¡Paremos la tendencia al fascismo!

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En las elecciones del 27 de Mayo,
¡Paremos la tendencia al fascismo!
La tendencia al fascismo se abre camino en la España de hoy y viene encabezada por la dirección actual
del Partido Popular. Están en peligro los derechos democráticos y las libertades que la mayoría trabajadora de
nuestro pueblo conquistó para sí en la agonía del franquismo. Hasta ahora, no hemos sido capaces de utilizar
estas conquistas para liberarnos del yugo que nos impone el gran capital, pero las fuerzas más agresivas de éste
temen que lo hagamos en un futuro. Por eso, hace ya algunos años que conspiran para arrebatárnoslas.
El derechismo del PP se ha extremado desde su segunda legislatura de gobierno. Los populares han
abandonado la reivindicación del “centro político”, han pasado de la defensiva a la ofensiva y han reanimado la
mentalidad franquista que parecía haberse esfumado después de 1978.
Atacan a la democracia con el pretexto del terrorismo
Como ariete de asalto, vienen utilizando el problema del terrorismo etarra, repudiado legítimamente por la
mayoría de la población, pero utilizado por la derecha como pretexto para abrir una perspectiva mucho más
terrorífica (supresión de libertades para los trabajadores, fascismo, guerra, ...). El gobierno del PP denunció la
guerra sucia de los GAL practicada por los ejecutivos del PSOE pero únicamente para legalizar paulatinamente el
recorte de derechos, la represión y el terrorismo de Estado: promulgación de la anti-democrática Ley de Partidos,
prohibición de Batasuna y consiguiente negación de derechos políticos para doscientos mil vascos; discriminación
en el régimen penitenciario contra los presos políticos que se ven obligados a cumplir íntegramente sus condenas
sin posibilidad de redención; y extensión de la lucha contra el terrorismo a la criminalización de todo el
nacionalismo vasco.
El problema vasco se resolverá con sencillez en cuanto ese pueblo pueda decidir libremente si quiere
separarse y podamos entonces construir una España unida sobre la base de la libre voluntad de las
nacionalidades históricas que la forman. El régimen fascista de Franco trató de castellanizar a la fuerza todo el
territorio español y sembró odio, discordia y desconfianza entre nuestros pueblos, que sólo podremos empezar a
superar reconociéndoles el derecho democrático a la autodeterminación. Pero el PP y los poderes fácticos
heredados del franquismo están dispuestos a todo para impedir que se erradique así la verdadera causa del
problema vasco. En su lugar, se afanan por responsabilizar a los que, aun erróneamente, luchan por solucionarlo,
azuzando contra ellos a masas fanatizadas por una propaganda que explota el resentimiento y difunde un
simplismo maniqueo de “buenos” contra “malos”.
Esta “lógica”, claro está, no iba a aplicarse únicamente al ámbito vasco, sino que, con ella, el gobierno
popular justificó su alianza con Estados Unidos para agredir Irak y acosar a Cuba, Venezuela, … y pretendió
imponer una reforma laboral anti-obrera a los sindicatos mayoritarios, a pesar de que las cúpulas de éstos siempre
se han mostrado muy moderadas y dispuestas a colaborar con el capital, para desgracia de los trabajadores.
También le llevó a negar la evidencia de la autoría de la matanza del 11-M, hasta que el pueblo se hartó y revocó
a estos derechistas desbocados.
Ya en la oposición, lejos de reconocer sus errores, echaron todas las culpas a la mayoría electoral que los
echó del gobierno, acusándola de ceder al chantaje terrorista. Se opusieron a la regularización de inmigrantes, a
que la asignatura de religión dejara de ser obligatoria, al matrimonio entre homosexuales, a la ley de identidad de
género, a la “alianza de civilizaciones”, a la condena institucional del terrorismo franquista, a la solución negociada
del conflicto vasco, a reconocer a Cataluña como una nacionalidad (tal como admite la Constitución vigente), etc.
El PP representa la involución política y moral, la justificación del clericalismo y del fascismo, la
subordinación al militarismo intervencionista estadounidense, la “solución” represiva de los problemas con
desprecio de sus causas y el nacionalismo español excluyente expresado mediante una xenofobia apenas
disimulada contra los trabajadores inmigrantes, una imposición de lo castellano y una ambición imperialista hacia
el mundo. Además, esta política reaccionaria viene acompañada de la más desaforada demagogia. En definitiva,
el PP (como Sarkozy en Francia) siembra las semillas del fascismo. ¡No permitamos que fructifiquen!
Las víctimas de su proyecto son, además de las anteriores, todos los progresistas, todos los demócratas,
todos los trabajadores enfrentados a la explotación capitalista, pero también los sectores de la pequeña burguesía
(propietarios de pequeños negocios, mandos intermedios, etc.) y de la clase obrera políticamente atrasados que
se dejen engañar por la manipulación fascista. La realización de esta tendencia fascista haría mucho más difícil y
doloroso luchar contra el capitalismo o incluso contra sus meras consecuencias.
En materia económica y social, el PP propugna con ostentación una filosofía neoliberal: la libertad de
mercado que aumenta la desigualdad existente, la “cultura del ladrillo”, de las ostentosas obras públicas para
comprar votos, de la especulación, de la ganancia y la competitividad a toda costa, de la privatización, de la
deslocalización, de la explotación y la inestabilidad laboral, etc. En resumidas cuentas, la ley de la jungla que
fortalece a los capitalistas y aplasta a los obreros.
¡Resistencia democrática!
También el PSOE ejecuta la política neoliberal y expansionista (más escorada hacia la UE que hacia los
EE.UU.) que le demanda el capital imperialista español, pero sabe que su base electoral es trabajadora y
democrática. Por eso, lo hace de una manera más hipócrita y más sensible a la resistencia que le oponen las
masas afectadas. Los partidos pequeñoburgueses como Izquierda Unida, ERC, BNG, la izquierda abertzale y
otros –aunque se nutren todavía más del movimiento obrero y popular- consienten esta política, desmovilizando a
sus víctimas en aras de proyectos nacionalistas y de mezquinas reformas que, lejos de resolver los problemas,
enmascaran sus causas reales.
En este sentido, la izquierda parlamentaria actual le abona el terreno al fascismo: 1) porque no se enfrenta
a él resueltamente, por miedo a que la movilización de la mayoría trabajadora desborde sus moderadas
pretensiones; 2) porque la política que practica lesiona a estas masas obreras y oprimidas que son la única fuerza
que puede detenerlo.
Los comunistas nos dirigimos a los trabajadores que apoyan a estas formaciones políticas, cuyos
intereses son consecuentemente democráticos y contrarios a los del gran capital imperialista, para que tomen
conciencia de esta contradicción, para que se liberen de la dependencia de sus dirigentes oportunistas y para que
luchen por la realización de sus necesidades verdaderas. Esto exige que se organicen en partido político
independiente para desarrollar la lucha de clases hasta el derrocamiento del capitalismo y su sustitución por el
socialismo. Como enseña la historia –en España, desde 1936-, las elecciones parlamentarias no garantizan que la
mayoría del pueblo pueda realizar su voluntad (y menos ahora cuando cientos de miles de inmigrantes están
privados de derecho de voto), sino que únicamente sirven como medio de lucha de los obreros que debe
subordinarse a otros medios de lucha, como son las manifestaciones de calle, las huelgas, las sublevaciones
populares, etc., que son lo realmente decisivo.
Desgraciadamente, el movimiento obrero independiente ha sufrido una grave derrota con la restauración
del capitalismo en la Unión Soviética y en otros Estados socialistas, así como con la degeneración revisionista de
muchos partidos comunistas que, como el PCE, renegaron del marxismo-leninismo. Esto ha desmoralizado y
desorientado a la mayoría de los trabajadores que deben volver a aprender por su propia experiencia a distinguir a
sus amigos de sus enemigos. Pero la clase obrera y los pueblos oprimidos empiezan a recuperarse (Venezuela,
Nepal, Irak, diversas luchas de resistencia en los países más desarrollados, etc.). Mientras, necesitamos ganar
tiempo.
Al no tener todavía capacidad de elegir a representantes fieles a nuestros intereses y ante la ofensiva
reaccionaria de los sectores imperialistas más agresivos, los proletarios debemos asumir una táctica defensiva
que nos proporcione las mejores condiciones y el aprendizaje necesario para el futuro auge de nuestras luchas.
Por todas estas razones, los comunistas de Unión Proletaria llamamos a los trabajadores a revalidar el
castigo infligido al PP el 14-M, votando en estas elecciones municipales y autonómicas por las candidaturas
de izquierda, y preferentemente por aquéllas que fuercen al PSOE a enfrentarse al neofascismo y a su base
económica neoliberal, según las condiciones concretas de cada lugar.
¡Paremos a la derecha reaccionaria!
¡Desarrollemos la resistencia de la clase obrera en todos los frentes!
¡Por la República Democrática y el Socialismo!
¡Viva la lucha por la reconstitución bolchevique del Partido Comunista!
Mayo 2007
www.unionproletaria.net
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28080 Madrid
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