Domingo XIV del Tiempo Ordinario Soy manso y humilde de corazón (Mt 11,25-30) ANTÍFONA DE ENTRADA (Sal 47,10- 11) Oh Dios, meditamos tu misericordia en medio de tu templo: con tu renombre, oh Dios, tu alabanza, llega al confín de la tierra; tu diestra está llena de justicia. ORACIÓN COLECTA Oh Dios, que por medio de la humillación de tu Hijo levantaste a la humanidad caída, concede a tus fieles la verdadera alegría, para que quienes han sido librados de la esclavitud del pecado alcancen también la felicidad eterna. PRIMERA LECTURA (Za 9,9-10) Mira a tu rey que viene humilde hacia ti Lectura del libro del profeta Zacarías Esto dice el Señor: «Alégrate sobremanera, hija de Sión; da gritos de júbilo, hija de Jerusalén; mira a tu rey que viene a ti, justo y victorioso, humilde y montado en un burrito. Él hará desaparecer de la tierra de Efraín los carros de guerra y de Jerusalén, los caballos de combate. Romperá el arco del guerrero y anunciará la paz a las naciones. Su poder se extenderá. SALMO RESPONSORIAL (Sal 144) R/. Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey. Te ensalzaré, Dios mío, mi rey; bendeciré tu nombre por siempre jamás. Día tras día, te bendeciré y alabaré tu nombre por siempre jamás. R/. El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad; el Señor es bueno con todos, es cariñoso con todas sus criaturas. R/. Que todas tus criaturas te den gracias, Señor, que te bendigan tus fieles; que proclamen la gloria de tu reinado, que hablen de tus hazañas. R/. SEGUNDA LECTURA (Rm 8,911-13) Si con el Espíritu dais muerte a las obras de] cuerpo, viviréis Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos Hermanos: Vosotros no estáis sujetos a la carne, sino al espíritu, ya que el Espíritu de Dios habita en vosotros. El que no tiene el Espíritu de Cristo no es de Cristo. Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en vosotros. Así, pues, hermanos, estamos en deuda, pero no con la carne para vivir carnalmente. Pues si vivís según la carne, vais a la muerte; pero si con el Espíritu dais muerte a las obras del cuerpo, viviréis. ACLAMACIÓN AL EVANGELIO (Mt 11,25) R/. Aleluya, aleluya Bendito eres Padre, Señor de cielo y tierra, porque has revelado los misterios del reino a la gente sencilla. R/. Aleluya, aleluya EVANGELIO (Mt 11,25-30) Soy manso y humilde de corazón Lectura del Santo Evangelio según San Mateo En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Te bendigo, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Si, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo, ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.» ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS La oblación que te ofrecemos, Señor, nos purifique y cada día nos haga participar con mayor plenitud de la vida del reino glorioso. ANTÍFONA DE COMUNIÓN (Sal 33,9) Gustad y ved qué bueno es el Señor, dichoso el que se acoge a él. o bien (Mt 11,28) Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré, dice el Señor. ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN Alimentados, Señor, con un sacramento tan admirable, concédenos sus frutos de salvación y haz que perseveremos siempre cantando tu alabanza. Lectio INTRODUCCION La liturgia del Domingo XIV del tiempo ordinario nos invita a una relación profunda con el Dios Padre, como también a reconocer el proyecto de revelar la salvación a los más pequeños y con un acento decidido a seguir la llamada de Dios. Las lecturas de la Sagrada Escritura nutren a sus fieles con un mensaje sencillo y a su vez exigente. Nutren en el sentido que son como una vertiente que brota sin consumirse y su función es refrescar, como también dar la esperanza a todas las creaturas que con alegría esperan germinar y crecer en la viña de Dios Padre. Entonces para tener una actitud atenta y comprender tales palabras divinas hacemos una pequeñ̃̃ a estructuración del texto de modo que nos ayude a sumergirnos en la amplitud y la profundidad del mensaje. EL DESARROLLO DE LA LECTIO La perícopa de Mateo no es tan clara la contextualización como la encontramos en el relato de Lucas, donde Jesús bendice al Padre porque sus discípulos han logrado llevar el mensaje con éxito tangible, por eso Jesús como respuesta agradece, alaba y bendice al Padre. Los sabios, los doctores de aquel tiempo, habían creado una serie de leyes entorno a la pureza legal, que después imponían al pueblo en nombre de Dios. (Mt 15, 1-9). Ellos pensaban que Dios exigía todas estas observancias, para que el pueblo pudiese tener paz. Pero la ley del amor, revelada por Jesús, afirmaba lo contrario. De hecho, lo que cuenta, no es lo que hacemos por Dios, sino más bien, lo que Dios, en su gran misericordia, hace por nosotros! Los pequeños oían esta nueva noticia y se alegraban. El mensaje del Evangelio para que sea contemplado mejor estructuración del Texto de la siguiente manera: hacemos una simple y sencilla Jesús hace una profunda oración bendiciendo al Padre Jesús se siente íntimamente unido con el Padre Jesús hace una llamada imperativa a sus seguidores: Vengan, carguen y aprendan. Jesús hace una profunda oración bendiciendo al Padre. Jesús con la expresión “Yo te bendigo Padre” asume con profunda convicción el ser un Hijo de Israel según la historia, en aquel entonces la actitud era de bendecir por las maravillas recibidadas de Dios Padre. El en Antiguo Testamento encontramos constantemente la expresión de bendecir= alabar=agradecer. A propósito en la Sagrada Escritura fue pronunciada y actuada desde el origen de la historia; el libro de Génesis nos hace escuchar y ver la bendición de Dios autor de la vida, después que ha creado el hombre y la mujer los bendijo diciendo: “Sean fecundos y multiplíquense…” (Gn 1,28) de este modo dando la autoridad para gobernar la creación. La bendición es una expresión netamente religiosa que viene de Dios, por medio de las obras se concreta y vuelve hacia el Padre lleno de fruto. Este argumento de bendecir, lo encontramos casi en todos los libros o mejor, hace parte de la historia de salvación; de hecho Abrahan recibe la promesa de la bendición (Gn 12,1-3) asi otro pasaje la bendición de Isaac a Jacob (Gn 27) en el libro del (Dt 28) encontramos las bendiciones de Dios como el fruto de una escucha y coherene de la Palabra de Dios, es más, en el libro de Siracide encontramos un antiguo himno de acción de gracias por la salvación por la gran misericordia de Dios (Si 51). “Te bendigo Padre” tiene doble recorrido, antes que nada baja del alto como la lluvia, (Is 55,10-11) y sube al cielo como fruto, Jesús dijo “te doy gracias Padre” porque has revelado estas cosas a la gente sencillas. Los salmos están llenas de las expresiones de bendición de agradecimiento a Dios asi como el salmo 138, el mismo salmo 144 de este Domingo que expresa emoción la alabanza, el agradecimiento a Dios por el amor que tiene con sus criaturas. La lluvia baja = Dios padre bendice a sus criaturas. La lluvia fecunda= del corazón del hombre nace la bendición para su creador. En el Nuevo Testamento están también encontramos la bendición de Pablo que reconoce las infinitas riquezas recibidas de Dios (Ef 1, 1-10) (Fl 1,1-3); así como Zacarías llenos del Espíritu Santo canta el himno de la bendición: bendito el Señor Dios de Israel… (Lc 1,67-79). En síntesis Jesús inundado por la fuerza del Espíritu Santo entra en diálogo íntimo con el Padre, “Yo te bendigo Padre”, es una expresión viva en el tiempo presente, es un diálogo de Tú a Tú, de ese modo enseña como relacionarse con el Padre. Los humildes y sencillos son la garantía a recibir con fecundidad el mensaje de Dios, la actitud simple es la disposición favorable a dejarse fecundar por el mensaje de Dios. Los cristianos bautizados estamos llamados por vocación a mantenernos pobres de espíritu y humildes para garantizar la extensión del Reino de Dios. Jesús se siente intimamente unido con el Padre. Jesús goza de la intimidad con el Padre, el Hijo y Padre son una sola cosa nos dice San Juan el capitulo 17 revela esa realidad común-unión, el Padre revela su amor por medio de su Hijo, el Hijo se nutre del amor del Padre a través del Espíritu Santo, por eso solamente el Padre puede entender y manifestar la profundidad del misterio de Jesús, y él ha querido abrir este secreto a los humildes (1 Cor 1,26). Jesús es el único que puede conocer al padre y solo el padre Puede conocerlo a El. Jesús se coloca en una comunión con el Padre totalmente única El Hijo vino para dar a conocer al Padre, para esto él nos pide sencillez, humildad en el corazón, estar vacíos y despojados de nosotros mismos. Él ha querido abrir este secreto a los humildes. Cada bautizado esta llamado a hacer esa experiencia de la comunión con la Trinidad en el diario vivir. Jesús hace una llamada imperativa a sus seguidores: Vengan, carguen y aprendan. Los versículos 28-30 a simple vista no hacen parte del argumento dialogal con el Padre. Jesús se dirige a sus discípulos, a una comunidad, hablan en plural dice “Vengan” a mi Yo soy el descanso para quien se siente cansado, Yo me ofrezco como un restaurador, Yo soy la Vida. En realidad estas expresiones es un triángulo de la llamada imperativa, que se puede sintetizar con la expresión Joánica: “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí” (Jn 14,6) Vengan → Yo soy laVida Carguen → Yo soy laVerdad Aprendan → Yo soy el Camino El Hijo de Dios no ha venido con triunfalismos, sino sumamente humilde y modesto, montado en un asno. A Jesús le gusta la humildad. Es el estilo de Dios. Y el cristiano no tiene otro camino. Esta invitación está en relación con la Sabiduría Divina, que convoca en torno a sí a las personas (Sir 24,18-19) afirmando que "sus caminos son caminos deliciosos y son paz todas sus sendas" (Prov 3, 17). También dice: "La sabiduría exalta a sus hijos y acoge a los que la buscan. El que la ama, ama la vida, y los que madrugan para salir a su encuentro, serán llenos de alegría" (Sir 4, 1112). Apéndice CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA El Hijo ha revelado el Misterio de Dios 240 Jesús ha revelado que Dios es «Padre» en un sentido nuevo: no lo es sólo en cuanto Creador, es eternamente Padre en relación a su Hijo Único, que recíprocamente sólo es Hijo en relación a su Padre: «Nadie conoce al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar» (Mt 11,27). Sólo los humildes… 2779 La humildad nos hace reconocer que «nadie conoce al Padre, sino el Hijo y aquél a quien el Hijo se lo quiera revelar», es decir «a los pequeños» (Mt 11,25-27). Cristo es nuestro modelo de santidad 459 El Verbo se encarnó para ser nuestro modelo de santidad: «Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí…» (Mt 11,29). «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí» (Jn 14,6). Y el Padre, en el monte de la Transfiguración, ordena: «Escuchadle» (Mc 9,7). El es, en efecto, el modelo de las bienaventuranzas y la norma de la ley nueva: «Amaos los unos a los otros como yo os he amado» (Jn 15,12). Este amor tiene como consecuencia la ofrenda efectiva de sí mismo. 2603 Los evangelistas han conservado las dos oraciones más explícitas de Cristo durante su ministerio. Cada una de ellas comienza precisamente con la acción de gracias. En la primera (cf Mt 11, 25-27 y Lc 10, 21-23), Jesús confiesa al Padre, le da gracias y lo bendice porque ha escondido los misterios del Reino a los que se creen doctos y los ha revelado a los “pequeños” (los pobres de las Bienaventuranzas). Su conmovedor “¡Sí, Padre!” expresa el fondo de su corazón, su adhesión al querer del Padre, de la que fue un eco el “Fiat” de su Madre en el momento de su concepción y que preludia lo que dirá al Padre en su agonía. Toda la oración de Jesús está en esta adhesión amorosa de su corazón de hombre al “misterio de la voluntad” del Padre (Ef 1, 9). 544 El Reino pertenece a los pobres y a los pequeños, es decir, a los que lo acogen con un corazón humilde. Jesús fue enviado para "anunciar la Buena Nueva a los pobres" (Lc 4, 18; cf. Lc 7, 22). Los declara bienaventurados porque de "ellos es el Reino de los cielos" (Mt 5, 3); a los "pequeños" es a quienes el Padre se ha dignado revelar las cosas que ha ocultado a los sabios y prudentes (cf. Mt 11, 25). Jesús, desde el pesebre hasta la cruz comparte la vida de los pobres; conoce el hambre (cf. Mc 2, 23-26; Mt 21,18), la sed (cf. Jn 4,6-7; 19,28) y la privación (cf. Lc 9, 58). Aún más: se identifica con los pobres de todas clases y hace del amor activo hacia ellos la condición para entrar en su Reino (cf. Mt 25, 31-46). 2785 Un corazón humilde y confiado que nos hace volver a ser como niños (cf Mt 18, 3); porque es a “los pequeños” a los que el Padre se revela (cf Mt 11, 25): «Es una mirada a Dios y sólo a Él, un gran fuego de amor. El alma se hunde y se abisma allí en la santa dilección y habla con Dios como con su propio Padre, muy familiarmente, en una ternura de piedad en verdad entrañable» (San Juan Casiano, Conlatio 9, 18). «Padre nuestro: este nombre suscita en nosotros todo a la vez, el amor, el gusto en la oración [...] y también la esperanza de obtener lo que vamos a pedir [...] ¿Qué puede Él, en efecto, negar a la oración de sus hijos, cuando ya previamente les ha permitido ser sus hijos?» (San Agustín, De sermone Domini in monte, 2, 4, 16).