Mentiras verdaderas en el periodismo

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Narrativas. Revista patagónica de periodismo y comunicación, nro. 2, octubre / diciembre de 2004
Mentiras verdaderas en el periodismo
Albures en las noticias
Ficción es lo que no es. Una invención, algo que no ocurrió. Es decir, la antítesis del periodismo, que
tiene como materia prima los acontecimientos reales.
Sin embargo, la mentira muchas veces se presenta en los textos periodísticos disfrazada de suceso
real, a sabiendas -o no- del periodista. El cuidado del principio de veracidad es esencial para un
trabajo de calidad, que ayude a la credibilidad de los medios de comunicación. Por ello es necesario
verificar tanto el acontecimiento, como las fuentes, para brindar una información certera que ayude
al lector en la toma de decisiones en su vida cotidiana.
Le pregunté a la verdad
y la verdad me mintió,
y si la verdad me miente
en qué puedo fiarme yo.
Atahualpa Yupanqui, Coplas de Baguala
Adrián Eduardo Duplatt
aduplatt@speedy.com.ar
A modo de prolepsis puede decirse que los ejemplos y valoraciones que se realizan a
continuación están referidas a la ficción que se utiliza con el propósito de engañar, no a la
ficción como modo alternativo de acercarse a la verdad. De por sí el lenguaje es
convencional y arbitrario, por lo que para algunos la relación entre significante y
significado podría dar lugar a realidades distintas, pero sin caer en la mentira. Se trata de
una aporía propia de la comunicación. Lo que aquí se analiza -para el caso del periodismoestá referido a las situaciones en el que el periodista -o cualquier integrante del campo
periodístico- oculta datos, situaciones, parcializa sucesos o los inventa para embaucar al
lector. Son muy disímiles los casos en que el periodista anticipa que un actor de una crónica
suya es un personaje arquetípico construido con las cuitas de varios actores reales, y el de
otro periodista que quiere hacer pasar dicho personaje por real.
Tentaciones
La ficción tradicional no tiene mucha aceptación entre los lectores modernos. Los
escritores se han volcado a géneros como la biografía o la novela histórica, dejando un tanto
marginadas las historias no verídicas. De igual modo, la televisión vivió hasta, hace poco, un
floreciemiento de televerdad, donde los protagonistas no son actores, sino gente común que se
desenvuelve con total desparpajo en los talks shows, cámaras en vivo y programas como Big
Brother, Real World o Survivor.
En la actualidad los límites entre verdad y ficción son lábiles. Los políticos hacen sus
campañas desde programas de variedades, los noticieros y diarios presentan las tiras de la
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televisión como si fueran noticias (1) -siempre que pertenezcan al mismo multimedio, claro
está-. Y para completar el panorama, apareció la realidad virtual.
Estas tendencias que desacralizan la "veracidad" de la información, como valor ínsito del
trabajo periodístico, tienta a muchos hombres de prensa que, ante la necesidad de datos o noticias
en días estériles, se dedican a inventar, desinformar y darle cabida a pseudoeventos.
Y, como dijo Oscar Wilde, la mejor manera de vencer las tentaciones es caer en ellas.
¿Verdad o consecuencia?
La necesidad de esgrimir hechos favorables que tienen los actores sociales provoca un
fenómeno que Lorenzo Gomis -citando a Boorstin- llama pseudoeventos(2). Estos vendrían a ser
los acontecimientos que son provocados intencionalmente para llegar a la prensa.
Gomis especula sobre si es necesario esperar a que un evento favorable se produzca, o si
es más natural ir al encuentro de él. Por ello nacen los acontecimientos preparados
artificialmente para ser noticia, lo que no quita que sigan siendo noticia. Serán artificiales y con
dobles intenciones, pero no dejan de ser situaciones reales, con protagonistas reales y con las
características necesarias para ser publicados. Si bien son creados ex profeso, igualmente inciden
en el mundo real.
El pseudoevento -explica Gomis- "es una profecía que se cumple al pronunciarse. Y la
condición de su cumplimiento es la existencia de los medios de comunicación y la introducción
en ellos"(3).
Para Boorstin -citado por Gomis- no se tratan de hechos espontáneos, sino que están
cuidadosamente preparados o provocados. Obviamente será más un pseudoevento una entrevista
que un descarrilamiento de trenes o un terremoto(4). Lo que se busca es que el acontecimiento se
registre por los medios para que se distribuya en la sociedad. El grado de su difusión marcará su
éxito o su fracaso, es decir, su eficacia.
En este sentido, Patrick Champagne habla de manifestaciones de primer y segundo grado.
En las primeras, v.gr. un movimiento social realiza manifestaciones tradicionales, "construidas
sobre todo para crear una relación de fuerzas y permitir que el grupo se exprese"(5). En las de
segundo grado, a veces se recurre a consultoras en comunicación, se realizan puestas en escena
elaboradas, que "tienen por objetivo producir una imagen para los medios que dé valor al grupo
y a sus reivindicaciones. Se trata de producir en la prensa del día siguiente una 'manifestación de
papel' que haga que se vea claramente al grupo"(6).
Muchas veces la información suele brindarse redactada, para poder difundirse con más
claridad y celeridad. Su relación con los hechos reales son ambiguas y si la gente se pregunta qué
se quiso decir y se debate sobre ello, mucho mejor. El enigma y la sospecha generan más
comentarios, con lo que se logra mayor penetración y durabilidad en la agenda de los medios y
de la gente.
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También Furio Colombo se refiere a las informaciones inciertas que se publican en la
prensa. Discurriendo sobre el origen de las noticias señala dos caminos non sanctos que
conducen a las páginas de los diarios: la invención y la desinformación(7).
La invención finalmente se descubre (a no ser que se convierta en una "leyenda
metropolitana"). Pero eso no importa a la empresa periodística, porque cuando se descubre la
falsedad pasa a ser noticia el mentís.
Para Colombo es más complicado el caso de la desinformación organizada. Las "fuentes
producen noticias complejas y creíbles, partiendo habitualmente de hechos ocurridos o
verosímiles para alcanzar después unos desarrollos puramente inventados"(8).
Primero dan a conocer la noticia que tienen a través de sus medios -generalmente un
periódico-. Como la fuente es creíble -otro medio-, los demás diarios la levantan y difunden.
Cuanto más sensacional, mejor. Una noticia impactante grita por ser publicada, y si encima tiene
una paternidad cierta, ¿qué más se puede pedir? Corresponde al primer medio haber tomado
todas las precauciones periodísticas del caso. Si no lo hizo, él es el culpable, no los demás
medios que confiaron en la fuente primigenia.
Explica Colombo que al periodista que se encuentra con una información inventada no le
conviene cuestionarla. La tiene sobre la mesa, está bien redactada, tiene una paternidad
respetable -otro medio- y no hay motivos para dudar. Sólo hay que retransmitirla.
El peligro más grave se produce cuando la desinformación se hace más compleja y
cuidadosa, puesto que se construye un "agujero en la red" y pasa al periodismo legítimo.
Verificar la información no corresponde al periodista porque la levanta de otro medio o bien es
muy difícil hacerlo en el breve lapso antes de la salida en circulación del medio(9).
Con Internet el dilema se agudiza. Dice Colombo: "En el colmo de su complejidad
organizativa, cultural y tecnológica, el periodismo parece volver a su origen: la opinión, el
rumor, el viajero que cuenta, el paseante testigo, la opinión que se convierte en hecho". Basta
recordar que el caso Lewinsky fue dado a conocer primero en la Web y después en la prensa
tradicional, pese a que esta ya manejaba la información del caso, pero no la daba a conocer hasta
tenerla verificada. En Internet se publicó en un medio de chismes, sin ningún escrúpulo
periodístico mediante(10)
Ante este umbrío escenario de informaciones inventadas y mal verificadas, Colombo no
es pesimista. Afirma que el oficio no es imposible. Que a la relevancia tan discutida de la
"objetividad" se impone reemplazarla por el deber -cada vez más necesario- de la doble
verificación: la del hecho, cuando es posible y la de la fuente. Es decir, ¿quién habla? ¿por qué?
¿por qué ahora? En definitiva: otra manera de hacer el buen periodismo(11). Se debe constatar el
acontecimiento con diversas fuentes, pero, además, investigar quién es la fuente, cuáles son sus
intereses y si es conveniente o no darles difusión.
El no-acontecimiento
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El periodismo se basa en acontecimientos que poseen determinadas características de
actualidad -los criterios de noticiabilidad-. No obstante, en los medios pueden observarse
noticias que hablan de la cotidianeidad, de la rutina. Casi todo puede ser noticia. Este fenómeno
rompe con las reglas clásicas del funcionamiento periodístico(12). Para Mar de Fontcuberta,
además de esa tendencia de los medios a retratar acontecimientos que antes vedaba, existe un
nuevo factor: el de dar cabida a los no-acontecimientos. Llama no-acontecimiento periodístico "a
la construcción, producción y difusión de noticias a partir de hechos no sucedidos o que suponen
explícitamente una no-información en el sentido periodístico"(13).
Mar de Fontcuberta cree que esta nueva operatoria está minando las bases en las que se
ha edificado tradicionalmente el discurso periodístico: la realidad, la veracidad y la actualidad. El
no-acontecimiento rompe con la idea de actualidad. Si un hecho no ha ocurrido, ni está previsto
que ocurra, no hay actualidad. El periodismo en lugar de informar de hechos sucedidos o
previstos, informa de hechos no previstos ni acontecidos(14).
Se hace necesario distinguir entre no-acontecimiento y noticias sobre hechos que no han
ocurrido pero se prevé que ocurran. Así, las próximas elecciones para presidente pueden ser
noticias, o la próxima fecha del campeonato de fútbol. También son acontecimientos
periodísticos las informaciones negativas. Informar que no llueve hace tres meses implica un
hecho positivo, cual es, que existe una sequía de tres meses, explica De Fontcuberta.
Mar de Fontcuberta elaboró una tipología de no-acontecimientos y los clasificó en(16):
1) Noticias inventadas
2) Noticias erróneas
3) Noticias basadas en una especulación
1) Las noticias inventadas están elaboradas a partir de elementos, declaraciones,
hipótesis... que no existen en la realidad y que no se rectifican a posteriori. Aquí se está en
presencia de una categoría ética: la veracidad. "La noticia inventada es una mentira", dice
Fontcuberta. Aparecen en épocas de escasez informativa y pueden tomar la forma del monstruo
del lago Ness, del Pitufo Enrique (de Catamarca) o del avistaje de platos voladores.
Generalmente en la propia redacción de la noticia inventada se encuentran indicios de su
inexistencia. La falta de citas de fuentes identificables, falta de constatación de datos, cantidad de
hechos que no se produjeron y no se sabe si iban a producirse (v.gr. "los delincuentes habrían ido
con la intención de matar al gerente del banco...", conllevan a dudar de la información y de la
intención del informante.
"La noticia inventada no implica que sea el medio el que inventa, pero puede hacerse
transmisor de versiones filtradas y, por lo tanto, interesadas, de un determinado hecho"(16).
2) La noticia errónea está construida con datos que se creían verdaderos y después resulta
que son falsos, circunstancia que se da a conocer. Puede tratarse de un error por falta de datos, de
una incorrecta interpretación del periodista o de la deliberada intención de la fuente.
Es decir: se debe a dos causas principales: información insuficiente e información
incorrecta.
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Aquí Fontcuberta realiza una aclaración y explica que información incorrecta está tomada
como sinónimo de desinformación. "El periodista francés Jean Ferré, en Le Fígaro Magazine del
20/11/982, define la desinformación como `Técnica que consiste en proporcionar a terceros
informaciones generales erróneas llevándolos a cometer actos colectivos o a difundir opiniones
erróneas que correspondan a las intenciones del desinformador'"(17).
En la desinformación siempre hay una intencionalidad en la fuente.
Un ejemplo de desinformación sería la muerte del joven que mantuvo como rehenes a
varios pasajeros de un colectivo de Rio de Janeiro. Como se recordará, el secuestrador bajó con
una rehén que murió cuando se apresó al joven. La versión oficial e inmediata fue que el
secuestrador mató a la mujer y después murió por las heridas de bala, camino al hospital.
Después se comprobó que la mujer murió por armas de la policía y que estos estrangularon en la
ambulancia al secuestrador indefenso(18).
3) La noticia basada en una especulación se construye con hipótesis no comprobadas o
rumores no confirmados. Son informaciones basadas en mera especulación y es el noacontecimiento que más se repite en los medios modernos.
Estas informaciones introducen como noticia temas nuevos, sin ningún tipo de
antecedentes ni hechos objetivos en los cuales basarse. No se identifican fuentes, no se sabe nada
en concreto -aunque algo se sospecha- y muchas veces se da como un hecho consumado, con
titulares en afirmativo.
Mar de Fontcuberta explica, además, que una de las características más comunes en las
noticias basadas en no-acontecimientos "es que suelen nutrirse de informaciones filtradas. La
información filtrada es la que llega a un medio a cambio de que éste mantenga el secreto de
quien la suministra"(19).
Las filtraciones proporcionan buenas pistas para iniciar una investigación, pero
incrementa el riesgo de ser manipulado por la fuente. La filtración sin comprobar puede aparejar
la desinformación. De Fontcuberta dice que esto mina las señas de identidad de su propia
existencia; a lo que se puede agregar que rompe con el "Contrato Mediático" del que habla
Lucrecia Escudero, al enervar los vínculos de confianza que se establecen entre el lector y el
medio(20).
A vuelo de pájaro
Marvin Kalb, veterano periodista de la CBS y la NBC y director del Centro Shorenstein
sobre asuntos de prensa, en la Universidad de Harvard, escribió en Los Angeles Times que "La
competencia, que siempre existió en el negocio de las noticias, se ha convertido ahora en una
presión inexorable y brutal, que fuerza a reporteros y productores que normalmente serían
cuidadosos, a ceder ante las tentaciones de desenfreno e imprudencia, apresurándose a imprimir
o a transmitir historias que no están completamente investigadas, para las cuales no se han
consultado suficientes fuentes, ni se han verificado. Ellos, incluso, en ocasiones han
manufacturado pura ficción y le han llamado noticias"(21).
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La tentación de inventar aunque sólo sea un dato faltante para cerrar un artículo, es
ingente en el periodismo veloz de todos los días. Pero también en trabajos más extensos -en
líneas y tiempo de elaboración- como podrían ser las investigaciones, reportajes y otros al estilo
del bautizado por Tom Wolfe como Nuevo Periodismo(22).
"La única diferencia entre un buen cuento y una buena crónica, es la realidad", afirma
García Márquez, y no se han alzado voces para contradecirlo. Sin embargo hay que concederle al
lector el derecho a dudar ante una crónica plagada de detalles que parecen imposibles de obtener,
a menos que se inventaran.
Tom Wolfe explica que cuando comenzó el Nuevo Periodismo, la vieja guardia
reaccionó con vehemencia. "Se sentían confundidos, ofuscados... Esto no puede estar bien... Esa
gente -por los nuevos periodistas- hacen trampa, adornaban las cosas, inventaban los diálogos...
tal vez habían inventado escenas enteras, los mentirosos sin escrúpulos..."(23).
El secreto radicaba en el gran proceso de investigación que requerían todas las notas,
incluso la más breve. Ahora, ¿qué ocurre si en un arduo trabajo de varios años, de prolija
constatación de datos y fuentes, y de una más que correcta redacción, se mezcla un dato erróneo
o falso?(24).
Esto último ocurrió con el historiador Edmund Morris al escribir la biografía de un ex
presidente de Estados Unidos: Dutch. A memoir of Ronald Reagan.
Morris ya había ganado el premio Pullitzer con otra biografía de un ex presidente
norteamericano (Roosvelt) y fue elegido para este nuevo trabajo. Reagan abrió sus archivos, su
correspondencia, una vez por semana se sometía a los interrogatorios de su biógrafo en la Casa
Blanca, dejó que lo acompañara en sus viajes, que presenciara sesiones en el Salón Oval, su
mujer, sus colaboradores y amigos, también se prestaron a largas y continuas entrevistas. Morris
lo tenía todo para realizar otra excelente biografía. Sin embargo, cuando publicó su trabajo, se
inició una gran polémica que -como dice Vargas Llosa- cualquier crítico literario zanjaría en un
minuto.(25).
¿Qué había ocurrido? Muy simple, como Morris no encontraba cómo hilar la miríada de
información que poseía, recurrió a varios personajes ficticios que resolvieron sus cuitas.
Esos personajes daban cuenta de los hechos y pensamientos de Reagan en forma
absolutamente fidedigna. Nada de lo que decían o mencionaban era falso. Todo había sido
cuidadosamente comprobado por Morris. Lo que se decía, había existido, no así quién lo decía.
A su juicio, la introducción de narradores ficticios no altera la verdad histórica, sólo la colorea y
humaniza.
Vargas Llosa se encarga de destrozar estas ideas de Morris. Afirma que "Morris sabe
mucho de historia, pero, me temo, no sabe gran cosa de literatura, dos disciplinas o quehaceres
que, aunque a veces se parezcan mucho, son esencialmente diferentes, como la mentira y la
verdad. La historia cuenta (o debería siempre contar) verdades, y la ficción es siempre una
mentira"(26), y aclara que no siempre se tiene esta visión por la carga negativa que tiene la
palabra mentira. No obstante, la ficción es irreal, no es cierta, es mentira.
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Y continúa Vargas Llosa: "Inventar un narrador -una mentira- para contar verdades
biográficas, como ha hecho Edmund Morris en su biografía, es contaminar todos esos datos tan
laboriosamente recolectados, en sus catorce años de esfuerzos, de irrealidad y fantasía, y hacer
gravitar sobre ellos la sospecha (infamante, tratándose de un libro de historia) de la
adulteración... Mentir para decir verdades es un monopolio exclusivo de la literatura, una técnica
vedada a los historiadores"(27).
Y lo mismo podría decirse para los periodistas.
(Con similares conceptos José Luis Sáez plantea el dilema entre verdades y ficciones:
"Según el diccionario, realidad es la existencia verdadera y efectiva de una cosa. Ficción, en
cambio, es la invención poética, es dar a entender lo que no es cierto. Pero esta dualidad, que era
muy clara e indiscutible antes, hoy ya no tiene límites tan definidos para nosotros, ante el auge
que ha tomado una tercera opción: el mundo virtual, a mitad de camino entre lo real y lo
ficticio"(28)).
En el límite
Otro caso similar fue el del periodista Joe Klein de la revista Newsweek. Klein nunca
mintió desde su trabajo periodístico, pero sí lo hizo para encubrir su trabajo en la novela
"Colores primarios", una ficción sobre la primera campaña presidencial de Bill Clinton. No quiso
mezclar su trabajo de novelista con el de periodista, por lo cual firmó su novela en forma
anónima.
La novela fue un éxito inmediato, entre otras virtudes, por la cantidad de datos y detalles
específicos de la campaña presidencial.
Klein negó ser el autor de la ficción, a pesar de que los analistas reconocían su estilo
periodístico en la novela. Incluso lo negó ante las cámaras de televisión, con la ayuda de su
editor periodístico.
Finalmente, ante las evidencias que se fueron acumulando en su contra, reconoció que él
había sido el autor de "Colores primarios". El hecho de tener a un periodista mintiendo en
público generó grandes polémicas en Estados Unidos. Joe Klein perdió su credibilidad y su
trabajo de periodista. Pero se hizo millonario.
Sin embargo, la idea que quedó flotando en el aire es que "La profesión de periodista
tiene su centro de valor en la verdad, por lo tanto, uno no puede mentir. Esa es la línea que no se
puede cruzar"(29).
En otro orden de ideas -pero siempre bajo el paraguas de las verdades/mentiras y la
credibilidad-, en la prensa moderna, ahíta de multimedios, se produce otro fenómeno intrigante:
la separación lábil de lo comercial y lo periodístico en los medios de comunicación. Distinguir la
credibilidad de un medio de los intereses de su propietario.
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Por ejemplo: ¿qué ocurre con los periodistas que tienen que cubrir los sucesos de un
centro comercial o cultural que pertenece al dueño del diario?
El periodista paraguayo Benjamín Fernández también se plantea el caso de los dueños o
gerentes de medios que no saben nada de periodismo y sí de empresas. A lo que agrega: "Las
llamadas publinotas no diferencian entre la publicidad de un producto o de una empresa y la
información propiamente dicha. Estas secciones son por demás populares y muchos gerentes
comerciales insisten en el modelo como una forma de conseguir o mantener la publicidad en el
medio sin mirar las consecuencias que ello genera en la credibilidad del lector, oyente o
televidente, que no puede ver las fronteras entre lo comercial o publicitario y lo estrictamente
informativo"(30).
Algunos periodistas, como Fernández, Scharlau Vieira y Otis Chandler -ex director de
Los Angeles Times-, coinciden que estos fenómenos son fruto del empleo de fórmulas
reduccionistas y basadas en estrategias empresariales guiadas por el lucro como el único
objetivo.
Como corolario de todo lo expresado vale reproducir una reflexión del periodista
Benjamín Fernández, que aunque tenga una impronta de pureza, habla de un ideal al cual
convendría apuntar: "El verdadero patrón del medio es el público y éste espera de nosotros
información desprovista de intereses que no sean otros que aquellos que faciliten la toma de
decisiones de manera clara. Toda distorsión del concepto hiere al medio en su valor más
fundamental y excluyente que es su credibilidad y desalienta a la sociedad a la que sirve"(31).
Notas al pie:
1
En el diario Clarín del 27/08/00, en la sección Espectáculos se presenta la siguiente información: "Guido Guevara,
otra vez campeón. Volvió al boxeo para enfrentar a su hermano... Y ganó por un punto, en una pelea de ficción que
logró calentar la pantalla. El rival ya pide la revancha". El titular y la bajada de la información corresponde -en su
formato- a la pelea, no a la tira televisiva. El artículo bien podría haber aparecido en la sección Deportes del mismo
medio.
2
Lorenzo Gomis: Teoría del periodismo. Cómo se forma el presente. Ed. Paidós, Barcelona, 1991, pág. 66.
3
Ibídem, pág. 67.
4
También entrarían aquí, por ejemplo, los actos terroristas y las conferencias de prensa de un presidente. ibídem.
5
Erik Neveu (2002): Sociología de los movimientos sociales. Barcelona, Hacer, pág. 144.
6
Erik Neveu, ibídem, pág. 145.
7
Furio Colombo: Ultimas noticias sobre el periodismo. Ed. Anagrama, Barcelona, 1997, pág. 72.
8
Furio Colombo, íbídem.
9
Furio Colombo: íbidem, pág. 73.
10
Furio Colombo, íbídem, pág. 73.
11
Ibídem.
12
Mar de Fontcuberta: La noticia. Pistas para percibir el mundo. Ed. Paidós, Barcelona, 1995, pág. 26.
13
Mar de Fontcuberta, íbídem.
14
Mar de Fontcuberta, íbídem.
15
Mar de Fontcuberta, íbídem, pág. 28.
16
Mar de Fontcuberta, íbídem, pág. 31.
17
Mar de Fontcuberta, íbídem, pág. 31.
18
Eleonora Gosman: Al secuestrador lo estranguló la policía camino al hospital, en diario Clarín del 14/06/00.
Hubo otro detalle -al margen del presente trabajo- que resultó impactante: el secuestrador Sandro Do Nascimento
era una de las pocas personas que habían sobrevivido a una matanza policial de niños de la calle ocurrida en 1993.
Además los especialistas afirmaron que Do Nascimento bajó del colectivo con intenciones de entregarse, pero un
disparo apurado de la policía desencadenó el desenlace fatal.
Narrativas. Revista patagónica de periodismo y comunicación, nro. 2, octubre / diciembre de 2004
19
Mar de Fontcuberta: ob.cit., págs. 33/34.
El "Contrato Mediático" de Lucrecia Escudero Chauvel estipula que el lector a priori cree en lo que el medio le
informa y a posteriori comprueba lo que recibe -estadio generalmente inconcluso-. El manejo de las fuentes
empíricas y textuales ayudan a la constitución de este contrato fiduciario.
21
John Virtue: Un mundo descolorido, en www.fiu.edu/%Eimic/descolorida.htm
22
El "Nuevo Periodismo" fechado vagamente a principios de la década del '60 en Estados Unidos, utilizó las
técnicas literarias para redactar sus artículos. Se basaban principalmente en cuatro recursos: la construcción escena
por escena, los diálogos, el punto de vista en tercera persona y la relación de gestos cotidianos, hábitos, modales,
estilos de mobiliario, de viajar, de comer, miradas, estilos de andar... Requería estar presentes en las acciones y un
gran trabajo de investigación material y, podría decirse, psicológica.
23
Tom Wolfe: El nuevo periodismo. Ed.Anagrama, Barcelona, 1976, pág. 40.
24
La distinción entre información errónea y falsa está dada por la intencionalidad. Las inexactitudes pueden darse
sin conocimiento del periodista -errónea- o a sabiendas de su irrealidad y brindada a los lectores con segundas
intenciones -falsa- (en Responsabilidad de los medios de prensa, de Zannoni y Bíscaro, Ed. Astrea, Buenos Aires,
1993.
25
Mario Vargas Llosa: La mentira de las verdades, en diario La Nación del 05/11/1999.
26
Mario Vargas Llosa, íbídem, para Vargas Llosa el narrador no es separable de la ficción, es su esencia, la mentira
central de ese vasto repertorio de mentiras, el principal personaje de todas las historias creadas por la fantasía
humana.
27
Mario Vargas Llosa, íbídem.
28
José Luis Sáez: Realidad que imita la ficción, en diario La Nación del 17/04/00.
29
El caso "Joe Klein" fue tratado por Charles Green en La mentira tiene patas cortas,
www.fiu.edu/%7Eimic/mentira.htm. La declaración final pertenece a Víctor Navasky, editor y director editorial de
la revista "The Nation".
30
Benjamín Fernández: El límite entre el negocio y el deber, en www.pulso.org/espanol/articulos/benjamin.
Coincidente con Fernández se pronuncia Toni André Scharlau Vieira en Periodismo de balcón,
www.fiu.edu/%7Eimic/brasil.htm: Consiste en vender espacios editoriales como si fuesen propaganda. El texto y la
edición se trabajan de una manera especial, de manera que el resultado parezca lo más periodístico posible.
31
Benjamín Fernández, ob.cit.
20
BIBLIOGRAFÍA
COLOMBO, Furio Colombo (1997): Ultimas noticias sobre el periodismo. Anagrama,
Barcelona.
De FONTCUBERTA, Mar (1995): La noticia. Pistas para percibir el mundo. Paidós,
Barcelona.
ESCUDERO, Lucrecia: Malvinas: El gran relato. Fuentes y rumores en la información de
guerra. Gedisa, Barcelona, 1996
FERNANDEZ, Benjamín: El límite entre el negocio y el deber, en
www.pulso.org/espanol/articulos/benjamin.
GOMIS, Lorenzo (1991) : Teoría del periodismo. Cómo se forma el presente. Paidós,
Barcelona.
GREEN, Charles: en La mentira tiene patas cortas, www.fiu.edu/%7Eimic/mentira.htm
NEVEU, Neveu (2002): Sociología de los movimientos sociales. Barcelona, Hacer
SAEZ, José Luis (2000): Realidad que imita la ficción, en diario La Nación del 17/04/00.
SCHARLAU VIEIRA, Toni André: Periodismo de balcón, www.fiu.edu/%7Eimic/brasil.htm:
VARGAS LLOSA, Mario (1999): "La mentira de las verdades", en diario La Nación del
05/11/1999
VIRTUE, John: "Un mundo descolorido", en www.fiu.edu/%Eimic/descolorida.htm
WOLFE, Tom (1976): El nuevo periodismo. Anagrama, Barcelona.
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