GT 12 Sociología del Género TRADICIONES NOCIVAS BASADAS EN INTERPRETACIONES DESVIADAS DEL ISLAM COMO FORMAS DE VIOLENCIA DE GÉNERO Rubén Darío Torres Kumbrían Resumen La discriminación múltiple que padecen las mujeres musulmanas se puede definir como las restricciones y el menoscabo de sus derechos fundamentales en los ámbitos de sus libertades individuales. La expresión “prácticas culturales perjudiciales” se utiliza para designar el conjunto de esas formas de violencia contra la mujer, de conformidad con su tratamiento en los documentos jurídicos y normativos internacionales. Las formas de violencia denominadas prácticas culturales perjudiciales abarcan, entre otras, la mutilación genital femenina, el matrimonio de niños, el matrimonio forzado, la poligamia y los crímenes de honor. Ahora bien, en el imaginario colectivo occidental las tradiciones nocivas suelen atribuirse exclusivamente al islam, sin diferenciar su verdadero significado que es contrario a estas prácticas de génesis cultural y no religiosa y que se manifiestan como contaminaciones sin fundamento en el ideario islámico. Las formas en que la cultura determina la violencia contra la mujer son tan variadas como los contextos culturales patriarcales y misóginos. Las prácticas culturales perjudiciales son el resultado de la desigualdad entre los géneros y de normas sociales, culturales, de prácticas pseudos-religiosas desviadas y de las tradiciones discriminatorias que regulan la posición de la mujer en la familia, en la comunidad y en la sociedad. La consecuencia es un control dominante y reductor de la libertad de las mujeres, incluida su integridad en los ámbitos físico, sexual, psicológico, social, económico y político. El Corán y el modelo de comportamiento del profeta Mahoma hacen del islam un sistema de creencias compatible de modo innato con la igualdad de géneros. No obstante, la interpretación que de ellos se ha hecho en relación al estatus de las mujeres musulmanas ha estado plagada de intoxicaciones ajenas al credo islámico. Las contaminaciones proceden de los contextos geográficos culturales donde esta religión se ha extendido en el transcurso de los siglos. Ello significa que los modelos de relaciones de género injustificadamente adjudicados islam, han sido cambiantes y condicionados por el devenir de las culturas de los diferentes entornos, en función de los intereses patriarcales específicos, muchos de ellos datados en un origen anterior a esta religión. La identificación errónea entre cultura y religión ha incidido en que las relaciones de género regidas por la dominación de las mujeres se vinculen exclusivamente al islam, definiéndolo como un factor determinante del sometimiento de las musulmanas. La identificación determinista ha tenido como repercusión que la tendencia analítica general occidental se haya caracterizado por dar cuenta de situaciones específicas de discriminación en las relaciones de género indisolublemente vinculadas al islam. La consecuencia es un déficit explicativo en el ámbito de las interrelaciones sociales en las culturas, los espacios y los tiempos araboislámicos y europeos, estos últimos caracterizados por una significativa presencia de población musulmana. El déficit cognitivo no permite comprender qué es exactamente el islam. En coherencia con estas contradicciones paradigmáticas, el enfoque analítico occidental general produce sentencias que concluyen que en todos los países musulmanes el islam determina las relaciones de género, sin explicar las razones de las diferencias existentes entre unos países y otros en esta cuestión. Summary The multiple discrimination against Muslim women can be defined as restrictions and impairment of their fundamental rights in the areas of individual freedoms. The term “harmful cultural practices” is used to designate all of these forms of violence against women, in accordance with their treatment in the international legal and policy documents. The forms of violence called harmful cultural practices include, among others, female genital mutilation, child marriage, forced marriage, polygamy, and honour killings. Now, in the Western collective imagination harmful traditions are often attributed solely to Islam, without differentiating its true meaning which is contrary to these practices and religious cultural genesis, and that manifest themselves as unfounded contaminations in Islamic ideology. The ways in which culture shapes violence against women are as varied as the patriarchal and misogynist cultural contexts. Harmful cultural practices are the result of gender inequality and social, cultural norms, deviant pseudo-religious practices, and discriminatory traditions governing the position of women in the family, community and society. The result is a dominant control and the reduction of the freedom of women, including integrity in the physical, sexual, psychological, social, economic, and political areas. The Koran and the model behaviour of the prophet Muhammad make Islam a system of beliefs innately compatible with and supporting gender equality. However, the interpretation of which has been done in relation to the status of Muslim women, has been plagued by poison outside the Islamic creed. The contamination comes from the cultural geographical contexts where religion has spread over the centuries. This means that models of gender relations unreasonably attributed to Islam have been changing and being influenced by the evolution of cultures of different environments, depending on specific patriarchal interests, many of them dating from an earlier origin of this religion. The misidentification of culture and religion has led to think that gender relations governed by the domination of women are exclusively linked to Islam, defining it as a determinant of subjugation of Muslim women. Identifying deterministic impact has led to the general analytical trend that characterized Western account of specific situations of discrimination in gender relations inextricably linked to Islam. The result is an explanatory gap in the field of social interactions in Arab and Islamic cultures, spaces and times, and also European, with the latter characterized by the presence of a significant Muslim population. Cognitive impairment does not explain what exactly Islam is. Consistently with these contradictions, paradigmatic Western analytical approach usually produces judgments which conclude that in all Muslim countries Islam determines gender relations, without explaining the reasons for the differences between some countries and others in this issue. Palabras Clave Islam, musulmanas, tradiciones nocivas, Corán, interpretaciones desviadas, género. Keywords Islam, muslim, harmful traditions, Koran, deviant interpretations, gender. 1.- El matrimonio forzado El matrimonio forzado se define como todo matrimonio contraído sin el libre y pleno consentimiento de ambas partes. Es un principio asentado del derecho internacional que el matrimonio debe contraerse con el libre y pleno consentimiento de las dos partes y que los estados deben fijar la edad mínima para contraer matrimonio. El elemento fundamental de la definición de matrimonio forzado es la ausencia de libre y pleno consentimiento. Resulta esencial que las leyes, ya se enmarquen en el derecho civil, el derecho común, el derecho religioso o el derecho consuetudinario, no impongan el pago del precio de la novia ni de una dote para que se celebre un matrimonio. La resolución 1468 de 2005 del Parlamento Europeo sobre los matrimonios forzados y los matrimonios de niños aborda los casos en los que existen dudas acerca del libre y pleno consentimiento y autoriza al encargado del registro a mantener una entrevista con ambas partes antes de que se celebre la boda. Las legislaciones de Noruega y de Irlanda contienen disposiciones similares. A nivel político la situación difiere según el país miembro. De esto se ha hablado en el Parlamento Europeo. Algunos estados, como Alemania, consideran el matrimonio forzado un crimen, castigado por la vía penal. En otros, como Suecia, ni siquiera está tipificado como delito. El islam y el Corán instruyen sobre el derecho de la musulmana y el musulmán a defender su facultad de autodeterminación. La práctica social del matrimonio forzado se fundamenta en interpretaciones desviadas, anacrónicas y descontextualizadas preñadas de la cultura patriarcal y misoginia que no es una contaminación exclusiva de esta religión (Izquierdo y Torres Kumbrían, 2011). Las mujeres obligadas a contraer matrimonio tienen sus raíces en el sur de Asia, aunque también ocurre con gente de origen somalí, turca, kurda, nigeriana y de las comunidades chinas. Entre las víctimas se pueden distinguir hindúes, sijs, cristianas y musulmanas. Por ello, se puede esgrimir la hipótesis de que el fenómeno está vinculado a interpretaciones misóginas de las religiones, impuestas por tradiciones, y conceptos del honor familiar que anulan la capacidad de decidir de la mujer. 1.1.-Rotterdam y la plataforma holandesa de organizaciones islámicas El municipio de Rotterdam y la plataforma holandesa de organizaciones islámicas Stichting Platform Islamitische Organisaties Rijnmond (SPIOR), en colaboración con el profesor Tariq Ramadan y el colectivo European Muslim Network (EMN), tomaron la iniciativa de lanzar en mayo de 2008 una campaña europea de sensibilización titulada “Mano a mano contra los matrimonios forzosos”1. En este proyecto, el Plan de medidas por etapas para detectar y proceder suministra una estrategia de intervención. SPIOR2 es una organización que representa a 60 organizaciones musulmanas de Rotterdam y alrededores, entre las cuales se encuentran mezquitas, organizaciones socioculturales, de mujeres y de jóvenes. La fundación fue constituida en 1988 por 16 mezquitas y al principio se ocupaba fundamentalmente de la habitabilidad de las mezquitas. En el transcurso de los años se han ampliado tanto sus bases, numéricamente y en diversidad, como su terreno de acción. Actualmente, SPIOR se esfuerza en fomentar la participación social en diferentes ámbitos. Con ese fin, apoya a las organizaciones que representan, desarrollan e implementan proyectos y ofrece información y asesoramiento sobre diversos tipos de temas de interés común para el islam, los musulmanes y la sociedad holandesa. Reforzar la posición de las jóvenes y de las mujeres en general en las comunidades musulmanas es una de sus prioridades. Desde el punto de vista de SPIOR, la emancipación de las mujeres y de las jóvenes musulmanas no se puede realizar sin la participación de los hombres. Si no se implica a los hombres en el proceso, la emancipación de las mujeres levantará, dentro de la comunidad, más tensión y lucha. Es por esto que SPIOR enfoca su acción hacia la totalidad de la comunidad. El enfoque es preventivo y tiene en cuenta el mundo de vivencias de la sociedad musulmana, con la que busca conectar para poner en marcha procesos de concienciación y cambios de mentalidad. Existen muchos malentendidos que dificultan no solo la participación social, sino también el desarrollo personal. En la percepción de muchas personas, la cultura y la religión están intrínsecamente relacionadas, por lo que puede surgir la idea de que determinadas tradiciones culturales están basadas o son ratificadas por la religión. Una información correcta acerca de la visión del islam por un 1 Tariq Ramadan ha participado directamente en el lanzamiento de esta campaña por toda Europa, en colaboración con el Ayuntamiento de Rotterdam y la Federación SPIOR. Él es doctor en filosofía, profesor de islamología (Facultad de Teología de Oxford), catedrático invitado encargado de identidad y ciudadanía en la Universidad Erasmus (Países Bajos), investigador principal en la Universidad de Oxford (St. Antony’s College), en la universitat de Doshisha (Kyoto, Japón) y en la Lokahi Foundation (Londres), y presidente del EMN. 2 Ver http://www.indiawijzer.nl/religion_and_spirituality/islam/islamic_institutions/rotterdam/rotterdam_spior. hm. lado y esas tradiciones por el otro puede acabar con esa idea y abrir las puertas al cambio de mentalidad y conducta (Izquierdo y Torres Kumbrían, 2012a, pp. 80-83). 2.- La mutilación genital femenina La mutilación genital femenina (MGF) comprende todos los procedimientos consistentes en la resección parcial o total de los genitales externos femeninos y otras lesiones de los órganos genitales femeninos por motivos no médicos. No tiene ningún efecto beneficioso para la salud y perjudica de formas muy variadas a las mujeres y niñas. Como implica la resección y daño del tejido genital femenino normal y sano, interfiere con la función natural del organismo femenino. Es una práctica muy dolorosa que tiene varias consecuencias inmediatas y a largo plazo para la salud, entre las que se encuentran las dificultades para el parto, con los consiguientes peligros para el niño3. 2.1.-Diagnóstico y causas Unos 140 millones de mujeres y niñas sufren en la actualidad las consecuencias de la MGF. En la mayoría de los casos se practican en la infancia, en algún momento entre la lactancia y los 15 años. Se calcula que en África hay 92 millones de mujeres y niñas de más de 10 años que han sido objeto de MGF. La MGF es reconocida internacionalmente como una violación de los derechos humanos de las mujeres y niñas. Refleja una desigualdad entre los sexos muy arraigada y constituye una forma extrema de discriminación de la mujer. Es practicada casi siempre en menores y constituye una violación de los derechos del niño. Asimismo, viola los derechos a la salud, la seguridad y la integridad física, el derecho a no ser sometido a torturas y tratos crueles, inhumanos o degradantes, y el derecho a la vida en los casos en que el procedimiento acaba produciendo la muerte. La mutilación genital femenina se clasifica en cuatro tipos principales: Clitoridectomía: resección parcial o total del clítoris (órgano pequeño, sensible y eréctil de los genitales femeninos) y, en casos muy infrecuentes, solo del prepucio (pliegue de piel que rodea el clítoris). 3 Ver OMS, http://www.who.int/topics/female_genital_mutilation/es/. Excisión: resección parcial o total del clítoris y los labios menores, con o sin excisión de los labios mayores. Infibulación: estrechamiento de la abertura vaginal para crear un sello mediante el corte y la recolocación de los labios menores o mayores, con o sin resección del clítoris. Otros: todos los demás procedimientos lesivos de los genitales externos con fines no médicos, tales como la perforación, incisión, raspado o cauterización de la zona genital. Estas prácticas son más frecuentes en las regiones occidental, oriental y nororiental de África, en algunos países de Asia y del Oriente Medio (Izquierdo y Torres Kumbrían, 2012b, p. 21). Las causas de la MGF consisten en una mezcla de factores culturales, religiosos y sociales existentes familiares y comunitarios. Cuando es una convención social, la práctica tiende a perpetuarse por la presión social a adaptarse a lo que hacen los demás y a lo que se ha venido haciendo tradicionalmente. La MGF se considera a menudo parte necesaria de la buena crianza de la niña y una forma de prepararla para la vida adulta y el matrimonio. La MGF suele estar motivada por creencias acerca de lo que se considera como un comportamiento sexual adecuado, relacionándose los procedimientos con la virginidad prematrimonial y la fidelidad matrimonial. En múltiples comunidades se considera que la MGF reduce la libido femenina, ayudando a la mujer a resistirse a los actos sexuales considerados ilícitos. Por ejemplo, cuando se estrecha o cubre la abertura vaginal, se dificulta físicamente que la mujer tenga relaciones sexuales prematrimoniales. Posteriormente se necesita un doloroso procedimiento para reabrir la vagina y permitir el coito. Aunque no hay escritos religiosos que prescriban la práctica, quienes la llevan a cabo suelen creer que tiene un respaldo religioso. Los líderes religiosos adoptan diferentes posiciones con respecto a la MGF: algunos la fomentan, otros la consideran irrelevante para la religión y otros contribuyen a su eliminación. En la mayoría de las sociedades, la MGF se considera una tradición cultural, argumento que se utiliza a menudo para mantener su práctica. En algunas sociedades, la adopción reciente de esta práctica está relacionada con la imitación de las tradiciones de grupos vecinos. A veces, ha comenzado como parte de un movimiento más amplio de resurgimiento religioso o tradicional. 2.2.-Actos normativos y ejemplos de intervenciones En 1997, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó una declaración conjunta con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) contra la práctica de la MGF. En febrero de 2008, se hizo pública una nueva declaración con el apoyo de más organismos de las Naciones Unidas en la que se abogaba por un aumento de las actividades de promoción del abandono de la MGF4. El Art. 3 de la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea, de 2007, proclama que: “Toda persona tiene derecho a su integridad física y psíquica”, un derecho que fue una de las innovaciones introducidas en el Catálogo de Derechos Fundamentales con la adopción de la Carta de Niza de 2000. En ese marco genérico se encuadra la protección de las mujeres que sufren una mutilación genital, pero la preocupación europea por estas prácticas tuvo un antecedente más específico en la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, organismo que desarrolló un ingente trabajo en 2001 al aprobar dos importantes documentos. Un informe del 3 de mayo de ese año pidió la prohibición de la MGF al considerarla un trato inhumano y degradante en el sentido del artículo 3 del Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales. La resolución 1247 (2001), de 22 de mayo, solicitó a los estados miembros que promulgaran una legislación específica que prohibiera la mutilación genital, declarándola como una violación de los derechos humanos y de la integridad corporal de las víctimas5. 4 En la declaración de 2008, se documentan datos acerca de la práctica recopilados a lo largo de los últimos diez años, se destaca el reconocimiento cada vez más amplio de sus dimensiones legales y de su relación con los derechos humanos y se aportan datos sobre su frecuencia y alcance. Asimismo, se resumen las investigaciones sobre las causas de su persistencia, la forma de detenerla y sus efectos perjudiciales para la salud de las mujeres, las niñas y los recién nacidos. En 2010, la OMS publicó en colaboración con otros organismos de las Naciones Unidas y organizaciones internacionales una estrategia mundial para acabar con las mutilaciones genitales femeninas practicadas por dispensadores de atención de salud (Global strategy to stop health care providers from performing female genital mutilation). 5 Ese mismo año, el Parlamento Europeo también aprobó una resolución sobre las mutilaciones genitales femeninas, la 2001/2035, de 20 de septiembre, que nos ofrece algunos datos de sumo interés. Este documento señaló que a pesar de la dificultad de realizar estimaciones precisas por la falta de datos La Cámara europea volvió a pronunciarse sobre esta materia en dos nuevas resoluciones. La resolución 2007/2093, de 16 de enero de 2008, estableció las prioridades en las estrategias europeas relacionadas con los derechos de los niños, para instar a los estados miembros a que apliquen medidas legales específicas sobre la mutilación genital femenina o a que adopten leyes que permitan la adopción de acciones penales contra toda persona que lleve a cabo actos de mutilación genital. La resolución 2008/2071, de 24 de marzo de 2009, dedicada, específicamente, a la lucha contra la mutilación genital femenina en la UE, define la práctica como una violencia contra las mujeres que surge de estructuras sociales basadas en la desigualdad entre los sexos y en relaciones desequilibradas de poder, dominación y control, en las que la presión social y familiar está en el origen de la violación de un derecho fundamental como es el respeto de la integridad de la persona. La citada resolución aportó nuevos datos sobre el estado actual de la MGF en nuestro continente: “Cada año, alrededor de 180.000 mujeres emigradas a Europa son sometidas o corren el riesgo de ser sometidas a MGF. En Europa hay unas 500.000 mujeres afectadas por la MGF, ablación que es particularmente habitual entre las familias de inmigrantes y refugiados y que para practicarla incluso se envía a las niñas a su país de origen”. Desde el punto de vista jurídico-penal, el parágrafo 28 de la resolución 2008/2071 pidió a los estados miembros de la Unión Europea que: “Consideren como delito cualquier MGF, independientemente de que la mujer afectada haya otorgado o no algún tipo de consentimiento, así como que se castigue a quien ayude, incite, aconseje o procure apoyo a una persona para que realice cualquiera de estos actos sobre el cuerpo de una mujer, joven o niña; oficiales, según la OMS, diversas ONGs y distintas investigaciones, estas prácticas se realizan al menos en 25 países africanos, en algunos países asiáticos (Indonesia, Malasia) y en el Oriente Próximo (Yemen, Emiratos Árabes Unidos, Egipto); que se ha constatado que en EE.UU., Canadá, Australia, Nueva Zelanda y Europa (según algunas fuentes, el número de víctimas se acerca a 60.000 y a 20.000 el número de mujeres en situación de riesgo), también se llevan a cabo mutilaciones genitales femeninas en el seno de comunidades inmigrantes de esos países y que aproximadamente en la mitad de los 25 a 30 países africanos en que se practica la mutilación genital femenina se han promulgado diversas leyes que condenan dicha práctica en parte o por entero, pero que estas no se aplican. Persigan, procesen y castiguen penalmente a cualquier residente que haya cometido el delito de MGF, aunque el delito se haya cometido fuera de sus fronteras (extraterritorialidad del delito); Aprueben medidas legislativas que otorguen a los jueces o fiscales la posibilidad de adoptar medidas cautelares y preventivas si tienen conocimiento de casos de mujeres o niñas en situación de riesgo de ser mutiladas”. Con estos precedentes, los legisladores de los países europeos han abordado este conflicto relacionado con la dignidad humana desde dos posibles planteamientos: Prohibiendo las mutilaciones genitales femeninas de acuerdo con la regulación penal genérica ya existente; asimilando esta conducta, por lo general, con un delito de lesiones, como ocurre en Finlandia, Francia, Alemania, Grecia, Holanda, Irlanda, Luxemburgo o Portugal. Estableciendo una legislación especial para perseguir las MGF, bien mediante la aprobación de normativa nueva, como ocurrió en Suecia o el Reino Unido, pioneros en el desarrollo de esta legislación en 1982 y 1985, respectivamente, o adaptando los códigos penales mediante la inclusión de un delito singular que tipificase las mutilaciones. Bélgica fue el primer país de nuestro entorno que reformó su Código Penal, dando una nueva redacción al Art. 409 que entró en vigor el 27 de marzo de 2001. Esa misma línea fue seguida por Austria (en 2002), Dinamarca y España (2003) e Italia. Siguiendo los criterios establecidos por la Unión Europea, el legislador español adoptó diversas medidas legales específicas relacionadas con la mutilación genital femenina. En primer lugar, la Ley Orgánica 11/2003, de 29 de septiembre, de medidas concretas en materia de seguridad ciudadana, violencia doméstica e integración social de los extranjeros, modificó el Art. 149 del Código Penal 6. En concreto, el mencionado precepto establece que: 6 De acuerdo con la exposición de motivos de aquella norma, la reforma se planteó desde el reconocimiento de que, con la integración social de los extranjeros en España, aparecen nuevas realidades a las que el ordenamiento debe dar adecuada respuesta. Así, como novedad igualmente reseñable, se tipifica el delito de mutilación genital o ablación. Y ello porque la mutilación genital de mujeres y niñas es una práctica que debe combatirse con la máxima firmeza, sin que pueda en absoluto justificarse por razones pretendidamente religiosas o culturales. Esta reforma ya había sido planteada en el seno de las Cortes a través de una proposición de ley que pretendía introducir una cláusula interpretativa sobre la represión de la mutilación genital femenina. En la actual reforma se modifica el Art. 149 del Código Penal, mencionando expresamente en su nuevo apartado 2 la mutilación genital, en cualquiera de sus “El que causara a otro una mutilación genital en cualquiera de sus manifestaciones será castigado con la pena de prisión de seis a 12 años. Si la víctima fuera menor o incapaz, será aplicable la pena de inhabilitación especial para el ejercicio de la patria potestad, tutela, curatela, guarda o acogimiento por tiempo de cuatro a diez años, si el juez lo estima adecuado al interés del menor o incapaz”. La ONG de mujeres RISK pretende el cumplimiento de la Convención de la ONU sobre los derechos del niño y de las niñas y define la MGF como una violación de los derechos humanos de mujeres y niñas. Para RISK, la práctica de la MGF constituye un acto de violencia contra las mujeres, incluso si no se realiza con la intención de causar daño y se basa en siglos de tradición nunca cuestionada (Lamrabet, 2011). Realiza una campaña para concienciar a la sociedad y proporcionar una base para evitar que se envíe a las muchachas inmigrantes que viven en Suecia de nuevo al país de origen de sus familias para practicarles la MGF. Hay delegaciones de RISK en las ciudades suecas de Katrineholm (Ladan), Malmö (Grupo Astur & Wadjir), Nyköping (Hijas de Sara), de Estocolmo (IDIL) y Uppsala (Integridad femenina). Las características del modelo son: Considera la MGF como una violación de los derechos humanos de las mujeres. Trabaja con comunidades inmigrantes de países donde se practica la MGF. Sirve de multiplicador de formación y proporciona información y formación en la lengua materna. Su trabajo se basa en una campaña de sensibilización de la opinión pública sobre el problema de la MGF, que es permanente y a largo plazo. La campaña realizada por RISK implica la formación de las personas encargadas de difundir la información sobre la MGF. La mayoría de estudiantes provienen de comunidades etíopes, somalíes y eritreas a los que se forma sobre la naturaleza y los efectos negativos de la MGF y para trabajar dentro de sus comunidades en Suecia. Los instructores también están disponibles para aconsejar y apoyar, así como para proporcionar información en escuelas sobre la práctica de la MGF. manifestaciones, como una conducta encuadrable entre las lesiones de dicho artículo, castigadas con prisión de seis a 12 años. La campaña es continua: los indicadores para medir su éxito incluyen el número de asociaciones y de individuos que se adhieren a ella. Desde que se inició la campaña en 1994, las cifras han aumentado substancialmente. Las perspectivas de la campaña son muy alentadoras. Sin embargo, es difícil evaluar el impacto directo de la campaña en las decisiones de las comunidades de inmigrantes que viven en Suecia de enviar a las muchachas de nuevo al país de origen para practicarles la MGF (Lobby Europeo de Mujeres, 2002). Las evaluaciones realizadas en el período 1999-2000 se concentraron en la opinión de la responsable del proyecto y de los agentes de información para comprobar como veían el impacto del proyecto. El resultado es que la campaña de concienciación continuaría en los próximos años. El Consejo Nacional danés de la Salud promueve el debate político y público sobre el tema de la MGF, ha producido materiales que pueden difundirse fuera de Dinamarca y vincula a las comunidades inmigrantes y nativas. Hay más de 13.000 refugiados de Somalia que viven en Dinamarca, la comunidad inmigrante más grande procedente de un país donde se practica la MGF tradicionalmente7. En 1997, el Ministerio de Sanidad pidió al Consejo Nacional danés de la salud que creara un grupo de trabajo para prevenir la MGF de las chicas de Somalia que vivían en Dinamarca y concienciar a la comunidad somalí sobre este tema. El grupo incluye a representantes del grupo de somalíes en Dinamarca. Desde que se creó el grupo de trabajo, se han llevado a cabo las siguientes actividades: Manual sobre las diversas formas de MGF: publicación de un manual sobre MGF en 1999 con la ayuda de la comunidad somalí como herramienta para los servicios sociales y de salud. Incluye información sobre las diversas formas de MGF y sus consecuencias para la salud y proporciona información sobre la legislación en Dinamarca y en otros países europeos. Vídeo de discusión para la comunidad receptora: Producción de un vídeo de discusión para la comunidad somalí, titulado “Let us talk”, en lengua somalí con subtítulos en danés. 7 Ver Banco de buenas prácticas (Observatorio de http://www.observatorioviolencia.org/bbpp-proyecto.php?id_proyecto=38 la Violencia), en El vídeo incluye a algunas figuras influyentes de la cultura de Somalia: doctores, imanes y líderes locales que, desde una perspectiva islámica, pretenden poner fin a la MGF. 2.3.- La perspectiva islámica y los líderes comunitarios para poner fin a la MGF En abril de 2000, hubo un foro político en el Parlamento danés, cuyo conferenciante principal fue un imán conocido y respetado que habló contra la práctica de la MGF y de los derechos de las mujeres bajo el islam. La creación de grupos locales en áreas y ciudades donde viven muchos somalíes, ha creado un espacio para la interacción entre los daneses y la comunidad de Somalia y permiten la discusión de muchas otras cuestiones de interés mutuo. Las reuniones conjuntas de los diversos grupos se celebraron dos veces al año para facilitar la coordinación y la acción de seguimiento de los temas relacionados con la MGF. Las conclusiones y consecuencias prácticas que se extraen son: Mayor conocimiento del tema en la comunidad receptora. La valoración de las diversas actividades suele ser positiva y llevó a un mayor conocimiento del tema entre la comunidad somalí, permitiendo la producción de un anuncio de TV para hablar del tema y presentar el trabajo del grupo al público en general. El personal sanitario utiliza el manual como parte de su práctica diaria, en especial los enfermeros y comadronas que saben de los problemas que pueden presentarse durante el embarazo y el parto en las mujeres mutiladas. La concienciación ha conllevado la discusión sobre las diversas formas de MGF y ha incitado a algunos miembros de la comunidad a reconocer que algunas formas son menos peligrosas que otras. La colaboración del centro de recursos somalí junto con el Consejo Nacional de Salud está generando una cognición social que visualiza todas las formas de MGF como una violación de los derechos humanos. La legislación danesa actual prohíbe todas las formas de MGF en un contexto muy adecuado para desarrollar este trabajo. 3.- Crímenes de honor Si bien los crímenes de honor constituyen una tragedia que padecen las mujeres de las comunidades musulmanas, también se extiende a otras comunidades como los sijs, hindúes y cristianos, aunque dicha tradición nociva y violenta no encuentre fundamento en los textos religiosos. Un crimen de honor es el resultado del derecho a vivir o a morir ejercido por los hombres sobre las mujeres. Muy por encima de ser un permiso para matar, es una obligación de matar a una mujer de una familia cuando esta ha transgredido el código de conducta dictado por la comunidad. Esta obligación de vengar el honor es objeto de la presión del grupo. Se trata de una cuestión de salvar el honor de la familia derramando la sangre de la supuesta culpable, a la vista y con el conocimiento de todo el mundo, como prueba de adhesión a los códigos de la comunidad; con esto se demuestra que se acatan las normas y que toda conducta desviada será castigada. Toda la familia en su sentido amplio podría verse socialmente excluida como resultado de un acto de deshonor. En el contexto de los crímenes de honor, el valor del honor está esencialmente relacionado con la virginidad de una mujer antes del matrimonio. La familia debe estar en disposición de garantizar la pureza sexual de las hijas de la familia. Sin embargo, esta pureza, según los códigos establecidos, puede ser mancillada. Con el solo contacto de una mujer con un hombre desconocido por la familia se puede cuestionar la virginidad de la misma. Lo mismo se aplica en el caso de las jóvenes que vistan ropa occidental. Es incluso peor si exige su libertad o si se niega a aceptar un matrimonio concertado. No se necesita ninguna prueba para condenar a una mujer en falta. Las dudas y los rumores son suficientes para condenarla (Lamrabet, 2007). Los crímenes de honor se remontan a la época babilónica. En 1.750 a. de C., el Código de Hammurabi hizo de la virginidad de la mujer una propiedad de toda la familia. En las sociedades preestatales, en las que el orden era mantenido por el grupo, la justicia privada cumplía las mismas funciones que el derecho penal. El crimen de honor era una medida preventiva y al mismo tiempo punitiva8. 8 Ver http://www.aidh.org/Femme/Comite_FE/42_belgique.htn, Asociación Internet para el avance de los derechos humanos. 3.1.- Criterios de identificación Los criterios específicos para identificar los crímenes de honor son los siguientes (Chesler, 2009): El crimen se planifica. Se usa como amenaza para controlar a las mujeres. La planificación y ejecución del crimen implica a varios miembros de la familia, entre los que se pueden encontrar las madres, hermanas, hermanos, primos, tíos y abuelos. El resto de la familia ejerce presión sobre el núcleo familiar. La comunidad está implicada. Denuncia las conductas que se consideran reprensibles y a veces ayuda a la familia a localizar a la mujer que haya huido de su casa. El motivo del crimen es que la mujer ha deshonrado a la familia. Más de la mitad de los crímenes registrados implican actos extremadamente violentos o bárbaros, tales como decapitación, destripamiento, degollación, ataques con ácido, estrangulamiento con tortura, ejecución con arma de fuego o cortes con machete. La familia y la comunidad en su conjunto defienden los crímenes de honor. Los que cometen el crimen son considerados más como héroes que como criminales por parte de los parientes cercanos y amigos. En Europa, los crímenes de honor cometidos entre el colectivo de inmigrantes son una realidad social verificada en Inglaterra, Italia, Países Bajos, Bélgica, Francia, Alemania, Dinamarca, Suecia, Noruega, Suiza. 4.- Poligamia La legislación ha de definir la poligamia como tener más de una esposa a la vez. La poligamia sigue existiendo en muchos países del mundo y, por lo general, toma la forma de poliginia, es decir, de matrimonios en los que un hombre tiene más de una esposa. La poligamia es una de las diversas formas de matrimonio que discriminan a la mujer. Cuando hay poligamia, la incidencia de la violencia contra las mujeres por el marido y la violencia entre las esposas suele ser alta. Es importante que la legislación contenga una definición clara de poligamia (Fernández García y Torres Kumbrían, 2012, p. 51). 5.- Conclusiones 5.1.- Prescripciones normativas en el ámbito de la formación de líderes religiosos y comunitarios Los organismos internacionales instan a los estados a prescribir actividades de formación de todos los dirigentes religiosos y comunitarios, con el fin de que puedan promover los derechos humanos de la mujer y denunciar la violencia contra la mujer, incluidas las prácticas perjudiciales (Izquierdo y Torres Kumbrían, 2012c, p. 36). Los líderes religiosos y comunitarios ejercen una gran influencia y están en contacto con la población con ocasión de los servicios religiosos semanales y otras celebraciones, como los matrimonios. En Turquía, la participación de los dirigentes religiosos en la labor de erradicación de los denominados crímenes de honor ha dado resultados prometedores en el marco de un proyecto de educación en derechos humanos de la mujer denominado Concienciación y fomento de la capacidad de los dirigentes religiosos. En ese proyecto se imparte capacitación al personal de la Presidencia de Asuntos Religiosos de Turquía, directamente vinculada a la Oficina del Primer Ministro, sobre cuestiones relacionadas con los derechos humanos de la mujer y la violencia contra la mujer. Las actividades de sensibilización de los dirigentes religiosos y comunitarios en relación con las prácticas perjudiciales y los derechos humanos de la mujer deben impartirse durante su etapa de preparación para el desempeño de sus funciones y deben encomendarse a especialistas del sistema jurídico en el que haya de desarrollarse la actividad de esos dirigentes. 5.2.- Prescripciones normativas en el ámbito de la sanidad Los profesionales de la salud son en muchos casos las primeras personas con las que entra en contacto la víctima de una práctica perjudicial, particularmente si ha sufrido una complicación médica. Es, pues, imprescindible que esos profesionales reciban formación adecuada sobre cómo reconocer y tratar con sensibilidad y en forma apropiada a las víctimas/supervivientes de esas formas de violencia (Torres Kumbrían, 2013a). En Europa se han dado casos en que la reacción de un profesional de la salud al descubrir que una mujer había sido objeto de mutilación genital femenina ha traumatizado a la víctima y ha hecho que perdiera toda confianza en el sistema de atención de salud. Por consiguiente, la legislación debe prescribir actividades regulares y sistemáticas de formación de los profesionales de la salud, en particular de los que trabajan en las esferas de la obstetricia, la ginecología y la salud sexual. El artículo 4 de la Ley 7/2006 sobre la prevención y la prohibición de la práctica de la mutilación genital femenina de Italia establece la obligación de impartir educación a los profesionales de la salud y de promulgar las disposiciones necesarias a tal efecto, además de asignar 2,5 millones de euros para tales actividades (Izquierdo y Torres Kumbrían, 2012d). 5.3.- Prescripciones normativas en el ámbito de la educación Los organismos internacionales también recomiendan la prescripción normativa de actividades de formación para el personal docente de las escuelas primarias y del primer ciclo de la enseñanza secundaria, así como de las instituciones de educación permanente, con el fin de que puedan promover los derechos humanos de la mujer y denunciar la violencia contra la mujer, incluidas las prácticas perjudiciales, y tomen conciencia del riesgo de que las niñas de la propia escuela en la que trabajan sean sometidas a prácticas perjudiciales. Los maestros y profesores se cuentan entre las personas con las que suelen entrar en contacto las niñas que han padecido o se encuentran en riesgo de padecer prácticas perjudiciales. Por consiguiente, la legislación debe prever actividades de formación del personal docente en estas cuestiones para que puedan contribuir eficazmente a prevenir las prácticas perjudiciales antes de que ocurran, así como remitir a las niñas a los servicios y a las autoridades pertinentes cuando tengan conocimiento de alguna práctica perjudicial. El capítulo 7 de las Directrices prácticas interinstitucionales: tratamiento de los casos de matrimonio forzado del Reino Unido se dirige específicamente a los maestros y profesores y a otros miembros del personal de escuelas, colegios y universidades (Fernández García y Torres Kumbrían, 2013, pp. 60-61). 5.4.- Prescripciones normativas en el ámbito de la poligamia La tendencia normativa internacional incide en que las legislaciones estatales han de prohibir la poligamia y asegurar la protección de los derechos de las mujeres en el marco de las relaciones polígamas existentes. En su recomendación general nº. 21 sobre la igualdad en el matrimonio y en las relaciones familiares, el Comité sobre la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer afirma que la poligamia infringe el derecho de la mujer a la igualdad con el hombre y puede tener consecuencias emocionales y económicas tan graves para ella, al igual que para los familiares a su cargo, que debe desalentarse y prohibirse. Para poner fin a esa práctica discriminatoria es preciso promulgar legislación que la prohíba. Una consecuencia negativa de la promulgación de leyes que prohíben la poligamia ha sido que las segundas y las terceras esposas pueden perder sus derechos y su condición jurídica. Por lo tanto, al promulgar nuevas leyes por las que se prohíba la poligamia es preciso asegurar la protección de los derechos de las mujeres en el marco de las relaciones polígamas ya existentes (Torres Kumbrían, 2012). 5.5.- Prescripciones normativas en el ámbito de la prestación de servicios y de la protección Aunque en los últimos años ha aumentado el número de servicios a disposición de las víctimas supervivientes de la violencia contra la mujer, solo un número limitado de ellas tiene acceso a los centros de acogida, que cuando existen están ubicados en las grandes ciudades. Además, esos centros se construyen y gestionan bajo el supuesto de que la mayoría de las mujeres que los necesitan son víctimas supervivientes de la violencia doméstica. En consecuencia, los servicios que ofrecen pueden no resultar adecuados para las víctimas de otras formas de violencia, como los matrimonios forzados y los matrimonios de niños, la mutilación genital femenina y los denominados crímenes de honor. Hay países en los que los centros de acogida se niegan a aceptar a víctimas potenciales de crímenes de honor cuando la policía las remite a ellos, por considerar que representan un peligro para las demás mujeres acogidas en el centro (Torres Kumbrían, 2013b). Las víctimas potenciales de la mutilación genital femenina y los matrimonios forzados se enfrentan a la perspectiva de tener que abandonar a edades muy tempranas a su familia y su red de apoyo. En algunos países se siguen aplicando a las víctimas potenciales de los denominados crímenes de honor medidas de detención administrativa con fines de protección porque no se dispone de centros de acogida adecuados. Por lo tanto, es importante que la legislación disponga la creación de servicios de acogida adecuados para las víctimas de las distintas formas de violencia. Ya existen algunos ejemplos de leyes que requieren la creación de centros de acogida para las víctimas/supervivientes de algunas prácticas perjudiciales. Por ejemplo, la Ley 7/2006 sobre la prevención y la prohibición de la práctica de la mutilación genital femenina de Italia prevé la creación de centros de lucha contra la violencia que puedan acoger a las jóvenes que deseen escapar de la mutilación genital femenina o a las mujeres que deseen evitarla a sus hijas o a otras familiares. Las prácticas institucionales de protección especializada son esenciales en el apoyo de las víctimas. Ordenar que se nombre a oficiales de protección especializados que hayan recibido formación específica en relación con cada uno de los tipos de prácticas perjudiciales y que se encarguen de desarrollar un plan de seguridad individual para cada víctima/superviviente, asegurar que la víctima/superviviente tenga acceso a asistencia letrada, mantener una lista de proveedores de servicios a los que puedan remitir a la víctima/superviviente, preparar un informe sobre el caso para presentarlo ante un juez, conducir a la víctima/superviviente a un centro de acogida y, en caso de necesidad, ocuparse de que sea examinada y tratada por un médico, constituyen fases efectivas de la protección especializada. Otras claves básicas son la disposición de un número suficiente de esos oficiales de protección a fin de que su carga de trabajo no sea excesiva y la preparación de protocolos para los diversos sectores en los que se establezcan directrices sobre evaluación del riesgo, presentación de informes, prestación de servicios y seguimiento de los posibles casos o los casos confirmados de prácticas perjudiciales. Uno de los problemas con los que suelen enfrentarse las víctimas/supervivientes es que los funcionarios públicos que se ocupan de su caso no están familiarizados con la forma de violencia que han sufrido y no se toman el caso en serio o no saben cómo responder adecuadamente. El nombramiento de oficiales de protección especializados en una o más prácticas perjudiciales puede reducir significativamente la posibilidad de que una víctima/superviviente se convierta también en víctima de las autoridades públicas, al mejorar la respuesta de estas. La experiencia ha demostrado que, cuando se nombra a funcionarios públicos que ya desempeñan otras muchas tareas para que actúen como coordinadores o como oficiales especializados, no pueden dedicar la atención y el tiempo suficientes a los casos de prácticas perjudiciales. Por esa razón es esencial que la legislación disponga que se destinen fondos específicos a asegurar que se nombre a un número suficiente de oficiales y que se les imparta formación especializada. Es importante publicar protocolos que sirvan de orientación a los profesionales a la hora de evaluar los casos de prácticas perjudiciales y de llevar a cabo un seguimiento adecuado. Entre las prácticas prometedoras en ese sentido figura el Protocolo de gestión de la mutilación genital femenina para enfermeros escolares y visitadores sanitarios a domicilio, publicado en 2008 por los consorcios de servicios de atención primaria de Birmingham, en el Reino Unido. Conviene señalar que son muchas las prácticas perjudiciales que afectan a las niñas y que en ese contexto los países han desarrollado leyes sobre abusos y maltrato de niños, acompañadas de los sistemas de protección de la infancia correspondientes, que han demostrado ser eficaces para proteger los derechos humanos de las niñas. La legislación ha de prever el registro de los proveedores de servicios encargados de proteger los derechos de las mujeres víctimas/supervivientes de la violencia y disponer que no puedan emprenderse acciones judiciales y de otra índole contra un proveedor de servicios o un miembro del proveedor de servicios que esté, o se considere que está, actuando de buena fe para prevenir prácticas perjudiciales o para proteger a las víctimas/supervivientes de prácticas perjudiciales (Garrido Clemente y Torres Kumbrían, 2012). La legislación ha de disponer la emisión de órdenes de protección de emergencia y a largo plazo en relación con cualquier tipo de práctica perjudicial y estipular que en los casos de prácticas perjudiciales puede ser necesario emitir órdenes de protección contra más de una persona y, en algunas circunstancias, contra todo un grupo o una familia extensa. Las órdenes de protección civil han demostrado ser uno de los mecanismos legales más eficaces en los esfuerzos para proteger a las mujeres contra la violencia. Son muchas las cuestiones relacionadas con las órdenes de protección que es preciso tener en cuenta a la hora de redactar una ley en la que se prevea ese recurso. Es importante, por ejemplo, reconocer la autonomía de las víctimas adultas de la violencia y respetar su propia valoración de lo que puede suponerles una orden de protección en sus circunstancias concretas. Las prácticas perjudiciales respecto de las que ha progresado más la legislación relativa a las órdenes de protección son los matrimonios forzados y los matrimonios de niños. La Ley sobre el matrimonio forzado (protección civil) (2007) del Reino Unido permite a los tribunales emitir una orden con el fin de proteger a una persona de todo intento de obligarla a contraer matrimonio o a una persona que ha sido obligada a contraer matrimonio. La legislación ha de no permitir que los autores queden impunes llegando a un acuerdo con la familia de la víctima/superviviente y pagándole una indemnización La legislación ha de disponer la creación y/o aplicación de un sistema de registro de los nacimientos, los matrimonios, los divorcios y las defunciones que incluya los matrimonios celebrados con arreglo a la legislación vigente, los matrimonios consuetudinarios y los matrimonios religiosos y estipular que el nacimiento de un niño debe inscribirse en el registro aunque no esté registrado el matrimonio de los padres, así como también establecer que para inscribir el matrimonio no se requerirá el consentimiento de ambas partes, sino que bastará con que lo solicite una de ellas, y disponer que se realicen campañas de sensibilización acerca de la importancia de registrar esos hechos y que se distribuyan los formularios pertinentes en todas las localidades. La legislación ha de reconocer que las comunidades desempeñan un papel fundamental en el abandono de la mutilación genital femenina y recabar, cuando proceda, el apoyo del gobierno para la puesta en marcha de iniciativas comunitarias de promoción del abandono de esta práctica y, cuando se estime oportuno, apoyar las iniciativas comunitarias que tienen por objetivo modificar la conducta y las actitudes, incluidos los ritos alternativos de iniciación y el readiestramiento profesional de las personas que se dedicaban tradicionalmente a esa práctica, por ejemplo, como comadronas. La legislación ha de estipular que una niña o una mujer puede solicitar asilo si ha sido obligada a someterse, o si existen posibilidades de que sea sometida, a la mutilación genital femenina, o si corre el riesgo de ser víctima de otra práctica perjudicial, como el matrimonio precoz o forzado, o un crimen de honor. Otra clave es estipular que uno de los progenitores u otro familiar puede solicitar asilo si está tratando de proteger a una mujer o una niña contra cualquier práctica perjudicial, así como disponer que se considere a las víctimas de prácticas perjudiciales miembros de un grupo social determinado a los fines de solicitar asilo. De la jurisprudencia existente en todo el mundo se desprende claramente que las niñas o las mujeres que solicitan asilo porque han sido obligadas a someterse a la mutilación genital femenina o existen posibilidades de que sean obligadas a ello reúnen los requisitos para que se les conceda el estatuto de refugiadas al amparo de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951. En algunas circunstancias existe la posibilidad de que uno cualquiera de los progenitores también tenga motivos fundados para temer que puede ser perseguido, en los términos de la definición de refugiado que figura en la Convención de 1951 y en relación con la exposición de su hija a la mutilación genital femenina9. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Chesler, P. (2009) “Are Honor Killings Simply Domestic Violence” en Middle East Quarterly, vol. XVI, nº. 2, pp. 61-69, Middle East Forum, disponible en http://meforum.org/2067/are-honor-killing-simply-domestic-violence. 9 Asunto Fauziya Kassinja, 21 I. & N. Diciembre, 357, Decisión provisional 3278, 1996 WL 379826 (Junta de Apelaciones en Asuntos de Inmigración 1996). Fernández García, T. y Torres Kumbrían, R. D. (2012) “Mujeres musulmanas en Europa y las prácticas restrictivas y discriminatorias en la educación” en Revista Española del Tercer Sector, nº 21, pp 151-184, Madrid, Fundación Luis Vives. Fernández García T. y Torres Kumbrían, R. D. 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