RATO Y EL COMERCIO El partido Popular, a través del ministro de Economía, Rodrigo Rato, pretende iniciar negociaciones con las distintas comunidades autónomas para eliminar las restricciones a la apertura en domingos y festivos de los establecimientos minoristas, a partir del 1º de enero de 2001. Esta sería una de las medidas que el Ministerio de Economía considera importantes para luchar contra el repunte inflacionista de los últimos meses y que tiene visos de acelerarse en el futuro próximo. Como siempre, el Partido Popular vuelve a mostrarse implacable con los débiles, y obsequioso con los poderosos. Lo hizo en la reforma del IRPF y lo sigue haciendo negándose a introducir la competencia real en el mercado de productos energéticos y en el de servicios profesionales. En la lucha contra la inflación, el PP podría, por ejemplo, reducir la voracidad recaudatoria del propio gobierno rebajando los impuestos especiales sobre los cada día más caros productos derivados del petróleo. En cambio, ha anticipado 1,3 billones de pesetas a las eléctricas, que pagaremos todos los consumidores en nuestros recibos. El sector energético -tanto el petróleo como el eléctrico o el del gas- sigue dominando el mercado en régimen de oligopolio con todas las bendiciones del gobierno del PP. A pesar de todo, Rato intenta culpabilizar al sector del comercio minorista, por no abrir los domingos y festivos. Como compensación, aduce la promesa -de momento incumplida- de rebajar el Impuesto de Actividades Económicas (IAE), y los 1.200 millones de pesetas en ayudas públicas al Plan de Modernización para mejorar las condiciones de competitividad. Ayudas claramente insuficientes y que difícilmente llegan a los segmentos más necesitados, por falta de información. Más valdría que el partido Popular ayudase a los autónomos -mayoría en el sector del comercio minorista- incluyéndolos en el régimen general de la Seguridad Social, o sustituyendo el actual sistema de módulos por un mecanismo recaudatorio en función de los beneficios. Por poner sólo dos ejemplos. De forma subliminal se nos ha hecho creer, desde hace unos años, que la libertad de horarios comerciales regía en toda Europa. La realidad, en cambio, es totalmente diferente. Sólo tres países la han implantado y han acabado concentrando la oferta en manos de unas pocas grandes superficies comerciales. El comercio minorista -y con él el medio de subsistencia de numerosas familiasprácticamente ha desaparecido. En el caso de la Comunidad Valenciana, estamos hablando de un colectivo que engloba a 189.000 familias que se dedican al comercio minorista. 34.000 de ellas en la ciudad de Valencia, sobre todo en los barrios periféricos. Estos comerciantes, agrupados en siete asociaciones implantadas en las tres provincias de nuestra Comunidad, han llegado a un acuerdo con la Asociación de Supermercados de la Comunidad Valenciana (Asucova), por el cual se mantiene el actual número de festivos en que pueden abrir los comercios, y se amplía la actual limitación de 72 horas semanales de apertura. Sólo tres grandes superficies comerciales se han negado a firmar el pacto, seguramente con la esperanza de forzar una ampliación de los festivos "aperturables" a cambio de su adhesión, una vez que el pequeño comercio ha aceptado el statu quo. Los valencianos debemos sentirnos satisfechos por la capacidad de interlocución y pacto de las organizaciones que representan a nuestros comerciantes y a los supermercados, y mantener la esperanza de que, al final, las tres grandes superficies que hasta ahora se han negado accederán a sumarse al pacto. Un pacto libremente aceptado por las partes directamente implicadas en el problema y que el gobierno de la Generalitat no tiene más que respetar y defender ante las intromisiones del Ministerio de Economía. 21 de mayo, 2000 Vicenta Lloris Vicaria Concejala Grupo Municipal Socialista-Progresista