Casos de eutanasia en Chile e Italia desatan polémica internacional Gabriela Moreno / noticias@laverdad.com El tema de la eutanasia sigue dando de que hablar. Y es que en Italia y Chile se ha desatado una polémica por posibles casos de eutanasia, es decir, por el acto de inducir la muerte a un ser humano enfermo de gravedad para evitarle sufrimientos. Familiares de las presuntas víctimas y personal médico enfrentan cargos por posible participación. Desde el pasado 21 de diciembre dos mujeres están acusadas de homicidio calificado en un presunto caso de eutanasia registrado en el hospital de San Juan de Dios de Los Andes, en Santiago de Chile. Mauricio Navarro, fiscal del caso, señaló que Aileen Torrealba, estudiante de enfermería, y Ana Quiroz Rojas, técnico paramédico, al parecer inyectaron una sobredosis de insulina a Laura Guajardo, de 84 años, quien murió hace poco más de mes en el centro de salud. La investigación del Ministerio Público busca establecer si la mujer murió por la alta dosis de insulina -20 unidades de la cristalina- o por una septicemia generalizada, ya que en octubre de 2006 le amputaron una pierna. Guajardo tenía 15 años con el trastorno metabólico. La Fiscalía ordenó la exhumación del cuerpo. Por ahora las dos procesadas tienen libertad provisional pero no podrán ejercer sus oficios hasta que el organismo se pronuncie. Ambas mujeres están en riesgo de cadena perpetua o, en el mejor de los casos, 15 años de presidio si se comprueba que la anciana murió por la administración de la hormona. "Esto duele mucho, da rabia, aunque ellas lo hubieran hecho por compasión. Yo pienso que sólo Dios es dueño de quitar la vida. Mi madre sufría mucho, pero amaba la vida y nunca hubiera pedido morir ", declaró María Angélica Guajardo, hija de la anciana fallecida. Torrealba -una de las implicadas- confesó haber inyectado la hormona y añadió que la crítica condición de la anciana conmovía a todo el personal del hospital, por lo que con su acción sólo intentaba detenerle el sufrimiento. "Discutimos el estado de su salud y de cómo ayudarla para que no siguiera padeciendo". La legislación chilena prohíbe la eutanasia, al igual que la de Venezuela, así que la confesión de haber actuado por compasión no se considera favorable. Las mujeres sólo podrían librarse de la cárcel si se determina que la anciana murió por causas naturales. En Italia también se registró un caso en diciembre de 2006. Mina de Welby, de 69 años, viuda del italiano Piergiorgio Welby, de 61 años, señaló que un anestesiólogo ayudó a morir a su pareja al desconectarle el respirador automático que lo mantenía con vida desde 1997 y le inyectó sedantes para que no sufriera. En una conferencia de prensa, la mujer declaró que había recibido una educación muy católica y rígida, por lo que consideraba la eutanasia como un asesinato, pero al vivir 27 años junto a Piergiorgio Welby, quien pasó los últimos diez totalmente paralizado por distrofia muscular progresiva, su posición se fue modificando. "Los últimos días fueron terribles. No podía ayudarlo a sentarse. No aguantaba más. Me decía: ¡Basta!, ¡basta!, ¡basta!", contó la viuda al defender la llamada "muerte dulce". Apoyada por el partido Radical que luchó por la legalización del aborto en 1981 y del divorcio en 1974, subrayó las razones humanas por las que respetó el deseo de su compañero de morir dignamente. "Piergiorgio tenía miedo de morir asfixiado, no podía tragar, los alimentos eran cada vez más líquidos. Pensaba en los demás enfermos de distrofia". La eutanasia en este país está castigada con penas de seis a 15 años de cárcel, aunque la Constitución reconoce el derecho de las personas a rechazar los tratamientos médicos que no desean. El juez del Tribunal de Roma a cargo del caso determinó que existía un "vacío jurídico" y dejó el problema a los políticos. El Vaticano no se ha pronunciado. Reproche cristiano Eleuterio Cuevas, párroco de la Basílica, indicó que la Iglesia católica está en contra de la eutanasia y recrimina a todas las instituciones gubernamentales, jurídicas y sociales que no castiguen la acción. "Cuando alguien ayuda a morir a otro existe un doble pecado: se abusa de la libertad y se atenta contra el quinto mandamiento, sin embargo, la misericordia de Dios es tan grande que en el último momento hay arrepentimiento". En el Diccionario de Teología el cristianismo considera a Dios como dueño de la vida, por lo que califica de sacrilegio el gesto de quien trunca la vida humana. Sólo están permitidas tres excepciones a este deber de respetar la vida: la guerra justa, la pena de muerte y la legítima defensa. Añadió que la eutanasia contiene la malicia del homicidio, de tal manera que la Iglesia no admite muertes ocasionadas con pretextos como la piedad o el empuje del amor para evitar una existencia infeliz. Penan desde el primer momento de la vida (condenando el aborto) hasta el último suspiro (condenando la eutanasia). Explicó Cuevas que hace 10 años la Arquidiócesis de Maracaibo fundó la Pastoral de Salud, constituida por voluntarios de la Iglesia, capellanes y religiosas, para orientar con fe a personas con enfermedades terminales como cáncer o VIH mientras están bajo tratamiento médico. "La terapia del dolor ayuda a aliviar el espíritu y el cuerpo. Necesitamos la humanización del sistema de salud porque el personal de esta área estudia tanto que se olvida de la sensibilidad. La Iglesia tiene el plan de asistencia a la persona enferma y a la familia. La coordinación funciona en el Hogar Clínica San Rafael, y en cada hospital hay un capellán y damas salesianas". Destacó que estos grupos los conforman cerca de 300 personas. Ley sin excepción Los juristas ven en la eutanasia la posibilidad de eliminar enemigos, competidores peligrosos, testigos incómodos o familiares molestos, según el Diccionario de Teología de la Iglesia Católica. Alberto Jurado, abogado, señala que en ningún país están permitidas las prácticas del "buen morir". "La Constitución establece el derecho a la vida como propio y es adquirido desde el nacimiento, por ello, existen responsabilidades penales para quienes lo irrespeten en terceros aun cuando hubiesen justificaciones firmadas". Señaló que el Código Penal establece, en el artículo 405, que quien intencionalmente haya dado muerte a alguna persona será penado con presidio de 12 a 18 años, y de 15 a 20 años a quien cometa el homicidio por medio de veneno o de incendio con alevosía o por motivos insignificantes. El que hubiere inducido a algún individuo a que se suicide o con tal fin lo haya ayudado, será castigado con presidio de siete a diez años. Debate ético en Argentina Brian, de cinco años, permanece conectado a un respirador desde abril de 2005 porque un automóvil lo arrolló en una calle de la ciudad de Puerto Madryn, al sur de Buenos Aires, y le provocó un daño cerebral irreversible, según el diagnóstico médico. El caso conmocionó a la sociedad argentina cuando trascendió que el hospital público donde el pequeño está internado había solicitado a la justicia que se pronunciara sobre la posibilidad de quitarle el respirador dado el estado "irreversible" de su cuadro. Sus padres reclaman el derecho de sostener con vida a su hijo y muestran su fe "en que suceda un milagro" y pueda volver a reencontrarse en su hogar con sus dos hermanas mayores. Las esperanzas se apoyan en casos de trascendencia internacional como el de la estadounidense Patricia White Bull, quien despertó del coma en el que estuvo sumida 16 años por complicaciones al parir; y el de otro estadounidense, Terry Wallis, quien en 2003 revirtió el coma en el que había caído por un accidente de tránsito 20 años atrás.