¿Cuál es la mejor forma de financiar la puesta en marcha y el desarrollo de un negocio? La obtención de los medios económicos para la puesta en marcha de una empresa representa un punto crítico que todo nuevo emprendedor debe afrontar. A las dificultades intrínsecas de crear una empresa -diseño del proyecto, decisiones estratégicas de márketing, operativa productiva o tramitación de las formalidades administrativas-, se añade la necesidad de conseguir los recursos económicos necesarios para el inicio y desarrollo de la actividad. Así lo ha señalado recientemente la Comisión Europea a través del Libro verde sobre el espíritu emprendedor en Europa. Subvenciones y deducciones Entre las clásicas modalidades de financiación empresarial: capital, deuda, autofinanciación y subvenciones, es ésta última opción la que suele atraer la atención de los nuevos emprendedores. Este concepto de ayuda incluiría las subvenciones propiamente dichas –entendidas como prestaciones, habitualmente dinerarias, otorgadas a fondo perdido para el sostenimiento de una empresa– y cualquier otro tipo de intervención con efecto similar: desgravaciones, deducciones, bonificaciones y reducciones fiscales, bonificación de cuotas sociales y reducción de tipos de interés de un préstamo. También hay que subrayar la diversidad de entidades que pueden conceder estas ayudas: comunitarias, estatales, autonómicas y locales. Asimismo, hay que destacar el amplio abanico de objetivos que pueden ser cubiertos con la concesión de subvenciones. Cabría hablar de ayudas a las inversiones que conforman la estructura productiva de la empresa o de ayudas para hacer frente a las necesidades de circulante. Puede tratarse, igualmente, de ayudas de naturaleza sectorial -industria, servicios, comercio- o de subvenciones para la promoción de acciones horizontales de interés preferente -calidad, I+D, innovación-. En otros supuestos, las ayudas y subvenciones son instrumentos de acción que facilitan el cumplimento de objetivos de política general: reequilibrio territorial, promoción del autoempleo, contratación de trabajadores en general o con preferencia para determinados colectivos expuestos a exclusión laboral. Dificultades Pese a su atractivo, no son pocas las dificultades que acarrea solicitar ayudas y subvenciones públicas. Ya sea por la brevedad del plazo para la presentación de solicitudes, por el alud de documentos que hay que presentar, la carencia de información puntual sobre la existencia de las mismas o por el insuficiente asesoramiento sobre las condiciones para su obtención, lo cierto es que buena parte de los fondos presupuestarios destinados a este fin suelen quedar intactos. Hay que subrayar también el escaso desarrollo que en nuestro país presentan la garantía recíproca y el capital riesgo, vías relativamente novedosas de financiación que, en concordancia con lo que ya ocurre en otros estados miembros de la UE, están llamadas a desempeñar un papel relevante. En cuanto a la primera de las vías señaladas, debería potenciarse la constitución y actividad de las sociedades de garantía recíproca (SGR), entre otros medios, mediante la potenciación del reafianzamiento, lo que a la postre incidiría en el menor coste del aval que aquéllas conceden a los nuevos emprendedores. Otros métodos Por lo que se refiere al capital riesgo, se debería potenciar las sociedades y fondos dedicados a dicha actividad en cualquiera de sus modalidades: capital semilla, capital de arranque y capital de expansión o desarrollo. De esa forma, se abrirían alternativas de financiación para empresas que difícilmente pueden tener acceso a los instrumentos de ayuda clásicos. Para facilitar el acceso a la financiación de pymes de nueva creación, las Cámaras de Comercio han firmado dos convenios de colaboración con el Instituto de Crédito Oficial (ICO). A través del primero, se facilitan microcréditos a emprendedores sin necesidad de presentar aval. El segundo de los acuerdos permitirá difundir a través de toda la red cameral los instrumentos financieros con que cuenta el ICO para apoyar las inversiones interiores y exteriores. Los emprendedores puede acceder a una completa y actualizada base de datos de ayudas públicas a través de la página web de la Ventanilla Única Empresarial. ¿Qué aspectos debo tener en cuenta a la hora de contratar personal? El número de trabajadores que va a necesitar la empresa es una de las decisiones más importantes a las que se debe enfrentar el empresario. El número de profesionales que necesita, la cualificación que debe pedir, el tipo de contratación o las responsabilidades que se les va a asignar a cada uno son algunas de las dudas más frecuentes a la hora de formar una plantilla. El equipo humano de una empresa es uno de los principales activos, por ello la elección debe ser objeto de especial atención. El empresario debe analizar la oferta de mano de obra y ver dónde encontrar posibles candidatos. La selección del personal puede realizarla la propia empresa o recurrir a la colaboración externa. Para ayudar al empresario en el proceso de selección, las Cámaras de Comercio han implantado una bolsa de trabajo gratuita para las empresas, que reciben en un plazo máximo de 48 horas los perfiles que más se ajustan a su necesidad. Definir el tipo de contrato y las obligaciones laborales que conlleva es otra de las decisiones fundamentales del proceso. Por ello, es necesario conocer todos los aspectos de carácter laboral que van a afectar a la vida de la empresa. También es importante que el empresario conozca las medidas adoptadas por las administraciones públicas para dinamizar el mercado de trabajo. Existen determinadas modalidades que facilitan a los empresarios la contratación de trabajadores. ¿Qué aspectos debo tener en cuenta para montar un restaurante de menús en una zona de oficinas? Antes de tomar una decisión, es necesario saber que el negocio de la restauración es complejo y cuesta fidelizar a los clientes. En Madrid existe mucha competencia y el mercado se ha mantenido estable en los últimos años. La cocina de mercado, el servicio profesional, buena relación precio-calidad o la fórmula de menús-ejecutivos son algunas de las características que marcan, en la actualidad, el restaurante de éxito. Dadas las características del negocio y teniendo en cuenta de que sois dos socios, la forma jurídica más adecuada sería la Comunidad de Bienes o la Sociedad Limitada. En cuanto a licencias, se necesita obtener la licencia municipal de instalación de actividades calificadas. En zonas céntricas de Madrid puede haber dificultades para obtenerla, por lo que sería interesante buscar un local que ya cuente con ella y realizar un cambio de titularidad. La cifra de recursos para montar este tipo de negocios es elevada. Es necesario realizar inversiones en activos fijos materiales -instalaciones, maquinaria, utillaje o equipos informáticos- y en activos inmateriales -aval bancario para el alquiler-. Existen ayudas de la Consejería de Economía e Innovación Tecnológica, que regula la concesión de ayudas financieras al sector turístico. Asimismo, la Consejería de Trabajo contempla ayudas para el empleo estable, especialmente en el caso de mujeres y mayores de 45 años. La calidad es imprescindible en un negocio de restauración. Debe involucrar todas las áreas y al personal de la empresa, definiendo y mejorando constantemente los procedimientos y tareas que realizan diariamente. Es necesario identificar y localizar a los clientes. Para ello, se debe segmentar el mercado, definiendo el tipo de cliente, sus motivaciones y gustos, así como renta disponible o nivel económico. Qué requisitos se deben cumplir para poder constituir una sociedad mercantil laboral? La sociedad laboral es una clase de sociedad mercantil, ya sea anónima o limitada, en la que la mayoría del capital pertenece a los trabajadores. Por otro lado, estos trabajadores prestan sus servicios retribuidos en la entidad de forma personal y directa y con carácter indefinido. Para su constitución, al igual que para las sociedades mercantiles ordinarias, es preciso otorgar la escritura ante notario y proceder a su inscripción en el Registro Mercantil. A diferencia de aquellas, es necesario que la sociedad laboral sea inscrita y calificada como laboral en el Registro de Sociedades Laborales de la Comunidad Autónoma correspondiente. Aparte de las notas ya señaladas, otros rasgos característicos de la sociedades laborales, que los diferencian de las sociedades anónimas o limitadas ordinarias, son los siguientes: - El número de horas trabajadas al año por los trabajadores no socios de la sociedad no podrá ser superior al 15% del total de horas/año trabajadas por los socios trabajadores. Si la sociedad tuviera menos de veinticinco socios trabajadores, el referido porcentaje no podrá ser superior al 25% del total de horas-año trabajadas por los socios trabajadores. - Ningún socio, sea laboral o general, podrá ser titular de más de 1/3 del capital. - Es posible establecer ciertas restricciones a la libertad de transmisión de capital. - La sociedad debe constituir, además de las reservas que marca la ley o señalen sus estatutos, un fondo de reserva especial que se dotará con el 10% del beneficio líquido de cada ejercicio. Su destino será la compensación de pérdidas caso de no ser suficientes otras reservas disponibles. - Las sociedades laborales disfrutan de un régimen fiscal especial que se concreta en: la exención del Impuesto de Transmisiones Patrimoniales (ITP) para los actos de constitución y aumento de capital; la bonificación del 99% de las cuotas del ITP por la adquisición de bienes y derechos provenientes de la empresa de la que procedan la mayoría de los socios-trabajadores; o la libre amortización de elementos del inmovilizado que se destine a la realización de sus actividades y que se adquiera en los cinco primeros años a partir de su calificación como sociedad laboral. La sociedad laboral no permite la existencia de un socio único; tampoco bastaría con dos. Como mínimo deben ser tres los que formen parte de la misma. En cuanto a la posibilidad de simultanear la condición de socio con otro trabajo por cuenta ajena, habrá de determinarse, en primer término, si el socio que pretende hacerlo será o no socio trabajador. Caso de serlo, habrá de respetarse, en todo caso, la previsión legal referida al numero de horas trabajadas para la sociedad laboral por dicha categoría de socios.