del campo lingüístico, construyendo un sistema educativo que obliga el
castellano, generando a su vez una reproducción ampliada del mismo a través de su
influencia en la determinación de los puestos de trabajo.
Sin un Estado que lo ampare, pero en el contexto de la clandestinidad compartida se
generan una serie de estrategias que tienen como fin la creación de un mercado
lingüístico euskaldun (esquema tomado de Gurrutxaga, 255-258):

2
Euskaltzaindia como institución da los primeros pasos para el euskera
batua (1968), lo que genera performativamente un patrón común de
idioma (la lengua de los gramáticos) y una institución relativamente
vinculante2 en torno a la misma. Para ello, euskaltzaindia acumulará un
No se le reconoce como Real Academia de la Lengua Vasca hasta 1978, aunque previamente ya estaba
investida de autoridad.
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capital intelectual en forma de personalidades de “la cultura y las letras”,
entre ellos, escritores vascos reconocidos.

Las primeras ikastolas (1960-), además de ser instancias de reproducción
del euskera, incluye la “institución de la andereño” (señorita, profesora)
de la que hablaré más adelante.

Los escritores vascos como acervo común que genera lengua.

La sinergia entre las diferentes instituciones reproduce una illusio que
genera, a su vez, un efecto de retroalimentación.
Es constitutivo de todo intento de generación de un mercado lingüístico la desigual
distribución del capital lingüístico, un capital lingüístico que se acumula en el campo
literario vasco, el subcampo de la producción restringida del campo intelectual vasco.
Además de esto, se instituye una distinción (que afecta al propio campo literario) que
se erige en unas categorías de percepción diferenciadas de la sociedad:

Euskaldunzahar: el que habla euskera “de nacimiento”, dominando, al
mismo tiempo, su propio euskalki (dialecto previo a la unificación), una
dimensión más corporal

Euskaldunberri: el que habla euskera “aprendido”, una dimensión más
artificial

Erdaldun: el que no habla euskera. Dentro del mismo: euskaldunmotza
(vasco amputado, como lo he traducido en el TFM).
El campo intelectual vasco es el espacio de luchas contra y a favor de este mercado
lingüístico unificado (también participarían las figuras no vascohablantes) así como de
los distintos posicionamientos en torno al modo particular de ser del euskera batua. La
lucha tiene lugar a través de dos ámbitos: el lingüístico participado de eruditos y
escritores, y el práctico, del euskera escrito, participado de escritores vascos. En ese
proceso, Euskaltzaindia va concitando apoyos de las personalidades con mayor
volumen de capital simbólico vasco, para cooptarlas para la institución e investirla de
legitimidad, lo que da lugar a un proceso de secularización de la misma.
En el proceso de unificación del mercado lingüístico, se reproduce la división medieval
entre los profetas-autores (encargados del dictado lingüístico o práctico del euskera:
los escritores) y los sacerdotes-lectores, que coincide con una división de género, en
las que la “andereño” es una de las referencias fundamentales.
4. Estructura del campo de la cultura vasca
A partir de un modelo teórico sobre el campo literario francés y su relación con las
tomas de posición política (Sapiro, 2003), me es posible construir un modelo del
campo intelectual vasco, a través de la distribución desigual del capital simbólico y el
tipo de capital acumulado. Creo que es un esquema relativamente estable desde los
años 60, que se mantiene aunque la posición de los autores cambie.
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El concepto de capital simbólico vasco es una forma de valorización de en el mercado
intelectual vasco, a través del reconocimiento otorgado por los miembros del mismo.
La sociedad a la que estamos haciendo referencia, sigue siendo la de la clandestinidad
compartida. Se trata de un esquema que comienza a funcionar con la instauración del
mercado lingüístico y la valorización del capital lingüístico y con la asunción del
euskera como elemento diferencial, junto a otros elementos que tienen que ver con la
búsqueda del hecho diferencial (histórico, antropológico, político). El esquema se
articula en torno a dos ejes:
-
Volumen de capital (simbólico vasco). Medido en términos de reconocimiento
otorgado a los miembros.
-
Formas del capital:
o Capital lingüístico. La forma incorporada del euskera que, a su vez
genera formas de incorporación del mismo diferenciadas, y por tanto
habitus distinguibles (lo desarrollo en el apartado 4). El tipo de
reconocimiento otorgado tiene que ver con la contribución a la forma
(al euskera), relacionado con el campo de la producción restringida, el
campo literario vasco, que es, a su vez, un subcampo del campo de la
cultura vasca.
o Capital cultural. Tiene que ver con las prácticas culturales susceptibles
de definir el acervo de la cultura vasca: la historiografía, el ensayo
político y sociológico, la antropología, etc. El tipo de reconocimiento
otorgado tiene que ver con la contribución al contenido (moral) del
hecho diferencial, relacionado con el campo de la gran producción,
producción en castellano o francés.
Capital simbólico vasco
+
(Discurso hegemónico)
ESTETAS
NOTABLES
Euskaltzaindia
Olerti
Euzko-Gogoa
Capital lingüístico Gabriel Aresti
Forma-Estilo
Producción Pott banda
restringida
VANGUARDIA
7
Txillardegi
Eruditos
Jakin
J. M. Barandiaran
Jorge Oteiza
Pelay Orozco
Martin Ugalde
OrozcoJaime Ignacio del Burgo
J. Mirande
Zeruko Argia
Anaitasuna
Historiadores
(Discurso politizado)
ESPECIALISTAS
Capital cultural
Contenido-Moral
Gran producción
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Como hipótesis sobre la que estoy trabajando, habría una homología del campo de la
cultura vasca y el campo político vasco (entendido como un campo de esa
clandestinidad compartida), en la medida en que corresponde al campo de la cultura
vasca definir lo vasco (definición de carácter preformativo previa a su formulación en
un campo político que pueda desarrollar una ciudadanía vasca). A la correspondencia
entre las dos formas de capital en relación a la producción restringida y la gran
producción, así como a su relación con la forma-estilo y el contenido moral, habría que
añadir la relación con las formulaciones políticas hegemónicas y no hegemónicas. La
línea discontinua señala la asimetría que existe en los últimos años entre los tipos de
capital lingüístico y cultural, ya que la situación de bilingüismo (una especie de diglosia
invertida) hace del capital lingüístico privilegio en relación al cultural. Aunque las
posiciones de los individuos cambiarían dentro de este esquema, planteo los siguientes
espacios, con sus hipótesis:
3
-
Notables. Se trata de gente que ha alcanzado un alto reconocimiento de la
cultura vasca, pero no lo han hecho en paralelo a la adquisición de capital
lingüístico. Se trata de un espacio ocupado por gente de mayor edad, que puso
en valor su capital cultural cuando el euskera no era un elemento tan central en
la definición de lo vasco. Hacen valer su conocimiento en el campo o el propio
nombre que se han ganado, para hacer valer su posición (muy similar al espacio
que propone Sapiro). Aunque con mayor público, están en una situación
asimétrica respecto a los “estetas” ya que no dominan el capital lingüístico para
poder apropiarse de su discurso, cosa que los estetas si hacen en gran medida
(la ruptura del código que establece el mayor capital cultural es menor que el
que lo hace el lenguaje). Estas características les inclinarían a unas tomas de
posición acordes con un estado del campo en que eran privilegiados y, por lo
tanto, a las tomas de posición política del viejo nacionalismo: fuerismo y
nacionalismo del PNV. La legitimación del hecho diferencial se basa en la
historia (Pelay Orozko), la etnología (Barandiaran) o la estética (Oteiza) y de
manera muy residual, en la raza3.
-
Estetas. Se correspondería con el espacio de los escritores vascos consagrados.
Mantienen una posición contraria a la de los otros escritores, los que escriben
en otra lengua (castellano, francés), homóloga a la oposición entre la
producción restringida y la gran producción.4 Hacen valer su principal activo de
cara a la definición de lo vasco, la de generar idioma, su compromiso con la
cultura vasca, es un compromiso estético, que consiste precisamente en
revitalizar la lengua a través de la escritura. Su oposición con los “notables”
tiene una correspondencia en sus propiedades: escritores jóvenes
(generacional), ligados a un nuevo nacionalismo, opuesto al burgués, que, en
los últimos años, va a encontrar su principal referente ideológico en lo que se
impuso como corriente dominante de ETA: ETA V Asamblea (Torrealday, 1977).
De acuerdo con Atutxa (2011: 56–58) se puede entender el alma vasca de Oteiza como analogía y
continuidad de la raza de Arana.
4
Se tiende a señalar la seducción por el interés mundanal (rentas y reconocimiento) de los que escriben
en castellano frente al desinterés de los que lo hacen en euskera (Kalzada, 1967), análogo a la oposición
entre producción restringida y gran producción.
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-
Vanguardia. Pertenecen al espacio de los escritores no consagrados. En el
período analizado, conviven los jóvenes escritores en vías de consagración
(Ibon Sarasola, Koldo Izagirre, Bernardo Atxaga, etc.) y los viejos no
consagrados. Al ser relativamente fácil de invertir en un mercado relativamente
reducido (en vías de consolidación como mercado) hace que no renuncien al
empleo del euskera al tiempo que se permiten innovaciones y rupturas del
orden estético y, en ocasiones, político.5
-
Especialistas6. Se trata de los jóvenes profesionales dedicados a diversas
disciplinas y a los viejos que no han logrado un reconocimiento en la misma. Al
igual que los “notables” frente a los “estetas”, los “especialistas” tendrían
cierta subordinación respecto a la “vanguardia” por los mismos motivos. La
hipótesis sobre la que estoy trabajando (por eso el espacio está en blanco) es
que tratan de establecer una interlocución con la clase obrera (con el código
castellano revolucionario). Las escasas posibilidades de obtener rédito en el
capital simbólico vasco, debido a su posición disimétrica respecto a la
“vanguardia”, hace que tiendan a liderar pequeños grupos cercanos a las
vanguardias obreras, donde su liderazgo carismático pueda hacerse valer. Esta
es una hipótesis sobre la que estoy trabajando.
-
La cúspide del espacio intelectual vasco sería la formada por las figuras
eruditas, que tienen un elevado capital cultural y lingüistico. Por Jakin como
espacio de un grupo organizado (kulturbidea) y por figuras como Michelena
(que en este caso, tiene la virtud de la mediación entre los dos ámbitos),
Txillardegi o Federico Krutwig. La nominación de Txillardegi como uno de los
padres de ETA, tiene que ver, además de con su participación en el momento
fundacional, con la propia capacidad que la rúbrica Txillardegi es capacidad de
imponer en una organización que no siempre es la misma, condicionado por el
carácter omnipotente que se le atribuye: primera novela vasca (Leturiaren
egunkari ezkutua), primeros ensayos en euskera sobre todos los temas (Huntaz
eta hartaz), manuales de gramática, filosofía existencialista, activismo político.
Lo mismo podríamos decir de Federico Kruwtig, otro erudito, que es capaz de
escribir un libro al que se le conoce como Biblia de ETA (Vasconia): al margen
de su influencia sobre ETA, esto señala que el carácter omnipotente del escritor
es también capaz de firmar como ideólogo de esa misma organización (que es,
de nuevo, como el río).
5. Campo literario vasco: resultados empíricos
5
Las revistas formadas por estos jóvenes, como Igela (duró poco) o Oh! Euzkadi se oponen a la
hegemonía literaria que también identifican como ruptura ideológica: “Oh Euzkadi” no es la revista del
pueblo y no creemos que jamás vaya a serlo. Mejor explicar las cosas tal como son, para qué engañar
(…/…) En cualquier caso, lo de EGIN es cojonudo, la gente dá dinero para que el pueblo tenga la voz y la
palabra y para que nosotros sepamos que hizo el Logroñés. (…/…) Vosotros no vais a llegar a nada nos
dice Txillardegi o San Martin o Mujika o Intxausti o cualquiera (…/…) Y tienen razón, no vamos a
llegar.”(Zubizarreta, 1978)
6
Sapiro se refiere a este espacio como el de los “periodistas”, pero, sin duda, en este caso deberíamos
llamarlos “especialistas” ya que su contribución tiene que ver con el dominio de un campo especializado
desde el que dan contenido a la definición de lo vasco.
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El campo literario vasco: 1949-1979
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En los apartados anteriores he definido la orientación teórica que me ha llevado a
realizar un análisis cuantitativo de las obras publicadas en euskera en este periodo,
incluyendo, asimismo, obras publicadas en castellano por las mismas editoriales.
NOTA: En adelante, haré llegar los resultados del análisis de datos realizado.
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