Domingo XV del Tiempo Ordinario ¿Quién es mi prójimo? (Lc 10, 25-37) ANTÍFONA DE ENTRADA: (Sal 16,15) Yo, con mi apelación, vengo a tu presencia y al despertar me saciaré de tu semblante. ORACIÓN COLECTA Oh Dios que muestras la luz de tu verdad, a los que andan extraviados, para que puedan volver al camino, concede a todos los cristianos rechazar lo que es indigno de este nombre, y cumplir cuanto en él se significa. PRIMERA LECTURA (Dt 30,10-14) El mandamiento está muy cerca de ti; cúmplelo Lectura del Libro de Deuteronomio Habló Moisés al pueblo diciendo: «Escucha la voz del Señor tu Dios, guardando sus preceptos y mandatos, lo que está escrito en el código de esta ley; conviértete al Señor tu Dios con todo el corazón y con toda el alma. Porque el precepto que yo te mando hoy no es cosa que te exceda ni inalcanzable; no está en el cielo, no vale decir: «¿quién de nosotros subirá al cielo y nos lo traerá y nos lo proclamará, para que lo cumplamos?» Ni está más allá del mar, no vale decir: “¿quién de nosotros cruzará el mar y nos lo traerá y nos lo proclamará, para que lo cumplamos?” El mandamiento está muy cerca de ti: en tu corazón y en tu boca. Cúmplelo.» SALMO RESPONSORIAL (68,14 y 17. 30-31. 33-34. 36ab y 37) R/. Buscad al Señor, y vivirá vuestro corazón. Mi oración se dirige a ti, Dios mío, el día de tu favor; que me escuche tu gran bondad, que tu fidelidad me ayude. Respóndeme, Señor, con la bondad de tu gracia, por tu gran compasión vuélvete hacia mí. R/. Yo soy un pobre malherido, Dios mío, tu salvación me levante. Alabaré el nombre de Dios con cantos, proclamaré su grandeza con acción de gracias. R/. Miradlo, los humildes, y alegraos, buscad al Señor, y vivirá vuestro corazón. Que el Señor escucha a sus pobres, no desprecia a sus cautivos. R/. El Señor salvará a Sión, reconstruirá las ciudades de Judá. La estirpe de sus siervos la heredará, los que aman su nombre vivirán en ella. R/. SEGUNDA LECTURA (Col 1, 15-20) Todo fue creado por él y para él Lectura de la carta del Apóstol San Pablo a los Colosenses Cristo Jesús es imagen de Dios invisible, primogénito de toda criatura; porque por medio de él fueron creadas todas las cosas: celestes y terrestres, visibles e invisibles. Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades; todo fue creado por él y para él. Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él. Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia. Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, y así es el primero en todo. Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud. Y por él quiso reconciliar consigo todos los seres: los del cielo y los de la tierra, haciendo la paz por la sangre de su cruz. ACLAMACIÓN AL EVANGELIO (Jn 6,64b.69b) R/. Aleluya, aleluya Tus Palabras, Señor, son espíritu y vida; tú tienes palabras de vida eterna R/. Aleluya, aleluya EVANGELIO (Lc 10, 25-37) ¿Quién es mi prójimo? Lectura del santo Evangelio según San Lucas En aquel tiempo, se presentó un letrado y le preguntó a Jesús para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?» Él le dijo: «¿Qué está escrito en la Ley?, ¿qué lees en ella?» El letrado contestó: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con todo tu ser. Y al prójimo como a ti mismo.» Él le dijo: «Bien dicho. Haz esto y tendrás la vida.» Pero el letrado, queriendo aparecer como justo, preguntó a Jesús: «¿Y quién es mi prójimo?» Jesús dijo: «Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo. Pero un samaritano que iba de viaje, llegó a donde estaba él y, al verlo, le dio lástima, se le acercó, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente sacó dos denarios y, dándoselos al posadero, le dijo: «Cuida de él y lo que gastes de más yo te lo pagaré a la vuelta. ¿Cuál de estos tres te parece que se portó como prójimo del que cayó en manos de los bandidos?» El letrado contestó: «El que practicó la misericordia con él.» Díjole Jesús: «Anda, haz tú lo mismo.» ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS Mira, Señor, los dones de tu Iglesia en oración y concede a quienes van a recibirlos, crecer continuamente en santidad. ANTÍFONA DE COMUNIÓN (Sal 83,4-5) Hasta el gorrión ha encontrado una casa, y la golondrina, un nido, donde colocar sus polluelos; tus altares, Señor de los ejércitos, rey y Dios mío. Dichosos los que viven en tu casa, alabándote por siempre. o bien (Jn 6,37) El que coma mi Carne y bebe mi Sangre habita en mí y yo en él, dice el Señor. ORACIÓN DESPUÉS DE COMUNIÓN Alimentados con esta eucaristía, te pedimos, Señor, que cuantas veces celebremos este sacramento se acreciente en nosotros el fruto de la salvación LECTIO El Evangelio de hoy nos presenta como el ejercicio de la misericordia debe ser un rasgo distintivo e indiscutible de un discípulo de Jesús. La parábola del buen samaritano, a Parábola del Buen Samaritano; un relato que pone en crisis la mediocridad de nuestra capacidad de amar. 1. MENSAJE EN EL CONTEXTO. El problema de todo el pasaje se nombra al comienzo (v. 25 ) y al final ( v. 28 ): Qué hay que hacer para heredar la vida, es decir, para vivir la misma vida del Padre? Eso quedará claro después de la Parábola “autobiográfica “del samaritano, cuando Jesús podrá decir: “Vete y haz tú lo mismo” (v. 37 ). 2. LECTURA DEL TEXTO V. 25 “Un legista “La pregunta concierne el problema fundamental de la Ley : “ Qué hay que hacer” para heredar la vida . La Ley es el camino hacia la vida. “Para ponerlo a prueba”. En el desierto, después de la búsqueda de solidaridad con los hermanos, Jesús tuvo la tentación de seguir otros caminos en lugar del camino del Amor. También Dios fue tentado en el desierto por Israel, cuando el pueblo dudó de su Amor (Ex 17, 7). Aquí la tentación consiste en no reconocer el amor del Padre en el Hijo y pedir otras señales (11, 29). “Maestro” Jesús es maestro de la Ley. Es el Hijo que revela el amor infinito del Padre. “Qué he de hacer” (18,18 ). La Ley promete la vida al que hace lo que ella ordena. La obediencia a la Palabra es la condición para vivir. “Vida Eterna”. Es una vida plena, sin límites de calidad, de espacio ni de tiempo: es la comunión con Dios hasta más allá de la muerte. (Dan 12, 2). “Amarás”. Es la forma del lenguaje jurídico: es un imperativo. El amor a Dios es una orden! Si no nos lo hubiera ordenado, no sólo lo condenaríamos imposible, sino incluso inconveniente. Toda la escritura narra lo que ha hecho por el hombre ese Dios que dice: “¡Escucha! Ámame, porque yo te amo!. El amor no ama otra cosa sino ser correspondido en el amor en aquel a quien ama. ¡El que ve este amor, ve el Reino, incluso allí donde no puede ni debe estar, como en la cruz. Dios no puede dejar de amar al hombre. Si lo ha creado con un gesto libre, con un amor necesario lo ama de un modo infinito más que así mismo. A Dios hay que amarlo de todo Corazón y a tu prójimo como a Ti mismo. Al ordenar “ Vete y haz tu lo mismo” ( v. 37 ), Jesús no recalca una ley imposible. Sería una burla no una respuesta a la pregunta: ¿Qué he de hacer para tener en herencia la vida eterna?” (v. 25). En cambio hace un anuncio Evangélico: en El, el samaritano, Dios se ha asumido el cuidado de mi persona y me ha amado; para que yo al ser curado de mi mal, pueda amarlo a Él con todo el corazón y a los hermanos como a mí mismo. v. 30: “Bajaba un hombre de Jerusalén” Es el camino de Adán que va lejos y se oculta de Dios. Si el hombre es fugitivo, el Hijo del hombre es Peregrino. El recorre el mismo camino, en sentido inverso; es el exiliado que regresa a la patria porque ama y anhela los atrios del Señor (Sal 84, 3). “Cayó en manos de salteadores”. Estos misteriosos salteadores son los dones con los cuales el Señor nos ha dotado y de los cuales hacemos un mal uso. Nuestro corazón, nuestra vida, nuestras fuerzas, nuestra inteligencia (cf. v. 27). No se interviene en el amor, sino en el egoísmo. Todo esto es obre del enemigo. En efecto nos hizo huir de Dios, que es nuestra vida, y caer en la muerte. “Después de despojarlo”. El hombre no sólo “tiene “necesidades; èl mismo es necesidad del Otro para ser él mismo: sin él, está despojado de sí mismo. “Y golpearlo”. La desnudez. No aceptada es vulnerabilidad. Nuestras limitaciones vienen a ser carencia de vida y anuncio de muerte, que continuamente nos golpean en la espera del golpe final… “Se fueron” El enemigo después que ha golpeado se va. Ha logrado su finalidad, que es sencillamente la de causar daño por envidia.( Sb 2, 24 ). “Bajaba por aquel camino un sacerdote… El Sacerdote es el guardián de la Ley. Al verlo”. La Ley evidencia la caída del hombre, ve el mal en su malicia. En efecto sin la Ley el pecado queda oculto… v. 32: “De igual modo un Levita”. El Levita es el encargado del culto. Se recalca que ninguna Ley ni ningún culto ’por más justos que sean, están en condiciones de salvar al hombre. La denuncia del mal es pedagogo a Cristo (Gal 3,24). v. 33. “Un samaritano”. Es una [persona no grata a los guardianes de la Ley del templo. Representa la impiedad pagana en el corazón de Israel. Es Jesús que desde Samaria se afirmó en la voluntad de ir a Jerusalén. (9, 51). Él es el comilón y bebedor”, y quebranta la Ley de los padres (7, 34). Blasfema, come con los pecadores y publicanos. Toca al leproso y se deja tocar por la pecadora, ha cambiado la ley de santidad y la perfección de Dios en Misericordia para todos los infelices. “Iba de camino, llegó junto a él, al verlo, tuvo compasión”. Él está yendo en dirección opuesta al hombre que baja de Jerusalén: realiza el viaje de Samaria a Jerusalén, en la cual se desa4rrolla la segunda parte del Evangelio? Y quién es este que sube, sino el Hijo del Hombre que ha bajado”? (3, 13 ). En efecto Él ha bajado a todas las zonas de perdición, las samarias del hombre, para conducir a los exiliados a la patria, trayendo a todos el Amor del Padre. La carne de Jesús es la venida de Dios a visitar a su pueblo. Viene a nosotros no podemos ir hasta Él. Es la misma acción del sacerdote y del levita. Pero la de ellos fue ineficaz: sólo constató el mal.. Aquí en cambio, como el ojo del Dios del éxodo: “vio” la miseria de su pueblo, “conoció” sus dolores y “bajó” a liberarlo (Ex 3, 7ss). Y la misión de Jesús es la misma compasión de Dios por sus hijos. “Vendó sus heridas”. A través de las heridas se pierde la sangre, la vida, como le sucedió a la hemorroísa. La cercanía y el toque de su carne cicatrizan la herida mortal del hombre. Y echando en ellas aceite y vino. Jesús nos cura con el aceite que hace resplandecer el rostro. Este aceite es también la unción de su humanidad que sana nuestra falta de humanidad. El vino es el don de su Espíritu, la embriaguez de la nueva vida como hijos. “Cuidó de él”. El verbo expresa, en su forma griega (aoristo), el cuidado que Jesús asumió en el ti3empo determinado de su vida terrena. Después de Él, y como Él, obrarán en su nombre aquellos que fueron curados por Él: se convertirán en “posaderos”, es decir, “los que acogen a todos” (Hch 28, 30s ) v. 37: “El que practicó la Misericordia”. “Practicar la misericordia “es la síntesis de toda la acción histórica de Dios hacia el hombre, es el sentido de la misión de Jesús. En efecto Él “pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con Él” La relación iglesia-mundo la definen estas palabras de Jesús, que envía a la Iglesia a continuar la misma misión como samaritano: “Vete y haz tú lo mismo”. Jesús no solo hablaba sino que hacía. Si hay algo que se repite en los evangelios son la cantidad de gestos en los que obra desde unas entrañas conmovidas. Es compasivo como el Padre es compasivo. Respira esa compasión en los encuentros de oración ante el Padre y vuelca esa compasión a lo largo del día. En algunos momentos esa compasión es tan fuerte que se vuelve indignación con los causantes del sufrimiento, en su mayoría líderes religiosos. Por eso terminará su vida asesinado. El obispo brasileño Helder Cámara decía: “Cuando alimenté a los pobres me llamaron santo; pero cuando pregunté por qué hay gente pobre me llamaron comunista”. Oscar Romero también padeció por ser samaritano. Se repite la vida de Jesús en los samaritanos de hoy día. Pero como dice Pablo hoy Jesús no deja de ser para nosotros el que va delante: “la imagen de Dios invisible”, “la cabeza de la iglesia”, “el primero en todo”. El no deja de ser nuestro líder, nuestro ·superstar” (que decían los jóvenes hace años) y tenemos la suerte de hacer su memoria cada domingo en la eucaristía e identificarnos con él compartiendo su espíritu samaritano. ¡Hagamos también nosotros lo mismo que aquel buen samaritano! ¡Vivamos también la misericordia, no endurezcamos el corazón y hagámonos prójimos de quienes nos necesitan! Así estaremos amando verdaderamente a Dios y ganando para nosotros y para otros la vida eterna. Apéndice DEL CATECISMO DE LA IGLESIA 2196: En respuesta a la pregunta que le hacen sobre cuál es el primero de los mandamientos, Jesús responde: «El primero es: “Escucha Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor, y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas”. El segundo es: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. No existe otro mandamiento mayor que éstos» (Mc 12, 29-31). El apóstol S. Pablo lo recuerda: «El que ama al prójimo ha cumplido la ley. En efecto, lo de: no adulterarás, no matarás, no robarás, no codiciarás y todos los demás preceptos, se resumen en esta fórmula: amarás a tu prójimo como a ti mismo. La caridad no hace mal al prójimo. La caridad es, por tanto, la ley en su plenitud» (Rom 13, 8-10). El mandamiento de la caridad 1822: La caridad es la virtud teologal por la cual amamos a Dios sobre todas las cosas por Él mismo y a nuestro prójimo como a nosotros mismos por amor de Dios. 1823: Jesús hace de la caridad el mandamiento nuevo. Amando a los suyos «hasta el fin» (Jn 13, 1), manifiesta el amor del Padre que ha recibido. Amándose unos a otros, los discípulos imitan el amor de Jesús que reciben también en ellos. Por eso Jesús dice: «Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor» (Jn 15, 9). Y también: «Este es el mandamiento mío: que os améis unos a otros como yo os he amado» (Jn 15, 12). La caridad efectiva 2447: Las obras de misericordia son acciones caritativas mediante las cuales ayudamos a nuestro prójimo en sus necesidades corporales y espirituales. Instruir, aconsejar, consolar, confortar, son obras espirituales de misericordia, como también lo son perdonar y sufrir con paciencia. Las obras de misericordia corporales consisten especialmente en dar de comer al hambriento, dar techo a quien no lo tiene, vestir al desnudo, visitar a los enfermos y a los presos, enterrar a los muertos. Entre estas obras, la limosna hecha a los pobres es uno de los principales testimonios de la caridad fraterna; es también una práctica de justicia que agrada a Dios.