FILÓSOFOS IMPORTANTES Kant, Immanuel

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FILÓSOFOS IMPORTANTES
Kant, Immanuel (1724−1804). Filósofo alemán. Recibió, en especial de su madre, la influencia del pietismo.
Más tarde, en su etapa universitaria, se vio influido por Martin Knutzen, quien, en sus explicaciones,
combinaba el pensamiento de Leibniz con la «filosofía experimental» newtoniana. En 1770 fue nombrado
profesor ordinario de lógica y metafísica de la Universidad de Königsberg.
Se puede considerar su filosofía como una «evolución continua» que parte del racionalismo de Wolff y
asimila influencias empiristas, la de Hume especialmente. Se han señalado tres períodos en la filosofía
kantiana: el período llamado precrítico (1747−70), el período crítico (1772−90) y el período comprendido
entre 1796 y 1803.
Período precrítico (1747−70)
Durante este período, los problemas que le ocupan son el espacio, posibilidad y existencia, razón lógica y
causa, el objeto. Apoyándose en el espacio absoluto de Newton, aceptó un «espacio vacío», condición previa
(metafísica) de los cuerpos y fundamento del espacio relativo. Entre 1768 y 1770 descubrió «la idealidad del
espacio y del tiempo» (su pertenencia al entendimiento), aunque le resultaba incongruente con su carácter
intuitivo y singular. En su disertación de 1770 (De mundi sensibilis atque intelligibilis forma et principiis)
admitía una «ciencia de lo sensible» en la que espacio y tiempo son determinaciones formales singulares de la
sensibilidad, condiciones a priori del fenómeno, y una «ciencia de lo inteligible», y oponía «objeto
fenoménico» a «objeto inteligible» (lo en sí).
Período crítico (1772−90)
La famosa carta An Markus Herz le muestra ya en posesión del «problema crítico» (la «referencia de las
representaciones al objeto»); conceptos puros constituyen funciones unificadoras de los datos sensibles. A
partir de ahí emprende una indagación sobre las condiciones de posibilidad del pensamiento objetivo, es decir,
con vistas a la síntesis de lo a priori con lo a posteriori, según la exigencia de universalidad y necesidad.
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En la Kritik der reinen Vernunft (1787) se plantea cómo son posibles los juicios sintéticos a priori, los límites
del conocimiento, la objetividad del objeto y la posibilidad de una metafísica (según el modelo de la
matemática y de la física). El conocimiento humano (finito) connota una intuición receptiva en que la
diversidad empírica afectante se ordena según formas a priori (espacio y tiempo); el resultado de tal
ordenación son los fenómenos, representaciones que no presentan aún el carácter de «conocimientos
objetivos» (Die transzendentale Ästhetik).
Sólo la síntesis a priori de tales fenómenos según las categorías los convierte en objetos en y para la
conciencia (el «yo pienso», la apercepción trascendental). Las categorías (unidades sintéticas) sólo tienen un
uso legítimo en tanto que intervienen en la constitución de los objetos de experiencia (Die transzendentale
Dialektik).
En el paso de la razón teórica a la razón práctica (Kritik der praktischen Vernunft, 1788) se lleva a cabo la
fundación de la metafísica y pasa a preocuparse de las condiciones de la moralidad. Las ideas trascendentales
(alma, mundo, Dios) quedan confirmadas en la filosofía práctica. La cosa en sí no está sometida ni al tiempo
ni a la causalidad natural; ella tiene la libertad como causalidad («causalidad inteligible»).
La vía de acceso a lo en sí se halla en la acción del sujeto, guiada por el imperativo de la razón. La causalidad
libre nos revela la autodeterminación propia del hombre: él puede darse su propia ley moral, que presenta una
validez absoluta y nos indica cómo debemos obrar (carácter formal, contenido del imperativo categórico). De
ahí que hable de un «primado de la razón práctica». La inmortalidad del alma, la existencia de Dios (ideas
trascendentales) son necesarias, vienen exigidas por la ley moral.
Redactó la Kritik der Urteilskraft (1790) con la intención de establecer un puente entre la razón teórica y la
razón práctica, que, en definitiva, demuestran un dualismo irreductible entre entendimiento y razón. En sus
investigaciones sobre los principios a priori del juicio estético constata que a éste le es inherente «una
aspiración a la universalidad»; posee una cierta necesidad y universalidad. En los juicios estéticos la razón
trasciende el entendimiento y experimenta lo sublime (pensamiento de lo incondicionado, de lo absoluto, de lo
infinito), que supera el determinismo de las leyes naturales.
El creador (el genio) crea las reglas de su propio arte, se convierte en naturaleza creadora (inteligencia
intuitiva); en la intuición intelectual, verdadera creación artística del objeto teórico, finalidad y causalidad se
armonizan y confunden.
De 1796 a 1803
Este período está representado por la publicación de su Opus postumum (1796−1803), constituida por un
manuscrito inacabado (Übergang von den metaphysischen Anfangsgründe der Naturwissenschaft zur Physik),
conjunto de trece legajos («XIII Convoluta»), con inserción de algunas hojas sueltas «löse Blätter», se
propuso «el paso desde los primeros fundamentos de la metafísica de la naturaleza a la física», mostrar cómo
el a priori de la apercepción puede referirse no sólo a las leyes generales de la experiencia, sino también a las
leyes particulares de la física newtoniana. La física como sistema será posible si encontramos un «a priori
sintético», un principio de «constructividad» que brote de la espontaneidad del sujeto.
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Nietzsche, Friedrich (1844−1900). Filósofo alemán. Hijo de un pastor protestante, estudió filología clásica en
Bonn y Leipzig, interesándose por la teología y la filosofía. En 1878 tuvo que retirarse de la docencia por
enfermedad y desde 1889 hasta su muerte vivió postrado por la locura y la parálisis.
La vida profesional y académica pesó menos en la personalidad de Nietzsche que su propio temperamento, su
mala salud y sus amistades personales, por otra parte muy escasas. Entre éstas, destaca la que le unió con
Wagner, al que conoció en Leipzig y con quien rompió definitivamente en 1869.
Poseedor de un gran talento literario, huyó de la exposición filosófica sistemática de estilo científico y
encontró su medio expresivo en una prosa altamente poética. Por otra parte, la crítica actual aconseja evitar la
interpretación de su pensamiento apoyándose en la parte más sistemática de su obra, la póstuma, por
considerar que ha sido adulterada.
La idea central de Nietzsche es la concepción de la vida como voluntad de afirmación del hombre frente a la
sistematicidad de la razón. Opone a ésta, a la que en sus primeras obras identifica con el espíritu apolíneo, el
espíritu dionisíaco, que interpreta como una audaz inclinación a sumergirse en la profunda realidad vital
humana, tal como se encuentra plasmada en la tragedia griega.
La moral nietzscheana se basa en el desprecio a la escala de valores de la ética cristiana y burguesa, a la que
considera propia de resentidos, es decir, de hombres que, al no ser capaces de realizarse a sí mismos, valoran
positivamente la humildad, la benevolencia, la utilidad, cosas propias sólo de esclavos y no de hombres libres,
señores, capaces de llegar a ser superhombres gracias a una conducta que va «más allá del bien y del mal» y
consiste en la afirmación de lo vital por excelencia: la fuerza, la voluntad de poder.
Paralelamente, opone al ideal del progreso histórico la teoría del desarrollo humano concebido como una
repetición, un eterno retorno; para él, el mundo es un devenir continuo que no desemboca en un estado final
de perfección, sino que permanece bajo el signo de la contradicción, la lucha y el retorno constante de lo igual
en el ser.
Sus principales obras son: Die Geburt der Tragödie aus dem Geiste der Musik (1872); Menschliches,
Allzumenschliches (1878); Die Fröhlische Wissenschaft (1882); Also sprach Zarathustra (partes I, II, 1883;
III, 1884; IV, 1891); Jenseits von Gut und Böse: Vorspiel zu einer Philosophie der Zukunft (1886); Zur
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Genealogie der Moral (1887); Ecce Homo (ed. Richter, 1908); Der Wille zur Macht. Versuch einer
Umwertung aller Werte (se encuentra únicamente en las obras completas, 1894−1913).
En la segunda mitad del s. XX se aprecia una revalorización del pensamiento de Nietzsche ligada a la crisis
del racionalismo liberal.
Kierkegaard, Soren (1813−1855). Filósofo y teólogo protestante danés. En 1830 inició en la Universidad de
Copenhague sus estudios de teología, que concluyó en 1841. Su doctrina filosófica nace como continuación
del pensamiento religioso de su época, en abierta polémica con el hegelianismo. Recibió la influencia de los
pensadores daneses Hans Martensen, F. C. Sibbern y Paul Moller y la de Hegel, Schelling, Trendelenburg y
Schopenhauer. Sin embargo, el elemento determinante en este filósofo es su propensión natural a la
melancolía, acompañada de una gran capacidad analítica. Llamó a su doctrina dialéctica cualitativa y
mediante ella defendió la imposibilidad de conciliación de los contrarios.
Debe su importancia a la prioridad que dio a la existencia sobre la esencia, al pensamiento existencial frente al
especulativo. La vida se vive como paradoja. No existe una continuidad entre tesis y antítesis a través de la
síntesis, por cuanto la diferencia cualitativa entre los contrarios es infinita y porque el pensamiento, que tiene
por objeto lo universal y abstracto, se da en una existencia finita. Es por la interiorización en los propios
estados de la conciencia por lo que se patentiza este apuntar de lo finito a lo infinito y el abismo cualitativo
entre el hombre y Dios, que es, para Kierkegaard, el absolutamente Otro, el Innombrable.
Esta infinita lejanía es el origen del estado natural de todo hombre: la angustia, que es consciente o
inconscientemente vivida. Pensador subjetivo, reconoce como único conocimiento la relación del hombre con
la realidad, que como totalidad le es inalcanzable. La unidad entre pensar y ser sólo se da en Dios.
Distingue tres estadios en la vida del hombre: estético (goce del instante presente), ético (relación del
individuo consigo mismo) y religioso (relación hombre−Dios). Cada uno de ellos está desconectado del
anterior. No existe ascensión del uno al otro, sino salto provocado por una voluntaria decisión, que es lo que
produce el cambio cualitativo. La repetición es el límite entre los dos primeros. El estadio religioso es la
inclusión de lo trascendente en lo finito; ésta es la primera etapa. La segunda es la vivencia de esta paradoja
en la encarnación de Cristo. Es considerado el padre del moderno existencialismo. Entre los pensadores de
lengua castellana influyó especialmente en Unamuno.
Obras principales: Del concepto de ironía, principalmente en Sócrates (1841); O lo Uno o lo Otro. Un
fragmento de la vida (1843); La repetición (1843); Temor y temblor (1843); El concepto de la angustia
(1844); Estadios en el camino de la vida (1845). Póstumamente se publicó su Diario.
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Epicuro (h. −341 a −270). Filósofo griego. Nacido en Samos, fundó una escuela en Atenas llamada «El
Jardín». La preocupación básica de Epicuro fue la de conseguir un arte de vivir; para él, una filosofía que no
sirviera para alcanzar la felicidad del hombre no tendría razón de ser. Ahora bien, esto no le conduce a buscar
placeres desenfrenados, sino, al contrario, a abogar por una vida pacífica y mesurada, en la que el espíritu
tranquilo goce de la amistad y del cultivo de la filosofía.
El primer paso para ello consiste en eliminar lo que produce infelicidad al hombre: el pensamiento de la
muerte, el temor a los dioses y el dolor físico. Propugna el cultivo de los placeres, los más deleitables de los
cuales son los espirituales (la amistad, el goce intelectual). Esta ética es completada por dos disciplinas: la
canónica y la física. La primera es una teoría del conocimiento de estilo sensista, que permite una explicación
naturalista de todo, eliminando así lo sobrenatural.
La física es un elaborado atomismo, en el que, y en esto consiste la diferencia con la física de Demócrito,
introduce un elemento de azar al considerar que algunas veces los átomos pueden sufrir desviaciones. Afirma
que la materia es eterna e increada y que el orden cósmico se debe a razones mecánicas y no a una teleología.
Bentham, Jeremy (1748−1832). Filósofo, economista y jurista británico. Formuló el principio de la utilidad
como base de sus teorías relativas al Estado, al derecho y a la economía. Consideraba que el hombre en su
actividad se guía únicamente por la búsqueda de la máxima satisfacción y del mínimo sufrimiento. El
principio de su ética es el interés; éste consiste en el logro de la felicidad, no sólo individual sino colectiva.
Defendió el liberalismo económico. Obras principales: Defence of Usury (1787), An Introduction to the
Principles of Morals and Legislation (1798) y el Manual of Political Economy (1825).
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