Rufino Tamayo 1910 Huérfano, en 1911 se traslada, con su tía Amalia, a la ciudad de México. Ingresa como alumno regular a la Escuela Nacional de Artes Plásticas, donde comienza su vida de pintor 1920 La iniciación de Tamayo coincide con el apogeo de la pintura mural mexicana, Tamayo decide no repetir a otros y busca no reducir su arte a una forma más de la retórica política. Opone al estilo nacional un estilo personal La pintura de su primer periodo tiene composiciones que revelan su afinidad, inevitable y natural, con la pintura de la época. Pronto se alejará de ella, Su incursión en el campo de la gráfica va de la mano con las posibilidades de la experimentación. En 1926 hizo su primera exposición; ese mismo año se trasladó a Nueva York, donde exhibió sus obras en el Art Center. Regresó a México en 1929 y fue profesor en la Escuela de Bellas Artes. Tiempo después estuvo al frente del Departamento de Artes Plásticas de la Secretaría de Educación Pública y realizó un mural en la Escuela Nacional de Música. 1930 Entre 1926 y 1938, Tamayo pinta naturalezas muertas y paisajes urbanos en linea con Cézanne: Escuela de Composición. Por ese camino llegará después a Braque. No es pintura cubista; es una de las consecuencias de ese movimiento. Otras telas de esos mismos años aparecen con una inspiración, más libre y lirica, definida con la exaltación por el color de la vida cotidiana. Sensualidad más que erotismo: Matisse, pero aunado a la exasperación y ferocidad ausentes en el maestro francés. Durante estos años, su labor gráfica tiene un alcance internacional. 1940 Primer gran periodo creador Coincide con su estancia en Nueva York cerca de veinte años. En 1949 viaja por primera vez a Europa y expone en París, Londres, Roma, entre otras ciudades de ese continente. Es en esta década donde surgen los verdaderos contemporáneos de Tamayo: Dubuffet, Fautrier Bacon, Balthus y Willem De Kooning, con los que comparte más afinidades que con Matta y Lam. En estos ands pinta una serie de telas violentas, a veces sombrías, otras exaltadas y siempre intensas y reconcentradas. Es aqui donde Tamayo descubre la facultad metafórica de los colores y las formas, el don del lenguaje Que es la pintura. El cuadro se convierte en la contrapartida plástica de la imagen poética, no en la traducción visual del poema verbal como en los surrealistas, sino en una metáfora plástica: un arte de la transfiguración. El sitio de Tamayo y sus signos al empezar una exploración del mundo de la pintura son puntos de partida hacia sí mismo. 1950 Tamayo ha consolidado su fama y reputación. En los primeros años de esta década, finaliza los murales Nacimiento de nuestra nacionalidad, México de hoy, Homenaje a la raza india, La noche y el dia, Naturaleza muerta, América y dos versiones de Prometeo. Al finalizar la década, retoma el quehacer gráfico y aprovecha los avances técnicos para imprimir en la obra seriada una insólita delicadeza y una sorprendente originalidad, otorgando a sus formas una gran elegancia. La litografia es para Tamayo una técnica acorde a su sensibilidad y también un campo de innovación. En 1950 se instaló la Sala Tamayo en la Bienal de Venecia, acontecimiento que despertó el interés de los críticos europeos. A esto siguieron las exposiciones en la Knoedler Gallery de Nueva York y en la Galerie Beaux Arts de Bruselas. En septiembre de 1952 recibió el segundo premio de la Pittsburgh International Exhibition y terminó su primer mural en el Palacio de Bellas Artes de México. En 1953 Tamayo recibió el gran premio de pintura en la II Bienal de Sao Paulo, junto con Alfred Mannesier, de Francia. Ese mismo año hizo el mural El Hombre, para el Museo de Bellas Artes de Dallas, y concluyó el segundo en el Palacio de Bellas Artes de la ciudad de México. Ambas obras tienen como tema principal el nacimiento de la nacionalidad mexicana y contienen una visión del México de esa época; en ambos murales usó vinylitas sobre tela, técnica que adoptó a partir de entonces en sustitución del fresco 1960 En 1964 Tamayo regresa definitivamente a México. Finaliza seis murales más, entre los que se encuentra Dualidad el cual ha devenido en un icono del arte mexicano. En la gráfica sus últimas creaciones revelan un gran refinamiento. 1970 Creación pictórica y gráfica corren paralelas. En pintura elimina lo superfluo, con inteligente disciplina ordenadora y depuradora. En la gráfica introduce diversos materiales y usa el collage logrando ilimitadas posibilidades en la textura y calidad de sus obras, A mediados de la década, comienza a experimentar con un nuevo proceso llamado mixografía, en los talleres de Luis Remba. Ambos diseñan nuevas herramientas y maquinaria especial, con lo que integran color y textura, que se fusionan al papel, convirtiéndose en sustancia y parte del mismo. 1980 El rigor plástico y la imaginación que transfigura el objeto son los polos que definen la pintura de Tamayo. La compleja síntesis a la que ha llegado el artista incluye el arte precolombino, el arte popular y las vanguardias del siglo, Trabaja la serigrafía, potencializando la fuerza del color creando contrastes insólitos, que no existían en esta técnica tan limitada, La última etapa del artista puede sintetizarse en un comentario de Octavio Paz: "el elemento reflexivo es la mitad de Tamayo, la otra mitad es la pasión que nunca se degrada... la belleza no es proporción ideal ni simetría sino carácter energía, ruptura: expresión", Ya en los últimos años de su vida, presenció en México la gran retrospectiva de homenaje celebrada en el Museo Rufino Tamayo y en el Palacio de Bellas Artes en 1987. Disfrutó también de su muestra individual en el museo Ermitage de Leningrado en 1990. 1990 Termina el que será su último cuadro: El muchacho del violón. Muere el 24 de junio de 1991, Sus restos descansan en el museo que lleva su nombre, Deja inconcluso un retrato de mujer Tamayo había expresado: "En cierta forma toda mi obra habla de amor llegué a la conclusión de que el amor es la mejor razón para vivir... amor en un sentido... universal: amor a la naturaleza, a los objetos, al trabajo mismo... contemplo la tierra y el espacio, observo pinto y siento que va surgiendo en mí un gran amor". Su obra de caballete se ha expuesto prácticamente en todo el mundo y se encuentra en forma permanente en los museos de Arte Moderno de México, París, Nueva York y Río de Janerio; en la Galería Nazionale de Arte Moderna de Roma; en el museo Royale de Bruselas; en los museos de Cleveland, San Luis Missouri, Filadelfia, Arizona, San Francisco, Cincinatti y Dallas. Además hay cuadros suyos en la New York Public Library, en el Bank of the Soutwest de Houston y en el barco Shalom, de bandera israelí. Bibliografia -Alanís, Judith, -Rufino Tamayo: una cronología 1899-1987-, Sofía Urrutia, Museo Rufino Tamayo, INBA:SEP, 1987. -Paz, Octavio. -Tamayo en la pintura mexicana-, UNAM, 1959. -www.aquioaxaca.com Introducción Es uno de los grandes maestros de la pintura mexicana y universal del siglo XX. Nació en Oaxaca en 1899 y vivió en la Ciudad de México, Nueva York y París. Su amplia obra ha destacado por un extraordinario manejo del color y por la vibración de la luz. Los temas recurrentes en su trabajo plástico son la preocupación cósmica y el destino humano. Ha influido notablemente en muchos artistas de distintas latitudes a través de la creación de un trabajo que combina con excesiva creatividad profundas raíces étnicas de México con las tendencias más modernas de la plástica. Su legado artístico abarca murales, pintura de caballete, vitrales y obra gráfica. Murió a los 92 años y en la Ciudad de México hay un museo que lleva su nombre. Conclusion Rufino Tamayo fue un gran innovador del arte, con sus pinturas revolucionó la estética de los tonos, las texturas y la conformación de muchas figuras que reconocemos en nuestra vida cotidiana. Frutos, cuerpos y objetos fueron reinventados por sus trazos siempre influidos por su gusto hacia las expresiones prehispánicas y el arte popular mexicano. Jose Luis Villar Blanco Universidad Iberoamerica Composicion1 3 de Septiembre del 2002