DON CÁNDIDO El cura del pueblo se llama Don Cándido. El nombre no le hace justicia. La "doctrina" la da en el atrio de la iglesia si el tiempo es bueno. “Hemos dado cuando Jesús era niño, lo del templo, los milagros (que es de importante que no veas), el del pan y los peces...” Buena falta nos hacía para olvidarnos de la ración; lo del vino no tanto, pero no estaría mal, aún cuando fuese como lo que mana la fuente del Truegano: es tan humilde que no moja la ladera ni llega a la vía. Lo de Lázaro ya es otra cosa, enterrado y todo lo saca, y ¡hala!, resucitado. ... para morirse de miedo. Pon que resucitara a Ojos tiernos, es un decir. El cura es alto, o me lo parece, con una sotana negra que le llega a la cabeza, y allá arriba una cara con una boca apretada, las marcas de la comisura de los labios son como dos rayas profundas, la nariz te apunta constantemente como una escopeta de cañones negros, y sostiene las gafas; tras los cristales unos ojos inquietantes, acusadores, como lo oyes, no le aguantas la mirada. El sombrero se llama bonete, tiene unos picos para arriba. Luego está la cacha, que no bastón, es de cuerno de vaca muy torneada, más bien negra en el color, y pesa un montón, pero él la lleva como una espada, la blande arriba y abajo y a veces se la pone a la espalda con los brazos para atrás. Cuando la lleva así es más tranquilo de ver. Pasea por el ático y las sombras le siguen unas veces por el suelo y otras pegadas a las paredes. Yo creo que las sombras también le tienen miedo, pero le siguen. ¿Qué hacer si no?. “Me escucháis” nos dice desde allá arriba. "El Padre es Dios". "No, padre" repetimos mientras miramos a la ladera llena de cerezos en flor. "El hijo es Dios". "No, padre"."El Espíritu Santo es Dios". "No, padre" "Son tres Dioses". "No. Un solo Dios verdadero creador del cielo y de la tierra". "Juanín, ¿cuántos dioses hay?". "Tres, señor cura". "No, no, no" y extiende la cacha apuntando al papacillo y la blande y golpea al aire. Todos agachamos la cabeza asustados mientras sigue a la sombra o la sombra se burla de él, arrastrándose burlona en su ir y venir. "Esto es el misterio de la Santísima Trinidad", es, dice despacio, "el misterio". "Solo hace falta creer, me entendéis, creer, porque comprenderlo es imposible". "Podéis marcharos". "Si son tres, cómo puede ser uno?.di di" ‘? Agacha la cabeza y frota las manos como P. loco. Luego da una carrerilla. "Echo que sientes algo" "Oye pues como que sí, .prueba tú". "Ya está. Y que?" "Sabes que si. Es algo raro" "Oye, Hipólito, porqué lo hará?" Es como decirte un misterio. Como está loco. ... Al cura le pasa algo. Anda con una vara de avellano entre las manos. La dobla como en un arco y con la cacha colgada del brazo pasea despacio por los caminos, por las lomas y allá arriba en la fuente del Truegano, a veces parece que habla solo. Un día nos dijo estar aprendiendo a zahorí o algo así . Es una ciencia no permitida, pero él creía que ciertas personas muy sensibles podrían tener ese don. La verdad que lo entendimos menos que lo de los misterios. Cuando él lo dice: "amén". La fuente del prao da agua rica todo el año pero tiene que llevarla a calderos y esta allá abajo, y son calderos. Que si fregar, que si cocinar, que si beber, que si lavarse. ...La ropa se lava en el río y por el invierno en las pozas del puente los ojos por ser agua caliente. Una fuente en el centro de la plaza. Eso es progreso y se puede hacer. Eso creyeron; ¡que cosa! ¡Dios! . "Ojos tiernos" se murió de muerto. Así como lo oyes. En el Calero. Se tumbó a dormir y no despertó. Es cosa de ver y de sentir, bueno de sentir no. Ni una lágrima, ni un responso. ... Pa qué. Él era pobre de todo: de familia, de amigos.... Así fue, como lo oyes. En el carcabal se hace un pozo. Lo hacen los hombres. Como casi todos son mineros. ... Costeado con madera de roble. Bien trabajado, como tiene que ser. Querían cortar el agua de la fuente del Prado. Es un decir, pues muy acertados no estaban. Luego, la peña, que apareció muy pronto. Se pensó dinamitar. Al fin lo dejaron allí tal cual, oye. Don Cándido apoya lo del Truegano. Y qué interés, Dios. La vara no engaña. Una buena corriente. Lo bastante, en el concejo dijeron que si lo dijo el tío Indalecio que es el alcalde y "san seacabó". Se abrieron zanjas, se pusieron tubos, así un tiempo que todos a una. Como debe ser. Primero se cruzan las lendes y luego se pasó el río, que es un desafió. Por las calles, barrio arriba, hasta la plaza. Y allí la fuente con su grifo y todo. El pueblo como en fiestas. "Que soltaron el agua!". ... "Parece que no llega". En el rosario Don Cándido dice que llegará, no puede ser menos. Y rezamos para que llegara. Pero no llegó, como te lo cuento. Ni ese día, ni el otro, ni ninguno. ... ¡Qué fracaso!. El Cura olvidó la vara. Nunca más, oye. La cacha y el breviario sí los pasea por las calles, como ido. La mano la da a besar pero no mira a los ojos como antes. Un tiempo tardó en ser "él". Las gentes lo mismo, un dolor. Algunos se ríen cuando ven la fuente seca, y el grifo lo mismo da que esté abierto que cerrado. El río llevó los tubos en la riada. Los otros siguen enterrados ,así fue, como lo cuento. H.L. se agacha, frota las manos y da una carrerilla. Luego se ríe, pero por lo bajo. "Ojos-tiernos" se murió de muerto en el Calero. La caja de poco preste: cuatro tablas de chopo. ... Lágrimas no. ¿Quién le lloraría? ... El pueblo cumplió con su compromiso. El cura también. Se le enterró por lo sagrado. La fuente del Truegano deja una mancha verde en la ladera. La mancha más bien pequeña En la plaza la fuente luce bonito. da aires de ciudad. La gente se ríe por todo. ... Por lo de la fuente también