CHUBUT, TIERRA DE MISIÓN Y DE ESPERANZA Chubut, por ser parte de la Patagonia, fue la tierra soñada por Don Bosco, donde sus misioneros, ayer y hoy, gastan sus días para que el Señor esté presente en sus comunidades, no solo con la predicación sino, fundamentalmente, con trascendentales obras de promoción Humana. Los medios de comunicación nos muestran en los últimos días como el rigor del clima maltrata a los Patagónicos. En Chubut fueron miles los evacuados, muchos de ellos destinatarios de la Obra de Don Bosco, que está presente desde la periferia de los grandes centros urbanos, como Trelew, Comodoro Rivadavia y Esquel, hasta en recónditos parajes de la meseta y la precordillera chubutense. Para conocer parte de la interesante tarea que desarrollan laicos y religiosos salesianos en Chubut, compartimos dos interesantes experiencias del interior chubutense. GALPONES QUE DAN VIDA El Padre José Kindslehner, alias Pepe, es austríaco de nacimiento y patagónico por vocación. Durante muchos años desempeño su labor misionero en recónditos parajes de la vasta Patagonia. Fruto de su trabajo, fue percibiendo cuales eran las cuestiones esenciales que favorecía una vida mínimamente digna de los criollos y mapuches que habitan con gran sancrificio el interior patagónico. En base a ello, y con sede en Gan Gan (localidad de 600 habitantes, la mitad de los cuales viven en viviendas indignas), Pepe junto a la comunidad del lugar lleva adelante un proyecto de conservación y mejoramiento de la producción caprina y ovina de los crianceros de la meseta chubutense. El proyecto consiste en la construcciones de galpones de 4 x 12 mts. y de 2 mts. de alto. El techo es realizado en una metalurgia de Trelew y las paredes son de ladrillos de adobe, realizado por los propios. Ya se construyeron 18 galpones y hay 4 comprados, listos a ser montados. En cada galpón entran unos 200 animales. El costo del galpón equivale a 25 animales. La intención es cobrar el galpón con animales, durante cinco años. Con lo recuperado se volverá a utilizar para adquirir nuevos galpones. El galpón tiene varios usos: es utilizado en época de pariciones para proteger a las madres y sus crías. También en invierno, con las grandes nevadas, para que no haya mortandad de animales (en estos momentos muchos crianceros estarán sumamente agradecidos por no perder el poco capital que tienen, al poder guarecer a sus animales en los galpones, ante las inclemencias del tiempo). En cuanto a la esquila, el tener el galpón posibilita hacer una segunda esquila anual en marzo, lo cual previene la posibilidad de mortandad de animales recién esquilados, por el frío y la lluvia posibles. CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL PROYECTO: En realidad el proyecto es más ambicioso que lo desarrollado hasta ahora. Contempla 3 etapas, a saber: Primera etapa: Construcción de galpones para animales. (en ejecución) Segunda etapa: Alambrado eléctrico con energía solar o similar, para hacer pasturas (y con ello poder hacer fardos para el invierno). Se prevé la posibilidad que la energía también beneficie a los pobladores, llegando a sus hogares (por lo menos teniendo una o dos lámparas en alguno de los ambientes). Tercera etapa: siembra de pastura para forraje y de tamariscos en el perímetro, para leña y reparo. IMPACTO DEL PROYECTO El proyecto tiene y puede llegar a tener las siguientes implicancias en la vida de los crianceros y de la comunidad: - permite realizar dos esquilas en lugar de una; disminuye enormemente el riesgo de mortandad, por frío fundamentalmente; Abarataría mucho los costos para la manutención de los animales, en los crudos inviernos; Permitiría mayor comodidad en la vida de las familias, al incorporar electrificación rural en sus casas; Brindaría leña a las familias, mejorando la calidad de vida (al no tener que salir a buscarla); - Disminuye el impacto sobre la erosión del terreno (al hacer pasturas propias y al no salir a buscar tanta leña) . El proyecto puede llegar a ser muy importante, no sólo para la calidad de vida de sus beneficiarios, sino también por el impacto que puede llegar a generar en las comunidades del lugar. Se aprecia que el mismo es fruto de años de labor misionera –y fundamentalmente promocional- del Padre Pepe, que ha intentado sintetizar, en parte, en el presente proyecto. MISIONAR EN GORRO FRIGIO Gorro Frigio es una zona de campo a casi 100 kilómetros de Gastre. Dista de Trelew unos 400 kilómetros. El nombre de la zona se lo da una formación montañosa de roca volcánica con el aspecto de un gorro frigio visible desde los distintos puntos de la zona. Son aproximadamente unas 32 viviendas habitadas por familias y algunos hombres que viven solos. Los pobladores son en su mayoría relativamente jóvenes. Se dedican a la cría de chivas, ovejas y caballos. Han construido casas con adobe y cuentan con un puesto sanitario. Los grupos misioneros que trabajan en este lugar son: el grupo Esperanza, que atiende la zona de la costa, y el grupo Renovación, que recorre la zona cercana al puesto sanitario. Ambos grupos tienen como comunidad de envío a la capilla Sagrado Corazón de Jesús que pertenece a la Parroquia Domingo Savio. Es por esto que compartimos objetivos y criterios de trabajo comunes. También nos unimos para recaudar fondos, para organizar los cronogramas de trabajo, ya que partimos juntos. Las distancias entre los pobladores que se visitan es mucha, requiriendo entre cuarenta minutos o una hora en vehículo para ir de puesto a puesto. Otros llevan este tiempo o más, pero caminando, buscando huellas, atajos que la misma gente del lugar nos ha ido enseñando. Nos hemos encontrado con personas trabajadoras, que con los pocos recursos que tienen buscan progresar. Un ejemplo de esto es la construcción de ladrillos de adobe para levantar sus casas, o el intento de tener pequeñas huertas que riegan con agua de vertiente acarreada en latas. Debido a que el agua escasea, sobre todo en verano, y por los animales del campo, corren el riesgo de que se sequen o arruinen sus plantaciones, teniendo que empezar todo de nuevo... En cuanto a la calidez con que reciben, es algo que lo dicen siempre todos los que son misioneros, nos hace sentir chiquitos. Siempre un mate, la sonrisa, los ojos atentos sobre cada uno de nuestros rasgos, para recordarnos. Porque si hay algo que nos sorprende es la rapidez con que nos identifican, como relacionan rostros con nombres, y como recuerdan de una misión a otra todo lo que se hizo en la anterior. Hace tres años que vamos a Gorro Frigio, y este verano caímos en la cuenta de algo que nos conmueve: la mayor riqueza que les llevamos es nuestra compañía que quiebra la soledad de sus días. Ya una vez el Padre David García, quien nos acompaña, nos había dicho, que la pobreza más grande del campo es la soledad, y pudimos constatar esto en palabras de los mismos pobladores. Desde nuestra ciudad Comodoro Rivadavia, nos lleva casi doce horas llegar hasta el lugar de misión, en su mayor parte el camino es ripio, pero misionar en Gorro Frigio es encontrarnos con los predilectos de Jesús, en este caso, los más olvidados, un lugar que en invierno queda aislado, y en verano cuando los caminos están en mejores condiciones, son pocos los que se acercan. En este momento de emergencia climática pedimos que acompañen con la oración y que colaboren con las campañas que se están realizando para ayudar a todas las personas afectadas, entre ellos está la gente de Gorro Frigio. Mariela Quezada Grupos Misioneros Esperanza y Renovación Quien quiera colaborar con las iniciativas descriptas, favor de contactarse con: Oficina de Proyectos (Patagonia Norte) Vieytes 150 (8000) Bahía Blanca Email: sdbproyecto@institutojuanxxiii.com.ar Tel: (0291) 4533906