Prof. María Antonia García de León. UCM. Grupo sociología de Género. Sesión Género y Poder. Congreso Nacional de la FES, Julio 2013, Madrid. antonieta006@hotmail.com Título de la ponencia: Identidad de Género, Poder y Biografía Abstract Este texto es un “work in progress” sobre la tríada género, poder y biografía. La autora elabora el presente análisis basándose en su dilatada obra de investigación sociológica acerca de mujeres altas profesionales en distintos campos de actividad (campo político, académico, cultural.. y en la lectura experta y debate con autoras de referencia con las que ha debatido su propia obra (Amorós, Hernando, Subirats, Valcárcel, entre otras). Con la expresión mujeres "en el corazón del poder", García de León indica un doble plano: por un lado, el alto nivel profesional de las mujeres estudiado, por otro, su ligazón frecuente con y en " el corazón" del poder, los hombres, en aplastante mayoría en nuestros sistemas sociales androcéntricos. Biografías, estructuras familiares, matrimoniales, redes sociales, son focos de interés de la autora, todo ello precedido de una reflexión de base y previa sobre la identidad de género. Palabras claves: poder, género, identidad, biografía, élites profesionales, mujeres, subjetividad. 1 I.-A modo de introducción Se produce en la actualidad una significativa convergencia en el ensayo de género, producto de extensas tareas de investigación desde distintas disciplinas. Algo chirría en el ambiente social. Hernando, Camps y otras notables ensayistas denuncian a través de incisivos análisis filosóficos, sociales,antropológicos..,este mundo enfermo que nos habita. Diagnostican: la emoción es constitutiva del ser y de la vida en sociedad. Anularla, no valorarla, obviarla, ocultarla (y de paso invisibilizar-desvalorizar a quienes la sociedad especializó en el mundo emocional: las mujeres) es el ejercicio crítico y la denuncia que en la actualidad se esta haciendo. He ahí la clave del orden patriarcal y de la dominación masculina. El orden patriarcal que es el resultado de una trayectoria histórica definida por la dominación de los hombres y la subordinación de las mujeres. Este orden crea una norma social de dominación que aún se mantiene en la actualidad y reverdece con nuevas formas de alienación de género. “Conceptualizar es politizar” (Celia Amorós “dixit”). Esto es lo que subyace bajo el Feminismo como Teoría Crítica. “Teoría” en su raíz griega “hacer ver”. El hacer ver del feminismo en tanto que teoría crítica es hacer ver el componente irracional de un sistema social en cuanto a los parámetros de igualdad. Mirada una sociedad desde una pretendida tradición (que en definitiva sólo hace legitimar una dominación androcéntrica) hasta la “ablación de las mujeres” sería vista desde ese código social como racional y guardando una cierta lógica. No otra fue la postura hace tan solo unas décadas del llamado relativismo cultural auspiciado por la antropología y otras disciplinas sociales. II.-Sobre la subjetividad de género ( claves sobre la identidad de las mujeres) 1. La individualidad no se puede sostener sola a sí misma. Creer que la individualidad se puede construir por sí misma nada más, como pretende el discurso de la Ilustración y de gran parte de la sociedad, es una fantasía. De ahí que Hernando (2012) hable en metáfora de “la fantasía de la individualidad”. 2 2. El individuo, la persona, necesita apoyarse en algo. Siempre necesita pertenecer a un grupo, consciente o inconscientemente. Esa idea de pertenencia es fundamental. No tanto la idea, sino el sentimiento de pertenencia. La percepción de pertenecer a un grupo humano es fundamental, para luego poder sentir que se es alguien individualizado. 3. La importancia de los rasgos asociados a la individualidad y el menosprecio del vínculo emocional, como dos rasgos constitutivos de la identidad de género del Sistema. Es ésta una trayectoria histórica que marca el orden patriarcal. La identidad de los hombres en la historia hasta llegar a la modernidad, se ha ido construyendo por un desarrollo progresivo de la individualidad. A medida que se iban individualizando, iban teniendo la realidad subjetiva (la percepción) de que el Yo, la idea del Yo, y la capacidad de razonar sobre el mundo y de controlar el mundo, realmente se iban construyendo de forma independiente, separada del hecho de pertenecer a una familia, a un grupo. Pero para construir esa idea del Yo y de la razón autónoma, es imprescindible que ellos, los hombres, siguieran vinculados emocionalmente a alguien que supliera el déficit de conexión que la individualidad implica. Esto es una clave fundamental de la comprensión de las identidades de género. Es decir, a medida que se desarrolla la individualidad, no se sustituye la identidad comunitaria, sino que se va ocultando la necesidad de la pertenencia. No se reconoce socialmente la importancia que tiene el vínculo emocional; se tiene, pero no se reconoce socialmente. La ideología dominante solo da importancia a los rasgos que se asocian con la individualidad, con la razón, con el poder, con el control… Sin embargo, no existe una razón autónoma de la emoción, tesis de la obra que la autora glosa concienzudamente. A. Damaso (2009) por ejemplo, ha demostrado la interacción neuronal que rigen las actuaciones relacionadas con la razón y la emoción. “Las personas que proceden de una manera estrictamente racional acaban por perder parejas, trabajos y cualquier posibilidad de interacción social. Su vida se convierte en un completo fracaso” (pág. 171).Por poner un mero ejemplo fílmico (el cine de calidad siempre tan instructivo sobre nuestra sociedad): qué gran arquetipo de lo dicho encarna el ejecutivo solitario, cuya meta vital es lograr puntos volando, no tener 3 casa ni amigos, ni familia, ni ciudad…, del conocido film “Up in the air”, cuya lema laboral y vital en los cursos que va impartiendo por toda Norteamérica es “lleva usted sobre sus hombros una mochila demasiado pesada, su vida, líbrese de tanta carga pesada e inútil” .He analizado dicho paradigma extremo de la masculinidad en comparación con otros de las mujeres en una obra al respecto de las identidades de género hoy (García de León: 2011) 4.- El juego de la ideología dominante. La ideología dominante es la expresión de la forma de identidad de los hombres que tienen el poder. Los hombres han construido su identidad de manera que a medida que desarrollaban la razón iban invirtiendo ahí energías conscientes. Pero no eran conscientes (aún haciéndolo) de que daban también importancia a los vínculos (sin los vínculos, ellos no podrían desarrollar la razón). Al otorgar únicamente importancia a las dinámicas de la razón, el discurso producido sólo reconocía esa parte de la individualidad. A medida que los hombres desarrollaban la individualidad, y le iban dando importancia consciente, necesitaban que alguien les garantizara la parte emocional. Cuanto más desarrollada era la individualidad, más necesitada estaba de que hubiera alguien, las mujeres, dedicadas socialmente a garantizar a estos hombres la vinculación al grupo. Esa es la dualidad de género que aún nos domina. Nuestra trayectoria histórica está basada en el eje de una progresiva diferenciación entre la especialización de los hombres en la racionalización del mundo y la de las mujeres en la construcción de los vínculos que hacen posible la sensación de pertenencia imprescindible para que aquélla pudiera seguir aumentando (Hernando: 2012). 5.- Podríamos diagnosticar desde las Cc. Sociales una especie de “esquizofrenia social del sistema”. Hay gente que es inconsciente de lo que verdaderamente necesita, y está por tanto haciendo una política que no tiene en cuenta lo que las personas requieren. Por ejemplo, los políticos actúan, teniendo al lado mujeres que les brindan el vínculo emocional, la pertenencia, pero ellos realmente no reconocen que lo necesitan. Ergo, como no lo reconocen, no actúan, no legislan, teniendo en cuenta eso que necesitan. Estamos en manos de quienes no son conscientes de las necesidades 4 emocionales que ellos mismos tienen (volvemos a citar el ejemplo fílmico ). Esa es una importante patología social de nuestros tiempos. 6.- Las mujeres, cultivadoras del vínculo. Al principio, nadie estaba individualizado. Los hombres se han ido individualizando, desarrollando la razón. Todas las sociedades cazadoras o recolectoras no conocían la individualidad, ni la ciencia, ni la relación racional con el mundo, en el sentido de abstracción; tienen una identidad que es pura identidad comunitaria, pura identidad del nosotros, grupal; eso era así tanto para hombres, como para mujeres. A medida que en el proceso histórico, los hombres se iban individualizando, iban dando importancia a la razón, al Yo; iban dejando ellos mismos de cultivar los vínculos con el grupo. A más individualidad, más se necesitaba que las mujeres cumplieran la función garante de los vínculos. Para lograrlo, no cabe que ellas se individualizaran, porque si lo hacían, dejaban de cumplir esa función para los hombres. Esa es la subordinación de género. 7.-Las mujeres individualizadas de la modernidad. A la tradicional escisión de, por un lado la esfera pública para los hombres, y por otro la vida privada (“la despensa”, los hijos, etc.) para las mujeres, se le suma en la actualidad una especie de anomalía social: las mujeres con poder, en un proceso de individualización, como pares. Las mujeres que tienen funciones especializadas , se individualizan, pero a diferencia de los hombres, no pueden esperar que otras personas les garanticen los vínculos, porque los hombres no están históricamente entrenados para ello, no se socializan para cultivar los vínculos, sino para estar individualizados. Ellas no pueden abandonar la parte relacional, tienen que conjugar dentro de sí mismas las dos cosas. Esto produce los típicos fenómenos de las llamadas “superwomen”, agotadas y sobrecargadas de tareas, las significativas dimisiones femeninas de altos cargos, etc. Toda una fenomenología existencial y diferencial por género. Mientras que los hombres, toda su inversión es unidireccional, no dual. La masculinidad hegemónica pone toda la energía en la razón, y consigue que alguien les supla el nivel de los vínculos y de la emoción, les complemente. Las mujeres, en general, no lo pueden hacer, lo tienen que hacer todo ellas solas; con lo cual 5 tienen mucho más desgaste y tienen muchas contradicciones. La contradicción no resulta de un problema personal, sino que es la condición para ser mujer individualizada en la modernidad. Las típicas Políticas de Conciliación (vida familiar y trabajo) recayendo sobre las mujeres es un planteamiento, en mi opinión, débil e inexacto: las mujeres siempre hemos estado “conciliándolo todo” (es el tradicional posibilismo femenino).Un planteamiento nuevo sería poner el eje del cambio social en la conciliación masculina. 8.- Contemplamos (en la distancia del análisis social) y habitamos , como ciudadanía una sociedad con muchas patologías sociales, una sociedad enferma. El problema que tienen muchas mujeres que aspiran al modelo de poder como el que representan los hombres, va a generar una sociedad enferma, porque es un modelo que solo tiene en cuenta lo racional, y no lo emocional. Para transformar la sociedad, lo que hace falta es transformar el tipo de poder, o sea, un tipo de poder donde se reconozca todo lo que es verdad en el ser humano, toda la parte racional, y toda la parte emocional unidas. Eso lo suelen hacer las mujeres, pero lleva un desgaste grande. Es frecuente encontrar entre mujeres lideres, declaraciones como estas: “Feminizar la política es el reto del Siglo XXI “(Epsy Campbell, élite política, declaraciones a El País,19, XI,2012).Es una forma más de decir lo que aquí argumentamos: poner la emoción en la acción racional, no disociarlas, no vivir en una especie de esquizofrenia social (García de León: 2011). Una individualidad independiente, ha de dar tanta importancia a su propio deseo (al deseo de la individualidad, lo que quiere, lo que aspira…) como al deseo de la gente que la rodea, que es lo que hacían las mujeres tradicionalmente: el deseo de mi marido o el de mis hijos es más importante que el mío propio, por ejemplo. En la individualidad, en la Modernidad de las mujeres, surge constantemente ese tironeo, esa contradicción y fricción de género: si dan más importancia a su propio deseo, se sienten culpables porque no se la dan a los demás, y si se la dan al deseo de los demás, tienen la sensación de que están renunciando al suyo propio. ¿Cuál es la patología que se desprende esto? Estar en constante contradicción y eso genera gran conflicto interno; y no es solo por el desgaste, sino también porque a ciertos altos 6 niveles, el tipo de poder que se maneja no coincide con el que manejan las mujeres, que tiene en cuenta la emoción. El tipo de poder de las altas esferas expresa la individualidad masculina que está completamente desconectada de la emoción. Las mujeres que entran en ese nivel, o bien adoptan la identidad masculina (la emoción no importa), o bien se encuentran en situaciones conflictivas. Las mujeres, en general, tienen otro tipo de identidad, y no hablamos de “esencialismo” sino de antropología. También hay hombres actuales que están reconociendo el valor de las emociones, y ellos no llegan a las altas esferas de poder. Las altas esferas de poder son, por tanto, la expresión en forma social y política de un tipo de identidad que se caracteriza por la disociación entre la razón y la emoción. Es gente que construye la identidad de forma disociada, y donde hay una ocultación de las necesidades emocionales. 9.-Hacia otro modelo de sociedad. Un mundo mejor podría ser el que reconoce todas las necesidades y todas las formas que potencian al ser humano. Donde se reconoce la fuerza que da la razón y la conexión emocional con los demás seres humanos. Al reconocer ambas, no se oculta la importancia de la emoción. El hecho de que se haya ocultado la función de las mujeres en la Historia, es expresión de que se ha obviado la necesidad de la emoción. A las personas que cumplían esa función (las mujeres) también se les negaba el valor social que tenían. Lo que se niega en ese orden patriarcal, no es a las mujeres en sí, sino a la importancia que tiene la emoción y los vínculos. Una sociedad sana es la que reconoce lo importante que es la razón para sentir seguridad, y lo fundamental que es la emoción. El mundo occidental no lo reconoce. En América Latina están haciendo otro tipo de políticas que reconocen la importancia de la comunidad, pero en Europa no. Pareciera que aquí anduviéramos a la sombra goyesca de “el sueño de la razón produce monstruos”. Hoy, la irracional razón del Hombre Económico, multiplica el reino salvaje de la monstruosidad. Finalizo este epígrafe haciéndome eco del tratamiento de los arquetipos de género elaborados por Castels y Subirats y que guarda relación con las anteriores claves 7 sobre la identidad de género que acabo de tratar, más incluyo también ciertos diagnósticos de género en conexión también con dichas claves. Por evolución y por competición, se han generado en la Historia las dos figuras arquetípicas (rellenas de multitudes reales, aún hoy): el hombre unidimensional y la mujer multidimensional, reservándose en el juego de lo social (no lo olvidemos, un juego de dominantes y dominadas) para el hombre, el poder, la producción y la guerra; para la mujer, los espacios protegidos de las cocinas y las trastiendas de los gineceos. He ahí la histórica división del trabajo que engendró dos culturas, dos psicologías, convertidas en esencias por la fuerza de la dominación y del peso de la historia. Describe Castells (en esta obra escrita a dúo con la socióloga Marina Subirats) el mundo de las mujeres como “una cultura propia hecha de observación subordinada y comportamiento estratégico a partir de una información más variopinta que la de los hombres y de los atributos en que tenían ventaja comparativa, desde la seducción hasta el socorro del frágil ego masculino” 1. Veamos algunos diagnósticos sobre aspectos de género en la actualidad que por otro lado, explican en parte, el fenómeno social de la violencia de género. Como indica L. Flaquer (la cita es larga pero, en nuestra opinión, oportuna): “El dominio de los hombres sobre las mujeres a través de la familia aparece cada día más difícil de justificar (..) El patriarcado está herido de muerte porque ha perdido su legitimidad que estaba basada en la creencia de lo natural. (..) Que el patriarcado se haya hundido estrepitosamente como ideología no implica que no subsista como un conjunto de prácticas. Este desfase entre los principios legitimadores y las prácticas cotidianas es el causante de muchos de los conflictos que se dan en la actualidad y que se reflejan en el aumento de la violencia doméstica y en la intensificación de los debates sobre la igualdad de hombres y mujeres”. Ésta es la tesis que mantiene el autor en su obra significativamente titulada “La estrella menguante del padre”.2 Por mi parte, he sintetizado en esta frase-rótulo una especie de fenomenología del género en nuestras sociedades occidentales. Dice así: cabeza moderna / corazón patriarcal. Ésta es mi tesis, que a su vez, constituye un diagnóstico. En síntesis, estamos 1 2 Castells, M.y Subirats,M.(2007) Mujeres y Hombres. Alianza, Madrid. Flaquer, Ll (1999): La estrella menguante del padre, Ariel, Barcelona. 8 en una especie de esquizofrenia de género que durará cuanto dure el derrumbe del sistema patriarcal que puede ser un periodo largo, tal vez de siglos, sin contar con el riesgo de involuciones. Dicha esquizofrenia sociocultural de género implica que tanto las mujeres (pero también los hombres) mantenemos valores y prácticas sociales contradictorios en relación a las cuestiones de género, de tal manera que se puede tener una ideología sumamente igualitaria y mantener prácticas sociales en flagrante contradicción. La sociología de la vida cotidiana podría dar cuenta de numerosos ejemplos que salen al paso. Pero no sólo se trata de los sujetos, los engranajes sociales asimismo practican dicha esquizofrenia sin reparo. Vr.gr.: podemos ver el paisaje urbano cuajado de grandes vallas publicitarias de la más tradicional mujer objeto, al tiempo que en el auditorio municipal contiguo, se financia con dinero público, una conferencia haciendo la crítica más radical a dicha mujer objeto. Llamaremos a esta paradójica reproducción de lo social, el efecto Penélope: unas instancias sociales “destejen” lo que otras “tejen” en pro de la igualdad. Nuestro diagnóstico social es que estamos en un profundo proceso de cambio social del género en tanto que forma de vida en sociedad y por, ende, ante la construcción de nuevas identidades de género. Leer la sociedad en este sentido, se ha convertido en una de las tareas más estimulantes para las Cc. Sociales actuales. Lo tratado constituye, sin duda (utilizando una etiqueta clásica) uno de los grandes Temas de Nuestro Tiempo. III.- Biografía de mujeres y poder (a modo de conclusiones). El ser un quien, o los problemas de identidad de las mujeres. De la dialéctica mantenida sobre mi obra relativa a aspectos biográficos, con Amorós, sintetizo lo siguiente: Biografía de mujeres y poder, un gran nudo de reflexión. Pues la biografía implica como su supuesto fundamental lo que podríamos llamar el estatuto de ser un quien. Y a los quienes sólo los encontramos en los espacios en que se crea poder: “No sabe vd. con quién está hablando”, se oía no hace mucho. El poder tiene efectos de individuación; constituye clubs de pares (dentro de esos clubs hay jerarquías, pero hay que haber accedido previamente al umbral de los pares). Por el contrario, la carencia de poder des-individúa: constituye lo Amorós llama “el espacio de las idénticas”. Es decir, el de la in-diferenciación, la indiscernibilidad. 9 Las mujeres hemos estado, y en buena medida estamos todavía, en “el espacio de las idénticas”. No es de extrañar que apenas existan biografías de mujeres: las biografías lo son, valga decirlo así, de un quien, de un individuo. Poder, genealogía y biografía, una tríada relevante para el conocimiento, he escrito. El poder tiene una relación íntima con la genealogía. Es el poder quien legitima lo que de otro modo no sería sino la mera agregación, que no una estirpe. La genealogía es la memoria justificante del poder, teje el enlace por el que el poder transita. Así, una vida articulada en una genealogía es una vida legitimada. Y una vida legitimada es una vida digna de ser narrada. Es más: es importante que sea narrada porque, justamente, es eso, una vida importante. Así, van juntos poder, genealogía y biografía. Entendemos de este modo por qué hay apenas biografías de mujeres: ¿a quiénes interesa la vida de “las idénticas” (Amorós dixit) si están enfangadas el la indiferencia del ser Mujer? ¿Y cómo proceder a la elaboración de estas biografías sin genealogía? De ahí mi propuesta: asumir la biografía como una epistemología de género: la narración de la vida, tan significativamente diferencial según el género, va descubriendo capas de inteligibilidad a medida que va articulando proyecto individual y condicionantes históricos, sociales, familiares. De ahí que proponga ir desde el famoso slogan : lo personal es político a lo personal es epistemológico. Lo personal es conocimiento. De la dialéctica sobre aspectos biográficos que he mantenido con A. Valcárcel (entrevista en profundidad y/o conversaciones entre expertas) trascribo la cita siguiente: “El poder es memoria. En realidad, el poder consiste en imponer tu propia memoria como la memoria significativa. Si no tienes poder, tu capacidad de fundar un relato y que ese sea pertinente, no existe” Un importante matiz a dicha necesidad de relato, de memoria, de transmisión, la enuncia y añade Amelia Valcárcel. En el contexto de una sociedad androcéntrica, y con el eje memoria /poder actuando como una gran elipsis sobre las mujeres y sus obras, parece tener fundamento esta propuesta: “La autoridad femenina se transmite por canales femeninos (he aquí un reconocimiento y una aportación del feminismo de la diferencia). Tenemos que hacernos presentes aunque sólo sea en honor de la verdad. 10 Esa es la dialéctica del poder, o dicho de otra manera: si no has tenido o tienes cargo público, no existes. He ahí porque “existen” tan pocas mujeres. Habría que cambiar-romper esa dialéctica que tan excluyente y empobrecedora es respecto a las mujeres y a lo que queda de ellas: una historia obviada y/o anulada De ahí que respecto a los aspectos que estamos abordando aquí, haya propuesto y proponga como agenda feminista urgente: memoria, maestría y metas. Dicho de otra manera: 1) Genealogías de mujeres más allá de los cargos y la oficialidad. Esto es una tarea clave en el ámbito científico, pues la actividad científica es una acumulación de trabajo y de hallazgos, en peldaños (no siempre ascendentes) que es imprescindible conocer y reconocer. De ahí la importancia, en absoluto por erudición, sino per se de las disciplinas Historia de la Ciencia, historia de las disciplinas científicas, sociología de la sociología3, etc. 2) Reconocimiento de la maestría, contra la palabra clave y tan negativa para las mujeres (y para cualquier creador): la indiferencia hacia sus obras y hacia sus personas4. Por decirlo en breve, se trata de hacer balances, señalar legados y establecer herencias intelectuales, genealogías científicas y de científicas. 3) Empoderamiento tanto interno (psíquico) como externo. Creación de redes y asociaciones necesarias para dar entidad social y reconocimiento a lo que las mujeres producimos ya sea en el campo científico o en el campo más amplio de la cultura.5 Producción que está presente en nuestra sociedad de una forma sesgada (es decir, escasamente presente, subalternamente presente, ocultamente presente) bajo los códigos 3 En mi trayectoria sociológica, frecuentemente he trabajado dichos aspectos.Sólo cito como muestra dos trabajos recientes, MA: García de león et al.: Antropólogas, politólogas y sociólogas.Género, biografía y cc. sociales)Editorial Plaza y Valdés (Madrid-México, 2009) Editorial Plaza y Valdés (Madrid-México, 2009).Prólogos de Marina Subirats y de Norma Graff para las respectivas ediciones España, México. La segunda cita es M.A. García de León “Chronos and Knowledge” en VV.AA. (2011): Transatlantic Conversations (Feminism as Travelling Theory). Edited by K.Davis and M.Evans. Ashgate Publishing Com. London. 4 Numerosos materiales biográficos señalan este problema de indiferencia e invisibilidad de obras producidas por las mujeres. Vid., la reciente e interesante aportación de M. Ángeles Cabré(2013): Leer y escribir en femenino. Aresta Mujeres. Barcelona. Prólogo de Laura Freixas. 5 Llevando a la práctica lo escrito arriba: participo activamente, y soy miembro de su Junta directiva, en la Asociación Clásicas y Modernas que tiene por objetivo específico erradicar la discriminación de las mujeres en la Cultura. 11 de sistemas sociales regidos por una fuerte estructuración-jerarquización de género, bajo el sistema de la dominación masculina. “La teoría no es un lujo, es una necesidad vital. ¿Cómo reconstruir el mundo y las relaciones de poder entre los sexos? (…) Necesitamos voluntad, disciplina y, sobre todo, ilustración: luces y más luces.”6 *** Referencias: Camps, Victoria (2011): El gobierno de las emociones , Barcelona,Herder, Damasio, Antonio (2009): El error de Descartes. La razón, la emoción y el cerebro humano. Barcelona, Crítica. García de León, María Antonia (2011): Cabeza Moderna/Corazón Patriarcal (Un diagnóstico social de género) ,Barcelona, Anthropos. Hernando, Almudena(2012): La fantasía de la individualidad. Sobre la construcción sociohistórica del sujeto moderno, Katz Editores (Argentina, España). 6 Marta Lamas: Feminismo. Transmisiones y retransmisiones. Ed. Taurus: México, 2006, pp. 122 y 126 12