Message from Ted (Tetsuhiko) Endo (St Andrews MA, 2003-2007), who is working with poor children in Montevideo, as part of a project to teach them graffiti, rapping and breakdancing as a form of social empowerment. This is a message sent to one of our Uruguayan lectoras in March 2008. El sol se acaba de asomar por las nubes por la primera vez en tres días. Montevideo y todos sus habitantes están empapados y hartos de estar empapados. Es una pena porque se pronostica dos días más de lluvia. Aunque a mí no me molesta tanto la lluvia – debe de tener algo que ver con haber vivido tres años en Escocia – vivir y trabajar con los uruguayos implica quejarse del tiempo, sea soleado, nubloso, o perfecto, por los menos un par de veces cada día. Han sido unas semanas bastante locas, como siempre. Los talleres de hip hop van bastante bien. Aunque todavía no hayamos producido una revolución cultural, creo que hay esperanza para la movida y para algunos de los gurises de la calle que se enganchan con ella. Sin embargo, la sociedad uruguaya no es el lugar más apto para una movida que se trata de expresarse a través de la música y el baile. En muchos sentidos, la sociedad aquí, como me imagino que sepas, sigue siendo bastante conservadora. Mis amigos me dicen que es resultado de la relativamente reciente derrota de la dictadura. Como unos de mis talleristas me contó: “Somos la primera generación que ha podido expresarse con libertad a través del arte en este país. Los gobiernos anteriores no dejaban a nadie expresarse liberalmente – controlaban todo, desde la música que se podía escuchar hasta los libros que se podían leer.” Aunque viví en una sociedad pos-fascista en España, la historia aunque era un poco diferente y el legado de control y censura en el ámbito social era un poco mas viejo y débil. Leí una vez que, en una dictadura, todos los ciudadanos se convierten en pequeños dictadores porque se internalizan la opresión. No entendí la frase hasta que llegué aquí y empecé a chocar con un especie de ‘resaca dictatorial’. Sigo luchando con ello en la forma del machismo, el racismo y el conservadurismo todos los días ambos en el trabajo y en la vida. Para generalizar un poco, hay dos tipos de uruguayos: los que no bailan, y los que bailan la Cumbia. Si el tercer reich tuviera un baile, seria la Cumbia y su himno nacional sería “la Mayonesa”. Aunque estoy a favor de que los chicos tengan sus movidas culturales, cualquier cultura en la que se promueve tintar el pelo amarrillo y todos los paso de baile son inventados por otras personas y dictados a la publica me parece espantosa. Pero la verdad es que la Cumbia no es el problema, sino un rasgo de ello. El problema es que no estamos solamente enseñando como bailar o rapear o pintar o tocar, estamos intentando cambiar una paradigma. Los niños con los que trabajamos tienen un frase favorito: “No puedo”. No es algo que dicen con frustración ni ira, sino algo que dicen con una resignación inquietante – realmente, ellos mismos creen que lo que estamos enseñando es algo que nunca pueden aprender hacer. Estos son los pequeños dictadores. Lo bueno es que, la revolución contra el conservadurismo social de los uruguayos no domina toda mi vida. También, he tenido la oportunidad de disfrutar las playas y todo lo bueno que tiene la cultura uruguaya. Estuve en la Pedrera para el fin de semana del arranque de carnaval. Fue una locura total – 4 días de camping, playa, fiestas, desfiles, alimentándome solamente de milanesas con pan y bizcochos, esquivando los bombitas de agua y durmiendo muy, muy poco. También, fui a Punta Del Diablo un fin de Semana para un poco mas tranquilidad y incluso llegue a conocer el famoso Cabo Polonio que tiene que ser muy lindo en el otoño cuando uno puede estar solo con el mar y un millón de lobos de mar. En Montevideo, la verdad es que no he aprovechado de los espectáculos de carnaval como debo. Este año “Agarrate Catalina” se han convertido en autenticas estrellas de la temporada con su espectáculo sobre el vejez. Cada semana me digo que los voy a ver, pero es una cosa que sigo teniendo pendiente. Fui a las Llamadas – este desfile legendario que muchos uruguayos aman y temen con la misma medida. “No te vayas sólo,” me dijeron básicamente todo el mundo. “No te lleves mucho dinero”; “Tienes que evitar tal calle”; “No te quedes demasiado tarde”, etc., etc. Cuando llegué, me encontré con un grupo de mis ‘alumnos’ y me di cuenta que si alguien me iba a rapiñar, por lo menos, sería un conocido. Me encanta el candombe tanto por la libertad de expresión que se promueve como el hecho de que es algo propio de Uruguay. Tal vez, la cosa que me fastidia lo más aquí es la idea de que todo que viene de este país no es suficientemente lindo o culto o desarrollado cuando se compara con las culturas de otros países, especialmente en Europa. Cuando veo la riqueza musical y cultural de la murga o el candombe, quiero sacudir a la gente y hacerles ver todo lo bueno que existe aquí. De donde viene esta añoranza tan pobre de ‘ser europeo’? Como siempre digo a todo el mundo, medio en broma, y medio en serio: He vivido en Europa, y la verdad es que es muy lindo, pero no tiene la onda que tenemos en las Américas. Muchas veces, deseo que los uruguayos pudiera dejar de ver su cultura como pobre, y dejar de dudar su propio habilidad para construir una sociedad viable. Como un Yankee que está bastante decepcionado con su país, siempre me he considerado en contra del nacionalismo muy fuerte. Que irónico que, por la primera vez en mi vida, me encuentro deseando ver un poco más nacionalismo en una sociedad. Ahora mismo, estoy entrando en un concurso del Banco Mundial para ganar dinero para mi proyecto. Si gano, me quedare aquí hasta el invierno o la primavera para armarlo bien y dejarlo funcionando. Al final, no voy a entrar en el curso de postrado en Londres porque he decidido que ha llegado la hora de ponerme a escribir en serio. Por esto, voy a empezar a buscar careras en el periodismo internacional. Me gustaría poder viajar y escribir sobre lo que veo y experimento. Es básicamente lo que ya hago en mi tiempo libre, entonces ¿por qué no intentar encontrar a alguien para pagarme hacerlo? Perdona las críticas de tu país – a veces el acto de escribir me lleva al cinismo sin querer. Como ya lo sabes, nunca es muy fácil vivir en otra cultura muy lejos de la suya, y mucho menos cuando tu trabajo es intentar mejorar tal cultura por lo muy poco que puedas. Más que criticar, solo quiero contar la verdad de mi experiencia aquí por lo bueno y lo malo. Muchas veces, no sé si odio o amo este país pero lo seguro es que va a seguir encantándome y frustrándome hasta el día que me vaya. Ted Endo