Título: MAYORES Y VALORES MEDIOAMBIENTALES Autora: Manuela Caballero Guisado Correos electrónicos: manuelacaballero@unex.es manuelacaballeroguisado@gmail.com Abstract Los mayores que han vivido en épocas de escasez durante su infancia y adolescencia suelen mantener, en épocas de opulencia, los hábitos de ahorro y consumo aprendidos; es más, algunas de esas prácticas se reproducen en hijos y nietos, pero entonces en relación no tanto con situaciones de necesidad, como vinculadas a valores proambientales. En parte la explicación de ese comportamiento puede darse a través de las tesis de los valores postmaterialistas desarrollada por Ronald Inglehart según la cual en las sociedades desarrolladas se produce un cambio cultural que implica el paso desde valores materialistas asociados a la defensa de la seguridad económica y personal, hacia valores postmaterialistas, entre los que predominan los valores de emancipación y autoexpresivos. El presente trabajo trata de conocer si efectivamente se mantienen valores materialistas en sociedades postmateralistas o si por el contrario se modifican esas prácticas y valores. También se quiere comprobar en qué medida afecta este cambio cultural a los temas ambientales y cómo se traduce en las relaciones intergeneracionales entre abuelos, padres y nietos. Esto es, si se reproducen sin más de una generación a otra o si por el contrario las nuevas generaciones incorporan nuevos elementos a la relación medioambiente-sociedad Palabras claves: mayores, nietos valores postmaterialistas, generación, medioambiente, 1.- HIPÓTESIS La hipótesis de nuestro trabajo es la siguiente: los hábitos y prácticas aprendidas por los mayores durante la infancia y la adolescencia en épocas de escasez se siguen manteniendo en la vejez a pesar de vivir en épocas de opulencia Esta hipótesis nos lleva a plantearnos la siguiente pregunta de investigación: ¿Se siguen manteniendo en épocas de opulencia los hábitos, actitudes y prácticas de ahorro aprendidas durante la infancia y la juventud en épocas de escasez? Esta pregunta vamos a tratar de responderla tomando como objeto empírico a un conjunto de mayores de zonas rurales y urbanas de Extremadura. De ahí que debamos partir de la caracterización de los mayores extremeños; en segundo lugar analizaremos el el diferencial de bienestar económico entre su infancia y adolescencia y la época actual; en tercer lugar intentamos comprobar si sus valores han ido cambiando a medida que mejoraba su situación económica; en cuarto lugar veremos si sus prácticas ambientales actuales son acordes con los valores postmaterialistas, y finalmente analizaremos la incidencia que como variable tiene la condición de rural/urbano en el proceso. 2.- MARCO TEÓRICO La hipótesis central de la teoría de Inglehart, formulada en The silent revolution (1977), es muy simple: los sistemas de valores en las sociedades occidentales habrían cambiado, en el marco de sociedades crecientemente opulentas, desde los valores (materialistas) que buscan la seguridad económica y personal hacia valores (postmaterialistas) que priorizan la calidad de vida. Según el autor, los cambios en los sistemas de valores podrían visualizarse sobre dos ejes: el primero de los ejes vendría definido por un continuum en uno de cuyos polos se encuentran los valores materialistas (propios de sociedades de escasez donde la supervivencia y la seguridad económica y personal son prioritarias), y en el polo opuesto los valores post-materialistas (propios de 2 sociedades desarrolladas y opulentas, donde los valores de emancipación y autoexpresivos son mayoritarios). Mientras que el otro eje estaría definido por el continuum desde los valores tradicionales hasta los valores secular-racionales. Según el modelo teórico de Inglehart, los valores secular-racionales y los postmaterialistas son más frecuentes en las sociedades más desarrolladas y entre las clases sociales mejor posicionadas. 2.1.- Teoría del cambio intergeneracional de valores Esta teoría, desarrollada en (Inglehart 1977,1990,1998), incluye dos hipótesis: la hipótesis de la escasez y la hipótesis de la socialización. Según la primera, la hipótesis de la escasez, “las prioridades de un individuo reflejan el entorno socioecómico: damos mayor valor subjetivo a las cosas de las que existe una oferta relativamente escasa” (Inglehart,1998:42). Esta hipótesis funciona de manera similar al principio de utilidad marginal decreciente utilizado en la teoría económica para explicar el comportamiento del consumidor. A medida que un individuo consume unidades adicionales de un bien, la satisfacción o utilidad total que obtiene aumentará, pero en una proporción cada vez menor, hasta llegar un momento en que consumir más unidades de dicho bien no le ocasionará ninguna satisfacción e incluso le generará desutilidad. A partir de un determinado momento, cuanto mayor es el consumo que hacemos de un bien, menor es la satisfacción que nos genera una unidad extra de consumo de dicho bien. En suma: valoramos más aquello que no poseemos, o de lo que en menor cantidad o calidad poseemos. Esta actitud intrínsecamente humana, la podemos complementar con las teorías elaboradas por el psicólogo social Abraham Harold Maslow (1908- 1970), en su famoso artículo "Theory of Human Motivation" (1943). El autor define una jerarquía de necesidades humanas a modo de pirámide, dividida en cinco niveles, en cuya base y primeros peldaños se sitúan las necesidades más básicas (la fisiológicas y de seguridad) y a medida que se asciende aparecen otras necesidades como la filiación y el reconocimiento, para llegar al vértice en el que encontraríamos las necesidades de autorrealización. La idea básica de esta 3 jerarquía es sencilla: sólo una vez satisfechas las necesidades situadas en los primeros escalones (necesidades materiales de sustento y seguridad) podremos satisfacer las que aparecen en el vértice de la pirámide (necesidades basadas en la estima, autoexpresión, satisfacción estética, etc.). En cuanto a la teoría clásica de la socialización, considera la socialización como un proceso que va de lo social a lo individual moldeando la subjetividad, preferencias, valores e intereses de los individuos. Esa interiorización de lo exterior se lleva a cabo a lo largo de toda la vida pero es especialmente significativa durante la infancia, periodo en que los aprendizajes y experiencias vividas formarán parte de la estructura de la personalidad del individuo, cristalizando con tal fuerza, que resistirán, en general, toda intención de cambio. De producirse, estos cambios supondrían alteraciones profundas en la organización cognitiva del adulto. En otras palabras, “El aprendizaje temprano condiciona el aprendizaje posterior haciendo que el primero sea más difícil de olvidar” (Inglehart, 1998:23), por lo que cualquier intento de abandono de los aprendizajes y valores inoculados por el proceso de socialización durante la niñez son rechazados y vividos con incertidumbre y ansiedad. Si unimos ambas hipótesis (escasez y socialización) para explicar las diferencias generacionales podríamos concluir que en las generaciones socializadas en economías de escasez predominan valores asociados a los primeros escalones de la pirámide (materialistas, en búsqueda de la seguridad económica y personal); mientras que las generaciones socializadas en contextos de alto desarrollo económico los valores predominantes serán los que aparecen en los últimos escalones de la pirámide (postmaterialistas o autoexpresivos). De ambas hipótesis se generan varias predicciones interesantes para nuestro estudio. Así, la hipótesis de la escasez implica que en sociedades desarrolladas y por tanto con las necesidades materiales (económicas y de seguridad) satisfechas sería más probable que aparezcan otro tipo de necesidades más auto-expresivas, del mismo modo que dentro de una misma sociedad el desarrollo de los valores autoexpresivos es mayor en los grupos y estratos sociales con mayor seguridad económica y personal. De forma que a corto plazo la prosperidad habrá de 4 priorizar los valores del bienestar; mientras que la recesión económica o el desorden civil priorizará los valores de la supervivencia. En cuanto a la hipótesis de la socialización, implica que los cambios en los sistemas de valores no se producen a corto plazo, sino que son cambios graduales, y por lo general ocurren cuando una generación joven (socializada en un contexto socioeconómico de alto nivel de desarrollo) sustituye a una generación vieja (socializada en contextos de escasez y privación) y se convierte en la población adulta de una sociedad. Por tanto y en consecuencia sería previsible encontrar en las sociedades desarrolladas grandes diferencias intergeneracionales entre los valores de jóvenes y viejos, que vendrían explicados por sus diferentes experiencias de socialización y de resistencia al cambio. Sociedades en las que también serán altos los niveles de valores expresivos 2.2.- Teoría de la modernización La tesis central de esta teoría propone que la industrialización implica profundos cambios económicos, sociales y políticos en las sociedades en las que se produce, y que esos cambios son predecibles a grandes rasgos en forma de tendencias. “Aunque las sociedades preindustriales varíen enormemente, tiene sentido hablar de un modelo de sociedad moderna o industrial hacia el que todas las sociedades tienden a dirigirse si se implican en la industrialización” (Inglehart 1998:9). Así, es esperable que la industrialización de una sociedad lleve aparejada una mayor urbanización, especialización productiva y ocupacional, educación de masas, burocratización, etc., todo lo cual combinado dará lugar a su vez a cambios en la esfera cultura, social y política aún más generales. Homogeneidad, uniformidad, jerarquía, autoridad, ciencia, racionalidad instrumental y adquisitiva, afán de logro, etc., serán sus señas de identidad ¿Pero cuáles serían los valores materialistas propios de sociedades modernas? En general, todos aquellos que priorizan la seguridad económica y personal sobre los demás. Dentro de ellos encontraríamos la importancia del salario, la preocupación por la subida de precios; la importancia del crecimiento económico, 5 la necesidad de una economía estable, el mantenimiento del orden, la lucha contra la delincuencia o disponer de unas fuerzas armadas poderosas, etc. 2.3.- Teoría de la post-modernización Fruto de la crítica a la modernidad y a sus efectos no deseados aparece en las últimas décadas del pasado siglo un nuevo modelo de pensamiento que rompe con el paradigma modernizador: el pensamiento post-moderno. Originalmente designa a un amplio número de corrientes artísticas, culturales, filosóficas, etc., definidas por su oposición a la modernidad. A pesar de las evoluciones de este pensamiento y del paso del tiempo transcurrido sigue siendo complicado definir exactamente qué es el pensamiento postmoderno. Sin embargo, si bien es cierto que resulta difícil definir lo que es, genera muchos menos problemas identificar los elementos que tienen en común tan diversos enfoques y escuelas: todos coinciden en reconocer el fracaso del proceso modernizador. El giro postmoderno se construye, por tanto, en oposición y rechazo a la modernidad cuestionando los pilares sobre los que se han levantado las sociedades occidentales más avanzadas de la historia de la humanidad. Si en la modernidad encontramos valores asociados a las necesidades materiales, en la postmodernidad encontramos valores asociados con las necesidades más auto-expresivas: autoestima, espontaneidad, creatividad, mayor participación en la toma de decisiones políticas, mayor implicación de los ciudadanos con su comunidad, mayor preocupación por el medio ambiente, mayor presencia en la defensa de las libertades cívicas y personales y en general mayor interés por los aspectos sociales, políticos, intelectuales y estéticos de la vida (Díez Nicolás en Inglehart 1998:X). La traducción social de estos valores auto-expresivos se manifiesta en sociedades más abiertas, plurales y diversas, defensoras de los oprimidos, los marginados, los excluidos… Colectivos y grupos hasta entonces no representados en nuestras democracias, víctimas de las ideologías, religiones y estructuras políticas y económicas dominantes durante la modernización: mujeres, indígenas, 6 refugiados políticos, inmigrantes, minorías étnicas, homosexuales, movimientos medioambientales, etc. Son “sociedades en las que predomina la idea de que el individuo tiene derecho a decidir sobre todo aquello que le atañe, desde el derecho a elegir lo que consume y elegir a sus representantes, hasta el derecho a participar en las decisiones que afectan a su trabajo, a decidir o no sobre la continuidad de sus relaciones de pareja, a decidir sobre abortar o no, a decidir sobre su orientación sexual, a decidir incluso sobre su sexo biológico y más recientemente, a decidir cuándo y cómo morir”(Díez Nicolás, 2007:142). Estos valores se desarrollan no en oposición a los valores materiales, sino gracias precisamente a haberlos alcanzado, es decir, gracias a que la gran mayoría de los miembros de la sociedades avanzadas tienen garantizada (objetiva pero también subjetivamente gracias al Estado del Bienestar) su seguridad económica y personal. La figura gráfica que con mayor ajuste representaría el cambio desde los valores materialistas a post-materialistas, así entendido, sería una línea continua (un continuum o sucesión de puntos) en la que sólo después de haber alcanzado y consolidado un determinada posición podemos acceder a la siguiente. Lo cual nos conecta nuevamente con la pirámide de necesidades de Maslow. 3.- METODOLOGÍA La aproximación cuantitativa de este trabajo ha sido posible gracias a que el Grupo de Investigación Análisis de la Realidad Social (ARS) de la Universidad de Extremadura nos ha dado pleno acceso a los base de datos de su Encuesta ARSOmnibus 2011. Realizada a una muestra estratificada y polietápica de 1.100 familias extremeñas de los entornos rural y urbano, la denominación de encuesta ómnibus le viene dada del hecho de que recolecta datos relacionados con diversas temáticas relacionadas con las distintas líneas de investigación del grupo. Al incluirse entre éstas temáticas la cuestión ambiental, y dada la estructura de la encuesta, se ha visto la posibilidad de reciclar muchas de las variables para nuestra investigación. 7 Por otra parte, dadas las características de la encuesta, de tipo censal (esto es, se entrevista como casos individuales a todos los miembros del hogar), compleja de diseño, realización y explotación, nos es muy útil para los objetivos de nuestra investigación, pues nos permite distinguir tres generaciones, abuelos, progenitores e hijos. El análisis de los datos se ha realizado a través del programa especializado en diseño y análisis de encuestas DYANE. 8 4.- MAYORES EXTREMEÑOS Y MEDIOAMBIENTE En este apartado procederemos a la explotación de los datos de la Encuesta ArsÓmnibus, buscando desentrañar tanto las actitudes y hábitos pro-ambientales de los mayores, como los valores que inspiran a las generaciones de mayores 4.1.- Caracterización de los mayores de 65 años Extremadura es una región en acelerado proceso envejecimiento. Como podemos ver en el gráfico siguiente, según el Censo de Población y Vivienda de 2011, cuyo avance de datos acaba de ser publicado por el Instituto Nacional de Estadística, la edad media de la población de la región está por encima de la media de la población española, siendo la octava comunidad autónoma en ese ranking del envejecimiento, con una edad media de 42,3 años. Pero la situación es más grave que la que refleja el ranking, pues a ello hay que añadir que el envejecimiento de la región es mucho más acelerado que en el resto de las regiones. Como podemos ver en la tabla siguiente, Extremadura es la cuarta región española en cuanto a velocidad del envejecimiento. Mientras la edad media a nivel nacional se incrementó en 1,5 años entre el Censo de 2001 y el de 2011, en el caso de Extremadura este incremento fue de 2,3 años, cifra sólo superada por Asturias, Galicia y Canarias. 9 Evidentemente, no se trata de que la población extremeña envejezca más rápidamente que la de otras regiones. Lo que los datos reflejan es que no se ha producido una suficiente renovación del stock demográfico de la región. Por un lado la inmigración apenas ha beneficiado a Extremadura durante el ciclo expansivo de la economía, durante el que más de cinco millones de extranjeros han repoblado (y rejuvenecido) algunos territorios españoles; por otra parte el repunte de la natalidad ha sido insuficiente para moderar el proceso de envejecimiento de la población, y se ha frenado con la crisis; y finalmente en los últimos años hemos asistido a la reaparición del fenómeno de la emigración, que lógicamente afecta en mayor medida a los efectivos más jóvenes de la región, que al no encontrar aquí trabajo emigran a otras regiones, y aún a otros países. El resultado es una pirámide de población con una base cada vez más estrecha (podemos observar cómo el leve ensanchamiento iniciado en el lustro anterior se frena entre los menores de 5 años). 10 Esa población cada vez más envejecida tiene otra característica esencial: su creciente feminización. A pesar de la escala, la simple observación de la forma de la pirámide basta para darse cuenta del creciente peso de las mujeres entre los grupos de edad más elevada. Pero el siguiente gráfico, elaborado también a partir de los datos del Censo 2011, nos permite visualizar mejor ese proceso. En el gráfico podemos comprobar cómo el número de hombres es mayor al de mujeres prácticamente en todas las cohortes de edad, hasta los 60 años. A partir de esa esta hay un breve periodo en el que hombres y mujeres se encuentran en cifras similares, hasta los 65 años, para a partir de ahí empezar a descender la proporción de hombres en relación al de mujeres, con lo que se produce una tendencia clara a la feminización del envejecimiento en nuestra Comunidad Autónoma. Tendencia que se agudiza a partir de los 70 años en adelante. 11 ¿Cómo son esos mayores?. Si bien los datos desagregados del Censo de Población tardarán bastante tiempo en estar disponibles, los de la Encuesta Ómnibus del ARS-UEX nos permiten conocer de forma aproximada algunos aspectos, si bien hay que tomar los datos con suma precaución, por cuanto vamos a trabajar con sólo una submuestra que, lógicamente, multiplica el margen de error de la encuesta1. Uno de los aspectos que refleja la encuesta es el impacto de los procesos migratorios en la región: un 37,05% de 65 y más años han estado residiendo fuera de la región, alcanzado en el caso de los hombres al 42,42 %, entre las mujeres al 32,47 %. En cuanto al nivel de estudios completados, la siguiente tabla expresa cómo la casi totalidad de los mayores o no tiene estudios o como máximo alcanza el nivel de estudios primarios. Los estudios secundarios entre la población de 65 y más años son prácticamente simbólicos, y aún se reducen más los universitarios, alcanzando solamente el 3,90% de la submuestra. El cruce la variables con el sexo de la población encuestada nos pone de manifiesto las mayores dificultades que en 1 Aunque la encuesta recoge otras muchas variables socioeconómicas, tanto de status, como de otros aspectos, del conjunto familiar, aquí sólo se han manejado aquellas variables directamente relacionadas con el objeto de la investigación, o que pueden aportar carga explicativa. el siglo XX tuvieron las mujeres para acceder a la educación: el porcentaje de sin estudios o con primarios entre la población femenina es dos puntos superior al de la población masculina. Pero destaca especialmente el reducido porcentaje de mujeres universitarias, con una proporción de uno a tres respecto a los hombres. Nivel de estudios completado Total muestra Hombre Mujer 91,36 90,30 92,27 4,74 3,64 5,67 3,90 6,06 TOTAL 100,00 100,00 Fuente: Encuesta Ómnibus ARS-UEX y elaboración propia 2,06 100,00 Primarios o sin estudios Secundarios universitarios Una variable que tiene una fuerte relación con los niveles educativos es la que hace referencia a la práctica de la lectura, variable también recogida por la encuesta. Atendiendo al "número de libros leídos en el último año", entendido como un indicador de status sociocultural, vemos que la inmensa mayoría (65,74%) no han leído ningún libro. De aquellos que sí han leído, el 19,78% han leído entre 1 y 3 libros y el 9,47% entre 3 y 10 libros. En el análisis por sexos podemos observar como las mujeres leen más que los hombres; aunque el 60,31 % de las mujeres no ha leído ninguno frente al 72,12% de los hombres, en cambio el 26,29% ha leído entre uno y tres libros frente al 12,12 % de los hombres Nº de libros leídos Ninguno Entre 1 y 3 Entre 3 y 10 Entre 10 y 20 TOTAL Total 65,74 19,78 9,47 5,01 100 Hombre 72,12 12,12 10,3 5,45 100 Mujer 60,31 26,29 8,76 4,64 100 Según su situación socioprofesional, la mayoría son jubilados y pensionistas (61,84%) y le siguen aquellas que se dedican a las labores domésticas con un 12 20,89%. El resto de profesiones que desempeñan quienes aún no están jubilados son agricultores (5,01%) y pequeños empresarios (3,62%), siendo simbólicos los directivos y profesionales (0,56%) y los técnicos y cuadros medios (0,28%). Dentro del cuadro destaca el nulo porcentaje de mujeres directivas y obreras cualificadas y no cualificadas, el escasísimo número de mujeres agricultoras, técnicos medios y pequeñas empresarias y el mayor porcentaje de mujeres que se dedican a las labores domésticas. 13 Situación socioprofesional Directivos y profesionales Total 0,56 Hombre 1,21 Mujer 0,00 Técnicos y cuadros medios 0,28 0,00 0,52 Pequeños empresarios 3,62 6,67 1,03 Agricultores 5,01 10,30 0,52 Empleados de oficina y servicios 1,39 0,61 2,06 Obreros cualificados 0,56 1,21 0,00 Obreros no cualificados 0,28 0,61 0,00 Jubilados y pensionistas 61,84 64,24 59,79 2,79 6,06 0,00 20,89 4,24 35,05 2,79 100,00 4,85 100,00 1,03 100,00 Parados Labores domésticas No clasificables TOTAL La relación de los mayores con las nuevas tecnologías es muy escasa, siendo ésta una variable fuertemente correlacionada, lógicamente, con los bajos niveles formativos, culturales y socioprofesionales. Así, el 94,15 % no utiliza el ordenador, porcentaje que sin embargo en el caso de las mujeres es, aunque sólo levemente, inferior: un 93,81 % frente a un 94,55 % en el caso de los hombres. Pudiera parecer por tanto que las mujeres están algo más dispuestas a incorporarse a las TIC. Los mayores extremeños, según la encuesta, además de niveles de formación bajos son en la actualidad más bien conservadores. Cuando se les pregunta por su posición ideológica y se les hace ubicarse dentro de las categorías izquierdaderecha en una escala de 1 (extrema izquierda) á 10 (extrema derecha), tienden a ubicarse en las posiciones centrales del continuum ideológico, aunque con ligero sesgo hacia la derecha. La media de las posiciones de quienes se definen es de 7,07, esto es de centro-derecha. Ubicación ideológica Total Hombre 1 Extrema izquierda 2 3 4 5 6 7 8 9 10 Extrema derecha No sabe No contesta TOTAL Mujer 1,12 1,21 1,04 0,84 9,22 8,38 8,1 13,13 18,44 10,06 4,19 1,96 12,29 12,29 100 1,21 15,15 10,91 7,27 10,91 19,39 13,33 5,45 3,03 4,24 7,88 100 0,52 4,15 6,22 8,81 15,03 17,62 7,25 3,11 1,04 19,17 16,06 100 El análisis por sexo ofrece diferencias importantes. En primer lugar respecto al propio compromiso ideológico/político: las mujeres evitan en mucha mayor medida definirse ideológicamente. Así, las respuestas de No Sabe y No Contesta alcanzan a un 35% de las mujeres, porcentaje que más que triplica al de los hombres, que es de un 12%. Pero también hay diferencias entre quienes se definen: las posiciones medias en las que se ubican dentro de la escala, están ligeramente más a la derecha que los hombres: la posición media en la escala de las mujeres que se definen está en un 6,07 mientras que las de los hombres se queda ligeramente más hacia el centro, en 5,87. Presentan, por otra parte, niveles de asociacionismo muy bajos. Sea cualesquiera el sector, en todos el nivel de participación es además muy bajo. Como promedio, el 91,5% no participa en asociaciones, y de entre quienes están asociados, una parte importante no son miembros activos. 14 Pertenencia a asociaciones y organizaciones Miembro Miembro No activo no activo miembro Religiosas 21,27 13,33 65,40 Deportivas y de ocio 13,13 4,19 82,68 Artisticas, musicales y educativas 6,70 1,96 91,34 Sindicatos 0,00 1,40 98,60 Partidos 3,35 4,19 92,46 Organizaciones ecologistas 0,00 0,56 99,44 Organizaciones Profesionales 0,00 0,28 99,72 Organizaciones Humanitarias o de Caridad 8,10 5,31 86,59 Asociaciones de Consumidores 0,00 0,00 100,00 AMPAS 0,28 0,56 99,16 Promedio 5,28 3,18 91,54 Aunque en promedio los niveles de participación de hombres y mujeres son prácticamente idénticos, encontramos diferencias muy marcadas entre el tipo de asociaciones y organizaciones en las que se participa. Así, en el caso de las asociaciones y organizaciones religiosas la tasa de asociación entre las mujeres alcanza casi a la mitad, un 43,64%, mientras entre los hombres se reduce a un 24,67%. También destacan las mujeres sobre los hombres en el asociacionismo cultural, y en el relacionado con la caridad y la solidaridad. Por el contrario, en asociacionismo deportivo y de ocio en general, y sobre todo en la presencia en los partidos (aun siendo en todo casi casi insignificante) dominan claramente los hombres. Incluidas, curiosamente, las AMPAS, en las que en términos generales están mucho más presentes las mujeres: la causa es que mientras es posible encontrar, aunque sean muy escasos, hombres de 65 años con hijos pequeños, en el caso de las mujeres es una situación inexistente. Pertenecen a asociaciones y organizaciones Hombres Religiosas 24,67 Deportivas y de ocio 27,27 Artisticas, musicales y educativas 3,64 Sindicatos 2,42 Partidos 15,15 Organizaciones ecologistas 1,21 Organizaciones Profesionales 0,61 Organizaciones Humanitarias o de Caridad 4,84 Mujeres 43,64 8,81 12,95 0,52 1,04 0,00 0,00 20,73 15 Asociaciones de Consumidores AMPAS Promedio 0,00 1,84 8,17 0,00 0,00 8,77 4.2.- Las condiciones de vida de antes y las de ahora Una vez conocido en líneas general el perfil de los mayores de 65 años en nuestra región vamos a seguir profundizando en sus características, si bien en las siguientes variables nos ceñiremos estrictamente a quienes tienen el rol de abuelos. Dada la finalidad originaria de la encuesta sobre la que trabajamos, disponemos de datos sobre las condiciones de vida de los abuelos obtenidos de forma indirecta a través de sus hijos (progenitores en la encuesta, ya que se trata de una encuesta tri-generacional). En nuestro caso reciclaremos esos datos para contrastar ambas épocas y conocer el diferencial cualitativo entre una y otra. condiciones durante la infancia y adolescencia abundancia suficiencia escasez pobreza indigencia 0.00 5.00 10.00 15.00 20.00 25.00 30.00 35.00 40.00 45.00 50.00 16 17 La comparación de ambos gráficos no deja lugar a dudas: a lo largo de los años se ha producido un cambio económico significativo que ha permitido a los mayores vivir en mejores condiciones que durante su infancia y juventud. Si el 46,72% de los abuelos vivió en su infancia y juventud en condiciones de escasez ahora es sólo el 13,72% el que mantiene esa situación, por lo que podemos afirmar que efectivamente se ha producido un cambio económico importante que según la teoría de los valores postmaterialistas debería llevar aparejado un cambio en el sistema de valores pasando desde los valores materiales basados en la seguridad económica y personal, a los valores postmateriales donde predominan los valores de emancipación y autoexpresivos. 4.3.- ¿Qué valores expresan los abuelos? Una vez contrastada la mejora en sus condiciones de vida, vamos a tratar de conocer si en correspondencia con todo ello sus valores actuales se ajustan a las teorías postmaterialistas. Para ello utilizaremos dos tipos de variables. Por un lado se pregunta, respecto de una batería de posibles “cualidades” importantes para la educación de los niños, cuáles serían a su juicio las más importantes. Entendemos que es una forma de conocer las actitudes de los abuelos en relación al sistema de valores. El nivel de ajuste de estas cualidades a los valores postmaterialistas nos permitirá deducir si efectivamente, tras el cambio económico producido, su sistema de valores actual se acomoda al postmaterialista. Por otro lado vamos a medir su nivel de compromiso ambiental en relación a tres de los mandamientos más elementales del ambientalismo: las 3R, es decir, la reducción (medida a través del nivel de consumo de agua y electricidad), el reciclaje (a través de la separación de residuos) y la reutilización de materiales y objetos. No debemos olvidar que las cuestiones ambientales forman parte esencial de ese nuevo conjunto de valores que en las sociedades desarrolladas constituyen el sistema de valores postmaterialistas. El gráfico nos permite explicar la presencia de valores materialistas dentro del sistema de valores de aquellos abuelos y abuelas que siguen pensando en educar a los niños en cualidades como el “trabajo duro” (29%), la “obediencia” (27%), la “responsabilidad” (35%), “ahorrar dinero y cosas” (19%) o “creencias religiosas” (18%). Sin embargo, otra cualidad materialista como es la “determinación y perseverancia” sólo alcanza el 15%. No obstante también podemos observar otras cualidades que podríamos ubicar dentro del espectro postmaterialista, como la “imaginación” que obtiene la cifra más baja de todo el sistema alcanzando un 14 %; también la “independencia” está presente reflejando un valor bastante alto alcanzando un 22% Esta mezcla de valores materialistas y postmaterialistas en el conjunto de valores actuales que expresan los abuelos y abuelas, a nuestro juicio es producto 18 de las distintas velocidades con que se implanta el sistema de valores postmaterialistas al par que desaparecen los valores materialistas; procesos ambos que cursan con lentitud, lo que explicaría la coincidencia de cualidades opuestas y contradictorias. Con todo, están más presentes los valores materialistas; de acuerdo con la teoría de la socialización los aprendizajes que se realizaron durante la infancia y adolescencia condicionan los aprendizajes posteriores y en este sentido es de esperar mayor presencia en los mayores de aquellos valores que aprendieron en su infancia que aquellos otros aprendidos en etapas posteriores de sus vidas Una vez respondida la pregunta relativa al escaso cambio de valores ocurridos conjuntamente con el cambio económico y la mejora de las condiciones de vida de los abuelos, tenemos que contestar a nuestra pregunta de investigación: ¿mantienen los abuelos sus prácticas de ahorro a pesar de que han mejorado sus condiciones de vida? Aunque en general “la cultura del ahorro es uno de los ejes centrales de cultura económica del anciano” (Bódalo:2003) nos vamos a centrar en analizar sus hábitos proambientales atendiendo a tres aspectos: la reducción, el reciclaje y la reutilización. En cuanto a la reducción del consumo, esto es el ahorro de recursos que practican los abuelos, los gráficos expresan claramente esta actitud en relación al consumo de agua y de electricidad. Tanto en un caso como en otro lo hacen habitualmente el 67,67% y el 77,44% de los entrevistados. No parece estar igual de claro las actitudes relacionadas con el reciclaje de productos, es decir, la separación de los desechos domésticos. Aunque habitualmente y algunas veces lo hacen el 58,08% de los entrevistados también es cierto que el 29,62% nunca lo hace. Por último y en relación al reciclaje de materiales y objetos los datos vuelven a confirmar su sentido del ahorro ya que el 76,32% de los entrevistados confirma que lo hace habitualmente y algunas veces, frente al 16,92% que no lo hace nunca. A nuestro juicio la interpretación que puede darse a estos datos tiene que ver con las diferentes velocidades de sustitución de un sistema de valores y vigencias por otro, así como por el propio proceso de socialización. 19 20 Ya hemos comentado que el aprendizaje realizado durante la infancia y la adolescencia tiende a permanecer constante formando parte de la estructura de la personalidad el individuo, es por tanto más resistente a desaparecer y condiciona el aprendizaje posterior. Así como con una socialización durante la infancia y adolescencia basada en la escasez, los hábitos de ahorro se adquieren rápido y cristalizan con fuerza en el comportamiento, parece lógico pensar que se mantengan en el tiempo y resistan el empuje de otros valores. Por ejemplo, en el gráfico anterior veíamos cómo el 29,62% de los abuelos nunca separa los residuos domésticos a pesar de la información y de las posibilidades de realizar tal separación mediante el uso de contenedores públicos diferenciados. Quizás sea esa resistencia al aprendizaje de nuevos hábitos lo que explique que, de todos los comportamientos analizados, uno de los menos significativos sea el de la separación de residuos. Pues es una conducta nueva fruto de las políticas medioambientales de los últimos tiempos; un aprendizaje posterior que exige una concienciación y compromiso que no todos los abuelos están dispuestos a aceptar. En el caso que nos ocupa, dado el peso de lo rural en la sociedad extremeña, debemos atender a cómo el tipo de hábitat y la urbanización modelan dichas actitudes y hábitos. Para ello distinguiremos, en función de la distribución territorial de la muestra, en tres tipologías: rurales (menos de 5.000 habitantes), semirurales (entre 6 y 10.000 habitantes) y urbanos (más de 10.000 habitantes). Esta variable la podemos analizar para el conjunto de los mayores de 65 años, con independencia de que su rol sea el de abuelos o de progenitores. Uno de los datos que primeramente salta a la vista es cómo en las localidades semi-rurales se observan comportamientos proambientales más habituales que en localidades tanto más rurales, como más urbanas. Por otro lado en la categoría de “Nunca” siempre alcanzan los porcentajes más altos las localidades urbanas, un fenómeno que para poder explicarse necesita exploraciones más ajustadas y otros datos que nos permitan avanzar en su comprensión. 21 22 5.- CONCLUSIONES Con la prudencia que deben tomarse los resultados en una fase de la investigación tan inicial como la que presentamos, las primeras conclusiones que obtenemos son las siguientes: - La gran mayoría de los mayores extremeños han mejorado notablemente sus condiciones de vida respecto de la situación que vivieron durante su infancia y adolescencia. - Esta cambio económico no ha supuesto grandes cambios en el sistema de valores de los mayores. En líneas generales podemos afirmar que se produce una mixtura de valores, con mayor presencia de los valores materialistas sobre los postmaterialistas. La explicación podemos encontrarla en la persistencia y resistencia a desaparecer de los aprendizajes realizados durante la infancia y la adolescencia (teoría de la socialización). - Las prácticas de reducción del consumo y reutilización de productos, esto es, el ahorro de recursos siguen siendo mayoritariamente realizadas por los mayores mientras que las actitudes relacionadas con el reciclaje de productos, es decir, la separación de desechos domésticos es realizada en menor medida. - La dimensión rural urbano en el comportamiento ambiental de los mayores tiene una incidencia desigual en nuestros resultados, apareciendo los municipios semi-rurales como los mejor posicionados en estos aspectos 23 6.- REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Y WEBGRÁFICAS Baigorri, A., ed. (2012), Transiciones ambientales y participación, Amarú, Salamanca Díez Nicolás, J. (1998) ,”Prólogo a la edición española” en R. Inglehart (1998),op.cit. pp. IX-XV Diez Nicolás, J. (2011), “¿Regreso a los valores postmaterialistas?. El dilema entre seguridad y libertad en los países desarrollados”, Revista Española de Sociología, Num. 15, p. 9-46 Díez Nicolás, J et al. (2000), España 2.000 entre el localismo y la globalidad. La Encuesta Europea de Valores en su tercera aplicación 1981-1999. Fundación Santa María y Universidad de Deusto Díez Nicolás, J. et al. (2007), “El mundo que viene. Violencia en la Ciudad”. Fundación Santander Central Hispano, Madrid Díaz Nicolás, J. (s/f), El dilema de la supervivencia, Obra Social de Caja Madrid Inglehart R. (1977) the silent revolution. Princenton University Press Inglehart, R. (1991) El cambio cultural en las sociedades industriales avanzadas. CIS. Madrid Inglehart. R. (1998). Modernización y postmodernización. 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