Filosofía de la técnica

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Introducción: ¿Qué es la técnica?
La técnica es la rama del conocimiento que pretende cambiar el mundo. Para esto diseña artefactos y
procedimientos que alteran la naturaleza o la sociedad. Las ingenierÃ-as tradicionales proyectan maneras de
transformar cosas naturales, tales como rÃ-os, depósitos minerales, animales y plantas.
Una técnica es un procedimiento o conjunto de reglas, normas o protocolos, que tienen como objetivo
obtener un resultado determinado, ya sea en de la ciencia, la tecnologÃ-a, el arte, la educación o etc....
Supone el razonamiento inductivo y analógico de que en situaciones similares una misma conducta o
procedimiento produce el mismo efecto, cuando éste es satisfactorio. Es por tanto el ordenamiento de la
conducta o determinadas formas de actuar y usar herramientas como medio para alcanzar un fin determinado.
La técnica requiere tanto destrezas manuales como intelectuales, frecuentemente el uso de herramientas y
siempre de saberes muy variados. La técnica no es privativa del hombre o la mujer, pues también se
manifiesta en la actividad de otros animales y responde a su necesidad de supervivencia. En los animales las
técnicas son caracterÃ-sticas de cada especie. En el ser humano, la técnica surge de su necesidad de
modificar el medio y se caracteriza por ser transmisible, aunque no siempre es consciente o reflexiva. Cada
individuo generalmente la aprende de otros (a veces la inventa) y eventualmente la modifica. Es generalizada
la creencia que sólo las personas son capaces de construir con la imaginación algo que luego pueden
concretar en la realidad, pero algunos primates superiores, aparte del hombre, pueden fabricar herramientas
(véase este artÃ-culo). La técnica, a veces difÃ-cil de diferenciar de la tecnologÃ-a, surge de la
necesidad de transformar el entorno para adaptarlo mejor a sus necesidades.
Seis miradas sobre la técnica
• Oswaldo spengler
LA TÉCNICA COMO TACTICA
Para Spengler la pregunta sobre la técnica no surge sino hasta el siglo XIX, con el surgimiento de la
técnica maquinista con el que se comenzó a plantear el problema de la técnica: ¿Qué sentido tiene
la historia, qué valor tiene la vida del hombre, qué rango moral, que rango metafÃ-sico?
Normalmente surgen dos respuestas:
Por un lado la postura idealista influenciada por el clasicismo humanista, despreciaba las cuestiones
técnicas, pues en aquella época no estaba bien visto mezclar poesÃ-a y novela con temas económicos,
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navales, etc.
Por otro lado el materialismo, si a los primeros les faltaba sentido de la realidad a estos les faltaba un grado
superlativo de la profundidad. Su idea era exclusivamente lo útil. CON EL MATERIALISMO APARECE
LA TÉCNICA. COMO EL NUEVO DIOS DE LA HUMANIDAD en que todo lo práctico es la cultura y
el progreso. L a técnica ahorra trabajo y produce bienestar. AsÃ- se muestra a un ser entusiasmado con
cualquier botón que pusiera en marcha una maquina. Se da aquÃ- una concepción superficial y sentimental
de la misma técnica como construcción de maquinas, el trabajo desempeñado por las mismas y la
consecuencia de un hombre feliz y liberado de las cargas más pesadas del trabajo.
La esencia de la técnica no se encuentra en la técnica maquinista. La técnica es la táctica de la vida
eterna, es decir, es fundamentalmente acción, y una acción que se intrÃ-nseca de todos los animales, en el
sentido de su libre movilidad en el espacio que le permite autonomÃ-a frente a la naturaleza y suscita el deseo
la superioridad .de ahÃ- que la técnica sea tan antigua como el hombre, porque la esencia de la técnica
no está en la fabricación de armas sino en su manejo; podemos encontrar variedad de técnicas que no
utilizan herramienta alguna.
DISTINCION ENTRE LA TÉCNICA HUMANA Y LA TÉCNICA ANIMAL.
En primer lugar estarÃ-an las plantas, que tienen su propia vida, nutriéndose de la tierra a la que se
encuentra aferradas, siendo el escenario de los procesos vitales, sin que quieran o puedan elegir su propia
suerte.
Animal
Necesidades biológicas
Busca el estar
No usa la técnica
Actos atécnico
Actos sensitivos
Técnica de la especie
Invariable
Técnica impersonal
Hombre
Necesidad del bienestar
Busca el estar y el bienestar
Usa la técnica
Actos técnicos
Actos técnicos
Técnica independiente
Variable, personal. voluntaria, cociente, inventiva
Técnica personal
En segundo lugar estarÃ-an los animales por un lado aquellos que se alimentan de las plantas, caracterizadas
por su inmovilidad, y aquellos que viven de otros animales, denominados como animal rapiñaforma
suprema de la vida movediza. El hombre aparece aquÃ- como un animal de rapiña que vive atacando,
matando y aniquilando y con el deseo de ser dueño a y señor de la naturaleza desde el comienzo de su
existencia.
Ahora bien entre las técnicas utilizadas por los animales y las utilizadas por el hombre encontramos
diferencias:
Desde esta distinción entre la técnica animal y la técnica humana, Spengler relaciona la aparición de
hombre invención de la técnica. Pues preguntarse por el hombre como ser inventivo, es preguntarse por el
origen del hombre.
TIPOS DE CULTURAS QUE SON FUNDAMENTALES PARA EL DESARROLLO DE LA
TECNICA
CULTURA DE LA MANO ARMADA.
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Corresponde a la aparición del ser humano y el descubrimiento de la mano como elemento dominador de las
cosas desde un punto de vista práctico. Desde el primer momento la mano y la herramienta aparecen unidas
y, si existen armas es porque la propia mano no tiene configuración armada, equivalentes al pico y garras de
las aves rapaces
CULTURAS DEL LENGUAJE Y DE LA EMPRESA.
En torno al quinto milenio a.C. se produce un cambio en el modo de pensar y proceder técnico; Se
advierten relaciones complejas entre los hombres en orden a su modo necesario, y para ello es indispensable,
el idioma verbal. El origen del lenguaje no está ni en la poesÃ-a o el pensamiento, el lenguaje tiene una
estructura dialógica, pues su objetivo no es la meditación sino la ejecución en el acto, la misma técnica
gramatical surge con el fin de darse a entender correctamente para llevar a cabo unos fines prácticos.
• José Ortega y Gasset: Llas relaciones entre técnica y ser humano
En su obra Meditación de la Técnica, publicada en 1939, José Ortega y Gasset interpreta las fases
de la historia de la técnica teniendo en cuenta las relaciones con el ser humano que se han dado en cada
momento. En este sentido, cabe afirmar que la periodización de Ortega tiene un carácter antropológico,
privilegiando al sujeto en la dualidad entre sujetos humanos que desarrollan y utilizan la técnica y objetos o
artefactos técnicos producidos y utilizados a lo largo de la historia.
DecÃ-a Ortega que mientras todos los demás seres coinciden con sus condiciones objetivas −con la
naturaleza o circunstancia el hombre no coincide con ésta, sino que es algo ajeno y distinto de su
circunstancia. Por tanto, para Ortega, lo esencial de la naturaleza humana consiste en el distanciamiento de las
necesidades naturales que caracterizan al resto de los seres vivos. La técnica se sitúa en ese
distanciamiento entre la satisfacción inmediata de las necesidades naturales y la esencia del hombre, siendo
el producto más genuinamente humano a la par que el medio que hace que el hombre se distancie de la
naturaleza y desarrolle un entorno supranatural especÃ-ficamente humano: Es, pues, la técnica la reacción
enérgica contra la naturaleza o circunstancia, que lleva a crear entre éstas y el hombre una nueva
naturaleza puesta sobre aquélla, una sobrenaturaleza... La técnica no es lo que el hombre hace para
satisfacer sus necesidades... La técnica es la reforma de la naturaleza, de esa naturaleza que nos hace
necesitados y menesterosos; reforma en sentido tal que las necesidades queden a ser posible anuladas por
dejar de ser problema su satisfacción.
Para distinguir las fases de la historia de la técnica Ortega utiliza como criterio el tipo de relaciones que se
dan en cada momento entre el ser humano y la técnica: a mi entender, un principio radical para periodizar la
evolución de la técnica es atender la relación misma entre el hombre y su técnica o, dicho en otro giro,
a la idea que el hombre ha ido teniendo de su técnica, no de esta o la otra determinadas, sino de la función
técnica en general. AsÃ-, partiendo de la conciencia que el ser humano ha ido teniendo de su relación con
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la técnica, Ortega distingue tres grandes estadios en la evolución histórica de la técnica:
la técnica del azar, la técnica del artesano y la técnica del técnico. Como se puede observar,
ya en la propia denominación que Ortega da a cada una de las tres fases se observa el énfasis que pone en
el componente antropológico como aspecto relevante para entender la evolución de la técnica.
La técnica del azar
La técnica del azar es la técnica propia del hombre primitivo, quien ya realiza actos técnicos, pero
aún no tiene conciencia clara de ellos. El ser humano en esta etapa se distingue del animal en que transforma
técnicamente la naturaleza, pero todavÃ-a no es consciente de este hecho. Incluso considera a sus actos
técnicos como actos idénticos a los naturales. El primitivo se encuentra con que puede hacer fuego lo
mismo que se encuentra con que puede andar, nadar, golpear, etc. Y como los actos naturales son un
repertorio fijo y dado de una vez para siempre, asÃ- también sus actos técnicos. Por la escasa
separación entre sus actos técnicos y sus actos naturales, Ortega considera que el hombre primitivo es
mÃ-nimamente hombre y casi todo él puro animal.
Los actos técnicos propios de esta etapa no suponen todavÃ-a ningún tipo de división u organización
social. Todos los miembros de la colectividad los realizan por igual y no hay aún especialistas en técnicas
diversas. De hecho, las únicas diferencias en el reparto entre los individuos de los actos técnicos
tendrÃ-an que ver con las propias percepciones que ellos tienen sobre sus diversas condiciones naturales. Que
la mujer cultive los campos −fue la mujer la inventora de la técnica agrÃ-cola− le parece tan natural como
que de cuando en cuando se ocupe de parir.
Los hallazgos técnicos en esta etapa no son fruto de una invención consciente y buscada, sino, más bien,
fruto del azar (de ahÃ- su nombre). No es el hombre primitivo quien busca de forma deliberada una nueva
solución a los problemas, son más bien las soluciones las que le encuentran a él. Se produce de pronto,
por puro azar, una nueva situación que da un resultado nuevo y útil. Por ejemplo, rozando por diversión o
prurito un palo con otro brota el fuego. Entonces el primitivo tiene una súbita visión de un nuevo nexo entre
las cosas. El palo, que era algo para pegar, para apoyarse, aparece como algo nuevo, como lo que produce
fuego. El hecho de que los descubrimientos técnicos sean fruto del azar hace que sean percibidos como
mágicos, como parte de fuerzas naturales que el ser humano no conoce ni realmente controla. Este hombre,
pues, no se sabe a sÃ- mismo como inventor de sus inventos. La invención le aparece como una dimensión
más de la naturaleza... No se siente homo faber. Se encuentra, pues, en una situación muy parecida a la
que Köhler describe cuando el chimpancé cae súbitamente en la cuenta de que un palo que tiene en la
mano puede servir para cierto fin antes insospechado. Köhler la llama impresión del ¡ajá!. El ensayo y
error es, por tanto, el procedimiento por el que el ser humano halla las destrezas técnicas, las cuales son,
por tanto, principalmente fruto de un azar inconsciente.
Con la técnica del azar, los seres humanos se distancian de los animales por sus habilidades para la
realización de diversos actos técnicos. Pero todavÃ-a no existe la conciencia de las destrezas técnicas
como algo que separa radicalmente al ser humano de sus condicionantes naturales.
La técnica del artesano.
El segundo estadio es la técnica del artesano. Corresponde a la primera fase realmente histórica de la
técnica: Grecia, Roma y la Edad Media, serÃ-an los momentos históricos correspondientes. En esta etapa
se da un gran aumento en el repertorio de los actos técnicos que realizan los seres humanos en
comparación con los del estadio anterior. La realidad está siendo ya notablemente transformada por el uso
de las técnicas, pero no tanto como para considerar que no serÃ-a posible un eventual retorno a una vida
natural carente de toda técnica. Aún la proporción entre lo no técnico y lo técnico no es tal que lo
técnico se haya hecho la base absoluta de sustentación. No, aún la base sobre la que el hombre se apoya
es lo natural.
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En la técnica del artesano los actos técnicos no configuran una conciencia clara de la técnica como
algo independiente de quien la posee: los artesanos. En esta época las diversas técnicas (zapaterÃ-a,
carpinterÃ-a, alfarerÃ-a...) se identifican con los técnicos (los zapateros, carpinteros o alfareros) que
poseerÃ-an ciertas habilidades transmitidas de generación en generación. La zapaterÃ-a no es sino una
destreza que poseen ciertos hombres llamados zapateros. Esta destreza podrÃ-a ser mayor o menor y sufrir
algunas pequeñas variaciones, exactamente como acontece con las destrezas naturales, el correr y el nadar,
por ejemplo; mejor aún, como el volar del pájaro y el cornear del toro. El artesano tendrÃ-a ciertas
habilidades naturales para producir resultados técnicos no naturales. Algo parecido a lo que hoy
entendemos como caracterÃ-stico del deporte: los deportistas hacen algo que no es natural, las actividades de
las distintas especialidades deportivas, pero para ello tienen, o han desarrollado, ciertas habilidades naturales
en las que superan a la mayorÃ-a. Si en la técnica del azar no habÃ-a especialistas, en la técnica del
artesano aparecen los gremios como grupos cerrados de maestros que dominan habilidades especÃ-ficas y las
transmiten a los aprendices. En este sentido, el aprendizaje de la técnica es la adquisición de las pautas de
una tradición secular más que la tendencia a innovar o inventar conscientemente nuevas formas técnicas.
En la artesanÃ-a no se concibe la conciencia del invento. El artesano tiene que aprender en largo aprendizaje
−es la época de maestros y aprendices− técnicas que ya están elaboradas y vienen de una insondable
tradición. El artesano va inspirado por la norma de encajarse en esa tradición como tal: esta vuelto hacia el
pasado y no abierto a posibles novedades. Las escuelas y estilos están fuertemente arraigados en los
contextos geográficos en los que se asienta cada gremio con lo que las artesanÃ-as tienen ese carácter
territorial que todavÃ-a hoy se considera distintivo de lo que no es producto de las máquinas.
Como aspecto claramente diferenciador respecto de la fase siguiente, en la técnica del artesano no se
distingue el diseño de la ejecución. Es el mismo artesano el que plantea cómo va a hacer unos zapatos y
quien realmente los hace. El artesano es, a la vez e indivisiblemente, el técnico y el obrero. Y lo que más
se ve de él es su maniobra y lo que menos su técnica propiamente tal. La disociación del artesano en sus
dos ingredientes, la separación radical entre el obrero y el técnico, será uno de los sÃ-ntomas principales
del tercer estadio.
La técnica del artesano supone la aparición de las técnicas como algo distinto de los actos naturales
azarosos, y el reconocimiento de la existencia de especialistas en esos actos técnicos, los distintos gremios
de artesanos, pero todavÃ-a no implica la conciencia de la técnica como algo sustantivo y separado del
ser humano que la realiza, ni tampoco reconoce la existencia de momentos diferenciados, diseño y
ejecución, en el acto técnico.
La técnica del técnico.
La tercera etapa de la técnica coincidirÃ-a con la separación del acto técnico respecto del hombre que
lo realiza, es decir, con la aparición de la máquina. Aunque sus precedentes se encontrarÃ-an algunos
siglos antes, es a partir del siglo XIX cuando podrÃ-a hablarse con propiedad de lo que Ortega
denomina técnica del técnico. El hombre adquiere la conciencia suficientemente clara de que posee una
cierta capacidad por completo distinta de las rÃ-gidas, inmutables, que integran su porción natural o animal.
Ve que la técnica no es un azar, como en el estadio primitivo, ni un cierto tipo dado y limitado de hombre
−el artesano−; que la técnica no es esta técnica ni aquella determinadas y, por lo tanto, fijas, sino
precisamente un hontanar de actividades humanas, en principio ilimitadas. En esta fase se da una
independencia de la técnica respecto del ser humano gracias a los automatismos de la máquina. Si antes
las técnicas eran auxiliares de la acción humana, en la técnica del técnico el hombre llega a ser el
auxiliar de la máquina. Este es el papel del obrero: el de usuario de técnicas que él no ha diseñado.
En esta fase se da la radical escisión entre las dos vertientes del acto técnico: el diseño (propio del
ingeniero, del técnico propiamente dicho) y la ejecución (propia del obrero o usuario de la técnica). De
hecho ahora la invención es un acto de diseño consciente y planificado que es necesariamente previo a la
ejecución (los planos y prototipos de los arquitectos y los ingenieros). De este modo el aprendizaje de la
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técnica también puede darse en sus dos vertientes diferenciadas: como formación teórica del técnico
que diseña o como formación práctica del obrero que ejecuta. La formación profesional y buena parte
del papel de la tecnologÃ-a en la educación actual es deudora de este planteamiento. Si en las fases
anteriores la separación del hombre respecto de la naturaleza por la técnica era relativa, en la técnica del
técnico la realidad está técnicamente transformada y el ser humano ya no vive en la naturaleza ni puede
volver a ella, sino que entre la naturaleza y el ser humano se ha construido una sobrenaturaleza técnica de la
que el ser humano ya no puede prescindir.
AsÃ-, la técnica se presenta ahora como algo separado del ser humano y lleno de posibilidades abiertas. El
hombre está hoy, en su fondo, azorado precisamente por la conciencia de su principal ilimitación. Y acaso
ello contribuye a que no sepa ya quién es −porque al hallarse, en principio, capaz de ser todo lo imaginable,
ya no sabe qué es lo que efectivamente es. En este sentido, esta indeterminación de la técnica propia de
la vida moderna aporta una mayor libertad al ser humano, pero a la vez le aleja de su propia definición como
ser humano. Ello motiva el desasosiego propio de los tiempos actuales frente a la técnica moderna que es
percibida a la vez como liberadora del ser humano y como potencialmente deshumanizadora. Ser técnico y
sólo técnico es poder serlo todo y consecuentemente no ser nada determinado. De puro llena de
posibilidades, la técnica es mera forma hueca −como la lógica más formalista−, es incapaz de determinar
el contenido de la vida. Por eso estos años en que vivimos, los más intensamente técnicos que ha habido
en la historia humana, son de los más vacÃ-os.
• Martin Heidegger. Pregunta por la técnica Heidegger.
En lo que sigue preguntamos por la técnica. Preguntar es estar construyendo un camino. Por ello es
aconsejable fijar la atención en el camino y no estar pendiente de frases y rótulos aislados. El camino es un
camino del pensar. De un modo más o menos perceptible, todos los caminos del pensar llevan, de una forma
desacostumbrada, a través del lenguaje. Preguntamos por la técnica y con ello quisiéramos preparar
una relación libre con ella. La relación es libre si abre nuestro estar a la esencia de la técnica. Si
correspondemos a aquélla, entonces somos capaces de experienciar lo técnico en su limitación.
La técnica no es lo mismo que la esencia de la técnica. Cuando buscamos la esencia del árbol, tenemos
que darnos cuenta de que aquello que prevalece en todo árbol como árbol no es a su vez un árbol que se
pueda encontrar entre los árboles.
De este modo, la esencia de la técnica tampoco es en manera alguna nada técnico. Por esto nunca
experienciaremos nuestra relación para con la esencia de la técnica mientras nos limitemos a representar
únicamente lo técnico y a impulsarlo, mientras nos resignemos con lo técnico o lo esquivemos. En
todas partes estamos encadenados a la técnica sin que nos podamos librar de ella, tanto si la afirmamos
apasionadamente como si la negamos. Sin embargo, cuando del peor modo estamos abandonados a la esencia
de la técnica es cuando la consideramos como algo neutral, porque esta representación, a la que hoy se
rinde pleitesÃ-a de un modo especial, nos hace completamente ciegos para la esencia de la técnica.
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Según la antigua doctrina, la esencia de algo es aquello que algo es. Preguntamos por la técnica cuando
preguntamos por lo que ella es. Todo el mundo conoce los dos enunciados que contestan a nuestra pregunta.
El uno dice: la técnica es un medio para unos fines. El otro dice: la técnica es un hacer del hombre. Las
dos definiciones de la técnica se contradicen. Porque poner fines, crear y usar medios para ellos es un hacer
del hombre. A lo que es la técnica pertenece el fabricar y usar útiles, aparatos y máquinas; pertenece esto
mismo que se ha elaborado y se ha usado, pertenecen las necesidades y los fines a los que sirven. El todo de
estos dispositivos es la técnica, ella misma es una instalación, ella misma es un instrumento
La representación corriente de la técnica, según la cual ella es un medio y un hacer del hombre, puede
llamarse, por tanto, la definición instrumental y antropológica de la técnica.
¿Quién negarÃ-a que esto sea correcto? Está claro que se rige por aquello que se tiene ante los ojos
cuando se habla de la técnica. La definición instrumental de la técnica es incluso correcta de un modo
tan inquietante, que además es aplicable a la técnica moderna, de la que normalmente se afirma, con una
cierta razón, que, frente a la técnica artesanal de antes, es algo completamente distinto y por tanto nuevo.
También la central energética, con sus turbinas y sus generadores, es un medio fabricado por hombres
para un fin puesto por hombres. También el avión a reacción y la máquina de alta frecuencia son
medios para fines. Por supuesto que una estación de radar es menos sencilla que una veleta. Por supuesto que
la fabricación de una máquina de alta frecuencia necesita del juego combinado de distintos procesos de
trabajo de la producción técnico−industrial. Por supuesto que una serrerÃ-a, en un valle perdido de la
Selva Negra, es un medio primitivo en comparación con una central hidroeléctrica del Rin.
Sigue siendo correcto que también la técnica moderna es un medio para fines. De ahÃ- que la
representación instrumental de la técnica determine todos los esfuerzos por colocar al hombre en el
respecto correcto para con la técnica. Todo está en manejar de un modo adecuado la técnica como
medio. Lo que queremos, como se suele decir, es «tener la técnica en nuestras manos». Queremos
dominarla. El querer dominarla se hace tanto más urgente cuanto mayor es la amenaza de la técnica de
escapar al dominio del hombre.
Ahora bien, supuesto que la técnica no es un mero medio, ¿qué pasa con la voluntad de dominarla?
Pero dijimos que la definición instrumental de la técnica es correcta. Ciertamente. Lo correcto constata
cada vez algo que es lo adecuado en lo que está delante. Sin embargo, para ser correcta, la constatación no
necesita en absoluto desvelar en su esencia lo que está delante. Sólo allÃ- donde se da este desvelar acaece
de un modo propio lo verdadero. De ahÃ- que lo meramente correcto no sea todavÃ-a lo verdadero. Sólo
esto nos lleva a una relación libre con aquello que, desde su esencia, nos concierne. En consecuencia, la
correcta definición instrumental de la técnica, que es correcta, no nos muestra todavÃ-a la esencia de
ésta. Para llegar a esta esencia, o por lo menos a su cercanÃ-a, tenemos que buscar lo verdadero a través
de lo correcto. Tenemos que preguntar: ¿qué es lo instrumental mismo? ¿A qué pertenece una cosa
asÃ- en tanto que un medio y un fin? Un medio es aquello por lo que algo es efectuado, y de este modo
alcanzado. A lo que tiene como consecuencia un efecto lo llamamos causa. Sin embargo, causa no es
solamente aquello por medio de lo cual es efectuado algo distinto. También el fin según el cual se
determina el modo de los medios vale como causa. Donde se persiguen fines, se emplean medios; donde
domina lo instrumental, allÃ- prevalece la condición de causa, la causalidad.
• Lewis Mumford: una interpretación antropológica de la técnica
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Lewis Mumford realiza un estudio tecnológico de las aportaciones más significativas con la finalidad de
lograr una convivencia entre la cultura tecnocientÃ-fica y la humanÃ-stica. En este sentido, él parte de una
concepción humanÃ-stica de la tecnologÃ-a, donde el ser humano es el que permite y dirige cualquier tipo
de reflexión sobre la técnica. Para llevar a cabo esta tarea Mumford recurre a la historia estudiando en ella
la evolución de los conceptos de ciencia, tecnologÃ-a y ser humano. Asimismo es de destacar por una parte,
su análisis del ser humano y los valores, y por otra, el análisis crÃ-tico de la máquina, donde refleja la
importancia de los impactos en contraste con los valores humanos. Mumford se sirve de ambos análisis para
constatar la interdependencia existente entre ser humano y máquina, las reacciones sociales y culturales de la
época y la afirmación de que la sociedad actual, dominada por la máquina, niega lo vivo y lo orgánico.
Por esta razón, él propone reemplazar el mito de la máquina por un nuevo mito de la vida, constituido
por una perspectiva orgánica que entienda al ser humano como homo sapiens constructor de su mente desde
el cual es posible el desarrollo de tecnologÃ-as democráticas. Este paradigma exige dirigir la polÃ-tica y
economÃ-a hacia una perspectiva biotecnia, la sociedad hacia acciones cooperativas y racionales, la
máquina hacia el equilibrio entre ser humano y naturaleza y hacia la supervivencia humana, y las
perspectivas arquitectónicas e ingenieriles hacia la unión entre lo estético, lo mecánico y lo humano,
todo ello teniendo presente la trascendencia de la comunicación simbólica externa y estética de la
humana. Sólo incidiendo en estos aspectos es posible, según Mumford, llegar al mundo utópico
denominado Solo Mundo, cuyo eje central es la implantación de un equilibrio dinámico orgánico.
Cultura y nuevas tecnologÃ-as (impacto de las nuevas tecnologÃ-as)
El desarrollo de las nuevas tecnologÃ-as de información y comunicación trae sensacionales cambios en el
procesamiento de datos y las operaciones lógicas, asÃ- como la creación de nuevas funciones no sólo
matemáticas sino también del mundo de la computación y los procesos informatizados. Debemos
preguntarnos no sólo cuantas funciones se crean, complejas y de alto nivel, sino también cuántas
desaparecen, y con ellas formas regulares del saber hasta ahora necesarias al ejercicio del conocimiento y la
formación de habilidades que confluyen con el desarrollo de la inteligencia y las cualidades del pensamiento.
Hay quien piensa que todo está resuelto con los nuevos medios. En verdad, puede decirse que casi todo
porque nos enfrentamos con instrumentos mágicos que cada vez más complementan e incluso sustituyen al
hombre. PodrÃ-a hablarse incluso de una civilización innecesaria, gobernada por robots, mecanismos
automatizados e instrumentos cibernéticos e informatizados.
BastarÃ-a decir que desde hace unos 30 años contamos con armas llamadas "inteligentes" que deciden ellas
mismas cuándo disparar contra qué objetivo bajo qué condiciones y con qué resultado. El "avance"
de las guerras es un caso bien claro de la merma o reducción de las facultades del hombre y sobre todo de la
enajenación de sus recursos y poder de decisión como ser pensante. Mientras tanto, cuando la mayor parte
del mundo no llega a los primeros peldaños de la computación más elemental, los nuevos diseños caen
como una catarata sobre los mercados y las grandes empresas, poniendo de relieve la necesidad de una
adicional racionalización de la mano de obra y el personal excedente provocados por el surgimiento de
nuevas y más eficientes funciones.
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• Emmanuel Mounier
En una de sus últimas obras Mounier aborda el problema de la técnica desde una perspectiva original.
Mounier critica a aquellos que se oponen al progreso técnico pero no por ello dejan de servirse
constantemente de sus ventajas. Este antimaquinismo es para Mounier ideológico, en el sentido Marxista del
término. La ideologÃ-a marxista no encierra perjuicios o ignorancia tambien denuncia algunos peligros
reales; y, lo más importante es que el antimaquinismo contiene algunas instituciones valiosas, aunque mal
planteadas.
Cuando los antimaquinistas mas lucidos critican lo que creen que es la esencia de la maquina, en realidad
están criticando la sociedad capitalista.
AsÃ- pues, no debemos dejarnos ofuscar por los problemas de las nuevas tecnologÃ-as y, sobre todo,
debemos achacar a la maquina problemas cuya raÃ-z esta en otro lado.
Tampoco hay que caer el erro opuesto al antimaquinismo, es decir, cree que a técnica va a resolver todos
nuestros problemas. A decir verdad, los reproches contra la tecnologÃ-a, habituales en medios humanistas, se
entienden mejor como frutos de ignorancia y de desengaño debido a haber puesto demasiadas esperanzas en
la técnica entonces ¿Qué es la técnica? ¿Como entenderla? Mounier sintetiza sus ideas en un
párrafo denso y clarificador, que vale la pena citar.
La técnica es para Mounier mediación necesaria de la existencia humana, ocasión para el desarrollo
ético de la humanidad y, de nuestro mundo hambriento y empobrecido, quien sabe si no será, para una
gran masa de hombre una condición previa al ejercicio de la vida humana.
• Jürgen Habermas: Significado de la Técnica.
Define el trabajo como una acción medio−fin que para conseguir tal o cual fin, has de utilizar estos y los
otros medios.
En cuanto a la disputa sobre la técnica, Habermas se interesa especialmente por el proceso histórico.
La interpretación liberal de la técnica descansa en que el hombre tiene aún en sus manos la dirección
del progreso técnico y ve en éste, la posibilidad de la libertad subjetiva: posibilidad de darle un sentido a
la historia, pues de suyo carece de sentido. En la interpretación conservadora, el hombre ha objetivado
progresivamente sus acciones en las máquinas y es en los sistemas hombre−máquina donde se conjugan las
acciones mecánicas y las reacciones humanas (convirtiendo al ser humano en un Cyborg enajenado).
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Habermas cree que los antiguos ideales han muerto, pero cree también que se mantiene en pie el ideal por
la emancipación.
CIENCIA Y TECNICA COMO IDEOLOGIA
En primer lugar la legitimación tradicional en la que el poder polÃ-tico se autijustifica mediante recurso a
una cosmovisión mÃ-tica o religiosa; desde la función del mito como prototipo de la realidad humana (es
decir como modelo originario de actividad humana, de la existencia humana, actualizado en el presente por
los ritos).
En segundo lugar la legitimación propia de la sociedad capitalista liberal, sustentada en la misma base
económica y que responde a los presupuestos de la acción técnica.
Cono el desarrollo de la economÃ-a, las interpretaciones religiosas empiezan a perder validez y dejan paso a
las interpretaciones cientÃ-ficas.
En tercer lugar la técnica legitimación del poder polÃ-tico los problemas que plantea el sistema
capitalista no pueden ser resueltos mediante una racionalidad comunicativa, porque un análisis de las bases
productivas, realizado desde una racionalidad comunicativa llevarÃ-a a la desestabilización del propio
sistema, terminando para implantarse una racionalidad técnica. De esta forma, el poder polÃ-tico busca una
politización de la opinión pública, y la lleva acabo introduciendo en el contexto social la idea de la
necesidad del desarrollo de la ciencia y de la técnica para poder conseguir el bienestar social. AsÃ- pues, la
institucionalización del desarrollo cientÃ-fico permite a la ciencia y a la técnica convertirse en fuentes de
legitimación ideológica de un sistema económico injusto y del propio poder polÃ-tico que dirige dicho
sistema. El hombre, a su vez, se interpreta asÃ- mismo desde consideraciones tecnisistas, creyendo
ideológicamente que su felicidad depende del desarrollo cientÃ-fico− técnico. AsÃ-, los intereses de la
sociedad resultan ser s mismos intereses del sistema, que confluyen hacia un desarrollo técnico limitado.
La Técnica
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