08.03.25.-

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08.01.01
JUNTA DE ANDALUCÍA
Circular de 8 de mayo de 2002 de la Dirección General de
Evaluación Educativa y Formación del Profesorado por la que se
dan instrucciones sobre los procedimientos a seguir por los
centros docentes en caso de detección de maltrato al alumnado
Introducción
El maltrato infantil es un problema que puede afectar gravemente al desarrollo físico o psíquico de los o las
menores que lo padecen, cuya detección y solución concierne al conjunto de la sociedad. Resulta, pues,
fundamental conocer y detectar de forma precoz aquellos casos de menores que se encuentran en situación de
riesgo o desamparo para tomar medidas de protección que puedan evitar daños irreparables.
La prevención del maltrato a la infancia y, en su caso, la detección y notificación a los organismos
administrativos o judiciales pertinentes es una obligación de todas las entidades públicas o privadas que
tengan conocimiento de situaciones de malos tratos. La legislación internacional, nacional y autonómica,
establece clara directrices y obligaciones de cara a la protección de los y las menores.
El marco jurídico global de la protección de la infancia se establece en la Convención de los Derechos del
Niño de las Naciones Unidas del 20 de noviembre de 1989, ratificada por nuestro país en 1990, junto a la
Carta Europea de los Derechos del Niño.
En nuestro país, la Constitución Española de 1978 hace mención, en el Capítulo III del Título I, a la
obligación de los poderes públicos de asegurar la protección social, económica y jurídica de menores.
También la Ley Orgánica 1/1996 de Protección Jurídica al Menor establece, en su artículo 13, las
obligaciones de personas y autoridades en cuanto a la denuncia de situaciones de desamparo.
En la legislación autonómica, la Ley 1/1998, de 20 de abril, de los Derechos y la Atención al Menor,
establece en su artículo 18, apartado 5, que:
"cualquier persona o entidad y, en especial, las que por razón de profesión o finalidad tengan noticia de la
existencia de una situación de riesgo o desamparo de un o una menor, deberá ponerlo en conocimiento de
cualquier autoridad, que inmediatamente lo comunicará a la Administración competente, Autoridad Judicial
o Ministerio Fiscal".
Esta misma ley, en su artículo 11, hace referencia explícita a la educación. Entre sus apartados se pueden
destacar los siguientes:
La Educación tendrá un carácter compensador de las desigualdades de origen de los menores que posibilite
una efectiva igualdad de oportunidades.
Las Administraciones Públicas velarán por el cumplimiento de la escolaridad obligatoria y promoverán
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programas específicos para prevenir y evitar el absentismo.
Los titulares de los centros educativos están especialmente obligados a poner en conocimiento de los
organismos competentes de la Administración de la Junta de Andalucía en materia de protección de menores,
de la autoridad judicial o del ministerio fiscal, aquellos hechos que puedan suponer la existencia de
situaciones de desprotección o riesgo o indicio de maltrato a menores, así como a colaborar con los mismos
para
evitar
y
resolver
tales
situaciones
en
interés
del
menor.
Se promoverá la creación en los centros educativos de Escuelas de Padres, como medida de apoyo, educación
y prevención.
Finalmente, el artículo 14 del Decreto 85/1999, de 6 de abril, de los Deberes y Derechos de los Alumnos y
Alumnas, establece el derecho a la intimidad, integridad y dignidad personal. En su apartado 3 dice:
"...los centros comunicarán a la autoridad competente las circunstancias que puedan implicar malos tratos
para el alumnado o cualquier otro incumplimiento de las obligaciones establecidas en la normativa en materia
de protección de menores."
El importante papel del sector educativo en la detección y comunicación de situaciones de maltrato o
desamparo se debe al carácter de observatorio privilegiado de la escuela: es el único lugar al que acuden
diariamente todos los niños y niñas; muchos de los síntomas se manifiestan especialmente en el ámbito
educativo (problemas de atención, dificultades de aprendizaje, dificultades en las relaciones con los
compañeros); por otra parte, el profesorado mantiene contactos con las familias que pueden servir para
obtener información sobre la situación familiar del menor.
Esta responsabilidad se traduce en que, mientras que todos los componentes de la comunidad educativa
tienen responsabilidades en cuanto a la detección de las situaciones de desprotección y maltrato y tienen el
deber de comunicarlas de inmediato a la dirección del centro, corresponde a ésta la obligación administrativa
y legal de notificar tales situaciones a quien, según el caso, corresponda.
En consecuencia, la Consejería de Educación y Ciencia tiene a bien disponer:
Primero.
A los efectos de lo dispuesto en esta circular, se entiende por maltrato cualquier acción u omisión, no
accidental, por parte de los padres o cuidadores que compromete la satisfacción de las necesidades básicas
del y de la menor. En el Anexo I (archivo PDF, 11 KB) se ofrece una información básica sobre los tipos e
indicadores observables del maltrato que pueda ser útil al profesorado.
Segundo.
Todos los centros públicos y privados que tengan conocimiento de niños, niñas y adolescentes en situación
de alto riesgo social o familiar, de maltrato hacia el menor o posible desamparo u otras circunstancias afines,
tienen la obligación de actuar siguiendo los procedimientos estipulados en los apartados siguientes, según
corresponda en función de las características de cada caso, sin perjuicio de lo establecido por la legislación
vigente para los mismos.
Tercero.
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En el procedimiento de actuación se diferenciará entre el ordinario, para casos leves y casos de mayor
gravedad o dudosos, y el extraordinario para casos urgentes. En cualesquiera de los casos que se plantean, el
centro garantizará la confidencialidad de las gestiones que se realicen, así como el anonimato del niño o niña
afectado.
Cuarto.
Se considerarán casos leves aquellos en los que la problemática puede ser resuelta desde el propio centro
escolar: detección de pautas educativas familiares incorrectas que están afectando al buen desarrollo del niño
o niña, como exceso de castigos, falta de atención y apoyo en los temas escolares, trato inadecuado al niño o
la niña (ridiculizar, comparar despectivamente con otros, etc.). En estos casos la intervención será interna,
aunque también pueden establecerse contactos con los Servicios Sociales a fin de dar lugar a alguna de las
prestaciones existentes.
Quinto.
Procedimiento de actuación ordinario en casos de mayor gravedad o dudosos. En los casos en que no esté en
peligro la integridad física o psíquica del o de la menor, pero exista presunción de que se está produciendo o
puede llegar a producirse maltrato o de que no se están cubriendo sus necesidades, se procederá de la
siguiente manera:
El profesor o profesora que detecte la posibilidad de situación de riesgo o maltrato a un alumno o alumna lo
comunicará a la Dirección del centro.
La Dirección derivará el caso al Equipo de Orientación Educativa de zona -Colegios de Educación Infantil y
Primaria- o al Departamento de Orientación -Institutos de Educación Secundaria- para su valoración,
mediante comunicación escrita conforme al modelo del Anexo II (archivo PDF, 5 KB).
Los Equipos o Departamentos de Orientación, en coordinación con los Servicios Sociales Comunitarios,
realizarán de modo inmediato una valoración del caso, para lo que pueden, si lo consideran oportuno, realizar
entrevistas al niño o niña afectada, a la familia y a otros profesionales. Una vez valorado el caso, el
orientador o la orientadora remitirá un informe completo y propuesta de actuación a la Dirección del centro.
En el caso de que se trate de un incidente aislado o que no presente gravedad, y se considere que puede
solucionarse en el ámbito escolar, el orientador o la orientadora establecerá las pautas de actuación a
desarrollar en el Centro que mejor se adecuen a la situación personal del o de la menor y su familia, teniendo
en
cuenta
las
orientaciones
de
los
Servicios
Sociales
Comunitarios.
Si la valoración aconseja actuar fuera del marco escolar, la Dirección del centro lo comunicará, a los
Servicios Sociales Comunitarios, mediante el impreso que se adjunta Anexo III (archivo PDF, 6 KB),
incluyendo el informe del Equipo o Departamento de Orientación.
Sexto.
Procedimiento extraordinario y urgente de actuación. En casos de urgencia, por estimar que está en peligro la
integridad física o psíquica del niño o la niña, se procederá de la siguiente manera:
Comunicación inmediata a la Dirección del centro de la situación de riesgo o maltrato del alumno o alumna.
La Dirección comunicará de forma inmediata, telefónicamente y por escrito (vía fax), el hecho al Servicio de
Atención al Niño de la Delegación Provincial de Asuntos Sociales, mediante impreso que se adjunta en el
Anexo IV (archivo PDF, 9 KB). Se adjuntará informe especializado, si lo hubiera.
Paralelamente y con independencia de lo anterior, la Dirección dispondrá las medidas de atención inmediata
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que el o la menor requiera (atención sanitaria u otra), recabando, si fuese necesario, el auxilio policial o
judicial.
El Director o Directora dará cuenta de la actuación realizada a la Inspección Educativa y a los Servicios
Sociales Comunitarios, así como al Equipo de Orientación Educativa o al Departamento de Orientación para
su correspondiente seguimiento.
Séptimo.
Sin perjuicio de lo anteriormente expuesto, los Servicios Sociales podrán requerir la colaboración del centro
educativo y/o de los servicios de orientación de zona en el que esté escolarizado el o la menor para las
actuaciones conjuntas que se estimen oportunas o para la obtención de información que, en el ejercicio de las
competencias legalmente establecidas, las Corporaciones Locales, a través de sus Servicios Sociales, puedan
precisar.
Octavo.
El maltrato institucional, en el caso de los centros educativos, consiste en situaciones en las que por acción u
omisión no se respetan los derechos básicos a la protección, el cuidado y la promoción y estimulación del
desarrollo personal. Cualquier incidente de este tipo debe ser comunicado a la Dirección, que realizará las
acciones que sean necesarias para esclarecer el caso, haciendo intervenir, en su caso, al Servicio de
Inspección para la adopción de las medidas que correspondan.
Noveno
Se autoriza a las Delegaciones Provinciales de la Consejería de Educación y Ciencia a adoptar las medidas
oportunas para que los Servicios de Inspección Educativa, los Equipos de Orientación Educativa y los
Centros de Profesorado orienten, asesoren y realicen el seguimiento de cuanto se refiere a la protección de
niños y niñas, la detección de los casos de maltrato y la prevención en el marco escolar.
Sevilla, a 8 de mayo de 2002
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