Desde que aparecieron los cultivos modificados genéticamente, los partidarios y detractores de estas plantas han presentado argumentos opuestos sobre si son seguros o nocivos para el medio ambiente. Los autores de la primera evaluación completa de los datos científicos publicados encuentran que aún no se pueden extraer conclusiones sobre las ventajas y riesgos de estos productos porque faltan los estudios más importantes. Sólo en Estados Unidos se han plantado millones de hectáreas de estas plantas, y su camino se ha visto allanado por los estudios desarrollados por la industria y remitidos a los responsables de la Administración como prueba de seguridad, pero que por lo general no han sido publicados en las revistas del sector. Para esta evaluación, los investigadores únicamente han examinado aquellos estudios que otros científicos han decidido que tenían suficiente calidad como para merecer ser publicados. La conclusión de los investigadores es que, aunque los cultivos de semillas modificadas genéticamente suponen potencialmente tanto un riesgo como un beneficio, los científicos todavía desconocen la verosimilitud de las amenazas medioambientales que más preocupan. Además, prácticamente no se ha publicado ningún estudio que documente los beneficios ecológicos. Los dos autores del estudio publicado en la revista Science (15 de diciembre) han sido patrocinados por la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS). En su estudio, en el que reclaman más investigación, los autores afirman que los datos actuales indican que es probable que la evaluación de los riesgos ecológicos sea compleja, ya que los riesgos varían de un cultivo a otro, incluso entre distintas cepas de un mismo cultivo, de un entorno a otro y también con el paso del tiempo. Según afirman, algunos riesgos pueden ser tan difíciles y lentos de evaluar que en términos prácticos serán imposibles de conocer. Los científicos de ambos bandos del debate han calificado el análisis de justo y exacto, aunque cada uno interpretó las conclusiones de forma diferente. "Es un resumen bastante razonable y bastante bien equilibrado", afirmó Robert Fraley, de la compañía Monsanto. Sin embargo, Frayley quitó importancia a las conclusiones diciendo que, en varios años de uso comercial, aún no se ha demostrado la existencia de ningún problema ecológico provocado por las plantas modificadas genéticamente. Jane Rissler, científica jefe de la Unión de Científicos Preocupados, que es un grupo que critica el uso de los cultivos modificados genéticamente, calificó el documento de "muy justo y claro". Rissler comentó: "Al leerlo, uno se queda con una fuerte sensación de que no sabemos gran cosa de los riesgos y beneficios. Si no lo sabemos, ¿por qué lo estamos haciendo?". Los investigadores examinaron 35 estudios publicados. Se centraron en los riesgos, incluida la producción de supersemillas, la creación de nuevas enfermedades víricas y las lesiones involuntarias a las especies no parasitarias como las mariposas monarca. Su conclusión fue muchas veces que, aunque unos estudios indicaban un riesgo potencial, otros presentaban resultados opuestos con razonamientos en contra del riesgo. En algunos casos los estudios de laboratorio daban a entender la existencia de un riesgo, pero no se ha llevado a cabo ningún estudio en este campo para verificar si efectivamente se producía alguna lesión. Y mientras que algunos estudios han demostrado los posibles beneficios para el medio ambiente de estos cultivos, la conclusión de los investigadores es que no llegan a probar el beneficio real. Por ejemplo, un estudio del Departamento de Agricultura de EE UU indicaba un descenso del 1% en la cantidad de pesticidas que se usaron sobre el maíz, el algodón y la soja en 1998, que aparentemente era resultado de la adopción de cultivos modificados genéticamente