Cuando recibe una prescripción médica, se pregunta alguna vez: ¿Para qué es este medicamento? ¿Cómo debo tomarlo y durante cuánto tiempo? ¿Qué efectos secundarios es probable que ocurran? ¿Qué hago si ocurren? ¿Es seguro tomar este medicamento con otros medicamentos, tanto aquellos que se obtienen con prescripción como los que no la requieren? ¿Qué comidas, bebidas o actividades debo evitar mientras estoy tomando este medicamento? La forma más importante como usted se puede ayudar a prevenir errores médicos es, ser un miembro activo del equipo de profesionales que cuidan de su salud. Eso significa tomar parte en cada decisión acerca de su cuidado. Los estudios muestran que los pacientes que están más involucrados en su estado de salud, tienden a obtener mejores resultados. Asegúrese de que todos sus médicos sepan todo lo que usted está tomando. Esto incluye medicamentos que se obtienen con prescripción y aquellos denominados de venta libre y suplementos dietéticos, tales como vitaminas o hierbas. No olvide concurrir con los nombres de los medicamentos que ingiere ante nuevas consultas médicas. Asegúrese de que su médico sabe acerca de cualquier alergia y reacciones farmacológicas adversas que usted haya tenido. Esto lo puede ayudar a evitar recibir un medicamento que le genere la reiteración del evento. Cuando su médico le escriba una prescripción asegúrese de que usted pueda leerla. Si no puede hacerlo no estará al tanto del nombre del producto indicado y sin duda, debe conocerlo. Si no lo entiende, solicite al profesional que lo verbalice y registre el nombre con su letra. Pida información acerca de sus medicamentos en términos que usted pueda comprender, tanto cuando se lo prescriban como cuando se los entregan. Cuando usted retire su medicamento en la farmacia, verifique que es el que su médico le prescribió. Un estudio realizado por el Colegio de Farmacología y Ciencias de la Salud de Massachusetts encontró que el 88% de los errores relacionados con medicamentos eran recibir el equivocado o la dosis errada. Si usted tiene cualquier duda acerca de las instrucciones para tomar los medicamentos, pregunte. Las indicaciones de los mismos pueden ser difíciles de comprender. Por ejemplo pregunte si, "cuatro dosis diarias" significa tomar una dosis cada 6 horas durante 24 horas o solo durante las horas del día en que usted está despierto. Pregúntele a su farmacéutico cual es el mejor dispositivo para medir sus medicamentos líquidos. También haga preguntas si no está seguro de cómo usarlo. Pida información escrita acerca de los efectos secundarios que su medicamento puede causar. Si usted lo sabe va a estar mejor preparado, como así también si ocurre algo inesperado. De esa manera puede reportar el problema enseguida y obtener ayuda antes de que se ponga peor. Si está en una institución asistencial considere preguntarle a los profesionales del cuidado de su salud, que tienen contacto directo con usted, si se han lavado las manos. Lavarse las manos es una forma importante de prevenir la propagación de infecciones en hospitales. Cuando a usted le dan de alta en un centro de atención, pídale a su médico que le explique el plan de tratamiento que va a usar en su casa. Esto incluye aprender acerca de sus medicamentos y determinar cuándo puede volver a continuar con sus actividades regulares. Los estudios muestran que, en el momento de darle de alta, los médicos piensan que sus pacientes comprenden más acerca de lo que deberían o no deberían hacer cuando regresen a su casa. Si va a ser sometido a una cirugía asegúrese de que usted, su médico clínico y su cirujano, están de acuerdo y tienen claro exactamente lo que se va a hacer. Realizar una cirugía en el lugar equivocado, por ejemplo en la rodilla izquierda en vez de en la derecha, es raro. Pero que esto ocurra, aun cuando sea una vez, es demasiado. Las cirugías en el lugar inadecuado se puede prevenir 100%. La Academia Estadounidense de Cirujanos Ortopédicos recomienda que los cirujanos firmen sus iniciales en el lugar a ser operado antes de la cirugía. Hable si tiene preguntas o inquietudes. Usted tiene derecho a cuestionar a cualquiera que esté involucrado en su cuidado. Asegúrese de que alguien, tal como su médico de cabecera, esté a cargo de su cuidado. Esto es especialmente importante si usted tiene muchos problemas de salud o si está en un sanatorio. Asegúrese de que todo el personal de atención médica, que está involucrado con su cuidado, tenga la información relacionada con usted. No asuma que todo el mundo sabe lo que necesita. Solicite a un familiar o amigo que se informe sobre su estado de salud, para que pueda ayudar a que las cosas se hagan o hablar en caso de que usted no pueda. Aun cuando piense que no necesita ahora ayuda, la puede requerir más tarde. Sepa que "más" no siempre significa mejor. Es una buena idea determinar por qué una prueba o tratamiento se necesita y cómo éste o ésta puede ayudarlo. Es posible que usted pudiera estar mejor sin hacérselo. Si a usted le hacen una prueba no asuma que, si no le dan noticias, significa que todo está bien. Pregunte por los resultados. Algunas razones para pensar en la seguridad del paciente Se estima que uno de cada diez pacientes hospitalizados sufrirá un incidente que le provocará daño durante su estancia. Esta cifra, estudiada en países con economías medias y altas, no se conoce aún en países con economías emergentes, pero se piensa que en éstos la magnitud del problema puede ser aún mayor. Según estimaciones realizadas, en un día cualquiera, 1,4 millones de personas están sufriendo en el mundo alguna infección contraída en el entorno sanitario. En algunos países, uno de cada diez ingresos en el hospital, es debido a reacciones adversas a medicamentos. Lo que es más grave es que alrededor de la mitad de los incidentes que provocan daño podrían haberse evitado con los estándares actuales de cuidados sanitarios. A veces con pequeños gestos, tales como el lavado de las manos o la utilización sistemática de una hoja de verificación, se puede contribuir a salvar muchas vidas. Los incidentes que causan daño pueden tener consecuencias muy negativas para los pacientes que los sufren, además del daño físico y moral, las lesiones pueden producir bajas laborales temporales, permanentes o incluso, en algunos casos extremos, su muerte. En algunos países se ha calculado que ocasionan un costo económico anual de varios miles de millones de dólares, debido a que estos incidentes, además de producir bajas laborales, aumentan los días extra en el hospital y hacen que se consuman muchos más recursos (más medicación, más intervenciones quirúrgicas, más pruebas diagnósticas, más cuidados en general). Por todo ello, la falta de seguridad en la atención es considerada hoy en día como un problema de salud pública mundial y, como tal, se deben dedicar todos los esfuerzos posibles para luchar contra este problema. Todas las personas y entidades que de un modo u otro tienen que velar por los cuidados de los pacientes (no sólo el personal sanitario, sino también las personas con responsabilidad en la gestión y en la autoridad sanitaria) son esenciales para que se establezca una cultura de seguridad. Los propios pacientes, adecuadamente informados, pueden también ayudar a mejorar su seguridad. ¿Cuáles fueron las 10 lesiones más frecuentes asociadas a los incidentes? 1. Neumonía. 2. Infección de una herida quirúrgica. 3. Úlceras por presión (por inmovilización). 4. Sepsis y shock séptico. 5. Necesidad de cuidado en la Unidad de Tratamiento Intensivo. 6. Flebitis. 7. Consecuencias en la salud debido al retraso en el diagnóstico o a un diagnóstico erróneo. 8. Lesión de un órgano debida a una intervención o un procedimiento médico. 9. Hemorragia o hematoma debido a una intervención o un procedimiento médico. 10. Invasión bacteriana de la sangre, debido a algún dispositivo, por ejemplo: un catéter. PARTICIPE ACTIVAMENTE EN EL CUIDADO DE SU SALUD