ESPIRITUALIDAD DE ENVIADOS 1. ¿ Has tenido la experiencia de recibir una carta?. El cartero tocó el timbre, vos abriste y él pronunció tu nombre. ¿ Recordás cómo estaba vestido el cartero? Dirás: ¿ a quién le interesa el cartero cuando llega la carta?!. Hay, sin embargo, una carta que aún siendo importante no deja en la sombra al cartero. Esa carta nos ha enviado Dios mismo y ella se identifica con el cartero. Cristo es la carta, el mensaje de Dios y es también el mismísimo cartero. Él es la carta enviada y el portador de la misma. 2. Ser enviado quiere decir una carta viva enviada a toda la humanidad y por tanto, quiere decir ser instrumento de mediación y comunicación entre Dios y los hombres. ¿ Estás dispuesto a ser una carta viva a la manera de Cristo?... Si tu respuesta es afirmativa, entonces sos un enviado, alguien que lleva un mensaje, alguien que está en movimiento para unir a Dios: el remitente, con los hombres: los destinatarios. Mirá de un pantallazo el transcurso del año: actividades, acontecimientos, afectos... ¿ de qué manera concreta viviste tu vocación misionera en los ambientes cotidianos en los que viviste – escuela, trabajo, amigos, familia, Iglesia–? 3. Una vez una hoja de papel que estaba sobre un escritorio junto con otras, se descubrió llena de signos. Una lapicera de tinta muy negra, había trazado figuras y palabras. ¿ Por qué me trataste así? le dijo con resentimiento la hoja a la lapicera. ¿ No podrías haberme ahorrado la humillación?. Estaba tan blanca, tan limpia y me dañaste para siempre con esa tinta infernal. Espera, replicó la lapicera: yo no te dañé, simplemente te vestí con símbolos. Ahora no eres una simple hoja; eres mucho más, un mensaje. En vos está plasmado el pensamiento humano, sos un precioso instrumento. Cuando alguien llegó para ordenar el escritorio arrojó al fuego muchas hojas en blanco, pero, al ver la hoja vestida de símbolos la dejó ahí, pues llevaba consigo el mensaje de la inteligencia. ¿ Cuáles fueron los acontecimientos más importantes del año que Dios escribió en tu vida?¿ Qué sentido le encontraste al dolor que te tocó sufrir? 4. Si aceptás convertirte en una hoja maravillosa en la que está escrito un mensaje que no es tuyo sino de Cristo, sos un misionero, un enviado, estás en movimiento. La Buena Noticia, el mensaje del Reino, vocación de toda la humanidad no puede quedar olvidado como la carta que quedó en la caja postal y nunca fue enviada. Corrés el riesgo de convertirte en la “carta nunca enviada” cuando no vivís tu ser enviado, cuando te inmovilizás, cuando creés que el mensaje es un asunto puramente personal. Pablo tiene algo que enseñarte al respecto. A él no le gustaba ser “la carta nunca enviada”, y por eso continuamente declaraba que él era un enviado, que en él había sido escrito el misterio salvífico de Dios para darlo a conocer. en todas las cartas que envió, empezó siempre presentándose así: “Pablo, enviado (apóstol) de Jesucristo. Él se sentía una carta viva. Y además, una carta cuya dirección era muy especial pues estaba destinada a los pueblos que no conocían a Cristo. Aceptá ser enviado y reconocé en vos cuando Pablo te dice: “Tú eres una carta de Cristo escrita no con tinta sino con el Espíritu de Dios vivo; no sobre tablas de piedra sino cobre las tablas de carne de tu corazón” (2 Cor 3) ¿ Qué situaciones que viviste en este año inmovilizaron tu compromiso cristiano? 5. ¿ Nunca te tocó escribir una carta con mucho cuidado y luego mandarla para saber después que nunca llegó? ¡Qué furia!! No estaba en tus manos entregar la carta. El caso es que una vez puesta en el correo, no tenés más conexiones con ella. La carta se puede perder o puede llegar a su destino. Todo es posible. La carta viva, Jesucristo, el enviado del Padre, no pierde nunca la conexión con el remitente, el Padre. Entre los dos hay una profunda comunión. ¿ A qué aspectos de tu vida les falta todavía aceptar de corazón el mensaje de Cristo? 6. Vos sos una carta viva y tampoco podés perder la comunión con quien te envía, Jesucristo. Sos un enviado por Él y un enviado de Él. El “por” y el “de” indican algo muy especial de esta carta viva que sos vos. Enviado “por” Cristo quiere expresar esa estrecha y permanente unión entre vos: enviado, y Cristo que te envía. Es una comunión que ninguna distancia puede destruir. Enviado “de” Cristo significa que llevás el mensaje de Él, no el tuyo; que activás la misión de Él, no la tuya; que perseguís los objetivos de Él y con el estilo de Él, no con el tuyo. El proyecto de salvación que llevás es obra suya, no lo construiste vos. Por eso sos un enviado de Cristo. Vos comunicás lo que recibiste. Imitá la modestia de la luna: si te asomas una noche a la ventana y le preguntas a la luna: ¿esa luz que nos mandas es de verdad tuya?, ella, si pudiese, contestaría como Pablo: “Yo solo les comunico lo que he recibido, soy solo un transmitente, un intermediario, un enviado de Cristo”. De acuerdo a tu personalidad y realidad de vida ¿ qué mensaje creés que te confió Dios al llamarte a la misión? 7. Ser enviado significa actuar la misión de Cristo, no otra. La misión no soporta dualidades. La misión de Cristo es como la amada que no acepta dualidades: “El joven, al regresar a la casa de la amada, llamó a la puerta y desde dentro una voz respondió: “¿Quién es?”. Él contestó: “Soy yo”. Pero la voz desde dentro respondió: “Esta casa no tiene lugar para los dos”. El joven insistió: “Amada mía, soy yo, ábreme, aquí estoy!”. Pero la puerta no se abrió. Entonces el amante respondió: “Amada mía soy vos”. Entonces se abrió la puerta para dejarlo entrar.” Sos un enviado con una misión que es solo d Cristo, no tuya, pero que vos aceptaste, con la cual te identificás, por la cual te apasionás y que la vivís al modo de Cristo cuya misión no era suya sino del Padre que lo envió. Escribe aquel texto bíblico que te viene primero a la memoria y que te haya llegado de manera especial en tu vida (pueden ser sólo dos o tres o más palabras)