Tejidos de formación en el tallo. Fuller y Ritchie (1986) indican que los tejidos meristemáticos se localizan en las puntas de las raíces y de los tallos, entre los tejidos conductores de agua y los tejidos conductores de alimentos de los tallos y en otras partes de la planta. Las células meristemáticas son pequeñas , de pared celular delgada, con frecuencia cúbicas o en forma de ladrillo, densamente llenas de protoplasma y capaces de producir, por división (mediante el proceso de mitosis), nuevas células. Estas células nuevas, por medio de procesos de crecimiento, agrandamiento y diferenciación, se convierten en los tejidos permanentes de las plantas. En la raíz existe una zona meristemática, a partir de la cual se efectúa la primera fase de su crecimiento en longitud. El meristemo secundario en las raíces se ubica en el cambium constituido por células meristemáticas, que se localiza entre el xilema y el floema, dichas células por división periclinal, producen xilema y floema secundarios, aumentando así el diámetro de la raíz. Respecto al tallo Fuller y Ritchie (1986) mencionan que el tallo tiene las siguientes funciones importantes: 1) conducen los materiales; 2) participan en la producción y sostén de hojas y estructuras reproductoras; 3) intervienen en el almacenamiento de alimentos. En una planta que se reproduce por semillas, el primer tallo se desarrolla de una parte del embrión conocida como epicotilo, el cual es una continuación del hipocotilo. El epicotilo es una estructura cilíndrica, con una masa de células meristemáticas y con frecuencia un par de hojas en su apéndice. En algunas especies de plantas solo el epicotilo aparece sobre el suelo; en otras, emerge con una parte del hipocotilo. En el primer caso, el tallo se desarrolla por completo del epicotilo (por ejemplo en el chícharo). En el segundo caso, el tallo se origina principalmente del epicotilo, desarrollándose del hipocotilo su parte baja (por ejemplo, en el frijol). El examen de un tallo en crecimiento activo revela una diversidad de estructuras, las más comunes de las cuales son las yemas y las hojas. Las yemas están situadas en las axilas de las hojas, en el interior del ángulo que se forma en el punto de unión de una hoja con el tallo. Una yema colocada en la punta de un tallo o de una rama, recibe el nombre de yema apical o terminal; la yema que se encuentra en un costado de un tallo se denomina yema lateral o axilar. Algunas veces se desarrollan yemas en partes distintas a las axilas de las hojas, estas yemas se denominan adventicias. El punto del tallo en donde crece una yema se llama nudo; la porción de tallo que queda entre dos nudos se denomina entrenudo (Fuller y Ritchie, 1986). Una yema típica está formada por una masa de tejido meristemático, el cual, por división elongación y maduración de las células, conduce al crecimiento longitudinal del tallo y a la producción de hojas y flores. El examen de una sección longitudinal de la punta de un tallo puede mostrar que se conforma de una región meristemática en la yema, una región de elongación y una región de maduración. Es común que estas regiones tengan una mayor extensión longitudinal en los tallos que en las raíces. Las yemas terminales aumentan la extensión de las ramillas en cuyos ápices se encuentran situadas. Las yemas laterales generalmente forman ramas en los brotes en los cuales aparecen, así como hojas o flores, o ambas. Así, pues las ramas de un tallo tiene origen externo, en contraste con el origen interno de las raíces laterales (Fuller y Ritchie, 1986). En la mayoría de las yemas foliares hay pequeñas protuberancias laterales de tejidos meristemáticos que al crecer la yema se convierte en hojas. Puede considerarse que una yema es una rama muy contraída con nudos, entrenudos y rudimentos foliares. En las yemas desnudas, el tejido meristemático no está cubierto; en las yemas cubiertas, varias escamas sobrepuestas las protegen contra temperaturas extremas, desecación y, contra la entrada de parásitos. Estas escamas frecuentemente son gruesas, resistentes, tienen secreciones cerosas o pegajosas lo cual las hacen resistentes a la pérdida de agua. Las yemas pueden crecer continuamente en plantas vivas anuales y leñosas en los trópicos. En contraste en zonas templadas las plantas leñosas, las yemas se desarrollan durante la estación de crecimiento y presentan reposo en temperaturas bajas o en baja humedad (Fuller y Ritchie, 1986). Wilson y Loomis (1980) reiteran que el crecimiento secundario (meristema secundario) se efectúa en la zona de tejido vascular precisamente por la multiplicación celular que realiza el cambium vascular, el cual se ubica entre los haces o tejidos vasculares del xilema y floema. A través del xilema se transporta esencialmente agua y sales minerales desde las raíces hacia las hojas y a través del floema (tubos cribosos y células acompañantes vivas) se propicia la conducción de alimentos (carbohidratos) (de arriba a abajo) desde las hojas hacia las raíces y (de abajo hacia arriba y de izquierda a derecha) hacia arriba para abastecer con alimento a las yemas y frutos en desarrollo. Wilson y Loomis (1980) señalan que el meristemo primario o el que representa el crecimiento apical, propicia el alargamiento del tallo principal y el de sus ramas, es el resultado del crecimiento en el ápice vegetativo y en un pequeño tramo detrás de él. El ápice vegetativo es un domo (montículo) de células meristemáticas situadas en el extremo superior del tallo. Puede comprender células situadas por debajo de los primordios más jóvenes de las hojas. El crecimiento apical puede ser rápido y el tallo crecerá unos cuantos centímetros o hasta metros durante una estación de crecimiento. Examinando un tallo en desarrollo activo a crecientes distancias del ápice, se puede observar los resultados del progresivo agrandamiento y diferenciación de las células (observar figura 7.3). en la parte superior (A) de esta figura, en la que se encuentra el ápice vegetativo, domina la división celular , pero se manifiesta algún agrandamiento de las células y alguna diferenciación. En la parte media (B), continúa la división de las células, aún en las vacuolas, y el aumento de tamaño y la diferenciación del tejido es más notable. Se puede distinguir que el crecimiento de algunas células es aproximadamente parejo en todos los diámetros, mientras en otras es mucho mayor en un plano vertical. En la parte inferior (C), el aumento de tamaño de las células es evidente y hay mayor diferenciación de los tejidos. Algunos como la epidermis, la médula y la corteza se acercan a la madurez fisiológica; es decir están a punto de llegar a un estado en que las células permanecen relativamente inalteradas por no haber cambios en torno a ellas. Otras células como las fibras del floema y ciertas células del xilema, han perdido el núcleo y el citoplasma y quedan como elementos sin vida. Estas células alcanzaron su madurez y no admiten nueva diferenciación. El aumento de tamaño de las células desde el extremo del tallo hacia abajo es debido es debido en parte a la difusión del agua hacia adentro, lo cual aumenta el crecimiento y tamaño de las vacuolas, pero también el citoplasma aumenta, talvéz hasta el doble de su peso. La célula que ha alcanzado su madurez fisiológica tiene un tamaño de 10 a 20 veces mayor que el de la célula meristemática, y en algunos tejidos, como en los frutos, es cientos de veces mayor. Relacionando los anteriores procesos con el alargamiento del tallo, principalmente en la planta dicotiledónea leñosa, si bien los mismos principios son aplicables a las coníferas, a las dicotiledóneas herbaceas y a las monocotiledóneas. Solo en la parte apical del tallo leñoso se produce el crecimiento en longitud o altura. Este crecimiento es, casi en su totalidad, debido al agrandamiento de las células en los entrenudos, cuya extensión empuja al ápice vegetativo hacia arriba. Esta zona de extensión o alargamiento ocupa considerable trecho por debajo del ápice, a veces hasta 15 cm, y comprende varios entrenudos. El ápice es la fuente de producción de nuevas células las que posteriormente se elongarán (alargarán), el meristemo apical es una zona de iniciación de tejidos y apéndices laterales como las hojas. En tanto que la fuente de células del tallo maduro las produce la actividad del cambium. El meristema apical o primario no solo produce células que se suman a los tejidos subyacentes, sino también produce escamas de las yemas, produce primordios foliares y yemas laterales. Simultánea a la formación de primordios foliares es la formación de entrenudos. La división celular no la efectúa solo el ápice vegetativo, ni es la fuente más importante de nuevas células. La división celular continúa por algún tiempo detrás del meristema apical en toda la extensión de los entrenudos recién formados. El lugar donde cesa primero esta división es la base de cada entrenudo, y la cesación sigue luego a la región media y posteriormente llega hasta el extremo superior. En el mismo orden ocurre poco después la cesación del agrandamiento de las células. Así, las células en división de cada entrenudo es un meristema intercalar transitorio, muchas de cuyas células acaban por adquirir la madurez fisiológica. Es la descendencia de estas células la que, por sucesivo agrandamiento, hace crecer el tallo en longitud. Este agrandamiento, estimula la elongación del tallo que parte desde la base del tallo hacia el ápice, pasando sucesivamente por cada entrenudo. Cada yema de plantas leñosas es una ramita no desarrollada y algunos a veces todos los nudos y entrenudos de la nueva ramita existen en la yema meses antes de su expansión. Gran parte del rápido crecimiento que sigue a la apertura de las yemas resulta del alargamiento de los entrenudos del eje embrionario. En plantas leñosas de clima templado, el crecimiento apical está limitado a la primera mitad de la estación de crecimiento y se completa en unas cuantas semanas, en plantas herbáceas de zonas templadas el crecimiento apical continúa durante la mayor parte de la estación de crecimiento. Algunas hierbas creciendo en longitud hasta que mueren por heladas, otras hasta la formación de flores y frutos. Wilson y Loomis (1980) mencionan que se da el nombre de tejidos primarios a los tejidos plenamente diferenciados y maduros que nacen de los meristemas apicales del tallo y de la raíz o de sus derivados, hay por lo tanto xilema primario y floema primario; la corteza, la médula y la epidermis son tambén tejidos primarios. Los precursores de estos tejidos se distinguen inmediatamente debajo del meristema apical como meristemas primarios, que son tejidos meristemáticos iniciados por el sistema apical y denominados según el sistema de tejidos a que dan origen estos meristemas primarios son; 1) la protodermis que forma la epidermis; 2) el procambium que da origen a los tejidos vasculares primarios; 3) el meristema fundamental, que produce los tejidos fundamentales, la médula y la corteza. El procámbium consta de células alargadas verticalmente que en los tallos de dicotiledóneas y coníferas forman un cilindro. Prolongaciones laterales de este cilindro se extienden en las hojas y se diferencian en rastros foliares. En la figura 7.6A, las células procambiales tienen pequeño diámetro, son ricas en protoplasma, se ven dispuestas en un círculo compuesto de grupos de células separadas por tejido, que por algún tiempo permanece meristemático. Los primeros cordones procambiales son pronto suplementados por nuevos cordones de procámbium que resultan de la diferenciación de las células meristemáticas intercaladas entre los primeros (observar figura 7.6B). Los cordones procambiales poco a poco se diferencían para convertirse en haces vasculares separados por parénquima interfascicular, que resulta de la diferenciación de las células meristemáticas remanentes entre los cordones del procambium. Las células exteriores de estos cordones se diferencian en floema primario y las interiores en xilema primario (observar figura 7.6B). Entre el floema y el xilema primario queda una sola capa de células, llamada el cambium vascular, que permanece sin diferenciación como meristema. Estas células conservan indefinidamente su capacidad para dividirse y formar nuevas células y con ello aumentar el diámetro del tallo. El cambium situado dentro de los haces vasculares se llama cambium fascicular. Muy pronto se forma en el parénquima interfascicular el cambium interfascicular (ver figura 7.6B), unido por uno y otro con el cambium fascicular. Las funciones de uno y otro son semejantes. El cambium de los grandes y pequeños haces queda unido y continuo en forma de cilindro que se extiende por los nudos y entrenudos del tallo y de sus ramas. Como el cambium esta situado a lo largo de los lados del tallo y de la raíz, tiene el carácter de meristema lateral, en contraste con los meristemas apicales. Las células del floema primario son semejantes a las del floema que se forma después por la actividad del cambium. La mayoría de las células del xilema primario se caracterizan por el patrón de la pared celular secundario, en el xilema primario las células (más internas) tienen pared secundaria gruesa en forma de anillos y se llaman elementos anuales. En tanto que las células del vaso son las últimas que se forman en el proceso de diferenciación estas tiene una forma helicoidal o espiralado estas formas son las más visibles que los anulares (anillos) al observarse en microscopio. Estos dos tipos de células maduran cuando todavía el tallo está todavía creciendo en longitud. Existen también elementos escalariformes (tienen la forma espiral de manera de hélice intercanectada), reticulados (los engrosamiento de la pared tiene forma de red) y punteados (tiene una forma parecida a las células conductoras de agua del xilema secundario. Tejidos secundarios. Los tejidos secundarios se forman por la actividad del meristema lateral, ya sea el cámbium vascular o el cámbium suberógeno. De ella resulta el llamado crecimiento secundario, que engrosa el diámetro del tallo y de la raíz. La actividad del cambium comienza antes que los tejidos vasculares primarios se hayan diferenciado completamente. Las células del cambium se dividen y producen xilema secundario en el lado interno y floema secundario en el lado externo. Los radios vasculares se forman también por el cambium (ver figura 7.11). El xilema secundario queda adosado al lado externo del xilema primario y el floema secundario se adiciona al lado interno del floema primario. El cambium continúa formando xilema y floema secundarios año tras año durante toda la vida de la planta. La cantidad de floema secundario producida es menor que la del xilema secundario, en planats leñosas el floema antiguo, incluido el primario es aplastado por la presión de los nuevos tejidos que se forman en el interior. El xilema secundario se conserva y con el tiempo forma el grueso del cuerpo de la planta. En la ramita, elprimer anillo anual de crecimiento contiene una pequeña cantidad de xilema primario junto a la médula y el resto del anillo es xilema secundario (ver figura 7.8). Las monocotiledóneas carecen de cambium y sus tejidos son todos de origen primario. Resumiendo el crecimiento secundario o lateral no cesa como en el caso del crecimiento apical que cesa tremapanamente en la estación de crecimiento, por tanto los tejidos primarios componen una pequeña parte del volumen de los tallos leñosos, en contraste el crecimiento secundario aporta más volumen al tallo (madera útil para la comercializació) durante más tiempo.