UNA HISTORIA El caballo que no tenía sed El joven ciudadano quería ser útil en la granja donde se albergaba: “Antes de llevar el caballo al campo voy a darle de beber. Así ganaremos tiempo. Estaremos tranquilos todo el día. Pero, ¡a ver! ¿Es el caballo quien manda ahora? ¡Se niega a ir al abrevadero! Sólo piensa en el campo de alfalfa. ¿Desde cuándo mandan los animales? ¡Vendrás a beber, te digo!... El campesino novato hala de la brida y arrastra al caballo hasta al abrevadero. Tal vez tiene miedo. ¿Y si lo acariciara? ¿Ves?... el agua está clara. Mójate la nariz. ¡Cómo! ¿Que no quieres beber? ¡Toma!... Y el hombre hunde bruscamente la nariz del caballo en el agua del abrevadero. ¡Vas a beber esta vez! El animal resopla, pero no bebe. Entonces llega el viejo campesino y le dice al joven: ¡Ah! ¿crees tú que es así como se trata a un caballo? Es menos tonto que un hombre, ¿sabes? No tiene sed. Así lo matarías, pero no lo harías beber. Tal vez lo simule, pero el agua que haya tragado te la vomitará. Pierdes el tiempo. ¿Qué hacer entonces?, le dice el joven. Bien se ve que no eres campesino. No has comprendido que el caballo no tiene sed a estas horas de la mañana, sino que necesita pasto fresco en abundancia. Deja que se sacie de pasto. Después tendrá sed y lo verás galopar hacia el abrevadero. No esperará a que le des permiso. Te aconsejo, incluso, que no te pongas demasiado por medio. Y cuando haya bebido podrás tirar del ronzal. Cuando el muchacho se aprestaba a retirarse llevando al caballo-que no-teníased hacia la pesebrera donde había abundante pasto, apareció otro hombre que declaró sentenciosamente: ¡Nada de eso: basta con que le cambies el contenido del estanque! El joven obedeció inmediatamente: “es necesario -lo ordenan las autoridadeshacer beber a aquel caballo-que-no-tiene-sed”. Trabajo perdido. El caballo no tiene sed ni de agua turbia ni de agua clara. ¡No tiene sed! Y lo demuestra arrancando el ronzal de las manos del joven granjero y saliendo al trote hacia el campo de alfalfa.